APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

Alejandro Landaeta Salvatierra (CV)
PDVSA Servicios Petroleros, S. A.

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V.2. El capital comercial importador

El capital comercial importador sólo agrega el proceso de trabajo necesario para la distribución física y la comercialización interna de las mercancías, sin necesidad de ninguna transformación sustantiva del producto importado. 1 Este capital debe “cobrar” su cuota-parte de ganancia media aportando un producto de valor con una elongación de tiempo social claramente limitado, el cual determina la magnitud de la fuerza de trabajo, sus salarios y por ende el capital variable, así como la porción propia de plusvalía.

Dicho capital ejerce un efecto “absorbente” de plusvalía, señalando especialmente la condición de lastre del proceso productivo autónomo. Mientras mayor sea la conformación comercialista importadora del capital en relación a la RPI, menor la eficacia del compartimiento autónomo para formar valor agregado. En una estructura así sesgada, se produce una deformación significativa de los términos de cambio que obliga al compartimiento autónomo a ceder plusvalía. En la medida que es mayor la asimilación productiva de las importaciones rentísticas, es decir, en la medida que es mayor el valor agregado asociado, el compartimiento autónomo también ensancha sus dimensiones y permanece en poder de la plusvalía generada. Este extremo de carácter aditivo maximiza la proporción entre el producto de valor (capital variable más plusvalía) y la porción equivalente a la RPI. El límite del extremo aditivo se encuentra en el punto donde la plusvalía cedida es nula. En este punto el capital comercial importador no existe en su forma funcional o independiente, y todas las importaciones son directamente absorbidas en calidad de insumos por la industria.

El capital comercial importador reviste las mismas características que cualquier capital comercial en cualquier parte del mundo. No siendo intrínsecamente un capital productivo, sólo requiere la fuerza de trabajo necesaria para completar la realización mercantil. Su ciclo de metamorfosis es básico, iniciando como un fondo de capital-dinero que se convierte en capital-mercancía, para lo cual sólo se requiere una transacción comercial; y una vez que la mercancía se realiza, vuelve acrecentado a la forma de capital-dinero. El mejor ejemplo del carácter espurio del fondo de comercio lo hallamos en la mercancía a consignación. Desde el punto de vista de un capital teórico puro que sólo media entre el capitalista industrial y el cliente final, el capital comercial es enteramente succionador de plusvalía, es decir, que la ganancia deviene por entero de una fracción del plusproducto generado por la fuerza de trabajo hallada en el seno del proceso de producción inmediato. En la realidad, y en la generalidad de los casos, el capital comercial tiene sus propias necesidades de infraestructura de distribución, promoción y comercialización, lo que implica tener activos fijos y una masa de trabajadores directamente puesta a su servicio, como ocurre con cualquier otro capital. Dicha infraestructura es necesaria para que, dentro de las condiciones normales del mercado moderno, pueda realizarse la mercancía en el marco de las exigencias de optimización del ciclo de retorno de la inversión. El capital comercial debe, como cualquier otro, realizar las mercancías para obtener, como mínimo, una ganancia en los mismos términos que el común, situándose en torno de la tasa media al presionar cada rama y cada capital particular por la maximización de su tasa de ganancia.

Ahora bien, así como ninguna ganancia particular coincide con la plusvalía inherente a dicho capital debido al carácter estocástico de la composición orgánica, la ganancia del capital comercial difiere de la plusvalía a éste asociada. Siendo nula la plusvalía de un capital comercial teóricamente puro, establecido sobre una simple compra-venta derivada de una propiedad financiera, la plusvalía asociada a un capital que comprende inversiones distintas del componente circulante es diferente de su ganancia en un ciclo cualquiera de reproducción. Mientras el capital comercial teóricamente puro no requiere ni capital constante ni variable, el capital comercial en funciones exige, sobre todo, de infraestructuras de almacenamiento, exhibición y ventas. Estas infraestructuras modernas revisten las características de cualquier plantel industrial, incluyendo insumos y servicios complejos.2

La distribución mercantil debería tender a la atomización plena por el simple hecho de no requerir ningún conocimiento técnico, ninguna habilidad artesanal, ni ejercer acción alguna de transformación sobre la materia prima. Pero la concentración del capital comercial-financiero y las exclusividades de distribución confieren monopolios erigidos sobre esos planteles industriales. En el capitalismo global los capitales comerciales están bien erigidos sobre esas plataformas distributivas, muy asociadas a la publicidad, al dominio de los medios de transporte, empresas de seguros y a la integración fabril-financiera, imponiéndose sobre los pequeños comercios al detal. Además, la vastedad del consumo masivo facilita los grandes complejos de ventas, que aprovechan altos volúmenes de mercancías para ofrecer mejores precios y economías de escala, logrando así un retorno más acelerado de la inversión. Los pequeños comerciantes legalmente constituidos se obligan por lo general a depender del comerciante-distribuidor intermediario, elevando así la cuota-parte de plusvalía absorbida del sistema, contribuyendo con la presión del capital por lograr mayores tasas de explotación del trabajo.

El capital comercial importador venezolano articula una compleja red de exclusividades de importación (acuerdos de exclusividad), concentración financiera y facilidades de acceso a las divisas de origen petrolero. Las importaciones empresariales capilarizan a través de un cúmulo extenso de establecimientos comerciales, propiedad de pequeñas burguesías y clases medias que viven de su condición de intermediarios, empleando una cantidad nada despreciable y bastante atomizada de trabajadores de muy escasa calificación y bajos salarios. La concentración capitalista de las importaciones hace que la distribución al detal no disponga de mayor margen para ofrecer precios competitivos, siendo constatable la tendencia a la uniformidad que imprime el embudo en los niveles superiores de distribución, aunado a las prácticas de cartelización. Para lograr ganancias más o menos ecuánimes con relación al conjunto de capitales, este segmento debe absorber plusvalía de las restantes ramas de producción, descontada la apropiación mercantil de renta. La tabla V-3 muestra un esquema de la estructura vertical que vincula al capital productivo con el capital comercial.

En este esquema se muestran cuatro estructuras particulares de valorización que contienen las actividades de transformación industrial y las de distribución o realización mercantil. La primera estructura (a.) abarca una industria que pone bajo su dominio la producción, distribución y venta del producto para el consumo final, expresada en términos de valor o términos objetivos de cambio. Es entonces una estructura integrada. Estas actividades se discriminan en el capital constante necesario para producir la mercancía (C(1)), el capital constante necesario para distribuir y vender la mercancía (C(2)), el capital variable asociado a cada uno y la plusvalía igualmente asociada, (V(1), V(2), P(1), P(2)). Para tener una visión lo más apropiada posible del encadenamiento funcional entre el capital eminentemente productivo y el comercial, se presenta la estructura integrada (b.) en términos de precios de producción para una cifra de 172 unidades, asumiendo una desviación negativa del precio de realización y el correspondiente recálculo del capital constante y la plusvalía, arrojando la ganancia integral.3 Luego, se separan funcionalmente en las estructuras “c.” y “d.”, siendo la primera la correspondiente a las actividades eminentemente productivas, y la segunda a las actividades comerciales. La estructura “c.” se muestra según los términos del precio de producción, resultando en el precio que hará parte de los costos bajo la forma de capital circulante en la estructura “d.”, de 131 unidades monetarias. Como G(1) es menor que P(1), el capital industrial cede plusvalía al fondo común una vez que se nivela la tasa de ganancia en 45,8 %, con una desviación negativa de 6,8 unidades. La estructura “d.” contiene, en términos de valor, lo que corresponde a la fuerza de trabajo adicional necesaria para realizar la mercancía (V2), de 12 unidades, y la plusvalía de 10 (P2).4

El capital comercial, aunque no emplea normalmente grandes infraestructuras ni equipamientos intrincados como sucede con las ramas manufactureras, presenta una cierta singularidad en cuanto a la relación entre el capital circulante, que constituye proporcionalmente la masa principal de capital constante, y el tiempo social necesario para su distribución, es decir, que la masa de valor constituida por el capital circulante representa un tiempo pretérito bastante superior al tiempo de trabajo vivo, con lo cual la composición orgánica se hace significativamente elevada. En realidad, el capital comercial hipotéticamente puro presenta una composición orgánica infinita (indeterminada) si la fuerza de trabajo es nula, asumiendo que el capitalista interviene sólo en calidad de un intermediario pasivo entre un fabricante “a” y un comprador “b” cualesquiera. En la práctica ese capitalista sería un simple rentista (comisionista). Bajo esta premisa la composición orgánica carece de sentido, con lo cual el capital comercial adquiere la propiedad de capital no productivo y se comporta como un receptor absoluto de plusvalía. El capital del esquema en la estructura “d.”, al confrontar la plusvalía intrínseca con la masa de valor formada por el capital constante y el variable, de 164 unidades (130 + 21 + 12), alcanzaría 6,1 %. Para alcanzar el nivel de rentabilidad equilibrado (45,8 %), este capital debe absorber plusvalía por la cantidad de 65,2 unidades, totalizando el precio de realización la cantidad de 239 unidades. La intermediación neta alcanza así la cifra de 239 – 172 = 67,2 unidades, es decir, que la separación funcional del capital implica, en este caso, una apropiación de 67,2 unidades asociada al capital no productivo.

En la medida que el capital comercial actúa como un mediador espurio que no ofrece trabajo social necesario, la absorción de plusvalía es mayor. Pero esto es totalmente natural en el metabolismo capitalista, algo que no puede ofrecer cuestionamientos de fondo pues, como todo capitalista, el comerciante no es un agente trabajador, sino un sujeto hallado entre iguales en el reparto de la plusvalía que crean los trabajadores en el seno del sistema de producción. De ningún modo resulta transparente la prevalencia de la optimización del trabajo social necesario en el contexto de la división funcional del capital. Es algo que la teoría ortodoxa de los mercados perfectos no se puede plantear. Entonces, a pesar de que una parte importante de la ganancia comercial no está respaldada en la creación intrínseca de valor, sí representa un lógico quid pro quo por ejercer una función que es totalmente natural para el capital en su conjunto, basado en la propiedad privada sobre el producto del trabajo pretérito, indistintamente de su naturaleza. Este capital puede estar situado en la zona de origen o dentro del territorio. Si la realización de “d.” ocurre en la zona de origen, la plusvalía absorbida pertenece por entero a ésta (es producida en el sistema exógeno). Si la realización ocurre dentro del territorio, la plusvalía es absorbida de la masa interna de valor excedente. El efecto del capital comercial importador rentístico es así cualitativamente distinto que el de su contraparte en la zona capitalista metropolitana. En ésta, dicho capital culmina como un eslabón relativamente inocuo de una cadena ya robusta de formación de valor agregado. En contraste, aquí sustrae recursos del fondo común de la plusvalía social por intrusión de una base de capital de origen externo, contribuyendo con el raquitismo de la fuerza productiva del trabajo y con las deformaciones circulatorias. La vocación comercial importadora de base rentística es una característica relevante de la funcionalidad mercantil del capitalismo venezolano.

1 No incluye transportes.

2 Por ejemplo Walmart, Mackro, etcétera.

3 Las premisas y método de cálculo no son materia de este trabajo, pero puede verse un comentario en el apéndice, punto 3.

4 Estamos asumiendo implícitamente que no hay economías de escala por segregación de la actividad comercial. La incidencia de economías de escala puede reducir el producto de valor (tiempo necesario más tiempo excedente) de la actividad comercial, necesario para realizar las mercancías de una empresa fabricante particular. Esto eleva la fracción de plusvalía absorbida.