APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

Alejandro Landaeta Salvatierra (CV)
PDVSA Servicios Petroleros, S. A.

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V.1. Esquema de valorización interna

El capitalismo rentístico presenta una singularidad respecto del modelo clásico del sistema capitalista, singularidad que consiste en aprovechar la demanda generada a partir de rentas devengadas por el Estado fuera del ámbito interno de valorización. Esta absorción hace que una parte de la plusvalía formada en el proceso reproductivo del capital dependa directamente de las importaciones rentísticas; forma, junto al capital variable, un valor agregado que tiene en sí mismo un carácter estructural, siendo el resultado del multiplicador rentístico. En el modelo clásico, el Estado recibe plusvalía de las ramas capitalistas tributarias, mientras como consumidor también contribuye con su realización mercantil. En nuestro modelo no es perentorio para el Estado pechar al capital, antes por el contrario el capital tiende a pechar renta al Estado. En el modelo clásico una parte de los recursos del Estado surge a partir de la socialización parcial de la masa de plusvalía creada en cada ciclo de reproducción, aunada a la contribución de los asalariados. En nuestro modelo, la plusvalía internacional reemplaza en buena medida los ingresos tributarios internos. En el primero, los capitalistas contribuyen a respaldar la demanda fiscal; mientras en el segundo, la demanda fiscal proporciona el capital para sostener una parte de la reproducción ampliada. Sobre la baja tributación dicen Baptista y Mommer: 1 “El gasto público necesario, en condiciones normales, se satisface con impuestos; en cambio, en el capitalismo rentístico se cubre, en primer lugar, con la renta.”

La renta se incorpora así como un estímulo de la circulación con dos componentes, uno eminentemente consuntivo-importador, cuyo valor agregado asociado es nimio, y el otro similar al estímulo de liquidez. Este segundo componente alcanza rápidamente su límite cuando la capacidad de la oferta para adaptarse a la demanda se agota. La configuración oligopólica de la oferta contribuye a estrechar la capacidad de respuesta impidiendo el crecimiento de la inversión productiva de la renta,  cediendo en importancia respecto del primer componente con los efectos consuntivo y secundario. En la historia económica venezolana del siglo XX el estímulo consuntivo fue dominante hasta 1945, cobrando importancia el estímulo productivo desde entonces hasta los años 70. No obstante, ambos inciden funcionalmente. El Estado, al monetizar la renta mediante el gasto público, se vuelve agente de demanda y de distribución a través de la nómina, los préstamos, los subsidios, los contratos, las compras internas y las inversiones directas en sociedades de capital. La renta moviliza en lo inmediato una fuerza de trabajo pública que constituye un poderoso agente de demanda, la cual es cubierta con importaciones rentísticas y complementada con producción interna.

Este estímulo del mercado interno abona el terreno para la realización mercantil de grandes y pequeños capitales, la mayor parte de ellos comerciales, que traen y distribuyen importaciones rentísticas. Los demás complementan la oferta a través de la producción de bienes manufacturados que acusan normalmente una alta tasa de componentes importados. Los dos efectos se conjugan e intercondicionan, modificándose según la disponibilidad rentística y la capacidad e interés de adaptación de los oferentes nacionales, desde los grandes oligopolios agroindustriales hasta los pequeños empresarios desparramados a lo largo y ancho del territorio. Este sistema se puede resumir, en abstracto, en el ciclo de valorización, en el curso del cual se produce plusvalía que queda en buena medida en manos del capital privado. Parte de esta masa de plusvalía tiende a concentrarse en el sistema financiero y oligopólico.2 La burguesía muy escasamente contribuye con sus ganancias a pagar al personal del Estado, ni las obras, ni los servicios públicos. Antes bien se beneficia de su relación con el Estado y con los agentes de demanda aguas abajo al ensanchar espacios de realización y de acumulación. Es más, si consideramos que no debe ser poca la renta apropiada en el circuito mercantil durante los eventos revaluacionistas, que tienden a ser crónicos o cuasi-funcionales, los  tributos que sufraga la burguesía pueden verse como una devolución parcial de renta, no como el menoscabo de una ganancia cuyo componente es capaz de combinar plusvalía endógena e internacional.

La renta en manos del Estado que se destina a las compras internas y contratos de obras y servicios se puede tomar como un capital anticipado. Es una porción de plusvalía foránea que se transforma a través del Estado en capital constante. El aspecto medular de esta transformación es la intermediación del capital privado en el proceso circulatorio a través de la monetización o creación de circulante, pues el Estado no funge normalmente como importador directo ni menos aun como agente de distribución, ni controla muchas de las empresas que requieren divisas para importar insumos. Gran parte del gasto público es gasto corriente que sirve para pagar las nóminas de los funcionarios y trabajadores, que reciben sus pagos en bolívares y compran principalmente en el mercado interno, también en bolívares. La única forma de que este gasto pueda ser atendido por la oferta interna, sin fugas inflacionarias, es que guarde una proporción exacta con la capacidad de importación garantizada por la renta. Es decir, la paridad debe estar en equilibrio. Entre la estructura de valorización y el poder de compra del Estado se establece un quid pro quo bastante particular, fundado en el anticipo de capital que constituye la masa de mercancías importadas. La demanda está así garantizada. Si el tipo de cambio está sobrevaluado, el capital gana una porción de renta, una ganancia en frío sobre las importaciones. Esta ganancia no es plusvalía endógena, se trata de un componente de renta que el capitalista nativo se apropia mediante mecanismos contingentes de mercado. Uno de los efectos más perniciosos de la sobrevaluación es que, al obtener ganancias extraordinarias no fundadas en la formación de valor agregado, la necesidad de invertir en actividades productivas para garantizar la reproducción ampliada se atenúa, pierde relevancia.

El capitalismo rentístico no puede funcionar de otro modo, con lo cual podemos sostener que el sector privado halla directamente redituable la relación con el Estado a través de la realización del gasto público. Pero esta fisiología presenta al capital criollo la dificultad del equilibrio entre la magnitud de renta devengada por el Estado, la magnitud del gasto público y la tasa de acumulación. La tesis de este trabajo consiste justamente en ese desarreglo o desequilibrio. El decrecimiento coyuntural de los ingresos petroleros no es compensado con la flexibilidad del gasto, especialmente por los compromisos laborales, lo que acarrea por parte del capital una respuesta inflacionaria para preservar o ensanchar la tasa de ganancia y las masas históricas. Esta respuesta inflacionaria modifica la proporción adquisitiva entre la masa de circulante en manos del Estado y la masa que satisface los requerimientos del capital, creando un bucle de inestabilidad circulatoria, recesión y presión por compensar la contracción de renta con una mayor tasa de plusvalía. La dinámica de la acumulación recae normalmente en la conservación de la renta diferencial, no en la productividad interna ni en la capacidad de adaptación del aparato de producción. El ritmo de fluctuación de la renta no se compagina con las posibilidades objetivas de adecuación de la oferta.

Seguidamente, para tener una idea de conjunto del proceso interno de valorización, procederemos a elaborar un esquema descriptivo con los elementos en juego y a contrastarlo con la ecuación base del metabolismo capitalista. Ésta comprende los componentes de capital más la plusvalía en su forma de ganancia, de la cual se deducen los impuestos directos. Los recursos del Estado son una suma entre los tributos empresariales, los tributos de los trabajadores y el propio valor agregado público, que en los países de ortodoxia liberal es poco significativo en términos comparativos. Al fin y al cabo, el capital “compra” los servicios sociales del Estado porque aseguran orden, cierta estabilidad social y redunda en economías externas. En los últimos lustros ha procurado reducir al mínimo el welfare state para imponer la hegemonía del mercado, pero definitivamente el capital requiere un Estado capaz de garantizar paz social e infraestructuras públicas que sirvan de apoyo al desempeño del mercado mismo. La ecuación base en un compartimiento de valorización se puede esbozar como

Wi = Ci + Vi + GNi / (1 – t),     (V-1)

siendo W el valor, C el capital constante, V el capital variable, GNi la ganancia neta, y t la tasa tributaria. La ecuación base de valorización en el capitalismo rentista, asumiendo t = 0 y nulas las importaciones no rentísticas, se representa en cambio como

en la cual CiM es el componente importado del capital constante, mi el factor de dicho componente importado, g la tasa de ganancia mercantil sobre este componente o tasa de ganancia global media, y GiE la ganancia del capital endógeno, o bien aquella derivada de la plusvalía no inducida directamente por el multiplicador de la renta, suponiendo un escenario 100 % consuntivo de las importaciones. Tanto en la ecuación base ordinaria como en la rentística pura podemos presuponer sin inconvenientes la condición de igualdad de las tasas generales de ganancia de todos los compartimientos de valorización, antes de impuestos.

La ecuación (V-2) es una presentación segregada de las dos bases estructurales de valorización que sirve para dimensionar el peso de la renta en el conjunto. A partir de esta ecuación procederemos a elaborar un esquema con dos componentes analíticos: a) un esquema estructural o matriz distributiva de valorización propiamente dicha; y b) un esquema de discriminación de las bases de capital rentístico y endógeno.3 El esquema estructural distributivo (a) parte de los tres compartimientos clásicos marxianos, que en su configuración de equilibrio consiste en una tabla de doble entrada con tres filas y tres columnas. La primera fila está constituida por la rama I que produce medios de producción; la segunda corresponde a la rama II que produce medios de consumo demandados por los trabajadores asalariados (en un ciclo dado de reproducción); y la tercera corresponde a la rama III que produce medios de consumo demandados por las clases no asalariadas en dicho ciclo. Las filas I, II y III constituyen la oferta de mercancías. Las columnas 1, 2 y 3 constituyen la demanda segmentada en requerimientos de capital, medios de consumo de los trabajadores, y medios de consumo de las clases no asalariadas.

Los compartimientos marxianos darán lugar a una reconfiguración necesaria para construir apropiadamente el esquema estructural distributivo rentístico, que presentará algunas alteraciones en el equilibrio cerrado para incorporar la demanda proveniente de la ejecución de la renta fiscal. Este esquema es una adaptación de la tabla distributiva similar a la estructura que comprende el sector externo. 4 Aquí la magnitud-espejo de la renta no es explícita más que como fracciones distribuidas entre todos los capitales, correspondientes éstas a las importaciones rentísticas, cuya suma es igual a la diferencia entre la oferta del sector II y el consumo de los trabajadores asalariados. Este esquema estructural distributivo es un arreglo conceptual que permite combinar la valorización normal de cada capital con la magnitud intrusiva de demanda rentística, extendiendo el equilibrio distributivo a la participación fiscal. 5 Hemos de partir de algunas premisas que se irán definiendo en el sistema de ecuaciones que constituyen las condiciones estructurales de un ciclo de reproducción simple. La ecuación general base se describe a continuación:

Wi = mi CR + CEi + Vi + G, que se re-expresa como

Wi = (1 + g) (mi CR + CEi + Vi).     (V-3)

Como la tasa de ganancia teórica que rige es común y universal (rige tanto a lo interno como en el resto del mundo para todos los capitales), la expresión se reduce a la afectación del capital constante por un factor común u,

Wi = u (mi CR + CEi + Vi).     (V-3-a)

En el esquema distributivo los valores importados están distribuidos en las tres ramas formando parte del capital constante, siendo mel factor o coeficiente de importación rentística de cada rama, dado un techo del potencial neto de importación, es decir, de RPI absorbida o monetizada6 . Remite a la expresión (V-2) de esta sección, revelando, según el constructo analítico propuesto, la determinación real del costo de las importaciones rentísticas sobre la reproducción del capital y su atributo de espejo del dominio adquisitivo del Estado, representado por CR. Las importaciones rentísticas son así CMi = mi CR, mientras el componente constante no importado es

donde s es el coeficiente de participación del componente importado rentístico sobre el capital constante. Con este coeficiente seremos capaces de completar una expresión donde la dependencia sectorial de las importaciones rentísticas pueda contenerse explícitamente según las proporciones clave. La relación (V-3-a) se re-expresará sintéticamente como

Llegados a este punto hay que precisar un aspecto importante, que consiste en dimensionar el doble carácter de la magnitud especular de la renta (CR) como capital constante circulante no producido por la rama que produce medios de producción, ni respaldado por exportaciones no rentísticas, y como capital constante estructural en cada rama tripartita, aspecto necesario para comprender el equilibrio sistémico en el esquema distributivo.7 Esta identidad permite escribir alternativamente a (V-3-b) como

El capital constante en cada rama está co-determinado por la magnitud de la renta petrolera monetizada (absorbida en el plano mercantil) en función de la porción específica de importaciones rentísticas sobre el total, y del coeficiente de participación de dichas importaciones sobre el capital. El coeficiente m es distributivo, mientras el coeficiente s define la composición de C de acuerdo al origen externo o interno del capital productivo. Mientras menor éste, menor la dependencia directa y mayor la diferencia C – mi R.

Sigue definir las siguientes condiciones o premisas generales, a saber:

  • El equilibrio de la producción y demanda de medios de producción producidos endógenamente, sin considerar las importaciones no rentísticas, se define según

WI = S CE.

  • La rama III se reduce a la producción de mercancías demandadas por las clases no asalariadas propietarias del capital o asociadas a éste, cumpliéndose la igualdad

WIII = S G.

La plusvalía es una magnitud distribuida entre las clases poseedoras de los medios de producción, incluyendo al Estado como agente capitalista.

  • La demanda rentística derivada del gasto público se circunscribe como una magnitud equivalencial distribuida sólo en la rama II, que es definida como aquella que produce medios de consumo demandados por los trabajadores asalariados situados en la esfera de la valorización, y por los agentes de demanda externos que realizan la renta. 8 La porción de demanda rentística que corresponde a la rama I se proyecta sobre la rama II bajo la forma de valores de uso ya transformados. Esto se debe a que los activos fijos demandados por el Estado y por los usuarios en general con fines no capitalistas son, para los oferentes capitalistas, medios de consumo (no pueden ser considerados medios de producción mientras no operen como capital productivo, es decir, mientras en su calidad de activos fijos no entren como valores de uso en la estructura de valorización). Son por lo tanto medios de consumo en su forma-mercancía desde el punto de vista del capital. Bajo esta premisa debe cumplirse que

WII > S V.

El desbalance interno entre la oferta y la demanda es resuelto, pues, por la demanda proveniente del sector público, de modo que la magnitud CR, como se dijo, es especular de la magnitud de gasto rentístico fiscal R, alcanzando la condición

CR = R = WII – S V.     (V-4)

  • La estructura de la demanda de capital constante es mayor a la magnitud de valor de los medios de producción producidos,

Smi CR + SCE > WI,

salvo que todas las importaciones rentísticas las haga la rama I, lo que es empíricamente descartable. Recordemos que la fracción rentística de la demanda es especular a una magnitud de valor constituida por capital constante circulante no producido, cumpliéndose la condición (V-4).

  • La condición (b) permite definir las fórmulas del capital variable para las tres ramas, cuya significación obedece al equilibrio entre la magnitud de la renta en manos del Estado y de la ganancia en manos de los capitalistas, todo en armonía con el conjunto de premisas establecidas. Para las ramas I y III la fórmula es

Luego, el capital variable de la rama II debe ser deducido a partir de V3, dejando como variable libre (independiente) a W3, sólo como premisa metodológica. De este modo cualquier matriz puede componerse conociendo los coeficientes m y s, la renta R y la fracción de valor W3. Haciendo los correspondientes arreglos algebraicos, V2 se obtiene mediante la fórmula

  • Las tasas de ganancia por rama deben cumplir con el principio de igualación, tal que

Con este conjunto de condiciones se completa el modelo mínimo de equilibrio de absorción rentística en la estructura del capital. La ecuación de valorización rentística puede escribirse en función de la renta como

SW = u (R + SCEi + SVi).

Ahora bien, la expresión final sintética formulada para la ecuación de valorización rentística será

Con ésta síntesis quedan reunidos los determinantes fundamentales del modelo propuesto de producción capitalista endógena: la tasa de ganancia global media (contenida en u); la renta asimilada en el ámbito mercantil (R); la distribución de las importaciones rentísticas (m); el peso de las importaciones en la utilización del capital constante (s); y el capital variable (V).

El arreglo propuesto ofrece una base para el análisis de la reproducción ampliada en función de los determinantes señalados, haciendo posible separar la incidencia de la renta de las potencialidades autónomas del motor productivo. En otros términos, se pueden deducir tanto el multiplicador rentístico como el autónomo. La condición dinámica de balance equilibrado entre los estímulos rentístico y endógeno presupone una ratio constante entre el valor agregado y el capital constante agregado, que es lo mismo que decir entre los totales del producto de valor y el capital constante. Esta ratio establece el contraste entre el trabajo vivo del proceso de producción inmediato, que para el modelo corresponde al producto generado en el curso del ciclo de reproducción, y el trabajo pretérito formado tanto por el valor de los medios de producción producidos endógenamente, como del capital circulante constante importado. No será difícil señalar que el motor endógeno descansa estructuralmente en la capacidad de producir medios de producción, capacidad que, dependiendo de la incidencia de estímulos endógenos de demanda, determina su respuesta. Toda ampliación del valor agregado ocurrida al margen de la capacidad autónoma tiene que obedecer a la completación del ciclo de realización mercantil, en lo que respecta a la fracción de mercancías importadas destinadas al consumo final, o a los incrementos de las productividades de las ramas que producen medios de consumo gracias al reemplazo tecnológico importado. La rama I que produce medios de producción no podrá amplificar el valor del producto mientras las restantes ramas no modifiquen su estructura relativa de demanda. Pero estos aspectos específicos los trataremos más detalladamente en el punto dedicado a la reproducción ampliada. Por ahora es preciso definir la condición de balance dinámico y los respectivos multiplicadores.

La ecuación que establece la condición de balance es la que sirve para cerrar el sistema de ecuaciones dada una data inicial de coeficientes, renta y ratio entre el producto de valor (SVi + SGi) y el capital constante C, que se representará por la letra “b”. Define o despeja la magnitud WIII, como sigue:

Con este recurso se podrá analizar por separado el impacto rentístico del efecto derivado de la estimulación autónoma. La magnitud WIII queda definida como función de la demanda rentística que tiene componente especular en C.

Destacaremos ahora dos expresiones útiles para dimensionar las correspondientes fuentes de estimulación sobre el valor del producto. Las variables claves son la renta petrolera aplicada (R) y el coeficiente s. La variabilidad de la primera, considerando sin cambios la magnitud absoluta de CE, determina el impacto rentístico sobre el valor del producto. La variabilidad de la segunda, al margen de R, determina exclusivamente el efecto autónomo. La condición (V-6) facilita así la discriminación de ambos efectos multiplicadores. Una de las utilidades de despejar cada efecto es, como veremos de inmediato, el de dimensionar la variabilidad requerida del motor autónomo cuando baja la renta petrolera, para que pueda darse la sustitución equivalente de importaciones rentísticas. En fin, el incremento del valor del producto, para CE constante, se define según la ecuación

DWi = u (mi DR + DVi).     (V-7)

Con (V-6) y (V-7) se resume el efecto multiplicador de la renta sin ensanchar la capacidad de oferta de la rama I. El efecto puede comprender las tres caracterizaciones mencionadas arriba, que inciden especialmente en las ramas que ofrecen medios de consumo: los estímulos consuntivo, secundario y acelerador, éste último sólo asociado a las importaciones de medios de producción (capaces de modificar la productividad). Para que la ratio b permanezca constante, el efecto puramente rentístico debe inducir la ampliación del plantel productivo, esto si se asume que el estímulo de las importaciones puramente consuntivas no sea suficiente para contrapesar la masa incremental de renta. El efecto multiplicador no estará así garantizado mientras el estímulo de demanda rentística impacte negativamente sobre la capacidad productiva. Esto se destaca cuando el incremento del valor del producto es anulado por incidencia de una contracción en el valor del capital variable (V-7), caeteris paribus, disminuyendo el valor agregado en la misma cantidad. Más adelante atenderemos en mayor detalle sus implicaciones, pero lo más relevante es que, al dejar invariable CE como premisa fundamental de neutralización del motor autónomo, la rama I sólo absorbe la renta incremental disminuyendo el producto de valor y aumentando la tasa de explotación. Esta es una condición analítica extrema o depurada, puesto que en realidad cabe esperar que el estímulo rentístico modifique en un grado u otro la potencialidad endógena. El grado de esa modificación es lo que podemos llamar, desde la óptica capitalista, “siembra del petróleo”.

El extremo opuesto lo tenemos cuando la capacidad productiva se modifica permaneciendo constante la renta. El incremento del valor del producto, para R constante, se define según la ecuación

La potencialidad de autonomía de la capacidad productiva deviene al aparecer nichos de valorización que el capital procura copar independientemente del estímulo de demanda rentística, normalizando la reproducción ampliada en un sentido propiamente capitalista. En el proceso de estimulación de demanda que caracteriza al capitalismo global contemporáneo, las opciones de inversión productiva serán copadas hasta el nivel de saturación, siempre y cuando ya estén saturadas las demás opciones de anticipo de capital-dinero. La formación autónoma de capital fijo queda condicionada a las opciones de rentabilidad normal en un ciclo dado de valorización, una vez colmada la capacidad de importación rentística, siempre que exista una base objetiva técnica mínima de producción de medios de producción. La relación (V-8) determina la variabilidad autónoma de reproducción ampliada según el grado de modificación del coeficiente s, con independencia del nivel de R. Como sucede en (V-7), también hay co-determinación del capital variable, sólo que con distintas implicaciones, dada una tasa de ganancia constante. Toda variación sustitutiva de signo positivo en la proporción de importaciones rentísticas sobre el capital constante, va a inducir un efecto multiplicador autónomo sobre el valor agregado, caeteris paribus. Con (V-6), (V-7) y (V-8) se dispone de un medio analítico para evaluar la reproducción ampliada en el contexto de la condición crítica dada por la ratio de balance b.

Ya caracterizado el esquema distributivo “(a)”, ahora, con el esquema “(b)” de discriminación de las bases de capital rentístico y endógeno, nos haremos de un recurso cuantitativo para formular los mecanismos de respuesta nominal frente a la variabilidad de la renta, adelantando la hipótesis de asincronía de respuesta nominal por parte de los actores fundamentales en juego, cuales son: el Estado, los trabajadores asalariados, y los capitalistas. Con esta formulación se procurará un modelo que contribuya a explicar las deformaciones circulatorias y un puente para comprender la reactividad del capital frente a la modificación de la base adquisitiva externa del gasto público. El esquema se plantea en dos niveles:

  • WR = u CR.
  • WE = u (SCE + SV).

El nivel WR comprende sólo la porción especular de la renta (CR) y la rentabilidad asociada, mientras el nivel WE comprende el capital constante endógeno, el valor total de la fuerza de trabajo y la rentabilidad asociada.

El modelo formulado se puede ilustrar mediante un sencillo ejercicio numérico que haga ver fácilmente la estructura del proceso de valorización cuando hay intrusión de renta petrolera. Ante todo es necesario aclarar que no estamos aquí tratando de un mecanismo sui generis del capitalismo, sino de una adaptación natural del metabolismo capitalista interno ante una demanda que no tiene una contraprestación hallada bajo la forma-mercancía. Insistimos en el análisis: esta masa de valor recibida sólo tiene un componente especular en la forma de capital-dinero, que debe reciclarse constantemente para que pueda darse la asimilación mercantil del flujo de renta que cae en manos del Estado. Esto es lo único verdaderamente específico que nos interesa resaltar para entender cómo se asimila la renta en una esfera de realización mercantil cerrada donde sus componentes deben estar en equilibrio metodológico. La tabla V-1 muestra la composición estructural de un ciclo de reproducción simple, medida en unidades monetarias por “x” órdenes de magnitud cualesquiera.

Las magnitudes agregadas de CM y CE constituyen el capital constante, siendo cada una respectivamente la porción especular de la renta y la porción endógena. Representan trabajo pretérito en la estructura de valorización, valor que se repone en cada ciclo mediante la realización mercantil del producto. La RPI es de 74, representando masas de valor de importaciones distribuidas entre las tres ramas de la economía, reflejadas en la columna 2 de datos. Los medios de producción producidos alcanzan 100,2 (WI), cifra que iguala a la demanda de todas las ramas en condiciones de equilibrio (CE), como se observa en la columna 3. La fila 1 y la columna 3 forman una “T”, enmarcada en líneas continuas, la cual indica que debe cumplirse dicha condición de equilibrio, dejando de lado las importaciones de medios de producción que corresponden a las ramas II y III. En esta matriz, por lo tanto, la oferta de la rama que ofrece medios de producción es inferior a la demanda agregada de las mercancías que equivalen al capital constante. Aquí “medios de producción” y “capital constante” no refieren lo mismo, por cuanto hemos dicho que toda mercancía importada se incorpora en la estructura bajo la forma de capital constante, pero no necesariamente como medio de producción, esto en lo que refiere a su cualidad en tanto valor de uso.

Las columnas V y G expresan la demanda de los asalariados al servicio del capital y la demanda de las clases propietarias, respectivamente, desagregada en cada una de las ramas de producción. La totalización de V y G representa el producto de valor o, lo que es lo mismo, el valor agregado (desde la óptica de la contabilidad social), siendo 170,7 + 172,5 = 343,2. El producto de valor deviene como resultado del trabajo vivo o resultante neto de valor del proceso de producción inmediato del ciclo dado de reproducción. La magnitud V expresa el capital variable necesario para realizar las importaciones y transformar el capital circulante que se incorpora al proceso de producción. G expresa la masa de ganancia de cada rama, y su sumatoria constituye la plusvalía determinada a lo interno de la estructura de valorización. Como se puede ver, sólo el valor de la producción de la rama III, que alcanza 172,5, coincide con la demanda agregada de la columna 3, esto debido a que la demanda de los segmentos capitalistas debe ser, por definición, idéntica a la masa de ganancia, haciendo abstracción aquí, por supuesto, de la deducción de impuestos. Luego, la producción de la rama II cubre la demanda de los segmentos asalariados al servicio del capital más la demanda proveniente del gasto público, distribuida en forma de salarios y adquisiciones directas de bienes y servicios. La fila 2, que suma 244,7, difiere de la demanda de los asalariados al servicio del capital, que monta 170,7, justamente en la magnitud de la renta, esto es, en 74. La rama II comprende, aparte de las mercancías que son adquiridas factualmente por los asalariados al servicio del capital 9, todas las mercancías que son realizadas mediante el gasto público, incluyendo valores de uso que serán destinados a la inversión pública. La demanda agregada estará entonces conformada por el producto de valor más la RPI.

Las columnas 5, 6 y 7 contienen, cada una, el valor del producto (W), las tasas de ganancia (g) y las tasas de explotación del trabajo de cada rama (p). La tabla V-1 muestra así la representación abstracta propuesta del modelo estructural del capitalismo rentístico. Como vimos, las ratios que tendrán mayor interés, en especial cuando se haga el enfoque de la reproducción ampliada, son: el producto de valor versus el capital constante; el producto de valor versus la renta; la plusvalía endógena versus de la renta; y la tasa de explotación. Interviene en nuestra apreciación sobre la absorción de la renta la calidad del proceso de trabajo asociado al multiplicador rentístico, cuya gradación va desde el simple aporte para la burda realización mercantil hasta procesos de transformación complejos. Abarca, por lo mismo, desde el capital comercial importador hasta las industrias que importan insumos y componentes. Al ser mayor la calidad del proceso de trabajo asociado, mayor habría de ser el estímulo del desarrollo de la fuerza productiva del trabajo inherente al motor autónomo. Equivale a decir que mientras menos elaborado sea el conjunto de mercancías que forman el consumo intermedio importado, mayor la utilización de fuerza de trabajo especializada. La sustitución de importaciones rentísticas tendría que progresar desde procesos superficiales de ensamblaje hasta la producción de objetos de tecnología avanzada. Ese “progreso” debe observarse entonces como una escalera con momentos críticos y barreras objetivas. Tal observación es uno de nuestros propósitos.

La dinámica estructural del producto de valor y su proporción respecto del capital constante, así como respecto de la RPI, ofrece una apreciación del grado de dependencia rentística y de la eficacia del multiplicador de la renta. Podemos verlo a la manera de un “resorte” cuya energía potencial dependerá del desarrollo de la fracción de fuerza productiva del trabajo situada aguas abajo de la asimilación rentística: mientras mayor la capacidad instalada capaz de aprovechar el poder adquisitivo rentístico, mayor la elongación del producto de valor. Implica el traslado de trabajo vivo desde el exterior al interior del núcleo de producción-valorización. Es una traslación de tiempo social de trabajo, dividido en sus dos componentes, trabajo necesario y trabajo excedente. No significa de suyo un estímulo necesario del motor autónomo, aunque es de presumir que el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo desencadene capacidades o al menos potencialidades de autonomización. La dependencia rentística y, en general toda dependencia de tecnología importada, es una espada de Damocles que pende sobre la fuerza productiva endógena del trabajo. El resorte, conforme puede estirarse, también puede retraerse. Cabe postular que el estímulo estructural de autonomización de la fuerza productiva del trabajo ocurre mientras se dan dos condiciones: que la elasticidad del producto de valor respecto de la RPI sea sensiblemente mayor a la unidad 10; y que esté asociada a una expansión de la capacidad productiva endógena de medios de producción, es decir, DWI / WI > 0.

La tabla V-2 destaca la discriminación de la fuente rentística y la fuente de base endógena, formada por los niveles indicados para el esquema (b). Esta separación parte por introducir el supuesto metodológico de un capital comercial “puro”, no productivo, al que sustraemos la fuerza de trabajo necesaria para su realización. Este capital es CR = 74, asociado a la tasa de ganancia normal común del ciclo de reproducción, constituyendo el nivel “a)”. La separación servirá para apoyar el método de análisis de la reactividad a modificaciones de la renta que aplicaremos más adelante, y es preliminar al examen teórico de la reproducción ampliada. El nivel “b)” es el núcleo endógeno aparente, formado por el capital endógeno (SCE), el valor total de la fuerza de trabajo y la ganancia normal asociada. Es claro que una parte del valor de la fuerza de trabajo en realidad está asociada a CR, y la fracción real de la ganancia difiere de la “pura”. Pero con esta discriminación tendremos una herramienta de sencillo manejo para dimensionar los reajustes distributivos entre los tres actores fundamentales en condiciones estructurales estáticas, es decir, bajo una potencialidad invariable de la fuerza social productiva del trabajo. Antes abordaremos brevemente la significación del capital comercial importador a fin de valorar apropiadamente su propiedad de rémora de la fuerza social productiva del trabajo y la acción de refreno que ejerce sobre sus potencialidades de desarrollo. El valor agregado asociado al capital comercial importador constituye sólo una fracción de la plusvalía que conforma su masa de ganancia, como ocurre en general con todo capital no productivo.

1 Mommer / Baptista, “Renta petrolera y distribución factorial del ingreso”, trabajo ya citado, p. 20.

2 Uno de los canales de succión de plusvalía producida en las pequeñas y medianas propiedades es el crédito de la banca, especialmente en capital de trabajo. Otro consiste en prácticas de monopsonio, usuales para empresarios agrícolas recurrentemente constreñidos a vender al precio fijado por el conglomerado agroindustrial. Al respecto dice el investigador Daniel Buvat, en atención al mercado agrícola latinoamericano: “Los productores agrícolas poseen la tipología predominante flexible [de precios, vs. la tipología fija o fixed], pero sus productos en el mercado de consumo final, gracias a las cadenas intermediarias oligopolizadas, adquieren una tipología de precios diferente. Así pues, la oferta agrícola se enfrenta virtualmente a monopsonio y el mercado final es abastecido por oligopolios.” (Buvat: “Las proporciones de “fixed” y “flexible prices” en la dinámica económica global. Diferencias de las economías latinoamericanas, asiáticas y occidentales. Enfoque crítico del artículo del profesor Shusake Takemura.” Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, v.14 n.1 Caracas, junio de 2008.) Un ejemplo típico en Venezuela para rubros sensibles de consumo masivo es la relación entre los productores y el grupo Polar.

3 En adelante, por “endógeno” entenderemos no rentístico.

4 La diferencia que tendrá con un modelo comprensivo del sector externo consiste en que la magnitud correspondiente a las exportaciones es reemplazada por la renta fiscal, la cual forma parte de la demanda agregada. Las exportaciones no rentísticas forman parte del valor agregado, no así la renta.

5 Siendo las importaciones rentísticas carentes de respaldo en exportaciones no rentísticas, el desbalance de la oferta respecto del valor agregado se resuelve con la apropiación fiscal de la renta.

6 Descontadas las importaciones directas del Estado.

7 Con la intención de simplificar el esquema rentístico, se reduce el sector externo a la recepción de importaciones sin respaldo endógeno de las exportaciones, es decir, como si la balanza comercial estuviera constantemente superavitaria. Con esto hacemos abstracción del sector externo no rentístico. De todos modos, las importaciones no rentísticas igualmente deben considerarse como capital constante circulante en el momento de su realización, es decir, cuando son admitidas o nacionalizadas, indistintamente de que reemplacen valor pretérito constituido en capital productivo fijo o circulante. En un modelo de equilibrio que comprenda al sector externo, las importaciones deben incorporarse en la rama I, que ofrece medios de producción, pues las mercancías destinadas al consumo final que formen parte de las importaciones, deben tomarse conceptualmente como bienes de consumo intermedio. La diferencia esencial que hay entre las importaciones rentísticas y las que no lo son, es que dichas importaciones tienen una identidad en cuanto a magnitud de valor con la porción equivalente a la renta petrolera, que representa un poder adquisitivo del Estado, o sea, una porción no absorbida por la estructura interna de valorización pero que forma parte de ella. Este aspecto también establece la diferencia entre los ingresos fiscales rentísticos y los ingresos propiamente tributarios, pues los primeros no devienen de la estructura de valorización, en contraste con los segundos, y su efecto es potencialmente multiplicador.

8 Estos agentes de demanda son los trabajadores públicos y las instituciones públicas sin fines mercantiles.

9 La magnitud de la rama II en un ciclo dado no está predefinida, pues el espectro de mercancías adquirido por los consumidores corresponde siempre a una magnitud estocástica de valor. Esta magnitud, en lo que respecta a la rama II, es idéntica al valor de la fuerza de trabajo suponiendo nula la porción destinada al ahorro particular.

10 En rigor, para hablar con propiedad de una estimulación autónoma la elasticidad debe ser mayor a 2, siendo así que a un 100 % de respuesta rentística (es decir, que ante un aumento de la renta de 100 % el valor agregado lo hace en la misma proporción), la estimulación endógena debería ser también de 100 % para alcanzar un peso específico “de escape”. De todos modos, prácticamente en todos los casos en que al subir la renta también lo hace el valor agregado, se trata strictu sensu de una estimulación rentística. El multiplicador autónomo solo puede hacerse verdaderamente manifiesto cuando los signos son contrarios a favor del valor agregado. El análisis además debe focalizarse ante todo en el valor agregado del segmento transable de la economía, que contiene la actividad manufacturera.