EVALUACIÓN DE LOS MÓDULOS DE CODIFICACIÓN NUMÉRICA EN NIÑOS CON TRASTORNO DE CÁLCULO

EVALUACIÓN DE LOS MÓDULOS DE CODIFICACIÓN NUMÉRICA EN NIÑOS CON TRASTORNO DE CÁLCULO

Diego de Jesús Iñiguez Moreno
Universidad de Guadalajara

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Módulo Verbal
           
            En este módulo se encuentran tareas de lectura de número y la pronunciación de números; en éste se crea y se manipula el lenguaje necesario para designar a los numerales y se forma la secuencia correcta de palabras para designar y expresar números y cantidades.  El código auditivo-verbal se emplea, por ejemplo, para contar, para codificar la estructura verbal de la palabra del número; en la que los números son representados como secuencias de palabras organizadas sintácticamente.
El código verbal que se encuentra en el hemisferio derecho en las áreas perisilvanas, en este módulo se encuentran las secuencia numéricas verbales y el procesamiento de la información verbal auditiva. Esta representación auditiva es el primer código para acceder a la memoria verbal para hechos aritméticos, (“nueve veces nueve, ochenta y uno”) (Salguero, 2007).
De acuerdo a este modelo las dos rutas básicas para resolver cálculos aritméticos simples son el código verbal y el código analógico. Una forma directa de cómo actúa el código verbal es cuando se pide resolver una tarea de manera directa, por ejemplo 2x4, que se descompone en 2 secuencias diferentes, la primera es (dos por cuatro) y la segunda secuencia ya terminada es (dos por cuatro es igual a ocho).
Se involucran dos módulos para el procesamiento de la información y la resolución de esta tarea, primero el código verbal y de ahí pasa al código visual. De hecho, se presenta la hipótesis de que para la mayoría de las operaciones de la vida cotidiana, se encuentran involucrados estos dos módulos para la solución de problemas; el módulo analógico funciona en estos casos sólo para acceder a la línea numérica.
Se puede acceder de manera directa a la solución del problema 2x4 sin que se utilice otro módulo (Campbell, 1994). Cuando se pide que la solución sea verbal no necesita pasar a otro módulo, sino que el módulo verbal puede procesar toda la información (Salguero, 2007).
Existe una diferencia fundamental entre el procesamiento de números y de las palabras. Los números aparentemente no necesitan representaciones léxicas, no es posible que exista una representación interna para cada número y esto parece tener mucha lógica, porque el hecho de que existiera una representación interna para cada número denotaría que debería de existir una cantidad infinita de representaciones, es por eso que para simplificar el proceso lo único que debemos de conocer son los primeros diez dígitos y conocer las reglas combinatorias que nos permitan crear unidades mayores que darán pie a nuevas cantidades.

Cuando se leen numerales arábigos son similares a cuando se leen palabras, pacientes que presentan trastorno de cálculo o alexia para las palabras, presentan problemas para leer numerales de multidígito; esto demuestra que ambos déficits reflejan una falla funcional que está relacionada con la estructura de la representación de los caracteres numéricos o alfabéticos. En el caso de los números esta representación de número se produce y se ve mediada en el módulo visual (Cohen y Dehaene, 1991).

El módulo Verbal, tal y como lo menciona Dehaene, se encarga de procesar la información que llega como estímulo auditivo (Dehaene y Cohen 1994). Postula que este módulo, cuando procesa la información, se presenta como una numerosidad que es la vía de acceso a la línea numérica que ayuda a la solución del problemas.
Dehaene y Akhavein (1995) hicieron un estudio de caso de Naun, un paciente que presentaba trastorno de cálculo; se trataba de determinar cuál módulo presentaba daño y cuáles eran las variables o los síntomas que se podían presentar en cada módulo. En específico se enfocaron al módulo auditivo porque afirman que se tiene muy poco conocimiento acerca de este módulo; como hallazgos encontraron que el módulo auditivo sí presentaba un daño significativo en tareas verbales o auditivas. El principal error que presentaba era que al hacerle una serie de dictado de números, la espacialidad que debería de haber entre los números no era la correcta.
También encontraron en este estudio que siempre que se muestre daño en un módulo también se presentará en los demás, no pudieron determinar en qué proporción, pero postulan que sí se presenta comorbilidad entre los 3 módulos. La hipótesis es que el procesamiento de la información se codifica en diferentes módulos, y cuando falla algún módulo los otros dos tratan de suplir esa tarea que dejo de hacer y de esta manera empieza a causar daño en los otros módulos.
En los modelos de procesamiento numérico se asume que para llegar a la información fonológica que nos permite nombrar un dígito arábigo como “3”, tenemos que acceder previamente a su significado (la cantidad 3). Esto no es necesario cuando leemos una palabra numérica como “tres”, pues podemos pronunciarla sin entender  a  qué  cantidad  se  refiere.

Algunos  autores  proponen  que  las palabras  numéricas  y  los  dígitos  pueden nombrarse recuperando su significado (ruta semántica)  o  no  (ruta  asemántica).  Sin embargo, mientras que con las palabras numéricas estas dos rutas funcionarían a la vez; con los dígitos, la ruta asemántica sería débil y lenta  (Dehaene, 1992), de manera que sólo se haría evidente cuando la ruta semántica estuviese dañada.

Recientemente se ha podido comprobar que incluso en personas que no presenten un daño pueden acceder directamente a la información fonológica de dígitos arábigos sin que se tenga que recurrir al significado (Herrera y Macizo, 2011, 2012). 

Otra parte es que en las tareas de denominación bajo el formato analógico pertenecen a una misma categoría semántica; los tiempos de respuesta suelen ser mayores cuando lo que se muestra en la tarea corresponde a diferentes categorías (círculos, cuadros y triángulos), que un contexto heterogéneo en comparación con un contexto homogéneo donde sean de la misma categoría todos los objetos (Kroll &Stewart, 1994).

Cuando se pretende denominar un dibujo, lo primero que se hace es crear o definir el concepto. Cuando se habla del contexto homogéneo se activa la misma categoría que se está presentando en la tarea, esto se traslada directamente al nivel léxico (lemas) después se elige la más adecuada para poder recuperar su forma (fonología) y de esta manera la podamos pronunciar. En la denominación de palabras, la palabra escrita activa directamente el lema y su fonología, sin activación semántica, por lo que no se da tal competición.

La utilización de cada tipo de código depende de las demandas de la tarea. Así, el código auditivo-verbal permite codificar numerales en forma verbal, y se emplea, por ejemplo, para contar. El visual-arábigo codifica los numerales en notación arábiga y se utiliza, principalmente para operaciones de cálculo de varios dígitos escritos. Y por último, la representación analógica de la magnitud, se usa para manipular cantidades, por ejemplo, en una tarea de comparación numérica, o en la realización de cálculos aproximados.