CREATIVIDAD EN EL ACCIONAR GERENCIAL PARA LA POTENCIACIÓN DEL DESARROLLO ENDÓGENO EN LA EDUCACIÓN MEDIA. ATISBO TEÓRICO DESDE LA POSTMODERNIDAD

CREATIVIDAD EN EL ACCIONAR GERENCIAL PARA LA POTENCIACIÓN DEL DESARROLLO ENDÓGENO EN LA EDUCACIÓN MEDIA. ATISBO TEÓRICO DESDE LA POSTMODERNIDAD

Edgar José Gómez Rodríguez
Universidad Yacambú

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Cimiento Teórico del Estudio

A continuación presento algunas orientaciones teóricas que facilitaron una visión global de las distintas vías que me permitieron abordar el fenómeno de estudio, las cuales son: La Postmodernidad como una visión orientadora del desarrollo social en el siglo XXI, visión de la productividad desde una perspectiva postmoderna, la organización postmoderna, la creatividad, principios que sustentan la creatividad desde la teoría sistémica, de desarrollo humano ambientalista, estimulación del pensamiento creativo, el accionar gerencial desde el ámbito de la gerencia educativa, el desarrollo endógeno, orientaciones postmodernas para la evolución de las organizaciones, el sistema educativo venezolano, su enfoque desde el punto de vista bolivariano, entre otras; estos postulados me permitieron elaborar un basamento informativo para la posterior interpretación y co-construcción intersubjetiva en los sucesivos soflamas.
                        
Postmodernidad. Una visión Orientadora del Desarrollo Social en el Siglo XXI

La postmodernidad, época de cambios que abrió nuevos horizontes hacia otras visiones y formas de pensar, centrada en lo humano, que considera la valorización y el respeto a la individualidad de las personas, asumiendo entonces el humanismo como una dimensión importante para el desarrollo de lo social, para el evolucionar de las ciencias, del arte, de la cultura y, en general, trae consigo ese salto que se dio hacia una transformación y progreso radical de la sociedad, constituyendo el alcance de logros significativos, pues el haber afrontado luchas y acciones bélicas trajo como consecuencia el renacer de muchas naciones durante fines del siglo pasado.
Por su parte, la postmodernidad para Castellano (2006), expresa que “… su origen se ubica en el mundo del arte en particular y de la cultura general… todo va contra todo…” (p.124). En efecto, también expresa que “… la humanidad irá siempre en ascenso, transformando su entorno mediante el desarrollo ininterrumpido de la ciencia y la tecnología” (p.123). El mismo autor refiere el pensamiento de Marx de la siguiente manera “Una evolución continua en la producción, una incesante conmoción en todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constante…” (p.123).
De esta manera, se aprecia que la época postmoderna incide en la evolución de la humanidad, el evolucionar de la historia que ha orientado a los individuos por la vía de un desarrollo global y mejoras de la calidad de vida.
Ahora bien, Lyotard (1984) (citado por Castellano ob.cit), considera que el postmodernismo resulta de tres tendencias complementarias:
…en el arte, la heterogeneidad; en la filosofía, la noción de que la realidad es tan fragmentaria, heterogénea y plural que no existe capacidad humana para explicarla objetivamente; y en sociología, el planteamiento según el cual entraríamos ahora en una sociedad postindustrial, postfordista, en la que el principal factor de producción es el conocimiento (p.125).

Bajo esas premisas, se debe articular en el seno de la dirección de las organizaciones a una gerencia centrada en el conocimiento, la calidad y productividad del talento humano; fomentando cambios en la actitud, en el modo no sólo como trabajador, sino como individuo, como integrante de la organización. Esto generaría un clima organizacional orientado hacia la capacitación, el estudio de los puestos de trabajo y a la productividad de todo el talento humano.
En ese sentido, es relevante citar a Reales, Arce y Heredia (2008), quienes refieren que para la postmodernidad existe una nueva visión de las organizaciones, y en general de la sociedad, que “… se deben construir y desconstruir con el pasar del tiempo, pues ese pasar por diversas épocas históricas en donde la humanidad siempre se ha mantenido en la búsqueda de desarrollo bien sea científico, tecnológico, artístico…” (p.21), con la intencionalidad de alcanzar un progreso no sólo económico, sino más bien sociocultural.
Es aquí donde se evidencia el realce de lo humano, de lo social y, por supuesto, juega un papel indiscutible el hombre como factor clave para el desarrollo de las organizaciones. La intervención del individuo de las organizaciones postmodernas sin duda alguna impulsó cambios significativos en el modo de dirigir y/o gerenciar las empresas, nuevas aplicaciones de acciones que se impusieron en una emergente cultura organizacional.
Siguiendo el orden anterior, pienso que surgió un nuevo modo de ver la realidad del mundo, con esto se enfrentaron grandes cambios  organizacionales, culturales y sociales, que fueron bastante influyentes y a los que el individuo postmoderno se tuvo que adaptar. Si hablamos de estas transformaciones, es evidente que éstas fueron originadas por la revolución industrial (modernidad), incorporando cambios científicos y tecnológicos que convulsionaron a la sociedad, pero que fueron necesarios para ir a la par con la evolución del mundo durante esa época.
Los referidos autores, señalan que la reorganización de las empresas y/o industrias llevó implícito cambios desenfrenados de acuerdo a la complejidad y a las adaptaciones de los sistemas sociales para entonces. En ese sentido, la sociedad que emergió consideró asumir voluntariamente los cambios, así obtendrían beneficios colectivos que a la larga mejorarían sus condiciones o calidad de vida. La velocidad de los cambios impulsó transformaciones desde todas las ópticas que abordaban a la sociedad; estructuras organizacionales, condiciones sociales, aspectos culturales e incluso educativos. En medio de toda la incertidumbre que esto ocasionó, prevaleció la perseverancia de las personas de querer evolucionar y desarrollarse en medio de todos los desasosiegos presentes.
Concatenando las ideas anteriores, Díaz (ob.cit.), expresa que para la modernidad el uso de la ciencia determinaba lo verdadero, era una herramienta necesaria para legitimar lo verdadero, la ciencia pretendió apoyarse de la tecnología, pero esto causó un conflicto lo cual originó que los procedimientos científicos se vieran muy influenciados con las aplicaciones tecnológicas, se decía que producía bienestar pero también destrucción. Se creía que la irrupción de ambos elementos le quitaba fundamento y solidez a las teorías. Todo este escenario permitió que en medio de esta convulsión se buscaran alternativas de cambio, y es allí donde la postmodernidad brindó acciones que permitieron equilibrar el uso de la ciencia y la tecnología, ya que por medio de ésta se perfeccionaba la ciencia y se obtenía eficiencia para constatar la verdad, la nueva técnica legitimaría el resultado de los procedimientos mediante la efectividad de la unión de estas disciplinas, logrando como resultado la emergencia e innovación de la metodología científico -  tecnológica en el área de la investigación.
En el orden anterior, la investigación asumiría un dogma epistemológico con una metamorfosis de procedimientos, pero que a la larga enriqueció a ambas disciplinas. Refiere Díaz (ob.cit.), “que los acontecimientos científicos, los sociales y culturales marcaron una nueva tónica en la valoración" (p.31), que imponía la coexistencia de estos estilos. Con esto se afirma la idea del “todo vale” de Paul Feyerabend, pues así se enriquece la metodología de los procesos de investigación, que persiguen como fin principal el resolver un problema.
En orientación de los referentes teóricos anteriores, quiero referir que para la postmodernidad la organización de la sociedad debe reconocer la diversidad y multidisciplinariedad, incluso la complejidad que se vive hoy en día, debido a la importancia que representan estas premisas para las empresas, dichas acciones les permitirán posicionarse en el entorno en que compiten, considerando implícito el logro de los objetivos organizacionales y de la  productividad de dichas instituciones.
En el transitar de los párrafos antes desarrollados, la postmodernidad representó un momento histórico donde la sociedad afrontó cambios radicales, desafíos y exigencias que el mercado les presentaba a las organizaciones, razones que les llevó a la reconstrucción de sus estructuras, compromisos con las tecnologías de la información y la comunicación, con la cultura organizacional y con la responsabilidad social.
Dentro del ámbito gerencial, la postmodernidad centra su influencia en diversas variaciones de elementos como: la productividad, la calidad, direccionalidad organizacional y el entorno social. Estos cambios responden a la necesidad y exigencias que existen en el siglo XXI, arraigado a esto se suma el nivel de competitividad y satisfacción de las necesidades de los clientes.
Al respecto, Useche y Queipo (2005), expresan que en la postmodernidad las organizaciones enfrentan cambios no muy sencillos de afrontar, puesto que no sólo se trata de obtener beneficios económicos, el gran objetivo según estas autoras es mejorar drásticamente el rendimiento operativo a la velocidad que el cambio en el mercado imponga. Argumentan también que:
La implementación de estos elementos a la esfera de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios modifica los parámetros cruciales de la sociedad: la división y organización del trabajo, la socialización primaria y la educación, la estructura de la familia y de la comunidad, el funcionamiento de las empresas y los mercados, las comunicaciones y los intercambios de una forma significativa, tanto que las propiedades organizacionales han sido reconsideradas para poder adaptase a los cambios y nuevos elementos que el mercado establece (p.3).
Entonces, estos elementos han de mejorar el rendimiento y la operatividad de las empresas, permitiendo afrontar la incertidumbre y venciendo los tabúes de la gestión del cambio organizacional. Estas premisas hacen que en la era postmoderna se haga frente a los escenarios variantes del mundo empresarial actual y que se articulen más acciones gerenciales que orienten al éxito y posicionamiento de la organización.
De conformidad con lo anterior, la evolución de las organizaciones a lo largo de la historia ha dejado grandes avances y desarrollo en todo el mundo, las empresas se han enfrentado a enormes desafíos con el fin de subsistir y posicionarse en el mercado. No obstante, es oportuno citar a lo expresado por Useche y Queipo (ob.cit.), las autoras hacen mención al pensamiento de Taylor y Fayol a inicios del siglo XX, donde las organizaciones centraban su interés en los problemas referidos a la productividad de los procesos manuales. En torno a esa realidad, con el devenir del siglo XXI y la postmodernidad se dio un giro a esa visión reduccionista de las empresas.
Como resultado, la visión de las organizaciones desde la postmodernidad incluye una mirada holística, donde el desarrollo humano debe prevalecer, la gestión del talento humano ha de convertirse en capital intelectual, pues con ello se generan escenarios que favorecen a que los actores sociales sean creativos e innovadores, incorporando valor agregado y ventajas competitivas en sus procesos organizacionales.
Lo anterior plantea un horizonte de constante capacitación, formación permanente en pro de mejorar las competencias organizacionales, dichas acciones garantizarán el desarrollo organizacional y perfeccionará al talento humano. Vinculado a esto, las autoras mencionadas señalan que “la empresa debe valerse de las condiciones del entorno para sobresalir ante las demás…” (p.8), con ello aprovecharse de las oportunidades para dar valor agregado a los procesos gerenciales y transformar la visión de todos los elementos que la forman.
Llama la atención la cuestión de realzar las competencias en la gestión del talento humano, considerando esto como una condición que deben poseer las organizaciones postmodernas, esto orientará y transformará la activación de éstas, y les permitirá ir más allá que el mero cumplimiento de la estandarización modernista, puesto que las condiciones y exigencias de los mercados actuales tienen otra perspectiva, donde se busca que los procesos sean renovados, y con ello innovar la gestión del talento humano a través del capital del conocimiento.
Estas consideraciones se evidencian en la obra de Brunner (citado por Useche y Queipo, ob.cit.), plantea que el conocimiento se puede gerenciar, a este elemento lo denomina la gerencia del conocimiento, la cual refiere como:
…es un proceso complejo que hace uso eficiente del conocimiento que proviene, tanto del entorno en el que se desenvuelve como de la organización y de los trabajadores, por lo que se requiere una fuerza laboral con habilidades, actitudes y aptitudes para el manejo del conocimiento, relacionadas directamente con la obtención, selección y utilización de información pertinente respecto de sus necesidades y transformar el conocimiento tácito en explicito. Tomando en cuenta además, que la estructura organizacional debe permitir el manejo horizontal y vertical de información (p.5).

Con referencia a lo anterior, la gerencia del conocimiento plantea la conformación de equipos de trabajo, con conocimientos multidisciplinarios, que tengan autonomía, que gestionen sus destrezas y habilidades y tengan dominio de la información eficientemente, veraz y oportuna.
Creo que es evidente que, la gestión del aprendizaje y el conocimiento es la premisa que la gerencia del conocimiento emplea, esto mejora las competencias en las organizaciones, y da ventajas competitivas. No sólo se deben mejorar los procesos, los programas, los productos y/o servicios. El punto clave se ubica en aumentar la productividad de las operaciones a través del mejoramiento integral y sistémico de la organización, una gestión innovadora y eficiente.
Desde la perspectiva anterior, la postmodernidad le atribuye a las organizaciones herramientas gerenciales, centradas en la tecnología, la información y la comunicación serán los vehículos que conducirán hacia el éxito el quehacer gerencial, así como lo expresan Useche y Queipo (ob.cit.), “la tecnología de la información, comunicación y digitalización han impulsado la expansión de la conformación de empresas virtuales… éstas, son lugares a los que se accede a través de la telemática, similares a una tienda convencional…” (p.18).
Dentro de este orden de ideas, esta era de la comunicación y la digitalización ha impulsado un avance en la economía, sobre todo en Europa; se ha implementado el teletrabajo, como una modalidad de empresas o negocios virtuales, donde las personas trabajan desde sus hogares haciendo uso de la tecnología. Los autores citados, en su investigación mencionan el crecimiento y desarrollo de las empresas electrónicas y del teletrabajo con la ejecución de las actividades a través de organizaciones virtuales, la evolución de la tecnología genera nuevos conocimientos y nuevas acciones gerenciales, puesto que plantean procesos más rápidos y eficaces.

Para el entorno venezolano, en la actualidad existe la búsqueda a ultranza del mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades, de los sectores menos privilegiados, para lo cual el estado implementa políticas que coinciden de alguna manera con los postulados de la visión postmoderna; desde el punto de vista social, cultural, educativo, económico entre otros, es importante el fomento de proyectos de desarrollo endógeno que fortalecen la evolución de las comunidades o del poder popular.