CREATIVIDAD EN EL ACCIONAR GERENCIAL PARA LA POTENCIACIÓN DEL DESARROLLO ENDÓGENO EN LA EDUCACIÓN MEDIA. ATISBO TEÓRICO DESDE LA POSTMODERNIDAD

CREATIVIDAD EN EL ACCIONAR GERENCIAL PARA LA POTENCIACIÓN DEL DESARROLLO ENDÓGENO EN LA EDUCACIÓN MEDIA. ATISBO TEÓRICO DESDE LA POSTMODERNIDAD

Edgar José Gómez Rodríguez
Universidad Yacambú

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CONTEXTUALIZACIÓN DEL FENÓMENO DE ESTUDIO

Acercamiento a la Realidad
                                                             
Desde tiempos muy remotos el hombre ha participado en innumerables actividades, las cuales sean científicas o no, hacen que él sea partícipe del proceso de razonar y descubrir las diversas situaciones a las que se enfrenta, y que como consecuencia de su interés hacia la búsqueda de conocimiento lo hacen ser sujeto crítico respecto a los objetivos y las acciones que conforman su realidad. En este sentido, su capacidad de pensar ha evolucionado con frecuencia, haciéndolo ser cada vez más analítico, y con ello a plantearse nuevos desafíos y situaciones que lo impulsen a enfrentarse a nuevas maneras de ver el mundo postmoderno.

Al hacer mención a la postmodernidad, se analiza el prefijo “post” como algo que en este caso viene después de la modernidad, que el devenir de la historia recalca el desvanecimiento de un proceso de fuertes imperativos a nivel del cine, de la pintura, de la moda, de las artes en general, dando paso entonces a una época de prosperidad y plenitud en la economía, en el evolucionar de las artes que viene de la mano con el desarrollo de la ciencia y la tecnología que se origina a raíz de las posguerras ocurridas durante el siglo XX.

Dentro de este marco, los avances científicos y tecnológicos acontecidos desde finales del siglo XX y en la primera década del siglo XXI, han originado retos en el campo de las ciencias sociales y gerenciales. Como consecuencia, la postmodernidad trae consigo que los gerentes se enfrenten a escenarios muy variantes donde circundan distintos elementos y fenómenos, los cuales debe afrontar para mantener sus organizaciones competitivas y con visión de éxito.

En relación con lo anterior, las organizaciones están obligadas a considerar los retos y desafíos a los que se enfrentan, no deben creerse un ente aislado ni omnipotente, por lo que una organización postmoderna en el siglo XXI deberá ajustar sus procesos, y para posicionarse en el entorno asumir una visión integral que le permitirá afrontar los nuevos escenarios donde el caos y la complejidad no están ausentes. Apoyando esta idea, Etkin (2009), expone que: “… toda organización (fábrica, banco, granja familiar, proyecto social) tiene rasgos de complejidad; no es un modelo de armonía natural ni opera en un medio estable y previsible. Está formada por múltiples actores y grupos con diversidad de fines” (p.46).

En este sentido, es evidente cómo en las organizaciones actuales predomina ese factor de lo impredecible, el cual trasciende a todas sus áreas, donde es indistinto el tamaño o dimensión de la empresa, debido a que la interacción de las personas dentro de ésta es la que genera el surgimiento de escenarios difusos, allí la acción del gerente será decisiva para el equilibrio organizacional y la estabilidad de todos los elementos que la conforman, sólo aprovechando los elementos de la tecnología de la información y la comunicación podrán alcanzar su desarrollo organizacional.

Para la postmodernidad, la ética y la comunicación se consideran factores importantes, los cuales deben ir de la mano con las organizaciones, las estrategias que éstas apliquen permitirán que innoven, que fomenten el sentido de responsabilidad social y moral, produciendo una imagen que las difundan como exitosa en el entorno en que se desenvuelven.

Visto de esta forma, Perdomo (2010), destaca que una organización postmoderna promulga los derechos humanos como elemento fundamental de avance, pues es el talento humano quien se organiza y es responsable del éxito del trabajo que ejecuta, a fin de alcanzar el progreso, así como también el desarrollo económico y social.

A propósito de lo anterior, cabe resaltar que las organizaciones son entes económicos conformadas por elementos materiales o físicos (propiedades, bienes muebles e inmuebles), financieros (dinero) y por personas, consideradas éstas últimas como las más importantes, puesto que ese grupo de individuos son quienes coordinan esfuerzos para que realmente exista la competitividad y la eficiencia en cualquier organización, debido a que es el capital humano con sus acciones los encargados de conducir a ésta hacia el éxito empresarial.

En esta época se requiere que las personas posean la capacidad de transformar información en conocimiento, debido a que los procesos gerenciales postmodernos actuales traen consigo retos, los cuales deben ser afrontados de manera proactiva y con trabajo de equipo para dar soluciones a las adversidades que se presenten en las organizaciones, haciendo previsibles el logro de los objetivos y con ello disponer de criterios compartidos para la toma de decisiones.

Como consecuencia de los avances de las ciencias sociales, será necesario desarrollar nuevos escenarios que impongan distintos ámbitos de actuación organizacional, donde los temas como la ética, la responsabilidad social y la transparencia, entre otros aspectos, se constituyan en puntos de ajuste en los modelos y estrategias gerenciales a considerar y utilizar por las organizaciones postmodernas, con la finalidad de promover la creatividad, la calidad e innovación en el accionar gerencial.

Con base en lo expuesto, Díaz (ob.cit.) refiere que en la postmodernidad “los nuevos dispositivos de la racionalidad empresarial se constituyen con sistemas de participación, programas de formación, incremento de la responsabilidad, actividades comunitarias y asunción de un destino colectivo (el destino de la empresa)” (p.93).

Ahora refiriéndome al anterior fragmento de Díaz (ob.cit), es importante resaltar que no sólo en la postmodernidad se comenzaron a organizar los sistemas empresariales, desde épocas remotas se hacía uso de la administración, puesto que con la intervención de relaciones de trabajo se hacia indispensable llevar el control de actividades que le permitieran al patrono dirigir a sus trabajadores y obtener grandes ganancias, dichos acontecimientos han sucedido a lo largo de toda la evolución del hombre y en todas las edades (Antigua, Media, Moderna y hasta la Contemporánea), añadiendo con el transcurrir del tiempo nuevas técnicas y procedimientos que permitieron ir mejorando la práctica de la administración y la gerencia.

Derivado de estos planteamientos, los grandes acontecimientos mundiales, como las guerras y la revolución industrial, junto con la explotación sufrida por el hombre en el transcurrir de estos hechos, hizo que las personas se dieran cuenta que no eran objetos, debían tomar acciones para cambiar estas situaciones.

Así, surge la Teoría Científica de Taylor, según Gómez (2010), Frederick Taylor fue el fundador del movimiento conocido como organización científica del trabajo, su pensamiento estaba guiado por la eliminación de las pérdidas de tiempo y de dinero en las empresas, lo que estudió con el método científico. Taylor afirma que el principal objetivo de la administración debe ser asegurar al máximo la prosperidad, tanto para el trabajador como para el patrono; para éste el máximo de prosperidad no significa la obtención de grandes beneficios a corto plazo, sino el desarrollo de todos los aspectos de la empresa para alcanzar un nivel óptimo de prosperidad.

De igual manera, para el empleado un máximo de prosperidad no significaba obtener grandes salarios, sino un desarrollo personal para trabajar eficazmente, con calidad y utilizando sus capacidades personales. La organización científica del trabajo comienza a fines del siglo XIX principalmente en los Estados Unidos, y tuvo gran receptividad por parte de los empresarios quienes veían la posibilidad de mejorar sus procesos productivos con la realización de tareas más efectivas, a fin de incrementar sus ingresos y emplear a trabajadores con mayor capacitación debido al proceso de industrialización que se vivía.

En el mismo orden de ideas, a fines del siglo XIX, y comienzos del XX, emergió otra teoría clásica para la administración, el teórico de la administración de empresas, Fayol, motivado por los estudios de la  organización científica del trabajo de Taylor, empleó metodologías científicas acompañadas de observaciones comparándolas con las experiencias y aplicando reglas a los procesos de trabajos realizados por los trabajadores. Fue el primero en sistematizar el comportamiento gerencial, para lo que estableció 14 principios de la administración en su libro “Administración Industrial y General”: (a) Subordinación de intereses particulares, (b) Unidad de mando, (c) Unidad de dirección, (d) Centralización, (e) Jerarquía, (f) División del trabajo, (g) Autoridad y responsabilidad, (h) Disciplina, (i) Remuneración personal, (j) Orden, (k) Equidad, (k) Estabilidad y duración del personal en un cargo, (l) Iniciativa, (m) Espíritu de equipo.

Derivado de lo anterior, se agrega que Fayol enfoca su estudio también a tres aspectos fundamentales: la división del trabajo, la aplicación de un proceso administrativo y la formulación de los criterios técnicos que deben orientar la función administrativa. Para él la función administrativa tenía por objeto al cuerpo social, mientras que otras funciones inciden en la materia prima y las máquinas, la función administrativa sólo obra sobre el personal de la empresa.

Desde una perspectiva más actual, es conveniente mencionar la visión de Márquez (2009), quien expresa que la praxis de la gerencia y de la administración incluye varias dimensiones: humanas, financieras, físicas y tecnológicas, que interactúan con variables exógenas y endógenas que requieren de una capacidad asociativa, intuitiva, agregando la creativa, donde se deben orientar las acciones para lograr los intereses planteados. Destaca además, que la gerencia científica enmarca realidades profesionales propias del conocimiento praxológico y el conocimiento teórico académico, ambos deben complementarse para fortalecer la gerencia estratégica, esto dará un paso al pensamiento transdisciplinario en la gestión gerencial.

La gerencia como parte o dimensión de la sociedad es corresponsable de su aporte; sus efectos y racionalidad en el uso de los mercados. El mismo autor refiere que “la gerencia consiste en alcanzar objetivos organizacionales, y éstos, a la vez son subsistemas o dimensiones de una realidad social…” (p.49). Con esta visión de Márquez, queda claro que es el gerente quien debe considerar y aprovechar los elementos de su entorno organizacional para lograr su cometido, el cual debe ir más allá de la  gestión endógena.

En efecto, quiero expresar que la gestión de la organización deberá ser más participativa, con compromisos reales, dinamizadora de las políticas de satisfacción laboral, flexible, con atención al entorno interno y externo, el gerente postmoderno promoverá el cambio, la ética, la moral, la responsabilidad y la estabilidad económica y financiera.

En correspondencia con lo antes planteado Lepeley (2002), por su parte,  señala que:
Las características de la nueva organización imponen nuevas demandas y generan grandes desafíos a los sistemas educacionales, donde históricamente ha prevalecido el énfasis en los procesos y la cantidad por encima de la calidad de la educación y la importancia de la persona… sin embargo el problema de la calidad no es exclusivo del sector o de la educación. Es generalizado en sectores productivos como último rezago de la organización característica de la Revolución Industrial y el siglo XX (p.5).

Tal como se expresa en la cita anterior, puedo enunciar que en la actualidad surgen desafíos e incertidumbre que afectan el éxito, la eficiencia  y la productividad en las prácticas gerenciales dentro de una organización, puesto que las habilidades en la ejecución de actividades gerenciales se deben desarrollar considerando las innovaciones, entonces para que exista esa efectividad dentro de la praxis administrativa se deben adoptar estrategias tácticas que le permitirán esa innovación para afrontar y posicionarse en un mercado tan exigente como el de los actuales momentos.

Siguiendo el orden de lo precedido, Luna y Pezo (2005), exponen que el gerente debe promover el diseño de estrategias para que su organización se adapte a las innovaciones y a la tecnología. Los mismos autores indican que esas estrategias o acciones generan condiciones para mantener a las personas en un aprendizaje continuo, y a la vez valorarlas como activo fundamental de la organización.

El texto anterior corrobora que el accionar gerencial debe llevar inmerso un proceso de modificación de las características y/o esquemas de trabajo a los que el gerente acostumbraba ejecutar, entonces deberá adoptar nuevas dimensiones, más acorde a las necesidades actuales, que respondan a las situaciones cambiantes que se vivan en la actualidad.

A tal efecto, el gerente debe afrontar los desafíos que se le planteen, asumiéndolos creativamente considerando para ello las necesidades del entorno, el desarrollo tecnológico y el conocimiento, factores claves para una gestión efectiva. Pues con estas habilidades y destrezas se facilita el diseño de estrategias para orientar dicha gestión gerencial al éxito.

Partiendo de esas ideas, es pertinente referirme a la creatividad. Etimológicamente, la creatividad es un vocablo que proviene del latín “creare”, y que está referida a “crecere” que significa crecer, por ello se le da el significado en la lengua española de “crear de la nada”. Desde esta perspectiva se le puede dar una definición desde cualquier enfoque, es decir, no tiene un solo significado. Del mismo modo, según Csickzentmoholyi  (citado por Ramos, 2006) desde una perspectiva integrada, explica la creatividad como una función de tres sistemas: campo (lugar o disciplina donde ocurre), persona (quien realiza el acto creativo) y dominio (grupo social de expertos). La creatividad es como el estado de conciencia que permite generar una red de relaciones para identificar, plantear, resolver problemas de manera relevante y divergente.

En ese sentido, se aprecia que la creatividad es una actividad que está en todas las personas, indicando con esto que no es propia de un área o de una profesión, en la vida cotidiana todos diariamente utilizamos la creatividad, en ese sentido existe en todos y cada uno de los individuos, sólo que ésta no sucederá o emergerá si no la incentivamos. Cabe resaltar que existen entonces acciones para que la creatividad sea más desarrollada en una persona y otra, acciones relacionadas por ejemplo con la motivación, los conocimientos previos, el aprendizaje, entre otros.

En concordancia con lo anterior, Ramos (ob.cit), refiere que la creatividad como valor encierra un cúmulo de características que la hacen valiosa personal y socialmente, de igual forma expresa que las personas creativas se les resalta esta cualidad en sus rasgos, en sus emociones y actitudes.

Del mismo modo, Amabile (2004), acota que la creatividad es un proceso complejo en el que intervienen múltiples factores y situaciones de diferente naturaleza. La autora añade que estos factores se conjugan a través de una variante y compleja situación, donde interactúan diversos factores psicológicos y la personalidad de cada individuo.

Al respecto, es indispensable destacar que un factor fundamental de incentivo al pensamiento creativo es la motivación, tal como lo señala De Bono (2011), "La mente tiende a crear modelos fijos de conceptos, lo que limitará el uso de la nueva información disponible a menos que se disponga de algún medio de reestructurar los modelo ya existentes, actualizándolos  objetivamente con nuevos datos" (p.25). Para el autor esto es considerado como pensamiento lateral, en el cual la habilidad mental busca soluciones a situaciones de una manera distinta, generando así nuevas ideas.

Desde una óptica más gerencial, ahora puedo mencionar lo que es la creatividad empresarial, relacionando el término con lo que expresa Amabile (ob.cit), quien indica que la creatividad en el ámbito de las empresas permite al gerente una amplia gama de acciones y estrategias para no sólo ser original, sino más bien orientarse al éxito a través de nuevas vías para abordar los procesos gerenciales, con esto se garantiza la efectividad de la gestión creativa en las organizaciones, del mismo modo asocia la creatividad con la expresión de ideas originales, lo cual tiene influencia en la forma de hacer los negocios.

La misma autora indica que la creatividad complementa la productividad, eficiencia y control, esto aunado con la motivación intrínseca del individuo.  Destaca además, que es el gerente el encargado de fomentar el pensamiento creativo en sus empleados, con el fin de que se ejecuten las acciones de la mejor manera posible y así con esa labor eficiente ser una organización con originalidad empresarial.

Cabe resaltar lo que refiere Etkin (ob.cit), al mencionar que las organizaciones deben tener una renovación creativa, deben generar ciertas condiciones como flexibilidad en las relaciones y en la disposición de cambiar los esquemas mentales, puesto que a veces es importante romper los limites que están atando a la organización y también superar las barreras que impidan lograr consensos entre sus integrantes.

De este modo, el gerente garantizará el desarrollo, la madurez y la renovación dentro de la organización.  Con ello, obtendrá una organización viable, planificada y bien programada, a fin de asumir creativamente los procesos administrativos, que le permitirán tener la capacidad de generar nuevos modos de operar las múltiples fuerzas que hacen vida en ese tejido social que conforma su quehacer gerencial. 
Con base en los planteamientos anteriores, puedo interpretar que debido a la interacción de los fenómenos sociales, dentro de las organizaciones emergen situaciones distintas y a veces adversas en cuanto al entorno organizacional, esto por la interacción de la sociedad actual e incluso a la capacidad intelectual de cada persona, se ocasiona el dinamismo entre la masa laboral, es allí donde el gerente debe afianzar la motivación, dándole más atención a la motivación intrínseca, considerada de mayor relevancia por su carácter social, donde se enfoca el esmero al reconocimiento del trabajo por su eficiencia a través de acciones que estimulen su pasión e interés en hacer las cosas efectivamente.

A tal efecto, se estimulará al empleado con reconocimientos, cambios a su entorno laboral, dando elogios y entusiasmo a los esfuerzos creativos que se desarrollen en su ambiente organizacional. Es muy importante para el trabajador que el gerente fomente la creatividad, dando ánimos a sus empleados, ofreciendo recompensas por la creatividad, pero considerando que se genera una competencia positiva, y que sea equilibrada en cuanto al incentivo que se proponga.  
Ahora bien, la praxis gerencial está relacionada con lo que refiere al pensamiento creativo, esto debido a lo anteriormente descrito y que como es el gerente la persona que dirige y coordina las funciones de dirección dentro de una organización, es él quien forma parte del talento humano dentro de ese entorno gerencial, quien toma decisiones y representa la acción de liderazgo para orientar a su equipo a un desempeño eficiente.

Sin duda, en las prácticas gerenciales se evidencia la interacción entre las personas (talento humano) y la organización, dentro de la cual se conjugan múltiples condiciones en los procesos organizativos. Es allí donde el gerente debe apegarse a su condición de director creativo y estratega, buscando distintos escenarios para que la cultura de su organización sea innovadora y productiva.

Cada organización en la búsqueda de mejorar sus productos y/o servicios con eficiencia deberá diseñar estrategias, esto como vía de solución a las crisis económicas y financieras que afrontan, con la finalidad de posicionarse en el mercado, y para lo cual se requiere de un alto grado de competitividad. Por ello, las organizaciones están obligadas a definir estrategias que le permitan el acceso a ese mundo competitivo de hoy en día, y que la praxis gerencial debe ir acompañada de una gestión que garantice su materialización, sino los esfuerzos serán inútiles.

En este sentido, para las organizaciones educativas inmersas en el entorno antes planteado, la acción gerencial es de vital importancia, razón por la cual el gerente como estratega y guía de la gestión ocupa una posición central en esa búsqueda de competitividad, puesto que es él la persona que establece objetivos y dirige a un grupo de subalternos en las responsabilidades necesarias para lograr las metas predeterminadas, facilita el trabajo de la organización para que cada una de las partes integrantes puedan operar con la mayor eficiencia.

Con base a lo anterior, Gainza (2007), afirma que es responsabilidad del gerente establecer las buenas relaciones para activar el capital humano a través de la motivación y la promoción del desarrollo individual y un mejor entendimiento de todos los miembros que conforman un grupo administrativo.

Así pues, la gerencia educativa debe concebirse como una aplicación de varias técnicas sobre la base del pensamiento creativo, acciones estratégicas orientadas hacia la búsqueda de la excelencia, motivación constante al personal, entre otras, donde cada una de éstas están integradas holísticamente, será entonces la acción del gerente que las haga funcionar como un todo integral, aplicando sus habilidades y destrezas, promoviendo las  relaciones interpersonales con éxito para la resolución de conflictos, y  que éstos sean canalizados hacia el logro de los intereses colectivos, aprovechar los talentos y satisfacer las expectativas de su equipo de trabajo y además debe centrar el interés en minimizar las debilidades que pudieran obstaculizar el logro de sus objetivos.

Siguiendo la secuencia de las ideas anteriores, el citado autor, expone que el docente debe promover una gerencia participativa, que no es más que un proceso que debe cumplir con un papel de integración fomentando el cumplimiento de las funciones de planificación, coordinación, organización y control de todo hecho administrativo, a objeto de llevar a cabo el trabajo con una visión compartida.

De esta manera, la gerencia participativa promovida por los gerentes educativos se convierte en una herramienta indispensable para su acción gerencial, con esto garantiza un escenario más ameno y apertura espacios para el compartir y la promoción social, entendido esto como factor concienciador del quehacer pedagógico.

Entonces si se asume que el gerente tendrá decisiones profesionales que debe tomar, se hace importante aprender cómo tomarlas, éstas tienen significación en la medida que se hacen aspectos discernibles de la conducta gerencial.

Desde esa perspectiva, el director deberá considerar el sistema de ideologías, valores, creencias, ideas, normas, roles, costumbres, entre su masa laboral, además de incluir otros aspectos como son las invenciones y la innovación tecnológica lo cual orientará sus acciones a una gerencia creativa y efectiva.

En otro orden de ideas, quiero resaltar lo concerniente al desarrollo, ya sea de una organización o de una nación, esto tiene que ver con elementos que potencian su evolución económica y que transforma a grupos sociales determinados. Entonces, debe promoverse un crecimiento a través de la solución de problemas estratégicamente, con el apoyo de la innovación, estas invenciones deben ser capaz de lograr dicho desarrollo.

Indudablemente es primordial el papel que juegan las tecnologías de la información para que fluya ese crecimiento, y forje un aumento en la productividad, y con esto favorecer los procesos de evolución y desarrollo organizacional. La misma postmodernidad es garante de esto, vino a germinar el desarrollo en muchas partes del mundo, proponiendo nuevos modelos económicos, políticos, de organización y crecimiento más operativos y dinámicos.

Al respecto, me apoyo en las ideas de Vázquez (2005), quien expresa que:
El desarrollo se refiere a procesos de crecimiento y cambio estructural que persiguen satisfacer necesidades y demandas de la población y mejorar su nivel de vida y, en concreto, se proponen el aumento del empleo y la disminución de la pobreza… conseguir mejoras al bienestar económico, social y cultural de poblaciones concretas, estimulando el aumento de la competitividad de la economía y de las empresas en los mercados internacionales (p.25).

Las ideas del autor son bastante pertinentes en lo que se refiere a la postmodernidad, puesto que luego de la segunda guerra mundial se formaron grandes procesos de integración como consecuencia de esa búsqueda de desarrollo en las naciones afectadas, plantearon escenarios que propiciaban ese acercamiento a mejores condiciones, el desarrollo económico que permitiera la reconstrucción de sus industrias, ciudades y de la sociedad en general.

Así pues, se unen un conglomerado de factores: económicos, culturales, políticos, institucionales, humanos, entre otros, para constituir una búsqueda de un potencial desarrollo, el que les permitió encontrar y utilizar mejor sus recursos y producir bienes y servicios más eficientes.

Es conveniente acotar que, para el logro del mencionado desarrollo la acción gerencial de quienes dirigían las instituciones o naciones para ese entonces jugó un papel importantísimo en estos procesos, pues el gerente con su rol de emprendedor debió orientarse hacia la utilización adecuada de dichos recursos y apoyarse de las innovaciones tecnológicas y organizativas que se presentaron en esa época. Con esas acciones que permitieron generar un entorno social favorable y que fue capaz de transformar una realidad y de generar desarrollo.

En ese orden, esa visión de desarrollo durante la postmodernidad, es conveniente que se destaque que las economías de la década de los 80 durante el siglo XX estimularon el crecimiento en la productividad y en materias de factores productivos, las sociedades para ese momento entonces debían asumir el desarrollo desde una perspectiva más intrínseca respecto a sus comunidades o poblaciones.  No obstante, a pesar de todos los obstáculos se superaron las barreras y esto permitió que el sector industrial se posicionara en pro de esa evolución económica y social.
Las ciudades, regiones y los países debían conjugar una serie de recursos económicos, culturales, institucionales, entre otros, para el logro de ese potencial desarrollo, buscando ideas y proyectos que le facilitaran la utilización de esos recursos y poder producir bienes o servicios para mejorar sus condiciones de vida. Bajo ese enfoque, se consideraba muy importante el papel de la tecnología en los procesos productivos.

En síntesis, la capacidad emprendedora y las condiciones del entorno social e institucional serían las acciones garantes de transformar la realidad, mejorando la capacidad de ahorro de las organizaciones, en función de enfatizar el crecimiento de un territorio determinado y lograr estimular la competitividad colectiva.
De allí, quiero referirme al Desarrollo Endógeno (DE), al que considero como esa característica de despliegue de potencialidades que tiene una comunidad, que le permite desarrollarse desde dentro, ese potencial económico de un país o nación, y que está orientado a la satisfacción de necesidades y/o requerimientos de determinada población.

En concordancia con lo anterior, Vázquez (ob.cit), argumenta que el DE reúne un conjunto de características que le dan una configuración específica, señala que son procesos que gestionan la acumulación de capital impulsados por una capacidad de ahorro para la evolución de las empresas y del desarrollo de la sociedad local.  También refiere que los procesos del DE llevan inmerso la aplicación de innovaciones tecnológicas en la mayoría de los casos, uso eficiente de los recursos para la obtención del desarrollo en determinados territorios y que son capaces de transformar una sociedad. Como complemento, se le concede un papel preponderante a la sociedad civil (comunidades), a las empresas y organizaciones en esos procesos de crecimiento, así como también de cambios.

La gestión del DE desde el punto de vista social engloba elementos o factores de productividad y diversificación de bienes y servicios, que trabajan con políticas eficaces cuando son ejecutadas realmente por las comunidades, puesto que las personas en su condición de actores sociales orientan su labor como organizaciones flexibles que conocen las necesidades y carencias reales de su entorno.  Por ello, aplican procesos operativos eficientes, que desde su interacción surge un entorno innovador.

Con base en lo expresado, actualmente en Venezuela se ha fomentado a ultranza el DE, políticas de Estado apelan por llevar el poder a las comunidades e instituciones, aplicando mecanismos que conducen a la utilización eficiente de recursos económicos que son asignados directamente a estos grupos de personas, buscan potenciar la autogestión y la resolución de sus necesidades. Se emplean diversas acciones de integración local para producir aumento de productividad e innovación y crecimiento en la economía mediante la aplicación de nuevas estrategias.

Es por eso que, el Estado venezolano apuesta a que el DE aumente la productividad, difunda la innovación y el conocimiento desde dentro de las comunidades, llegando a cada espacio del territorio nacional con el fin de consolidar una economía popular y social, generando espacios más productivos y alianzas estratégicas en cada una de las comunidades, con el establecimiento e integración de las comunas así como también el fomento de ayudas económicas para la ejecución de proyectos socioproductivos.