LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

José Pérez Veloz (CV)
Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez

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5.4 -La relación  hombre-naturaleza en la formación de la imagen de sí mismo.

El hombre es parte de la naturaleza, sin embargo éste no  ha valorado  en su justa dimensión el significado de ésta en el entramado eco-social. El hombre sin la naturaleza no puede vivir, mientras que la naturaleza si puede permanecer sin el hombre, quien  no la valora en la medida en que cuando éste es atrapado por el deseo desmedido de acumular bienes materiales la destruye, limitando así sus posibilidades de bienestar entendido como bien ser. En este perfil, el hombre mismo se constituye en una amenaza para la perduración de la especie humana.

 Con relación a la entidad vinculante entre las informantes y el sentido de pertinencia con la naturaleza, se abordó a la informante I, a partir del planteamiento siguiente:

          J- Si la Universidad viene aquí y organiza a todos los que se graduaron de Básica y los que son bachilleres y organizamos una especie de asociación, en convenio con la Universidad o con cualquier otra institución, dependiendo de las aspiraciones que ustedes tengan en continuar estudios superiores y organizamos una cooperativa, una brigada ecológica, ¡porque es importante que ustedes sepan que están ubicados en una cuenca hidrográfica y es bueno proteger el río! Este es el río Mapuey que nace en esta zona. ¿No se si tú crees que es importante que se deba incorporar más gente?

 A lo que ella respondió:

           “¡Si yo tuviera una varita mágica para mover todo El Cacao y darles a todos vida! Yo lo haría, sobre todo al río, así como usted dice ¿verdad? Porque ese (el río) está así por culpa del gobierno porque le sacan la arena, lo canalizan y no sé otro carrizo para allá… que si pacá y resulta que lo hacen es dañarlo! porque en esos pocitos lo que puede uno es agarrar una enfermedad ¿entonces? Como usted dice, ¿verdad?”

 Ella está consciente del problema del rio, el gobierno permite su destrucción, porque son los contratistas y “propietarios” de empresas areneras quienes dañan el cauce del rio y la vegetación que lo protege de la evaporación. También se interpreta la impotencia de la informante ante el problema porque los organismos no hacen nada. Solo la “varita mágica” puede resolver el problema y ella no la tiene.

A la informante II, se le hizo la pregunta siguiente:

J: Usted que está aquí desde pequeña ¿Cómo ha ido cambiando el río, el turismo?, ¿Cómo han sido esos cambios?

Ella respondió:

C: cuando yo estaba pequeña buscábamos el agua de ese río, era muy caudaloso, profundo, hondo. La gente le tenía miedo porque el río tenía mucha fuerza, pero ahora ha venido disminuyendo eso a causa de lo que le dije ahora de las quemas. Este año quemaron hasta la orilla. Antes los hombres tenían que quitarse los pantalones pa’ pasar el río y ahora lo que hacen es enrollárselos hasta la espinilla, como dice uno, para pasarlos.

Ella sabe por su propia percepción que el rio está disminuyendo el caudal, lo cual es una real amenaza no sólo para la comunidad de Barro Negro, sino para las ciudades de San Carlos (capital del Estado Cojedes) y para las Vegas Municipio Rómulo Gallegos y Lagunitas, Municipio Ricaurte; además del sistema de riego agrícola.

Es importante destacar que el rio Tirgua es una de las atracciones turísticas de Cojedes. En el caso del Municipio San Carlos, el río tiene el balneario Boca-Toma, con una panorámica de montaña pintoresca por la diversidad de árboles que progresivamente están siendo destruidos. Eso lo hacen los campesinos que talan y queman indiscriminadamente así como otros depredadores que con motosierras deforestan para comercializar la madera. En ninguno de los casos intervienen los organismos del Estado como el Ministerio del Ambiente o  la Guardia Nacional.

Así mismo, es significativo destacar que la naturaleza influye en la conformación de la imagen de sí mismo por cuanto estimula la percepción positiva o negativa según el paisaje, en la medida en que puede proyectar belleza o desolación; en el primer caso, produce alegría y felicidad y en el otro, genera depresión y tristeza.

Es importante reflexionar ante la necesidad del agua como elemento natural básico para la vida en general y especialmente para  la especie humana, ya que impacta decididamente en el  aseo personal. La higiene es indispensable para la salud física-mental y es un elemento eficaz para la conformación de la imagen de sí mismo.

En este punto, vale resaltar que el compromiso sustantivo de la educación es capacitar y formar a las comunidades –integralmente, se entiende- para la convivencia sociocultural y la armonía con la naturaleza, en un intercambio progresivo y ecológico hombre–ambiente. De allí la necesidad del uso racional de los recursos naturales, como garantía geopolítica de las generaciones futuras. Las  grandes civilizaciones de la antigüedad, se han destruido por la voracidad del hombre en contra de la naturaleza. A pesar de los avances del conocimiento tecno-científico, la humanidad no ha tomado conciencia adecuada -en términos de racionalidad- para respetar las leyes de la naturaleza y para mantener el equilibrio entre el hombre y su entorno desde una perspectiva planetaria.
 
Algunas sociedades han venido tomando medidas educativas para preservar el medio ambiente y han establecido políticas macrosociales dirigidas a estabilizar sus procesos de desarrollo, en función de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Esta visión toma en cuenta los alcances la realidad del medio ambiente en sus proyecciones futuras.

En el caso de nuestra América latina y el Caribe, es obvia la diferenciación de políticas geoambientales. Diamond (2006) al referirse  a las diferencias entre La República Dominicana y Haití,  asevera:

 La diferencia de masa forestal entre los dos países corre paralela a las diferencias en sus respectivas economías. Tanto Haití como República Dominicana son países pobres que sufren los inconvenientes habituales de la mayor parte de los demás países tropicales del mundo que antiguamente fueron colonias europeas: gobiernos corruptos o débiles, graves problemas de salud pública y menor productividad agrícola que en las zonas templadas. Con todo, a pesar de todos esos inconvenientes, las dificultades de Haití son mucho más graves que las de la República Dominicana. Haití es el país más pobre del nuevo mundo y uno de los países no africanos más pobres (p.433).

          En esos inconvenientes se ponen en evidencia los referentes culturales, que determinan el destino de las  civilizaciones en su forma de construir la cosmovisión de la  sociedad. Diamond (ob., cit.), señala:

La República Dominicana, es también un país en vías de desarrollo que comparte los problemas de Haití, pero está más avanzado y los problemas son menos acusados. La renta per cápita es cinco veces superior y la densidad  de población y la tasa de crecimiento de la población son más bajas  (p.434).

           La racionalidad tanto en el crecimiento poblacional como en cuanto al uso de los recursos naturales ha permitido que la República Dominicana haya alcanzado niveles de desarrollo más avanzados que Haití, aunque compartan características geográficas similares. Diamond (ob., cit.) hace referencia a estas diferencias:

 Haití alberga… diez millones de habitantes frente a los 8.800.000 dominicanos. Pero la extensión de tierra de Haití es solo ligeramente superior a la mitad de la República Dominicana…La combinación de esa mayor densidad de población y menor pluviosidad fue el principal factor responsable de que la deforestación y la pérdida de fertilidad del suelo en la vertiente haitiana fueran más rápidas. Ademas, todos aquellos navíos franceses que llevaban esclavos a Haití regresaban a Europa con cargamentos de madera haitiana, de forma que a mediado del sigo XIX las tierras bajas y las laderas de media montaña de Haití habían quedado en gran medida desprovistas de madera para la construcción (pp.445-446)

 

          Es ampliamente conocido el aislamiento haitiano por razones políticas y raciales –en algunos casos, propiciado por ellos mismos- así como la indiferencia de América Latina y el Caribe, que ha estrechado lazos muy débiles con la nación de Petión y ha establecido pocos nexos de solidaridad humana con ese pueblo. Se requiere un fuerte impulso que los ayude a emprender un audaz programa educativo que sirva de base para la transformación social y que contribuya a profundizar los cambios realmente significativos en sus estructuras socio-culturales. El caso de Haití, refleja de manera patética la infravaloración y la opacidad de la imagen de sí mismo. Por lo menos esa es la visión que se proyecta hacia afuera.

La especie humana debe abrir espacio a la multiculturalidad-intersubjetiva, para romper con las estructuras socio-culturales asfixiantes que distorsionan la convivencia ciudadana, en el sentido que la vida rescate su significado valorativo, entendido como el reconocimiento empático entre las personas. Para ello, es necesario el establecimiento de normas que contribuyan a proteger la especie y refuercen los programas de defensa y preservación del medio ambiente.

Cuando los seres humanos son atrapados por la nubosidad de los acontecimientos, pierden las perspectivas del futuro y entran en una anomia ante la vida. En cierto modo, se les diluye la noción del pasado y quedan a merced de un presente incierto, que les consume el placer por la estética; pierden así hasta la noción de destino, como horizonte que sirve de panorámica  para construir los proyectos de vida (Parra, 2006, p.) En este aspecto, Pamuk (2006) señala:

….las revistas o libros escolares les han hecho falta paisajes del pasado de Estambul. …los tiempos más felices de la ciudad fueron pintados en color, aunque fuera con los humildes colores de la aguada, pero los estambulíes no pudieron disfrutar del placer de ver su propio pasado ni siquiera con esos colores y, por razones técnicas contra las que nunca se revelaron  y que asimilaron como si fueran su destino, siempre vivieron su ciudad con un sentimiento de blanco y negro. Esa carencia estaba en perfecta armonía con su amargura (p.61)

El autor hace referencia a la decadencia de una de las ciudades que ha representado lo más connotado de las civilizaciones del mundo (Bizancio, Constantinopla e Imperio Otomano), cuya descripción deja en claro que la occidentalización fracturó la dignidad de sus ciudadanos para convertirlos en agentes indiferentes, sumergidos en la resignación. Se intuye que se ha empobrecido la imagen de sí mismos. Pamuk (ob., cit.), afirma:

Otra cosa que convierte en más permanente la sensación de blanco y negro es que no hayan existido ojos capaces de percibir ni manos capaces de pintar los triunfantes y felices colores del pasado que surgen del interior de la ciudad (p.60)
 Es evidente que al perderse el encanto del paisaje, disminuye la imagen de sí mismo y en consecuencia se fractura la dignidad, como consecuencia de la infravaloración  que implantaron  quienes tomaron los escenarios de la cultura originaria. 
 
Es importante destacar, que la naturaleza también es humanizada (cuando no es destruida) por la acción del hombre. Un ejemplo de ello son los parques y la construcción de diversas edificaciones que realzan y proyectan el legado histórico-cultural de los pueblos. Las ciudades dan cuenta de la imagen del sí mismos.

 En tal sentido, vale destacar que las ciudades son paisajes humanizados que representan la imagen de sí mismo de los diversos sectores sociales que constituyen esa sociedad: urbanizaciones, barrios, barracas, poblados caseríos, entre otras categorizaciones, que reflejan la imagen de los modos de vida y el nivel cultural de sus habitantes. Puede decirse que el auge y el declive de la sociedad, se refleja en la imagen de las ciudades. Pamuk (ob., cit.) puntualiza:

A veces la ciudad se convierte en un lugar  completamente distinto. Los colores de las calles que a uno le hacen sentirse en casa desaparecen de repente, súbitamente comprendo que las mismas multitudes que tan misteriosas me parecen cada vez que las veo, en realidad, llevan siglos errando sin rumbo por las aceras. Todos los parques se transforman en un momento en eriales fangosos e insípidos, las plazas cubiertas de postes eléctricos y paneles publicitarios en fríos espacios de cemento y la ciudad en un lugar tan completamente vacio como mí alma (ob., cit.p.363)

La ciudad descrita es Estambul (capital de Turquía), que es presentada por el autor con una imagen actual de decadencia y de una profunda carencia espiritual. Su signo se traduce en la indiferencia de sus habitantes, por el derrumbe de una cultura milenaria, parecida hoy a una sociedad de zombis que deambulan por las calles sin ningún sentido  valorativo de la vida y sin alegría de vivir. Su gente se ha deformado en su esencia por la transculturización y la penetración occidental, en una especie de declive sociocultural. Pamuk (ob., cit.) comenta:

 EL motivo por el que todos aquellos que descendían de la última generación de millonarios y bajas otomanos occidentalizadores y que Vivian, mejor o peor, entre la cultura tradicional y la occidental eran incapaces de capitalizar las propiedades que habían heredado  de sus padres o de sus familias, de transformar sus riquezas en parte del salvaje capital comercial e industrial que crecía a toda velocidad en Estambul, se debía a que toda aquella gente antigua era consciente de que, no ya producir y comerciar con ellos, sino que ni siquiera se sentarían a tomar un té con esos “rudos y mal educados comerciante” que de la misma forma que compartía con ellos una cultura de comunidad ( p.227)

Todo indica que los antiguos pobladores fueron infravalorados por los industriales europeos. Es evidente que la globalización requiere de la capacitación para competir y quienes no se incorporen a la tecno-ciencia, quedan desplazados tanto en lo económico como en los prestigios sociales. La imagen que queda es la de “…. Misteriosos ricos…como a veces la sensación de transitoriedad y vacio que provocaba el que no se supiera qué iban a hacer con sus dineros, su incultura y su vacio espiritual” (Pamuk ob., cit.pp.225-226).

Esta realidad descrita deja entrever el empobrecimiento de la imagen de sí mismo, que toma dimensiones colectivas debido a la fractura de la dignidad. Se trata de la  decadencia de una cultura tradicionalmente fuerte  que se desploma en parte por la fragilidad de la educación para responder eficazmente a los nuevos retos de la tecnología europea–norteamericana.
El paisaje no es percibido de la misma manera; ya no es la cultura comunitaria, ni el extraer de la naturaleza la materia prima para la producción artesanal. Ahora se trata de explotación intensiva y a gran escala de la naturaleza en procesos industriales mediante la aplicación de tecnologías avanzadas, producidas en los países industrializados de Occidente.

 El efecto de la desnaturalización cultural influye en los modos de vida de las comunidades, al fracturarles su esencia, es decir, la dignidad. La realidad humana presenta un rostro borroso que impide visualizar la imagen simbolizada en los sueños de esperanzas, que permitan consolidar los proyectos de vida, enmarcados en el bien ser y el bien hacer. Aguilar (2007) reflexiona:

El polvo del desierto arrastra tras de sí incontables historias que parecen mirarnos de frente de vez en cuando, para alejarse irremediablemente tan sólo unos instantes después.  Cuando miramos el desierto, en realidad lo que vemos son muchísimos desiertos, y cada uno de ellos es habitado por seres semejantes y aún distintos; todos y cada cual percibiendo su propio horizonte y tratando de entender un poco lo que está detrás de cada huella, lo que se avecina en la sombra o lo que predice aburrido el destino (p.301)

Esta descripción-metafórica presenta la realidad del habitante de la Baja California ubicada entre México y los Estados Unidos, específicamente, Santa María de las Piedras y retrata la tragedia espiritual de la vulnerabilidad de su identidad étnica desde el punto de vista cultural. La metáfora indica que la imagen de sí mismo es un desierto, en otras palabras un terreno espiritual inhóspito, lo cual necesita la educación como abono para convertirla en suelo fértil, en donde germine la semilla de la esperanza, producto del trabajo creador y un modo de vida digno. Se trata de rescatar “…la distancia o el feliz salvoconducto que nos permita regresar a lo nuestro, al paisaje cotidiano; al orgullo de haber sobrevivido lo que para muchos seria el fin del mundo o cualquier otra salvación personal…” (Aguilar ob., cit.p.302). La educación sería así un pivote clave para revertir las tendencias de exclusión en el contexto de la globalidad.

Venezuela cuenta con una importante diversidad climatológica y una abundante y diversa fauna y flora. Cuenta además con abundantes cuencas hidrográficas, lo que amerita una política de Estado con participación de la ciudadanía orientada a fortalecer una educación comunitaria ambientalista, que vaya más allá del discurso.