LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

José Pérez Veloz (CV)
Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez

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5.3-La espiritualidad  y su influencia en la  consolidación  de la imagen de sí mismo.

             La espiritualidad trasciende más allá de lo religioso y es interpretada y concebida desde una visión integradora del comportamiento  humano. Se orienta hacia la consolidación de un ciudadano dotado de cualidades especiales en las diversas dimensiones; por lo tanto,  parte de pequeñas cosas que van formando un andamiaje complejo hasta alcanzar dimensiones macrosociales.  Zin (2005) sostiene, a propósito de lo que nos falta en ese recorrido, lo siguiente:

No hace falta un gran plan para terminar con el hambre en el mundo, no hace falta un gran diseño. Basta con que cada uno de nosotros esté atento a las necesidades del otro. Basta con que cada uno de los que tuvimos la suerte de nacer en el lado afortunado de esta historia, demos un poco, para que el mundo cambie. Por eso es tan interesante el Postgrado Solidario, porque la gente aprende qué se puede hacer para ayudar, cuáles son los caminos. (p. 208)

          Significa que  es necesario afianzar la educación solidaria, para que cada persona sea  capaz de darle ayuda a su semejante enseñándole cómo resolver sus problemas, reinventar, comprender y valorar  lo que hacen los demás en el entorno social -circundante de manera práctica y concreta: las personas que limpian las calles, los que envían el agua por los acueductos, los choferes de transporte público,  el trabajo doméstico, las amas de casa, entre otras tantas funciones que cumplen los ciudadanos  que, por ser tan cotidianas pasan desapercibidas (invaloradas) como personas útiles y vitales para la convivencia en sociedad.

              De allí, que se debe partir de la espiritualidad comprendida como la valoración esencial de la condición humana. Es sentir la empatía, para compartir las virtudes y bondades, de la inteligencia-creativa, para generar felicidad individual y colectiva, fundamentada en la humildad como fuente de riqueza espiritual, despojados de los prejuicios heroicos de quienes pretenden o tienen la potestad de dirigir la sociedad. Fraga (2002) al respecto, manifiesta:

Detrás de cada héroe hay una víctima. Ahí está el problema. Superman no tendría razón de existir si todos en la metrópolis estuvieran bien. Tú eres héroe porque hay víctimas alrededor de ti, sino, no lo serías. En la vida de los héroes, con todo, no hay éxito, sino logros, pero los logros no proporcionan la paz, y lo que no da paz no tiene sentido, porque la única clave del verdadero éxito es la paz. (p-106).

La educación para asumir una actitud activa para la paz, debe ser comprendida  en concreto, en términos de un  compromiso ético-estético de  quienes pretendan  alcanzar los liderazgos  que permitan  contribuir con la formación de una ciudadanía dialógica en la praxis de la convivencia            social.
 De tal manera que los líderes responsables de formar ciudadanos deben partir de una posición altruista, lo que implica que deben sustentarse en  una visión horizontal de las relaciones sujetos –sujetos, superando las reglas  dominantes de la percepción del otro como  sujeto-objeto, en las relaciones interpersonales.

 Así se superaría una de las perversiones humanas que más estragos ha ocasionado, como es la violencia.  En contraposición a ello, vale apostar por el fortalecimiento del amor individual, el cual se concreta en acción colectiva.

 A la informante I, se le preguntó:

Y ¿Qué es para ti el amor?

Como respuesta expresó:

Y: ¡Ufffff… el amor es lo más grande que pueda existir para mí. Bueno, se puede definir así. El amor de la madre hacia sus hijos, eso es clase aparte; eso es un amor incomparable; es algo que le  da… a uno aquí en el pecho. A un hijo de uno le pasa algo y eso lo siente uno completico.  Bueno, el amor de hijo es muy bonito. El amor de madre es lo mismo, porque el amor de madre lo lleva uno aquí en la sangre… 

Ella categoriza el amor como dimensiones de la espiritualidad. Para ella el amor de madre es un sentimiento interior que vincula de manera inseparable a la progenitora con los hijos  e hijas. No hace alusión al padre (ella conoció al suyo después de tener hijos) Ver entrevista Por otra parte afirma: “también hay el amor de amigo… yo tengo una amiga que yo la quiero mucho. Entre ella y yo hay un gran amor, un gran cariño, una gran comunicación”. Ella y yo nos decimos todas las cosas…” Para ella el amor de amigos es comunicación, un sentimiento más superficial que el amor de madre. Con relación al amor de pareja es una interrogante…” ¿amor entre hombre y mujer? Bueno, uno a veces creemos que estamos enamorados y de repente ese hombre se va y uno cree que nos vamos a morir; pero eso pasa”.

 Deja entrever que su espiritualidad ha sido fracturada por sus reiteradas separaciones de parejas diferentes y no tiene arraigado el sentimiento de amor matrimonial. Para la informante, el amor  está globalizado en la condición humana, está centrado en la convivencia socio-familiar. Es por ello que reflexiona:

“Amor es aquello que uno comparte, todos aquellos momentos  que comparte: con la pareja, con los hijos, la familia… todos esos momentos agradables, los problemas económicos, enfermedades, y todas esas cosas que se viven en el hogar, alegrías, los sufrimientos. Yo se qué el amor es algo muy grande…”

 Se interpreta que por momentos recupera la agradables vivencias  de su pasado, que reflejan haber disfrutado de la felicidad, de compartir las  virtudes y vicisitudes, en convivencias familiares, lo que puede ser el referente cultural que le produce fortalezas para estudiar y plantearse proyectos de vida fructíferos desde la espiritualidad.

 La informante II, fue abordada con relación a la espiritualidad, interpretada desde su experiencia en el (PEP) En ese sentido, indicó:

J: ¿Eso motivaba a sus hijos?  ¿Cómo se sienten sus hijos y su esposo ahora que usted se graduó de Técnico Medio?

C: Bueno, los hijos míos me han estimulado para que siga estudiando. A veces me siento desanimada y ellos me dicen: no mamá ¿cómo va a abandonar ahora?

 Las dos (2) informantes son formadas en familias constituidas psico-afectivamente diferentes. La informante I, es formada por su madre y hermanos mayores, hijos de padres diferentes; ella transitó el mismo destino (tuvo hijos de padres diferentes) La informante II, fue hija de padre y madre unidos hasta la muerte y ha permanecido con su esposo padre de todos sus hijos. Ambas informantes tienen un modo de vida en común: son familias campesinas desde sus ancestros; por tanto, la educación culturalmente no es lo más apremiante. Al parecer, el respeto por la unión matrimonial juega un papel importante, en cuanto a la consolidación de la espiritualidad. Al respecto la informante II, expresa:

“En cuanto a mi esposo, al comienzo estaba medio mañoso (dudoso) Él no quería y me decía: ¿Qué vas a estar aprendiendo después de vieja? Pero después se fue acostumbrando, incluso cuando estaba haciendo las pasantías, yo me quedaba sorprendida porque cuando llegaba ya él me había preparado la comida (risas de satisfacción) Por lo menos, él también me ayudaba económicamente con los pasajes y para pagar las inscripciones (Fe y Alegría) También mis hermanas me ayudaron. Una de mis hermanas tiene una computadora y ella me dijo: aquí tienes la computadora. Yo poco a poco hago mis trabajos. El informe de pasantía lo hice con lo poco que aprendimos de computación, porque la verdad es que debo aprender más de computadora. Aunque escribo como una gallina comiendo maíz, pero puedo hacer mis trabajos (risas de satisfacción)”

En ambas entrevistadas, se notan cambios significativos en la espiritualidad. Se percibe en ellas un afloramiento del amor propio, lo que se interpreta como el fortalecimiento de la dignidad, lo que es básico para la superación de la violencia mediante la educación, libre de dogmas que reprimen la plena manifestación de la espiritualidad. Balandier (ob., cit.), refuerza:

En la sociedades de la tradición, está siempre presente, siempre en marcha y bajo control: desde el homicidio… en los enfrentamientos internos de grupo a grupo, hasta la guerra (orientada hacia extranjero, enemigo real o en potencia); desde la violencia  en los medios de comunicación masiva, medio de educación y socialización de los adolescentes, hasta la violencia oculta, insidiosa, que reviste la forma de brujería, y la violencia abierta jamás contenida totalmente (p. 189).

             La violencia en todas sus manifestaciones, es una desviación de la espiritualidad, en el entendido que la espiritualidad trasciende los dogmas religiosos que también son generadores de violencia, por cuanto se fundamentan en verdades absolutas (sin espacios para la disidencia) y por tanto forman ciudadanos intolerantes. Esto destruye precisamente la esencia  de ser ciudadano.

           La espiritualidad entendida en el concepto de reguladora de la intuición puede ser provechosa para la formación de la persona. En este sentido Chopra (2000) sostiene:

 Nunca nos fiaremos de nuestra intuición hasta que nos identifiquemos con ella, cosa que tiene relación con la autoestima. En las primeras fases del crecimiento interior, se estima a una persona que pertenece al grupo y que mantiene sus valores. Si el  conocedor interno intenta hacer objeciones es sofocado. La intuición se vuelve un enemigo, porque dice cosas horrorosas que se supone que no debemos escuchar; por ejemplo, un soldado que sacrifica su vida en las líneas del frente no puede permitirse pensar sobre la barbaridad que es la guerra y estima que lo correcto es el pacifismo. Si su voz interior le dice: ¿Cuál es la cuestión? El enemigo no es más que yo mismo en la piel de otro hombre, la autoestima se hace añico (pp.151-152).

          Oír las voces que salen del interior, permite sentir las voces de los otros. Es allí donde se concreta la espiritualidad, en la praxis de la convivencia intersubjetiva, de lo contrario no se pasará de ser conglomerados de individuos que habitan en un área geográfica determinada; jamás se podrá considerar que se constituye así una comunidad ni se tendrá el concepto claro de  lo que significan las instituciones  creadas para la protección de la sociedad en su conjunto.
 
          La espiritualidad es el mayor aliciente para una sinergia social. “De tanto interrogarnos acerca de la sociedad y los elementos meramente racionales, intencionales o económicos que la constituyen, hemos dejado de lado la socialidad, que en cierta forma es una empatía comunalizada” (Maffesolí, 2005, P.151). Es por ello, que es necesario indagar sobre la importancia de la inmaterialidad de los espacios públicos como reflejo de la imagen de sí mismo.