LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

José Pérez Veloz (CV)
Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez

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  5.5-Las relaciones de poder y la configuración imaginaria de sí mismo.

En el imaginario de cada líder gobernante está presente el referente cultural que constituye la realidad de su cosmovisión del mundo intrínseco –extrínseco a partir del despliegue de su personalidad. Esos referentes están siempre presentes en sus procesos de gestión pública o privada y le sirven de plataforma cognitiva para definir los tipos ideales y la conformación de las relaciones de poder, donde el otro, los otros, tienen una determinada significación que no es inocente: ésta guarda relación con su historia de vida y el eje particular del entorno social que lo impacta desde la infancia.

  En ese recorrido –el del ejercicio del poder- a los gobernantes se les adhieren otros ciudadanos marcados por el compartimiento de ideología más o menos comunes, en una interacción social marcada por sistemas políticos de diversas tipologías: democracias liberales, dictaduras cívico-militares, populismos tumultuarios, socialismos dogmáticos; entre otros.
 

Sin embargo lo que predomina es la conformación espiritual de los líderes, y la configuración de la imagen que se han formado de sí mismos. Es por ello que Tierno (2005) destaca:

….en las relaciones humanas, en la vida podemos observar cómo el pusilánime e inseguro que se siente incapaz y necesita alguien en quien apoyarse y que le guíe se encuentra casi siempre al servicio y bajo las órdenes de un orgulloso fanfarrón, a quien sirve y ante quien se humilla. ¡Cuántos resentidos fanfarrones aprovechan la inseguridad y la ineptitud de esos pobres seres para reafirmarse a sí mismo y sentirse superiores e importantes (p.66).

De aquí se percibe que las tiranías surgen porque los individuos con ambiciones de someter a su antojo a los demás; se consiguen a un sector mayoritario de la sociedad en una condición de minusvalía existencial, deseosa de conseguir un protector a quien delegarle sus responsabilidades.

En la educación que recibe la persona en su infancia, está  la clave maestra para la conformación imaginaria de sí mismo; por cuanto: “Desde temprana edad un niño toma el camino equivocado de la responsabilidad, de la pasividad, de que otros le solucionen sus pequeños problemas” (Tierno ob., cit.p.66). De allí que un niño a quien su madre le dice (el autor de esta investigación) ” Usted no es un chocotero (sirviente) de nadie”  le está exigiendo que tiene el deber de asumir su responsabilidad de autorrealizarse sin endosarle su existencia a otros para sobrevivir, es cumplir con  el compromiso consigo mismo.
    
   Este perfil de personas al asumir responsabilidades institucionales (colectivas), mantiene un comportamiento enmarcado en la empatía y respeto a la diversidad, sin imponer sus valores a los demás. Son los líderes altruistas y solidarios que comprenden que “…. existe también un compromiso en la búsqueda de un mejor equilibrio entre todos, porque tenemos derecho a habitar este mundo,…y tratar de vivir mejor en él” (Aguilar ob., cit. p.32).

En el caso venezolano, el poder ha estado históricamente signado por el todopoderoso –individualista (salvo pocas excepciones de los civiles -demócratas): caciques,  conquistadores españoles,  caudillos militares,  déspotas civiles, entre otras categorías de “líderes”, que han zaceado sus ambiciones, y frustraciones a costa de la pobreza espiritual –material de la población resignada por la vulnerabilidad del poder, que excluye  a las personas de los derechos humanos más elementales para la vida en sociedad.

La informante, I, ante las infructuosas gestiones que hizo en los tribunales para que los padres de sus hijos cumplieran con el compromiso de la manutención de sus hijos expresó lo siguiente:

          Y- “….yo en los tribunales quedo como una loca porque le creen más al hombre, porque la palabra de una humilde mujer no vale para los tribunales. Por eso es que pienso estudiar Derecho. Seré justa así corra peligro por decir la verdad, porque eso ocurre mucho en este país, que por decir la verdad uno aparece abombaos” (muerto).

Con lo cual deja claro que en Venezuela la justicia para la mujer  es vulnerada, las relaciones de poder inclinan la balanza hacia los hombres y  de quienes tienen dinero.

  En tal sentido  Venezuela demanda cambios  culturales profundos, con fines definidos con la noción de destino orientado hacía obtener y producir los medios necesarios para superar la errónea percepción  de: “El verdadero desarrollo está ligado al desarrollo cultural. Una invasión cultural puede…dejar a las victimas en estado de anomia…” (Montes.2006.p.63).

Por tanto, en Venezuela se requiere irrumpir el modelo cultural desde su propia esencia, depurándose de los vicios arrastrados del pasado, para abrirse paso a una nueva manera de ejercer el poder, sustentados en fines y medios consensuados por las mayorías de los ciudadanos, sin la imposición mesiánica de un solo individuo. A manera de ejemplo se hace referencia: Montes (ob., cit.).

  Israel introdujo en nuestra cultura la noción de progreso y de fin. Ante el mito del eterno retorno (Eliade) de los pueblos antiguos, Israel rompió ese círculo infernal. Se puso en marcha tras una esperanza: la tierra prometida. Esa tierra ordenó la marcha, permitió elegir los medios y fijar los plazos. Cuando se nubla el fin se pierde la libertad….vivimos en una sociedad rica en medios y carente de fines por los cuales valga la pena vivir y sacrificarse (p.63).

Al comprender los fines como propósitos de la sociedad en su conjunto, se daría un paso importante hacia la cultura del encuentro humano, lo cual produciría cambios significativos en la convivencia social, por el afianzamiento de la imagen de sí mismo centrado en la persona -abierta a la cosmovisión universal que va más allá del reduccionismo individual “Nuestra cultura ha insistido en el individuo más que en la persona. El concepto de persona recalca la idea de que somos un centro de relaciones; en cambio, la noción de individuo acentúa la división, la diferencia” (Montes  ob., cit.p.63). Este señalamiento que hace referencia al caso específico de América Latina se interpreta que la cultura ha abonado el terreno como campo abierto para el surgimiento  y consolidación del poder caudillista-tiránico-divisionista.

 

La ruptura de esta estructura del poder culturalmente establecido en América Latina y en Venezuela particularmente, se hace necesaria una educación para la convivencia en democracia que permita erradicar la concepción militarista, que ha perdurado como residuo cultural desde la dominación española hasta la actualidad. En este sentido,  Filmu (ob., cit.) denota:

La educación para la democracia debe abarcar….la posibilidad de los ciudadanos de hacer valer sus garantías contra la arbitrariedad política o frente a la fuerza y coacción organizada estatalmente….En este punto la educación juega un rol preponderante en la formación para la participación política….en las instituciones de la vida social…la escuela….debe brindarla formación en el pensamiento crítico (p.159)

Esto significa que se hace necesario transformar las relaciones de poder, mediante la educación, que afiance en los ciudadanos, el conocimiento y reclamo de los derechos que le corresponden como personas, en tal razonamiento.

La informante II, tiene su residencia en el caserío Barro Negro, perteneciente al Municipio San Carlos, tradicionalmente su familia ha ocupado una parcela (conuco), propiedad de un terrateniente, en tal sentido se le hizo el planteamiento siguiente:

J: ¿Ustedes pueden ir a un tribunal para que les de el derecho de posesión y que esas tierras pasen a ser de ustedes?. ¿El Estado pague las tierras y ustedes puedan ser propietarios?

Ella respondió de esta manera:

C: Exactamente eso es lo que se puede hacer según las leyes, lo que pasa es que los organismos no nos han ayudado para eso o tampoco uno se ha movido para eso, no se ha pedido ayuda respecto a eso.

Aquí ha faltado, tanto una política  de atención por parte del Estado, como la preocupación por los habitantes de la comunidad, o tal vez se han acostumbrado a la tutela del terrateniente, que ha sido lo tradicional en estos casos. Sin embargo los habitantes no pueden acsesar a un crédito por la limitante de la propiedad de la tierra.

 En Cojedes, se mantuvo las relaciones de poder: amo- vasallo, que aún  se mantienen como un reducto cultural, sobre todo en el medio rural,  lo cual está muy arraigado en las cúpulas de los partidos políticos, con la conocida disciplina partidista, cuando están en el ejercicio del poder.