LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

José Pérez Veloz (CV)
Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez

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CAPITULO V

UNA MIRADA A LA EDUCACIÓN  DIGNIFICANTE DESDE LA IMAGEN DE SÍ MISMO

“Nunca está nadie más activo que cuando no hace nada, nunca está menos solo  que cuando está consigo mismo”

Hannah Arendt.

 

           Desde que el hombre comienza  a interrelacionarse entre sí  y a reconocerse en sus actuaciones, inicia un proceso de organización-configurativa de la imagen de sí mismo. Se trata de un proceso complejo que toma en cuenta las redes de interconexión  en la convivencia social.  Estas interconexiones complejas de la realidad sirven de soporte para que los individuos puedan comprender su propio mundo interior y construirse una cosmovisión del mundo exterior aproximada, contradictoria y cambiante.

Por otra parte, las mentes más creativas desarrollan la inventiva para producir conocimientos en función del bienestar y bien ser de la humanidad; allí ha radicado el meollo de las diferencias y desigualdades socioculturales, que se traducen en el miedo a  los fenómenos de la naturaleza. “La herramienta fundamental de los humanos para defender y mejorar su vida es la sociedad: la naturaleza es inhóspita y amenazadora porque no es sociable, porque está sometida a leyes de acción y reacción distintas a las pautas sociales…” (Savater, 2007, p.78)

 Así como el hombre siente miedo a la muerte, tiene necesidad de  albergarse en la esperanza de la vida eterna. De allí su necesidad de pensar en seres superiores e internalizar la sublimidad de la espiritualidad como elemento clave para armonizar el equilibrio psico-social; así nace la fe.

A fin de cuentas, el sentido de las creencias es impulsar y orientar la acción en el mundo real y simbólico. De allí que lo importante no es de dónde provienen-  intelectualmente –sino a dónde conducen en la práctica. Así que “La fe se funda en nuestro deseo de hacer o conseguir algo, no sólo es legitíma sino que puede ser indispensable (La única manera de escapar a la fe es la nulidad mental)” (Savater, Op,. Cit. p.36)

         En primera instancia, el hombre fue configurando los mitos  como construcciones simbólicas de la realidad circundante (la fe) a fin de darle explicaciones al indescifrable mundo que lo rodeaba. De allí pasa a las creencias religiosas y con ellas fue estableciendo los valores que le permitían ponerle límites a sus actuaciones y configurarse –al mismo tiempo- una imagen de sí mismo.
 
          Con el crecimiento civilizatorio aparece la política  y las normativas socio-jurídicas para regular y controlar las interrelaciones sociales. Y con estas normativas  surgen las relaciones de poder, que progresivamente se han transfigurado desde la regulación y el control de las acciones humanas al castigo y represión. Foucault (2008) señala:

…por la filosofía, sea del derecho monárquico o del derecho democrático, traté de ver cómo el castigo, el poder de castigar, cobraban cuerpo, efectivamente, en cierta cantidad de instituciones locales, regionales, materiales, ya fuera el suplicio o la prisión, esto en el mundo a la vez institucional, físico, reglamentario y violento de los aparatos concretos del castigo. …el poder del extremo cada vez menos jurídico de su ejercicio (p.34).

 

Significa que las relaciones de poder, son un mecanismo de dominación en vez de ser el medio de canalizar las diferencias eminentemente humanas, orientadas hacia la búsqueda de la verdad para juzgar por la justicia-jurídica. “Eso es válido en cualquier sociedad, pero creo que…esa relación entre poder, derecho y verdad se organiza de una manera muy particular (Foucault ob., cit. p.34). Esta deformación de las reglas esenciales para la convivencia social, influye directamente en la consolidación de la imagen de sí mismo, por cuanto los sujetos que  les sean vulnerados  sus derechos y negada su verdad, se empobrecen espiritualmente; progresivamente se van convenciendo que son seres inferiores en el seno de su misma especie.

Es así como, las relaciones de poder sustentadas en el control/dominación propician la opacidad de la imagen de sí mismo en  los sectores o grupos dominados, lo que se consolida como un círculo vicioso en la conformación de la cultura del inferior irreversible. El lastimero que pasa trabajo para no trabajar; el que pasa días en una cola para cobrar una dádiva;  el individuo que para conseguir o mantener un cargo de funcionario  vende hasta a sus seres más (“queridos”) cercanos; el que se refugia en las drogas para evadir su realidad; quienes piensan que su cuerpo es una mercancía -entre otras pobrezas del espíritu humano- son ejemplos de ello.

Todo ello niega o descalifica la autonomía de cada persona, ya que al colectivizarse la pobreza espiritual, disminuye la calidad de vida y se ensombrece la felicidad de la sociedad. Esto es así, por cuanto “….a partir de la prioridad que concedemos a la autonomía sobre cualquier otra concepción de la buena vida, es posible explicar la unidad o identidad propia del sujeto moral a través  de las múltiples vicisitudes que atraviesa en su vida” (Guariglia, ob. cit. p.98).
 
Esto indica que la autonomía personal -cuya sustentación está en la imagen de sí mismo- es una clave importante para abordar los retos de la vida social.

          Estos significativos constructos forman parte del complejo tejido socio-simbólico del hombre como producto de su propia creación, que aunado a la imagen revelada surgida de la fe religiosa y a lo que se define como cultura, ha contribuido a establecer reglas de convivencia. Se trata, eso sí, de procesos tensionales donde predominan los conflictos y los antagonismos en tanto prácticas sociales vinculadas a condiciones emergentes que se expresan en los diversos escenarios  geopolíticos del planeta.

          Guariglia (ob., cit.). Señala:

Desde el advenimiento de la modernidad existe una concepción del sujeto autónomo como un ser que se determina a sí mismo, en primer lugar asumiendo su propia existencia fáctica como una existencia limitada que tiene que vivirse, y luego como un sí mismo que debe buscar y hallar su propia identidad en su historia y en la vida compartida con otros sujetos (p. 96)

Es  a través de la cultura como el hombre le asigna sustentabilidad a su existencia y a la vida en sociedad. Para ello, ha generado un complejo sistema de métodos, estrategias, normas, valores y creatividad inventiva para darle trascendencia -en el tiempo y en el espacio- a su destino. Es indudable que los alcances y el nivel de desarrollo humano  dependen en gran medida de los niveles de autonomía sociocultural creados por los sujetos en una temporalidad determinada.
 La vertiente cultural-social define a su vez  el comportamiento individual-grupal, que posiciona a la colectivización como derecho público de los bienes y servicios producidos por la inteligencia humana a fin de constituir los valores sustantivos de la ciudadanía. Según  la cosmovisión de los ciudadanos, ésta apunta hacia “La primera prioridad de la formación de una conciencia moral autónoma como la capacidad de comprender, elaborar, y solucionar los conflictos morales de acuerdo con reglas generales compartidas por todos” (Guariglia ob., cit.p.97).

  Esta concepción se orienta hacia una ética general de acatamiento y respetabilidad colectiva. En este sentido, la educación es de vital importancia para esa configuración desde la cual se propone el ideario formal de un sujeto realmente humanizado. El objetivo macrosocial es la valoración de las personas con su bagaje de conocimientos y experiencias. Freire (2006) sostiene:

El concepto de ignorancia es relativo, pues, en primer lugar, nadie es absolutamente ignorante. Tú ignoras cosas y sabes cosas. El ser humano se basó en una cosa de la vida, que es la curiosidad, y profundizó la curiosidad. La curiosidad en el fondo, revela interés y también utiliza intereses. Descubre, genera,….es un problema que tú no respetes éticamente la curiosidad de las personas (p.94).

          El irrespeto a los saberes  y a la curiosidad de las personas es otro de los tantos modos de infravalorarlas. Constituye otro modo de fracturarles su dignidad, lo cual conduce al empobrecimiento de la imagen de sí mismo y la resignación en el orden psico-social y cultural.
 
           De allí los avances y retrocesos aportados por la educación a la formación civilizatoria (notoriamente diferenciados) y el establecimiento de  reglas para convivencia ciudadana. Estos procesos, sin embargo, han sido siempre controversiales, tensionales, entre las fuerzas creadoras y las acciones destructoras; algunas por ingenuidad y en otros casos premeditadamente, con la intencionalidad de producir daños a los propios semejantes.

            En este contexto, son importantes algunas reflexiones tanto de los teóricos del comportamiento social, como de las sencillas observaciones de la vida cotidiana, mediante las cuales los seres humanos afloran  el complejo mundo socio- cultural que se archiva en el subconsciente y que se expresa a través de los diferentes códigos del lenguaje; son una especie de reflejo de los registros que cada sujeto tiene estampado (rotulado) en la esencia del espíritu; el logotipo que lo identifica consigo mismo y con su entorno social.

 5.1- La formación cultural  y su influencia en la imagen de sí mismo.

El ser humano es creador del mundo circundante que al mismo tiempo reconfigura permanentemente la cosmovisión interior de cada sujeto; esto le permite conectarse y desconectase con el exterior, según la imagen que se haya construido desde su referente cultural. Es así como el sujeto se diluye en una multiplicidad de individuos que conforman  el cuerpo social, en una reciprocidad interior-exterior.

A la Informante I, por ej., en la entrevista, se le  formularon las siguientes interrogantes:

          J: ¿Cómo han sentido tus hijos y sobre todo tu hija, que se esté graduando de bachiller contigo? ¿Qué te dicen ellos? ¿Qué te dicen los vecinos?
A lo que ella respondió:

          Y: “De los vecinos, de ellos puedo decir (pausa) que me animan a que siga adelante, que no me caiga, que logre la meta; con relación a mis hijos, de verdad ninguno de ellos ha entendido este entusiasmo que tengo, con lo que yo he estudiado. Me da pena decirlo, pero no se sienten orgullosos de mí. Yo si me siento orgullosa de mí y sé que Dios me verá con buenos ojos”.

          En este contexto la familia es el andamiaje, donde la vida adquiere significados, específicamente en  “…las posibilidades de acceso y de éxito en la escuela crece según…. Las precondiciones recibidas de la formación familiar….” (García ob., cit.p.57).  En este punto, vale la pena hacer una referencia -sin ánimo de establecer comparaciones- entre lo expresado por la entrevistada y  la experiencia –vivencia personal  del investigador- con miras a relacionar un enlace epistémico.  En el caso particular de quien realiza esta investigación, mi madre me decía “usted no es pobre aunque no tengamos dinero, ni riqueza alguna”. Este tipo de mensajes marcaron  mi vida, mis actuaciones en el sentido personal-colectivo; mi comportamiento y la  praxis, así como mi condición humana.

            En mi caso particular, me he impulsado por la influencia de mi madre en el fortalecimiento personal; mientras que la entrevistada manifiesta su fortaleza en Dios a quien simbólicamente le tiene que rendir cuenta sin desconocer que también cree en sí misma: “Yo si me siento orgullosa de mí. Dios me verá con buenos ojos”. La diferencia está en que simbólicamente existe un aprendizaje cultural que sirve de soporte espiritual, para abordar los proyectos de vida.
 
          Algunas personas centran sus acciones con fe en Dios, cuyos resultados, sea buenos o malos son la voluntad de él, anulando su propia creatividad, además de evadir la responsabilidad individual;  si las cosas no les salen bien, la imagen de sí mismo es débil; en algunos casos es nula. Estas personas son los individuos predilectos para que los manipuladores  los pongan a su servicio y puedan utilizarlos a su antojo sin la mínima resistencia, porque delegan la existencia en un mesías. Es obvio que el aprendizaje que ha recibido es el de la sumisión, lo que según García (ob., cit.) se refleja  en que:

La cultura es la escena en que adquieren sentido los cambios, la administración del poder y la lucha contra el poder. Los recursos simbólicos y sus diversos modos de organización tienen que ver con los modos de autorepresentarse y de representar a los otros en relaciones de diferencias y desigualdad, sea nombrando o desconociendo, valorando o descalificando (p.38)

 Es por ello que organizaciones e institucionales dependen de la formación cultural de las personas que las integran, y fundamentalmente de quienes dirigen esas organizaciones. Los controles y regulaciones sociales así como los comportamientos sociales, son el reflejo de la construcción socio-simbólica adquiridas en la cultura.

   Si las personas son formadas con una concepción de valoración y respeto a los demás, actuarán con respeto a las diferencias de los demás, se apegarán a los principios de la libertad  y serán propiciadores del progreso social al consolidar una amplia imagen de sí mismos; si por el contrario las personas son sometidas mediante el miedo, sus actuaciones serán sumisas;  vengativas; y en consecuencia, represivas y desconocedoras de los derechos de las personas subalternas. Esto constituye la principal fuente de exclusión de aquellos sectores sociales sometidos por tiranos y caudillos de toda ralea, deshumanizados en su formación sociocultural.

Esta connotación  cultural contribuye a que  importantes conglomerados humanos se queden al margen  de los avances de los conocimientos tecno-científicos, producidos con el propósito de mejorar progresivamente la calidad de vida; en cierto modo, son también privados de la plena libertad para el desarrollo de la creatividad.

 Esta tensión entre autoimagen progresista  y autoimagen retrograda-empobrecida pone en el tapete el uso del conocimiento y rezago  social que afecta de manera directa la salud mental individual y colectiva, en la esencia física  y espiritual, por el hecho de haber  emergido de la conflictividad, que es precisamente la patología causante de las rivalidades;  por ser el germen de los intereses contradictorios establecidos  por la incapacidad de comprenderse y tolerarse en un contexto de convivencia consensualmente recíproca.

             Sin embargo la convivencia ciudadana no se construye en armonía como encuentro racionalmente humano. Al respecto Duch (1998) sostiene que:

…las consecuencias negativas e inquietantes de la incapacidad de las estructuras de acogida, muy en primer término  de la condescendencia para abrir o, al menos, insinuar ámbitos de sentido al ser  humano, el hecho de que éste  se instale en el mutismo y en la irresponsabilidad pública; mutismo que, por lo general, suele adoptar la vía de la indiferencia o la violencia (pp-36-37).

          En relación a esta concepción es abordada la entrevistada (Y): informante I.  Se le planteó la interrogante siguiente:

          J- Muy bien, recuerda que al inicio del Proyecto de Educación Popular yo les preguntaba a todos ustedes ¿Qué les gustaría estudiar en el futuro? Y cada una expresaba sus aspiraciones, porque era una manera de ir despertando los sueños  y aspiraciones que de alguna forma se habían quedado de lado, latentes. Entonces, dime ¿por qué querías ser abogada? Y dímelo ahora, que eres bachiller.

          Y- “El motivo de ser abogada desde pequeña es defender los niños abandonados, esos niños que los padres dejan, sin saber si duermen, comen, viven. Me preocupa mucho como madre y creo que como abogada sería peor (deja entre dicho por los gestos que exigiría a los padres irresponsables con sus hijos). No sé como pueden suceder cosas tan increíbles, tan sucias “(lo expresa con resentimiento).

           La expresión responde más a la venganza que a una posición altruista, (“…no sé como pueden suceder cosas tan increíbles, tan sucias”), sin desconocer que la persona tenga buenos sentimientos, sólo que su dignidad ha sido fracturada, por la irresponsabilidad de las instituciones que no obligan a asumir la paternidad de  los hijos; a lo que la informante manifestó:

           “…eso me motivó a estudiar, porque en mi caso está un ejemplo latente, tengo ocho (8) hijos; están grandes gracias a Dios; tengo uno que es (…), pero no me valora ni me quiere como madre; mi hija mujer (….) le importa más el hombre que la mamá; tengo uno de quince (15) años, un poco malcriado que cree que la vida es así (sin importancia); uno de doce (12) años muy bueno, obediente el muchacho, me ayuda mucho; tengo uno enfermo (retardo mental leve) y los morochos. Los cuatro (4) últimos ya son del mismo padre, el cual me abandonó, cuando los morochos estaban recién nacidos”.

Esta realidad, mantiene a las personas en una conflictividad interior ambivalente, que bloquea la energía espiritual para la realización de los proyectos de vida con el goce pleno de la felicidad, personal-social. Esto lo deja en evidencia la informante cuando expresa:

“Entonces siento dentro de mí odio, rabia, un rencor (lágrimas) quiero expresar lo que en verdad siento: odio hacia la vida, odio hacia el gobierno, siento odio hacia mí misma, porque mis hijos no tienen culpa de venir al mundo: la tuve yo”.

Ella al sentirse infravalorada, asume la culpa y la tortura de su pasado con resignación,  por ello el odio que manifiesta sentir, a lo que agrega:
 
“Pero si yo hubiese sabido quién era ese señor, esto, seguro no lo hubiera hecho. Pero tampoco me arrepiento. Son hombres y mujeres (se refería a los primeros hijos de padres diferentes); por los otros lucho para que no me pasen necesidades; así no les doy ese amor, no me gusta estar apegada a ellos. Haciéndoles cariños, porque así más le montan la pata a uno”.

Ella no les puede dar  a sus hijos lo que no ha recibido, al  hacer referencia  sobre el (PEP) Afirma: “… yo que era la más vieja de ese grupo tenía buen conocimiento… ellos nos dieron buenas respuestas”. Hace mención a los participantes de la (UNESR) que le daban clase “,… porque yo no pude estudiar joven porque mi mamá no me dio las oportunidades de estudiar joven”.
 
Al  considerar que su mamá  le negó  la oportunidad, estudiar en la edad escolar, la hizo culpable en parte de lo que ella  entiende como una desdicha, sin percatarse que también su madre era campesina analfabeta y por tanto no valoraba la importancia de la educación; sin embargo la entrevistada mantenía latente la esperanza de continuar estudiando, y de esta manera superar el trauma de su infancia-adolescencia (Ver entrevista).

En otra parte de su relato, afirma:

          Y Bueno yo soy una de las personas que si pudiera escribir una novela yo la escribiría, porque yo he sido bastante sufrida. Tenía yo uso de razón cuando, como  ocho (8) años más o menos, mi mamá me maltrataba mucho y mis hermanos me maltrataban. A mí me tenían como la burra de carga de la casa.

Se interpreta que ella se considera que fue infravalorada por su propia familia, “.... la burra de carga de la casa”, por lo tanto no estudió en lo que consideraba su edad escolar, por culpa de su familia.

Además durante la entrevista manifestó haber sufrido otros severos maltratos, desde niña (ver entrevista anexa)  por su familia, así como por sus parejas, lo  que hace suponer, que son entre otras, las causas de  su conflictividad emocional, que también pueden trastornar sus relaciones de pareja, dada la incomprensión e intolerancia. Son resultantes característicos de las personas maltratadas, incomprendidas e irrespetadas, en los diferentes escenarios en donde se han desenvuelto. Éstas pueden ser las razones fundamentales de la violencia en América Latina y de Venezuela en particular, por el hecho de constituir una sociedad sin amor, lo que constituye en una fuerte barrera para la educación.

En cambio en los sectores campesinos, en los barrios donde las personas viven con carencias económicas, no es excluyente el recibir afecto, amor y estima (valoración); la cosmovisión de su realidad puede ser que en algunos casos sea más favorable para la consolidación de sus proyectos de vida, a partir de la imagen de sí mismo conjugada con la fe religiosa.

A continuación se presenta un fragmento de la entrevista a la informante II, a quien se aborda de la siguiente manera:

J: ¿Usted cree que eso los motive?, porque yo les conté efectivamente que fui a estudiar a la escuela a los 22 años; también les dije que soy campesino y lo sigo siendo. Ese cuento hizo que muchos se miraran las caras, ¿Usted piensa que eso realmente contribuyó para que ustedes se animaran a continuar estudiando?

A lo que, la informante II, respondió:

C: yo creo que sí; fue uno de los motivos. Bueno (emoción) para mi sí, porque yo era mayor, tenía 42 años cuando empecé, y pensaba ¿y la edad? ¿No será que estoy muy vieja para ponerme a estudiar? y cuando usted nos dijo que comenzó ya viejo a estudiar y hizo la primaria, yo dije: voy a seguir y ¡aquí estoy, gracias a Dios!, ya estoy graduada y por eso soy muy feliz y orgullosa, y a todo el que pueda le digo hay que seguir. Incluso en las reuniones familiares y amigos yo les digo: no se preocupen, tenemos la oportunidad de estudiar y seguir adelante.

Ella es otra informante, también egresada del proyecto de Educación Popular (PEP) y tiene una cosmovisión diferente, con relación a la primera. Ella viene del seno de una familia consolidada con la presencia de su padre y madre, y manifestó no haber sido maltratada por ninguno, ni por su esposo con quien tiene los hijos y está unida con él (Ver entrevista anexa). Por tanto  el orgullo que manifiesta, está alejado del sentimiento de venganza; su felicidad está a flor de piel “ya estoy graduada y por eso soy muy feliz y orgullosa, y a todo el que pueda le digo hay que seguir, incluso en las reuniones familiares. Amigos, yo les digo, no se preocupen, tenemos la oportunidad de estudiar y seguir adelante”.

Al hacer énfasis en el plural “tenemos la oportunidad”, manifiesta confianza en si misma; al enfatizar el “yo soy”, puede interpretarse  como su conexión con su familia y el resto de la comunidad circundante, representada en su interior como una imagen positiva de sí misma. Sin embargo las dos (2) informantes coinciden  en creer en que Dios las ayudó y que ellas pusieron de su parte para lograr la meta, de graduarse de bachilleres. Igualmente las dos (2), aspiran ingresar a la Universidad, en las carreras que manifestaron cuando se iniciaron a estudiar en el Proyecto de Educación Popular (PEP): Derecho (abogada) y Educación.

También se observa y percibe en ellas cambios significativos en la cosmovisión de la realidad. Se notan mas reposadas, equilibradas en sus movimientos (lenguaje gestual-corporal) como en las expresiones; se han posesionado de una espiritualidad más armónica con su entorno social, en comparación a como eran al inicio del (PEP) Todo ello muestra que la educación combinada con el trabajo, fortalece la imagen auténtica de sí mismo, y que con ello surgen del interior de cada sujeto sus proyectos de vida. Esta puede ser la base para construir el engrame de la felicidad en la convivencia social, alejada de la violencia.

           La experiencia indica que el ser humano al llegar al mundo se incorpora a un contexto cultural que lo acoge y lo alberga en su seno, al tiempo que lo impregna con sus valores virtuosos  o  defectuosos, según el contexto histórico y la especificidad cultural.

           
          El argumento es que a la educación como elemento catalizador de los procesos de cambio que permiten transformar esos contextos  socio-históricos, le corresponde parte de la función de corregir las entropías surgidas en el seno de las culturas matrices sustentadas en valores de respeto a la dignidad humana como derecho ciudadano.  Es por ello que “Es imposible olvidar que hay infinidad de procesos históricos y situaciones de interacción cotidiana en que marcar la diferencia, es el gesto básico de dignidad y el primer recurso para que la diferencia siga existiendo” (García ob., cit.p.55) En este sentido es la diferencia la que le da significado a la valoración humana y a la armonía social.

            La dinámica social se sustenta en la  transformación de sus estructuras originarias en los engrames de la diversidad cultural; es decir, hay que tener el cuidado de no atentar contra aquellos valores esenciales de la humanidad, por el solo hecho de ser  beligerante con el pasado y por tanto pretender destruir todo  a partir del concepto  de  nada o de la tierra arrasada. Hay que hilar muy fino para pretender formar el “hombre nuevo”, porque puede  producirse en contrario  la hecatombe psico- emocional que conduce   hacia  la incertidumbre y la infravaloración. El riesgo está en la infravaloración como desconocimiento a la esencia existencial del otro e imponer las condiciones de vida que el otro no ha elegido como referente cultural en sus modos de vida.

           El ser humano es fundamentalmente social, desde que decidió aglomerarse en concentraciones numerosas de habitantes  en una determinada área geográfica con códigos de un lenguaje común, en una cultura determinada.  Ese perfil asociativo contribuyó a afianzar “… el carácter acumulativo que adquiere la palabra al enriquecerse con nuevas dimensiones de sentidos,…incluso al transformar, mediante el lenguaje las interacciones sociales.” (García ob., cit.pp.155-156).
          Ugas (1997),  al citar a Pániker (p.394) señala:

El lenguaje que estructura una sociedad, al hacerse crítico se hace evolutivo retroprogresivo. Entonces, el  lenguaje ya no sólo cumple una función estructurante sino también desestructurante. Ya no sólo construye el orden sino recupera el caos... En cuanto al poder –que, en última instancia, es el que monopoliza el lenguaje queda así sometido a crítica (p.87)
 
En este sentido la escuela debe propiciar la desestructuración de los códigos del lenguaje del poder dominante, a fin de construir una imagen de sí mismo que conduzca a la formación de un ciudadano más autónomo y libre.

          Se reconoce  que  el ser humano  por naturaleza es diferente entre sus propios semejantes (a pesar de manejar los mismos códigos del lenguaje) por su vocación  o por las condiciones   funcionales  que le corresponde desempeñar, lo que lo orienta a asumir los roles sociales. En tal sentido Bedoya (ob., cit.) afirma:

No todos nacemos con el mismo talento; unos tiene más disposición para hacer una cosa y otros la tiene para la otra… Es preciso consagrar las naturalezas diferentes a oficios diferentes… Cada ciudadano sólo debe aplicarse a aquello para lo que ha nacido… Señalábamos una tarea determinada a cada uno de los otros artesanos, y esa tarea era la que le imponían sus aptitudes específicas con las  que había de desenvolverlas durante toda su vida sin preocuparse en absoluto en cualquier otra labor (p-32).

          La educación es la encargada de diversificar  las funciones de los ciudadanos para superar las condiciones impuestas por la cultura dominante que castra la creatividad de quienes no han sido favorecidos por los privilegios sociales, no sólo en el campo laboral sino también en la creación cultural. Ugas (2003) sostiene:

La educación, como actividad de la sociedad en su conjunto, tiene opciones contradictorias; sirve a la reproducción para perpetuar la cultura dominante, pero también crea condiciones para cambiarla si se interpreta críticamente el contexto que la reproduce. De esta manera la educación es reproducción  y también una construcción, en tanto es creadora y transformadora de cultura (p.51).

 Con relación a esta concepción se abordó a la informante I de la manera siguiente:

J: (Muy bien (….), vamos a continuar hablando del Proyecto de Educación Popular de El Cacao. ¿Cómo era la opinión de la gente que no participaba en el proyecto al comienzo? ¿Qué decía la gente?

A lo que ella respondió:

Y: Al comienzo hubieron muchas críticas... Yo me defendía como gata boca arriba porque la gente decía que eso era pura política, porque eran los adecos… que eso era embuste. Yo decía que eso era de la Universidad para saber, que en verdad los adultos aprendían. Yo por mi parte no les hice caso. Ellos me decían que una vieja a la edad que yo tenía no aprendía. Que loro viejo no aprende a hablar…

Aquí queda claro, que la convicción personal de ella para cambiar, es clave;  sin embargo,  debe estar acompañada de una firme responsabilidad de las instituciones que propicien los cambios, para poder vencer el entramado muro sociocultural que ha servido de soporte a la estructura política fundamentada en el clientelismo. En este caso, los “dirigente de base en la comunidad de “El Cacao”; tanto Adecos como copeyanos (hoy chavistas) se oponían al (PEP), porque temían ser desplazados por las personas que se estaban formando. En este caso la educación constituía una amenaza para quienes sienten miedo enfrentar los retos del futuro, además de pretender mantenerse como clientes de los partidos políticos y resolver sus problemas por la vía del facilismo; por lo tanto jugaban al fracaso del (PEP) Eso mismo ocurría en todos las comunidades del Estado  Cojedes en donde se implementó el referido Proyecto Educativo.

De allí  que el éxito del (PEP) estuvo centrado en el sentido de la responsabilidad para el cumplimiento de las actividades académicas, el respeto y estima, en un clima de valoración recíproca entre participantes de la (UNESR- facilitadores) y los de las comunidades, manifestado en afecto y armónica convivencia.

Además la informante se desvía un tanto de la pregunta para destacar un fenómeno importante de la realidad de la comunidad, al afirmar:

“En estos momentos el desempleo es horrible… no hay solución… esto se lo llevó el diablo… esto sólo lo acomoda Dios. Con lo que he aprendido no me dejo morir de hambre porque ahora que estudié conozco las ventajas de la tecnología que se ve hoy en día… las cosas han avanzado, pero la gente  está atrasada. El gobierno debe ayudar a uno poniéndolo a trabajar, porque este país así no va a salir a nada…”

Esta realidad descrita por la informante contradice la posición que mantenían los “dirigentes políticos” de la comunidad al oponerse a la educación, lo que hace pensar que ellos tenian su subsistencia resuelta por la vía clientelar y por ello no les importaba el resto de la comunidad. Por otro lado, tal vez estaban enceguecidos por el factor cultural en donde la educación no es importante para mejorar la calidad de vida. En otras palabras, es el campesino cubierto por la cáscara de la esclavitud, que aún perdura (el Gobernador y el Alcalde son sus amos) aunado a la creencia de que Dios repara, sin el mínimo esfuerzo personal, para lograr mejoras en sus condiciones de vida. En sus reflexiones durante las entrevistas, la informante  interpreta que ya superó las calamidades del desempleo porque estudió; es decir, tomó confianza en la educación como medio para solucionar sus más álgidos problemas.

 Ella (la informante I), en reiterados momentos fija su pensamiento fuera de su realidad, se refugia en Dios y culpa al gobierno (aunque es militante del gobierno de entonces 1998-2009) Eso puede indicar que su imagen interior, estaría fracturada. “En estos momentos el desempleo es horrible… no hay solución… esto se lo llevó el diablo… esto sólo lo acomoda Dios”. Por lo tanto, no concibe la solución a los problemas por iniciativa propia y  deja ver que no es su caso, sino el de su entorno comunitario.

“El gobierno debe ayudar a uno poniéndolo a trabajar, porque este país así no va a salir a nada…” Para ella, las instituciones de Estado no protegen a las personas que según su criterio deben “ayudarse”, lo que refleja el pase de factura por las promesas (electoreras) incumplidas por los inescrupulosos  de la política que de manera irresponsable engañan a los sectores económicamente carentes de los bienes para satisfacer sus necesidades básicas.

Es aquí donde el ejercicio de la docencia debe partir de una reflexión crítica y plural, para no crear las condiciones del odio social, la confrontaciones entre clases sociales, sino para estimular la concientización de la sociedad en su conjunto, orientada exclusivamente por un marco político –jurídico de respeto.