La educación como alternativa para inclusión social, no puede ceñirse sólo al aparato escolar, debe extenderse hasta la familia, a la comunidad y a la sociedad en general, para construir así el andamiaje por donde todos transiten, los seres humanos sostenidos unos de los otros, en función de alcanzar las metas colectivas sin barreras de ninguna índole. Kirchner (2005.) al referirse a un plan de educación familiar sostiene:
Este es un Plan considerado central como política de Estado, porque tiende a promover los valores que cohesionan, articulan y hacen posible una vida armoniosa en familia y en sociedad, impulsando la integración, la presencia de valores y sentimientos que pongan en alto la dignidad de la persona humana. Se trata de estimular una política social familiar inclusiva que promueva el respeto a los derechos humanos, a la igualdad de género en el trato y las oportunidades de los miembros de la familia y a la vez garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la maternidad como función social (p. 229).
La educación en el seno familiar debe ser el producto de un encuentro franco, sincero y afectivo entre los representantes de un Estado democrático y la interfamiliaridad, como expresión comunitaria, porque no se puede tratar a las familias de manera aislada y mucho menos en forma remedial- asistencial. La educación familiar es la base fundamental para mejorar el medio- ambiente escolar, porque la escuela es el receptáculo de los problemas familiares y por tanto comunitarios. No se puede olvidar que las aparentes cosas pequeñas son las que originan las grandes soluciones y así como también los grandes problemas.
Los Estados realmente democráticos, deben ser garantes de la justicia social, para ello se requiere abrir espacios para la gobernabilidad en donde ningún sector de la sociedad quede excluido de las posibilidades de desarrollar sus potencialidades creativas en función de una mejor calidad de vida individual y colectiva. Giddens (1998) deduce que:
…queda aún camino por recorrer, hacia una mayor igualdad, menos divisiones de clases y menos malestar social” permisible”. Es precisa una nueva redistribución económica de la riqueza… el principal objetivo de futuras políticas debe ser reducir las desigualdades y los conflictos “sociales”. El resentimiento social, procede, sobre todo, de una situación en la que la gente no es capaz de encontrar en la sociedad un lugar a la medida de su capacidad, y quienes se hallan en posiciones de riqueza o poder perpetuar sus privilegios a lo largo de generaciones (p.79).
Se trata de que el Estado propicie la inversión pública y privada en áreas estratégicas para generar empleos productivos, en bienes y servicios de manera masiva que contribuyan a generar riqueza para la sociedad en su conjunto, y así lograr cumplir con esta demanda social, en tal sentido es necesario impulsar un decidido programa de formación y desarrollo del potencial humano, sin restricciones de ninguna índole.