LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

LA INFRAVALORACIÓN SOCIO-CULTURAL Y SUS EFECTOS EXCLUYENTES

José Pérez Veloz (CV)
Universidad Nacional Experimental Simón Rodriguez

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2.6 La democracia como representación  ética.

 La democracia,  comprendida  como las formas de institucionalización  de la sociedad  para llegar a acuerdos libres con el reconocimiento igualitario y participativo de todos los  ciudadanos. El respeto  por el derecho a ser tratados iguales, y a la disponibilidad para el diálogo, como apertura hacia otras perspectivas, que se mantengan abiertas  a la percepción de nuevos valores, que fluyan normalmente en la comunicación política; sólo así el sujeto alcanza su autonomía.

 En donde la sociedad civil esté  en equilibrio con el Estado y del mercado, controlados  sólo por acuerdos y consensos, entre las regiones ricas por sus desarrollos tecno-científicos y aquellas  regiones  menos avanzadas; así como también con los sectores  empobrecidos en las diferentes sociedades del planeta. De allí el compromiso ético de las Naciones Unidas y  todas sus estructuras: Unesco, FAO, OIT  entre otras dependencias para que tomen  las acciones en función del logro de esta noble misión.
 
Por el contrario,  sí se mantiene  un monólogo en donde un solo sector de la sociedad imponga las condiciones, las reglas de lo modos vida y se mantenga la hegemonía de las naciones más poderosas en  el dominio tecno-científico –armamentista y en otros casos una sola  persona decide en nombre de toda la sociedad, que empujan  a  los sujetos al abismo  que quebranta la dignidad y  quedándole el mundo  dibujado en blanco y negro, como construcción simbólica de la vida sin opciones.

 Lo diferente es que,  en el ámbito simbólico--operativo de la ética,   la  forma de relación es la comunicación racional –dialógica. Que para Freire (1990) esto es:

La autoconciencia de los seres humanos implica una conciencia de las cosas, un mundo real concreto en el que las personas se perciben como seres históricos en una realidad que  aprenden  a través  de su capacidad  de pensar. El conocimiento de la realidad es esencial para desarrollar la autoconciencia y un subsiguiente aumento de conocimiento (p.166).

Se interpreta que el autor concibe la racionalidad como una dimensión más esclarecida de la interpretación clásica de la razón instrumental, para incursionar dialógicamente en la realidad: hombre-mundo. Pues en ella se concreta la máxima reciprocidad y una igualdad intrínseca y extrínseca  que permite todas las diversidades de la convivencia social. Los interlocutores se comunican, es decir, instituyen en reconocimiento de la autodeterminación del otro en forma de asentimiento o disentimiento.
 
Este razonamiento, enfatiza que la distorsión de las reglas  democráticas, trae consigo implícita y explícitamente las condiciones de exclusión social. Así como también,  va  propiciando progresivamente  la cultura de la pobreza y la psico-dependencia en las relaciones dominantes- dominados. Lo cual demanda y exige cambios profundos en la política en función de la gobernabilidad que se enmarque en los principios y valores de la  democracia, la cual debe estar orientada por una asertiva comunicación entre  los diversos sectores que conforman la sociedad en su conjunto. Al respecto, Guédez (2004), expone que:

Mientras la coexistencia revela el porqué de la política, la comunicación representa el porqué (sic) de la ética. La comunicación se encuentra en un gradiante superior a la coexistencia porque conlleva a una interacción más transparente y a una abierta disposición de reciprocidad. La comunicación es la base de la comunidad  y la comunidad es la esencia para la ayuda mutua. La comunicación es la consecuencia de un lenguaje común y la causa de un entendimiento (p.159).
                         
Queda entendido, que la tridimensionalidad: política-ético- comunicacional, son las bases para la gobernabilidad en un contexto de democracia real y efectiva  para mejorar las condiciones de vida  de la sociedad en su conjunto, sin incurrir  en la patología de la exclusión  con el pretexto de ofrecer dádivas,  como soporte  de la inequidad social. En el caso de Venezuela  han sido los campesinos, quienes  han llevado la peor parte, en  todo el proceso histórico cargando  acuesta  la herencia cultural de la dominación   hasta  el presente.

Es significativo destacar, que el ser humano individual y socialmente mantiene la esperanza de mejorar sus condiciones de vida, nadie desea regresar al pasado a sufrir los rigores del frío o padecer dolencias superadas. La humanidad va acumulando conocimientos y el potencial para vivir mejor;  lo que sucede, es estar realmente  consciente para elegir las vías más expeditas para lograrlo, lo cual demanda la fundamentación ética  que oriente   la intersubjetividad en acciones recíprocas de alteridad. Esto es, apoyarse unos con los otros para avanzar socialmente en  conjunto con unas condiciones contextuales  de respeto mutuo en la búsqueda del bien ser y el bienestar compartido equitativamente en pleno ejercicio de la libertad. Gevaert (1993) Afirma:

….no hay libertad humana que no (sic) sea capacidad de sentir la llamada del otro. No existe una libertad lograda y completa que luego, secundariamente, se vea también revestida de una dimensión ética. Desde  principio la libertad humana se realiza en el contexto de la llamada que el otro me dirige (p.212).

Partiendo de esta concepción, se puede interpretar que los habitantes de Latinoamérica no han logrado vivir en libertad plena, por cuanto las élites dominantes no han sentido las necesidades de sus semejantes. Stlsett (2005) manifiesta:

La libertad y la ética van agarradas de la mano, las mismas se practican con la elaboración y ejecución de las leyes,  para que se garantice la convivencia social armónicamente”…creo que se debe ver a la justicia también como inclusión radical frente a leyes jurídicas y económicas excluyentes y deshumanizantes (p.53).

Esta es otra manera de infravalorar a los seres humanos menos favorecidos económica y socialmente, aunque la exclusión aplicada mediante leyes es tangible y por lo mismo más factible de atacar que la exclusión psicológica, que se oculta en los subterfugios del subconsciente y que son trasmitidas por generaciones sucesivas, que van dejando secuelas  en la dignidad. Para Stslsett (ob. cit.): concibe:
 
La dignidad depende de factores externos y factores internos. Sus factores externos son el reconocimiento, el respeto, y las condiciones concretas –culturales, materiales, económicas, políticas, etc.,…La misma importancia tienen los factores internos de la dignidad: la dignidad humana surge del autorrespeto, de la autoestima, de la autoafirmación de la persona (p.50)

          Entre las condiciones concretas de los factores externos  se tiene: el empleo bien remunerado, educación, vivienda,  tierra para los campesinos, salud, y otros servicios, sin ningún tipo de retaliación política, ni económica. Entre las condiciones internas de la dignidad se conciben el derecho para reclamar justicia y la valoración de la esencia de la persona en la convivencia social.