FILOSOFÍA DE LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIVIENDA TRADICIONAL: TRANSFORMANDO COMUNIDADES HACIA EL DESARROLLO LOCAL

FILOSOFÍA DE LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIVIENDA TRADICIONAL: TRANSFORMANDO COMUNIDADES HACIA EL DESARROLLO LOCAL

Rigoberto Larraga Lara y Ramón Rivera Espinosa. Coordinadores
Universidad Autonoma de San Luis Potosí
Universidad Autónoma Chapingo
Universidad de Antioquia

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PROGRAMAS INSTITUCIONALES Y CONSERVACIÓN DE LA VIVIENDA INDÍGENA EN LA ZONA NORTE DEL VALLE DEL MEZQUITAL, HIDALGO

Romualdo López Callejas, Luis F. Guerrero B.1

INTRODUCCIÓN

La vivienda indígena manifiesta cambios en su estructura física, a partir de la integración de materiales industriales en su proceso de construcción, que provoca una amplia alteración con respecto a la tipología tradicional. Sin duda, esta modificación crea una distancia social y económica en las formas de concebir la vivienda en cualquier espacio social. Estas modificaciones en apariencia se pueden explicar por lo menos por dos fenómenos sociales; 1) la migración hacia las ciudades y 2) la implementación de programas gubernamentales de vivienda.
Los dos aspectos merecen una revisión continua en espacios sociales donde se manifiesta dicho fenómeno. Así, la búsqueda de una explicación sobre los efectos de la migración y los programas gubernamentales para las comunidades indígenas del país demanda una indagación amplia acerca de sus efectos y sus maneras de afrontar cada uno de los aspectos que inciden en la vida cotidiana de sus integrantes.
Por esa razón, el presente texto destaca algunos rasgos derivados de una  investigación que plantea como eje problemático los cambios de la vivienda indígena a partir de la implementación de programas gubernamentales en casos de estudio.La idea es revisar y evaluar cuáles son los cambios en la vida de las personas, mientras surgen y desaparecen los programas “oficiales” con una tendencia hacia la “mejora” de la vida de los individuos en las comunidades indígena del país.
Una premisa es que la vivienda manifiesta cambios en su estructura física y diseño de acuerdo a las nuevas formas de vida económica, social y política del lugar. Dichos cambios están desvinculados de los requerimientos reales de los habitantes tradicionales. Por tanto, se manifiestan efectos durante el proceso, en la cual predomina una oleada negativa derivada de la imposición de concepciones ideológicas que trastocan las formas de concebir una vivienda distinta a la situación cultural, social y económica local. Así que, para las comunidades indígenas los cambios en la vivienda no sólo contravienen la materialidad de sus espacios sino que se detonan implicaciones sociales, simbólicas y en el aprovechamiento de los bienes naturales.
Existen pocos estudios con relación a la construcción de la vivienda indígena, investigaciones que se limitan a ver cómo los indígenas se incorporan a la modernidad tales como Cervantes (2008); López (1993); Tranfo (1974); Boils (1987); Prieto (1994); Moya (1988); etc. Los  trabajos analizan las incidencias culturales, describen la vivienda y el uso de materiales tradicionales de algunas regiones del país. Sin embargo, el análisis no va más allá de la descripción constructiva de algunos espacios singulares.
Por otra parte, existen notables lagunas en los procesos pendientes a identificar las diferentes tipologías y diseños de los espacios indígenas en cada una de las regiones o estados en los cuales se desarrolla la investigación. El caso concreto de la región del Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo, se ha estudiado desde diferentes ópticas, pero se tiende a generalizar la construcción de la vivienda indígena hñâhñú como una  casa de tepetate y maguey, al considerar sólo un tipo de vivienda de esta región.
Todos los trabajos de investigación sobre la vivienda en el Valle del Mezquital, centran su atención en la zona baja, y olvidan el Alto Mezquital. Además, sus descripciones se construyen desde una mirada externa, que desenfoca la manera de vivir y pensar la vivienda del indígena con relación a los recursos de diferentes geografías.
Una lectura amplia sobre la vivienda indígena exige conocer el idioma, la cultura y las formas de vida de las personas. De lo contrario, las apreciaciones se convierten en perspectivas superficiales, que generalizan las construcciones y se omiten rasgos locales como: el clima, el ecosistema, la topografía y la geografía que son características diferentes en cada subregión en el Valle.
Las construcciones indígenas no sólo cambian por la incorporación de nuevas tipologías de vivienda, derivada del incremento de recursos económicos y la influencia de flujos migratorios a las ciudades, sino que, también intervienen los programas institucionales de vivienda, y que no se estudian y analizan. Por esa razón existe el interés en identificar el impacto de los apoyos gubernamentales en los cambios de la vivienda indígena tradicional en la Zona Norte del Valle del Mezquital.
Se analizaron tres comunidades pertenecientes al Alto Valle: Los Lirios, El Tedra y el Huizache, en el municipio de El Cardonal. Los criterios para la elección de estas comunidades fueron dos: presencia de viviendas tradicionales en buen estado de conservación y por recibir los programas de apoyo de vivienda de alguna dependencia de Gobierno.

MARCO DE REFERENCIA DE LA VIVIENDA INDÍGENA

EL VALLE DEL MEZQUITAL

El Estado de Hidalgo está constituido por diez regiones geográficas2 . El Valle del Mezquital 3 representa el 33.4 % de la superficie estatal, lo que constituye una “significativa tercera parte de ella” (Arrollo, 2001:13).

El valle del mezquital es una macro-región, […], que se caracteriza por un clima semidesértico, […] caliente durante el día y […] bajas temperaturas por la noche. Hay escasa precipitación, y la vegetación es principalmente xerófila. La temperatura promedio es de 18ºC; durante enero, el mes más frío, se registra una temperatura promedio de 13ºC, y de 21ºC en los meses más calurosos, de junio a agosto. La precipitación anual promedio es de 409 milímetros (Moreno et al., 2006: 5)

La macro-región se clasifica en tres subregiones con características de suelo diferente, lo que hace que su población se relacione con el entorno de distinta manera. Se trata de la subregión centro-sur, la subregión del centro y la subregión del Alto Mezquital ubicada en la Zona Norte del Valle.
Cada una de las subregiones tiene características específicas que generan una arquitectura diferente con respecto de las otras.

“La subregión centro-sur tiene un clima semiseco que se extiende como una franja del centro y baja hacia el sureste. Su suelo ha sufrido importantes modificaciones por la introducción de canales de riego que lo han tornado propicio para la agricultura y han permitido la diversificación de cultivos, así como un mayor volumen en la producción” (Moreno et al., 2006: 6).

La zona centro-sur del Valle del Mezquital se beneficia por el sistema de riego, lo que ocasiona que su economía sea más estable en comparación con las otras zonas, lo que genera un desarrollo acelerado.
De acuerdo a sus recursos naturales presenta una arquitectura con piedra caliza y techo de pencas de maguey.
En el centro del Valle del Mezquital se encuentra otra de las subregiones. Se caracteriza por tener vegetación xerófila (Maguey, lechuguilla y biznagas, entre otras cactáceas y suculentas.) que se extiende del centro al sur y una porción hacia el sureste. “Su clima es seco semicálido. En esta subregión se práctica principalmente la agricultura de temporal. […]” (Moreno et al., 2006: 6). En esta subregión se trabajan los recursos naturales para obtener diferentes productos que se destinan para su venta o autoconsumo. Dichos insumos naturales se encuentran en el uso del ixtle, que provienen  del maguey y de la lechuguilla.
El maguey tiene diferentes usos; se emplea para la construcción de casas; las pencas se utilizan para los muros y la cubierta, los pistilos que brotan del maguey,  el quiote, se utilizan como elemento estructural.
El Alto Mezquital presenta características muy distintas a las anteriores:

“Es una franja de clima templado cuya vegetación es boscosa, con mayor humedad y nivel de precipitación pluvial que las otras subregiones. El suelo no es apto para la agricultura, aunque se practica la de temporal. Encontramos en menor grado vegetación xerófila, alternada con bosque y matorral, sobre todo en las áreas donde la explotación forestal ha agotado la riqueza del suelo” (Moreno et al, 2006: 6).

Las condiciones de vida de la población son históricamente de marginación, sobre todo por sus características geográficas que dificultan la producción agrícola. Sin embargo, las comunidades locales acondicionan los terrenos para poder realizar los cultivos. La preparación de los terrenos genera la deforestación de las parcelas.
De acuerdo a sus características de la subregión del Alto Mezquital, se origina una arquitectura con diferentes materiales; muros de madera, block de tierra, piedra y enjarrado; cubiertas de corteza de enebro y palma. El maguey en algún momento también se utilizó como material constructivo en la vivienda indígena de esta subregión pero los cambios ecológicos y de deforestación  provocan su escasez.

LA ARQUITECTURA INDÍGENA DEL VALLE DEL MEZQUITAL

La humanidad resuelve sus necesidades básicas como alimentación y vivienda, para lograr vivir en sociedad. La vivienda se constituye en un espacio físico necesario para la sobrevivencia del ser humano. Cada sociedad genera su idea de vivienda a partir de sus concepciones y de su relación con la naturaleza. La vida social y cultural de los seres humanos implica reconocer los requerimientos necesarios para pensar la vivienda o casa en un contexto social y cultural desde una perspectiva local y global.
Las comunidades indígenas sostienen diseños propios en las construcciones históricas, como los centros arqueológicos (Teotihuacán, Palenque, Monte Albán, entre otros), las casas construidas con barro y ramas de árbol; en el Valle del Mezquital se construyen espacios habitables con madera y con pencas de maguey o pasto. También se puede mirar iglesias del siglo XVI, XVII y XVIII en donde se observa el material de la región como: tepetate, barro y mano de obra basada en el pensamiento indígena.
Los pueblos mesoamericanos muestran una arquitectura común en el diseño y en el material, esto indica que las culturas precolombinas manifiestan estructuras y espacios similares propios de las regiones ampliamente interrelacionados. Los cambios en el área mesoamericana manifiesta una inter-relación cultural entre las culturas de la región, así podemos mirar la cultura maya a través de chichen itza y palenque, que adquieren una influencia importante de Teotihuacán, los tres lugares se hacen visibles por medio de sus pirámides, el diseño de sus ciudades y sus formas de organización. Los componentes centrales de las culturas mesoamericanas siempre contaron con decorados y pinturas originales producidas por bienes naturales de las comunidades indígenas.
La caliza se convirtió en un material base para la construcción de las estructuras mesoamericanas, así se imitó el uso del cemento por su consistencia y su forma maleable. Al mismo tiempo este material se empleó para acabados y otros espacios en donde fue necesario usar. La construcción de zonas habitacionales como casas “comunes” sólo usaban madera, adobe o algún material de la región, esto no significa que las casas eran simples o de menor importancia, al contrario cada espacio siempre representa una necesaria relación entre el material y el que habita el lugar.
Los espacios físicos en la vivienda indígena indican una relación inherente con la naturaleza. Cada casa tiene un diseño que implica pensar en un lugar físico y sus habitantes. La casa indígena tiene un diseño en donde los espacios se comparten y se orientan en relación con la naturaleza. La cocina y las recámaras son espacios de uso común, y se ubican de acuerdo con la puesta del sol y al viento. La casa se convierte en un espacio común, que comprende factores sociales y culturales capaces de inter-relacionar la vida indígena en un espacio concéntrico como la casa.
La vivienda hñähñú (otomí) parece “simple” en la distribución de sus espacios, pero siempre se piensa en una sola unidad, es decir, es una vivienda con diversos componentes que la hacen una a la vez, así la casa o vivienda tiene una cocina y un lugar para dormir, y aun costado el corral para las gallinas o el de los chivos. La concepción holística de la vivienda tiene una relación con la forma de entender una relación entre la naturaleza y el ser humano, en la cual tanto los individuos y los animales comparten un lugar común. Por lo tanto el espacio se convierte en un lugar compartido.
Tranfo hace una descripción de la casa en una comunidad indígena de la subregión centro-sur y después pasa a ser una descripción general para todas las comunidades que la conforman:
“La casa típica, […] es de forma rectangular con la estructura de madera y el techo de dos aguas; las paredes laterales son muy bajas por lo que vista de frente presenta una fachada casi triangular. La única puerta de entrada es baja e incómoda: 1.40 x 0.60. Hay  que entrar inclinado y de lado. La puerta está construida con palos de maderas unidos con tablas transversales, ya sean clavadas o amarradas con cuerdas o  ixtle.

La superficie de la casa varía de 10 a 25 m2; el promedio gira alrededor de los 15 m2, […]. No tiene ventanas […]; el piso es de tierra aplanada […]. La casa tiene alrededor de un área delimitada por algunas plantas de maguey y de nopal; en ocasiones está rodeada de una fila de órganos colocados en forma ordenada. La otra parte […] cierra un corral para los animales hechos de hojas” (Tranfo, 1974: 109)
“La casa ésta completamente cubierta de pencas de maguey o, alternado, de hoja de palma. En especial para cubrir el techo, […], por lo general de dos aguas, se extiende hileras de bejucos dobles a una distancia de 10 cm como máximo, y encima se apoya  la penca, doblada en dos, puesta en forma horizontal. La segunda fila se coloca debajo de la primera para facilitar que corra el agua, repitiéndose la misma operación hasta terminar. […].
El interior es muy sencillo y pobre; consta de una sola habitación que hace las veces de cocina y dormitorio. No existe […] una división ideal entre los dos locales en cuanto el fuego se queda encendido toda la noche y las personas duermen junto al bracero formado en general por una olla llena de ceniza caliente o por un simple montón de ramas secas.
No existe muebles: en lugar de sillas y de camas se usan petates; sólo los niños duermen en una cobija colgada de la estructura de la madera. […]; los otros utensilios son: un cucharón, dos o tres cucharas, dos cuchillos y unas ollas. El pulque se bebe en recipientes de plástico. No hay un lugar especial para guardar estos utensilios y se cuelgan de las puntas de las pencas del maguey, […]” (Tranfo, 1974: 110-111).
La cultura hñähñú piensa su forma de vida basada en el uso común y colectivo de su espacio, así como una necesaria relación con la naturaleza. No existen sillas o mesas en forma de “comedor”, al contrario se usa algún espacio amplio para acomodar una tabla para que se puedan sentar todos a la vez o cualquier lugar es importante para ubicarse frente a los alimentos o en las pequeñas pláticas. Los espacios de todo el cuarto y cocina se emplean para colgar alguna bolsa con utensilios o para colgar el suéter o la camisa. Es decir, cada uno aprovecha los espacios o formas de la casa para su uso en cualquier momento, así se crean espacios de uso común en toda la casa.
Ahora, los cambios políticos y económicos propician cambios en la estructura y en el diseño de la vivienda. Los cambios presentan modificaciones en el material y en las formas de pensar los espacios físicos del lugar, así la vivienda deja de ser colectiva y pasa a ser individual. Esto da lugar a pensar la construcción de una recámara a la creación de más recámaras y el material de construcción es ajeno al lugar habitable. La adopción económica y política propicia nuevos procesos ideológicos que afectan la generación de otras formas de entender la vivienda.

LA VIVIENDA INDÍGENA EN LA ZONA NORTE DEL VALLE DEL MEZQUITAL

La casa presenta cambios en los materiales para su construcción. La incorporación de materiales industrializados como el cemento, que se usa en la cimentación y estructura, el block de cemento-arena en sus muros y la lámina de asbesto, de cartón o de zinc en la techumbre.
La casa tradicional, tiene forma rectangular, con estructura de madera, piedra, block y enjarrado, y el techo a dos aguas; las paredes laterales en la cocina son bajas (1 m) y en las recamaras a una altura media (1.80 m). La puerta es baja e incómoda pues mide aproximadamente 1.50 x 0.70 m. por lo que las personas entran inclinadas. La puerta está construida con tablas de madera, clavadas o amarradas con cuerdas de alambre aunque anteriormente se amarraba con cuerdas de ixtle.
La superficie de la casa varia, anteriormente se tenía solamente una o dos construcciones (el promedio giraba alrededor de los 15 m2, lo que era muy poco para el número de personas que la habitaban), ahora se tiene una cocina, el sanitario y dos o tres recamaras dependiendo del número de personas de la familia. Aparecen las ventanas dentro de la estructura física de la vivienda, algunos con vidrio y otros son completamente de madera. La cocina presenta orificios en los muros (en la parte media y alta) con la finalidad de expulsar el humo generado por la fogata. El piso es de concreto (apoyo de pisos firmes por parte de SEDESOL). Las construcciones están repelladas por dentro con lodo combinado con pasto (enjarrado) que sirve para cerrar los huecos y así evitar a que entre el frío y animales pequeños.

Plano 1. Planos de una tipología de vivienda indígena de la comunidad de El Tedra. El espacio de la cocina se separa del área de descanso. Ambas construcciones están construidas con madera, de forma horizontal en la cocina y de forma vertical en la recamara, con techumbre a dos aguas.

La casa está rodeada por un cerco de madera, magueyes o nopales y le sigue un área destinado para la siembra. La otra parte de su entorno encierra un corral para los animales hechos de palos de encino, enebro o de quiotes.
 La casa en algunos casos ésta techada con corteza de enebro y se alterna con palma. La corteza utilizada para la techumbre mide aproximadamente 10x80 cm. El techo, por lo general es a dos aguas, con un ángulo aproximado de 42°. En la parte lateral de la techumbre se muestra un pequeño remetimiento para que el agua escurra y no entre al interior.
Se extienden hileras de corteza, amarrados con alambre sobre travesaños delgados, colocadas en forma horizontal. La segunda fila se coloca debajo de la primera para facilitar que corra el agua, repitiéndose la misma operación hasta terminar. La obtención de la corteza de enebro se hace de forma manual. Cuando la construcción es nueva, se utiliza la corteza que se le quita al poste para su uso en la cubierta.

Para la renovación de la techumbre se obtiene la corteza por medio de otro procedimiento. La nueva corteza a utilizar se extrae de un enebro que no es talado: se corta la corteza en forma circular, en forma de anillo, a una distancia aproximada de 80 cm, se extrae con mucho cuidado la corteza para no lastimar al árbol ya que podría secarse, dejándole una flanja de corteza de forma horizontal, esto permitirá que el árbol se mantenga con vida.
La casa mantiene una relación directa entre todos los espacios con el medio ambiente. La incorporación de nuevos espacios busca separar las áreas donde se realizan sus diferentes actividades diarias. La cocina tiene un fogón el cual expulsa el humo por medio de un tubo metálico que da al exterior. En la parte de abajo del fogón se pone la leña para mantenerlo seco durante la temporada de lluvias.
El interior de la vivienda es sencillo. Cuentan con un molino de mano para moler el nixtamal, a su costado se encuentra una cubeta con nixtamal listo para ser molido. El mobiliario es una pequeña mesa, sillas de madera o unos troncos utilizados para sentarse; los utensilios de cocina se guardan en una cubeta o en un mueble colgado sobre los horcones de la pared.
 El cuarto para dormir tiene en su interior una cama con base de madera, un pequeño ropero, una mesa en el que se coloca la televisión y el radio, un altar en el que se tiene a las imágenes que veneran y pequeños ramilletes de flores que adornan el espacio; un banco de madera y una pequeña escalera de madera (puntal de 2 m de longitud, cortado en diferentes secciones formando los escalones) que conduce a la troje que complementan el mobiliario. Cuenta con una troje en donde se almacenan los granos de las cosechas, y a su vez forman una cámara de aire que mantiene caliente la habitación. En algunos casos la troje se encuentra a un costado de la vivienda. Aparece otro anexo a la casa en el que se guarda el pulque, herramientas y material que se utiliza en la vida diaria de las personas: la bodega.
La letrina de 1.00 x1.00 m. de superficie y 1.60 m. de altura complementa el espacio en el cual se desarrollan las actividades diarias de las personas. Construida con puntales y tablas de enebro, cubierto con una pequeña lámina de asbesto, y una cortina que funciona como puerta.

PROGRAMAS INSTITUCIONES EN LAS COMUNIDADES INDÍGENAS

Uno de los principales problemas que afrontan las comunidades indígenas del Municipio de El Cardonal es que la institución que está a su cargo sabe de la importancia de la conservación de su cultura y de los espacios en los cuales habitan. Sin embargo, no existe esa preocupación por generar líneas de acción que vayan dirigidas a la conservación y recuperación de los sistemas constructivos tradicionales y locales.
De acuerdo a las necesidades que tienen las comunidades, recurren a dependencias como la Presidencia Municipal para solicitar apoyos con el fin de mejorar las condiciones del espacio en el que habitan y sus condiciones de vida. Los apoyos que solicitan en relación a la vivienda son: ampliación de vivienda, mejoramiento de vivienda, “pisos firmes”, mejoramiento de techumbre, letrinas ecológicas, entre otras. 
Sin embargo, la Presidencia Municipal no genera este tipo de proyectos, pero hace gestión en los diferentes programas del orden Federal y Estatal para poder atender las solicitudes de las comunidades. El municipio gestiona apoyos a través de los programas que existen en dependencias como la SEDESOL mediante el programa para el Desarrollo Zonas Prioritarias y el Programa de Empleo Temporal (PET).

En el caso de vivienda se gestiona ante la secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano bajo el programa de Vivienda Digna” y “Vivienda Rural en sus tres vertientes o sus tres modalidades de apoyo que es mejoramiento, ampliación y adquisición de construcción. A nivel estatal se le solicita apoyo a la Comisión Estatal de Vivienda (CEVI). Para poder cubrir el apoyo de  “Pisos Firme” se han apoyado de los programas de “Empleo Temporal”. La SEDESOL del gobierno del estado de Hidalgo también otorga apoyo para la construcción de “Pisos Firmes”.
De los programas que opera la SEDATU, se han logrado obtener los programas de ampliaciones de recámara, en donde se han concentrado los programas de “Mejoramiento de Techumbre”.
Ahora, ¿cuál es el procedimiento que se tiene que seguir para obtener recursos para el mejoramiento de vivienda?: Presidencia Municipal ingresa la propuesta de trabajo con el fin de obtener una recamara adicional, esto con el fin de dar respuesta a las múltiples peticiones en materia de Vivienda. Se envía la propuesta, se espera la respuesta de SEDATU en la cual definen cuantos apoyos les corresponde a las localidades que lo solicitan. Para la asignación de este apoyo se toman en cuenta los índices de rezago social de la localidad. Una vez recibida la lista de beneficiarios se realiza la validación de campo (cuestionario socioeconómico, documentación de los beneficiarios, fotos de vivienda). Después se realiza la validación, se lleva la información a las oficinas de SEDATU para ser capturada en el sistema, al final de cada captura el sistema da en automático el resultado. Si el resultado es negativo, entonces se propondrá a otra persona. Una vez aceptada la solicitud de apoyo, Presidencia Municipal procede a convocar a una reunión con la finalidad de integrar el comité de contraloría social y el comité de obra, posteriormente de les hace la entrega de los subsidios. Como tramite final, los beneficiarios firman una carta en la que manifiesta que no han recibido ningún tipo de apoyo con recurso Federal.
Bajo estas modalidades la Presidencia Municipal se logra obtener recursos de orden Federal y Estatal: en el 2010, en la comunidad de Los Lirios y su manzana Cerro Grande se implementó la construcción de 20 “Letrinas Ecológicas” donde tenían como disposición final la instalación y el uso de un biodigestor auto-limpiable. En 2010 se solicitó apoyo mediante el programa de subsidio para la vivienda “Tu Casa” donde se incluyó un total de 50 acciones, de las cuales se benefició a Los Lirios y El Tedra, bajo la modalidad de mejoramiento de vivienda que incluye el programa de “Mejoramiento de Techumbres”, donde se otorgó láminas galvanizadas de tres metros, calibre 28.
En año 2010, se construyeron “Pisos Firmes” a través del programa de empleo temporal apoyando a Los Lirios y su manzana Cerro Grande.
Durante el 2011, se construyeron “Pisos Firmes” mediante SEDESOL, con un total de 19,846.25 m2 de losas de concreto hidráulico, con una inversión superior a los cuatro millones de pesos y bajo la modalidad de contrato con una empresa constructora. Con este programa se beneficiaron todas las comunidades del Municipio incluyendo las comunidades de estudio, con la finalidad de atacar el “rezago social” 4 existente.
En el 2012, la comunidad de Los Lirios y su manzana Cerro Grande fueron integradas a la modalidad de Vivienda Digna del programa de “Tu Casa” donde se beneficiaron a cinco personas con la construcción de una recámara adicional.

En el 2012 en la comunidad de El Tedra, la SEDESOL en coordinación con la Secretaría de Obras Públicas del Municipio y a través del programa de DZP se construyeron cinco Letrinas Ecológicas, a través de un contratista. Se implementó como disposición final una micro planta de tratamiento, suministrándoles el líquido para eliminar olores y para la descomposición de los desechos.
En la comunidad de El Tedra en el 2013, a través de la CEVI del estado de Hidalgo se implementó un programa piloto para la construcción de cinco unidades de vivienda básica con material de la región (Vivienda Indígena) lo impulsó el estado con sus propios recursos y lo trabajaron conjuntamente con H. Ayuntamiento y los beneficiarios que fueron los que aportaron el 100% de la mano de obra y el material (tierra) de la región.
El proyecto de Vivienda Indígena rescata uno de los valores que presenta el sistema constructivo tradicional; la construcción en comunidad. La fabricación de los bloques de tierra comprimida se desarrolló con el trabajo comunitario de Los Lirios y El Tedra. Este proyecto se presentó como una de las alternativas para rescatar la construcción con materiales locales, sin embargo, la techumbre incorporó materiales industrializados (láminas de plástico,  travesaños tubulares y ventanas de aluminio), totalmente ajenas al El Huizache fue beneficiado con el programa pisos firmes” durante el que se construyeron pisos en 1,020 viviendas de todas las localidades del municipio de El Cardonal, obra realizada bajo contrato. Estos programas de apoyo tienen como objetivo disminuir los “rezagos” que presentan todas las localidades en materia de piso de tierra, y con el propósito de “ayudar a tener una vida más digna”.
En el 2014-2015 la comunidad de El Huizache fue beneficiada con el programa “baños ecológico”, en el que se construyeron dos unidades.
La asignación de los programas de apoyo que solicita la Presidencia Municipal al gobierno Federal y Estatal depende de las peticiones que realizan las comunidades y de acuerdo a los datos estadísticos generados por el INEGI en los cuales se puede observar el grado de rezago social. Es decir, la Presidencia Municipal no cuenta con lineamientos para otorgar beneficios a sus comunidades, pero se apoya de los indicadores generados por el INEGI.

CONSIDERACIONES FINALES
La vivienda indígena da paso a un proceso evolutivo y cambia su configuración tradicional a partir de las necesidades de la gente y deja en segundo término la parte cultural. La vivienda no escapa de los cambios, producto de los procesos económicos, por estar vinculada a fenómenos como la urbanización y la migración. Las nuevas generaciones están optando por ver reflejado en su vivienda una mejora en sus condiciones de vida, sin importar la parte cultural.
Por un lado las solicitudes de la gente hacia los Municipios, en el cual se solicita apoyo como: laminas, pisos de concreto, un cuarto, etc., para mejorar sus condiciones de vivienda, y por el otro lado, la gestión de los Municipio con las dependencias Estatales y Federales como SEDESOL, SEDATU, FONHAPO, etc.
Las condiciones de pobreza y rezago social de las comunidades indígenas generan que las dependencias de gobierno implementen programas de acción para contrarrestar dichas condiciones, sin embargo, no existe un análisis previo de las comunidades para que los programas sean congruentes con el lugar, con los usuarios y con su cultura.
La cultura presentó cambios significativos en las últimas décadas, que incidió de manera directa en la vivienda tradicional de las comunidades de la Zona Norte del Valle del Mezquital. Otros factores como la escasez de madera para la construcción, las restricciones de la normativa forestal, el fenómeno migratorio y la incidencia de los medios masivos de información, entre otros factores contribuyen a la transformación de la arquitectura tradicional local.
Espinosa (2008), plantea siete factores que influyen en los cambios de la vivienda tradicional: 1) cambios en el uso de espacios tradicionales; 2) modificación del esquema de lo familiar; 3) pérdida de la tradición constructiva; 4) incorporación de nuevos materiales; 5) ampliación de viviendas; 6) carácter simbólico de la vivienda; y 7) la pérdida del valor de uso de la casa habitación.
Estas afirmaciones se corroboraron a través del trabajo de campo, sin embargo, se puede agregar un factor más por el cual la vivienda tradicional pasa por el proceso transformador: 8) la accesibilidad a las zonas rurales; esto permite en mayor o menor escala la incorporación de costumbres, tradiciones, formas de construcción, etc. que generan un cambio radical, en este caso, en la vivienda tradicional.
De acuerdo a Espinosa (2008) y por los resultados  del trabajo de campo se comprobó que que la implementación de programas institucionales de vivienda genera una incidencia en la vivienda indígena de las comunidades de estudio, que modifica el sistema constructivo tradicional y cambia la forma de vida de sus habitantes.
La implementación de programas gubernamentales de vivienda significa: la construcción de espacios diferentes y la incorporación de materiales industrializados en las construcciones; acciones que modifican completamente el esquema de vivienda tradicional, así como la modificación de los materiales tradicionales utilizados en ella. Esto genera un cambio radical en la forma de vida de los habitantes. Un ejemplo de esto es que las actividades que se realizaban en la casa ya no se llevan a cabo como habitualmente se hacían, porque las cuestiones climáticas el interior han cambiado (durante el día hace calor y durante la noche hace frio). Anteriormente se dormía en petates y ahora con el piso de concreto requieren de una cama para dormir porque el piso es frio. La troje se utilizaba como espacio de guardado de la cosecha, ahora cambio el uso del espacio, y es utilizado como bodega, esto es generado por que al interior cambia el microclima derivado de los cambios originados en el material de la techumbre, es decir, la sustitución de la corteza de enebro por las láminas de zinc, asbesto o de cartón.
Las viviendas que están hechas a base de madera, cubiertas con material de la región como son la corteza de enebro y anteriormente las palmas, al momento de implementar proyectos como “piso firme” se están incorporando materiales industrializados que rompen con el entorno. Por ejemplo, al construir una recámara adicional se está cambiando la composición de los materiales tradicionales de la vivienda, pasa de tener un material natural a uno industrializado. Los cambios son notorios en las técnicas tradicionales de construcción y en consecuencia la tipología de los espacios habitados.
Dadas estas situaciones y las condiciones de las comunidades indígenas sería recomendable pensar en conservar el aspecto cultural y tradicional. Sin embargo, hay una argumento más: ¿cómo ven las comunidades indígenas una construcción tradicional?, la consideran como un sinónimo de “pobreza” y “atraso”.
Sin embargo, las instituciones que se encargan de implementar programas dirigidos a mejorar los espacios indígenas no pueden generar un programa que retome la conservación de los saberes constructivos que en algún momento se tenían y que ahora están a punto de perderse parcial o total.
La recuperación de las tradiciones no debería significar el retroceso de la arquitectura, sino una “mirada” al pasado para poder retomar lo que en su momento funcionó como una arquitectura responsable. Posiblemente se pueda rescatar una parte de esa arquitectura como lo menciona el Secretario de Obras Públicas, Desarrollo Urbano, Planeación y Ecología de la Presidencia del Municipio de El Cardonal:

[…] la arquitectura en las comunidades indígenas debería mezclar la apariencia de la vivienda, en donde se genere una vivienda digna que sea realmente sustentable, que se logre incorporarla a los tiempos; construir una vivienda en el cual se mezclen los sistemas constructivos y las apariencias, que sea atractiva, ajustarla a la realidad […] si se construye como antes, la gente dice: estoy pobre, marginado y lo que necesito es una casa que refleje “progreso”.

Las construcciones tradicionales deben de permitir su evolución, esto significa la mejora de sus materiales de uso en sus construcciones, dar apertura a los nuevos materiales, según se puedan crear. Pensar en materiales hechos a través de la sostenibilidad es retomar lo que plantea la arquitectura tradicional en sus inicios.
A manera de reflexión final, se propone pensar en la siguiente interrogante: ¿Qué procesos seguirá la vivienda tradicional de la Zona Norte del Valle del Mezquital como producto de una cultura que permanece viva durante siglos, y que ahora vive la incidencia de los programas gubernamentales de vivienda como símbolo de progreso?, lamentablemente, hasta ahora se observa que para las instituciones gubernamentales encargadas de las comunidades indígenas en su conjunto, y para los propios habitantes de estas comunidades de estudio, la ausencia de conocimiento sobre sus procesos históricos y su concepción se traducen en una indiferencia o la falta de interés como la única respuesta.
Sin embargo, las instituciones gubernamentales encargadas de las comunidades indígenas necesitan reconocer el papel vital de las comunidades indígenas en su capacidad de generar una construcción de viviendas sustentada en una relación con su concepción de vida asociada a sus necesidades y a la naturaleza, y así se pueda fortalecer el amplio conocimiento de la vivienda “tradicional”.

Bibliografía
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Tranfo, Luigi (1974). Vida y Magia en un pueblo otomí del Mezquital, Instituto Nacional Indigenista, México.

1 Romualdo López Callejas, Luis F. Guerrero B.,romualdocallejas@hotmail.com  luisfg1960@yahoo.es  Posgrado en CYAD. Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco

2 La Huasteca, La Sierra Alta, La Sierra Baja, La Sierra Gorda, La Sierra de Tenango, Valle de Tulancingo, Comarca Minera, Altiplano, Cuenca de México y el Valle del Mezquital.

3 Está compuesta por 27 municipios: Zimapán, Nicolás Flores, Tecozautla, Tasquillo, Ixmiquilpan, Cardonal, Huichapan, Alfajayucan, Santiago de Anaya, Nopala, Chapantongo, Chilcuautla, Mixquiahuala, Francisco I. Madero, San Salvador, Actopan, Tepetitlán, Tezontepec, Tetepanco, Ajacuba, El Arenal, Tula de Allende, Tlaxcoapan, Atitalaquia, San Agustín Tlaxiaca, Tepeji del Río y Atotonilco de Tula.

4 Medida ponderada que resume cuatro indicadores de carencias sociales (educación, salud, servicios básicos y espacios en la vivienda) en un solo índice que tiene como finalidad ordenar a las unidades de observación según sus carencias sociales (programa especial de pueblos indígenas 2014).