APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

Alejandro Landaeta Salvatierra (CV)
PDVSA Servicios Petroleros, S. A.

Volver al índice

VII.4. Revitalización y vigencia del capitalismo rentístico (2000-2010)

Hemos querido señalar que el capitalismo rentístico se refuerza de modo espontáneo a partir de la creciente renta fiscal, pero inmerso en un cuadro agudo de contradicciones y desbalances, a lo largo del período 2000-2010, que se acota por razones de disponibilidad estadística. En ese período cobran importancia empresas rentables del Estado que, operando bajo la lógica funcional del capital, entregan también plusvalía a las arcas públicas, como CANTV, Movilnet o la banca nacionalizada, en la forma de impuestos y dividendos. Con el Plan Simón Bolívar 2007-2013, se emprenden inversiones de envergadura en todas las ramas económicas, con énfasis en el sector agrícola y agroindustrial, instaurando una nueva etapa de desarrollo equivalente por su peso al período de sustitución de importaciones. Esta vez la clave no fue la estrategia sustitutiva focalizada en el sector privado, sino el crecimiento público soportado en la inversión de renta petrolera y las alianzas multilaterales. Como en la etapa sustitutiva, se dio de nuevo total prioridad al mercado interno, producto del objetivo de inclusión social del gobierno.

Rápidamente se puede dimensionar el impacto de la RPI a partir del primer año del milenio. La tabla VII-6 revela las magnitudes demostrativas de los efectos del drástico cambio de timón de la política petrolera, según cifras arregladas a precios constantes de 2010.1 Después de un salto de 137 % entre 1999 y 2000, la RPI crece a un promedio de 23,4 %, arroja una tasa interanual de 10,1 %, y totaliza 162 % para todo el período. Pasa de 95.695 millones de bolívares en 2000 a 250.420 millones en 2010. Puede verse que crece en los años críticos de 2002-2003, en que cae el PIB no rentístico (-12 % en 2002 y -7 % en 2003). Este drástico incremento proporciona al Estado un poder de financiamiento sin precedentes, mayor aun al de la década de los 70. El producto interno bruto no rentístico crece a una tasa promedio de 4,4 %, cierra positivo con una tasa interanual de 3,8 %, arrojando un crecimiento neto para el período de 45 %. Es claramente dominante el multiplicador rentístico durante los 11 años estudiados: la elasticidad entre la RPI y el PIB no rentístico es mayor a la unidad en 7 de los 11 años, pero sólo es discernible alguna operatividad del multiplicador autónomo en 2001, en que disminuye la RPI y crece el PIBnr;2 en 2006, en que se acelera éste último respecto a la renta; y en 2007, año que registra un 8 % de crecimiento mientras se retrae la renta. Aunque la elasticidad es menor a la unidad en 2009, esto se debe a la recesión inducida por la caída de los precios del petróleo a partir de 2008.

Las importaciones crecen a una tasa media de 6,7 %, cerrando 2010 con una tasa interanual de 4,4 % y un crecimiento neto para el período de 54,5 %. El crecimiento de las importaciones es claramente mayor al del PIB no rentístico, mostrando una ampliación en la oferta agregada de origen externo. En contraste, las exportaciones no rentísticas (exportaciones totales menos la RPI), decaen a una tasa interanual de -7,7 %, con una tasa media de -2,8 % y un neto del período de -55,2 %. Esto hace que el crecimiento de las importaciones rentísticas (importaciones totales menos exportaciones no rentísticas, es decir, las importaciones respaldadas por las divisas de la RPI), sea exponencial,3 pasando de 23.493 millones de bolívares en 2000 a 133.907 millones en 2010. Se destaca en la tabla VII-6 que las importaciones rentísticas, para el año 2000, representaban 20,9 % del total de importaciones y un 24,5 % sobre la RPI, mientras que ya para 2010 estas ratios montan, respectivamente, 77,1 y 53,5 %.4 El aumento de la dependencia rentística del sector externo es incontestable. Puede verse que hasta 2006 hubo un cierto estímulo de las exportaciones no rentísticas, en especial entre 2004 y 2006, pero a partir de 2007 la tendencia es drásticamente negativa. El período 2007-2009 está marcado por el anclaje oficial del tipo de cambio a 2,25 bolívares por dólar, respaldado por la sobreabundancia de ingresos, refrenando con esto las exportaciones no petroleras.

La creciente disponibilidad rentística expande significativamente la demanda agregada, incidiendo a su vez sobre los agregados estructurales del producto interno. El sobre-estímulo de las importaciones provoca una atrofia relativa de la actividad manufacturera,5 mientras la expansión de la demanda estimula la bonanza de la actividad comercial, el sector financiero, las comunicaciones y la construcción (actividad no transable del sector secundario). En la tabla VII-7 está expuesto el PIB por actividad económica en intervalos de 4 años entre 2001 y 2010, indicando en la columna al extremo derecho la tasa media de crecimiento desde 1999 hasta 2010, a precios constantes de 1997. Los renglones de mayor interés están enmarcados con líneas discontinuas. El promedio del PIB arroja 3,5 %. Por sorprendente que parezca, el PIB petrolero muestra una disminución, pero esto es un efecto metodológico del BCV, como indica el PODE 2007-2008. 6 La manufactura pasa de 7,1 mil millones de bolívares en 2001 a 8 mil millones en 2010, con una tasa media de variación de 2,3 %. Pero enfoquemos los sectores de mayor expansión: construcción, con 6,3 %; comercio, con 5,2 %; comunicaciones, con 11,8 %, e instituciones financieras, con 11 %. La categoría “resto”,  que incluye la agricultura privada y actividades diversas públicas, arroja 3,4 %. Las actividades agrícolas no están separadas. Lo observable es la estructura tendencial típica del capitalismo rentístico: robustecimiento del sector terciario (comunicaciones, comercio, finanzas), y del sector secundario no transable (construcción).

Las cifras relativas también son elocuentes. La tabla VII-8 indica la composición del PIB por actividades, observándose una disminución de la manufactura de 16,9 % en 2001 a 14,5 en 2010. En contraste, la composición de las comunicaciones prácticamente se duplica al pasar de 2,8 a 6,4 %. Otro tanto corresponde a las instituciones financieras, que doblan de 2,1 a 4,1 % sobre el total. La actividad comercial se fortalece con casi un punto adicional sobre el consolidado, para representar 9,4 %. Así, mientras el peso del sector manufacturero se reduce, los correspondientes a los ámbitos terciarios adquieren creciente importancia relativa. La construcción y el renglón que contiene la agricultura privada permanecen prácticamente sin cambios. De todas estas relaciones se infiere el efecto que la capacidad de importación ha tenido sobre el ámbito industrial.

Otro aspecto importante de indagar es la distribución factorial del ingreso. Al analizar la estructura del valor agregado bruto (VAB) del sector privado empresarial, descontando el ingreso mixto neto7 , cuyas estadísticas producidas por el Banco Central de Venezuela alcanzan hasta 2007, se observa una tendencia moderada a favor del trabajo desde el año 2000, lapso inicial del análisis.8 A precios de 2010, la remuneración a los asalariados del sector privado alcanza 133,7 mil millones en 2000, ascendiendo a 200,3 mil millones en 2007, un 50 % de variación. El excedente neto de explotación cambia de 176 mil millones a 247 mil millones, para una variación de 41 %. La tasa de explotación contable neta capital / trabajo cambia de 132 a 123 %, lo que indicaría una tendencia a la reducción de la tasa de plusvalía intrínseca del sector privado empresarial. La participación de los asalariados sobre el VAB cambia de 39 a 40 %, mientras la del excedente neto lo hace de 51 a 49 %. La participación expresa pues modificaciones moderadas o poco significativas. En cuanto al consumo de capital fijo, arroja una tasa para el período de 26 %.

Para ampliar estos indicadores, se analizó la estructura del valor agregado bruto consolidado de las sociedades, tanto del sector público como del privado (incluyendo sociedades petroleras), tomando el período 1999-2007. Para una medición apropiada, se dedujo la RPI tanto del VAB como del EE. En la tabla VII-9 se exponen los componentes de interés de la estructura del valor agregado bruto, esto es, la remuneración a los asalariados (RA), el consumo de capital fijo (CCF) y el excedente de explotación (EE), así como tres ratios analíticas. La RA en 1999 es de 113 mil millones de bolívares, a precios de 2010, alcanzando 215 mil millones en 2007, es decir, una tasa neta de 90 %. Entre tanto, el excedente de explotación pasa de 129,1 mil millones de bolívares a 204,2 mil millones. La tasa de explotación contable neta desciende de 114 % a 95 %, mientras la participación del factor trabajo aumenta de 41 a 43 %. La participación del excedente de explotación desciende de 46 a 41 %. Otro comportamiento interesante es el del consumo de capital fijo, que aumenta en 137 %, pero es debido a las amortizaciones de las sociedades públicas petroleras y las industrias básicas. En otras palabras, al comprender el universo de sociedades, los términos de la distribución factorial favorecen a los asalariados en un mayor grado que tomando el sector privado exclusivamente. Es de esperar que la mayor regulación ejercida por las convenciones colectivas en el ámbito público tenga una importante incidencia. Pero hay que considerar como factores determinantes de esta evolución a las políticas oficiales de protección de los asalariados, a la regulación macro y microeconómica y al estímulo rentístico de la demanda agregada (multiplicador rentístico). En la tabla VII-9 también se puede observar la baja sufrida por las variables VAB, RA y EE en el bienio 2002-2003, como consecuencia de los golpes económicos.

Lastimosamente no hay datos más recientes. Sin embargo, al contrastar el índice de remuneración al trabajo con el índice inflacionario entre 2000 y 2010, se observa un rezago del primero con una brecha creciente. Esto es indicativo de que, a pesar de los resultados expresados por los agregados de la distribución factorial, el sistema reaccionó claramente contra el incremento en la remuneración de los asalariados. La expansión de la demanda agregada y el gasto fiscal provocaron el efecto ya visto de respuesta inflacionaria en la esfera de la oferta privada, moderada por las importaciones con divisas subsidiadas. Esto refrenó, a pesar del mejoramiento relativo de la remuneración salarial, una contribución mayor a los asalariados, siendo mucho más relevante el mejoramiento de las condiciones de vida por vía de las políticas sociales, que efectivamente condujeron a una reducción de la pobreza desde 40,6 % en 1999 a 28,1 % en 2010, según la CEPAL. 9 La centralidad de la política social del Estado adquiere el carácter de beneficios para-salariales provenientes principalmente de la renta, no de la plusvalía ni de los contribuyentes territoriales. Estos beneficios atienden tanto a la población asalariada como a la no asalariada en condiciones de precariedad.

La prevalencia del multiplicador rentístico, el mayor amparo institucional, político y sindical del trabajador asalariado, las grandes inversiones públicas y la expansión de las importaciones rentísticas, son factores que impelen a la desviación especulativa del capital privado, tendencia que se puede observar durante la década en examen. Hemos visto el estancamiento del sector manufacturero y agrícola privado en contraste con el dinamismo de la construcción y las actividades terciarias. Como se expuso al indagar sobre la eficacia tributaria en el capitalismo rentístico,10 con mucha propiedad cabe sostener que hubo transferencia de potencial rentístico tanto al dominio del capital privado como al del consumo civil y de atesoramiento de los segmentos medios de ingreso, gracias a la recurrente sobrevaluación fiscal de la moneda. Es bastante probable que las ganancias capitalistas privadas efectivas estén subestimadas en las cuentas nacionales. De acuerdo a los estimados realizados, la ratio de pérdida fiscal bruta rentística (antes de ISLR) entre 2000 y 2010 se estimó en el orden de 18 % en promedio anual. De nuevo, la balanza comercial registra saldos negativos recurrentes y significativos en el ámbito de las transacciones privadas con el exterior, en particular los saldos de depósitos.11

La tabla VII-10 ofrece datos que dejan ver la cualidad antitética del sistema socio-económico venezolano a lo largo de 11 años de Revolución Bolivariana, que corren de 2000 a 2010. Expresan en cierta forma la división y pugilato de clases que ha caracterizado el proceso interno de cambios políticos y sociales. Mientras la explosión de demanda y de consumo suntuario ha caracterizado nutridos segmentos medios de ingreso, favorecidos por mecanismos expeditos de acceso a las divisas, la población pobre ha logrado por su lado el apoyo de los programas sociales, pero aun es claro el desbalance que beneficia al ámbito privado. Una magnitud que sirve para revelar esto es la creciente salida neta de capitales, plasmada en la primera columna de la tabla. Los saldos son bastante significativos, pero muy particularmente a partir de 2007. A pesar de que la brecha por sobrevaluación aumenta desde ese año, no alcanza a explicar el brote que hace pasar el saldo de 6,9 mil millones de dólares a 18,7 mil millones.

Esto se puede apoyar, de momento, en la creciente actitud especulativa sobre la moneda, proceso incitado por la constante campaña de desestabilización interna. Sin embargo, el período 2007-2010 se puede considerar de calma relativa, y acusa el mayor aflujo de RPI. En esto hallamos la explicación más patente, es decir, en la creciente disponibilidad de divisas rentísticas, única fuente conspicua de moneda extranjera. El sector privado empresarial, una vez colmados los requerimientos para importaciones, y en un contexto de un mínimo interés en invertir en el país, como vimos sobre la distribución institucional de la formación de capital fijo, procede a distraer capital-dinero que no será rentable en forma de capital productivo ni en tácticas internas de atesoramiento (inmobiliarias o metálicas), sino bajo la expectativa de rentabilidad cambiaria. Justamente entre 2006 y 2010 la inversión bruta privada fija se contrae en… ¡-34 %! El vaso comunicante entre esta tendencia y la salida de divisas se antoja consistente.

En las columnas segunda y tercera aparecen la RPI y el aporte petrolero a la nación. El monto de éste (formado por el aporte fiscal y el aporte de PDVSA para los programas sociales y de inversión) 12, alcanza 318,2 MMM USD, que hace el 81,2 % de la RPI del período. La ejecución de las inversiones del sector petrolero nacional (fijas y circulantes) alcanzan 88,8 MMM USD entre 2002 y 2010 13, que sumadas al aporte a la nación constituyen 104 % de la RPI.14 Pero la columna quinta expresa el peso del saldo neto financiero privado de la balanza de pagos sobre la RPI que, haciendo un total de 105,95 MMM USD, representa 27 %. Si sumamos este monto y el aporte a la nación, dividiendo luego el resultado entre el total de la RPI, nos da un coeficiente de 1,08, es decir, que la salida de divisas adicionada al aporte petrolero a la nación superan en 8 % la magnitud consolidada de la RPI para el período. Desde 2003 una parte creciente del aporte del sector petrolero fue destinada expresamente a los programas sociales, misiones y planes de inversión, ascendiendo de 0,55 MMM USD ese año hasta 20,55 MMM USD en 2010. A pesar de ello, el aporte social hace un total de 83,89 MMM USD, todavía menor a la salida neta de divisas. Las dos columnas de los extremos de la tabla representan sendas realidades en contraste mutuo en la Venezuela que transita por el actual proceso político.

Podemos decir que conforme se ha reducido la pobreza, simultáneamente se han robustecido los segmentos medios y las pequeñas burguesías comercial, de servicios15 y agropecuaria, cabalgando no sólo sobre el multiplicador de la renta y la formación de plusvalía, sino sobre la apropiación interna de renta, menoscabando la fortaleza fiscal petrolera y la estabilidad macroeconómica. Ese robustecimiento sobrealimenta la demanda agregada inflacionaria y remarca las fronteras de la estratificación socio-económica, sin mencionar el corrosivo impacto moral y ético de la cultura del consumo y enriquecimiento fácil. Esto es posible apoyarlo al observar la distribución del ingreso de las personas en quintiles per-cápita, en la tabla VII-11. Para 1990 las personas más pobres percibieron el 4,2 % de los ingresos, contra el 52 % recibido por las personas más ricas. 16 Destácase la mayor polarización para 1999, en que ambos extremos muestran 3,6 y 54,2 % respectivamente. Ya en 2010 es clara la reversión de la tendencia. Los quintiles 3, 4 y 5 agrupan una distribución de 42,2 % del ingreso en 1999, que asciende al 49,6 % en 2010. Expresa un mejoramiento en la percepción de los estratos medios de ingreso. El quintil más rico reduce su participación del 54,2 al 45,2 %, 9 puntos porcentuales. Todo esto es indicativo no sólo de una movilidad social ascendente, sino de una tendencia a la equidad en cuanto al ingreso, como revela el índice de Gini, el cual habiendo aumentado hasta 0,50 en 1999, se redujo a 0,39 en 2010. Es un logro histórico cuya debilidad radica en el hecho de que descansa sobre una estructura metabólica dependiente del chorro de plusvalía internacional.

Que el capitalismo rentístico se ha revitalizado es algo sobre lo que debería haber pocas dudas, a pesar de todos los esfuerzos oficiales y de la vanguardia política social bolivariana por superarlo. Presenta las contradicciones normales enquistadas históricamente, más las provocadas por la lucha social en desarrollo. Hasta 2010 se caracteriza por una profusa redistribución y una alta intervención pública en el contexto de la lógica mercantil dominante. Guarda en su seno intereses burgueses basados en la ganancia fácil e inmediata, que arropa las prácticas sanas de la pequeña burguesía proclive a la inversión productiva, frecuentemente confrontada con sus pares comerciales, financieros y especulativos. Contiene también una clase trabajadora explotada y amplios grupos sociales de bajos ingresos que medran de la economía rentística mediante el clientelismo político, las actividades informales estériles y la corruptela mercantil. Lo sustenta un substrato cultural bien conocido que es complementado con los valores burgueses para formar un cóctel de ideología y praxis social muy difícil de modificar, que conspira contra la masificación de la conciencia y la ética revolucionarias. Ese substrato cruza transversalmente todas las clases y estamentos sociales. La conexión de esta subjetividad social con la realidad objetiva de la renta, en un escenario de ejercicio de gobierno popular y rabiosa reacción de clase, se levanta como una barrera contra la potencialidad de transición al socialismo que debe obligar, cuanto menos, a evaluar tácticas, máxime en las presentes condiciones de crisis del sistema capitalista global. Reza el Plan de la Patria 2013-2019 entre sus objetivos: “2.3.2. Impulsar la transformación del modelo económico rentístico hacia el nuevo modelo productivo diversificado y socialista, con participación protagónica de las instancias del Poder Popular.”17

1 Fuentes originales de Petróleo y otros datos estadísticos (PODE), del Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería, y del Banco Central de Venezuela.

2 En realidad no hay razones concluyentes para pensar que en 2001 haya cesado el efecto del incremento rentístico del año anterior.

3 Entre 2003 y 2007 la regresión exponencial da por resultado un coeficiente de correlación R2 = 97,7 %. El ajuste logarítmico arroja R2 = 99,2 %.

4 En 2009 hay un déficit de las importaciones rentísticas sobre la RPI, debido a la contracción de los ingresos petroleros.

5 Incluye productos refinados de petróleo.

6 A saber: “El PIBP [petrolero] (BCV) se calcula a precios constantes de los hidrocarburos, es decir, a los precios del petróleo de 1997. Por lo tanto, la serie estadística del BCV en la práctica refleja sólo la producción, la que varía muy poco en el período bajo consideración. Por esta razón no mide la variable más esencial de la economía venezolana, a saber, los precios del petróleo: los trata como si su variación se debiera simplemente a la inflación.” (PODE 2007-2009, p. 49).

7 Esto se debe a que no pertenece a las sociedades que valorizan capital. El Banco Central de Venezuela explica la siguiente premisa metodológica: Ingreso Mixto: “El SCN [Sistema de Cuentas Nacionales] 1993 incorpora este concepto para distinguir el excedente de explotación que generan las empresas no constituidas en sociedad propiedad de los hogares, en vista de que dicho saldo contiene implícitamente remuneración al trabajo y el beneficio de la actividad empresarial de esa unidad de producción, lo cual no es fácil deslindar. Ese tipo de empresas corresponde a trabajadores por cuenta propia y pequeñas unidades de producción que no tienen personalidad jurídica separada de los hogares. El concepto de excedente de explotación, ahora se aplica sólo a las empresas constituidas en sociedad, a las cuasisociedades y a los servicios imputados de viviendas habitadas por el propietario. El SCN 1968 no hacia esta distinción.” Banco Central de Venezuela, Programa de actualización de las estimaciones macroeconómicas (PRACEM), Sistema de Cuentas Nacionales de Venezuela, año base 1997.

8 Banco Central de Venezuela, Sistema de Cuentas Nacionales.

9 CEPAL – CEPALSTAT, Población en situación de indigencia y pobreza según edad y sexo del jefe de hogar y área geográfica. Jefe de hogar de ambos sexos, (15 años o más).

10 Véase en la sección 5 el apartado Eficacia de la tributación interna.

11 “Los depósitos incluyen todos los derechos: a) frente al banco central, una sociedad captadora de depósitos y, en algunos casos, otras unidades institucionales y b) representados por un comprobante de depósitos. Por lo general, un depósito es un contrato estándar, abierto al público en general, que permite la colocación de un monto variable de dinero.” (Manual de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional, Sexta edición (MBP6), 2009, p. 90)

12 Programas sociales, FONDESPA, aporte de PDVSA al FONDEN y contribución de precios extraordinarios.

13 PODE 2005-2010, Estados Financieros Consolidados Sector Petrolero Nacional.

14 PDVSA ha empleado financiamiento externo para ejecutar inversiones internas y externas. El saldo del endeudamiento financiero neto del sector petrolero entre 2002 y 2010, correspondiente al consolidado mundial, asciende a 20,7 MMM USD. (Fuente: PODE 2008-2010, Estado de Flujo de Efectivo, consolidado mundial.)

15 Propietarios de modestas empresas de servicios, muchas de ellas contratistas del sector público y empresas del Estado (la base de información puede consultarse en el Sistema Nacional de Contratistas –SNC).

16 CEPAL.

17 Dice Jesús Faría: “…no podemos perder de vista el objetivo estratégico: desplegar al máximo nuestra industria petrolera con el fin de reducir la dependencia de los hidrocarburos; diversificar y modernizar la economía; extirpar el rentismo y modificar radicalmente la estructura productiva; todo ello en razón de que jamás podremos construir el socialismo sobre la base de una economía petrolera.” (Faría, Jesús. La economía política de la transición al socialismo, 2009. Faría sostiene una perspectiva desarrollista del socialismo fundada en la industrialización y en el dominio estatal de los medios de producción. Para Faría es fundamental la tesis leninista de nivelación de las fuerzas productivas. Su interesante libro amerita del espacio apropiado para una valoración crítica. Destacado propio.