COMPETENCIAS EN NIVEL SUPERIOR, UNA MIRADA A LAS PROPIAS EN LA CARRERA DE DERECHO

COMPETENCIAS EN NIVEL SUPERIOR, UNA MIRADA A LAS PROPIAS EN LA CARRERA DE DERECHO

Agustín Amézquita Iregoyen
Manuel Granado Cuevas
María Cecilia De Anda Brizuela
Gerardo Jacinto Gómez Velázquez
Gerardo Flores Ortega
Juan Pablo Romero Gil
María Fernanda Ramírez Navarro

Centro Universitario de los Lagos

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IV.- LAS COMPETENCIAS, CONCEPTO Y APLICACIÓN EN EDUCACIÓN
Dra. María Cecilia de Anda Brizuela
La educación por competencias desde su inclusión ha sido percibida de manera diferente por parte de las instituciones de educación y de los docentes. Las competencias han sido consideradas como una visión instrumental de la producción y una forma de imposición de la clase empresarial al ciudadano común, una forma de implementar políticas industrializantes en el ámbito educativo impuestas desde las altas esferas económicas que han permeado y doblegado al poder político de este país.

La enseñanza y el aprendizaje por competencias se remiten a los primeros años del siglo veinte en los Estados Unidos. En nuestro país han tomado auge principalmente en el presente siglo como una acción para lograr la competitividad a nivel productivo. Este modelo se ha establecido para asegurar que las necesidades del sector industrial sean satisfechas por la educación y capacitación vocacional.
Por otra parte, y trascendiendo el ámbito educativo, el concepto de competencia revela la puesta en juego de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para el logro de propósitos en contextos y situaciones diversas y es por esta razón que se utiliza el concepto de “movilizar conocimientos” (Perrenoud, 1999), es decir, que demanda utilizar todos los aprendizajes adquiridos en la solución de problemas que presenta la vida cotidiana.

Sobre las competencias Monereo y Pozo (2007) las señalan como la capacidad de poseer un conocimiento funcional no inerte, utilizable y reutilizable y Coll (2007) señala la necesidad de activar y utilizar los conocimientos relevantes para afrontar determinadas situaciones y problemas. En este sentido, las competencias movilizan y dirigen conceptos, habilidades y actitudes hacia la consecución de objetivos concretos. Se entienden como algo más que una calificación adquirida mediante la formación técnica y profesional. Constituyen en sí, un comportamiento social y aptitud para trabajar en equipo, iniciativa, asumir riesgos, empeño personal, capacidad de comunicarse así como afrontar y solucionar conflictos.

Un análisis general que Sergio Tobón (2006) hace de las competencias, aborda algunos aspectos inherentes al desempeño específico en educación, tanto en el docente como en la escuela. Señala que constituyen la base fundamental para orientar el currículo, la docencia, el aprendizaje y la evaluación desde un marco de calidad, ya que brinda principios, indicadores y herramientas para hacerlo.
Las competencias implican también la integración de los conocimientos, los procesos cognoscitivos, las destrezas, las habilidades, los valores y las actitudes en el desempeño ante actividades y problemas, la construcción de los programas de formación acorde con los requerimientos disciplinares, investigativos, profesionales, sociales, ambientales y laborales del contexto y la orientación de la educación por medio de estándares e indicadores de calidad en todos sus procesos. Ese es tal vez el punto medular de las competencias, la estandarización de objetivos que hay que lograr en un mundo globalizado que exige homogeneizar las capacidades de los individuos en constante lucha por la supremacía económica productiva para poder competir en un mercado cada vez mas extenso y exigente.

El término de competencias, es históricamente abordado desde dos aportaciones importantes, la lingüística de Chomsky la psicología conductual de Skinner. Chomsky (1970) propuso el concepto de competencia lingüística que se ponía en acción mediante el desempeño verbal y comunicativo, mientras que Skinner consideraba a la competencia como un comportamiento efectivo, basado en el comportamiento observable, efectivo y verificable desde una óptica conductual en el campo de la productividad, que permitiera formar personas con ciertas competencias que les posibilitaran un desenvolvimiento laboral.

Diversos autores han manejado el concepto de competencias, entre ellos Hymes (1996) quien ha hablado de una competencia comunicativa, como el empleo efectivo del lenguaje en situaciones específicas de comunicación, teniendo en cuenta las demandas del entorno. Por su parte, Torrado (1995, 1998) señala que las competencias son acciones situadas que se definen en relación con determinados instrumentos mediadores o estándares. Vigotsky (1985) y Brunner, (1992) señalaron que la mente se construye en relaciones sociales y es actualizada por la cultura. Tobón (2006) afirma que la psicología cultural ha aportado el principio de que la mente y el aprendizaje son una construcción social y requieren de la interacción con otras personas, de acuerdo con el contexto. Sternberg (1997) refiere la competencia como la capacidad de las personas para desenvolverse con inteligencia en las situaciones de la vida para llegar a la solución de los problemas.

Por otra parte, existe un concepto más complejo de competencias, el cual destaca que son procesos complejos de desempeño con idoneidad en un determinado contexto, con responsabilidad. De acuerdo a esto, los procesos son acciones que se llevan a cabo con un determinado fin, tienen un inicio y un final identificable e implican la articulación de diferentes elementos y recursos para poder alcanzar el fin propuesto de manera dinámica.
Las competencia fueron diseñadas a partir de la necesidad del ser humano de comprender, razonar, saber hacer, saber convivir, con la suficiente responsabilidad del ejercicio de sus saberes, habilidades para la convivencia, la producción y el manejo de información en un mundo donde el conocimiento se transforma y se comparte de manera acelerada y fugaz. Lo anterior requiere además de habilidades para trabajar cooperativa, colaborativa y socialmente en el contexto en que se encuentre. Esto sólo es posible a partir la educación, que aparte de todo, se volvió un requerimiento a cumplir a lo largo de la vida.

La educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio  entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores. Por supuesto, estas cuatro vías del saber convergen en una sola, ya que hay entre ellas múltiples puntos de contacto, coincidencia e intercambio (Delors,1996:90).

A partir de la conceptualización que aporta Delors, es posible señalar que la educación no solo se circunscribe en este momento a la adquisición de conceptos, procesos y habilidades, sino que implica un entorno integral de formación humana que tiende hacia la transformación del ser humano en un ciudadano del mundo con enfoque en la permanencia de éste en el aprendizaje a lo largo de la vida y el manejo de información, el uso de las Tecnologías de la Información y entornos de aprendizaje de compleja y variante interactividad con los medios electrónicos de información y comunicación.
Continúa señalando que las competencias han ofrecido una visión de la educación para alcanzar un nivel más allá de la adquisición de experiencia, conceptos y capacidades con carácter de supervivencia económica, agregando que además pretenden alcanzar el desarrollo del ser y la realización de la persona, lo que implica la vivencia en plenitud y sobre todo aprender a ser por encima del saber hacer o tener.

El aprendizaje por competencias implica algunos aspectos como aprender a aprender, utilizando tanto la atención como la memoria, aunque en los últimos tiempos se ha desvirtuado el uso de esta última, debido a que se ha identificado con los aspectos tradicionalistas de la educación, es decir, que en virtud de que las competencias se fundamentan fuertemente en el constructivismo, se ha denostado el uso de herramientas memorísticas para alcanzar el aprendizaje, así como el uso de herramientas como la ejercicios de repetición.
Por otra parte, aunque se ha dicho repetidas veces que el concepto de competencia no se ha derivado del ámbito empresarial, o se ha querido retirar del ámbito de la productividad, Delors ha señalado que en el pasado se adquirían capacidades para obrar tal o cual máquina o proceso, pero que gracias a la transformación de la tecnología y el avance vertiginoso de la ciencia, este concepto, de calificación para el trabajo, se ha cambiado por el de competencia en donde la calificación no sólo se adquiere para manejar o procesar un producto o una máquina, sino que se ha pretendido ir más allá y dotar al estudiante de otras capacidades, conceptos, habilidades, aptitudes, conocimientos, valores, emociones y habilidades sociales para convivir en un mundo globalizado que requiere de cooperación y colaboración.
De esta manera, continúa el autor, quien aprende no se limita a aprender para producir, sino que adquiere aprendizajes que le permitan entre otras cosas, ser feliz y participar del desarrollo del bien común que es la convivencia entre pares, la responsabilidad, libertad de juicio, gracias a lo cual la sociedad crezca y se ajuste a la evolución humana que supone la sociedad del conocimiento.

En este sentido, las competencias son procesos complejos porque implican la articulación de diversas dimensiones humanas y porque su puesta en acción incluye enfrentar la incertidumbre, desarrollar un desempeño actitudinal, realizar las actividades o resolver los problemas cumpliendo con indicadores o criterios de eficacia, eficiencia, efectividad, pertinencia y apropiación establecidos para el efecto, contextos del campo disciplinar, social, cultural y responsabilidad.

Los componentes de la competencia
En el desarrollo de competencias se requiere cumplir con ciertos componentes como un verbo de desempeño, un objeto, una finalidad y una condición de calidad, mismos que se pueden verificar con algunas evidencias de conocimiento, de actitud, de hacer y de productos. Cesar Coll por su parte, señala que una competencia es la capacidad para responder a las exigencias individuales o sociales o para realizar una actividad o una tarea para lo cual es necesario realizar una combinación de habilidades prácticas y cognitivas interrelacionadas, conocimientos, motivación, valores, actitudes, emociones y otros elementos y de comportamiento que pueden ser movilizados conjuntamente para actuar de manera eficaz.

Continúa Coll señalando, que el término competencia se refiere a una combinación de destrezas, conocimientos, aptitudes y actitudes, además de una fuerte dosis de disposición para aprender. Ser competente en un ámbito de actividad o de práctica significa, tener capacidad de activar y utilizar los conocimientos relevantes para afrontar determinadas situaciones y problemas relacionados con dicho ámbito.
Inciarte y Canquiz (2008) señala que las competencias reflejan una vinculación formación y desempeño laboral, visto así se limita a “considerar la competencia fundamentalmente, como un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes de desempeño de un cargo o puesto de trabajo” (2008:110). A juicio de las autoras las competencias implica:
…el saber reflexionar, valorar, organiza, seleccionar e integrar  lo que puede ser mejor y que se sistematiza en su valoración continua para realizar una actividad profesional, resolviendo un problema o realizando un proyecto, lo cual no homogeniza, se concibe como una aplicación flexible según la situación concreta en que se desarrolle. Visto así, la competencia es adaptable y transferible, se concibe transversalmente en el currículo; no pude limitarse a una tarea única y repetitiva, sino que supone la capacidad de aprender, de innovar y de comunicar los procesos de innovación, comprendiendo las diversas circunstancias profesionales y la capacidad de adaptar el conocimiento a ellas, lo cual se va interiorizando en el pensamiento del profesional por distintas vías y muy especialmente desde su propia experiencia y nunca por requisitos.

El aprendizaje por competencias (Tobón, 2006) parte del conocimiento teórico hacia un desempeño personal que implica la articulación del conocer, el hacer y el ser. Es decir que se dirige hacia la utilización pragmática de los conocimientos en beneficio de la actividad que se desempeñe, buscando que los saberes implicados en la resolución de problemas sean contextualizados en todos los ámbitos de desempeño del sujeto que incluya la búsqueda, selección, comprensión, sistematización, crítica, creación, aplicación y transferencia del conocimiento tanto entre individuos como entre sociedades. De acuerdo a lo anterior, busca hacer del estudiante el eje y centro de toda la actividad educativa, desarrollando habilidades tanto cognoscitivas como metacognitivas que le permitan lograr calidad e idoneidad en el desempeño personal, laboral y social del sujeto.

Formación basada en competencias
La formación con base en competencias integra disciplinas, conocimientos, habilidades, prácticas y valores. La integración disciplinar es parte fundamental de la flexibilización curricular, particularmente de los planes de estudio, en aras de formar profesionales más universales, aptos para afrontar las rápidas transformaciones de las competencias y los conocimientos. Una disciplina es un cuerpo teórico y técnico que se debe dominar para llevarlo a la práctica, para adquirir aptitudes, actitudes que en su conjunto son las competencias.
El elemento principal de las competencias es la conformación o definición de estándares curriculares que surgen de la integración disciplinar que permite la integración de conceptos, procedimientos y habilidades organizados en estructuras metodológicas definidas para alcanzar aprendizajes esperados que son la base de la evaluación de la competencia.

La formación basada en competencias requiere trabajo académico colegiado, mediante lo cual es posible para trabajar en equipo, establecer criterios para la integración, seleccionar y precisar los conceptos, temas, disciplinas, prácticas y competencias a integrar, establecer los tipos de relaciones entre las disciplinas, determinar los tiempos para desarrollar los temas, problemas, evaluar continua y formativamente y fomentar el trabajo entre pares.

Promover y evaluar el aprendizaje requiere la movilización articulada e interrelacionada de diferentes tipos de conocimientos, lo que supone la importancia del contexto en el que se adquieren las competencias y en el que se aplicarán posteriormente. Por otra parte, la definición de los aprendizajes escolares exclusivamente en términos de competencias puede dar lugar a la de homogeneización curricular que acabe ahogando la diversidad cultural, es decir, que en la lucha por la estandarización de aprendizajes, puede quedar diluida la individualidad y la divergencia de opiniones, lo que significa una pérdida del pensamiento crítico y la capacidad de pensar diferente ante situaciones dadas.

Las competencias son un referente para la acción educativa, sobre lo que hay que construir, adquirir y desarrollar, por lo que conforman un punto importante para la evaluación, misma que resulta imprescindible para corroborar el nivel de logro alcanzado a partir de los estándares curriculares. En este sentido, las competencias, como las capacidades no son directamente evaluables, pero si los contenidos que se abordan en ellas así como las secuencias y procesos y nivel de desempeño con que se desarrollan.

Las competencias de manera general
Un enfoque basado en la adquisición y desarrollo de competencias generales destacará la necesidad de enseñar a transferir lo aprendido en una situación concreta a otras situaciones distintas, cuya transferencia incluye conocimientos y situaciones determinadas, en distintos contextos. Un aprendiz competente es el que conoce y regula sus propios procesos de aprendizaje, tanto desde el punto de vista cognitivo como emocional y puede hacer un uso estratégico de sus conocimientos, ajustándolos a las exigencias del contenido o tarea de aprendizaje y a las características de la situación (Bruer, 1995).

La identificación, selección, caracterización y organización de los aprendizajes escolares que deben formar parte del currículo escolar y los enfoques basados en competencias, matizan y enriquecen los enfoques basados en capacidades que han sido dominantes en el discurso pedagógico y en la definición de políticas curriculares. De esta manera surgen algunos conceptos como competencias clave, genéricas y específicas.

Concepto de competencias clave
Las competencias clave para el aprendizaje permanente, de acuerdo al Parlamento Europeo (2006), consisten en ser capaz de expresar e interpretar conceptos, pensamientos, hechos y opiniones de forma oral y escrita, así como saber escuchar, hablar, leer, escribir e interactuar lingüísticamente de una manera adecuada y creativa en todos los posibles contextos sociales y culturales, como la educación y la formación, la vida privada y profesional, y el ocio.
Una competencia también es un factor importante en la contribución de los individuos a cambiar o transformar el mundo, no sólo la forma en que le hacen frente. Así como las competencias se relacionan con las características principales y las demandas de la vida moderna, también están determinadas por la naturaleza de nuestras metas, tanto como individuos y como sociedad. El marco aquí descrito se relaciona con competencias individuales y no con capacidades colectivas de organizaciones o grupos. Sin embargo, tal y como se ilustra en el diagrama que aparece a continuación, la suma de las competencias individuales también afecta la habilidad de alcanzar las metas compartidas
Competencias y objetivos individuales y colectivos clave (DeSeCo)
De acuerdo a lo anterior, la integración de distintos tipos de conocimientos, habilidades prácticas, conocimientos factuales y conceptuales, motivación, valores, actitudes y emociones, es esencial de los enfoques basados en competencias. En específico la competencia clave se entiende como un conjunto de atributos personales necesarios para desarrollar otras competencias dentro de un mismo rango de desarrollo del conocimiento.

Definición y selección de competencias clave (DeSeCo)
La Organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) publicó un documento denominado Definición y selección de competencias clave. (OCDE, 2006), en donde se categoriza las competencias y define un acercamiento a las mismas, y se les determina como una necesidad educativa para alcanzar el bienestar personal, social y económico, dotando al individuo con elementos que permitan enfrentar de forma efectiva un mundo complejo.

El proyecto DeSeCo, ha definido las competencias clave con características como contribuir a alcanzar metas útiles tanto para las personas como la sociedad en su conjunto, enfrentar problemáticas en diferentes contextos, el dominio de nuevas tecnologías. Así mismo se han definido en tres categorías básicas como:

  • Usar herramientas para interactuar efectivamente con el ambiente, de tecnología de la información y socio culturales como en el uso del lenguaje;
  • Las de ampliar la capacidad de poder comunicarse con otros e interactuar en grupos heterogéneos y por último,
  • Mejorar la actitud y valor de la responsabilidad en todos los ámbitos de desempeño

La selección de competencias clave implica cumplir con una serie de condiciones, entre ellas, que se planteen metas tanto económicas como sociales y que los beneficios se impregnen a diversas áreas de la vida, procurando que las competencias no se circunscriban a una forma determinada de desempeño productivo o beneficio particular, que favorezcan además la innovación, la creatividad, la automotivación, la reflexión, el pensamiento complejo, y crítico.

La definición y selección de competencias clave de la OCDE, clasifica y categoriza las competencias y sus aplicaciones; también especifica su utilidad. Las categorías de las competencias están fundamentadas en el desarrollo de herramientas para interactuar, para comunicarse y para ser responsables del entorno y de la propia persona, así como la inclusión de valores humanos y sociales en las mismas.

Uno de los aspectos más importante en la identificación de competencias clave es la definición del centro de interés en la educación, en sus diferentes áreas de oportunidad o desarrollo académico considerando los niveles de complejidad de manera progresiva de acuerdo al perfil profesional deseado, seguido del establecimiento de los logros esperados, estándares u objetivos y los criterios de desempeño, aprendizajes esperados o indicadores de aprendizaje, mismos que servirán para evaluar el cumplimiento o adquisición de la competencia, sin olvidar el conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas a desarrollar de acuerdo a ejes temáticos expresados en el plan de estudios.

Enseguida se requiere la determinación de las estrategias pedagógicas, técnicas de enseñanza-aprendizaje, formas de evaluación y demás evidencias que permitan dar seguimiento al proceso de aprendizaje y la obtención de los logros esperados, así como la capacitación necesaria para el personal académico que garantice la aplicación del aprendizaje por competencias.
Lo anterior incluye el uso de planificación, estrategias pedagógicas, estrategias evaluativas y la implantación de la evaluación formativa, en un sistema de tutorías o acompañamiento docente hacia el alumno o hacia otros docentes que requieran ayuda y determinar el valor de los estudios cursados, finalizando con un esquema de evaluación de producto, para la asignación de calificaciones o créditos de la materia o curso terminado.

Estructura de una competencia
La estructura de una competencia la conforman tres componentes: acción, objeto y contexto de acción de la competencia. En el diseño curricular con base en competencias, el proceso de construcción de dicha estructura se denomina identificación de competencias e incluye los objetivos, los conocimientos, las habilidades y actitudes que una persona debe combinar y poner en acción en diferentes contextos laborales.

Competencias genéricas, específicas, laborales
Luego del estudio de las competencias clave, sigue el de las genéricas y las específicas. Las primeras son comunes a una rama profesional o a todas las profesiones, mientras que las segundas son propias de cada profesión y le dan identidad a una ocupación. En cada clase de competencias, hay subclases, las de carácter general y las unidades de competencia con carácter específico o acciones, mismas que son concretas y se refieren a actividades generales mediante las cuales se pone en acción toda competencia.

Competencias laborales
No existe un concepto definitivo, sobre las competencias laborales, sin embargo se puede inferir que están orientadas al desempeño en el trabajo, en situaciones que usualmente se desarrollan ante un patrón o norma de desempeño esperado y que incluye un gran acervo de capacidades personales y sociales, de trabajar en equipo y establecer relaciones.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) asume el concepto como la idoneidad para realizar una tarea o desempeñar un puesto de trabajo eficazmente, con las requeridas certificaciones para ello. En este caso, competencia y calificación laboral se asocian, dado que esta última certifica una capacidad adquirida para realizar o desempeñar un trabajo. Las competencias laborales son algo más que el conocimiento técnico referido al saber hacer, abarca además de las capacidades necesarias para el ejercicio de una ocupación o profesión, un conjunto de comportamientos, facultades para el análisis, toma de decisiones, transmisión de información.
Las competencias laborales implican contar con un conjunto de características necesarias para el desempeño en contextos específicos, representando una compleja combinación de condiciones de conocimiento, actitudes, valores, habilidades y tareas a desempeñar en determinadas situaciones. Posee competencia laboral quien dispone de los conocimientos, destrezas y aptitudes necesarios para ejercer una profesión u ocupación, resolver los problemas profesionales en forma autónoma y flexible, colaborar en su entorno de trabajo y en la organización en donde se desempeña. Los elementos de la competencia laboral comprenden los logros laborales que un trabajador es capaz de conseguir a partir de los diferentes criterios de desempeño o definiciones acerca de la calidad, en un campo de aplicación. Hasta aquí un esbozo general de competencias, tratando de abordar el concepto de forma general sin intentar constituirse en una forma especializada de definición del concepto. A continuación estudiaremos algunos de los retos de las universidades para con la educación y su relación con el modelo de competencias.