CONOCIMIENTO TRADICIONAL PARA EL DESARROLLO LOCAL: EL CASO DE LOS CIRUELEROS DE AGUACALIENTE DE GÁRATE, SINALOA, 2014

CONOCIMIENTO TRADICIONAL PARA EL DESARROLLO LOCAL: EL CASO DE LOS CIRUELEROS DE AGUACALIENTE DE GÁRATE, SINALOA, 2014

Adriana Cabanillas Lizárraga
Laura Isabel Cayeros López
Ricardo Becerra Pérez
Eduardo Meza Ramos
(CV)
Universidad Autónoma de Nayarit

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Los conocimientos en torno a la actividad ciruelera

¡Ya hay ciruelas!, se oye decir entre los habitantes del lugar, a mediados del mes de mayo y los comentarios de los lugareños se fundamentan en los primeros frutos rojos que se observan en los ciruelos del lugar; unos ciruelares dan antes, otros después, unos dan más, otros menos pero esta es la señal más certera de que inició la temporada de ciruelas.
En este espacio analizaremos los resultados de las entrevistas semiestructuradas y la observación participante que tuvo lugar en medio de la cosecha de ciruelas en 2014, estos resultados son particularmente importantes en esta investigación ya que son el núcleo central de nuestra discusión. Existe un cúmulo de conocimientos que durante años han persistido en torno a la “cirueleada”, que van desde el cultivo y cuidados del ciruelo hasta el almacenaje de la ciruela deshidratada, por lo que veremos a detalle cada uno de ellos.
Los conocimientos tradicionales serán analizados por ejes, cada eje supone una temática distinta, así tenemos cuatro diferentes ejes que se analizarán por separado.
Asimismo, para el análisis de este apartado se tomó en cuenta la secuencia que sigue el proceso de producción de ciruela deshidratada para describir cada una de las actividades que se llevan a cabo durante la cosecha de ciruela, mediante la observación participante; el mismo orden se tomará para describir cada actividad y los conocimientos que se recabaron de las personas involucradas.
A manera de plática y participando en las actividades de la cosecha de la fruta, se visitaron cuatro ciruelares del lugar durante la temporada de la cosecha iniciada a mediados del mes de mayo de 2014, donde conversamos con los productores y los juntadoresacerca de sus conocimientos y percepciones con respecto a la actividad. La experiencia fue enriquecedora, puesto que además de reforzar los conocimientos adquiridos durante mi vida en este lugar, se rescataron aspectos desconocidos y que serán importantes para aportar a esta tesis.

Conocimientos sobre el cultivo

Sin duda, uno de los aspectos fundamentales a tratar dentro de las actividades primarias, y más concretamente dentro de la agricultura,  son los conocimientos sobre el manejo del cultivo y el suelo; dentro de una región o localidad los seres humanos observan, conocen y llevan a cabo estrategias que les permitan gestionar los recursos que el medio les ofrece para satisfacer sus necesidades básicas. Este manejo de los recursos endógenos deberá ser responsable y mantener un equilibrio con el medio. En el caso que nos ocupa, para los cirueleros de Aguacaliente de Gárate esta aseveración no ha sido distinta, pues han sabido aprovechar sus limitados recursos.
La Tierra
La tierra es uno de los elementos básicos para una agricultura próspera, por ende se espera que sea fértil y sobre todo que exista abundancia de agua para tener buena productividad, pero ¿qué pasa cuando no es así? el territorio aguacalentense tiene características específicas como el hecho de contar con tierra poco fértil, suelos irregulares y áridos. 
En una tierra con estas características las posibilidades para una agricultura próspera son mínimas, sin embargo, los cirueleros supieron aprovechar bien sus limitaciones y vieron en el cultivo de ciruela una posibilidad para potenciar sus recursos. Los cirueleros reconocen sus limitaciones ante un suelo de estas características, y además de esto han sabido sacar provecho. Las personas entrevistadas acerca de los conocimientos sobre la tierra en la que estaban plantados los ciruelares nos respondieron que se trataba de tierra de tepetate.
En una primera instancia nos imaginamos que se trataba de un localismo más entre los campesinos del lugar por lo que nos dimos a la tarea de investigar si existía esta denominación en el ámbito científico. En efecto, el término existe y proviene del vocablo náhuatl tepétlaltl, compuesto por las raíces tetl que significa piedra y pétlatl, petate, lo que fue traducido de forma literal a “petate de piedra”, “parecido a piedra” o “roca suave; desde los aztecas el término era utilizado dentro de sus clasificaciones taxonómicas y significaba tierra difícil de labrar, sin embargo, con la llegada de los españoles tepetate se utilizó para llamar al suelo no agrícola o de baja calidad (Gibson; Ortiz Solorio en Gama-Castro et. al., 2007: 134).
La señora Josefina Guevara, de 77 años de edad, viuda de un ciruelero describe la tierra de tepetate de la siguiente manera:
así tierra suelta no tierra buena pa’ sembrar pues, porque hay tierra buena, como por ejemplo,  si vas a sembrar unas hortalizas pues es tierra buena y en ésta no, en esta tierra se pueden sembrar los ciruelares (Josefina Guevara, 2014).
¡Tierra de tepetate son las que sirven pa’ esto más que las demás tierras!, agrega Laurencio Cabanillas, quien al igual que Josefina,  reconoce las condiciones de la tierra, aunque su ciruelar se encuentra en el rumbo de la Autopista, alejado al de Josefina Guevara que corresponde al sector del Cerro de los lazos. El tepetate, además de no ser un suelo idóneo para la agricultura posee características que atentan con el medio ambiente, como la erosión, el exceso de sales y la aridez (Gama-Castro et. al., 2007:134), particularidades que son adaptables al cultivo de ciruela, el cual tiene, como vimos anteriormente, virtudes ecológicas que pueden contribuir a contrarrestar sus efectos.
Asimismo, los productores mencionan la presencia de otros tipos de tierra en sus ciruelares, esto dependiendo de la ubicación del huerto, lo que les ocasiona problemas al cultivo, como lo comenta José Vázquez, de 48 años de edad:
[…] y luego pos la tierra no es muy buena tampoco, por decir así pues, porque también es como chautoza y por eso cuando hay como un viento, un ciclón así, los hecha todos, están tumbados nomas que volvieron a brotar no hay ni uno que haya quedado así parado, pues que no lo haya tumbado; todos los ladeó y ya brotaron otra vez y volvieron a retoñar y volvieron de nuevo.  Pa’ cuando se pusieron otra vez otros tres años o cuatro y ya podé como unos veinte o más porque no echan pues por lo mismo por la tierra mala también (José Vázquez, 2014).
El ciruelar de José se ubica en el rumbo de El Salto, donde predomina, según su testimonio y lo que pudimos observar, un tipo de tierra que el mismo llama “chautoza”, distinta al tepetate, a palabras de José: ¡es como tierra de esa blanca fea de cerro pues, ahí! Dicho tipo de tierra provoca que los árboles frutales se desprendan del suelo con facilidad en temporada de tormentas y ciclones, por esta razón todos sus ciruelos se han caído y han vuelto a brotar, proceso que tarda nuevamente tres o cuatro años para que vuelva a haber producción.
Por otro lado, los árboles de Laurencio Cabanillas, provienen de un ciruelar  alejado de donde se ubica su actual huerto; los ciruelares de donde obtuvo sus podos, según decían, empezaban tarde la temporada de ciruela y por tal razón su ciruelar iniciaría a producir de igual forma, tarde. Sin embargo, Laurencio atribuye al tipo de tierra de ese lugar la tardanza en el inicio de la cosecha. El llama a este tipo de tierra “ripiosa”:
Los traje de otros ciruelares de allá de Santa Fé con mi tío Martín traía y todavía no daban y cuando daban,  daban hasta la salida de este mes (mayo) como quien dice, y les llovía y decían ¡ah! te van a dar los palos muy tarde porque allá son muy tarde esos palos[…] nada, es que el terreno es diferente a éste[…] y allá siempre toda la parte de allá dan más tarde los ciruelares […] allá son tierras ripiosas son allá, ¡hey! ripiosas así cascajudas y aquí no, es tepetate, tepetate de ese suelto es, no es del duro es de ese arenoso […] (Laurencio Cabanillas, 2014).
Claudio Gárate, señala que la mayoría de la tierra de su ciruelar es de tepetate, sin embargo, existen algunos sectores de su huerto en los que la tierra es de un llamado “chaute colorado”, el cual ya no es común en la actualidad, como afirma en su testimonio:
[…] es tierra tepetate ahí con nosotros […] uno que otro lunarcito poquito de ese chaute colorado así donde hay piedritas de esas redonditas de esas de venero […] que había en aquellos antes […] cuando estaba chiquillo, que casi no hay ya  (Claudio Gárate, 2014).
El ciruelar de Claudio se encuentra ubicado para el rumbo de La Embocada, lugar en el que, además de su huerto, ubicamos otro ciruelar  y a decir de Claudio colinda con un par de tierras de labor y ganado de otros miembros de la comunidad. Otro testimonio en relación a la tierra es el que aporta Ramón Peraza, quien nos comenta que su ciruelar tiene una porción de tierra colorada y en otra parte existe una especie de tierra negra dura. Este huerto frutal se localiza, al igual que el de José Vázquez, para el rumbo de El Salto.
A partir de estos argumentos, tenemos que el territorio que comprende Aguacaliente de Gárate, tiene en su mayoría las características arriba mencionadas, las cuales han propiciado, aunque con ciertas dificultades, el desarrollo de la actividad con el paso de los años, lo que ha llevado a los cirueleros a establecer un vínculo con el medio y a su vez les ha permitido aprender a conocer sus limitantes en relación al cultivo.
La Plantación
La plantación de los árboles frutales parece una tarea sencilla, ya que el ciruelo se planta con podos, no hay que seleccionarlos, puesto que es de fácil propagación; un podo es un brazo del ciruelo con posibilidades de crecer al momento de plantarlo y una rama se obtiene de cualquier otro ciruelo. Claudio Gárate, nos comentó lo siguiente acerca de la plantación de los ciruelos:
[…] pues primeramente se planta pues y son podos los que se cortan […] en podos,  ya los podos se cortan de otro árbol pues, pero son podos. Las primeras que vendieron aquí sabe cómo vendrían verdad […] (Claudio Gárate, 2014).
Claudio no conoce la procedencia de los primeros podos de ciruela, pero hay quienes aseguran que el árbol proviene del hueso o semilla y que posteriormente se le extraen los podos para plantar los nuevos ciruelos, tal es el caso de la señora Josefina Guevara que sostiene que primero:
Siembran la semilla de ciruela, pero no es el palo, no es la semilla la que va dar el producto de ciruela, no, al palo le cortan palos y lo siembran y de ahí ya se da la ciruela dulce, buena y así es como la cultivan (Josefina Guevara, 2014).
Para plantar un huerto de ciruela será necesario de un terreno para que los árboles frutales se reproduzcan. El terreno deberá estar libre de maleza. José Gárate heredó una pequeña propiedad de su padre y decidió plantar su propio ciruelar; el procedimiento que siguió José para plantar los ciruelos inició con el desmonte o limpieza del terreno.
O sea que era monte alto pues, por decir así, y yo tumbé y ya limpié y ya me puse y puse los podos; acarreé los podos y los puse (José Vázquez,  2014).
En uno de los testimonios encontramos un caso particular en la plantación del ciruelar; es el caso de Ramón Peraza, pues se trataba de un ciruelar que heredó de sus tíos, que a su vez había pertenecido a sus abuelos. Los árboles del huerto estaban tan viejos que empezaron a secarse, comenta Ramón, por lo que decidió cortarlos y plantar nuevos árboles al lado de los viejos. En la actualidad el ciruelar está compuesto, en su mayoría, de nuevos árboles.
[…] ya cuando veía, que el palo ya estaba queriéndose secar le plantaba uno por un lado […]  y ya le fui poniendo los nuevos estos, se secaban los viejos y ya tenía los nuevos […] ya estaba agarrando el nuevo […]  ya estaba muy viejo, ya ahorita casi la mayoría de los ciruelos que corté ya no, ya no están son puros nuevos que he puesto ya […] (Ramón Peraza, 2014).
Ramón tomó de los arboles viejos los podos para plantar los nuevos ciruelos. Los podos brotan fácilmente, incluso cuando su plantación es involuntaria, es común que algunas de sus ramas se quiebren con facilidad puesto que son frágiles y quebradizas,  éstas al tener contacto con la tierra vuelven a brotar, tal como sostiene Laurencio Cabanillas:
[…] cuando el aire los quiebra, que hace aire o hasta ellos se quiebran por lo mismo pesado de las ramas, se quiebran palos ¡ahí!, los quito eso los palos vuelven a repollar donde se quebró […] ya están llenos de bolas en los brazos que echan (Laurencio Cabanillas, 2014).
Una vez plantados los podos, deberán pasar por lo menos de dos a tres años para que den frutos como aseguran algunos cirueleros:
[…] “ya empieza a dar a los dos, tres años de a poquito, de a poquito de a tres ciruelitas” (Claudio Gárate, 2014).
[…] “pos duran como unos dos o tres años para dar pues” (José Vázquez, 2014).
Aunque el tiempo de vida del ciruelo no fue definido por los cirueleros, hay quienes afirman que con el paso de los años el ciruelo envejece y se seca, como lo mencionamos en el caso de Peraza, así mientras más antiguo sea un ciruelo más posibilidades habrá de que termine su tiempo de vida. Sin embargo, esto no es una regla ya que este árbol frutal es variable en su producción año con año, como afirma Josefina Guevara:
[…] ¡uh! esos del Luis Ortega tienen como 100 años y dan igualmente a veces y a veces no, a veces dan poquitas y a veces dan muchas  (Josefina Guevara, 2014).
A decir de Josefina no hay una etapa fértil y fructífera definida en estos árboles, pues como puede haber buena producción un año, no puede haber producción al siguiente año. La alternancia en la producción depende en gran medida de las condiciones climatológicas que veremos más adelante.
Pues fíjate que hay una cosa, hay veces que dan y hay veces que no dan, no hay de decir, esta vez va dar muchas o esta vez no va dar (Josefina Guevara, 2014).

Los Surcos
Al momento de plantar un huerto de ciruelo, los cirueleros determinan las medidas que deberán tener los ciruelos; las medidas que separan a cada uno de los árboles entre ellos y por hileras son llamados surcos. Los surcos no siempre son de medidas exactas debido a la irregularidad de los terrenos en los  que son plantados los ciruelos, pero tienen una serie de características que resultan determinantes durante la temporada de producción y para la elevar la productividad del árbol frutal.
Laurencio Cabanillas, es uno de los principales productores de ciruela de Aguacaliente de Gárate. Él nos compartió sus conocimientos acerca de las medidas que tienen sus  surcos y porque determinó que éstas eran las mejores para la productividad de su huerto.
Lo puse en pasos y lo puse en siete pasos cada palo y muchos los ponen a cinco pasos entonces el árbol se va mucho pa’ arriba se envara nada más y no da bien a bien porque se van juntos pa’ arriba y estos se van ampliados por los lados como ese, mira, están anchos ira al frente –la copa- y así se van a poner, así de anchos estaban estos, falta que se junten todavía ya que crezcan más (Laurencio Cabanillas, 2014).
Los surcos se miden a pasos o a “tanteo”, Cabanillas determinó que las medidas indicadas para su huerto eran de siete pasos alrededor de cada árbol que equivalen a siete metros; esto permitiría a los ciruelos extender la copa y ser más fructíferos; él sostiene que cuando la separación entre los ciruelos es más cercana éstos tienden a crecer hacia arriba y no enverdecen es por eso la importancia de las medidas entre los árboles.
Mientras que por otro lado, José Vázquez tomó las medidas a “tanteo” y plantó sus árboles entre seis y siete metros de separación, según nos comentó; un metro equivale a un paso grande, basándose en las medidas que se toman para plantar agaves, en su actual empleo.
un paso larguito pues es el metro más o menos, porque allá onde vamos, onde están onde voy a trabajar en el agave más o menos, hay veces que nos dan una vara así y tenemos que medir con vara pa ir plantando la matita así y es de 1.10 más o menos por… ya la tienen más o menos tanteada uno y va tirando la vara así adelante uno y pues te entretienes mucho pa’ ir plantando con la vara y más o menos pues después la mides y con cualquier cosita te pasas o te falta (José Vázquez, 2014).
José, además de los surcos, dejó un espacio entre sus ciruelos un poco más grande para que al momento de la limpieza de maleza pudiera entrar el tractor.
[…] y el callejón lo deje según por siete pa’ que entrara el tractor pues […]  de ciruelo a ciruelo son siete y así en la hilera del ciruelo son seis […] seis metros y seis metros y seis metros (José Vázquez, 2014).
También hay quienes no consideran importantes las medidas de los surcos, puesto que no existen medidas exactas. Josefina Guevara resume lo que hemos venido relatando en estas líneas:
[…] nada más ponen el palo y a los cuantos metros verdad, plantan el otro, no es por surcos, bueno hay gente que ya sí tiene más experiencia o tiene más cuidado, no sé, pero se planta el palo y a los cuantos pasos y a los cuantos metros, unos cuantos metros cuadrados pues, por ejemplo ponen el palo aquí y le miden a los cuatro lados (Josefina Guevara, 2014).
Cada ciruelero hace las medidas que cree conveniente según las características del terreno y las formas que considera más adecuadas para trabajarlo.
Los cuidados al cultivo
Pareciera que un cultivo tan sencillo como el de ciruelas, no debería tener cuidados. Pese a que se reproduce en tierras poco fértiles, se propaga fácilmente y aparentemente no necesita de cuidados especiales, se ha comprobado por algunos cirueleros que sí requiere de ciertas técnicas (tradicionales y otras no tanto) para elevar su productividad.
A lo largo del año el ciruelo se enfrenta con plagas que acaban con las hojas, como por ejemplo, las hormigas o “mochomas” ygusanos que lo afectan. Es por ello, que los cirueleros deben checarlos constantemente para detener las plagas que se manifiestan durante la temporada de lluvias, justo después de que la cosecha termina.
José Vázquez señala que una de las plagas que año con año le afectan es la del llamado “gusano telaraña”, este aparece de ocho a 15 días después de una lluvia y se alimenta de las hojas del ciruelo hasta despojarlo totalmente de ellas, quedando  sin hojas en dos a tres días o en tan sólo una noche. José utiliza un químico en líquido que extermina al gusano y dice no dañar al ciruelo.
[…] cuando llueve y que ya se calma el agua que dura como unos ocho días, 15 días se lo comen los gusanos, como plaga pues que les cae… los deja pelones de vuelta. Yo los fumigo con […] con Lorsban®, de Bayer […] hay un líquido […] ¡hey! les cae bien porque en cuanto lo estás echando así y si tu pasas así por abajo te llenas aquí se te pone amarilla la cabeza o la cachucha que cargas porque se caen pues a la pestecita lueguito se cae. Es gusano telaraña ese […] de ese […] que si tú lo ves por decir un ciruelo lo estás viendo como aquí ahora ya pa’ mañana vuélvelo a ver y se pone como el palo ese ira […] que ni lo conoces así pelón así […] así […] que tú ves: ¡ira ya tiene gusanos unos cuantos! se les nota pues más o menos […] ya les cayeron los gusanos que tiene como unos ocho días o 15 días y ya vas a los tres días, a los dos días, a los dos días, otro día […] así lo ves como ese […] bien […]  se lo acaba el gusano (José Vázquez, 2014).
Otra de las plagas frecuentes en los ciruelos son las hormigas o “mochomas”  que se alimentan de la hoja, así como también una llamada telaraña, este es el caso de Claudio Gárate. Para las “mochomas” un remedio conocido por todos es el polvo de fumigar.
A veces le sale una goma […] le pica un piojillo y las mochomas ya ves que las mochomas onde quiera hay […] las mochomas se suben hasta arriba […] es lo mismo las mochomas éstas de las casas y de monte es la misma (Claudio Gárate, 2014).
Claudio Gárate ha notado en los últimos años otras manifestaciones que afectan al ciruelo; uno de estos cambios es una mancha blanca que se asienta en la fruta, además de que la fruta toma un color púrpura distinto a su color natural rojo; el aspecto suele ser arrugado y tiene un sabor agrio que no se parece al sabor dulce de la ciruela, aquí su testimonio:
Las telarañas es una mancha así una blanca que le sale así como telaraña […] así como […] si tuvieran las […] pintas así […] no sé si las has visto tú esas manchas blancas que salen y luego hay unas que […] Y luego color lila […] La ciruela pues es roja […] lila así […] arrugada así y está buena […] eso sí las pruebas y esta ácida así […] está enferma pues […] acidosa […] ira le digo a la Carmen, a la gente, está cruzada un color lila tiene así y la ciruela es roja pues […] (Claudio Gárate, 2014).
Gárate señala que muchas de estas manifestaciones tienen que ver con el daño al medio ambiente, que no solamente afecta a los humanos, sino también atenta contra las plantas y los animales; él afirma que en la actualidad estos cambios en el medio ambiente son más notorios.
pos últimamente parece que más ha habido, antes había más pocas[…] será porque la tierra está contaminada, está dañada […] será porque el medio ambiente está cada día más contaminado puede ser por ahí […] cada día […] pa’ la gente, pa’ los animales, pa’ los árboles, cada día […] cada día salen más enfermedades, más epidemias, más todo, sabrá dios que nos irá a pasar en este mundo (Claudio Gárate, 2014).
El uso de químicos en el cultivo se utiliza solamente para el manejo de plagas, sin embargo, existen casos en los que se ha probado el uso de fertilizantes para elevar la productividad de los ciruelos. Un caso puntual es el que comenta Claudio Gárate acerca de su hermano, quién en cierta ocasión recurrió al uso de dichos insumos para elevar los niveles de productividad. El hecho es que cuando le preguntamos a Claudio sobre la efectividad del fertilizante en el ciruelo él respondió lo siguiente: ¡si, más o menos ahí está!
[…] mi hermano le ha puesto así cerca del tronco, así fertilizante […] pero para que dé, pa’ que dé más, pa’ que agarre fuerza el árbol, tú sabes esos fertilizantes blancos que hay para que agarren fuerza” (Claudio Gárate, 2014).
Además del método utilizado por el hermano de Gárate, existen otros métodos que los cirueleros han llevado a cabo y que no precisamente tienen que ver con inyectarle al árbol fertilizantes u otro tipo de químico. Por ejemplo, Laurencio Cabanillas, dentro de los cuidados que él tiene en su ciruelar, nos llamó la atención uno en particular; el señor elimina la maleza que crece alrededor del tronco con un químico en líquido que seca la maleza al contacto, este método le ha resultado muy efectivo en su huerto y sus ciruelos, además de estar sanos, han elevado su productividad.
y en las aguas les meto líquido pal’ pajón, pa’ que también aproveche la humedad que caiga en las aguas y la aproveche el ciruelo y eso es lo que no ven, que si no le echan eso, todo el pajón se traga la humedad y el ciruelo pierde mucho y de una vez lo pasé debajo de una orilla ahí y no dió y otra vez que empecé a fumigar estaba lleno y yo gedí donde llevaba el cerco que gedí taba lleno y los de ellos levantaba cada tercer día 20 cubetas y yo en el surco las saco las 20 cubetas y más en una juntada (Laurencio Cabanillas, 2014).
Laurencio asegura que el químico que él utiliza no afecta al ciruelo debido a que éste no penetra en el suelo porque es rociado sobre la maleza cuando está crecida:
Sí, es químico pal’ pajón nada más, pos ya está el pajón grande y ya no le llega a la tierra el químico porque lo absorbe la […] como va rociado con bomba ahí queda el pajón se va secando pa’ abajo  (Laurencio Cabanillas, 2014).
Laurencio realiza estos cuidados en temporada de lluvias ya que es cuando el árbol aprovecha la humedad; él sostiene que si la maleza (pajón) no se elimina del ciruelo, ésta aprovecha la humedad que el ciruelo debiera aprovechar; estos conocimientos fueron adquiridos por Laurencio mediante la observación y un ejercicio de ensayo y error; la primera vez que él utilizó este método no lo hizo en todo su ciruelar sino sólo en una parte y observó que se obtenían buenos resultados que se veían reflejados en su cosecha.
De ese líquido pal’ pajón, ahí le tiro al pajón y ya cuando el pajón está grande pa’ que se cale y todo esa humedad que tiene que la aproveche el palo y muchos no, está el pajonal y el bejucal y digo pos’ cuándo, no les dan así. Y luego los troncones también le quitan mucha fertilización al palo porque una vez le notaba que con el troncón estaba choro nomás le sequé los palos y las hojas de los troncones se las saqué y empezaron parejos todos ¡ah! dije les falta que no tengan troncones pa’ que estén todos bonitos porque ahí en el pajón estaban hojitas así apenitas y lo demás verde y de arriba emparejé todo, ¡nombre! de ahí pa’ ca’  todas las veces está verde y en las aguas aprovecha también todo el palo la humedad les echo líquido pa’ que estén limpios y ya queda más bajito el pajón (Laurencio Cabanillas, 2014).
También se eliminan los llamados “troncones”, que son pequeñas porciones del tallo de las plantas (o maleza) que se cortan durante la limpieza, esto, según Laurencio Cabanillas,  le resta humedad al ciruelo; al realizar este ejercicio en los ciruelos, él notó, que habían enverdecido todos por igual y habían adquirido humedad.
Destronconé todo para que no tengan troncones y no pierdan los ciruelos nada de tiempo cuando llueve porque es cuando no enverdecen, teniendo todos los troncones y eso no enverdecen entonces las agarré y todos los destronconé y era monte virgen el que había aquí y entonces ahí anduve destroncando todo pa’ que no hubiera nada (Laurencio Cabanillas, 2014).
Otro de los cuidados que se tienen durante el año y que se hace a partir de que termina la temporada de lluvias es el de quitar los llamados “bejucos”, plantas que crecen sobre el ciruelo como una especie de enredadera, lo que los envuelve y no los deja reproducirse adecuadamente.
Limpiarlos nada más, que no tengan, en las aguas, bejucos ni nada, ahí en las aguas ando sobre ellos quitándoles bejucos y todo […] pero si paso por los demás se ven coloradear arriba ramilletes de las flores, ira que bonitos ya tienen ciruelas coloradas les digo (Laurencio Cabanillas, 2014).
José Vázquez también lleva a cabo esta actividad durante el año, al preguntarle que cuáles cuidados tenía en su huerto, él nos comentaba que hace visitas constantes a su ciruelar para eliminar los “bejucos”, que afectan al ciruelo en la temporada en la que éstos florean.
Sí pues cada rato voy y le quito bejucos, los limpio […] los bejucos son esos, ¿Cómo te diré? Esos como mecates que se suben los lían pues pos hay muchos bejucos tipo del cuatante, de gatuño [...] de […] ¿cómo le dicen al otro?[...] de, no me acuerdo como le dicen al otro también, tripa de zopilote, un bejuco blandito que hay y se sube todo hasta arriba y lo […] y el San Miguel que los arropa todo y no los deja crecer y si no los mocha uno cuando en la flor, no florean (José Vázquez, 2014).
Ramón Peraza señala que la época más propicia para eliminar los “bejucos” es en octubre, ya que estos ya no se reproducen tan fácilmente debido a que está por terminar la temporada de lluvias, él lo realiza de manera tradicional.
[…] como en octubre le quito los bejucos que tienen los palos […] porque es cuando debes de arrancarlos porque ya no brota, si lo arrancas antes vuelve a brotar y se vuelve a subir al palo y lo cortas en octubre y ya no se sube al palo ya. Le pongo la […] le limpio en el tronco del palo y le trozo los bejucos y los […] y ya quedan limpios (Ramón Peraza, 2014).
Algunos cirueleros están conscientes del daño que les podría ocasionar el uso constante de los químicos en el cultivo, aunque estos no sean inyectados directamente al ciruelo. Claudio Gárate es uno de ellos, quien ha adquirido estos conocimientos en la interacción con otros productores del lugar.
Pues ya le habían echado, “Terdón”’ algo así, “Tordón”, “Tordón” pa’ secarlo de ese químico, pero yo le oí una cosa a Rebustiano Barrón Barrón,  que según un ingeniero le dijo, que con el tiempo todo eso […] es química pues, con los años le dijo un ingeniero, no se sabe a Rebustiano, que según […] ese, ese quedan secuelas de eso y daña a los ciruelos (Claudio Gárate, 2014).
Los cirueleros con el paso del tiempo van adquiriendo nuevos conocimientos e implementando nuevos métodos que ayudan a la productividad del huerto, algunos haciendo pruebas en sus huertos, utilizando tanto métodos tradicionales como modernos, cuidando de no dañar al medio ambiente; de este modo innovan y recrean sus conocimientos; algunos otros mediante la interacción con las  personas involucradas en la actividad que están informados de los riesgos de utilizar insumos químicos para el medio ambiente.
La limpieza del ciruelar
Por otro lado y continuando con el tema de los cuidados que requiere el ciruelar, tenemos  el tema de la limpieza que se realiza en el huerto de dos a tres meses antes de iniciar la temporada de cosecha. En la actualidad existen dos métodos para la limpieza del ciruelar, uno de ellos y el más común, es la tradicional “taspana”.  Esto se realiza a base de “tareas”con machete y gancho hecho de madera, instrumentos tradicionales; la limpieza puede hacerla el mismo productor o bien pagar para que un tercero la realice.
A pesar de que gran parte de los ciruelares se limpian con estos instrumentos de manera tradicional, ya que es la manera más sencilla debido sobre todo a la irregularidad del suelo en el que se asientan la mayor parte de los ciruelares, existe otra forma de hacerlo, que en los últimos años se ha  venido realizando, se trata del rastreo con tractor, esto se hace en terrenos más regulares y es menos común entre los productores, sin embargo, resulta más cómodo y en algunos casos más económico. Así lo afirma Claudio Gárate.
Primero, los primeros años era taspana con caguayana o con machete eran tareas pues […] ahora últimamente la gente lo taspana […] lo […] mete tractor y queda lo que queda alrededor del tronco lo que no puede sacar la rastra queda la cazueleda por decir así (Claudio Gárate, 2014).
Laurencio Cabanillas señala que este método le resulta más cómodo y económico, sin embargo, tiene que realizar la limpieza alrededor del tronco del árbol, ya que no es posible que el tractor llegue hasta esa zona, a esta acción los cirueleros la llaman “cazuelear” o “cazueleada”.
Pues me ayuda más, me sale cualquier cosita menos pero siempre como quiera le meto el tractor y los cazueleo con el líquido alrededor cada palo pa’ que no se embejuque (Laurencio Cabanillas, 2014).

En palabras de Claudio Gárate, la “cazueleada” consiste en lo siguiente:

Lo que le queda […] lo que no se puede taspanar […] cuando no se taspana […] pues ahí se taspana a la antigüita con machete… las  tareas pues (Claudio Gárate, 2014).

José Vázquez también lleva a cabo este método moderno de limpieza y nos comenta que esta forma es más efectiva al momento de limpiar el ciruelar:
Y lo rastreo nomas así, son como tres hectáreas las que rastreo o dos, tres hectáreas que me cobran por rastrear con tractor. O sea, como quien dice lo […] ya lo rastrean y lo […]  yo limpio alrededor la cazuela que le deja el tractor de monte […] Y ya queda más limpio pues porque rastreado te queda más limpio […] te deja más limpio pues y luego menos troncones […] menos troncones […]  ta’ muy en loma, aquí nomás rastreo nomás onde veo lo parejón pues […] (José Vázquez, 2014).
Entre los cirueleros que entrevistamos encontramos que Ramón Peraza fue el único que seguía utilizando la tradicional “taspana”: ¡No, no lo rastreo, lo taspano!, nos afirmó. 
Cabe agregar que en la “taspana” tradicional la maleza seca se forma en montones para posteriormente ser quemada, este procedimiento deberá hacerse en una hora en la cual los vientos no sean fuertes para no provocar incendios en el ciruelar y en los predios aledaños. Claudio Gárate señala además el daño ocasionado al medio ambiente por quemar basura.
Y luego también dicen que cuando quemas las basuras, es malo quemarlas  pero pos onde las vas a sacar qué haces, cuando se limpia ya ves que queman las basuras (Claudio Gárate,  2014).