Capítulo I.- La contabilidad, los sistemas de información financieros y el medio ambiente.
El presente capítulo tiene como objetivo fundamental caracterizar el proceso de evolución de la contabilidad financiera medioambiental, así como las principales tendencias actuales en esta área; además, se particulariza en el grado de avance que ha tenido esta área en Cuba, el cual muestra las insuficiencias existentes y la necesidad de asumir criterios normativos.
1.1 El papel convencional de la contabilidad como suministradora de información económica y su limitación para incorporar información ambiental
La contabilidad1 es una ciencia que registra, clasifica y resume, en términos monetarios, las operaciones económicas que acontecen en una entidad y por medio de ella se interpretan los resultados obtenidos, representando un medio efectivo para la dirección de esta. Por consiguiente, la contabilidad constituye un sistema adaptado para clasificar los hechos económicos que ocurren en una entidad, brinda información a los usuarios internos y externos de las organizaciones sobre su patrimonio y la evolución de éste, lo cual determina los rasgos definitorios que corresponden al papel que convencionalmente ha venido desempeñando la contabilidad en el sistema económico. (Horngren & Harrison, y Ramírez, Padilla 1991; Meigs, Robert., 1992; Catacora, Fernando 1998; Redondo, A 2001; Villalaz, E 2002).
La información obtenida por medio de la contabilidad es útil para la toma de decisiones, el control y el cumplimiento de las distintas obligaciones, principalmente societarias e impositivas (Fowler Newton, 2005). Al considerar los criterios anteriores puede afirmarse que la contabilidad en cuanto a herramienta es una técnica 2, mientras que como cuerpo estructurado de conocimientos puede ser considerada una ciencia o una tecnología y posee interdependencia con otras disciplinas (Biondi, 2005).
La contabilidad reduce actividades y procesos económicos muy diversos a números que hacen comparable a esa heterogeneidad. El carácter financiero de las cifras contables y su imagen de objetividad las hacen muy influyentes, máxime en sociedades como las actuales, que dan una extraordinaria importancia al aspecto financiero. De hecho, los diferentes agentes económicos recurren a la contabilidad para justificar la racionalidad de las decisiones adoptadas.
En este sentido, sostiene que la contabilidad contribuye poderosamente a la descripción de la actividad económica y a la imagen que de dicha actividad se forman los usuarios de la información contable, construyendo una determinada visibilidad sobre los hechos de los que informa. Visibilidad que desecha por inexistente e irreal todo aquello que no sea contemplado por el sistema contable (Hopwood, 1987). Sin embargo, al propio tiempo que la contabilidad es un mecanismo que refleja la situación existente y contribuye a su continuidad, es también un instrumento que puede favorecer el cambio, en la medida en que vaya incorporando nuevas perspectivas a su campo de estudio.
En resumen en las reflexiones anteriores, se pueden destacar dos facetas de la contabilidad (Pearce, 1976; Llena Maraculla, Fernando 2003a; Javier Valencia, Nelson 2006):
Estas facetas demuestran que la contabilidad está integrada en el conjunto de las ciencias económicas, que responden a un sistema económico real determinado y a una determinada visión de esa realidad, como indica Sastre Centeno (1997). Al tener en cuenta los elementos anteriores y el recorrido por el cual ha transitado la contabilidad, se aprecia durante el siglo XX la existencia de un cambio de paradigma, de una primacía de lo que se conoció como el “Paradigma Patrimonialista” que se basa en la medición de los hechos del pasado y se orienta hacia la función del registro de acuerdo a las normas legales; la contabilidad evolucionó hacia el “Paradigma de la Utilidad”3 en la década de los 60, que se vincula con el fin de proveer información a los distintos usuarios, de manera tal, que les sea útil en la toma de decisiones económicas. Es válido afirmar que los nuevos caminos por los cuales transita la contabilidad se fundan en la dimensión social de la actividad económica, ámbito de desarrollo de la disciplina contable (Lehman, 1995; Cañibano y Gonzalo, 1996; Larrinaga, 1997; Llena Maraculla, Fernando 2003b y Javier Valencia, Nelson 2006).
Un problema importante de la contabilidad tradicional es que muchos de los hechos económicos que registra, lo hace porque están basados en contratos explícitos, en términos de derechos, obligaciones o beneficio, entre partes conocidas como son los clientes, proveedores, acreedores y deudores, es decir, el marco conceptual y legislativo que ampara los procedimientos de la contabilidad presenta limitaciones4 para integrar la dimensión ambiental, tales como:
Se reconoce a partir de estas dificultades, la existencia de una corriente de opinión que defiende que las limitaciones de carácter medioambiental del sistema económico actual son lo suficientemente significativas, como queda patente en el grado de deterioro ecológico del planeta. Esta realidad, impone la consolidación de un enfoque económico alternativo que irá acompañado de una nueva contabilidad en consonancia con las nuevas necesidades del entorno económico; este enfoque supone un nuevo paradigma científico, por lo que irá acompañado de profundos cambios en los propios fundamentos de la economía y de la ciencia contable.
A muchos al principio les costó creer el grado de relación que puede llegar a existir entre el medio ambiente y la contabilidad 5, ya que las entienden como disciplinas tan lejanas y disímiles entre sí. La unión de ambas se ha visto plasmada en virtud de la problemática medioambiental presentada en las empresas actualmente, lo que demuestra la fuerte influencia que ejerce el medio ambiente en la actividad económica.
La búsqueda de soluciones a esta situación exige a las empresas el perfecto conocimiento del problema, conocerlo implica explicar el impacto de hoy sobre el futuro, y explicar 6 es un concepto que considera conocer, identificar, denominar, mensurar, divulgar, reportar y comunicar. Es entonces aquí donde empieza a relacionarse el medio ambiente con la contabilidad, ya que la ciencia del proceso contable capta, registra, reporta e informa, en correspondencia con su objetivo que es medir aquellos hechos económicos que afecten a la entidad para brindar información relevante, fidedigna, confiable, oportuna, comprensible, objetiva e íntegra a los diferentes usuarios.
Esta realidad permitió la incorporación de la contabilidad a las materias ambientales, que viene a llenar una necesidad referida a la forma de cuantificar, registrar e informar los daños causados al medio ambiente y las acciones preventivas o correctivas necesarias para evitarlos (medidas de protección ambiental). Lo cual enmarca aún más la nueva Responsabilidad social empresarial (RSE) 7 que se le asigna a la contabilidad como ciencia social, lo que supone una adecuación de los contenidos que en la información contable y financiera, ha de suministrar la unidad económica (empresa), la que debe reconocer la dimensión medioambiental (Javier Valencia, Nelson 2006; Reyno Momberg, Manuel 2008c).
Esta posición impone que se deba asumir un respeto hacia el medio ambiente en las operaciones económicas, pues cada vez son más los sectores de la sociedad que conceden importancia a los problemas medioambientales y esta evolución implica que los usuarios de la información financiera, como parte importante del entorno donde se desarrolla la actividad económica, impulsan los cambios a efectuar en la presentación de dicha información. Sin dudas, en este momento un sistema de información financiero de estas características en nuestra realidad constituye un objetivo a lograr, pues no se cuenta en nuestros días con ningún mecanismo generalizado que permita medir cuantitativamente las variables que intervienen en el mismo.
Los elementos abordados demuestran que la contabilidad tradicional requiere afrontar cambios en la concepción de sus definiciones, que permita mostrar la responsabilidad social asumida desde las siguientes perspectivas (Bravo Urrutia, Manuel 1997; Llena Maraculla, Fernando 2001; AECA 2002; Javier Valencia, Nelson 2006):
Estos elementos inciden de forma directa en la aparición en la ciencia contable de nuevas áreas que se encarguen del estudio de las relaciones entre la actividad económica y el medio ambiente, como es el caso de la contabilidad ambiental.
2 La doctrina contable distingue diferentes enfoques al respecto, según la escuela europea continental, la disciplina contable es una ciencia social; en cambio para la escuela anglosajona la contabilidad es una técnica.
3 Oscar Rissotto, Hernán (2008). La contabilidad y su relación con la problemática ambiental.
4 Llena Macarulla, Fernando (2003b). “La responsabilidad social de la empresa”. http://www.5campus.com/leccion/medio13.
5 Martínez Conesa, Isabel (2000). El marco conceptual y el Plan General de Contabilidad. Incluido en El Marco Conceptual para la información financiera. Coord. Jorge Tua, Ed. AECA. Pág. 338.
6 Llena Macarulla, Fernando (2003d). “Posicionamientos actuales en la relación economía-medio ambiente”. http://www.5campus.com/leccion/medio12.
7 Es una forma de gestión que se define por la relación ética de la empresa con todos los públicos con los cuales ella se relaciona, y por el establecimiento de metas empresariales compatibles con el desarrollo sostenible de la sociedad; preservando recursos ambientales y culturales para las generaciones futuras, respetando la diversidad y promoviendo la reducción de las desigualdades sociales", (Instituto Ethos de Empresas y Responsabilidad Social. 2006).