GÉNERO Y ECOTURISMO: PERSPECTIVAS DE EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LA RESERVA DE LA BIOSFERA DE LOS TUXTLAS

GÉNERO Y ECOTURISMO: PERSPECTIVAS DE EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LA RESERVA DE LA BIOSFERA DE LOS TUXTLAS

Isis Arlene Díaz Carrión (CV)
Universidad Autónoma de Baja California

Volver al índice

LOS IMPACTOS DEL ECOTURISMO EN LAS SOCIAS.

          En México la mayoría de las iniciativas de ecoturismo se arman a partir de un alojamiento y alimentación que, normalmente, tiene lugar en instalaciones diferentes a la casa particular; como resultado de esto, las mujeres que participan en las sociedades ecoturísticas salen de sus casas para desempeñar en un espacio público un trabajo que tradicionalmente les ha correspondido.  Para la mayoría de estas mujeres el turismo es una opción más en su estrategia de supervivencia que puede ser entendida como una extensión de su trabajo doméstico (RGMA et al, 2006:27) al dedicarse a la atención y el cuidado de otras personas.   En la línea de acceder a nuevos espacios y el uso del tiempo en el trasfondo de las relaciones de poder se analizan los principales efectos detectados en las cuatro iniciativas turísticas de la RBT.

Oportunidades para modificar patrones de género.

          El turismo es concebido por diversas fuentes como una actividad de servicio, algo extremadamente ad hoc para la condición de mujer que cuida y vela por el bienestar de la familia.  Por lo anterior, resulta interesante como los socios varones aceptan el cuidar de un turista a quien consideran como alguien vulnerable: Uds. [visitantes] para nosotros son como niños, aunque sean adultos grandes (Teobaldo, 2008); y además se muestren tan orgullosos de cuidar de quien les visitan.  El apoyo en actividades tradicionalmente catalogadas como femeninas -como puede ser el cuidado de los demás- presenta tres cualidades que permiten su revaloración ante los ojos de los socios: se efectúa en público, se remunera y el objeto de cuidado son los visitantes:…hay mucha advertencia de nosotros [los guías] para el bien del turismo, todo; que no se vayan metiendo en el monte, no los vaya a morder un animal; que no vayan a pisar piedras falsas, no se vayan a caer y se lastimen; que allá en el chorro [cascada] con cuidado… (Javier, 2008). 

          La ayuda de los socios en la cocina también existe, ésta se presenta principalmente cuando hay que atender grupos grandes (unas 30 personas); en esos casos algunos socios se convierten en auxiliares de cocina, acarrean agua, lavan trates o están al tanto del fogón; aunque también en estas situaciones la mayoría de los socios se decanta por realizar las funciones de mesero.  Cuando el total de integrantes es pequeño, los socios mantienen  una  participación  más  activa en el Área de Cocina  y Comedor que el detectado en las otras iniciativas: ...si faltan mujeres en la cocina los hombres se meten a lavar tomate, cebolla, ajo, picar, licuar, lavar trastes (Ibidem).

          Son los anteriores ejemplos de actividades tradicionalmente femeninas que al pasar de la esfera privada a la pública y al generar un ingreso se pueden revalorar; pero para modificar a fondo los patrones de género son necesarias más acciones pues esta nueva valoración de actividades permite que la división sexual del trabajo, no obstante adquirir nuevas dimensiones, permanezca inalterada en esencia. Aún existe un trasfondo de que la cocina es un área de mujeres donde ayudan los hombres sólo si el trabajo les supera a éstas y los recorridos guiados serán realizados por socias únicamente en caso de verse superados los guías.  Dentro del propio desarrollo de la actividad de guía también se presenta cierta división entre el cuidado de los visitantes pues las mujeres guías suelen cuidar de las personas adultas y si alguien no es capaz de terminar el recorrido quien se queda acompañando es la guía; algunas guías declaran que no obstante las turistas pueden llegar a sentirse más cómodas con una mujer guía, otras sólo se sienten más seguras cuando quien va guiando es un hombre (Raquel, 2008).

          Algunas socias pueden catalogarse como mujeres poderosas y en uno de los casos pueden vislumbrarse situaciones empoderadoras al imponer su decisión de participar en las iniciativas a la prohibición por parte del esposo:

él decía “la mujer es de su casa y la mujer es en su casa y no tiene porqué andar detrás del marido, ni cuidándolo, ni nada […] es que nomás [nada más] es de puros hombres y tú no puedes ir”, y yo: “bueno” […] entonces llega un día en que yo me enfrento con…con mi marido […]: “yo voy a ir, y no te estoy pidiendo permiso, te estoy avisando” […] y me dice: “pues si tú te vas una de dos, si tú pones un pie fuera de la casa…pues vas a salir, pero no vas a entrar”  me dice, y yo le dije: […] “si tú quieres que haya divorcio, me divorcio, pero yo voy a entrar a ese proyecto que no sé ni lo que es”; y le dije: “y si tú me prohíbes, y si tú quieres que nos separemos, nos separamos pues yo también ya estoy harta de ti, todo el tiempo encerrada aquí, pues no”, le dije: “ahora yo también voy a asistir”; y me vine a la visita de campo.
- (Olga, 2008).

          Se trata, no obstante, de una situación de empoderamiento a escala individual en la esfera personal, lo que ha conferido a esta socia un incremento en su autoestima a la vez que ha podido  romper el confinamiento de su hogar, pero que no ha sido capaz de llevarle a establecer una relación de pareja más equitativa.  Esta socia pertenece a una de las iniciativas donde se impartió capacitación en materia de género: el primer taller fue muy fuerte porque se trata de equidad de género, y que…fue…como…muy dinámico ese taller, me acuerdo mucho, me da mucha tristeza; pero finalmente creo en parte que hemos superado muchas cosas (Ibidem), en estas sesiones a las que acuden las socias y sus parejas (en algunos casos las parejas son también miembros de las cooperativas) los hombres se enfrentan, quizá por primera vez, a la postura feminista:

   El taller, el primer taller que se trata, es ese, no?, de equidad de género; y el tema que nos tra…como pareja que nos toca desarrollar es un refrán que decía “la mujer es como la escopeta, siempre cargada y en un rincón”; o sea, ese taller fue muuy, muy bueno; porque sin mentirte ahí los hombres, o sea, les dieron con todo; o sea, principalmente a los hombres, pues se trataba de que teníamos que como pareja desarrollar ese tema, ese…ese refrán…y lo teníamos que pasar a explicar; y pues finalmente sí…sí la mujer sale completamente…muy fregada [mal parada].

  • (Olga, 2008).

          En el discurso de quienes integran estas iniciativas ecoturísticas es palpable el mensaje de la igualdad de oportunidades y capacidades de socias y socios; y para el caso de las socias el participar en estas iniciativas ha repercutido en una visión más amplia de su realidad, y todo lo que ello implica: …te dije, mi vida dio un giro de 180° así como muy fuerte; debido a eso, yo hasta ahorita soy una persona libre y hasta ahorita yo hago en el aspecto de que: yo deseo, yo lo puedo llevar a cabo […] o sea yo he sido hasta ahorita una persona responsable, respetuosa, esa libertad que él [el marido]  me dio no, siento que no la tengo que defraudar… (Ibidem); una mujer que desafía abiertamente al marido, que se declara libre; pero libre porque el esposo le ha concedido esa libertad. Es posible que en este caso el enfrentamiento directo haya coincidido con la integración al proyecto ecoturístico, pero las oportunidades encontradas en la participación como socia de la cooperativa han podido servir para comenzar a generar algunos de los componentes del empoderamiento

          En cualquier caso se trata hasta el momento de empoderamiento en la esfera personal y de mujeres poderosas que han comenzado a  visibilizar su trabajo al salir de sus casas para prestar un servicio turístico,  una situación de socias haciéndose cargo de actividades tradicionalmente femeninas, en una actividad económica muy ligada al rol tradicional de la mujer, con empleo temporal, y accediendo a cargos directivos en una empresa con una limitada viabilidad financiera; todas las anteriores características de las empresas donde las mujeres hemos podido encontrar cabida y compaginar el rol productivo con el doméstico. Por otro lado estas iniciativas comunitarias han sido utilizadas por las mujeres para mejorar su nivel de instrucción, generar algún ingreso, pero sobre todo para salir de sus casas y participar en iniciativas productivas.

Rol protagónico de las mujeres.

          La empresa ecoturística de Sontecomapan es y ha sido la única que ha tenido como representante a una mujer, una de las socias de mayor edad y nivel académico fue quien les representó durante los primeros 9 años de vida de la cooperativa, dejando el cargo en junio del 2007.   La dedicación de las dos socias de esta iniciativa en las Áreas de Cocina y Comedor no las ha marginado de participar activamente en la cooperativa: …las dos mujeres sí somos las que estamos de tiempo completo activas; creo que…a veces siento que…que si no fuera por nosotras las mujeres el proyecto se iría abajo (Olga, 2008).  Un liderazgo que es reconocido por algunos agentes externos y que les ha llevado a convertirse en asesores comunitarios, lo que les permitirá asesorar en la elaborar proyectos: y esto también fue debido a las mujeres (Ibidem).   Todo eso con un objetivo de reconocimiento y logro en el mundo público:… que fuera más gente que estuviera interesada en visitarnos y que creciera y entonces verme así como una gran empresaria, no? [risa] (Amelia, 2008).

          Para las socias e integrantes de estas iniciativas el participar en los proyectos de empresas comunitarias ha sido un medio para mejorar su autoestima: Al principio éramos muy tímidas como que nos daba pena hablar, explicar cómo trabajábamos esto…en eso nos han ayudado mucho los talleres (Martha). El recibir el reconocimiento de quienes les visitan también ha sido un apoyo importante para que las empresarias, algunas de éstas acostumbradas a ser poco visibles, hayan podido mejorar sus habilidades para actuar en la esfera comunitaria:

…también, mire… algo que a mí me…no sé…me emociona, me motiva de que…no sé, bueno la capacitación en sí es fundamental para las personas, no? […] yo observaba que siempre las mujeres así como….escondidas, como con pena [vergüenza], o sea, no eran así, abiertas, no? y conforme fueron [las] capacitaciones….dieron un giro así, tan bonito porque yo ahora las veo…y digo: ay, qué bonito, no?...le digo…a mí…como que siento un orgullo, no? de ver que esas comunidades han cambiado, han…han progresado, se han desarrollado sus mujeres, no? y gracias a las capacitaciones, a esos intercambios que se han dado, y claro que es gratificante, no? 

  • (Amelia, 2008)

          No obstante la existencia de un discurso de la igualdad, la presencia de las mujeres en la sociedad se debe también a un requerimiento por parte de la RBT; requerimiento que fue aceptado por los hombres sobre todo al momento de hacerse cargo del servicio de la cocina, pues en las comunidades la cocina es trabajo de las mujeres (Flor, 2008); y el acceder a un rol protagónico no está de momento al alcance de cualquier socia ya que además de la motivación otros aspectos deben ser resueltos para facilitar el acceso a  la oportunidad de desempeñar un rol protagónico.  El ser mujer joven, soltera y con estudios se traduce también, de momento, en disponibilidad para asistir a las capacitaciones fuera de la comunidad o realizar trámites ante las instituciones:…porque no tengo familia [esposo e hijos] y la mayoría piensa que si sale una semana cómo los va a dejar y ya si es…pues el jefe de familia tiene que ver cómo va a mantenerlos esa semana y como tenemos poco recurso [dinero] aquí pues a mí me es más fácil dejar a mi familia aquí (Rebeca, 2008).

También las socias adultas cuyos hijos ya no precisen un cuidado continúo son elegibles para asistir a las capacitaciones; debido a que el cuidado de la familia sigue figurando como un trabajo único y exclusivo de las mujeres, hay quienes pocas posibilidades tienen de poder acceder a cursos de formación o intercambios de experiencias que se desarrollen fuera de la comunidad:…lo que pasa es que como le digo en [hay] veces en que no tenemos el tiempo y dice…bueno en mí, si yo digo: “van a una capacitación de 1 día”, ´hora [ahora] sí que no puedo, porque mis hijos, mi hija van a venir a comer, o van a la escuela, o sea yo ahí, no, no puedo salir (Flor, 2008).

Contacto con el mundo público.

          La posibilidad de salir de la comunidad para participar en actividades de promoción, intercambio de experiencias o capacitación es de interés para socias y socios; básicamente no existe un mecanismo que prime la asistencia de unos sobre de otras, ya que como es reconocido dentro de los grupos a nadie se le niega la oportunidad de asistir, pero las mujeres no pueden ir porque atienden a los hijos y el esposo (Teobaldo, 2008).  Esta situación de seguir siendo responsable principal del cuidado de la casa y de la familia llegó a que la pareja de una socia le planteara el ultimátum de: atiendes allá o atiendes aquí (Ibidem), optando la socia por salirse del grupo.  Quienes sí tienen más libertad para asistir a estas salidas son las socias solteras, ellas se mueven con mayor  autonomía  y  seguridad; pero  sin  cambios en las normas sociales no existe la certeza de que dicha libertad pueda ser mantenida cuando se decidan formalizar alguna relación de pareja.

          Además de la convivencia entre sí, las socias identifican otros aspectos positivos como resultado de involucrarse en esta iniciativa como por ejemplo el contacto con los visitantes, la capacitación y  muy particularmente la posibilidad de realizar salidas.   También se ha incrementado la confianza de las socias en sus habilidades de comunicarse con personas foráneas:

…antes era yo más…este, me daba como más vergüenza platicar con las personas, como que yo me sentía como más [inteligible] porque ahorita ya  puedo más platicar con ellas [las visitantes], y yo digo pues yo la verdad antes no podía ni hablar y ellas como están preparadas y con su estudio, están más capacitadas que uno, y como uno no estudió ni nada y era como un miedo un temor que sentía, y ahorita ya no…

  • (Carolina, 2008).

Concretamente para el caso de las artesanas esas salidas son uno de los beneficios que han obtenido: A mí sí me gusta […] si yo no hubiera entrado ahí no hubiera  yo  salido …sí  a  mi  sí  me  gustan  los  viajes…(Elisa, 2008).     Otro  de  los beneficios de ser artesana es el contactar con mujeres de fuera de la comunidad; es necesario mencionar que –a diferencia de las iniciativas ecoturísticas- la mayor cantidad de contacto que tienen las artesanas con el turismo se da fuera de su comunidad, pues son pocos quienes van expresamente a buscar las artesanías a Ojoxapan.  Este contacto limitado ha generado que en algunas artesanas el turismo sea visto desde una óptica predominantemente económica: El turismo es bueno porque les llama la atención nuestra artesanía (Rosario, 2008), pero en algunos casos a través del turismo algunas artesanas han entrado en contacto con mujeres que pudieran servir como agentes de cambio al desarrollar roles diferentes a los que están acostumbradas: admiro a esas personas [mujeres] porque logran ser alguien importante (Valeria, 2008)

Una de las principales satisfacciones de socias y socios es el trato con el visitante; independientemente del área en que se ubiquen el conocer nuevas personas y el platicar con ellas es algo valorado por unas y otros.  El contacto que las socias establecen con los visitantes dependerá de la actividad que realicen en el grupo, quienes están más expuestas al contacto con visitantes son las que se desempeñan como  guías  al  traer y llevar  a los visitantes  a  todos lados (Rosalía, 2008) y también aquellas que tienen un papel activo en la gestión de la empresa; las mujeres que trabajan en el Área de Cocina y Comedor reconocen el limitado contacto que llegan a establecer con quienes les visitan: platicamos rápido con los turistas, porque no podemos dejar la cocina […] cuando más platicamos es por las noches (Minerva, 2008).     Las  mujeres  de  la cocina se hacen visibles a sus visitantes durante la bienvenida y despedida, y un poco durante el servicio de comedor; si las visitas son más abiertas acceden hasta ese espacio privado que resulta la cocina –cuando éstas interesan por establecer un contacto con las socias-.  La cocina sigue siendo un espacio femenino, una idea tradicional que aún se encuentra implantada en esta comunidad, donde los hombres no se meten a la cocina porque eso es de mujeres (Inés, 2008).

          No obstante los sacrificios que sea necesario realizar todas las socias se declararon contentas con su trabajo dentro de los grupos de ecoturismo y de artesanía; y entre las experiencias positivas que soportan esa opinión están la oportunidad de aprender, de tratar a nuevas personas, el apoyar con un ingreso a su familia, el salir de casa y el cuidado del medio ambiente (Patricia, 2008).  En algunos casos ha sido a través del involucrarse en esta iniciativa que se ha superado la vergüenza o miedo a hablar en público y las socias han adquirido mayor seguridad para salir de su comunidad y realizar trámites ante otras instancias (Inés, 2008).  

Ingreso de las mujeres como complemento.

Uno de los intereses estratégicos que las mujeres buscan obtener es el de la independencia económica; en una comunidad donde existen limitadas fuentes de empleo –y que incluso éstas ofrecen empleos precarios- las mujeres han acudido a la pluri actividad buscando obtener ingresos para cubrir sus necesidades.  No es una tarea fácil, pero una de las socias ha logrado obtener ingresos suficientes para generar un ahorro que ha utilizado en la adquisición de activos fijos:…desde que me casé siempre he trabajado y trabajado, o sea me he comprado cositas que ahora tengo, o sea esta casita y este solar lo compré de lo que yo trabajé, y otro por allá abajo…y en la casa que hay que poner luz y esas cosas…siempre he sido muy, como que muy independiente…(Regina, 2008).  Pero la situación de la anterior entrevistada no es algo frecuente en la comunidad, más frecuente es el uso de los ingresos de la mujer para cubrir las necesidades básicas de la familia.

          Con una media de aproximadamente 4 visitantes por semana al año no es sorprendente que el ecoturismo represente un ingreso complementario para las socias de Las Margaritas: En el grupo [cooperativa] sólo ganamos cuando viene un grupo, si demoran 3 días pues 3 días trabajamos, son 3 días que nos pagan y al igual de aquí a 2 ó 3 meses viene otro grupo es cuando nosotras ganamos (Mónica, 2008).1   Hasta el momento el ingreso en estas empresas turísticas ha sido un complemento de otros ingresos, esta situación es aplicable independientemente el género. 

          En el caso de las socias de la iniciativa de Ruiz Cortínez, al ser más demandado el servicio de alimentación han podido obtener ingresos mínimos pero más constantes que los de los socios; de los ingresos del comedor se aparta el 15% que sirve como fondo fijo a la sociedad, se cubren gastos y el resto es repartido equitativamente entre quienes hayan prestado servicio en el restaurante.   Incluso en el caso de las artesanas, cuyos ingresos están más ligados a la cantidad producida al ser ésta una actividad de medio tiempo los ingresos que se obtienen son considerados como un complemento al ingreso de la pareja y el resto del grupo doméstico, en una franca estrategia de subsistencia más que de acumulación.

Segregación horizontal y vertical.

          En su momento se comentó la composición de las iniciativas turísticas de la RBT y fue posible comprobar la existencia de una segregación horizontal y vertical que en algunos casos ha sido motivada por la aplicación de principios organizacionales sin atender la perspectiva de género; buscando resolver el problema de la segregación vertical que afecta a hombres y mujeres en las empresas se ha motivado –por medio de agentes exógenos también-  desde el año pasado la rotación de los puestos directivos, una medida que es aún muy pronto para evaluar, pero que en teoría generará la posibilidad de que las mujeres accedan a esos puestos.

          En algunos casos las socias de las empresas ecoturísticas declaran un limitado interés en desempeñarse como guía, pues asumen que el trabajo de guía conlleva, además de un esfuerzo físico y la responsabilidad, el desarrollar una actividad en un espacio donde las mujeres han tenido poco reconocimiento -que no así poca presencia- y se encuentran inseguras: …mi esposo decía que la mujer era para la casa, no para el campo (Minerva, 2008).  Así a pesar de que el ser guía permite un mayor contacto con visitantes y reconocimiento social –aunque no es siempre la actividad mejor remunerada- las socias se muestran dubitativas ante la posibilidad de desempeñarse en los recorridos guiados  (Montserrat, 2008), pues estando en la cocina, el comedor o la cabaña resultan más localizables para sus familias (Rebeca, 2008).

          A cambio de la capacitación, del contacto con quienes les visitan, del compañerismo y de los ingresos económicos las socias de los grupos de ecoturismo han aceptado el hacerse cargo de actividades tradicionalmente femeninas, pues desarrollando éstas se sienten seguras; no obstante todas las socias han recibido capacitación para efectuar los recorridos guiados son las socias más jóvenes quienes efectivamente los realizan.  Esta situación es aceptada por las socias adultas a pesar de que algunas declaran su interés en hacer recorridos guiados: Pues la verdad como siempre nos toca estar en la cocina cuando vienen clientes y está uno en la cocina pues va otro compañero (Carolina, 2008); entendiendo que una socia interesada en desempeñarse como guía podrá hacerlo siempre y cuando no haga falta en la cocina.  El interés por desempeñarse como guías viene dado por dos aspectos, a saber el tiempo invertido y el pago recibido cuando se atienden a grupos pequeños (1-4 personas):

   Trabaja uno menos [como guía] porque nada más es de ir a caminar y ya regresar, y ahí en la cocina, no; porque en la cocina se quema el aceite, se queman las manos con la lumbre, la vista con la humazón [humo],  y todo no? y en el recorrido no; y a veces le decía yo a mi esposo que hace recorridos a caballo, yo le decía: “ganan mejor Uds. que nosotros porque Uds. nada más van y vienen y ya”…, y ya este, les pagaron o les dieron y ya se fueron, le digo; y nosotros no, porque nosotros es todo el día y hasta de noche, porque salía uno a las 6 ó 7 [18:00 ó 19:00 hrs.], a veces hasta más tarde.

  • (Carolina, 2008).

Pautas tradicionales del trabajo de la mujer.

          Las jornadas de trabajo cuando se atienden grupos de ecoturismo comienzan a las 5:00 hrs. y terminan a las 21:00 hrs.,  independientemente del puesto ocupado se acude para cubrir ese horario -el paquete turístico que se ofrece consta de 2 recorridos guiados al día, hospedaje y alimentación-  y este horario de unas 16 hrs. de trabajo diarias parece funcionar para la cooperativa; en la práctica los tiempos de desempeño del servicio y el tamaño de la comunidad permiten que socias y socios realicen cortas escapadas a sus hogares, éstas son aprovechadas por las socias casadas y con hijos para enterarse del estado de la casa.

          El tener que cuidar de la familia plantea una limitante para la movilidad de las socias, en el caso de las artesanas se muestra cuando tienen que salir de la comunidad para asistir a las ferias y exposiciones,  a impartir algún curso o a participar en intercambios de experiencias; una función que es rotativa entre todas las integrantes; para resolver esta cuestión se acude principalmente al apoyo de las mujeres de la familia o vecinas, no se recurre a la pareja porque en algunos casos ésta se encuentra fuera de la comunidad, se va a trabajar o a sus cosas (Julia, 2008); menos extendida aún es la contratación de una persona para que cuide de la familia.  Entre las integrantes se ha formado un pacto solidario de permitir que las artesanas con hijos pequeños acudan preferentemente a las ferias y exposiciones que se llevan a cabo en la cabecera municipal para así poder regresar a pasar la noche con su familia (Ibidem). Cuando iniciaron a elaborarse artesanías pocos hombres permitían a sus parejas salir de la comunidad, ahora las artesanas salen más; pero el acudir a exposiciones y ferias es una actividad que se puede realizar una vez que se ha cubierto el cuidado de la familia, con lo que las obligaciones no se adecuan a las exigencias del turismo, sino lo contrario.

          La participación se ha tenido que pagar de alguna forma ya sea alargando la jornada laboral: [¿Y cuántas horas al día dedica a Ud. misma?] A mí misma…yo creo que…que nada, eh! (Amelia, 2008); descuidando a la familia:…fueron 7 años, no? [en la Presidencia], de estar aquí, descuidando mi familia, se exige mucho, y ahorita está la nena y necesita mucha atención, entonces; como ahorita ya me la traigo, ya está más grande; pero aún así…este…descuidas mucho tu casa (Ibidem); y el malestar que causa el dedicar menos tiempo a la familia: Creo que delegué a veces…siento que sí, que delegué muchas cosas en mi hija […] sí, como que a veces sí me siento como que un poquito culpable, de que mi hija…como que haya [la socia] delegado ciertas cosas en mi casa en mi hija, no? (Olga, 2008). De tal suerte que el desarrollar esta iniciativa no hubiera sido posible sin el apoyo de otras mujeres, a las que se les ha transferido parte de ese trabajo doméstico:…cuando surge el proyecto yo me embaracé […] y créeme que fue bien difícil el embarazo con mi hija y desarrollar el proyecto…entonces cuando yo tuve a mi hija, mi suegra fue un elemento bien importante en mi vida, porque me ayuda muchísimo con mi hija, con mi bebé, y con mis otros dos hijos (Ibidem).  Ese activo papel de mujeres empresarias ha tenido que ser compaginado con el trabajo doméstico del ámbito privado, contando con el apoyo de los hijos, hijas, las madres y suegras y mucho menos con el apoyo de la pareja:

   …él [su marido] me ha apoyado… me ha apoyado mucho, me ha apoyado muchísimo en cuanto al proyecto; pero hay cosas que a veces si siento que se le olvidan. Soy sincera, siento que hay ocasiones en que yo le he llegado a decir, actualmente….este: “tanta formación, tantos cursos, tantos talleres y voy a creer…que te tenga que decir…apóyame, ayúdame o haz esto, lo otro”, porque a veces siento sí que lo fuerte de él ha sido acá el proyecto y el cambio de actitud, de actitud en la forma de que ya ve las cosas diferentes, ya no las ve como antes las miraba, no?, pero…en cuanto por ejemplo, como a desarrollar trabajo ya en casa…como que él…no, así no; de vez en cuando como que él sí hace esto, hace el otro, me apoya a cocinar, hace agua y el apoyo como en cocina [del proyecto]; pero así el apoyo como que en los trabajos, él no, casi no; que él diga “voy a limpiar la casa, o te voy a lavar la ropa, a meter una lavada de ropa a la lavadora “, no, o sea como que no…en ese aspecto [risa] todavía falta.

- (Olga, 2008).

Largas jornadas de trabajo.

          El reparto más equitativo del trabajo doméstico no es algo que de momento haya contribuido a lograr el ecoturismo; pues aun cuando hay socias que acuden representando a las empresas en actividades que se desarrollan fuera de la comunidad, éstas son solteras, mujeres con hijos ya adolescentes o mujeres casadas con hijos que dejan bajo el cuidado de las abuelas.  Pocos son los hombres que se involucran en la realización de trabajo doméstico, incluso si el ecoturismo fuese un trabajo de tiempo completo y permanente las socias aunque esperarían mayor participación de sus parejas como consecuencia natural de su contribución a los ingresos del hogar, siguen asumiendo como propio el desempeño de la mayor parte de estas tareas (Patricia, 2008).  Para la mayoría de las socias de Las Margaritas el participar en esta iniciativa no ha supuesto una mayor carga de trabajo, pues si bien reconocen que atender a un grupo es cansado,  ahora que se cuenta con la cabaña y la cocina se trabaja menos que antes cuando había que: andar tendiendo tiendas, había que acarrear todo para cocinar, servir, hospedaje, para atenderlos, había que llevarlos a bañarse a las casas (Magdalena, 2008).

          Pero otras socias, como es el caso de las que pertenecen al grupo de la Ruiz Cortínez, sí consideran que su jornada laboral es más larga y cansada, pues su trabajo doméstico no ha sido redistribuido como consecuencia de participar en la iniciativa turística, y a la jornada de trabajo en el restaurante se le suma el trabajo en casa:…como ayer que me fui de aquí a las 7:30 [p.m.] todavía me fui a lavar un poco de ropa y ahí ando lavando los trastes que estaban mal puestos…(Flor, 2008); un cansancio físico al que se le suma el cansancio mental de estar pendiente de visitantes y familia:…hay veces que no es tanto el trabajo sino el estrés que uno tiene porque cuando llega gente pues tienes que estar pensando que vas a atender la gentes y tienes que estar pensando que vas a atender tus hijos (Ibidem).  A pesar de lo anterior, las socias califican el participar en esta experiencia como algo positivo:…pues aunque no gane uno mucho, pues si le gusta…y a mí me gusta; le dijo, a veces hay cenas pues que me tocaban en la casa y estaba toda triste, sí trabajando, pero extrañando a las compañeras que estaban acá, y pues ya, sí me gusta esto y pues lo voy a dejar solamente que me enferme (Regina, 2008).

Todas las artesanas también son las  principales responsables de la realización del trabajo doméstico y el involucrarse en esta iniciativa les ha llevado a aumentar su carga de trabajo.  Pero en una comunidad donde el tiempo de descanso es visto como algo improductivo: [¿Trabaja más?] Pues no, porque en realidad es el tiempo libre que ya tiene uno, no? es lo que uno aprovecha para trabajar (Elisa, 2008); y donde existe una fuerte necesidad de mejorar los ingresos: si quiero tener dinero, o cosas para vender tengo que apurarme (Rosario, 2008) pocas son las mujeres que sienten que trabajan más como consecuencia de ser artesanas: trabajo igual de duro, sólo que ahora salgo más […] hay veces que te toca salir 2 ó 3 días (Valeria, 2008).  

COMENTARIOS FINALES

          Como consecuencia de la declaración de la RBT las personas que habitan en la zona de amortiguamiento se encontraron con la necesidad de modificar algunos aspectos de sus vidas;  dichas modificaciones no solamente se refieren a un cambio en la actividad productiva,  también es necesario un cambio en la conducta sociocultural.  Cuando estos cambios son aprovechados para también modificar las normas sociales en materia de género es posible abrir espacios para nuevos roles; la conservación del territorio usada como alternativa económica, como herramienta de educación ambiental, como oportunidad para que las mujeres accedan al espacio público y al control de los recursos.

          En el acceso de las mujeres a los proyectos de turismo alternativo no es posible abstraerse del entorno de finales del pasado siglo, donde se perfila ya la demanda de mujeres que finalmente avancen hacia el status de empoderamiento y el beneficio que ello redundará a la vez en sus comunidades.  Buscando complementar los ingresos familiares el ecoturismo se instala en comunidades marcadamente tradicionalistas donde el espacio de las mujeres se circunscribe básicamente al hogar y sus actividades al trabajo doméstico; estas comunidades son territorios con pocas oportunidades de empleo y donde está arraigada la figura de la migración masculina, pero son también territorios que, paradójicamente, al no contar con capital para hacer un uso extensivo de los recursos naturales son capaces de resultar atractivos a visitantes de territorios económicamente más ricos pero medio ambientalmente más pobres.

          Las mujeres que se han involucrado en estas iniciativas comunitarias de turismo, independientemente, de pasar de cuidado de la familia al cuidado del visitante valoran positivamente las oportunidades de contacto con el exterior que han experimentado a través de su participación en estos proyectos.  A través de ese contacto con otras personas –contacto que puede darse al interior de la comunidad, pero también al exterior de ésta- ha sido posible desarrollar nuevas habilidades, pertenecer a un grupo diferente a la familia, valorar su comunidad,  algunas han accedido a roles significativos y se cuestionan ciertas ideas sobre el papel de la mujer en su comunidad  y los estereotipos de género: como que los hombres [de la ciudad] demuestran como que mucha ternura, mucho amor muchas…cosas, como que en la comunidad no hay (Olga, 2008).  Pero si bien a través del ecoturismo comunitario el trabajo de la mujer se ha hecho visible, el trabajo doméstico sigue siendo poco valorado por la comunidad masculina; aunque sí se ha abierto una ventana a la revalorización del cuidado de otras personas: las visitantes.   En este rubro el turismo ha generado ante los ojos de la comunidad el prestigio de interactuar con quien llega a visitarlos, algo que por ejemplo no se ha presentado a través del trabajo de asistenta doméstica –donde sí existe una remuneración constante-.

          En algunos casos a través de la participación en las iniciativas turísticas las socias han comenzado a identificar sus intereses estratégicos y han buscado también hacerse de las herramientas que les permita alcanzarlos;  pero en otros casos las socias adolecen de acceso a las oportunidades en igualdad de condiciones, una situación que se presenta predominantemente entre las socias jóvenes con hijos pequeños o las adultas con padres que cuidar.

1 No fue posible acceder a la contabilidad de las empresas y a lo más que accedieron a informar sobre el manejo de los ingresos fue su destino, entre  el 15 y el 20% de las ganancias obtenidas -por atender a un grupo- va a parar a un fondo de ahorro con el que se cubren viáticos para salidas, construcción y mantenimiento de instalaciones y compra de equipo o utensilios; a la fecha el único ingreso que reciben quienes integran la cooperativa proviene por el pago de honorarios al prestar un servicio.  El salario que se paga por atender a un grupo es de $150.00 pesos por día en al Área de Cocina y Comedor y $120.00 pesos para las Áreas de Hospedaje y Guía; cuando se trata de visitantes individuales o en pareja quien presta el servicio solamente paga un 15% para el fondo fijo y con el resto le corresponde para cubrir gastos y su salario.  

Para el caso de las artesanas, éstas depositan un 20% en el fondo de ahorro y con la cantidad restante cubren sus costos y ganancia.