ALTERNATIVA METODOLÓGICA PARA LA SUPERACIÓN INDIVIDUAL DE LOS DOCENTES EN CONDICIONES DE UNIVERSALIZACIÓN

ALTERNATIVA METODOLÓGICA PARA LA SUPERACIÓN INDIVIDUAL DE LOS DOCENTES EN CONDICIONES DE UNIVERSALIZACIÓN

Jorge Velázquez Peña (CV)
Universidad de Ciencias Pedagógicas ¨Pepito Tey¨

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La superación  de los docentes en el modelo de la escuela cubana actual

El modelo de preuniversitario da continuidad a otro de la Educación Primaria y Secundaria Básica por lo que ha transitado el alumno. Lineamientos básicos, instrumentados en las educaciones anteriores deben continuar presentes en este sistema de influencias educativas que recibirá el adolescente, y en él se refuerza su orientación vocacional pues es aquí donde elige su futura profesión y para ello los docentes tienen que estar preparados para orientar adecuadamente.
Sus principales transformaciones están dirigidas a que los alumnos aprendan cinco veces más, a partir de que un docente eduque hasta treinta alumnos con una atención diferenciada.  También se propone elevar el papel del profesor guía que imparte clases en un solo grupo con la utilización de las potencialidades educativas que brindan el uso de software, las clases televisivas y las vídeo clases. Para ello, se adopta una organización escolar sobre la base de un horario único, flexible y coherente con un profesor por área de conocimiento, reduciendo el número de docentes frente al grupo escolar.
El 95% de la fuerza profesoral en el nivel preuniversitario recibió una preparación profesoral especializada y tienen el reto de trabajar por áreas del conocimiento y participar en la formación de las nuevas generaciones de docentes, lo que genera necesidades de superación. En esta etapa las vías de superación que se han implementado han sido:

  • La realización de talleres, cursos y diplomados para los docentes sobre las dificultades que se presentan en su desempeño diario pero sin tener en cuenta las individualidades, las necesidades y potencialidades.

Se ha podido constatar que aunque han existido variantes de superación, subsisten insuficiencias, expresadas, fundamentalmente, en la necesidad de favorecer el desempeño pedagógico profesional con unidad de influencias, dirigiendo acertadamente y permanentemente la superación individual de los docentes del preuniversitario y como consecuencia lograr la profesionalidad que se exige en las actuales circunstancias.
La educación preuniversitaria cubana actual está llamada a garantizar los cambios que la sociedad demanda, para ello, están creadas las condiciones materiales. Es necesario  elevar la preparación de los docentes a niveles que posibiliten la dirección de las transformaciones y el proceso formativo que en ellas tienen lugar.
Son muchos los procesos que se desarrollan en la escuela preuniversitaria, que desde su nueva perspectiva de microuniversidad son necesarios. La calidad de los procesos universitarios que tienen lugar en la escuela, se reflejan directamente en los resultados alcanzados por los escolares a raíz de las transformaciones que tienen como objetivo esencial lograr la formación integral del joven en su forma de sentir, pensar y actuar responsablemente en los contextos en que se desempeña, escuela-familia-comunidad, a partir del desarrollo de una cultura general integral, sustentada en el principio martiano estudio-trabajo que garantizan la participación protagónica e incondicional en la construcción y defensa del proyecto socialista cubano y en la elección consciente de la continuidad de estudios superiores en carreras priorizadas territorialmente.
La superación del docente requiere de conocimientos, motivaciones y habilidades que promuevan, y a la vez, den lugar a una cultura general, capaz de adaptarse a las exigencias de la sociedad actual y a las características del nuevo modelo de preuniversitario. La superación continua sigue siendo un aspecto de primer orden en el funcionamiento de la escuela, como entidad escolar y como microuniversidad.
A escala mundial, se ha reconocido de modo generalizado, la importancia del personal docente para llevar a cabo los procesos de instrucción y educación, incluso bajo aquellos enfoques y puntos de vista que no coinciden con los principios formativos de la educación cubana. Al respecto la Organización Internacional del Trabajo ha coincidido en que, “los docentes son el recurso más vital para promover la modernización y las normas superiores; su contribución, formación, distribución y concesión de incentivos apropiados son claves para cualquier sistema educativo eficaz,”1 por lo cual se promueve constantemente la superación profesional, y con ello, a su vez, la búsqueda de alternativas pedagógicas también desde diferentes enfoques.
Según M. Rodríguez (2002), la superación profesional constituye un proceso continuo dirigido al mejoramiento técnico y humano, que debe responder a las transformaciones que se requieren en la conducta, los conocimientos, las habilidades y las cualidades profesionales de maestros y profesores; para lo cual debe contar con un marcado carácter multivariado, flexible, formativo e integral.
Igualmente, esta autora, enfatiza la importancia de la superación profesional, mediante la cual concurren uno o más procesos formativos y de desarrollo, tanto de enseñanza-aprendizaje como de investigación, innovación, creación artística, entre otros; articulados armónicamente en una propuesta que tenga en cuenta, no solo el aspecto docente dirigido a la instrucción, sino que se le preste especial atención, en vínculo estrecho al aspecto educativo.
 Las bases teóricas que, de forma general, sustentan la superación profesional del docente han sido tratadas con anterioridad por varios autores, ellos coinciden en que es un proceso de formación continua a lo largo de toda la vida profesional, que produce un cambio y mejora las conductas docentes en las formas de pensar, valorar y actuar como docentes. Coincidiendo con O. Fraga (2005), comprende a todo el personal docente en ejercicio, incluyendo a los cuadros, y tiene como objetivo esencial la formación permanente y la actualización sistémica de los graduados universitarios, el desempeño de sus actividades profesionales y académicas, así como el enriquecimiento de su acervo cultural.
A juicio de G. Bernaza (2004), la superación profesional se diferencia de la formación de pregrado, ante todo, por la importancia que adquiere el aspecto laboral investigativo, implicando un multiproceso que garantiza el paso a la transformación del profesor como dirigente por excelencia del proceso de enseñanza-aprendizaje, el carácter productivo que debe garantizar en los alumnos y la búsqueda propia de soluciones innovadoras para el aprendizaje, a partir de la interacción entre los propios estudiantes, la de estos con el docente y con el entorno (interacción grupal), todo en función de aportar el conocimiento por medio de diseños flexibles sobre la base de los problemas interdisciplinarios del presente y el futuro.
Un docente culto es aquel capaz de devolver la cultura a sus alumnos y enriquecerlos en el orden cognitivo y motivacional, contribuir al desarrollo del otro, investigar, y a la vez poseer principios, conceptos, descubrimientos, estrategias, experiencias y vivencias en el proceso de pensamiento. Para lograrlo, se hace vital una “concepción integradora, orientada hacia una cultura integral y el desarrollo de la personalidad, arribando a formas de evaluación que promueven la innovación educativa desde el proceso, estimulando la autovaloración y la responsabilidad individual en el grupo” 2
Estos presupuestos se comprenden, en mayor medida, si se concibe a la superación profesional en los marcos de la formación o educación permanente, bajo cuyo enfoque  implica procesos de aprendizaje diversos desde el análisis y la reflexión sobre la propia práctica, desde la práctica y para la práctica profesional hasta el dominio de nuevos contenidos y habilidades, a partir del conocimiento pedagógico disponible que prepara para afrontar la tarea  de crear y formar a las generaciones presentes y futuras.
Según el Informe de la Organización Internacional del Trabajo (2000), se concibe a la formación permanente estrechamente relacionada con el proceso de profesionalización de los docentes, al suponer un mayor sentido de responsabilidad para el desarrollo y evolución de los planes de estudio, los enfoques pedagógicos, la organización del trabajo y los resultados de la educación, la motivación para el comportamiento profesional, así como la voluntad y capacidad de responder a los cambios en torno al aprendizaje y las nuevas expectativas de los resultados de la educación.
Según O.  Fraga (2005), significa, además, una elevación de la competencia y el desempeño del profesional que da respuesta a las propias necesidades del docente en el contexto de la actividad fundamental que realiza y a las del sistema educativo. Mediante ella, el docente convierte a su propia escuela en elemento dinámico dentro del sistema de autosuperación, hoy con doble función: centro educativo por excelencia con extensión a la familia y la comunidad, y microuniversidad en la que se prepara el docente en formación. Por esto se plantea que tiene carácter diferenciado, y garantiza el conocimiento de las problemáticas que surgen en el proceso enseñanza-aprendizaje, además de sus vías de solución, aplicación y validación.
Recientemente, N. Cárdenas (2005), ha planteado un grupo de problemas de la superación que, aunque presentados como típicos de la enseñanza primaria, pueden observarse con notable frecuencia en otros niveles, incluyendo el que atañe a la presente investigación en que se destacan, fundamentalmente, la carencia de una correcta planificación, ejecución, control de las actividades, la dicotomía entre las necesidades de los docentes y el contenido establecido para su superación, la falta de comprensión adecuada por parte de directivos y docentes, en torno al papel de  la limitada preparación de estructuras directivas capacitadas para determinar las necesidades y planificarla correctamente desde el ejercicio directo y el trabajo metodológico, la carencia de procedimientos en los propios docentes para su autosuperación, su insuficiente protagonismo en la concepción de su preparación, la limitada utilización de los recursos humanos y tecnológicos de la escuela, así como de modelos que asuman a ésta y al propio educador como realidad a transformar, susceptible al autoperfeccionamiento desde el ejercicio pedagógico.
En otro importante trabajo que trata teóricamente esta temática, L. E. Nieto (2005), explicó puntualmente que la estructuración actual de la superación ha demostrado lentitud para ajustarse a los cambios que se producen en la educación actualmente, además de que no reflejan la especificidad de la superación en el caso de los docentes, en que se parte más de las fortalezas de los centros universitarios en coincidencia con las necesidades de la práctica que debe colocar como elemento generador de la superación a la propia práctica.
Esto se relaciona, en buena medida con otro elemento de gran significación, como lo es la dirección centralizada del perfeccionamiento del personal docente que establece el MES, la cual, si bien garantiza una coherencia y articulación esencial en los sistemas de superación, redes de centros formativos e investigativos, extensión universitaria e integración funcional de las estructuras directivas, no puede atender en todos los casos a las necesidades territoriales específicas; lo cual explica en gran medida que hoy conspiren a gran escala contra un óptimo desarrollo de la educación permanente tanto los roles limitados que ejercen los educandos y los educadores como la falta de una cultura de diálogo, de interacción y de construcción conjunta de saberes, además de la insuficiencia del trabajo en equipo.
Todos estos elementos determinan la pertinencia de modelos alternativos descentralizados que transformen al docente y a la escuela desde sí mismos, en que se satisfagan las necesidades propias de cada centro escolar y del colectivo de profesores que la integran y se expresen en la transformación que se alcanza en el colectivo estudiantil. No se puede olvidar que cada escuela es un contexto y las características de una y otra difieren significativamente, por lo que los planes de superación deben tener también esa diferenciación y esa contextualización.
Coincidiendo con N. Cárdenas (2005), resulta necesario tener en cuenta las particularidades que tiene implícito la superación de los docentes, cuyas características difieren, en buena medida de las del estudiante de pregrado. En sentido general puede afirmarse que el adulto se motiva a aprender lo que le es necesario en su rica experiencia profesional y vital. En el caso específico de los docentes, se caracteriza por contar con una marcada necesidad de autodirección para concebir y proyectar las situaciones de aprendizaje, en que se garantice atender las diferencias individuales propias de cada contexto, a partir de la aplicación de la adecuada innovación didáctica. Hoy, se asume la superación postgraduada como aquel “proceso continuo a través del cual se busca ampliar y fortalecer el horizonte cultural del maestro, enriquecer cualitativamente su práctica pedagógica y el dominio de su campo del saber, mediante el desarrollo de actividades teóricas y prácticas de diferentes ordenes desde las cuales sea posible la tematización y transformación de sus representaciones,”3 cuyas características fundamentales son las siguientes:

  • Dar respuesta a las necesidades del mejoramiento profesional y humano del personal docente.
  • Fomentar la utilización racional y eficiente del personal altamente calificado.
  • Integrar las potencialidades de todas las instituciones relacionadas con el docente, en función de su crecimiento personal.
  • Tener un carácter proyectivo.
  • Responder a objetivos concretos desde las necesidades y perspectivas de desarrollo.
  • Tener un carácter general y específico, en que se le brinde especial atención a lo interdisciplinario, como eje fundamental que sustente las transformaciones educacionales producidas en la educación preuniversitaria.

Como afirmó L. González (2005), la superación debe estar vinculada a las necesidades de los educadores y de su práctica social, para lograr la preparación pedagógica, académica e investigativa que de lugar a una actividad creadora e innovadora con el consiguiente enriquecimiento cultural a que se aspira, lo cual solo se alcanza mediante la superación permanente y contextualizada.
Sin embargo, es necesario enfatizar que la superación tiene carácter individual en el marco de un colectivo y de una escuela, por lo que el conocimiento del estado real de cada docente y de sus potencialidades, es requisito imprescindible para la proyección, ejecución y control de la superación que se planifica.
El autor de la presente investigación, asume que la superación individual se debe planificar desde el departamento docente hasta el nivel de municipio y provincia siguiendo una estructura coherente, sistemática y sistémica en la que se privilegie el dominio, por parte de los docentes, de cada uno de los programas que enseñan. Estos constituyen el marco idóneo para la instrucción y la educación. El hecho de que se necesita de un profesor que sea capaz de enseñar los contenidos de un área del conocimiento, implica ampliar las ideas de las que  ya se había apropiado durante su formación de pregrado en una especialidad. Esto no significa que la misma tenga carácter lineal, sino que se integren armónicamente los intereses individuales y colectivos, sin dejar de atender las diferencias individuales de cada colectivo docente.

1 Nelson Piña Tovar: Estrategia de Superación desde visiones de Educación Permanente para los profesores de Educación Física de Saltillo, Coahuila, México. Tesis doctoral. ISCF “Manuel Fajardo”, Villa Clara, 2004. p. 56

2 Guillermo Bernaza, Elio J. Crespo y Tomás Álvarez: Orientaciones metodológicas para las prácticas de laboratorios de Física a desarrollar por estudiantes de la carrera de Geología: Reflexiones y propuestas. En: Revista Pedagogía Universitaria, Vol. 7, No. 2, La Habana, 2002. p. 16.

Magalys Ruiz Iglesias: Superación postgraduada de la enseñanza comunicativa del español y la literatura.  Monografía, U. P. “Félix Varela”, Villa Clara, 2000. p. 48.