EL PROFESORADO UNIVERSITARIO. RUPTURAS Y CONTINUIDADES

EL PROFESORADO UNIVERSITARIO. RUPTURAS Y CONTINUIDADES

Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Ma. del Refugio Navarro Hernández
Arturo Murillo Beltrán
Coordinadores

Universidad Autónoma de Nayarit

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Rupturas y continuidades en las mujeres académicas de la Universidad Autónoma de Nayarit: Cuatro estudios de caso

 

Prisca Icela Romo González1
Dalinda Sandoval Acosta 2

Resumen
Son muchas ya las mujeres que sienten en sí mismas la necesidad de realización social, incluso, con tanta o mucha más fuerza que la gestión de un grupo familiar. Ahora el centro de su autoestima se desplaza del recato, la pasividad y habilidades domésticas a su preparación, destreza e iniciativa ante la vida, al aumento de su autoconfianza, seguridad, independencia y juicios propios. Conquistar un saber, mantenerlo y ejercerlo dota de un poder del cual son justamente portadoras las mujeres académicas. En estas mujeres probablemente se sintetizan al menos potencialmente las rupturas y discontinuidades más significativas con respecto a los roles de géneros patriarcales y en ellas se expresan importantes emergentes de cambio. ¿Cómo se produce el cambio en estas mujeres? ¿Cómo se piensan a sí mismas? ¿Posee costos el cambio? ¿Cómo subjetivan los roles de género? ¿Cuáles son las estrategias de conciliación de lo público y lo privado? ¿Cómo conquistar mantener un saber y saber vivir? ¿Cuán amenazante puede resultar desde lo subjetivo una mujer racional, pensante, competitiva para sus congéneres y para el otro género? Se realiza un estudio a cuatro mujeres académicas universitarias las cuales representan un segmento importante de la población femenina de la Universidad Autónoma de Nayarit. La investigación se lleva a cabo a través de estudios de casos. La misma, pretende profundizar en la caracterización de la subjetivación de los roles de géneros en estas mujeres, conocer si el mismo se produce atendiendo a modelos tradicionales o no tradicionales y a su vez indagar cómo este proceso puede estar impactando la vida privada, la vida pública y el desempeño social de estas mujeres. En el trabajo se presentarán los resultados más significativos de esta investigación apoyados en testimonios de las mujeres que colaboran en la investigación lo cual evidencia las transformaciones que en términos de subjetivación de los roles de género está aconteciendo en las mismas.

Introducción

En las últimas décadas han surgido estudios que tratan el tema de la participación de las mujeres en la universidad. Es amplia la variedad de ellos y es posible destacar los que se refieren, principalmente, a la presencia y participación de la mujer en investigación, docencia y gestión en la universidad, por un lado; y por otro, los que tratan  el tema de la compatibilización entre vida profesional y privada-familiar en todos los ámbitos pero de manera particular, en el de la vida académica.

En general, la presencia de mujeres en la universidad se ha incrementado en las últimas décadas y con muchas de ellas, las perspectivas feministas han ido surgiendo y fortaleciéndose en este medio.

Cada vez es menos sostenible, en la actualidad, la negación de los elementos valorativos en la ciencia, la fe en su neutralidad y objetividad. Se observa cada vez en menor medida, la preferencia de la participación masculina sobre la femenina en la educación superior.
 
Problemática de las mujeres en la universidad

Hablar ya de problemática es percibir desigualdades y formas en que la mujer en la universidad es discriminada. Entre los temas que parecen surgir a fines de los años 70, y que ha ido cobrando auge al menos en cuanto al número de artículos y comunicaciones en que se aborda como cuestión central, están los salarios o ingresos de las trabajadoras, en comparación con los de los varones. 

Otra de las preocupaciones que se ha visto manifestada en la literatura estadounidense es la discriminación de las mujeres y los grupos étnicos minoritarios para acceder a los puestos docentes y directivos  (L. Comasdiaz y B. Greene, 1994; M.C. Phillip, 1993; J. Flores, 1988; etc).

El prototipo del profesor universitario era ¿y todavía es? El hombre blanco. Existen curiosas clasificaciones del rango que el resto de los colectivos ocupan: mujeres blancas, hombres negros, mujeres negras, latinas y latinos, asiáticas y asiáticos, etc.

Hay varios estudios que se han enfocado en destacar las diversas maneras en que, encubiertamente,  los grupos minoritarios se ven excluidos de la academia; es así como, en el caso de las mujeres, padecen la doble discriminación en razón de la etnia y del sexo.

Las preocupaciones de los estudiosos y estudiosas van más allá de la denuncia de los bajos índices de contratación, se enfocan a describir y analizar cuáles son los puestos que las mujeres logran obtener.

De esa manera, se ponen de manifiesto diversas formas de desigualdad: los contratos temporales, de tiempo parcial, los requisitos de acceso al empleo, la existencia de criterios de contratación diferenciados según el sexo del aspirante al puesto, entre otros (Emily Toth, 1988; Monserrat Rovira, 1993; B. Bagilhole, 1993).
Autores y autoras denuncian prácticas de contratación discriminatoria de muchas universidades y que afectan a una mayoría de mujeres, quienes, literalmente, se someten a formas de explotación en la docencia: salarios bajos, pocos beneficios, menor reconocimiento, falta de seguridad laboral (Cadet, 1989; Schuller, 1990; Burns, 1992).

Se introduce al tema con una breve caracterización de los estudios que se analiza a las mujeres como académicas, considerando la evolución de las cuestiones abordadas y las propuestas metodológicas más destacadas. 

Docencia e investigación 

Con relación a la participación femenina en la investigación, actividad fuertemente asociada a la docencia, se cuenta ya con diversos estudios de la situación de las mujeres.

Susan K. Kovar, estudió las circunstancia diferenciales en las que se realiza este tipo de tareas y encontró, entre otras cosas, que los hombres publican, significativamente, más artículos, reciben más reducciones en sus cargas docentes para hacer investigación y logran mayores financiamientos; mientras sus colegas femeninas atienden, en forma bastante notoria, más seminarios en los que han de hacer uso de múltiples habilidades comunicativas, y, aunque están también motivadas para realizar investigación, sus contradicciones son de menor rango que las de los hombres. 
 
En lo relativo a la participación femenil en las áreas consideradas como propias del género masculino, hay estudios de su presencia y los problemas que enfrentan en ciencias naturales y matemáticas (por ejemplo E. Rubio, 1994; L. Grinstein y P. Cambell, 1987).

Evelyn Fox Keller (1991), donde la autora analiza la estructura de la ideología científica que ha determinado la orientación de la ciencia: qué fenómenos vale la pena estudiar, qué tipo de datos son significativos, que teorías y explicaciones son más adecuadas, etc. A la fecha, muchos trabajos se han abocado a estudiar el androcentrismo en la ciencia, tanto en general como en relación con disciplinas concretas (Schiebigner, 1987; Bleier, 1986; Fee,1986;  Roser, 1986; Harding, 1991; Sánchez, 1989, 1991).
 
Por lo que se refiere a la participación en ciencia, la prestigiada revista Science ha publicado, incluso, números monográficos del tema (1992, 1993,1994), donde se habla no sólo de obstáculos, sino en buena medida de logros, al destacar lo que hoy en día hacen las mujeres en las ciencias, sobre todo en las experimentales y exactas.

Estudios sobre académicas en México

En el trabajo de Rocío Grediaga (1995), después de comentar a grandes rasgos cómo ha sido la evolución del sistema educativo en México, el acelerado incremento del profesorado en la educación superior y quiénes llegan a ser profesores universitarios (procedencia socioeconómica y formación académica), aborda la cuestión de los estudios de posgrado donde las mujeres se encuentran en ligera desventaja en relación con los varones, para terminar planteando la necesidad de hacer investigaciones en detalle, para observar cómo las funciones biológicas distintas maternidad, crianza  afectan el ritmo del desarrollo y conclusión de los estudios de posgrado. Tal parece que, en la licenciatura, a las mujeres, les toma menos tiempo obtener el título, pero esto se invierte en el estudio del posgrado. (p. 352).

Las mujeres en la universidad 

Muchos estudios enfocados a la denuncia de las desigualdades entre hombres y mujeres en la universidad, en especial los realizados en las décadas anteriores, son de carácter cuantitativo, basados, con frecuencia en encuestas nacionales, o en el análisis de indicadores sociales obtenidos de diversas fuentes (censos, informes, etc.).

Los estudios de la mujer en la universidad, en esta fase de “recuperación de voz”, implicarían el rescate de sus saberes, conocimientos y perspectivas, al reconocer el valor que tienen para la vida humana, para un conocimiento más completo de la realidad. Aquí se ubicarían trabajos que rescatan las historias de vida, las biografías de las académicas en las que se ven las trayectorias de vida como procesos surcados por múltiples elementos y determinaciones que han conducido a sus protagonistas en diferentes sentidos, en distintos momentos de sus vidas.

En este tipo de estudios recupera los aspectos hasta ahora soslayados muchas veces por ser poco objetivos, emotivos, no tan racionales, y, en una palabra, poco “científicos” desde la perspectiva más cuantitativa.

Una vez que se haya recobrado la riqueza de las experiencias de vida, hasta ahora soslayadas en aras de la racionalidad y objetividad extremas, se llegará a un nivel de mayor equilibrio y a un tipo de conocimiento mejor y más completo de la realidad, superando el reduccionismo, hacia una perspectiva más integral.   
 
Para el campo de la participación de la mujer en la universidad, como profesora e investigadora, afiliarse a una concepción de ciencia, como la señalada, introduciría en la práctica cotidiana una fuerte contradicción si las formas de organización y valores institucionales no cambiaran en consonancia con esta perspectiva; pero al hacerlo probablemente, la misma institución universitaria como la conocemos desaparecería, pues sus cimientos está, en esencia, en el sistema patriarcal al cual en buena medida sirve (acaso podría ser capaz de salvarse, si tiene la capacidad de transformarse e influir en el cambio social).      

Académicas –madres

Con frecuenta, las mujeres, después de un camino difícil para llegar a ubicarse en el medio universitario, deben continuar trabajando afanosamente contra todos los obstáculos que la institución como organización, estructura y cultura les impone porque el hombre no ha asumido, en general su parte de responsabilidad en el cuidado de los hijos e hijas.

La mujer continúa enfrentando muchos problemas para cumplir el rol de competencia en la universidad cuando a la vez debe desempeñarse como esposa, madre de familia y ama de casa; actividades que la llevan, con frecuencia, a situaciones de estrés, estudiadas ampliamente con relación a la presencia femenina en distintas profesiones (Mabel Burín, 1987; Mabel Burín y otras, 1990; Gloria Poal, 1993; Ma. Pilar Marcuello, s.d.; J.Firth-Cozens y M.A. West, 1993).

La rapidez de los ascensos es un fenómeno que se ve influido con gran fuerza por las diferencias de género. Se considera, generalmente, la época de los años 30 como el periodo de la vida laboral que resulta más productivo, pero para las mujeres, coincide con la atención de otros roles también muy importantes: la gestación, nacimiento, crianza y cuidado de los hijos pequeños, la atención a las tareas domésticas, etc. En este punto se marca una desventaja con respecto a los hombres (Toren, 1993).

Las mujeres que participan en el trabajo académico deben enfrentar el sexismo en la universidad y un marco ideológico y organizacional en el que se encuentran subordinadas de diversas formas. La estructura de la propia ciencia que enseñan o hacen, con frecuencia, también las subordina por estar construida desde un punto de vista androcéntrico que niega y descalifica las maneras de ser, pensar y actuar más femeninas, y que las mujeres no podemos dejar a las puertas de la institución y recoger “camino a casa”.

El presente texto está centrado en la vida profesional de las académicas de la Universidad Autónoma de Nayarit, re-construida a partir de estudios de caso, en los cuales, las estrategias metodológicas fueron entrevistas a profundidad, observación persistente en el campo, revisión de documentos y el diario de investigación que fue también de campo.     
 
En resumidas cuentas, los estudios de carácter cualitativo acerca de las mujeres en la universidad, en su papel de académicas, son recientes y surgieron primero en el ámbito anglosajón y empiezan a extenderse a otros espacios. La historia de una mujer en particular es, de alguna forma, la historia de todas las mujeres.

En las protagonistas de las entrevistadas las similitudes se refuerzan por el campo laboral, por los procesos que las llevaron a ser mujeres revestidas del poder que da el conocimiento; por ser apasionadas de su vocación profesional; por haber logrado, con gran esfuerzo, niveles de desarrollo personal y éxito profesional.

La intención de este informe es contar una experiencia de vida profesional de las profesoras universitarias que han incursionado en un área hasta ahora considerada como masculina y presentar esta vivencia como resultado de múltiples influencias, tanto en antecedentes como del contexto, al poner de manifiesto la forma en que esta vida profesional se vincula con la privada-familiar al estar ambas fuertemente condicionadas por el hecho de que quién la protagoniza es mujer; es decir, en su pertenencia al género femenino lo que imprime una determinada dirección a la vida personal toda, tanto en su dimensión laboral como privada-familiar.

Cuatro Estudios de casos

1.-Me llamo Narda Yadira Aguilar Orozco, tengo 59 años, viví mi infancia entre juegos y obligaciones domésticas sencillas. Mi padre fue comerciante, mi madre ama de casa, con trabajo dentro del hogar para obtener algunas ganancias económicas extras. También recuerdo que en mi familia los hermanos más grandes (éramos ocho) trabajaban y estudiaban. Ayudaban con los gastos en la casa y contribuían aunque no al cien por ciento con la manutención de los más chiquillos que nada más estudiábamos. Dos hermanos estudiaban en México, otro en Guadalajara y los que estábamos aquí ya íbamos pensando en irnos a estudiar fuera también.

En ese clima, puedo decir que nuestra familia era de clase media-media tirando a media-baja y que era muy sensible a los cambios que hubiera por orden del gobierno, sobre todo en el aumento de impuestos, pago del predial, aumento en los costos de electricidad, agua, gas, tal vez hasta del aumento en el precio de la gasolina ya que esto repercute en toda la economía en el país y en la ínsula familiar pues vivíamos como se dice: “al día”. 

Me inspiró mi mamá a seguir estudiando pero siempre apoyada por mis hermanos. Siempre seguí mi vocación de llegar a ser una profesional de la salud. La finalidad principal de mi ingreso a la universidad, fue para estudiar. Como para estudiar tenía necesidad de trabajar, entonces mi segundo trabajo fue trabajar como secretaria.

Para sostener los estudios, empecé a trabajar desde los 15 años de edad como secretaria en una compañía constructora de la cual era gerente el ingeniero Benjamín Cortina Carmona, quién después sería mi maestro en preparatoria, pero cuando comencé a trabajar estaba terminando mis estudios de secundaria. La secundaria la había iniciado en la Prevocacional, ahí hice dos años de secundaría que al mismo tiempo llevaba en su plan de estudios la carrera de taquimecanógrafa, pero como fue clausurada por el gobierno porque iban a desaparecer las escuelas en el país.

Después de algunas decepciones al intentar ingresar a estudiar la carrera de medicina en la Universidad de Guadalajara, además siempre trabajando como secretaria, regresé en 1971 a Tepic, para ingresar a Odontología en la Universidad de Nayarit, que para ese año ya llevaba dos de haber abierto la carrera de cirujano dentista.

Ingresé a Odontología en la tercera generación, en 1971, nos hicieron examen de admisión, pero al final aceptaron a todos. Al igual que en Preparatoria, el Doctor Corona Nolasco, algunos años después de mi ingreso me comunicó que yo había obtenido la más alta calificación en el examen de admisión, pero nunca me mostró la evidencia.

Las clases comenzaban a las siete de la mañana y la salida no era siempre a la misma hora, sino que algunas veces salíamos de clases a las doce, otras a las dos y en algunos semestres teníamos que regresar a una o dos clases por la tarde. Yo ya había entrado a trabajar como secretaria a la Universidad en la Escuela de Economía desde septiembre de 1971.

En primer año entramos como sesenta alumnos, el salón no tenía cupo para tantos pero algunos sobre todo cuando llegábamos tarde, teníamos que escuchar clase desde los ventanales que daban hacia la Escuela de Leyes. Odontología era un solo edificio de una sola planta, más o menos para 1972, hicieron la planta alta y  para 1976 se construyó el segundo edificio. A pesar de haber crecido en instalaciones, no contaba con suficientes aulas, y era un verdadero pleito el poder tomar clases en los pocos salones que existían, por lo cual nos metíamos a recibir clases a los laboratorios, que de éstos si había unos tres.

Como aulas solamente tenía tres, había un auditorio para cien plazas que usaba como aula el grupo que lo ganaba o que llegaba más temprano que otro, un laboratorio de anatomía bucal con 10 mesas que admitían cinco estudiantes por mesa, por tanto el cupo era para 50 pero ahí apretaditos podían caber 60. El laboratorio de prótesis tenía cuatro mesas, por mesa podían estar 8 estudiantes, por tanto, se adaptaba como aula para grupos pequeños, y los grupos pequeños eran los de cuarto y quinto año de la carrera, entonces estos grupos tomaban clases en este laboratorio.

La Escuela de Odontología

Fue hasta 1990 cuando inició su gestión como Directora Aurora García Sandoval, quien me invitó para trabajar con ella como subdirectora administrativa, que hicimos reestructuración de varios laboratorios que habían quedado iniciados en otras gestiones, pero que por falta de equipamiento no funcionaban ni como laboratorios ni como aulas.

Como era urgente que tuviéramos aulas, empezamos por los laboratorios: dos de bioquímica y dos de microbiología, mandamos retirar las mesas y cancelar algunas salidas de tuberías para instalaciones, todas sin haber sido usadas, instalamos pizarrones y llevamos sillas universitarias para meter a cuatro grupos de aproximadamente 35 alumnos.

Uno de los auditorios que había en la parte superior del edificio inicial, era muy grande y casi no tenía uso, por tanto, lo dividimos con tablarroca, retiramos los asientos, instalamos salidas de electricidad y apagadores y convertimos el auditorio en dos aulas una vez que metimos sillas universitarias también para 35 o 40 plazas. En una aula que estaba llena de muebles y cosas de desecho que se fueron acumulando año tras año, las mandamos retirar y se volvió a habilitar como aula. Hasta aquí habíamos recuperado siete espacios para aulas y ya habíamos completado 10 aulas necesarias para los diez grupos que tenía la Escuela.
Posgrado en Odontología

Al mismo tiempo que se superaban algunos problemas de espacio, se estaba gestionando la posibilidad de integrar a los programas académicos de Odontología, el de posgrado, para lo cual una comisión de diseño curricular estuvo trabajando en ello y en 1993, inició el posgrado con la Especialidad de Odontopediatría, entonces la Escuela Superior de Odontología, cambiaba su denominación a Facultad de Odontología.

Los posgrados de odontología se distinguieron de otros a nivel nacional porque fue acuerdo de Consejo de Escuela que se abriera una especialidad, se promovieran dos generaciones, se suspendiera el programa de esa especialidad y se iniciara otra en las mismas condiciones. Así se prosiguió de odontopediatría a endodoncia, luego a cirugía y periodoncia y posteriormente a ortodoncia.

En tanto corrían las especialidades, se estaba trabajando para implementar el programa de Maestría en Odontología, que abrió sus puertas en 1995 con la primera generación en Tepic, la idea era de preparar a la planta de profesores en ese nivel académico teniendo en la mira el avance académico de la Facultad.

En ese tiempo la Universidad de Yucatán y luego la de Baja California, hicieron solicitud a la Universidad Autónoma de Nayarit para que mediante convenios de colaboración académica, nosotros pudiésemos ofrecer la maestría con sede en esas universidades, convenios que fraguaron en 1997 iniciando con la Universidad Autónoma de Yucatán, luego fue con la Universidad Autónoma de Baja California con sede primero en el campus Tijuana y posteriormente en el campus Mexicali; unos años después se estableció convenio con la Universidad  de Ciencias y Artes de Chiapas.

Con Yucatán se realizaron dos convenios y egresaron dos generaciones, actualmente y en convenio especial, ya que en 2008 se canceló el programa de Maestría en Odontología, se ofreció a otra generación el programa que concluirá en 2010. Con Baja California, también hubo tres convenios: dos en Tijuana y uno en Mexicali. Para Chiapas se ofreció a una generación. En Tepic egresaron cuatro generaciones.

La trabajadora

Desde algunos años antes de ingresar a la prepa ya trabajaba como secretaria en una empresa privada donde era mi jefe el ingeniero Cortina, así que ahí seguí trabajando hasta  terminar la prepa. Para ingresar a profesional, tuve la oportunidad de que el Lic. Manuel Ríos Martínez me invitara a trabajar en Economía como secretaria y así en 1971, ingresé también como trabajadora de la Universidad.
Dos escuelas estaban trabajado en un sólo edificio la Escuela de Turismo en la parte superior y la Escuela de Economía en la planta baja, para 1972,  le asignaron edificio a Turismo y ahí se separaron, quedando de vecinas. Colindaba también con Economía la Escuela Superior de Ingeniería Química Industrial, la famosa ESIQI.

Cuando se fundó la Universidad, los edificios que existían eran, de oriente a poniente: Agricultura, Odontología, Leyes, Comercio, Veterinaria y Oceanografía. En poco tiempo pasaron: Agricultura a Jalisco, Veterinaria a Compostela y Oceanografía como Ingeniería Pesquera, a San Blas.

No tengo la fecha exacta pero al parecer Turismo, Economía y Química, comenzaron en 1970. Medicina inició en 1974. Enfermería ya tenía por lo menos 35 años de haberse fundado y solamente la pasaron al edificio que ocupó en un principio Agricultura.

Creo que Enfermería y Turismo pasaron a ocupar sus edificios actuales en 1972.  Leyes también tenía 20 o más años de fundada, quedó ubicada en el campus en 1969 ofreciendo ya la carrera completa pues anteriormente ofrecían hasta segundo año y los alumnos concluían la licenciatura en la Universidad de Guadalajara. En algún tiempo Leyes estuvo en el edificio del Museo Regional o de Antropología e Historia, que estaba ubicado en esquina de las calles Emiliano Zapata y Avenida México.

Siendo secretaria de la Escuela Superior de Economía, me relacioné con los integrantes de la mesa directiva de una especie de asociación de trabajadores que presidía el Chato Nolasco, él me conocía, desde la preparatoria fui nombrada secretaria de actas y acuerdos.

Durante esa gestión que duró por lo menos 2 años, hicimos pliegos petitorios ante la Rectoría sobre todo para recibir seguridad médica, mejor sueldo y mejores prestaciones, se la presentamos al rector y como no respondía, un día hicimos un paro de labores, el rector era Cánovas y el Gobernador era Gómez Reyes.

La anécdota más conocida de esa ocasión es cuando estando reunidos todos los trabajadores en la explanada de la rectoría, llegó el gobernador queriendo entrar al edificio y todos los trabajadores le cerramos el paso, como el gobernador estaba muy alterado, el Chato tuvo un diálogo muy fuerte con él explicando nuestros motivos y el gobernador se retiró sin dar soluciones, desde luego.

La verdad es que nos quedamos un tanto desconcertados pues era la primera vez que hacíamos un paro de labores, pero después nos invitó el rector a dialogar y después de esa reunión entre representantes de los trabajadores y rector, tuvimos algunas mejoras laborales.

Mis pininos como maestra fueron en la prepa uno, recuerdo que en una plática que tuvimos Manuel Páez, quien entonces trabajaba como jardinero en la Universidad, además era estudiante de economía, y yo, nos decidimos  ir a hablar con el director de la prepa el licenciado Hernández Campos para que nos diera chance de dar algunas clases para ayudarnos económicamente. Fuimos y le expusimos que éramos estudiantes de Odontología yo y Manuel de Economía, respondimos todo lo que nos preguntó y sin más nos dijo: ¡vénganse el lunes para decirles a cuáles grupos les darán clases!

Y así fue, a Manuel no supe que clases ni que grupos le dieron a mi me dieron el C y el B del turno matutino con Histología. Me fue muy bien, ya que cuando me fui a hacer el servicio a Tuxpan, ahí me localizó el Dr. Reynoso, director de la prepa 5 de Tuxpan y me invitó a dar morfología I y II en el turno vespertino. Cuando terminé mi servicio social, el Rector Germán Rodríguez me invitó a dar clases en Odontología.

Empecé dando una clase que se denominaba extramuros y consistía en acudir a diferentes partes de la ciudad o de los municipios llevando estudiantes para realizar tratamiento odontológico dentro de las comunidades, íbamos en un camión que había donado el Presidente de la República que venía adaptado como consultorio dental y estaba equipado con todo lo necesario, Don Abel y Don Cirilo eran los choferes y además se convirtieron en nuestros compañeros inseparables en los viajes a la comunidad.

Otra cosa fue cuando estudié en 1995 la Maestría en Odontología, pues entonces si gestionamos y recibimos beca para estudiar, apoyo para la investigación por medio de un programa interno llamado FAIN, también ingresamos a PROMEP. Lo único que no tenía para estudiar este nivel académico la Universidad, era descarga horaria de nuestro trabajo docente.

Desde antes de estudiar posgrado, impartí diferentes unidades de aprendizaje, antes las llamábamos materias: anatomía bucal, extramuros, operatoria dental,  exodoncia. Después de la especialidad, me asignaron: odontología integral,  endodoncia, diagnóstico, revisión bibliográfica.

Ya con Maestría imparto: metodología de la investigación, sociedad e identidad universitaria, odontología forense, bioética y redacción de textos. Desde luego que Endodoncia se me ha seguido asignando como unidad de aprendizaje profesionalizante, la cual he impartido en el programa de licenciatura y de especialidad.

Considero que no hay proceso especial para la formación y desarrollo de la vida académica de las mujeres en la universidad, sobre todo de que nunca me ocupé de competir contra algún género, simplemente hice mi proyecto profesional aunado a mi proyecto de vida y teniendo esas metas enfrente, se me facilitó librar todos los obstáculos. 

Hago énfasis en que nunca consideré que el terreno académico en el cual caminaba, era masculino. Tuve en la mira dos cosas, una: mejorar la calidad de vida mía y de mi familia; dos: enamorarme de mi carrera profesional y serle fiel.

Las dos cosas las he cumplido. En esos logros veo que rompí con esquemas que mis amigas no pudieron superar: no concluyeron la carrera, porque se casaron y hoy son madres de familia (ignoro si felizmente o no). Yo no tuve hijos, no me casé, pero tengo claro que ni el tener hijos ni el matrimonio formaron parte de mi plan de vida.

He logrado lo que me he propuesto sin necesidad de romper con amistades, costumbres, tradiciones familiares o dejar de tener relación sentimental con alguna persona del género masculino.
 
No encuentro momento significativo de cambio en mi vida, sino que consideré siempre natural: trabajar, estudiar, progresar, para mejorar nuestro nivel de vida, actitudes que ví siempre en toda mi familia, por tanto, el cambio debió ser el haber nacido en el seno de la misma.

Por una parte, creo firmemente en la frase de Don Benito Juárez: “entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz” Por otra parte, es buen consejo a seguir: “sal de tu casa dejando los problemas de la casa en la casa. Sal de tu trabajo dejando los problemas de tu trabajo en el trabajo”.

 A mí me ha resultado en la vida muy efectivo, trabajar y dejar trabajar, respetar, ayudar y permitir que te ayuden. Trato de entregar todo de mí al trabajo que desarrollo, con calidad y cariño. Además de que no está reñido nada de lo que hago con hacerlo con alegría, con entusiasmo, me gusta echarle algo de amor a las cosas y a las personas que me rodean.

Siempre hay que tratar de ver con nuestros propios ojos y no con los de los otros.
Nunca hay que brincar la línea del respeto a los demás. Si yo considero que lo que hago no ofende a nadie, lo hago. Pero no tengo la gracia de atinarle siempre y sé que a mi paso he lastimado gente sin esa intención.

Ha sido una lástima que los demás a veces no están en sintonía con lo que tú quieres hacer, pero estoy segura que han sido más los aciertos que los desaciertos.

Creo que no me he llenado de arrogancia, no he pensado en que soy superior a los demás, sé que he iniciado una carrera junto con miles de personas, pero que ellas se han ido quedando atrás, por diferentes razones que desconozco, yo he proseguido y deseo continuar cosechando frutos.

He ganado amigos y amigas, algunos ya se han ido y muchos todavía están por ahí esperando que los descubra. Así será, no corre prisa. Cuando los encuentre tendré otra dicha más en mi vida. Creo que la vida y yo, estamos en paz.

2.  Aurora  García Sandoval

Edad  57 años, escolaridad candidato a Doctor en Educación y Sociedad “Evaluación y Acreditación de Programas” por la Universidad de Barcelona, España.

Nací en Sentispac, Nayarit, municipio de Santiago Ixcuintla. De principio quiero decir que tuve una infancia muy feliz al lado de mis padres, y  nueve hermanos con quienes tuve una excelente relación, aunque debo mencionar que de los nueve hermanos seis de ellos ya estaban casados, y uno estudiaba en la Normal de Xalisco, por lo que conviví más con la  hermana mayor y la menor que yo. Hija número siete, mi padre agricultor y mi madre dedicada al hogar, de mis cuatro hermanos mayores  habían estudiado hasta secundaria, tres  sólo primaria. Mi hermana la mayor estudió Corte y confección, y cocina en Santiago Ixcuintla. Y a su vez estudió la secundaria nocturna y uno estudió la Normal.

Creo que mi madre siempre quiso que tuviéramos oportunidad de estudiar, pero desgraciadamente no tenían las posibilidades económicas, recuerdo que ella siempre me motivaba que estudiara y, mi hermana mayor,  me motivó e invitó a que saliera del pueblo, ya que en Sentispac sólo había la primaria, convenció a mis padres y me llevó a vivir con ella  a Santiago donde cursé sexto de primaria, y secundaria.

Posteriormente se traslada a vivir a Tepic, y desde luego que me vengo con ella, inicio la preparatoria además de la Escuela Técnica de Mecanografía. Después de un año de estudiar en la academia inicié a trabajar continué estudiando y trabajando, concluí la preparatoria, para posteriormente ingresar a la entonces Escuela de Odontología.

Antigüedad en la U. A. N. _33 años

Puestos en los que se ha desempeñado:
 
Instructora de Clínica

Profesor de tiempo completo de la Escuela de Odontología

Subdirectora Académica de la Escuela de Odontología

Directora de la Facultad de Odontología

Secretaria Académica de la UAN

Secretaria General de la UAN

Antes de trabajar en a UAN, trabajé en Gobierno, en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Madre soltera a los 27 años, posteriormente casada felizmente, por 19 años y   actualmente  viuda desde hace cinco años. Tuve dos hijos, una de 29 años y otro de 17 años en cuanto a su escolaridad la primera actualmente es Candidato a Doctor y el segundo estudia   Bachillerato.

Al concluir la carrera y tener la oportunidad de ingresar a la universidad,  posteriormente tuve la inquietud de hacer una especialidad, aunque por mi condición económica, y sobre todo por tener ya la responsabilidad de mi hija, la opción era aspirar a una especialidad del Seguro Social, ya que por ser trabajadora tenía derecho a que se me otorgara beca, realicé los trámites necesarios y fui aceptada a cursar la Especialidad de Cirugía  Maxilofacial  en el Centro Médico Nacional (IMSS) en  México D.F. 1982-1985, debo decir que la Universidad a su vez me otorgó una beca crédito, en ese tiempo era profesora de medio tiempo. A mi regreso salía de su periodo de dirección el Dr. J. Trinidad Velázquez Corona, y asume la Dirección el Dr. Eusebio Martínez Sánchez  quien me invitó a ocupar la subdirección académica, cosa que con mucho gusto acepté ya que sentí  que era un privilegio inmerecido al haber profesores con mayor experiencia y sobretodo antigüedad. Siendo así la primera mujer con cargo administrativo, cargo que desempeñé con mucho entusiasmo, y desde mi punto de vista con alta responsabilidad

Concluye el periodo del Doctor Eusebio, y se me propone la candidatura a la Dirección, siendo aquí donde hubo profesores, afortunadamente pocos que decían “pero cómo? ¡¡¡ nos va a mandar una vieja¡¡¡”.Expresiones que ofenden la inteligencia del género.

En esta contienda tuve como candidato al Dr. Rafael Rodríguez Mora, favoreciéndome el Consejo Técnico obteniendo la mayoría para ocupar el cargo de Directora para el periodo (1990 – 1994).  En sus inicios quienes opinaban que el cargo no podía ser ocupado por una mujer, fueron aceptando poco a poco a partir de ir demostrando que la mujer es capaz de desempeñarse en cualquier cargo.

Al ocupar la Dirección de la Escuela de Odontología, formé parte del Colegio de Directores, siendo la primera mujer del nivel superior en este grupo de Directores mismos que al principio de la administración, no estaban acostumbrados a tener mujeres en sus reuniones, cosa que fueron acostumbrándose ellos al igual que yo.

 Al concluir el primer periodo de dirección, como resultado del trabajo de mis colaboradores, el personal docente y administrativo, se dan las condiciones de reelección por el periodo  ( l994 - 1998 ). En este periodo las condiciones fueron diferentes,  había proyectos académicos  que impulsaban el desarrollo de la Facultad.

Concluye el segundo periodo, al mismo tiempo que el periodo de la administración del Rector Alberto Rivera Domínguez,  llegando a la Rectoría el Maestro en Ciencias Javier Castellón Fonseca, quien crea una nueva estructura académica administrativa y me invita a ocupar la Secretaría Académica, cargo que desempeñé por casi dos años, para posteriormente  otorgarme la Secretaría General,  en ambos cargos, cabe señalar que fui la primera mujer  designada en la institución. Para esos años, considero que las resistencias de aceptación al género ya no eran tan marcadas. Con esto no quiero decir que haya igualdad de oportunidades.

En cuanto al rol de madre, ama de casa, y  esposa, en mi experiencia, fue complicado ya que es imposible dedicar el tiempo necesario, al aceptar los cargos se asume la gran responsabilidad y creo que el sacrificio es para la familia, sin embargo intenté siempre dar momentos de calidad.

Una ruptura significativa como mujer, fue enfrentar el reto de asumir la responsabilidad de mi hija, como madre soltera. El  tener que dejarla con mi madre por tres años, para superarme y cursar  la especialidad en México.

Creo que el cambio va lográndose a partir de los retos, aprendizajes, y el sentido de responsabilidad. Siempre me he considerado una persona positiva, que lucha por lo que quiere, tolerante, satisfecha de lo que he logrado tanto en lo profesional, como en lo personal.
 
Si la pregunta está orientada al tiempo dedicado a la gestión, diría que el costo es el tiempo que  no se dedica a la familia. Ya que cuando volteas atrás  los hijos crecieron, y no estuviste en todos los momentos que ellos esperaban que estuvieras ahí. En mi caso creo que éste fue el precio.  Seguramente puede haber muchas estrategias, en este momento sólo se me ocurre que una muy importante puede ser el respeto de cada una, ya que ambas son necesarias y complementarias.

Considero que se puede conquistar, al igual que cuando te enamoras, dando  lo mejor de ti, alimentar y compartir el saber, y disfrutar lo que haces. En nuestra realidad institucional mi opinión personal, creo que resulta muy amenazante para algunos miembros de la comunidad universitaria, considerando desde luego el género masculino. 

Agradecer la deferencia, de honrarme como universitaria destacada.

3. Clara Orizaga Rodríguez

Tengo 51 años de edad, cursé Licenciatura en Bibliotecología; Maestría en Administración. Cuando niña  recuerdo que tenía muchos pesares por querer alcanzar el sueño de superarme y llegar a ser diferente en la vida. Creo que más pronto de lo que debiera, pasé de la niñez a los asuntos, la verdad es que no había de otra.

Cuando se es niña y no tienes las cosas materiales que quieres, piensas que la vida es injusta;  poco a poco me fui dando cuenta de que no fue así y que en realidad fui muy afortunada en esa época por todo el aprendizaje de la vida que obtuve. Todos en mi familia somos oriundos de la bella y prodigiosa ciudad de Santiago Ixcuintla Nayarit, provengo de una familia de 9 hermanos donde 3 (los mayores) son hombres y 6 somos mujeres. Crecimos como lo hacen y han seguido haciendo muchas familias, sin la presencia de la figura paterna pues éste emigro a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y de seguro las encontró porque ya no regresó hasta hace unos diez años y hace casi dos, lo hizo en un ataúd.

 Mi madre se empleó de muchas formas para darnos el sustento, recuerdo que se levantaba antes de las cinco de la mañana pero ya con la tarea hecha es decir, la comida preparada y las instrucciones para el día establecidas para la hermana en turno que se quedaría sin ir a la escuela para cuidar de la casa y de las más pequeñas ya que mi padre la hizo bien, cuando se fue para no volver. La más chica de mis hermanas tenía apenas cuarenta días de nacida, no le tocó conocerlo.

En cuanto me fue posible, busqué mi propio trabajo tendría algunos 10 años cuando ya cuidaba niños y hacía varias tareas para tener mi dinero; recuerdo con gran satisfacción cuando pude ahorrar para comprar mi primer par de tenis deportivos de tela, por fin podría practicar ese que fue mi deporte favorito por años y lo sigue siendo, el voleibol.

Terminar la escuela primaria fue todo un triunfo, al menos para una niña de esa edad, el aprender las cosas de la escuela pasaba a segundo o tercer término así que cuando lográbamos pasar de año, el que le seguía me daba más trabajo porque me enfrentaba a nuevos conocimientos del año escolar que debían tener su precedente y me daba mucha desesperación, era demasiado, sentía que la vida se me iba, pensaba que todos a mi alrededor iban a algún lado y yo seguía sin ese rumbo académico, la escuela, la escuela pensaba, tanto que me gusta y no puedo con ella.

Creo que lo que me ayudó mucho fue la lectura, siempre lograba conseguir algún libro prestado, me acuerdo bien que cuando iba a la biblioteca pública tocaba las letras de la página, justo en la parte que consideraba que significaba algo importante, ahí encontré la gran utilidad del diccionario palabra que no entendía la consultaba. Con mis hermanos compartí alegrías y tristezas, los vi crecer y luchar por su espacio en la vida, el mayor de mis hermanos se fue desde los 15 años a Tijuana y ahí sigue, la hizo bien, se hizo impresor y eso permitió que en algún tiempo le inyectara un poco de dinero al hogar; de alguna manera los hombres sentían esa obligación de apoyar un poco a su hogar de origen.

De las mujeres no se esperaba eso, se esperaba que se ganaran el sustento y dejaran de ser una carga, cabe decir que siempre se nos motivó a estudiar pero con nuestros propios recursos ya que no había otra forma de hacerlo, la idea fue siempre buscar un empleo donde se pudiera estudiar y trabajar, combinación que a la fecha sigue siendo útil para muchas personas.

A lo largo de mi vida he escuchado la frase de que “la familia no se escoge, la familia te toca” yo creo que a mí me fue bien, dentro de todo ya que pude manejar a cierta edad mi autonomía y decidir qué haría con mi vida, cuando me descubrí pensante y con derecho a buscar un espacio donde destacar lo hice con “el mazo dando” es decir estudiaba lo que me gustaba y hacía las cosas que se deben hacer en la práctica profesional

Mi núcleo familiar estuvo formado por mi madre y nueve hermanos tres hombres y seis mujeres  es decir, nosotros tuvimos jefa del hogar con todo lo que eso significa, una familia en donde faltaba todo menos compañía y donde todo se comparte, los vestidos, los zapatos, los juguetes y de todo te tocaba una parte, nunca o casi nunca, algo completo un refresco se dividía en tres y si nos iba bien en dos, los zapatos debían cuidarse para que sirvieran a la que sigue. Las tardes y las noches siempre eran amenizadas con juegos diversos.

Contar cuentos  era fabuloso, los viernes por ejemplo, jugábamos a las muñecas de papel, las cuales venían en una plantilla y era muy creativo hacerles un gran número de vestidos, siempre jugamos a que teníamos muchas cosas, nuestros referentes no eran las telenovelas sino la vida misma además de las películas las cuales disfrutábamos los sábados que por cierto era dos por uno y ahí iba mi madre con toda la prole al cine sin comprarnos durante la función, absolutamente nada, no había para eso, por ello antes de ir al cine debíamos cenar suficiente y quién sabe porqué, pero no se nos antojaba nada, pasaban los vendedores a ofrecer sus productos y ni siquiera los mirábamos después de esos juegos y esas salidas, nos retirábamos a dormir tan contentos.

Con mis hermanos varones nunca tuve problemas, aunque al menos dos de ellos lo recuerdo bien, intentaron que estuviéramos a su servicio, es decir hacerles un mandado o hacer sus labores por ellos, pero mi madre nunca lo permitió, siempre dejó en claro que todos éramos iguales,  al contrario a los pobres les tocó “cuidarnos” de los muchachos que se nos acercaban según ellos con intenciones inciertas, así que tuvimos que aprender a sortearlos para evitar un regaño de su parte.

Recuerdo con cariño esa etapa en donde como he dicho, todo se compartía incluso la zozobra, la incertidumbre del mañana, el hacer los pagos de los servicios básicos como la luz, el agua y qué decir para la compra de alimentos donde con tantas bocas lo que hubiera y que fuera comestible se acababa de inmediato. A pesar de todo creo que esos problemas eran importantes, pero confiábamos en que Dios proveería, ahora en cambio en este mundo tan competitivo, la inquietud se deriva de otras cosas.

Yo no estudié de “corridito” mi formación se fue dando como fue siendo  posible, después de la primaria, la secundaria la terminé en dos instituciones ya que tuve que abandonar una para ganar dinero y poder continuar; la preparatoria la cursé varios años después, de hecho ya tenía a mi primer hijo cuando la estudie. Después de terminarla me dedique a tomar una serie de cursos que me permitieron prepararme mejor para el mundo laboral que ya se veía complejo, pues ahora había que tener una serie de estudios para poder ingresar a uno donde se obtuviera un salario digno; ya tenía mi familia formada cuando decidí estudiar una carrera profesional así que considero que mi fuente de inspiración principal fue la familia que formé y que afortunadamente aún conservo, mi pareja y mis dos hijos, hombre y mujer y para ellos son mis triunfos y claro que también para mí.

También le tengo que dar todo el crédito que merece a mi madre, ella  siempre nos dijo, “¿quieres mandar o que te manden? Tú decide y entonces “estudia”  Esa era su respuesta cuando por alguna razón nos quejábamos sobre el trato que algunos patrones o jefes tenían con nosotras y nos decía, “ese” o “esa” se cree mucho porque estudió, ustedes también pueden, así que busquen como hacerle.

Si consideramos que empecé a  tratar de ganarme la vida desde los 10 años, y que mis estudios por azahares de la vida los hice con varios espacios de tiempo entre ellos, podría decirse que tuve oportunidad para pensar en estudiar una carrera que llenara mi vida, mi primer deseo fue estudiar para ser abogada, me llamaba la atención pensar en que defendería a la gente y que podría participar en hacer leyes para la sociedad;  pero mi deseo cambió cuando ingresé a trabajar en la Universidad Autónoma de Nayarit en abril de 1984, la vacante que había disponible en el tiempo que ingresé era de bibliotecaria y además dicho de una forma que me intrigó “solo hay de bibliotecaria”.

Pregunté que había que hacer porque desconocía las funciones que se debían desempeñar, y me dijeron rápidamente que sólo había que prestar libros, así que mi primera adscripción fue la Escuela de Medicina –hoy Unidad Académica de Medicina-, a su biblioteca, cuando ésta se encontraba allá en el edificio Fenelón; me sorprendí mucho del estado tan terrible en que se encontraba dicha biblioteca, por fortuna pude conseguir bibliografía sobre cómo organizar una biblioteca y me interesó mucho saber que había muchas cosas por hacer, así que mi deseo de superación personal aunado a la inspiración que para mí significó ingresar a la universidad  a trabajar y casualmente al servicio de una biblioteca hicieron la fórmula que se requería para hacer mis trámites correspondientes y trasladarme a la ciudad de México a estudiar allá, en la querida y siempre añorada por mí, la  Universidad Nacional Autónoma de México a donde me trasladé con mi familia; en el SETUAN recibí todo el apoyo para que se me elaborara un convenio por la duración de la licenciatura en Bibliotecología, carrera que terminé exitosamente y me titulé con mención honorífica.

Al tiempo, busqué una maestría en donde pudiera combinar mis conocimientos de bibliotecología con todo el entorno de una administración que a todas luces era visible implementar así que estudié la Maestría en Administración  y me titulé casi de inmediato, ya sabía que proyecto podía implementar y así en el mismo año que egresé, a los cinco meses ya había presentado mi examen profesional, cabe decir lo grato que fue para mí estudiar en el Instituto Tecnológico de Tepic y que descubrí muchas de sus fortalezas en el cuerpo docente que impartió varios de los contenidos del programa.

Tengo 26 años de antigüedad en la universidad, ingresé a ella el 4 de abril de 1984. He sido orgullosamente bibliotecaria desde mi ingreso a la UAN. Mi primera adscripción fue la Escuela de Medicina, posteriormente en junio de 1998, fui invitada por el Rector Francisco Javier Castellón Fonseca a ocupar el cargo de Directora de Desarrollo Bibliotecario, puesto en donde me desempeño desde esa fecha.

Tuve varios trabajos todos importantes para mí porque me permitieron ganarme la vida dignamente, y aprender muchas cosas que en el ramo privado se dan continuamente, me refiero a la capacitación, siempre fui invitada a capacitarme y eso me permitía saber un poco más y conservar el trabajo, éstos fueron desde el ramo de la hotelería hasta el ramo administrativo en varias empresas privadas.

Sigo casada tengo dos hijos; mi hijo mayor tiene 32 años y licenciado en Sistemas Computacionales, egresó de la Unidad Académica de Economía en nuestra UAN; mi hija tiene 22 años al momento de este escrito, acaba de concluir su año de internado (estudia Médico Cirujano en la UAN) e iniciará su servicio social. 

 Mi cerebro rechaza que estos ámbitos en los que me desenvuelvo  sean más del ámbito masculino, porque siempre creí que éramos iguales aunque con el tiempo me di cuenta que no es así, hay más oportunidades de ascender a puestos de primer nivel para hombres que para mujeres, quizá nos falte mezclarnos más entre los hombres y compartir más cosas con ellos estoy en eso.

Si este mundo fuera más maravilloso de lo que ahora es, seguramente esta pregunta no sería necesario contestarla, pues hombres y mujeres accederíamos a un mercado de trabajo que nos valoraría por igual. Muchos sabemos que las ocupaciones son más comunes para hombres que para mujeres, a mí me tocó ser la primera mujer directora en el área en que me desempeño y he tenido que mostrar mucha fuerza y valor para mantenerme.

Las mujeres tenemos que trabajar mucho para sensibilizar a los que nos rodean y que nuestro trabajo sea notorio y valorado, si una mujer lo hace, se piensa que un hombre lo podría hacer mejor; igual existen puestos femeninos y puestos masculinos no me molesta ahora, pero para algunos hombres es más fácil ausentarse largo tiempo de su casa y al llegar encontrará todo igual y además esperándolo, en cambio la mujer debe prever y abastecer para que dure hasta su regreso. En realidad en lo personal no he sufrido tantas cosas como puede ocurrir a otras mujeres, me considero un ser pensante y entonces obro en consecuencia,  asumo la parte que hay que hacer. 

Cuando se me brindó la oportunidad de ser Directora de Desarrollo Bibliotecario, mi hija estaba en quinto año de primaria, fue realmente doloroso darme cuenta que por los horarios de trabajo no podría pasar a recogerla a  la primaria como era usual todos los días, ya que a partir de esa fecha, combinaba ahora tareas con mi pareja que antes habían sido de mi exclusividad. La cosa no paraba ahí, ahora habría que ver qué pasaba con la casa ¿quién se encargaría de hacer todo lo que siempre hacía yo?

Le dedico a este trabajo muchas  horas al día y he puesto todo mi cariño, compromiso y energía todos los días, tengo presente que las mujeres tenemos que poner más esfuerzo que los hombres para destacar y eso que seguido visto pantalón.

Aunado a ello, por el mismo desarrollo que iba tomando esta dirección, salía de viaje continuamente necesitaba repartirme en varios pedazos para cumplir con todos mis roles: el trabajo, la casa y ser mamá, con mi hijo adolescente y mi hija en la escuela primaria; por fortuna la parte del hogar la pudimos cubrir no sin algunos descalabros entre todos pero siempre bajo protesta de mi familia y con muchos reclamos y sentencias como “ el día tal hay junta y ojalá puedas ir porque siempre te ando disculpando” o “agenda tal día eh? porque hay un evento en la escuela y quiero que estén todos”; ó estar en la oficina y chatear con mis hijos para preguntarles como les fue ya que por sus ocupaciones y las mías no me tocaba verlos llegar a casa. 

Al final creo que ha valido la pena, mi trabajo me ha dado enormes satisfacciones, mis hijos son sanos y destacan en su área, al final la conjunción de esfuerzos dio su resultado. He tenido la oportunidad de probarme profesionalmente, en las dos administraciones que me ha tocado servir, me han dado su apoyo y confianza y ha sido posible impulsar varios proyectos que han permitido que la institución se perfile como líder en el estado en materia de bibliotecas, eso me da mucho orgullo. Con el paso del tiempo he tejido otras ideas personales donde me hubiera gustado dar un paso más, es decir ascender, subir un escalón, la oportunidad aún no llega pero espero ser tomada en cuenta.

Sin duda que las mujeres no hemos tenido un acceso fácil en muchos de los eventos por los que incursionamos; Cuando una mujer se vuelve experta en un saber y por supuesto lo ejerce, cambia mucho su entorno,  su forma de ver la vida, incluso para algunos se vuelve algo amenazador, peligroso, y como no serlo, si entra de lleno a la competencia con mujeres y hombres.

Recuerdo que cuando ingresé a estudiar mi carrera por doquier escuchaba que la Bibliotecología es una profesión femenina y que por ello, había elegido adecuadamente esta carrera, recuerdo también que los puestos más importantes generalmente se les otorgaban a los hombres pero que el trabajo de fondo, el cimiento lo hacían las mujeres.

Ahora que me ha tocado estar en una pequeña parte de la toma de decisiones creo que desafortunadamente en varios casos tengo que asentir que hay algo de razón en el porqué a la mujer se le relega para los puestos importantes; la causa de las ausencias de las mujeres en más de un ochenta por ciento es por las cuestiones del hogar y los hijos; de las mujeres se recibe esa llamada de aviso de última hora de que no podrán acudir a sus labores por las causas mencionadas, por ello considero que el rol de género continúa presente; son contados los hombres que se ausentan por esa causa y si lo hacen es para utilizar algún derecho sindical más que por ser verdaderamente cierto que esa sea la causa de la ausencia.

Como mujer, busco lo que todos, amor, aceptación, y encontrar ese espacio público para la  implementación de ideas que me permitan cierto impulso, cierta realización personal día con día, con un impacto en la sociedad en la que me desenvuelvo, creo que si sólo me hubiera dedicado a tener un trabajo y cuidar a mis hijos, mi vida a estas  alturas la vería diferente, esperando a que los hijos crecieran y ver hacia donde iría su futuro y no el mío, sin embargo, mi trabajo me inyecta energía todos los días, construir me permite tener esa sensación de la realización de un sueño, siento que los productos de mi trabajo son de utilidad para quienes sirvo y eso me da energía para llegar con los míos y ver la cotidianidad de otra forma como más ligera pero agradable.

El mundo contemporáneo nos exige ser más competitivos en cualquier ámbito en el que nos encontremos, las mujeres con mucho esfuerzo, logramos el que se nos conceda un nivel de competencia mayor en cada una de las actividades que llevamos a cabo. Debo confesar que esta misma competencia me ha ayudado mucho de tal forma que ha contribuido a que mi autoestima se mantenga en un nivel adecuado a pesar de las adversidades.

Con el tiempo fui explorando en forma más consciente los distintos roles que durante el día asumo y eso me ha permitido desplegar ciertos aspectos que han formado mi personalidad y me ayudan a encarar la vida con mayor entereza. Pero, la pregunta concreta es, cómo se produce el cambio…. a mí se me presentó así como obligatoriamente, era quedarme con mi trabajo cotidiano y criar a mis hijos solamente o, pensar en hacer algo más, trascender, cumplir sueños, ambicionar pero sobre todo, emprender esa ruta diaria hacia la búsqueda de la felicidad, de lo que ésta significaba para mí además de mi familia y lo intenté, estudié, practiqué y aquí sigo haciendo mi trabajo todos los días y buscando nuevos retos que me permitan mantenerme activa, al tanto de las novedades que surgen en mi área y poniendo en práctica lo que acomoda a nuestras necesidades

He cambiado mucho desde que me di cuenta que podía hacer algo diferente, que tenía posibilidades de hacer más, cuando me percataba de que mi trabajo gustaba, que tenía un impacto, me sentía feliz de lograr mi sueño y claro que la opinión de mi misma ha cambiado, espero que el tiempo me confirme que es para bien, aunque debo ser cautelosa, y no confiarme demasiado, seguir buscando siempre respuestas para atender incluso a mis propias preguntas.

El cambio requiere costos, los que eran tus amigos cambian cuando eres su jefe y es cuando te das cuenta que no eran tanto, la vida personal se modifica, las prioridades cambian, aunque siempre he puesto a la familia en primer lugar, mi trabajo es la segunda prioridad en mi vida, me preocupo por estar al pendiente de los cambios que surgen en mi área, buscar recursos para aplicar estos cambios y  vigilar continuamente su funcionamiento, mejorar, avanzar, no detenerse, no sentarse, dedicarle 25 horas a lo que amerite hacerlo y al final del día me retiro satisfecha porque las cosas siguen funcionando y pensando en lo que falta por hacer. No sufro nada de eso, al contrario, para mí el trabajo es un motor que bombea ese sentimiento todos los días de hacer algo positivo por nuestra institución y eso me hace sentir muy  bien.

 Mantener un equilibrio entre lo público y lo privado creo que es un reto constante, la estrategia está en diferenciarlo y actuar debidamente según el caso lo amerite.
  
Creo que no se conquista el saber, se obtiene a través de mucho esfuerzo, siempre lo he dicho, que mientras otros se acuestan yo no me duermo cuando se requiere un esfuerzo adicional, no miro la hora sino hasta que se termina lo que hay que hacer; mantener ese ritmo es realmente la clave, no “echarse a dormir” cuando se ha obtenido un logro sino que hay que ir casi de inmediato en busca de otro.

 Para saber vivir y ubicarme en la realidad,  de mi existencia, mi razón de ser, mantengo en mi familia mi rol de mamá, esposa y ama de casa pero con ciertos límites y con responsabilidades compartidas, compromisos por parte de todos así lo han entendido, si tengo exigencias como todo pero se negocia y llegamos juntos al objetivo se aprende a disfrutar de los descansos y las vacaciones, eso vigoriza para empezar de nuevo ese tocar a diario la realidad, lo cotidiano, ubica para pensar en que se quiere hacer mañana.  

Lo amenazante puede ser quizá esa ruptura de orden entre los géneros y no saber el camino, dar “palos de ciego” para encontrarlo. La disolución de los límites, cosas de hombre y mujer y no tener la entereza para diferenciarlo.  ¿Ser competitiva, amenazante? Me gusta más pensar en que soy un ser racional, con ideas propias, con proyecto de futuro, que intento todos los días combinar mis actividades con lo cotidiano porque al final del día me gusta más entregarme a lo sencillo, disfrutar un espacio donde el esfuerzo sea menor.

Si mis congéneres me consideran que soy amenazante y competitiva me alegra, porque eso me da mucha energía, y las ideas con esa emoción se me despiertan más fácilmente. 

Comentarios Adicionales 

Algunas preguntas me fueron un poco difíciles de contestar porque no estoy muy relacionada con problemas de género, será quizá porque toda mi vida he luchado por mi espacio y me parece hasta hoy un proceso natural en mi vida. Gracias por esta oportunidad, pude hacer reflexiones y entender incluso para mí mi desarrollo en algunas facetas. 

4. Lourdes Consuelo Pacheco Ladrón de Guevara

Edad 56 años
Escolaridad    Doctorado
Mi infancia la viví en medio de un ambiente muy acogedor porque teníamos a unos padres esforzados en la vida. Puedo decir que era un ambiente de felicidad. Tanto mi mamá como mi papá nos inculcaron la educación como lo mejor que nos podía ocurrir en la vida. Por eso le dimos una gran importancia a la escuela. Por su parte, la escuela era muy posibilitadora ya que las maestras eran además de competentes, eran muy generosas con sus enseñanzas.

Viví con mi mamá, mi papá y mis seis hermanos. Somos cinco mujeres y dos hombres. Además, siempre había una familiar que venía de algún rancho cercano y se quedaba en la casa a estudiar. Mi papá era peluquero y mi madre fue secretaria antes de casarse. Después de casada dejó de trabajar y cuando estuvimos más grandes volvió a trabajar como maestra de una secundaria.

Además de ello, teníamos una familia amplia de tías, abuelitos, etc. Mis tías son profesoras y era muy emocionante cuando nos contaban sus experiencias en las escuelas donde trabajaban. Sin duda, ello nos inspiró para saber que trabajaríamos fuera de casa cuando fuéramos grandes.

Mi padre nos pagó los estudios de academia con la finalidad de que después de la secundaria trabajáramos y estudiáramos al mismo tiempo, debido a que no nos podían sostener los estudios a todos los hermanos.

Desde chica viví en un ambiente familiar de maestras y profesionistas las cuales siempre hablaban de su trabajo con mucho entusiasmo. Por otra parte, mi padre nos impulsaba a reflexionar sobre los acontecimientos diarios. Leíamos el periódico en la casa y se comentaban las noticias de actualidad. Era una necesidad encontrar explicaciones. Mi tía Consuelo Guevara, hermana mayor de mi madre, fue una mujer pionera porque fundaba escuelas secundarias en diversos pueblos. Ella fue un estímulo para continuar estudiando.

Antigüedad en la U. A. N. 27 años

Puestos en los que se ha desempeñado Coordinadora de Investigación Científica (1983-1986)

Fundadora y Directora del Archivo Histórico

Directora de la Revista Convergencia

Directora de la Revista Unir

Coordinadora de la Especialidad de Estudios de Género

Tuvo otro trabajo antes de la UAN

Ayudante de Investigación en la UNAM

Jefe de Oficina en la Secretaría del Trabajo

Situación personal: Soltera por decisión propia y siempre he tenido un amante

Tengo tres preciosas hijas y próximamente una nieta

Edad de los hijos

Elena 26, Amapola y Eugenia 21 (gemelas)

Escolaridad (hijos)
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Elena: Lic en Filosofía

Amapola: Pasante de Biología

Eugenia: Estudiante de Lic. En Diseño Gráfico

Es un proceso donde las mujeres carecen de formación para enfrentar las nuevas responsabilidades desde lugares diferentes a los tradicionales. Por ello, las mujeres lo asumen como una segunda jornada: estamos obligadas a ser buenas profesionistas pero no tenemos ningún tipo de ayuda para llevar a cabo las actividades del hogar. Se convierte en una carga muy pesada. Sin embargo, las mujeres, al ser evaluadas con los mismos indicadores que los hombres somos evaluadas de manera injusta.

La primera ruptura se refiere a tener un ingreso propio de lo que se deriva la construcción de un principio de autonomía. No siempre ocurre, pero es importante. La segunda ruptura se refiere a tener la posibilidad de una socialización propia a partir de las vinculaciones del trabajo, de la convivencia, sin que la socialización de su vida dependa del esposo.

Ello permite a las mujeres imaginar una vida diferente sin que necesariamente esté vinculada al ámbito familiar. Esta discontinuidad se puede convertir en el principio para una vida autónoma, al menos para definir un proyecto de vida desde un lugar diferente al del hogar, que lo incluya pero no se centre en él.

Para mí ha sido muy importante tener acceso a teorías y discusiones académicas donde se pone en duda el discurso tradicional sobre el lugar de la mujer en la sociedad. También lo ha sido el hecho de contar con ejemplos de mujeres que tienen metas sociales y las llevan a cabo. Me parece que el cambio ocurre de manera paulatina una vez que se tiene conciencia social del lugar de las mujeres en la sociedad como un lugar diferente del asignado por la tradición.

El ámbito de la vida privada es muy necesario y placentero siempre y cuando no se convierta en un obstáculo para la vida profesional. Las mujeres estamos construidas dentro de una ideología de la esposa abnegada y la madre sacrificada. Una vez que nos damos cuenta que la felicidad no la encontramos en esas imágenes entonces buscamos otras formas de construirnos como mujeres.

Yo trabajo desde los 15 años de ahí que siempre me he asumido como una mujer que trabaja. He tenido la fortuna de trabajar en actividades que me gustan, por lo cual me siento muy satisfecha. También me gusta propiciar espacios donde las mujeres podemos crecer en colectivo.

Respecto del hogar me siento muy bien en mi hogar, veo crecer a mis hijas y asumir sus propias responsabilidades. Como no construí la imagen de una mujer hogareña (pensando en mí misma), no tengo que renunciar a ello

El costo más importante es hacerme cargo de mí misma. Yo soy responsable de lo que digo, lo que opino, lo que hago o no hago. Las mujeres dejamos de ser mujeres “protegidas” ya que carecemos de un esposo que responda por nosotras. Sin embargo, es un costo que asumo con toda la responsabilidad que conlleva.

Para mí una estrategia fue venirme a vivir a la ciudad de Tepic, ya que antes vivía en México. La ciudad pequeña permite estar en ambos ámbitos sin grandes costos de traslado. La segunda estrategia es tener responsabilidades públicas de acuerdo a la edad de mis hijas, ya que hubo periodos donde tenía que tener mayor presencia en el hogar.

La tercera estrategia fue contar con otras mujeres que me ayudaron tanto en la vida privada como en la pública. Al interior del hogar, la ayuda de cuñadas, suegra, hermanas, amigas, personas del servicio doméstico fue esencial para llevar a cabo todas las tareas del cuidado físico, emocional y espiritual mío y de mis hijas. En el ámbito profesional, la convivencia y ayuda de secretaria, compañeras, colegas, alumnas ha sido el mejor acompañamiento porque he crecido junto con ellas, con historias propias de vida, con sus procesos.

Conquistar un saber es saber que sabemos muy poco. Vamos formulando algunas certezas y con ellas caminamos en la vida. De esas certezas pasamos a otra que derrumba parte del discurso tradicional en el que vivimos. Sin embargo conservamos saberes como experiencias, sobre todo experiencias de las mujeres que nos antecedieron. Pienso ahora que vivo con las certezas de mis tías, de mis abuelas, de las escritoras y teóricas que admiro, las que me hacen reflexionar, con las certezas de la vida.

Es muy amenazante porque además de mostrar con su ejemplo nuevas posibilidades de ser mujeres, se convierte en una persona con propuestas. Las mismas mujeres pueden no entenderla porque atenta contra su propia forma de vida, en la cual encuentran comodidad y refugio. Para los hombres tradicionales es muy amenazante porque se convierten en mujeres libres.

Comentarios adicionales

Las mujeres transitamos por rupturas diferentes a las esperadas. Se pensaba que las mujeres “demostrábamos” tener las mismas capacidades de los hombres y por ello, entrar al mundo del trabajo. Pero el avance de las mujeres pone en cuestión el sistema organizado en la priorización de lo masculino sobre lo femenino. Se trata de plantear un sistema de vida diferente. Son muchas ya las mujeres que sienten en sí mismas la necesidad de realización social, incluso, con tanta o mucha más fuerza que la gestión de un grupo familiar.

De las cinco académicas a quienes se les envió el cuestionario respondieron cuatro, dos de ellas solteras, una viuda, y una casada, todas refieren tener superación personal debido a la motivación siempre por el estudio, de la figura materna y coinciden haber iniciado su vida laboral a edades tempranas para seguir estudiando y trabajando ya que todas provienen de familias numerosas.

Conclusiones

La investigación se realizó a través de un cuestionario de ocho preguntas en las que se pretendió profundizar en la subjetivación de los roles de género en estas mujeres, conocer si el mismo se producía atendiendo a modelos tradicionales o no tradicionales y a su vez preguntar cómo este proceso podía estar impactando la vida privada, la vida pública y el desempeño social de estas mujeres.

En este trabajo se evidencia que dentro de la primera ruptura se refiere a tener un ingreso propio lo que origina a la construcción de un principio de autonomía. Además de tener una socialización propia a partir de las vinculaciones del trabajo sin que la socialización de su vida dependa del los esposos. Refieren las entrevistadas a la pregunta, cómo se produce el cambio en ustedes, éste se presenta de manera paulatina, por ejemplo la ideología de madre abnegada, madre sacrificada la eliminan una vez que se dan cuenta que la felicidad no se encuentra en estas imágenes, se buscan otras formas de construirse como mujeres.

Otro comentario es que el cambio se presenta con mucho esfuerzo se concede un nivel de competencia mayor en cada una de las actividades a realizar, sintiendo como obligatorio el cambio porque era quedarme con mi trabajo cotidiano y criar a mis hijos o pensar en hacer algo que trascienda y poder cumplir mis sueños.

Otro comentario es que a partir de los retos, aprendizajes y el sentido de responsabilidad se hacen los cambios en mi persona. El costo al cambio se presenta reflejado en  la falta de tiempo principalmente dedicado a la familia en los momentos en los cuales no se pudo estar presente con ellos y se siente la culpa.

Dentro de las estrategias de conciliación de  lo público y de lo privado, es un reto constante, la estrategia está en diferenciarlo y actuar debidamente según el caso. También contar con otras mujeres que ayuden tanto en la vida privada como son cuñadas, suegra, hermanas, amigas personas del servicio doméstico.

En lo profesional la ayuda y convivencia de la secretaria, colegas, compañeras que acompañan en su crecimiento de ambas. Conquistar un saber, mantenerlo y ejercerlo dota de un poder del cual son portadoras las mujeres académicas resultando dos espacios a los cuales no hemos tenido fácil acceso.
El mantener un saber  no se conquista se obtiene a través de mucho esfuerzo, y para saber vivir se mantiene el rol de mamá, esposa y ama de casa con responsabilidades compartidas.  

Se puede decir que estas mujeres han superado una de las limitaciones que, como madres, se les ha impuesto la descalificación personal en  lo público, pues sus hijos las ven como mujeres con autoridad y reconocimiento y saben que sus madres “valen”, no sólo para el trabajo de casa y decisiones domésticas, sino para la esfera pública.

Observamos  que la presencia de la mujer académica puede ser amenazante y competitiva, puesto que les gusta pensar que son un ser racional, con ideas propias y proyecto de futuro.

En los resultados de este trabajo pudimos conocer que para estas mujeres académicas, la “vida profesional” es altamente significativa y constituye una fuente de gran satisfacción siendo uno de los objetivos centrales en sus vidas que se expresan en sólidos proyectos de superación y enriquecimiento profesional.

Todas las entrevistadas poseen grados académicos y cuentan con un historial brillante tanto en el ámbito académico como en lo social.

Agradecemos la atención y el tiempo que dedicaron las mujeres académicas en contestar las preguntas enviadas para la realización de este trabajo. Mil gracias.

 

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(Martínez Covarrubias S. 2006. “Mujeres y universidad. Vidas académicas”. Dirección  Gral. De Publicaciones , Universidad de Colima.

1 Docente Investigadora de la Secretaría de Investigación y posgrado.

2Investigadora de Secretaría de Investigación y posgrado.