EL PROFESORADO UNIVERSITARIO. RUPTURAS Y CONTINUIDADES

EL PROFESORADO UNIVERSITARIO. RUPTURAS Y CONTINUIDADES

Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara
Ma. del Refugio Navarro Hernández
Arturo Murillo Beltrán
Coordinadores

Universidad Autónoma de Nayarit

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CALIDAD DE VIDA Y DESEMPEÑO LABORAL DOCENTE UNIVERSITARIO

Pérez Sánchez Lucía1

Resumen:

El siguiente trabajo aborda el concepto de calidad de vida en relación con el desempeño laboral del docente universitario.

Se inicia con una descripción histórica sobre la construcción del concepto para posteriormente hacer su abordaje desde la perspectiva organizacional y sus efectos en la persona del trabajador.

Se abordan de igual manera los distintos estudios o investigaciones que se han realizado en distintas área en donde este concepto ha adquirido relevancia, para posteriormente hacer un breve análisis de las distintas problemáticas en las que el docente se ve inmerso dentro de lo que requiere su desempeño docente y de qué manera se mengua su calidad de vida.

Introducción

A lo largo del tiempo ha existido el interés por definir qué significa vivir, existir, qué es lo que lo demarca en los terrenos de la felicidad, bienestar o satisfacción, para ello distintos grupos de pensadores, han tenido en sus discursos y estudios muy presente la inquietud de saber y de explicar ese estado. Al terminar el siglo pasado y a comienzo de éste, se abrió paso a los estudios acerca de Calidad de Vida, concepto difícil de definir y aún más de estudiar, por distintos modos de apreciarlo, y de alguna manera por el hecho mismo en el que se incluye aspectos subjetivos de apreciación, experiencia, valoración y no con ello suficiente, se agregan factores pertenecientes a la historicidad del ser humano y la parte social y cultural.

No por nada éste fue abordado en sus inicios desde perspectivas filosóficas, muchas veces teológicas, pues se entremezcla la misma percepción del sentido de la existencia y hacia que propósitos se vuelca ésta, en síntesis el concepto de calidad de vida cuestiona qué es lo prioritario en la vida del ser humano, y que ha hecho éste en pro de ella, a partir de todos los avances que hasta el momento la humanidad ha logrado. 

Esperamos que para el lector el siguiente trabajo sea de interés y logre hacer reflexiones con respecto a éste.

Construcción histórica del concepto calidad de vida

El interés por la Calidad de Vida ha existido desde tiempos inmemorables. Ferrel y Cols, 1989; Grau, 1997 comentan que las primeras construcciones del término así como los primeros trabajos teóricos estaban enmarcados en las áreas de Filosofía y Ética y además éste era utilizado en razón a discutir los problemas de tipo existencial: significado de la vida y  aspectos espirituales del sufrimiento.  Sin embargo, la aparición del concepto como tal y la necesidad de evaluarlo bajo términos de metodología científica  es reciente. La idea comienza a difundirse en la década de los 60 hasta convertirse hoy en un concepto utilizado en ámbitos muy variados y heterogéneos, como son la salud, la psicología, la educación, la economía, la política y el mundo de los servicios en general.

En un primer momento histórico en las antiguas civilizaciones se asociaba este concepto al cuidado de la salud personal, posteriormente se enfatizó su uso a todo lo relativo con el cuidado y salud  pública, trazando sobre todo el discurso de los debates públicos en torno al medio ambiente y al deterioro de las condiciones de vida urbana. Durante la década de los 50 y a comienzos de los 60, el interés se centra por conocer el bienestar humano y  las secuelas que ha dejado a su paso la revolución industrial y progreso de la sociedad y para ello se hace necesario medir la realidad a través de indicadores objetivos, siendo las Ciencias Sociales las pioneras en esta empresa. Estos indicadores tuvieron su propia evolución en correspondencia al área en el que se acuñaban: Derechos humanos, derechos laborales y ciudadanos, e incluyendo la capacidad de acceso a los bienes económicos y, finalmente, la preocupación por la experiencia del individuo de su vida social, de su actividad cotidiana y de su propia salud (Arostegui, 1998; Grau, 1997).

Este continuo proceso de adaptación e inclusión en diferentes áreas del concepto de calidad de vida, así como la aportación de las ciencias sociales  hizo que se articulara más como una concepción integradora multidimensional haciendo referencias tanto a los aspectos objetivos medibles, cuantificables estadísticamente, como a factores subjetivos como la manera de percibirla, valorarla o experimentarla; pero al mismo tiempo influidos por componentes sociales, histórico culturales así como valores y expectativas individuales.

La Calidad de Vida ha sido definida como la calidad de las condiciones de vida de una persona, como la satisfacción experimentada por la persona con dichas condiciones vitales , como la combinación de componentes objetivos y subjetivos, es decir, Calidad de Vida definida como la calidad de las condiciones de vida de una persona junto a la satisfacción que ésta experimenta y, por último, como la combinación de las condiciones de vida y la satisfacción personal ponderadas por la escala de valores, aspiraciones y expectativas personales (Borthwick-Duffy, 1992 y Felce & Perry, 1995).

Desarrollo de los estudios en calidad de Vida

Las investigaciones sobre Calidad de vida en los últimos 10 años han ido aumentando progresivamente en diferentes ámbitos del quehacer profesional y científico.

Entre las ciencias de la salud, los avances de la tecnología en el área de la medicina en especial  en lo referente a la salud pública y a los cuidados médicos,  han hecho que se  reduzca la mortalidad infantil y  las enfermedades infecciosas a través de programas inmunitarios (Lancaster, 1990; Matarazzo, 1984; citado por Becoña, 2004).

Todo esto ha producido, en contrapartida, un cambio en los patrones de mortalidad en este siglo en las sociedades avanzadas: las enfermedades crónicas han sustituido a las enfermedades por infecciones como principales causas de muerte, junto con accidentes debidos a comportamientos inadecuados.  Ello ha llevado a poner especial acento en un término nuevo: Calidad de Vida relacionada con la salud. Numerosos trabajos de investigación científica emplean hoy el concepto, como un modo de referirse a la percepción que tiene el paciente de los efectos de una enfermedad determinada o de la aplicación de cierto tratamiento en diversos ámbitos de su vida, especialmente de las consecuencias que provoca sobre su bienestar físico, emocional y social.

Si tan sólo se hace un análisis de las innumerables investigaciones que desde la década de los 80 hasta la fecha se han llevado a cabo en torno de esta temática, se podrá constatar que ha ido creciendo el interés metodológico y científico en gran parte determinado por la prevalencia de enfermedades crónicas, como se mencionaba anteriormente, y el aumento en la esperanza de vida, lo que hace de la calidad de vida foco de  atención médica. (Lara-Muñoz y cols, 1995; citados por Grau 1997).

Sin embargo, este reciente interés por conocer e investigar, dicho sea de paso en distintas áreas no sólo en salud,  ha generado más variabilidad del concepto o definición de calidad de vida, así como dificultades en los diseños metodológicos; al respecto Grau en 1997; Moreno y Ximénez, en 1996; explican que se pueden encontrar tres grandes grupos de problemas al estudiar el desarrollo de las investigaciones en este tema.

  1. Imprecisión conceptual, en gran parte por su propia naturaleza compleja, como ha sucedido con otros constructos, resulta más fácil medirla que definirla; comúnmente suele confundirse con nociones como bienestar, nivel de vida, satisfacción y felicidad (Grau, 1997), otros autores como Campbell  y Cols (1997); señalan que hablar de Calidad de vida es aproximarse a una idea vaga e impalpable, a tal grado que siendo algo tan presente  puede no ser distinguida con objetividad.
  2. Problemas concernientes con su naturaleza compuesta por factores subjetivos y objetivos. Correspondiendo a lo subjetivo lo relacionado a bienestar y sus dos indicadores fundamentales: satisfacción y  felicidad. En cuanto a lo objetivo lo referente a condiciones materiales de vida, nivel y factores que determinan la percepción del propio individuo y que suelen aparecer en lo multidimensional de su medición (Grau, 1997).

El tema de la objetividad además plantea otro problema:   quién hace la evaluación; un observador externo o la propia persona (Slevin y otros, 1988; Fayos y Beland, 1981; De Haes, Van Knippenberg, 1987). Esto es particularmente importante en lo que se refiere a la calidad de vida en relación con la salud, y, especialmente, en la resolución de los problemas metodológicos de su evaluación.

En los últimos años, se ha considerado mucho más útil la investigación en aras de su componente subjetivo, es decir de su esencia psicológica, y que ésta sea evaluada por el propio individuo (De Haes y Van Knippenberg, 1987, 1989; Lara-Muñoz et.al, 1995; Grau, Jiménez, Chacón et.al., 1995; Grau, 1997).
Como se mencionaba en párrafos anteriores  (Moreno, Ximénez, 1996; Grau, 1997), las condiciones objetivas se miran o se convierten en tangibles a través de las aspiraciones, de las expectativas, de referencias vividas y conocidas, de las necesidades y valores de las personas, de sus actitudes y emociones, y es a través de este proceso que se convierte en bienestar subjetivo. Por ello no alcanza con que aumenten los indicadores socioeconómicos para generar satisfacción, bienestar y felicidad; pues está claro que no siempre el sufrimiento o la felicidad están determinados por el nivel de vida (Campbell, 1976; Grau, 1997).

Y esto se convierte en algo real al observar la vida actual, caracterizada sí por un aumento en la longevidad, aunque ésta no necesariamente asociada a mejor calidad de vida.

El aumento en la continuidad y rapidez de los cambios tecnológicos, la  inseguridad constante, el exceso de información, el desempleo o el multiempleo, los cambios en la estructura familiar, como parte misma de la evolución social, la pérdida de motivaciones, lealtades, cambio en la escala de valores generacionales, señalan sólo algunos ejemplos de los múltiples factores estresantes en los que el ser humano se ve inmerso día a día.  No por nada se conoce que el estrés predispone a la enfermedad y deteriora la calidad de vida. El Grupo de Trabajo Europeo de la Organización Mundial de la Salud (Levi, L., 2001), estima que para el 2020, que el stress será la causa principal de muerte (Schwartzmann, 2003).

Por lo tanto si se conceptualiza la calidad de vida, en donde la persona tiene una participación fundamental pues es la que experimenta las situaciones y condiciones de sus ambientes de vida, y por tanto, depende de las definiciones y apreciaciones de los aspectos objetivos de su entorno, al agregar lo subjetivo habrá que señalar el papel que tiene la satisfacción y su medición a través de juicios cognitivos y reacciones afectivas (Diener, 1984).

No obstante, existen opiniones diferentes en relación a la satisfacción como lo menciona Reimel Muñoz, 1990, en donde la asocia a factores intrínsecos como el reconocimiento, progreso, o la autorrealización y extrínsecos que hacen referencia al status, salarios, o la seguridad, o conceptualizándola en términos de una actitud. Esto ha permitido que se examine bajo la óptica de diferentes modelos teóricos recientes: el modelo de medición perceptual de Rice, et al, los modelos basados en la teoría social-cognitiva de Bandura y Jeller, la teoría de la acción razonada de Fishbein y Ajzen, la teoría de la ecología del desarrollo de Bronfenbrenner y muchos otros más. Queda claro que éste es un campo nuevo y que la psicología será una de las disciplinas que ayudará a su mejor comprensión.

3.       El tercer problema al que se tendrán que enfrentar  los investigadores es el de las dificultades inseparables a su evaluación. Por lo anterior que se explicaba en relación a la   bipolaridad objetiva-subjetiva y su multidimensionalidad, tanto compleja e indefinida, conceden a su evaluación diversos modos  de abordarla y a esto se agrega el diseño del instrumento, pues no siempre se logran los mínimos requerimientos de construcción y generalización de resultados; y lo concerniente a la validez del constructo y por tanto su fiabilidad.

Al respecto se ha centrado la investigación más en la percepción o en el enfoque subjetivo de la calidad de Vida y se podría hacer una exhaustiva descripción de escalas para su medición, pero para ello se refiere a los siguientes autores  (Lolas, 1991; Lara-Muñoz et. al, 1995; Moreno, Ximénez, 1996: Torrance, 1987; Grau, 1997) para una más detallada descripción de éstas: lo que debe subrayarse de todo esto que la mayoría de estos estudios e instrumentos utilizados, se han centrado en el área de la salud y su relación con el ámbito: social, comunidad, laboral: profesionales de la salud, familia, economía, políticas sanitarias, calidad del servicio y más.

Por otro lado en lo que respecta al espacio de la producción, éste concepto también ha sido de interés, sobre todo en cuestiones de productividad, y la relación de empresa – trabajador.

En este ámbito organizacional laboral, los estudios e investigaciones en relación a la calidad de vida,  han sido  socorridos; y de interés a los investigadores sobre todo por el impacto económico que esto tiene y su repercusión en la macroeconomía.
Otra de las razones de la proliferación de estudios que se han realizados se justifican a partir de la transición del área de producción y que ve como imperioso la persona del trabajador: El estilo organizacional tradicional, centraba la actividad en la búsqueda de beneficios. Se hacía un arduo trabajo y se centraba el interés en los recursos, para producir un producto de alta calidad, más no para conseguir calidad en todas las áreas del proceso. Se situaba en un segundo plano el logro de buenas relaciones de trabajo o la mayor satisfacción para el trabajador. Sin embargo, más tarde se evidenció que las ganancias se obtienen por medio de la calidad en todos los niveles.

Ducker (1995), citado por Morales (2002), menciona que la sociedad post capitalista, está caracterizada por una diferencia en la manera de presentarse las condiciones sociales y políticas. Se define esta nueva sociedad como la sociedad del conocimiento  y como tal el recurso económico básico.

“…El concepto de sociedad de conocimiento tiene sus orígenes en los años 1960 cuando se analizaron los cambios en las sociedades industriales y se acuñó la noción de la sociedad post-industrial. Así, por ejemplo, el sociólogo Peter F. Drucker pronosticó la emergencia de una nueva capa social de trabajadores de conocimiento (P.F. Drucker 1959), y la tendencia hacia una sociedad de conocimiento (Drucker 1969).Este tipo de sociedad está caracterizada por una estructura económica y social, en la que el conocimiento ha substituido al trabajo, a las materias primas y al capital como fuente más importante de la productividad, crecimiento y desigualdades sociales ( Drucker 1994), citado por Krüger, 2006.

Lo que hace su característica principal de acuerdo a la descripción que hace Krüger, 2006, es el conocimiento como agente productor; la aplicación del conocimiento al trabajo para generar productividad e innovación.

Esto significa que la persona es lo fundamental, pues es ella la que genera conocimiento, es el individuo el que aprende y aplica lo aprendido. Por ello  calidad de vida desde esta perspectiva requerirá que los mejores beneficios que la organización puede dar a sus trabajadores son los relacionados con mejor preparación. Si se fortalecen estos aspectos se estará enfocando hacia la autonomía o independencia del trabajador con la organización, por ende se hace responsable de su propia mejora en relación con calidad de vida y de seguir dotándose con más conocimiento.

Bell (1973; 2001), hace un planteamiento de lo que significa y caracteriza a la sociedad del conocimiento en los trabajos que realizó sobre la sociedad post-industrial. Él comenta que el concepto en si, expresa la transición de una economía que produce productos a una economía basada en servicios y cuya estructura profesional está punteada por la preferencia a una clase de profesionales técnicamente cualificados.

El conocimiento teórico por tanto, desde esta perspectiva, se ha convertido en la fuente principal de innovación y el punto de partida de los programas políticos y sociales.

Este tipo de sociedad está orientada hacia el progreso tecnológico y la evaluación de la tecnología  caracterizada  por la creación de una nueva tecnología intelectual como base de los procesos de decisión.

Los estudios realizados en relación a los cambios que estaba presentando la sociedad moderna, durante los años finales de la década de los 70´s,  pudieron distinguir tres aspectos:

  1. Las crecientes  investigaciones que se dieron tanto de tipo estatal y privado era la plataforma primordial de la transformación científica de una serie de divisiones industriales (Lane 1996).

En esta diagnosis se reflejó la expansión histórica de los gastos en I+D que se habían producido en la post-guerra.

  1. Recíprocamente al desarrollo de los sectores de servicios, aumentaron las actividades económicas basadas en el conocimiento y con el interés en la progresión del conocimiento teórico prosperó también el peso económico de las actividades basadas en el conocimiento.
  2. La organización profesional se establecía a través de los trabajadores de conocimiento profesionalizado y además por la cualificación académica: Bell en el 2001 estimaba que alrededor de una cuarta parte de la población pertenecía a esta nueva clase de conocimiento, en la que se incluyó a los empleados con un diploma universitario o de un escuela superior, a los empleados y funcionarios de altas categorías y a los empresarios.

Estos estudios y observaciones orientaban hacia a una sociedad enmarcada en espacios científicos y académicos centrados en los servicios diferenciados de la sociedad industrial que, a su vez, estaba caracterizada por el conocimiento experimental, el predominio de los sectores industriales, las actividades manuales y el conflicto entre capital y trabajo.

Calidad total y calidad de vida
                                                                                            
Derivado de lo antes descrito, y en consonancia con esta transformación surge otro concepto que dentro de la organización laboral se emplea, este es el de calidad total; y la razón viene a partir de lo que calidad significa en la empresa.
Partiendo en modo general la calidad es el núcleo operativo que genera cada una de las acciones para mejorar nuestro entorno.

Supone estar abiertos a los cambios para decidir qué hacer, qué dejar de hacer y a qué dar prioridad. Lo que significa estar en continuo entrenamiento para lograr mayor y mejor preparación la cual repercutirá tanto en las personas como en el trabajo que desempeñan.

Hay que destacar de manera importante que en la búsqueda de la calidad se buscará nutrir y se debe propiciar la complementariedad entre distintas posiciones, más que la rivalidad y la competencia. Se trata de que todos formen parte de lo mismo sin renunciar a las particularidades. Es decir, se va conformando un sentido de pertenencia, con compromisos recíprocos entre la empresa y cada trabajador. La empresa ofrece un ambiente de aprendizaje retador y el trabajador responde creciendo para ofrecer lo mejor de sí mismo. Esto requerirá de que tanto en lo teórico como en la aplicación del concepto de calidad todos concuerden en el entendimiento de éste, para que sea, no sólo un cúmulo de normas o ideales, sino que sean realidades vividas en todas las esferas de la organización (Morales, 2002).

En este contexto se acuña el término Calidad de Vida Laboral,  que en conjunto con lo relacionado a otros conceptos como son: Motivación en el Trabajo, Cultura Organizacional, Clima Organizacional y Satisfacción Laboral, forman parte de la mayoría de las investigaciones realizadas en cuanto a  entorno laboral se entiende.

Los estudios de Calidad de Vida también en el área organizacional laboral contemplan una perspectiva de tipo global o ecológica que involucra además del ambiente laboral, a la familia y a la comunidad. Integrando tres categorías  de variables:

a) las objetivas, referentes a los aspectos físico-materiales y sociales del contexto laboral.
b) las subjetivas, referentes a la percepción y evaluación hecha por la persona.
c) lo socio demográfico, referentes a las condiciones particulares de los empleados en términos de edad, género, departamentos, año de servicio Reimel de Carrasquel (1998).

Con la aparición del concepto de  Calidad de Vida Laboral, se logra construir una idea que permite regular de mejor forma las condiciones de trabajo y sus efectos sobre el trabajo y sobre la producción. Por tanto la calidad de vida según De la Coleta (1998), podría entenderse a partir de dos vertientes:

1) Como la existencia de algunas condiciones y prácticas organizacionales: funciones enriquecidas, supervisión democrática, compromiso del trabajador con la tarea, condiciones de seguridad.
2) Como los efectos de las condiciones de trabajo sobre el bienestar de los individuos: seguridad, satisfacción, oportunidad de crecimiento, desarrollo como seres humanos.

Así entonces la calidad de vida laboral podría entenderse como un estilo de eficiencia organizacional que admite la percepción que el individuo realiza de las condiciones en que trabaja. En otras palabras la calidad de vida laboral supone un conjunto de condiciones en el trabajo que afectan de manera directa e indirectamente a los trabajadores,  en la forma en cómo son  interpretadas por éstos.

La calidad de vida según Morales (1996), es definida como el proceso adaptativo de  la combinación armoniosa tanto de los recursos internos y externos con los que cuenta el individuo en su medio social; es  la capacidad con que se enfrentan los cambios y además también incluye tres indicadores que de acuerdo a la descripción fiel que hace éste autor son los siguientes:

1) Satisfacción: ajuste entre lo que tiene y lo que se aspira
2) Felicidad: la identificación de los sentimientos positivos con relación a las condiciones que se poseen.
3) Bienestar: la apreciación de la seguridad, la comodidad, y la armonía que esas condiciones le producen.

La aspiración se considera un regulador necesario dentro de este constructo ya que establece la distancia entre las condiciones reales y las esperadas. Por otro lado también debe tomarse en cuenta la comprensión del concepto que  las personas perciben dos formas de calidad de vida: Personal que hace referencia al uso de los recursos internos para el funcionamiento individual y social que es lo concerniente al soporte socioeconómico externo para el funcionamiento en el ambiente.

De acuerdo a lo anterior una organización que no asuma un enfoque moderno y activo de la calidad de la vida de sus integrantes como parte de su éxito, no puede alcanzar la calidad total.

Calidad de vida en la universidad

¿Y en el terreno educativo qué se ha investigado? ¿Qué aportaciones al concepto de calidad de vida se ha realizado? Existen escasos instrumentos para evaluarla, tanto en los estudiantes como en los docentes

Sin embargo investigaciones en acotamiento a estrés y sus efectos en las profesiones de tipo social, y que han dado paso a un nuevo concepto denominado el síndrome del quemado (burn out), dan indicios de lo que a calidad de vida y calidad de vida laboral el profesor experimenta.

De la Cruz y Camino en 1996, indicaban que son las profesiones asistenciales las que suponen mayor desgaste, con riesgo de padecer las consecuencias del estrés que afectarían la salud integral  ya que requieren de mayor compromiso e implicación personal debido a la responsabilidad de atender compromisos morales para satisfacer las necesidades sociales emergentes del nuevo siglo.

En relación a estas transformaciones constantes a las que el profesor debe atender, están también los retos a los que se enfrenta en esta sociedad post capitalista, denominada sociedad del conocimiento. Y en donde el conocimiento se ha transformado en la materia prima de producción. Estos retos son descritos por Grediaga (1998), como la profesionalización de la enseñanza superior; la diversificación y reacomodo de la importancia relativa de las distintas actividades que componen su rol; la modificación de la composición social tanto de profesores como de los estudiantes y la aparición de nuevos actores en el ámbito universitario. Por consiguiente tanto la satisfacción laboral como el bienestar personal se ven afectados impactando en la percepción de calidad de vida que  el profesor universitario tenga (Trujillo y cols. 2004).

Estos estudios en estrés laboral que se mencionaban como contribuyentes a los de calidad de vida en el área educativa, demuestran que es notorio el incremento en sintomatologías asociadas a la llamada enfermedad de la enseñanza y agotamiento emocional progresivo manifiestas en apatía, y estrategias de afrontamiento defensivas. También demuestran que estas respuestas dañan significativamente la ejecución profesional y la relación con los estudiantes y por ende la misma calidad de la enseñanza (Aisenberg y Aisenberg, 2002; Álvarez, 1998; crf. García, 1996; Guerrero y Rubio 2005; Marrau, 2004; citados por Verdugo y cols. 2008).

Otros autores convienen al mencionar que los profesores que están sometidos a fuertes presiones y demandas laborales afecta de manera negativa en su satisfacción, desempeño, productividad y salud; de allí la necesidad de señalar la dignificación de la profesión docente (Antor, 1999; Albanesi, De Bertoli, y Tifner, 2006); puesto que su labor está regulada por tres zonas simbólicas principalmente: aula, institución educativa y cultura (Ferreres, 2001).

Otro estudio realizado por Marum, 2003; dio a conocer que el trabajo aislado e individual es una característica del docente universitario mexicano, y esto con lo descrito por Morales (1996), llama la atención puesto que las personas perciben dos formas de calidad de vida: una de ellas es lo personal, y entre otros hace referencia a  la percepción que el individuo tiene de la amistad y autoestima.

En relación a esto existen innumerables investigaciones en el área de la Psicología social y la Psicología de la salud en la que  se sugiere a través de los resultados que el apoyo social  y los recursos personales podían actuar como amortiguadores del estrés y del riesgo que éste produce en la salud mental y física de los individuos (Gore, 1985; Pearlin y Schooler, 1978).
De igual nivel de preocupación es lo que el profesor vive y experimenta como desgaste, caracterizado por el cumulo de esfuerzo y competencia a la que se somete  realizar su trabajo y que de igual manera no logra satisfacer las expectativas y metas que debe alcanzar impactando en un decremento de la satisfacción y motivación propiciado por la percepción de sentimientos negativos emergidos de la tensión y el estrés (Bórquez, 2004).
Moriana y Herruzo (2004), destacan que en el ámbito laboral docente universitario, estas situaciones repercuten en ausencias y bajas laborales implicando un alto costo para la administración educativa.

Agregado a esto, se incluye la parte de la evaluación y cualificación del trabajo docente, en donde una de las características que han sido criticadas, es la falta de homogeneidad en su aplicación; pues cada disciplina tiene sus propias exigencias.
Además la inclusión del factor económico en las políticas educativas, propicia que el esfuerzo para alcanzar los estándares se vean opacados por una competencia estratificada entre las instituciones educativas, para poder mantener o mejorar su posición. De lo contrario significaría el no ser reconocido, o permanecer en la ignominia (Boyer1997: 33; Neave 2001; citados por Preciado y col., 2008).

Es indudable que las instituciones educativas son espacios que ofrecen a los sujetos que en ellas intervienen articulaciones de representación y de vinculación que les posibilitan posicionarse en la institución y, desde ahí, ejercer su quehacer; los posicionamientos que los sujetos asumen están evidentemente atravesados no sólo por el aquí y ahora institucional, sino que devienen de las trayectorias personales y académicas que portan, de las identificaciones realizadas, de las apropiaciones en sus prácticas, etc. (Remedi, 2004: 17; citado por Preciado y cols. 2008).

En relación a lo anterior cabe reflexionar cuál es entonces el ser del docente universitario, y en qué correspondencia se hace ésta definición a su ejercicio laboral, cuando es tan diversificado y a la vez debe de ser evaluado y cualificado para que pueda ser visible y reconocido.

El quehacer docente universitario

Las actividades fundamentales dentro de las universidades son la docencia, la investigación, gestión y tutorías, las cuales son evaluadas mediante algunos mecanismos de estímulo y reconocimiento al personal docente; aunque también entra en juego lo descrito por Díaz (1993), que el reconocimiento social es parte importante de toda profesión, ya que se convierte en un incentivo de valor agregado a la labor realizada, y en la docencia como tal, este factor se convierte en una directriz importante ya que  indica que el quehacer realizado va bien encaminado.
En palabras de Enríquez (1989), citado por Preciado, Gómez y Kral, (2008)”… El docente que no logra el reconocimiento del otro o de la comunidad a la que pertenece, puede experimentar un proceso de fragmentación o desconfiguración de su identidad… después de muchos años de actividad en una institución, la relación académico – institución es muy fuerte e incluso llega a un punto en que ocupa casi la totalidad del espacio psíquico de los individuos, y es muy difícil desligarse de ella para imaginarse otras conductas... la institución es la que los define como académicos…”

En esta misma investigación, se pone de manifiesto que el sentido de auto percepción de los profesores está caracterizado por entusiasmo de la actividad que desempeñan, así como de los retos que habrá de esgrimir aunado al sentido de pertenencia, responsabilidad y compromiso con la institución.

Algo que llama la atención en los hallazgos de este informe, es el hecho de que los docentes se sienten intranquilos, pues los procesos de evaluación, certificaciones, se convierten en imperantes de reconocimiento e identificación con el sector de élite académico, por lo tanto no obtenerlos, se convierte en frustración, impotencia y desilusión. Aunado al reconocimiento a través de las evaluaciones y certificaciones han dado lugar a categorías o clasificaciones de profesores de acuerdo con su producción académica y los resultados de sus evaluaciones; provocando fisuras en la identidad del gremio marcando distancia entre ciertos sectores de  profesores. Y si además a todo lo descrito le agregamos que cada docente ha tenido que pagar un costo personal muy importante; algunas veces renunciando a muchos aspectos de la vida familiar, personal y emocional. Cuál es entonces la repercusión del concepto de calidad total y calidad de vida laboral.

Algunas reflexiones que deja ver la investigación de Preciado et al. (2008), es acerca de las expectativas que los docentes tenían de su vida, es decir, proyecciones que hacían a futuro en el momento de incorporarse al trabajo docente, sus aspiraciones y valoraciones al que hace alusión una parte importante del aspecto multidimensional del concepto Calidad de Vida descrito al inicio de este trabajo; y qué resultados han obtenido los docentes después de un tiempo de labor dentro de la institución en la cuál se desenvuelven.

De igual manera el uso del tiempo para la vida familiar, muchas veces se ha tenido que planificar para que no interfiera en el desarrollo profesional o la ejecución de las actividades de docencia. Cuando en otros momentos históricos de nuestra sociedad la familia podía ser el centro de todas las actividades y no se restringía a un horario determinado.

A la par de estos planteamientos se asoma un problema grande y fuertemente enunciado desde distintas plataformas de discusión: lo concerniente con las percepciones salariares del docente universitario mexicano, la cual es muy bajo. Lo que ha propiciado que sí, el nivel de posgrados se haya incrementado pero en respuesta en gran parte  a la búsqueda de una mejor remuneración, según los datos que arroja la Organización de Cooperación Económico y Desarrollo revela que sólo el 30% del salario percibido por el profesor universitario corresponde a su sueldo base, el restante proviene de los programas de evaluación, o certificaciones científicas derivado de la producción investigativa; o estímulos de acuerdo a su participación activa en actividades institucionales.

Lo que abre la discusión en otro punto álgido pues si bien se está logrando mejorar los niveles de formación del profesorado también es cierto que las expectativas y las demandas que se imponen a los académicos han ido en aumento (Brunner et al., 2006:50-51).

Además y no de menor estima, es la propia problemática que imprime las características de la sociedad en la que el docente universitario tiene que adaptarse y convivir con  escenarios de información cambiante, versátil y muchas veces volátil.

El problema radica en la propia trasformación constante natural del conocimiento, por lo que se puede afirmar que la sociedad contemporánea es la mayor productora de información de toda la historia de la humanidad. Se prevé que el volumen de información se duplica cada diez o quince años. Este crecimiento da lugar a un fenómeno que posee dos aspectos importantes:
a) Masificación de la explosión informativa.
 b) La abundancia informativa fomenta una permanente sensación de incertidumbre.

Por consiguiente el esfuerzo se triplicará a favor de alcanzar la actualización constante, pues como se mencionaba en párrafos anteriores, el no hacerlo significa quedar al margen o fuera del marco  académico – científico.

Cuando se refiere al concepto de incertidumbre, es en relación a la ocurrencia de dudas, de indeterminación y de gran inseguridad. Es un estado que rompe con lo uniforme y del cual el individuo, en este caso el docente universitario, no sabe a ciencia cierta cómo y cuándo saldrá, porque para que esto pueda ocurrir debe encontrar una salida, una respuesta o solución.

Aunque un estado de incertidumbre pueda existir por sí mismo en un determinado plano de la realidad natural, social o en este caso aplica ya lo virtual, el individuo sólo puede salir de él en la medida en que es capaz de anteponer o asociar lo que percibe como incertidumbre, con lo que ya se conoce o se cree conocer.

En este contexto, al que hemos estado haciendo alusión, en la problemática del ser y el quehacer del docente universitario,  es posible afirmar que ésta situación de inestabilidad puede conducir a la parálisis, en especial cuando quien está viviendo este estado de incertidumbre, no encuentra un marco conocido que le provea de elementos de juicio para tomar decisiones.

Al ser percibida de este modo, la situación de incertidumbre no sólo es desagradable sino que genera un desequilibrio emocional y cognitivo que puede conducir a buscar resultados o desenlaces poco adecuados para eliminar la molestia, la inseguridad y la indeterminación.

De manera metafórica si se pudiera visualizar el estado emocional que genera esta volatilidad del conocimiento, y la sensación de incertidumbre que produce, sería como cuando una ola de mar da tumbos y se es arrojado al fondo del mar, y al tratar de salir a la superficie y canalizar el esfuerzo en brazadas y patadas que lleven a la persona  a incorporarse para percibir un estado de seguridad, viene otra ola, y otra y otra, reduciendo la fuerza energética y muchas veces cobrando hasta la vida misma.

Por tanto si bien al ser ésta una era de generación de conocimientos y lo cual significaría la parte que nos humaniza, pues sólo el ser humano es el generador de éstos, además de su transformación constante, qué sucede que paradójicamente la razón por la cual son producidos: Calidad de Vida no puede ser un reflejo consecuente aparentemente, y de igual manera el lugar llamado Universidad no puede ser reducido a indicadores cuantificables bajo ópticas empresariales mercantilistas.

En el momento que se deje de ver al docente como sujeto y pase a ser un simple objeto que deba cumplir estándares de calidad, el sentido de ser docente habrá muerto definitivamente y por consiguiente el concepto de calidad de vida no tendrá más sentido de ser por lo menos en lo que respecta al ámbito educativo.

Reflexiones finales

Si bien la labor del docente ante los retos de la nueva sociedad del conocimiento se ve enmarcada en el cumplimiento de realizar un sin fin de actividades que van desde el cuidado y mantenimiento del espacio académico, planear las actividades propias del proceso enseñanza aprendizaje, hasta mantener relaciones con autoridades, administrativos, docentes, padres de familia, estudiantes,  en la parte afectiva propician que se desencadene una fuerte carga de agotamiento emocional menguando  la propia calidad de vida del docente universitario.

Estas exigencias y responsabilidades son factores de tipo psicológico y social, que representan el modo en que se dan las interacciones entre la concepción, organización, gestión, contenido del trabajo, realización de la tarea, así como las condiciones ambientales y sociales y las capacidades, necesidades, expectativas, costumbres, cultura y circunstancias personales de los docentes y las que pueden potenciar o afectar tanto al bienestar, calidad de vida o a la salud de éste como al desarrollo de su labor.

Como es de suponerse esto puede desencadenar desde problemáticas de tipo anímico como sentimientos de frustración, angustia, desánimo, falta de motivación, apatía, reacciones defensivas, depresión pérdida de sentido, despersonalización, hasta enfermedades derivadas al agotamiento crónico por estrés.

De igual manera la necesaria cualificación de estas actividades para poder ser reconocido el docente, tanto por sus pares como por la comunidad, de alguna manera genera tal sentimiento de incertidumbre que en algunos casos puede propiciar el uso de cualquier recurso para poder ser tomado en cuenta; lo cual es explicable si se tiene en cuenta que una de la más básicas necesidades humanas de supervivencia son el encuentro con el otro, no es raro entonces pensar que en algún grado se estaría atentando a uno de los derechos universales de la humanidad, la libertad de elegir la manera o modo de existir.

En lo tocante al conocimiento como recurso generador de avance sobre todo en lo referente a producción económica, en el ámbito educativo debería ser el espacio donde se cuestione, analice y redefina la postura que deberían adquirir las políticas que determinan la manera de hacer docencia y por consiguiente el impacto que esto adquiere en la propia identidad del profesor universitario.

La universidad no puede ser operada como se opera una empresa trasnacional, en la que debe regirse de acuerdo a estándares de calidad total, sus actores son seres sociohistórico culturales que tienen necesidades y aspiraciones subjetivas inherentes a su propia naturaleza humana.

Por ello es aquí en la universidad donde la calidad de vida debe de ser cuidada con detenimiento pues la razón intrínseca de la institución la constituye la formación de seres que sepan responder a las necesidades sociales.

Y finalmente el hombre y la mujer que se realiza procura hallar el sentido de su vida, se contempla a sí mismo para comprender el significado de su vida, vive su aquí y ahora, su presente auténtico es el instante, se atreve a ser él o ella mismo, puede realizar todo lo que es y lo que puede ser, tiene la condición de auto comprenderse, auto determinarse, ser autónomo, reconoce sus límites, es congruente, ve el sentido de encontrarse con el otro, tiene valores, vivencia en sus experiencias y se abre a ellas, acepta su responsabilidad sobre sí mismo, siendo realista, se desarrolla en una unidad del cuerpo, alma y espíritu, se explora a sí mismo.

El ser humano tiene libertad de elegir, esta elección es activa y responsable. En la libertad el hombre se busca a sí mismo, puede elegirse a sí mismo, el hombre decide su propio destino, él es aquello que proyecta ser.

Toda elección realizada por el hombre es una expresión de la búsqueda de su autorrealización.

Cuando el hombre actúa con libertad puede realizar sus propios valores y puede auto determinarse.
Si se acompaña a la libertad con acción entonces se convierte en una elección existencial.

Lo anterior debería ser la preocupación real así como los factores que determinaran los niveles de calidad de vida en la cual el docente universitario estuviese trabajando e influyendo en sus estudiantes, pues una organización que se preocupa por sus trabajadores en este sentido, es una organización humanizada.

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1 Maestría en Terapia Familiar Sistémica por la Universidad del Valle de Atemajac. Profesora de Tiempo –completo en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de  la Universidad Autónoma de Nayarit. En la Licenciatura en Psicología. Mail: lucia@systemica.com.mx