MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO II

MEMORIA DEL XXI COLOQUIO MEXICANO DE ECONOMÍA MATEMÁTICA Y ECONOMETRÍA. TOMO II

Eduardo Meza Ramos (CV)

Educación superior y desempeño económico en Mexico, Brasil, Chile y Corea del Sur

Ma. Antonia Miramontes Arteaga
Juan Manuel Ocegueda Hernández
Patricia Moctezuma Hernández

INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo se argumenta que la educación, pero particularmente la educación superior, contribuye a explicar en una medida importante los desempeños económicos de 4 países: México, Corea del Sur, Chile y Brasil. Partiendo de esta idea se analizan algunos indicadores que reflejan los esfuerzos realizados dentro de este nivel educativo por cada una de estas naciones. Se contextualiza lo realizado en México en esta área con sus respetivos logros y se compara con otras experiencias, con el objetivo de proporcionar información útil para el diseño de políticas públicas sobre caminos alternativos para convertir a la educación superior en una fuente de desarrollo.
La educación superior es importante por el impacto que tiene en la creación de ventajas competitivas, mediante la formación de personal altamente capacitado, la generación de conocimiento nuevo y la adaptación del existente para la resolución de problemas en el sector productivo (Arizmendi y Mungaray, 1994). Su contribución social no es menor pues no sólo representa un mecanismo de ascenso para los grupos sociales de menores ingresos y una estrategia de redistribución de la riqueza nacional, sino también fomenta la cohesión social a través de la promoción de valores y la formación de ciudadanos críticos y participativos que fortalecen el sistema democrático (Ocegueda, 1997).
El documento se integra por 3 apartados adicionales a éste: en el primero se exponen algunas cifras e indicadores estadísticos que dan cuenta de la estrecha relación existente entre educación, considerando sus distintos niveles, y desempeño económico. En el segundo se presenta evidencia de que los esfuerzos educativos han sido claramente diferentes en los países seleccionados y con características diversas lo que ha dado lugar a distintos resultados en materia de desarrollo económico. Finalmente, en el tercero se hacen algunas reflexiones finales a manera de conclusión.

EDUCACIÓN Y DESEMPEÑO ECONÓMICO
Los países que se analizan en este documento se pueden clasificar dentro de la categoría de economías de ingresos medios, si bien Corea del Sur ha alcanzado niveles muy cercanos a los que se tienen en naciones desarrolladas. De acuerdo con las cifras disponibles sobre ingreso per cápita en 2009, el de Corea de Sur supera en más de dos veces el registrado para México y Chile, y es casi tres veces el de Brasil. Por su parte, los de México y Chile son muy similares, siendo el de Brasil el de menor nivel. Esta situación contrasta con la que se tenía en 1950, año en que Corea del Sur aparece como el país de menor ingreso, no siendo muy diferente en los otros casos. Esto refleja, por lo menos cuando se compara a los países de América Latina con respecto a la nación asiática, los distintos desempeños económicos que se tuvieron en ambas regiones en el periodo y que se pueden atribuir a las estrategias de desarrollo adoptadas. De 1950 a 2009 los países latinoamericanos analizados crecieron a tasas anuales muy similares que fluctúan entre 2.1 y 2.7, mientras que Corea del Sur lo hizo al  5.1%.

¿Qué factores explican estas diferencias en los ritmos de crecimiento económico? Aunque se han formulado varias hipótesis, la mayoría de ellas incluyen como elemento importante un esfuerzo diferenciado con respecto a la inversión destinada a la educación y al rol asignado a este sector como instrumento para impulsar el progreso económico (World Bank, 1997). La correlación entre educación y nivel de ingreso se ha documentado en muchos trabajos (Mankiw, Romer y Weil, 1992; Barro, 1997), encontrándose un signo positivo y una alta significancia estadística. Un indicador que permite ilustrar este vínculo es el nivel de escolaridad de la población de 25 años o más, que corresponde al grupo de edad que se ha integrado al mercado laboral. Si se observan los datos disponibles para 140 países entre dicho indicador y el ingreso per cápita se evidencia claramente la correlación positiva a la que se hizo mención e igualmente se puede apreciar el mejor posicionamiento de Corea del Sur con respecto a los otros 3 países latinoamericanos.

Si se estiman los coeficientes de correlación entre escolaridad de la PEA por nivel educativo y dos indicadores de desempeño económico como el PIB per cápita y el PIB por trabajador, se observan los siguientes patrones: primero, las correlaciones cuando se considera la escolaridad total fluctúan alrededor de 0.60; segundo, los valores más altos corresponden a la PEA con educación secundaria, siguiéndole en importancia la PEA con educación terciaria y por último la que solo cursó la primaria. Estos valores son consistentes con la hipótesis adoptada por Mankiw, Romer y Weil (1992), en el sentido de que es en este nivel donde se tienen los mayores beneficios marginales para el desarrollo de habilidades que incrementan la productividad laboral.

Cuando el ejercicio anterior se aplica a los países que se analizan en este documento, los comportamientos varían, teniéndose en general más altas correlaciones, pero sobre todo, los valores mayores se concentran en la educación superior. Esto significa que por lo menos en dichas naciones el nivel terciario es el que parece haber ejercido una influencia mayor sobre el desempeño económico. No obstante llama la atención que en el caso de México los valores obtenidos en cada uno de los niveles educativos son muy similares, lo que sugiere un rol relevante de la educación en su conjunto.

Si en lugar del producto por habitante se toma como indicador de desempeño económico el producto por trabajador, los coeficientes de correlación tienden a caer excepto en Corea del Sur en donde incluso aumentan (ver cuadro 4). ¿Cómo se puede interpretar este hecho? Considerando que el producto por habitante (Y/N) se puede descomponer en dos miembros, el producto por trabajador (Y/L) y la tasa de actividad económica (L/N)2, y tomando en cuenta que cualquier variable que incida en el PIB per cápita puede hacerlo modificando uno o los dos componentes mencionados, se puede inferir que en Corea del Sur la disposición creciente de una fuerza laboral más educada ha tenido principalmente un efecto favorable sobre la productividad, mientras que en las otras naciones el impacto sobre la tasa de actividad económica ha sido tan sobresaliente o más que el efecto productividad, quizás excluyendo a Chile. Esto significa que la educación en algunas situaciones específicas, habría favorecido la incorporación de segmentos de la población a los mercados laborales sin necesariamente tener un impacto significativo sobre la productividad.

Si se comparan las correlaciones estadísticas entre los países latinoamericanos, se observa que el vínculo entre educación y productividad es más fuerte en Chile, seguido de México y por último Brasil. El nivel educativo terciario es en general el que parece ejercer la mayor influencia, aunque una vez más la excepción es México, en donde la educación primaria ocupa dicho lugar. Ello sugiere que en este país han predominado los empleos de baja calificación, en contraste con lo que aparentemente ha ocurrido en Corea del Sur y en menor medida en Chile, naciones caracterizadas por generar empleos más productivos y remuneradores.
¿Cómo se modifica el análisis si en lugar de utilizar variables de desempeño económico medidas en niveles, se opta por sus tasas de crecimiento y si además se calculan las correlaciones estadísticas de éstas con respecto al indicador educativo hasta ahora utilizado, tanto en niveles como en tasas de crecimiento? En el primer caso, utilizando el indicador de desempeño en tasa de crecimiento y el indicador educativo en niveles, los resultados obtenidos parecen inconsistentes en los casos de Brasil y México, pues los signos que arroja el ejercicio son negativos, lo cual es contrario a lo teóricamente esperado. En los casos de Chile y Corea del Sur, los coeficientes calculados son positivos pero sensiblemente inferiores a los que se obtuvieron en los ejercicios anteriores, además son muy similares por nivel educativo en el primero de estos países, mientras que en el segundo son más altos en la educación primaria y luego en la educación secundaria.

La situación empeora cuando se opta por el segundo caso en donde las correlaciones se calculan usando tanto el indicador de desempeño económico como el educativo en tasas de crecimiento. Los coeficientes son en su mayoría negativos y cuando tienen el signo correcto son más pequeños que los anteriores, no obstante llama la atención que en la educación superior es positivo en los 4 países. Destacan Corea del Sur con un valor positivo relativamente alto en la educación primaria y otro del mismo signo pero de mayor magnitud cuando se mide el efecto conjunto de la educación, así como Brasil que arroja el valor más elevado en la educación superior.

Lo anterior podría explicarse por errores de medición en los datos sobre escolaridad de la población de 25 años o más o porque este indicador no es el adecuado, toda vez que no captura las habilidades y destrezas asociadas con una mano de obra más educada. Otra explicación podría ser que en realidad no existe un efecto dinámico por parte de la educación, es decir, que lo importante es el nivel educativo que alcanza la mano de obra y no la tasa a la que crece la escolaridad de ésta, pero también que a largo plazo la educación impacta el nivel de ingresos que alcanza una sociedad sin tener un efecto permanente sobre la tasa de crecimiento. Estos hallazgos no son nuevos existiendo una amplia literatura que discute el problema desde distintas ópticas, algunos enfatizando los defectos de los datos disponibles y otros sugiriendo enfoque metodológicos alternativos en la estimación de estas relaciones (De la Fuente, 2004).

ESFUERZOS DIFERENCIADOS EN EDUCACIÓN SUPERIOR
Los datos disponibles sobre educación superior muestran diferencias importantes en los niveles de esfuerzo realizados en cada uno de los países de la muestra y en los modelos adoptados en la conformación de sus respectivos sistemas de educación superior. Algunas de estas diferencias se observan en la evolución de la matrícula y las tasas de cobertura, en la composición de la matrícula por áreas de estudio, en los niveles de participación de los sectores público y privado en la provisión del servicio educativo, y en la composición del gasto por fuente de financiamiento.

Un primer indicador se puede construir estimando el número de estudiantes inscritos en la educación terciaria por cada 100,000 habitantes, con éste se tiene una medida del esfuerzo educativo realizado independientemente del tamaño de la población. Los datos obtenidos indican que dicho esfuerzo es significativamente mayor en Corea del Sur con 6,729 estudiantes, seguido por Chile, Brasil y México con 4,865, 3,152 y 2,514 estudiantes respectivamente.

Un segundo indicador al que se puede recurrir es a la tasa de cobertura que pondera la matrícula con respecto a la población en edad de estudiar, que en este caso corresponde a la cohorte de 19-24 años. En este caso y según datos de la UNESCO, Corea del Sur es con mucho la que mayor tasa ha alcanzado llegando a 98% en 2008, mientras que Chile, Brasil y México, sólo cubren para ese año 55, 34 y 27 por ciento respectivamente. Una situación que resulta interesante indagar es en qué medida estas cifras dependen de la dinámica demográfica y en que otra de la ampliación de la matrícula. Esta información se puede obtener analizando el comportamiento histórico de los dos componentes de la tasa de cobertura: matrícula y población en edad de estudiar. Cuando este ejercicio se realiza se pueden observar diversas tendencias, por ejemplo, la dinámica demográfica en Corea del Sur parece atravesar por tres etapas: un aumento en la población del grupo de edad 19-24 años que finaliza a principios de los ochenta; un periodo de estabilización de esta cohorte poblacional que se extiende hasta los primeros años de la década de los noventa y una etapa de declinación que se prolonga hasta la actualidad. Este comportamiento demográfico se acompaña por un gran esfuerzo por incrementar la matrícula hasta principios del siglo XXI, seguido por un periodo de estabilización de la misma que puede asociarse con una caída en la demanda de estudios superiores. En conjunto estas dos tendencias han permitido un cierre de la brecha entre demanda potencial y oferta lográndose niveles de cobertura cercanos al 100%.

En el caso de Brasil se observa una tendencia creciente de la población en edad de estudiar por lo menos desde la década de los 70s en el siglo XX, hasta principios del siglo XXI, aunque el ritmo de crecimiento no es homogéneo distinguiéndose etapas en que éste es más acelerado y otras en que parece estabilizarse. No obstante, en 2004 parece llegarse a un punto de inflexión que da paso a una tendencia declinante en los años subsecuentes que según parece se conservará en los próximos años. Como contraparte, de 1970 a 1996 aproximadamente, la matrícula registra una expansión moderada seguida por un periodo de aceleración que se extiende hasta los años recientes y que ha permitido elevar de manera significativa la tasa de cobertura (ver gráfica 4).
La experiencia de Chile presenta rasgos demográficos diferentes observándose una trayectoria fluctuante del grupo de edad que nos ocupa, a lo largo del periodo de análisis, con por lo menos dos etapas expansivas, una de ellas situada entre 1970 y 1985 y la otra más reciente después de 1998. En la etapa intermedia que va de 1985 a 1998 se aprecia claramente una declinación de este segmento poblacional. Por su parte la matrícula, al igual que en Brasil, pasa por un periodo de crecimiento moderado que abarca de 1970 hasta principios de los 80s, seguido de un periodo de crecimiento acelerado que tiende a hacerse incluso más pronunciado en la década pasada. Esta combinación de tendencias ha permitido a Chile alcanzar una de las tasas de cobertura más altas en América Latina.

En lo que respecta a México se presentan las siguientes particularidades: en el plano demográfico, una rápida expansión del grupo poblacional de nuestro interés que parece concluir a mediados de los 90s para dar lugar a una fase de estabilización que por lo menos se mantiene hasta 2008. En el ámbito de la matrícula se distingue un esfuerzo inicial importante durante los 70s, una relativa desaceleración en los 80s y un re-despegue desde mediados de los 90s hasta la actualidad. Con todo, el nivel de cobertura alcanzado por México sigue siendo inferior no sólo a los países mencionados anteriormente, sino también al de otras naciones latinoamericanas como Argentina y Uruguay.

Si bien un incremento de la matrícula de educación terciaria debiera colocar a un país en mejores condiciones para su desarrollo, es importante considerar que ello ocurrirá sólo si la educación que se ofrece es pertinente. Esto significa que los profesionistas que egresan de las IES deben responder a las necesidades sociales y del sector productivo, pues con ello se evita que profesionistas calificados emigren o se mantengan desempleados. Si se asume que los sistemas de educación superior son pertinentes la composición de la matrícula por áreas de estudio puede proporcionar información sobre las áreas que se consideran relevantes en el proyecto de desarrollo de un país (Delors, 1996).
La distribución porcentual de la matrícula presenta una situación muy similar en México, Brasil y Chile con un predominio de las ciencias sociales y administrativas, a diferencia de Corea del Sur donde se privilegia las carreras relacionadas con ingeniería y tecnología. Áreas estratégicas y estrechamente relacionadas con la investigación científica como las ciencias naturales y exactas tienen una participación limitada en los 4 países, aunque México sobresale como el de mayor porcentaje con 12.7%. Llama la atención en Corea del Sur la importancia que tienen las artes y humanidades con 19.4% de la matrícula, siendo ésta una área de poco peso relativo en los otros países. Esto tiene relación con la cultura y filosofía de los pueblos orientales que ponen en un lugar preponderante el desarrollo humano.

Otro aspecto importante que diferencia los modelos de educación superior seguidos en cada país tiene que ver con la participación del sector privado en la atención a la demanda. En este caso se percibe una situación muy similar en Corea del sur, Brasil y Chile, en donde se ha dado una expansión significativa del sector privado cubriendo respectivamente el 75, 68.3 y 62 por ciento de la matrícula nacional. Esto contrasta con la experiencia mexicana caracterizada por una participación preponderante del sector público con una creciente pero aun insuficiente contribución privada. Esto pone de manifiesto la relevancia que este último sector ha tenido en el primer grupo de naciones para abatir en el caso de Corea del Sur y reducir en los casos de Brasil y Chile, el rezago educativo en este nivel.

La aportación del sector privado a la solución de las necesidades sociales en educación superior puede medirse igualmente analizando el gasto que el sector destina a este rubro, el cual, para eliminar los sesgos que pueden generarse por los distintos tamaños de las economías, debe medirse de manera ponderada, siendo una de las ponderaciones más aceptadas aquélla que considera el PIB. Así, si se toma como referencia el gasto como porcentaje del PIB, se tiene que Corea del Sur es la nación que mayores recursos destina con el 2.6%, de los cuales dos puntos porcentuales corresponden a inversión de la iniciativa privada y el resto, 0.6 puntos porcentuales, es cubierto con recursos públicos. Le sigue Chile con 2% del PIB, 1.7 de origen privado y 0.3 de origen público, luego Brasil con 1.6% de su producto siendo 0.9 privado y 0.7 público y al último México que sólo invierte el 1.2 % del PIB con una contribución privada de 0.3 y pública de 0.9.

REFLEXIONES FINALES

Los resultados presentados en este trabajo muestran en primer término la relevancia que tiene la educación en general y la educación superior en lo particular como factor explicativo del desarrollo económico. Si bien este vínculo es generalmente aceptado debido al énfasis que se pone en diversas teorías, la medición de los efectos específicos como su contribución a la tasa de crecimiento de una economía, son polémicos, sobre todo porque en algunos trabajos en donde se han realizado ejercicios estadísticos o econométricos, se ha encontrado que los coeficientes estimados tienen el signo incorrecto o son estadísticamente poco significativos. Al margen de esta evidencia que también se ha encontrado en este trabajo, la correlación entre nivel educativo y nivel de ingresos parece ser sólida lo que sugiere efectos de nivel pero no de tasa, aunque debe reconocerse que aun en ese caso la causalidad puede correr en ambos sentidos.
Otro aspecto que se argumenta en este trabajo es que las experiencias analizadas corresponden a modelos de educación superior diferentes, tanto por los recursos destinados al sector, por la orientación de la matrícula hacia distintas áreas del conocimiento, pero sobre todo, por la importancia que en cada uno de ellos se ha dado a la participación del sector privado. Cada modelo adoptado ha tenido resultados distintos en materia de cobertura, pero éstos han sido influidos de manera importante por factores demográficos. De igual manera el impacto sobre el desempeño económico ha sido diferente en cada experiencia, sin embargo ello no deriva solamente de un mayor acceso de la población a la educación terciaria, sino también de los esfuerzos realizados para brindar una educación pertinente y de calidad. Parece desprenderse de este análisis como una enseñanza para México que los problemas de cobertura sólo se resolverán cuando el sector privado se comprometa y participe responsablemente en el financiamiento y la provisión de servicios educativos de buena calidad. Con esto se estaría contribuyendo a que la educación superior juegue un papel más protagónico en el desarrollo económico y social de este país.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Arizmendi, R. y A. Mungaray, 1994. “Relación entre la educación y el desarrollo económico de México”,
Comercio Exterior, Vol. 44, Num. 3, marzo, México, pp. 193-198.

Barro,  R.,  1997,  1997,  Determinants  of  Economic  Growth: A Cross-Country  Empirical  Study.
Cambridge, MA: The MIT Press.

De la Fuente, A. , 2004, Educación y Crecimiento: Un Panorama, Documento de Trabajo, Instituto de
Análisis Económico (CSIC), octubre.

Mankiw, G., Romer, D. and Weill, D:N: (1992), “A contribution to the empirics of economic growth”, The
Quarterly Journal of Economics, Vol. CVII, Num. 2, may.

Ocegueda, J. M., 1997, Integración Económica Regional y Educación Superior en México, Colección
Temas de Hoy en la Educación Superior, ANUIES, México.

Delors, J. 1996, La Educación Encierra un Tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, Ediciones UNESCO.

Press. World Bank, 1993, The East Asian Miracle. Economic Growth and Public Policy, Oxford University