EDUCACIÓN AMBIENTAL EN EXPERIENCIAS URBANAS<br>
 Representaciones sociales de un sujeto ambiental en el escenario de una ciudad verde

EDUCACIÓN AMBIENTAL EN EXPERIENCIAS URBANAS
Representaciones sociales de un sujeto ambiental en el escenario de una ciudad verde

Jorge Alirio Peñaloza Páez
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela

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Saber ambiental y  Enfoques del Desarrollo

A fin de indagar sobre los postulados teóricos del conocimiento de ambas categorías, en diferentes autores y tiempo y nuevas formas de subjetividad.

Saber ambiental

El saber ambiental representa un cuestionamiento sobre las condiciones ecológicas de la sustentabilidad y las bases sociales de la democracia y la justicia. El saber ambiental produce nuevas significaciones, nuevas formas de subjetividad y posicionamiento ante el mundo; busca comprender al otro, negociar y alcanzar acuerdos con el otro, sin englobar las diferencias culturales en un saber universal. Leff (2002), continúa diciendo el autor que el saber ambiental rebasa a las “ciencias ambientales” (p. 6). El saber ambiental emerge desde el espacio de la exclusión generado en el desarrollo de las ciencias, centradas en sus objetos de conocimiento, y que producen el desconocimiento de procesos complejos que escapan a la explicación de esas disciplinas. Siguiendo con el mismo autor argumenta que el saber ambiental se configura en la combinación del mundo marcado por la tecnologización de la vida y la economización de la naturaleza, por el mestizaje de las culturas, el diálogo de los saberes y la dispersión de subjetividades, donde se están resignificando los sentidos existenciales a contracorriente con el proyecto unitario y homogeneizante de la modernidad.
El saber ambiental emerge de una reflexión sobre la construcción social del mundo actual, donde hoy convergen y se precipitan los tiempos históricos. Leff (2002), en su libro saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder, sigue argumentando que  estos son los tiempos de la confluencia de procesos físicos, biológicos y simbólicos reconducidos por la intervención del hombre –de la economía, la ciencia y la tecnología- hacia un nuevo orden geofísico, de la vida y de la cultura. “El saber ambiental viene así a cuestionar la pretensión de alcanzar la verdad como la identidad de un saber holístico con una realidad total” (p.61). La degradación ambiental se manifiesta como  síntoma de una crisis de civilización marcada por el modelo de modernidad regido bajo el predominio del desarrollo de la razón tecnológica por encima de la organización de la naturaleza. La problemática ambiental surge en las últimas décadas del siglo como el signo más elocuente de la crisis de la racionalidad económica que ha conducido el proceso de modernización
Para el autor la racionalidad económica desconoce toda ley natural o cultural para dar curso a una degradación socioambiental, que desborda toda norma para controlarla. La degradación ambiental “emerge del crecimiento y globalización de la economía” (p. 63), continua Leff la naturaleza se levanta de su opresión y toma vida, revelandose a la producción de objetos muertos y a la degradación del mundo. La sobreexplotación de los ecosistemas. que calladamente sosteníana los procesos productivos, ha desencadenado una fuerza destructiva, que genra los cambios globales que amenzan la estabilidad y sustentabilidad del planeta: la destrucción de la capza de ozono, el calentamiento global. el impacto de estos cambios ambientales en el orden ecológico y social del mundo, amenza a la economía como un cáncer generalizado e incontrolable.
Para Leff la racionalidad ambiental se da a través de la articulación de procesos ecológicos, tecnologicos y culturales. Esta articulación es un concepto clave para “evaluar medidas de gestión y políticas ambientales” (p. 65), y para reconocer inconsistencias en los movimientos ambientales, así como ofrecer estrategias y, sobre todo, para generar posibles parámetrosde sustentabilidad. Para construir esta racionalidad ambiental, el autor propone tres ejes en que se debe sustentar: (a) “las condiciones ecologicas del proceso productivo, (b)los valores de la democracia, (c) los principios de la diversidad cultural” (p. 66). Por otro lado propone la articulación de cuatro niveles de racionalidad: (a) “una racionalidad material que establece el sistema d evalores que norman los comportamientos sociales y orientan las acciones hacia la construcción de una racionalidad social fundada en los principios saber ambiental, racioanlidad ecológica y racioanlidad axiologica de la sustentabilidad; (b)una racionalid          ad teorica que construye los conceptos que articulan los valores de la racioanlidad sustativa con los procesos materiales que al sustentan; (c)una racionalidad técnica o instrumental que produce los vinculos funcionales y operacionales entre los objetivos sociales y las abses matriales del desarrollo sustentable; (d) una racionalidad cultural, entendida como un sistema de significaciones que conforman las identidades difereciadas de formaciones culturales diversas, que dan coherencia e integridad a sus practicas simbolicas, sociales y productivas” (p.67).
Para el autor la racioanlidad ambiental es concebida, por lo tanto, “como un proceso transformador, un proyecto social que surge como respuesta a la insustentabilidad y la irracionalidad del mundo actual” (p. 68). que forja unpensamiento que no pretende ni imitar, ni representar, ni simular, ni modelr a la naturaleza y al orden ecológico. Busca recuperar la potencia de lo real y del pensamiento para construir otra realidad posible. El concepto de racionalidad ambiental “expresa lo real como potencia de lo que puede llegar a ser en la realidad” (p. 110). sigue argumentando el autor que la crisis ambiental sehace presente enlos años sesenta, mostrando la irracionalidad ecológica de  los patrnes dominantes de producción y consumo y marcando los límites del crecimiento económico, sin embargo la conciencia ambiental comenzó a expandirse desde los años 70 a partir de la “Conferencia de las Nacioones unidas sobre Medio Ambiente Humano, celebrado en Estocolmo en 1972” (p. 123). La degradación ambiental irrumpe como síntoma de una crisis de civilización, marcada por el modelo de modernidad; la cuestión ambiental apunta hacia la desconstrucción del paradigma económico de la modernidad y a la construcción de una nueva racioanlidad productiva.
La sustentabilidd dice Leff se enraiza en las bases ecologicas, y se despliega en el espacio social donde los actors sociales ejercen su poder de control dela degradación ambiental y esta sustentabilidad “emerge como una fractura de la razón modernizadora, que lleva a construir una racioanlidad productiva fundda en el potencial  ecológico de la biosfera y en los sentidos civilizatorios de la diversidad cultural” (p. 149). Finalmente dice el autor que la cuestión ambiental emerge como una problemática del desarrollo, planteando la necesidad de normar los procesos de produccióny consumo que, sujetos a la racionalidad económica y a la lógica del mercado, han degradado el ambiente y la calidad de vida. Dice el autor que de esta cirisis ambiental surgen nuevos valores y fuerzas materiales para la construcción de un nuevo orden social que se van plasmando como principios de las formaciones discursivas del ambientalismo y fundamentos  de una racionalidad ambiental:
(a) El derecho de todos los sers humanos al desarrollo pleno de sus capcidades, a un ambiente sano y productivo, y al disfrute de la vida en armonia con su medio ambiente. (b) Los derechos de los pueblos a la autogestión de sus recursos ambientales para satisfacer sus necesidades y orientar sus aspiraciones  desde diferentes valores culturales, contextos ecológicos y condiciones economica. (c) La conservación de la base d erecursos naturales y de los equilibrios ecologicos del planeta como condicion para undesarrollo sustentable y sostenido que satisfaga als encesidades actuales de las poblaiones y preserve su ptencial para als genraciones futuras. (d) La valoración del patrimonio de recursos naturales y culturales de la humanidad incluyendo el valor d ela diversidad biológica, la heterogenidad cultural y la pluralidd política. (e) La aperturade la globalización economica hacia la diversidad de estilos de desarrollo sustentable, fundado en als condicone ecologicas y culturales de cada región y cada localidad.
En su aparte (f) el autor continua señalando: La eliminación de la pobreza y de la miseria extrema, la satisfacción d las necesidades básicas y el mejoramiento de la calidad de vida dela población, incluyendo la calidad del ambiente, los recursos naturales y las practicas productivas. (g) La prevención de catastrofes ecologicas, de la destrucción de los recursos naturlaes y de la contamianción ambiental. (h) La construcción de un pensamiento complejo que permita articualr los diferetes procesos que constituyen la complejidad ambiental comprender als sinergias ds los procesos socioambientales y sustentar un manejo integrado de la naturaleza. (i)La distribucion de la riqueza y el poder a traves de lña desentralizaci´n economica y de la gestión aprticipativa y democratica de los recursos naturales. (j) El fortalecimiento dela capacidad de  autogestión de als comunidades y la autodetermianción tecnologica de los pueblos, con la producción de tecnologías eologicamente adecuadas y culturalmente apropiadas.
Foladori (2005) expresa su pensamiento en el libro Tipología del pensamiento ambientalista, inicia señalando que “El ambientalismo es una nueva forma de pensamiento que supone un cambio profundo en la visión de los seres humanos respecto del universo” (p. 95),  Así mismo, para el mencionado autor,  al insertarse en el corazón de la concepción y representación del ambiente y crisis ambiental, el autor expresa que nos permite preguntarnos una vez más quiénes somos, de dónde venimos, porqué estamos aquí, porqué somos así, hacia dónde vamos, como tenemos que relacionarnos con la naturaleza, qué es lo que debemos hacer. El mismo Faladori expresa que al hacer suyas dichas preguntas fundamentales, el ambientalismo intenta darles respuestas a partir de lo que hemos percibido y valorado como una serie de alteraciones producidas por los Homos sapiens al medio natural, al medio construido y a la salud, bienestar y calidad de vida de los propios seres humanos (p. 196), como consecuencia de ciertos acontecimientos ocurridos a partir de nuestra relación reciproca o interdependencia recíproca con el ambiente.
Prosigue argumentando que el ambientalismo no es causante de la crisis ambiental que hoy padecemos, por el contrario, nos hace conscientes de ella, nos ayuda entenderla; el ambientalismo surge hacia la década de los sesenta y setenta del siglo XX (p. 196). Para Foladori el pensamiento ambientalista se divide en pensamiento de los países del norte y en pensamiento de los países del sur, presenta dos posturas “lo humano” y lo “no humano”; tradicionalmente ha prevalecido la idea de que lo “humano se refiere al ser humano y de que lo no humano se refiere a la naturaleza” (p. 197). Bajo tal concepción, ciertas posturas han sostenido que lo humano debe pensarse como sujeto, y lo no humano como un objeto. A partir de esta diferenciación, a veces el ser humano está por encima de la naturaleza (dualismo), pero a veces está en condiciones de igualdad (monismo).
El autor argumenta que el dualismo reconoce la distinción entre lo humano y lo no humano, y los separa como dos entes diferentes. Aquí está clara la idea de superioridad del ser humano sobre la naturaleza; ésta queda reducida a un objeto (mecánico). Prevalecen las ideas de dominio, explotación, manipulación, administración, apropiación, control, regeneración, creación, y hoy en día agregaríamos clonación y modificación genética de los procesos naturales para beneficio del ser humano. (p. 198). Así mismo, para el autor el monismo comienza utilizando la idea de distinción entre lo humano y lo no humano, sostiene que no hay diferencia entre uno y otro, más bien se identifican. Aquí es fundamental la igualdad entre el ser humano y la naturaleza, pero ahora el que queda reducido es el primero (ser humano) y el que queda sobrevalorado es el segundo, es decir, la naturaleza. Prevalecen las ideas de respeto, acatamiento, obediencia, seguimiento, sometimiento y sujeción a los procesos naturales, continua diciendo el autor (p. 198).
Continúa argumentando que existen otras posturas que explican que la distinción entre lo “humano y lo no humano” (199) no debe pensarse en términos de un sujeto y de un objeto, sino que lo importante es la relación que guardan entre sí y la forma en que la percibe el universo que bien puede ser a través del aparato sensorial, a través de otros niveles de conciencia. Se identifican cuatro posturas o ismos que reconocen la distinción entre lo humano y lo no humano, pero con resultados y visiones muy diferentes: antropocentrismo, biocentrismo, ambiocentrismo y sabiduría ancestral sagrada. El ambiocentrismo no se refiere a un sujeto y/o a un objeto superior, inferior o en igualdad, sino que nos permite comprender la relación entre lo humano y lo no humano como un relación de interdependencia. Ciertamente compleja pero en la que existe un diálogo entre ambos entes. La aportación que hace el ambiocentrismo desde el paradigma de la complejidad, conduce a proponer dos cosas. Primero, a sustituir la expresión “ser humano-naturaleza” por la de “ser humano-ambiente” (p. 199), esta última se adapta no solo a la visión sistémica, holística y reciprocante que se requiere para explicar la relación  que guarda el ser humano con el ambiente, sino que recoge de éste las características esenciales de amplitud y flexibilidad que tiene como término y que  nos permite en últimas instancias elaborar un concepto jurídico de ambiente.
El autor citado quien al abordar el tema de la existencia de diferentes concepciones sobre lo que es naturaleza, se refiere a la derivación de un criterio ético de valoración sobre qué es lo bueno y qué es lo malo en la relación del ser humano (la sociedad) con la naturaleza. Así distingue tres grandes concepciones  a partir de la expresión “natural vs artificial” (p. 203):
1) Conjunto de todas las cosas existentes. Tanto lo humano como lo no - humano es naturaleza, es decir, todo es naturaleza:… “el plástico es igual de natural que la miel. El ser humano no puede hacer nada cuyo producto o resultado sea, asimismo, natural, ya que él es en sí,  naturaleza. (p. 204). La distinción natural – artificial nos ayuda a determinar lo bueno y lo malo para el mundo que nos rodea.
 2) Conjunto de las cosas que existen sin intervención humana con espontaneidad no deliberada. Para el autor en este punto se distingue lo natural que está fuera de la intervención humana. Se trata de dos opuestos donde la naturaleza excluye al ser humano y lo que resulte de él.

3) Origen y causa de todo lo existente, cómo explicación ultima y razón de ser. De la distinción entre el ser humano y la naturaleza surge la valoración ética donde lo bueno es lo natural y lo malo lo artificial. No existe una justificación de por qué esto es así, ya que de la misma manera podría alegarse que lo malo es lo natural y lo bueno lo artificial (p. 204). Esta perspectiva fundamentalista no termina en la reivindicación de una naturaleza buena, por lo que es posible distinguir tres fases: a) se comienza por separar al ser humano de la naturaleza; b) se adjudican valores perjudiciales a lo humano y benéficos a la naturaleza; c) acaba por considerar ciertos comportamientos humanos en naturales (buenos) y en sociales (malos).

El cuadro 2 tipología del conocimiento ambientalista presenta la problemática ambiental, el autor con este cuadro expresa propuestas y alternativas no siempre fáciles de relacionar con sus posturas ideológicas, representa en forma simple lo que es complejo, distingue ecocentristas de antropocentristas; y el considerar a la sociedad humana como un bloque enfrentado a la naturaleza. El cuadro profundiza en las teorías científicas más significativas, realiza un análisis comparativo  de las diferentes corrientes, mostrando semejanzas y diferencias
Las teorías del desarrollo aparecen como una especialidad de la ciencia económica para Gutiérrez y González (2009). En su libro De las teorías del desarrollo al desarrollo sustentable, plantean que estas teorías delimitaron como campo de conocimiento el estudio de las transformaciones de las estructuras económicas de las sociedades en el mediano y largo plazo: implica una tensión entre la teoría y el desarrollo. El cuadro 3 que a continuación se desarrolla presenta distintas interpretaciones sobre las Teorías del Desarrollo de Gutiérrez y González.