Movimientos sociales ambientales: nuevos grupos y organizaciones
Con el fin de reconocer las perspectivas que sobre Educación Ambiental, se manejan en escenarios alternativos.
Alcance de los movimientos sociales
En general, el estudio de los  Movimientos Sociales implica el análisis del contexto donde estos emergen, su  forma de comunicarse y al impacto que generan. Algunos autores como Jelin  (2003) en su artículo La escala de acción de los movimientos  sociales los describen como sistemas colectivos de reconocimiento  social que expresan identidades colectivas y como intermediarios políticos no  partidistas que traen las necesidades y demandas de las voces no articuladas a  la esfera pública y las vinculan con los aparatos institucionales. Con los  Proyectos regionales actuales en Latinoamérica, señala la autora, los  movimientos sociales tienen la oportunidad de reforzar o ampliar su  rol, sus demandas, sus formas de acción para  expresarlas y constituirse en sujetos colectivos, es decir, reconociéndose como  grupo o categoría social.
      De  igual manera Raschke (1994) considera los movimientos sociales como “actor  colectivo movilizador que, con cierta continuidad y sobre las bases de una alta integración simbólica y una escasa  especificación de su papel, persigue una meta consistente en llevar a cabo, evitar o anular cambios sociales fundamentales”  (p.124). Algunos elementos le son comunes: la movilización de apoyos es  una condición relevante para la existencia de  un movimiento social; cierta continuidad para deslindar los movimientos  sociales de episodios colectivos; alta integración simbólica caracterizada por  un pronunciado «sentimiento de nosotros» como la moda, los modales, el  lenguaje, los hábitos y los símbolos políticos; escasa diferenciación y  fijación de sus papeles en comparación con las organizaciones formales.
   Otro experto en el tema es Touraine, quien en  su artículo Los movimientos sociales (2006), distingue tres principios que  fundamentan el movimiento social: la  identidad, la oposición y la totalidad. El   principio de identidad se  refiere a la definición del actor por él mismo, es el conflicto el que  constituye y organiza al actor. Con el   principio de oposición, se  trata precisamente de esta capacidad del movimiento para nombrar a su  adversario. Un movimiento no se organiza sino nombrando a su adversario, aunque  su acción no presupone esta identificación. Es el conflicto quien hace surgir  al adversario y forma la conciencia de los actores involucrados en él. Las  orientaciones comunes a estos dos adversarios llevan al  principio de totalidad. El movimiento obrero  compartía así con los capitalistas los valores de la industrialización: la creencia  en el progreso o la importancia de la producción y de la productividad. Los dos  movimientos no oponían dos tipos totalmente distintos de sociedades, pero sí  dos versiones conflictivas, opuestas, del mismo modelo industrial. Un  movimiento social “… no puede ser jamás definido por un objetivo o un  principio. Este no es más que la unión de estos tres componentes, juntos  inestables, jamás completamente coherentes y casi siempre mezclados a otros  modos de acción colectiva” (p. 261).
      En el contexto de los Movimientos  sociales surgen los Movimientos Sociales Ambientales, los cuales se orientan con un fin claramente  delimitado como lo es la protección del medio ambiente.  El movimiento se presenta como una reacción  frente a la destrucción de los recursos y la degradación ambiental provocados  por el abuso tecnológico, el modelo de desarrollo imperante y su costo social y  ecológico. Se aspira un desarrollo más igualitario y sostenido; es decir el  movimiento nace como una acción colectiva de supervivencia.
Movimientos indígenas en escena
Ulloa  (2004) en su texto La construcción  del nativo ecológico. Complejidades, paradojas y dilemas de la relación entre  los movimientos indígenas y el ambientalismo en Colombia, se refiere al papel de las organizaciones  indígenas y los movimientos ambientalistas así como la construcción de las  identidades indígenas ecológicas, cuáles han sido sus propuestas político  ambientales y los efectos que estas han traído. En Colombia se crea el Consejo Regional Indígena  del Cauca, CRIC,  en 1971, lo que se  constituye en fecha importante para el inicio de la participación en la vida  política del país.  Según la autora, “Sus  acciones les han permitido construir nuevas relaciones políticas y una mayor capacidad  de negociación con el Estado, los sectores privados, otros grupos y movimientos  sociales, al igual que con la guerrilla” (p.288). 
      Los fundamentos actuales de acción de  la CRIC, los resumen en: (a) Recuperar la tierra  de los resguardos y realizar la defensa del territorio ancestral y de los  espacios de vida de las comunidades indígenas; (b) Ampliar los resguardos;  (c)Fortalecer los cabildos Indígenas; (d) No pagar terraje; (e) Hacer conocer  las leyes sobre indígenas y exigir su justa aplicación; (f) Defender la  historia, la lengua y las costumbres indígenas; (g) Formar profesores  indígenas; (h) Fortalecer las empresas económicas y comunitarias; (i)  Recuperar, defender, proteger los espacios de vida en armonía y equilibrio con  la Madre Tierra; 10. Defensa de la Familia, según lo transcriben en la página  web del CRIC. El Primer Encuentro Indígena de Colombia se realizó en el Tolima  en 1980, a fin de dotar al movimiento indígena de una estructura político  organizativo así como la  creación de la  Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC. Esta última realizó el Primer  Congreso Indígena en 1982 cuyos  trabajos  giraron alrededor de “los principios de  Unidad, Tierra, Cultura y Autonomía “. 
      La acción del movimiento indígena organizado es reconocido  por la normativa colombiana de 1991, en su artículo 7, que reza: “El estado  reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana”. El  articulo 246…” Las  autoridades de los pueblos indígenas podrán ejercer funciones jurisdiccionales  dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias normas y  procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitución y leyes de la  República…”. En el 329 norma sobre las entidades territoriales, en su  Parágrafo se refiere a la explotación de los recursos naturales en los territorios  indígenas que “se hará sin desmedro de la integridad cultural, social y  económica de las comunidades indígenas. En las decisiones que se adopten  respecto de dicha explotación, el Gobierno propiciará la participación de los  representantes de las respectivas comunidades”.
      Retomando a Ulloa quien expresa que el  proceso de construcción de las identidades indígenas alrededor de lo ambiental  colabora con el resignificado  de la  política cultural nacional, al abrir nuevos espacios democráticos y cambiar la  forma de hacer política. Al reconfigurar las identidades indígenas colectivas  en torno a lo ecológico dos dinámicas están relacionadas con tales procesos  como lo son el surgimiento de la "conciencia ambiental global" (p.  5), como respuesta a la crisis ambiental y económica expresada en el desarrollo  sostenible y en los movimientos ambientalistas nacionales y globales.
      Argumenta la autora las acciones  políticas de los pueblos indígenas que los muestran cada vez más empoderados  frente a los Estados, las agencias y corporaciones internacionales, en tanto  que actores con creciente autonomía de gobierno sobre sus territorios y  recursos, coinciden con la internacionalización del derecho ambiental y el  multiculturalismo. La autora hace una presentación de la política cultural y  ambiental de los pueblos indígenas en la Sierra Nevada de Santa Marta, las  prácticas ecológicas de estos pueblos indígenas, aborda los aspectos de  territorito, naturaleza, biodiversidad, desarrollo sostenible y  participación-autonomía; las identidades étnicas y ecológicas, el espacio  político que han ganado para confrontar ideas-fuerza hegemónicas como nación  ciudadanía, desarrollo, democracia, ambiente y biodiversidad, para confrontar  en suma la cosmología de la modernidad. 
      Continua la autora que las demandas de  los pueblos indígenas se analizan a través de los documentos que en las últimas  décadas éstos han producido en los “escenarios internacionales” (p.7) y que han  ido consolidando un discurso con fuerza simbólica para confrontar la lógica hegemónica  de regulación de espacios desde las concepciones indígenas de vida y  territorio, en la medida en que reclaman autodeterminación en sus territorios  con fundamento que les da ser reconocidos como “nativos ecológicos” (p. 8).La  autora en su libro también hace referencia del proceso que ha llevado a los  pueblos indígenas a situarse como actores importantes, haciendo énfasis en la  incidencia que en ellos ha tenido la internalización de nueva identidades  ecológicas, tras las cuales los indígena han fortalecido sus luchas por la  defensa y recuperación de sus territorios.
  La IV Cumbre Continental de Pueblos y  Nacionalidades Indígenas del AbyaYala (2009), resumida en la Declaración de Puno  abordó temas tales como los Estados  plurinacionales, entendido como el reconocimiento de las variadas identidades  culturales “que coexistimos como pueblos originarios” (p.1); la postura crítica  sobre la entrega de los bienes naturales a través “de tratados de libre  comercio, mega proyectos, militarización” (p.1), el despojo de los territorios  indígenas y la represión contra líderes indígenas; la imposición de los  sistemas educativos contrarios “ a nuestra cosmovisión ni responden a nuestras  prácticas y necesidades”; la revalorización de los cosmos conocimientos. Se  decidió construir un Tribunal de Justicia Climática que juzgue a las empresas  transnacionales y los gobiernos cómplices que depredan la naturaleza, saquean  sus bienes naturales y vulneran sus derechos, como el primer paso hacia una  Corte Internacional sobre Delitos Ambientales. También constituir la  coordinadora de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del AbyaYala; fortalecer sus  sistemas de educación intercultural bilingüe y de salud indígena.
Para Bermúdez (2005), en el libro el dialogo de saberes y la educación ambiental enuncia como los indígenas tienen objetivos distintos a los de nosotros, conciben el mundo de otra manera, tienen otras representaciones, otra visión del mundo. La autora argumenta que hay que partir de la valoración de otras culturas que tienen aportes tan valiosos como los nuestros y que mediante el diálogo será posible construir otras nuevas realidades. Se hace necesario respetar y valora la diversidad cultural acota la autora, contar con el conocimiento mutuo y la voluntad de comprensión para lograr una valiosa fertilización cultural.
Según la autora nosotros podemos adoptar muchas ideas indígenas para transformar nuestras representaciones, conductas, colaboración y respeto hacia la naturaleza ya que ellos se han apropiado de muchas costumbres occidentales dado que la cultura es un proceso de permanente cambio. Desde la visión occidental se percibe a la naturaleza como objeto externo a nosotros y susceptible de ser conocida, mediada, cuantificada, para la visión indígena en cambio, la realidad es simbólica y está allí presente. Siguiendo a la autora el indígena no representa al mundo, sino que lo hace presente “simbólicamente por medio del ritual y la celebración” (p. 28), lo conoce a través de su vida misma vivencialmente, como la fiesta de la siembra y la cosecha de los Ingas, donde todos los miembros de la comunidad se reúnen para hacer surcos, siembras y agradecer a la “Madre Tierra” (p. 28) por los frutos y alimentos prodigados.
Para las comunidades indígena existe una visión integral entre hombre y naturaleza, el hombre es tan sólo parte de ella y no su artífice o modificador absoluto. Continúa la autora que lo ambiental permanece unido a un todo a la vida y acción de la comunidades, por lo cual su percepción del mundo y el manejo de los recursos naturales es inherente a su vivir y acontecer y no puede dividir o separar. Para los Iku, los Ingas y Wayuu la muerte es un estado de vida, a medida que se vive se muere, la vida y la muerte son momentos integrales de la existencia, con la muerte de lo viejo se termina un ciclo para dar paso a otro nuevo. Los ciclos son muy importantes en la vida de los seres humanos y de la naturaleza. El afirmar que todas las cosas tienen alma o albergan “espíritus” (p. 36), es la primera expresión de respeto de la especie humana hacia el resto de la naturaleza.
Para Estermann (1994), “el equilibrio armónico del ecosistema requiere de la reciprocidad de las acciones y la complementariedad de los actores” (p.134). El principio de complementariedad y reciprocidad tiene influencia en todos los campos de la vida de estas comunidades indígenas y permean su actuar cotidiano, los espíritus de los seres de la Naturaleza están atentos a las formas de uso que hace el hombre de ellos. El indígena está estrechamente ligado a la naturaleza porque forma parte de ella. Un cambio en la naturaleza también afecta al hombre y un cambio por parte del ser humano que altere o dañe los procesos naturales, conlleva trastornos en el ecosistema. Desde su cosmovisión el hombre indígena se constituye en el guardián y protector de la naturaleza y no en su amo y su dueño como sucede generalmente desde la visión occidental.
Así mimo el mencionado autor argumenta que “el indígena es agricultor, guardián no solo de la tierra y de los animales, sino de los ciclos ecosistémicos… el trabajo…es un dialogo intimo e intensivo con la naturaleza, una oración a la madre tierra, un acto simbólico de carácter ritual”. , (p.199. El hombre es el encargado de cuidar el ecosistema y la ética indígena, tiene la tarea de velar por el cumplimiento de esa función. En occidente a pesar de los logros de la ciencia y la tecnología dice la autora que hemos perdido la perspectiva humana y el alzo que nos une a la “madre tierra” (p. 41), al considerarnos superiores, dueños y depredadores y se hace necesario un replanteamiento conceptual y vivencial para que volvamos a considerarnos parte de la naturaleza y reencontrarnos con ella, estableciendo nuevos equilibrios en la relación sociedad-naturaleza.
En la Declaración de la II  Cumbre Continental de Mujeres Indígenas (2013) se transcribe lo que el grupo  reafirma, lo que se proponen y lo que exigen a los Estados: 
   (1). Garantizar la  participación de las mujeres indígenas en  la elaboración de Políticas  Públicas.
      (2).  Crear las condiciones para que las mujeres accedan de manera efectiva a la  justicia ordinaria, y establecer  junto con las autoridades indígenas  mecanismos de  coordinación entre el Sistema Propio y el Sistema  Ordinario.  
      (3).  Adoptar las Políticas Públicas que garanticen el derecho a la educación y a la  salud, enfatizando en la salud sexual y reproductiva, y la prevención y el  tratamiento del VIH desde una perspectiva  intercultural.
      (4).  Respetar los procesos de consulta previa, libre e informada según las normas y  procedimientos propios de los pueblos, así como la no intervención del Estado  en las decisiones comunitarias.   
      (5).  Exigir reparación integral y justa ante deuda ecológica, ambiental, histórica y  social con los pueblos indígenas. 
      (6).  Reconocer y reparar los daños que las industrias extractivas causan en la vida  de las mujeres indígenas y de sus familias.
      (7).  Que en todos los países  se  incluya los  derechos  laborales  a las trabajadoras domésticas de todo el Continente, siendo  muchas de ellas, mujeres indígenas, porque en el mundo ya se erradicó la  servidumbre y la esclavitud.
      (8).  Detener los procesos de privatización de las semillas y el otorgamiento de  patentes que atentan contra la vida de los seres humanos, como por   ejemplo: el caso de la leche materna.
      La V Cumbre de los pueblos indígenas  realizada en Panamá, en el marco de VII Cumbre de los Jefes de Estado y  Gobierno de las Américas, se emitió la respectiva Declaración, que se inicia  con las Consideraciones del grupo indígena sobre la discriminación sufrida a  través de “injusticias impuestas a través del sistema legal” desde tiempos  coloniales; la persistencia de “asesinato, desaparición física y persecución”  de líderes indígenas enfrentados en la defensa de los territorios que les  pertenecen; el recrudecimiento de la violación a sus derechos colectivos  apoyados en nuevas formas de colonización política o económica. En esta ocasión  se ratifican los contenidos de aquellas declaraciones que se han quedado en  buenas intenciones y se plantean de manera firme el consentimiento mutuo ante  la ejecución de megaproyectos que afecte el Buen Vivir; se valore el aporte del  saber indígena y la diversidad lingüística; la protección y restauración de  sitios sagrados, en fin  “la titulación,  demarcación, saneamiento y protección de nuestras tierras, territorios y  recursos” (p.2).