COMPETENCIA DOCENTE: ORGANIZACIÓN DE SITUACIONES DE APRENDIZAJE EN INVESTIGACIÓN Y RENDIMIENTO ACADÉMICO DE ALUMNOS DE INGENIERÍA EN COMPUTACIÓN

COMPETENCIA DOCENTE: ORGANIZACIÓN DE SITUACIONES DE APRENDIZAJE EN INVESTIGACIÓN Y RENDIMIENTO ACADÉMICO DE ALUMNOS DE INGENIERÍA EN COMPUTACIÓN

Celina Varela Maldonado (CV)
Universidad Autónoma de Zacatecas

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2.3. Revisión de teorías

La teoría presenta distintos modelos de competencias, donde cada uno de los autores contribuye a incrementar la pluralidad de significados del término de competencias que por demás da muestras de su amplitud. El desarrollo de las competencias es acumulativo por lo que cada etapa del proceso de adquisición de competencias contribuye a reforzar lo adquirido.

2.2.1. Modelo dinámico de Le Boterf

En el modelo dinámico de Le Boterf (citado en Navío, 2005, p.224), porque para él “la competencia es un proceso, así pues la competencia es saber proceder, eso implica ser capaz de movilizar las diferentes funciones de un sistema compuesto por diversos recursos, sistemas de razonamiento, conocimiento, evaluaciones, capacidades, etc.…” La interpretación que hace Navío es que cada situación profesional que se presente deberá considerarse en forma particular tomando en cuenta su individualidad para su evaluación. Menciona Le Boterf, en una fragmentación de elementos de la competencia como serían los conocimientos generales, conocimientos específicos, conocimientos procedimentales del entorno profesional, recursos psicológicos, aptitudes, capacidades, saber hacer y experiencia.

2.2.2. Modelo comprensivo de Cheetman y Chivers

En el modelo comprensivo de Cheetman y Chivers (citado en Navío, 2005, p.225) intentan explicar cómo los profesionales adquieren y mantienen su competencia profesional. “la reflexión en y sobre la acción es, más que una competencia añadida de los profesionales, un elemento vital de la competencia profesional” haciendo alusión de la experiencia adquirida como resultado del trabajo y gestión.  Incluyendo en forma novedosa el control de emociones como una habilidad de tipo interpersonal; formando parte de este modelo propuesto se encuentra la inclusión de los valores y la ética profesional como elementos vitales del modelo propuesto.

2.2.3. Modelo interpretativo y relacional de Velde

En el modelo interpretativo y relacional de Velde (citado en Navío, 2005, p.228) la relevancia que presenta el siguiente modelo estriba en la forma de mirar el mundo partiendo del significado individual “los elementos más significativos del entorno que dan sentido y significado al trabajo son: el contexto de trabajo, experiencia, situación ocupada por el trabajador, la concepción del mundo personal y profesional que rodean al trabajo”.

2.2.4. Modelo explicativo de Navío

En el modelo Explicativo de la competencia profesional, propuesto por Navío (2005, p.228), sintetiza la competencia profesional en un modelo circular, donde en el núcleo central se encuentran las capacidades del individuo que necesita mostrarlas a través de la movilización de los recursos que conduzcan a acciones, estas capacidades permitirán la adquisición de conocimientos, procedimientos, agregando componentes innovadores como son las actitudes y los valores que conformarán su cultura debido a lo cual agrega Fernández (citado en Navío, 2005, p.229) estos evolucionan a través de procesos educativos formales e informales.  En un segundo nivel pone la experiencia como elemento obligatorio acorde a los intereses y necesidades del individuo como elemento fundamental en la formación de las competencias.

2.2.5. Modelo de competencias gerencial de Hellriegel, Jackson y Slocum Jr.

Hellriegel, Jackson y Slocum Jr. (2006) hacen alusión a las competencias gerenciales desde la administración como un conjunto de conocimientos, habilidades, comportamientos y actitudes que necesita un gerente a fin de ser efectivo en una amplia gama de labores gerenciales y en diversos escenarios de organización. 
Proponen un modelo de competencias gerenciales que giran en torno de la eficiencia gerencial identificando: planeación, administración, trabajo en equipo, acción estratégica, globalización y manejo de personal. Estas competencias son trasferibles de una organización a otra. Para,  Hellriegel, Jackson y Slocum Jr. (2006, p.14) revelan:
Sin importar cuándo, dónde o cómo desarrolle estas competencias, deberá utilizarlas en el futuro en labores que aún no se imagina siquiera que asumirá o que incluso no existen en la actualidad.
En virtud de que las competencias gerenciales se aprenden en razón de actividades, además de asimilarse en el trabajo, quienes efectúan contrataciones prestan mucha atención en la participación de los estudiantes en ellas, en lugar de sólo considerarlos en función de los promedios académicos.

2.2.6. Modelo conceptual de desarrollo empresarial basado en competencias de Varela y Bedoya

El siguiente modelo muestra en forma novedosa la construcción de un modelo de tipo conceptual descriptivo de desarrollo empresarial basado en competencias  (Varela y Bedoya, 2006) que permita la formación de empresarios que ocupa la región. Conscientes de que para la formación de un empresario se requiere conocer distintas variables del entorno en diversos ámbitos, se plantea el modelo conceptual basado en competencias como un recurso para la formación de empresarios que puedan generar riqueza y desarrollo social exitosamente acordes con su circunstancia. Se fundamenta básicamente en la adquisición de competencias de conocimiento y personales entendiendo aquí que son la serie de habilidades, comportamientos, actitudes, valores y espíritu empresarial. Este modelo plantea Varela y Bedoya (2006 p.38), el logro de competencias por lo cual:
 Debe ser explícito que el proceso de desarrollo de las competencias es acumulativo y por lo tanto cada etapa del proceso debe continuar reforzando las competencias alcanzadas en las etapas anteriores y cada proceso de evaluación y decisión debe garantizar que dicho reforzamiento ocurra.

2.2.7. Modelo basado en la Educación

Se introducen un nuevo modelo propuesto basado en la educación debido a que presenta recomendaciones de intervención educativa para formar en competencias fundamentadas en valores con sesgos adaptativos en el ser lo cual su descripción no es tarea fácil, a diferencia de modelos que la anteceden llamados de transmisión que actualmente ya serían considerados obsoletos, refieren Martin y Puig (2008), estos, consisten en una acumulación de conocimientos en donde el alumno debe continuar su caminar basado en sus propias fuerzas, donde asegurando buenos niveles de aprendizaje solo llegan algunos cuantos previamente seleccionados.
En cambio en los modelos basados en la educación, se trabaja tanto en la trasmisión de conocimientos así como en la formación personal y social del alumno fundamentada en una pedagogía a medida de cada alumno en contraste con las selectivas pues aspira a que todos los alumnos obtengan su promoción. “Es necesaria una formación integral que mire en las personas tonalidades y trabaje con ellas de manera global: que busque el equilibrio entre el ser y el saber”.   Martin y Puig (2008, p.16), para impulsarla se requiere una educación en valores.
La educación en valores (Martin y Puig, 2008, p.16), es la primera tarea de los seres humanos porque, a pesar de estar preparados para vivir, necesitamos adoptar una forma de vida que sea posible sostener y que realmente queramos para nosotros y para todos los que nos rodean. Es necesario escoger cómo queremos vivir. Este aprendizaje resulta esencial porque la vida es algo único y de máximo valor, pero es vulnerable, tanto a nivel físico como psicosocial. La debilidad que manifiesta pide especial atención para aprender a vivirla y para respetarla. Pero la vida es también un espacio de cristalización de valores. Es una realidad que adquiere forma a medida que el esfuerzo humano la construye en íntima relación con el entorno. No es exagerado decir que la vida es la obra de arte que cada uno va modelando. Para alcanzar la vida de éxito es necesario realizar un esfuerzo educativo para construirla.
Para aprender a vivir de manera integral, refiere Puig (citado en Martin y Puig, 2008, p.17) en necesaria una educación que considere los principales ámbitos de la experiencia humana y el aprendizaje ético que supone cada uno de ellos: aprender a ser, aprender a convivir, aprender a habitar en el mundo y aprender a participar.
Aprender a ser (Martin y Puig, 2008), en el sentido de saber tratar las cuestiones que va planteando la vida, es construir una forma autónoma y responsable.  En cuando a aprender a convivir, “apunta sobre la tarea formativa que hay que llevar a cabo para superar la tendencia al aislamiento entre personas, para recobrarse del exceso del individualismos que lo valora todo en función del propio interés” (Martin y Puig, 2008, p.18).  Aprender a habitar en el mundo, hace referencia a tener una “ética universal de la responsabilidad por el presente y por el futuro de las personas y de la tierra”. 
Por último aprender a participar se centra en el aprendizaje de la vida en común:
Este proceso consiste en llegar a formar parte de una colectividad, logrando un buen nivel de civismo, o respecto de las normas y hábitos públicos, y llegando a ser un ciudadano activo. Es decir, una persona capaz de requerir los derechos que le corresponden y sentir la obligación de cumplir los deberes y manifestar las virtudes cívicas necesarias para contribuir en la organización democrática de la convivencia. Por tanto, el aprendizaje de la vida en común es el esfuerzo por llegar a ser un miembro cívico y un ciudadano activo en una sociedad democrática y participativa. (Martin y Puig, 2008, p.18). 
Enseñar a vivir no es transmisión de saberes, sino un “saber hacer”, introduciéndose aquí en el ámbito de las competencias cuando lo ubica dentro de un dominio de un conjunto de habilidades, capacidades y virtudes. “La adquisición de este dominio hace imprescindible el ejercicio y el entrenamiento: la participación activa en prácticas de valor propias de una comunidad”. (Martin y Puig, 2008, p.19).  “Las capacidades y disposiciones sólo se convierten en valores vitales cuando alguien, al aprenderlas, llega a apreciarlas y se compromete a utilizarlas correctamente”.  Entre las competencias que se requieren para enseñar a vivir aunado en la intervención de formación para lograrlo son: ser uno mismo (uno mismo), reconocer al otro (relación interpersonal), facilitar el diálogo (grupo-clase), regular la participación (grupo-clase), trabajo en equipo (equipos docentes), hacer escuela (centro educativo) y trabajar en red (entorno social), (Martin y Puig, 2008, p.21)
A modo de complemento para Bailey (como se cita en Camacho, 2007 p.21), “la verdadera educación debe vincular, las partes integrantes del ser humano, y este con su medio circundante, y después con el todo mayor donde tiene que desempeñar su parte”.
También señala que los educadores del futuro deberán:

  1. El desarrollo del control mental de la naturaleza emocional.
  2. La visión o capacidad de ver más allá de lo que es, hasta lo que debe ser.
  3. El conocimiento heredado de los hechos, sobre el cual se puede construir la sabiduría del futuro.
  4. La capacidad inteligente para manejar las relaciones y reconocer y asumir responsabilidades.
  5. El poder para emplear la mente con sentido común.

2.2.8. Modelo económico basado en los conocimientos

Tomando como referencia a numerosos autores Vargas (2004 p.56) menciona que actualmente se encuentra “un nuevo modelo económico basado en el conocimiento en el que este tiene un claro valor como generador y fuente de riqueza en la economías”.
Ha sido con la presencia de la tecnología con la que han cobrado un papel clave en la creación de riqueza. Si a ello le añadimos la posibilidad digitalizar la información y, por consiguiente, de hacer instantánea y casi gratuita su transmisión, nos encontramos ante el núcleo del cambio de paradigma económico y, quizá también social. Con todos estos cambios en las reglas de la economía han variado: la globalización, el incremento de la competitividad, el avance tecnológico y la turbulencia del entorno, hacen que la supervivencia y el crecimiento a largo plazo de la empresa depende de su habilidad para desarrollar nuevas capacidades y competencias.
En alusión en cuanto a contratación de personal actual, (Vargas, 2004), las organizaciones buscan que estas cubran requisitos como serían los conocimientos, capacidad de aprendizaje, adaptación al cambio, trabajo en equipo, capacidad de decisión, coeficiente emocional y facilidad para trabajar en operaciones múltiples e interrelacionadas. Las empresas están reorientando sus prácticas en su gestión de recursos humanos por el enfoque y aplicación de las competencias. La gestión de recursos humanos basado en competencias cubre las dimensiones de negocios, humanas y del comportamiento.
Indudablemente los modelos presentados aportan y enriquecen el entendimiento interpretativo del enfoque por competencias, lo que conduce a intentar ordenar la pauta del presente estudio la cual es a través del modelo basado en la Educación.