 
	
	 Introducción 
	 Uno de los problemas más graves que enfrenta la  ciencia en general es que no hemos podido solucionar los problemas básicos de  la humanidad, como nutrición, vestido, techo y mucho menos una vida digna, a pesar  de los desarrollos científicos, la creación de modelos económicos, sociales o  políticos, avances tecnológicos, generación de procesos globales, ampliación de  mercados, y avances en las ciencias biológicas y de salud. El hecho es que la  pobreza cada año se incrementa y la perspectiva de salir de ella es casi nula.  Los reportes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de 2009  presentan que más de 1000 millones de personas viven con hambre crónica, y los  reportes de la ONU que la pobreza extrema se elevará un 6%, y que para finales  de este año la pobreza extrema será mayor al 17% de la población mundial.
	Las  dificultades que la mayoría de los países en desarrollo o subdesarrollados presentan,  por lo general, se debe a la falta de capacidad productiva,  de preparación y capacitación de su sociedad,  altos índices de miseria, una muy mala redistribución del ingreso, falta de  capacidad financiera y un proceso gradual de dependencia por no producir lo  necesario para subsanar las necesidades de su población (Todaro, 1985). Esto en  algunas ocasiones se debe a que son sociedades que nacieron dependientes de  otros países, como colonias, y a que éstas trataban de centralizar los procesos  productivos, la política y a la misma sociedad, generándose regiones urbanas  concentradoras y zonas rurales de producción agropecuaria casi aisladas y  marginadas de las decisiones del centro.
	  Actualmente,  países ya independientes, pero subdesarrollados, enfrentan graves problemas de  aglomeración de comercios e industria en pocas regiones, y en la gran mayoría  de los casos en sus capitales, lo que representa que fuera de las ciudades más  grandes se concentra la marginalidad y la pobreza. En el proceso histórico de  los países subdesarrollados, como por “arte de magia”, se han implementado  infinidad de modelos económicos, creados originalmente en los países  desarrollados; por lo general, éstos no dan resultado y cada día nos vuelven  más dependientes. En este sentido, se han intentado modelos que cierran las  fronteras, modelos abiertos, fiscales, monetaristas, de sustitución de importaciones,  estabilizadores, conjuntos, industriales, agrícolas, monoexportadores, etc.,  pero ninguno puede disminuir la brecha de la pobreza y riqueza representada en  el desarrollo y el subdesarrollo, quizá porque el mismo concepto de desarrollo  implica procesos fuertes de industrialización e implementación de grandes  cantidades de capital monetario y social en los procesos productivos, o por el  propio egoísmo del hombre planteado por Adam Smith, que genera mecanismos de  explotación y dominación. Ha faltado un poco de entendimiento para comprender  que cada sociedad es diferente, tiene su propia cultura, su propio territorio  con condicionantes de clima, suelo, población y recursos naturales diferentes,  pues al tratar de implementar un modelo importado se olvidan de las mismas  condicionantes, circunstancias y características propias de una población, su  perfil territorial, por lo que no han funcionado; además hay veces que se  olvida que los sistemas económicos son complejos y para tratar de  desarrollarnos debemos tener una visión de la totalidad de nuestros sectores,  el social, el político, el económico, el cultural, el educativo, el productivo,  de salud, territorial y de las mismas condiciones y circunstancias que en todas  las regiones viven, por lo que para poder diseñar modelos acordes con las  características de un país la utilización del análisis regional puede ser muy  poderoso para generar una nueva visión del desarrollo. Aunque el planteamiento  sea complejo podría adaptarse mucho más a la realidad.
	  Otro problema  que enfrentan nuestros países es que por lo general no fincan sus modelos de  desarrollo en procesos sustentables, lo que representa un peligro inminente  para el futuro, y aunque llegan a tener crecimiento económico sobreexplotan sus  recursos naturales, lo que provoca su agotamiento cada día, y si lo aunamos a  la concentración de actividades, se produce alta contaminación, escasez de  productos, mayor grado de dependencia, incrementando la miseria y el deterioro  de las condiciones de vida de la sociedad, y lo peor de todo, la generación de  incapacidad para desarrollarse.
              Las condiciones del planeta cada día  son más críticas. Hoy es innegable que nuestros recursos se están agotando y  que la contaminación está creando graves problemas para la población, pero  también es cierto que existe en nuestros países pobreza y miseria que hay que  combatir, por lo que tenemos que enfrentar los dos problemas de forma conjunta  buscando el desarrollo sustentable, para lo cual hay que conocer el por qué se  están generando estos problemas, para después poder proponer soluciones que  puedan ser aplicadas en  nuestras  realidades cambiantes.    
              Los procesos continuos de crisis en  nuestros países, y la forma como se conformó la estructura productiva: con  participación del Estado, con empresas familiares y por lo general de medio,  pequeño y micro tamaño, no permite que las empresas creadas sean muy  eficientes. Primero, porque las empresas paraestatales son bienes públicos,  tienen como finalidad dar empleo o en general generar un beneficio social, pero  no utilidades económicas, además, que se convierten en monopolios de estado,  con un aparato burocrático que no es eficiente. Segundo, en las empresas  familiares existe una estructura donde el jefe de familia toma todas las  decisiones, frena el crecimiento de las empresas y las vuelve ineficientes.  Tercero, el tamaño de las empresas influye en la dificultad de expansión y en  la contratación de personal calificado, que permita innovaciones continuas a la  empresa, lo que también la vuelve ineficiente. Por último, el efecto de las  crisis que deterioran a las empresas, las endeudan y generan terror a la  inversión, y si a esto aunamos  la falta  de capacidad de muchos de los propietarios en el manejo de empresa, podemos  pensar que la ineficiencia es más común de lo que creemos.
	  El devenir histórico de México es incierto. La crisis  iniciada en la década de los setentas tal pareciera que no tiene fondo. Las  políticas gubernamentales parecieran que, más que fincar las bases del  desarrollo, son paliativos para resolver los problemas  inmediatos que se presentan en los niveles  macroeconómicos, olvidando a las regiones más pobres, concentrando cada día el  ingreso, planteando modelos no coherentes a las realidades nacionales, de baja  capacidad productiva, pauperización del campo,   pobreza extrema en algunas regiones, con un deterioro gradual y continuo  del mercado interno, problemas financieros graves y un deterioro gradual de la  planta productiva nacional. 
	  A su vez los gobiernos en estas décadas le han  apostado el desarrollo a algún sector, como el petrolero, la manufactura y en  los últimos años al sector exportador, entrando al proceso de globalización con  la firma de los tratados comerciales GATT, TLC, la firma con la Comunidad  Europea y con Japón, que intentan convertir a México en un país productivo y  competitivo internacionalmente. Pero estos modelos adoptados, en vez de mejorar  las condiciones de la población, de redistribuir el ingreso, de regular las  variables macroeconómicas, nos vuelven vulnerables y dependientes, acentuando  la pobreza, el desempleo, la falta de productividad e inversión nacional,  perdiendo casi toda autonomía para resolver nuestros problemas, y si a esto lo  acompañamos con una falta de planeación a largo plazo, que redefina las bases  que México necesita para desarrollarse y a la falta de un modelo nacional con  las condiciones que nuestro país requiere, tomando en cuenta nuestra cultura,  la diversidad de regiones, nuestra racionalidad como mexicanos, nuestros  recursos, nuestras deficiencias, las condiciones en que se encuentra nuestra  sociedad, el campo de México, nuestras estructuras productivas, los grados de  competitividad real y nuestra coyuntura social, política y económica, el  panorama a futuro seguirá siendo incierto.
             Según  el Consejo Nacional de Evaluación de la  Política de Desarrollo Social (Coneval), a través de la Encuesta Nacional  Ingreso Gasto de los Hogares, el 47.7% de los mexicanos no cuenta con un ingreso  suficiente para satisfacer sus necesidades de salud, educación, alimentación,  vivienda, vestido y transporte público. Se incrementó sólo en 2008 la pobreza  patrimonial en un 4.8%  y 5.9% en la  pobreza alimentaria, lo que refleja la ineficiencia de los modelos aplicados en  el mundo para solucionar esta problemática. La marginación  cada día es mayor segregando no sólo a grupos  indígenas y campesinos, sino también a grupos humanos en las ciudades, sobre todo  a personas que han bajado sus niveles de ingresos o han perdido su empleo por  las continuas crisis. El modelo neoliberal en México ha provocado una  terciarización desmedida, sustituyendo empleos de calidad por empleos de  salario mínimo; desvincula a las industrias y comercios locales de las plazas  más importantes introduciendo productos importados, perdiendo inversión local y  nacional, deprimiendo mercados y provocando quiebras de negocios tradicionales,  golpeando a las micro y pequeñas empresas que tienen que competir con mercados  mundiales, aunado a las crisis recurrentes que deterioran el salario y el  empleo formal, junto con la vulnerabilidad de factores externos  como las crisis financieras internacionales,  la crisis alimentaria mundial y la crisis gradual ecológica que vuelven casi  imposible la generación de desarrollo. Todo esto nos hace reflexionar y tratar  de crear alternativas que permitan el mejoramiento de la calidad de vida de la  población, lo que motivó la realización de esta investigación, con el objetivo principal de generar un modelo  alternativo a los aplicados en México, que promueva la eficiencia empresarial a  través de la capacitación,  organización  de la producción, generación y dinámica de los mercados, que promueva el  desarrollo endógeno. Se pensó en el desarrollo endógeno, porque esta  visión  del desarrollo busca mejorar la  calidad de vida de la población, desde las localidades, con sus características  territoriales propias, tratando de fortalecer sus capacidades, elevando la  eficiencia de sus actores económicos. 
	  Esta investigación plantea como objetivo principal que si se orienta a las empresas existentes  locales a nuevos mercados, se reorienta la producción buscando dar un valor  agregado mayor a ésta, se eleva la eficiencia, capacitando al productor en  nuevos procesos y  se dirige la inversión  al mercado de insumos en vez del mercado de consumo, se pueden lograr mayores  niveles de desarrollo, tratando  de dar respuesta a las inquietudes que se forman al pensar en la ineficacia del  modelo actual, pensando en la acción social, integración y autogestión.
	  El  capítulo primero realiza una revisión de los principales modelos de crecimiento  y desarrollo económico que tuvieron un efecto importante en el siglo pasado y  en el presente, donde se puede observar   que  diversos autores priorizan  una variable o proceso como detonador del desarrollo (etapas,  industrialización, ahorro, inversión, tecnología, medio ambiente, territorio,  etc.). Primero, comenzamos por pensar que el desarrollo se trataba de producir  y consumir bienes y servicios, después se empieza a incluir la idea de  crecimiento con beneficios sociales, segundo, se genera una concepción del  desarrollo como crecimiento económico con mejor distribución en el ingreso,  tercero, el crecimiento debería ser sostenido porque la población era creciente  y las necesidades también, posteriormente, el crecimiento con mejoras en las  condiciones de vida. Por otro lado, se genera una visión del desarrollo  implementando las variables del cuidado medio ambiente y aunque éstas han sido  muy importantes en las últimas décadas y están presentes en la totalidad de los  discursos políticos del mundo, existen todavía pocas herramientas de análisis,  sobre todo por la valoración de bienes que económicamente son libres, pero que  su destrucción o agotamiento son gran importancia para la vida , y para las  formas de vida, lo cual crea la necesidad de considerar las variables  sustentables, pero éstas en gran medida dan una sensación de subjetividad a los  análisis económicos.
    Al mismo tiempo, se genera una concepción  donde el espacio es importante para el desarrollo, ya que las diferentes  características que las regiones y localidades tienen,  permiten que los modelos funcionen en  realidades concretas, creando una concepción del desarrollo territorial, donde  no sólo intervienen variables de crecimiento, sino variables sociales  geográficas, ambientales y de pertenencia, las cuales son muy útiles porque  pernean a la visión del desarrollo de un ámbito tangible, diferenciado que  caracterizan a cada región y localidad. En las últimas décadas se comienza a  ver al ser humano como el centro de las políticas del desarrollo, transformando  su concepción cada vez más compleja, quien más que el hombre que es el objeto  principal del desarrollo. Sin embargo, en lo que la mayoría de autores coinciden  es que el desarrollo debe de mejorar las condiciones de vida de la población,  lo cual hace que el desarrollo sea un reto para todas las sociedades.
	  En este  capítulo también se trata el tema de la eficiencia: como los diferentes  teóricos del crecimiento y el desarrollo la han abordado, la eficiencia  neoclásica de máximos beneficios y mínimos costos, y la eficiencia empresarial  como parte importante del proceso de desarrollo, que implica las capacidades y  habilidades de los empresarios para invertir, para formar capital y aprovechar  oportunidades del mercado.
   En el capítulo segundo, se aborda la  eficiencia empresarial en el contexto del desarrollo. Trata de la creación de  estrategias, la operatividad de un modelo alternativo, que introduce la  eficiencia empresarial como variable importante para la consecución del  desarrollo endógeno, consta de tres partes que consideré relevantes para la  consecución del desarrollo: la primera es el crecimiento del sector  manufacturero a través de la función de la eficiencia empresarial; la segunda,  la eficiencia ambiental de la aglomeración a través de la teoría del punto de  contaminación óptima; y, por último, se analizan variables que debemos  considerar para la generación de mejores condiciones de vida. El modelo se aplica a los 217 municipios  del estado de Puebla para corroborar el funcionamiento de sus variables y la  coherencia del modelo aplicando regresiones simples y múltiples para tal  objeto.
	  En el capítulo tercero, dedicado al estudio de caso  Huejotzingo, Puebla, se genera un diagnóstico de los diferentes sectores del  municipio, así como el análisis del trabajo de campo realizado en el municipio  para la determinación de la percepción social del desarrollo y, con esto, poder  determinar la problemática general, las principales necesidades de la  población, además de conocer los problemas que enfrentan la industria sidrera,  los efectos y las causas que los originan y poder generar estrategias de  solución. 
   El capítulo  cuarto trata del planteamiento y la aplicación de estrategias para la  generación del desarrollo en Huejotzingo, el trabajo realizado con las empresas  productoras de Sidra, diagnóstico y asesoramiento, así como proyectos que  pueden elevan la eficiencia empresarial en la sociedad.
   El desarrollo  de este trabajo nos llevó a darnos cuenta que en las localidades hacen falta  apoyos para el desarrollo de la eficiencia empresarial. Aunque existen  innumerables oportunidades de negocios, prevalece una nula integración social,  pues los gobiernos municipales se preocupan más por la fiesta del pueblo que  por mejorar las condiciones de vida de la población.
	  Finalmente, para la elaboración de este trabajo, se ha  requerido de apoyos institucionales y de investigación. Agradezco las  facilidades del Colegio de Tlaxcala, en el marco del Programa de Doctorado en  Desarrollo Regional, al Dr. Mario Miguel Carrillo Huerta, quien siguió de  cerca, de manera crítica y solidaria, el proyecto, al Dr. Jorge David Cortés  Moreno, porque sin su apoyo no hubiera podido realizarse esta publicación, a la  Mtra. Patricia Terrón Pérez por su contribución en la elaboración del trabajo  de campo, y a los empresarios y población de Huejotzingo, por permitir realizar  el análisis de sus empresas.