SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

Mariano Salomone (CV)

Cambios en el proceso de trabajo: entre cuidar el material y hacer caja

La mayoría de los entrevistados explica que la defensa del trabajo ferroviario, aún en momentos de una conflictividad de baja intensidad, continuó presente al interior de los talleres mecánicos, ahora privatizados. Esa defensa se sostuvo en un doble aspecto. En primer lugar, refiere a la resistencia que llevaron a cabo “los que quedaron” en sus puestos de trabajo frente a los cambios que en su momento quiso realizar la empresa, en especial ALL: una nueva camada de despidos, refuncionalización de los lugares de trabajo, nuevos criterios de selección del personal y de desempeño, etc. En segundo lugar, se trata de resistir las consecuencias que aquellos cambios arrojaban en el resultado del proceso de trabajo: la voluntad de conservar la calidad del mismo, un oficio hecho “a conciencia” como parte de la tradición ferroviaria heredada.
Acerca de los cambios en el proceso de trabajo, las nuevas condiciones, los testimonios coinciden en señalar algunos aspectos a partir de los cuales poder realizar una contraposición entre la gestión privada y la estatal. A partir de ese contrapunto, los ferroviarios realizan una crítica a la lógica privatizadora y actualizan su defensa del trabajo, apostando al proyecto de reactivación del sistema ferroviario y a conservar la tradición de su oficio.
La mayoría de los relatos se refieren a la gestión efectuada por ALL, con escasas referencias al tiempo de la concesión del Grupo Pescarmona. Quizás ello se deba, por un lado, a que el período de gestión por parte de éste fue relativamente corto (1993-1999) comparado con el que lleva ALL en la explotación de la línea férrea (desde 1999 hasta la actualidad); por otro lado, al hecho de que las mayores modificaciones en las condiciones y el proceso del trabajo parecen haberse realizado en el momento en que ALL adquiere los FFCC. Más aún, la empresa comienza queriendo reducir fuertemente el personal, de 500 a 150 operarios, provocando el conflicto más importante que se haya registrado en el período de gestión de dicha empresa:
Bueno y ahí comienza ALL, en el ‘99 y lo primero que hace… fue un enfrentamiento muy duro sobre todo con la gente de la Unión Ferroviaria, porque quiere deshacerse de quinientos empleados, o sea, ¡una de las primeras medidas que toma! Y bueno, ahí fue una lucha de parte de los gremios, sobre todo de la Unión Ferroviaria y en contra de la empresa. Fue una lucha durísima, porque fueron meses de huelga, este taller estuvo tomado durante diez días (Entrevista a Horacio, 2008).

A la par de esa reducción de personal, ALL impone algunas modificaciones en el funcionamiento del taller:
(Pescarmona) mantuvo en cierto modo la forma de trabajar del Estado, se seguía trabajando bien pero después cuando cambió, cuando él entrega la concesión (a ALL), cambió un poco el tema de la organización, la forma de trabajo porque quisieron imponer lo que estaba en Brasil, los accionistas eran brasileros, se quiso imponer eso (…) cambiar la organización inclusive interna del taller, cambiaron muchas funciones de lugar y… por ahí hay cambios que hacen falta (…) siempre hay algo que mejorar o perfeccionar, o modernizar. Pero hubieron cambios que se hicieron que no tenían razón de ser, no, no, no fueron estratégicos (Entrevista a Antonio hijo, 2008).

Luego de los comienzos conflictivos, la empresa parece haber proporcionado ciertas condiciones de trabajo que garantizaron un menor enfrentamiento con los trabajadores, en especial, en relación a mejoras salariales y de instrumentos de trabajo. Ambas cuestiones parecen no haber estado satisfechas durante la etapa de gestión estatal:
No, salarialmente estamos bien, estamos bien, o sea, no nos podemos quejar de lo que estamos ganando, sería mentir descaradamente y no decir, lo que es la realidad. Nosotros, yo la otra vuelta le comentaba a los muchachos que, habíamos tenido una charla con algunos compañeros y yo como supervisor les decía! Ah, muchachos en el Estado hacíamos muchas cosas bien, pero acuérdense que (…) en algún momento llegamos a ganar menos de 100 dólares por mes ¡Una miseria! Te digo, pero una miseria, hemos estado mal, pero mal, pero re mal (…) que a lo mejor con 100 dólares en ese momento comprabas el doble de mercadería que lo que comprás ahora, si, está bien, puede ser, pero seguían siendo 100 dólares, te cagabas de hambre, así de sencillo (Entrevista a Horacio, 2008).

En lo que es salarial, si mejoró un poco (…) En horas de trabajo era igual, porque la jornada seguía siendo igual, estaba el convenio, y se mantenía el convenio (Entrevista a Antonio hijo, 2008).

Momentáneamente no hay ninguna necesidad, porque la ropa te la dan de acuerdo a… todos los años te la dan en enero y ahí se cumple correctamente, el calzado no tenés problema con los botines de seguridad, con los guantes tampoco, con los protectores de los oídos tampoco, vos lo que pedís lo tenés, pero vos a la empresa tenés que cumplirle, en eso son jodidos, cuando vos faltás mucho, das muchos partes de enfermo, como en todas las empresas, tenés accidentes de trabajo también, como siempre son muy respetados, si no estás bien la misma empresa te dice: “No, usted no puede trabajar, vuelva al médico”. Y bueno, yo me siento muy, muy cómodo (Entrevista a Héctor, 2008).

En cuanto al trato del personal, los relatos señalan ciertos cambios respecto de la gestión estatal. Según deja percibir el testimonio anterior, la empresa resulta rígida en la exigencia del cumplimiento de las tareas y obligaciones del empleado:
 (sobre los cambios producto de las privatizaciones) Eso es relativo, porque ya te explico: trabajar para el ferrocarril era una cosa y trabajar para las privadas es otra. En las privadas las cosas son así… te vas al cajero, tenés la plata, tenés todo. Te dan ropa de lo que vos pidás… protector de oídos. Pero acá nada de que… “lloraba mucho el nene y no pude venir a trabajar”, no! El tren tiene que salir a las 8 y tiene que salir a las 8 (Entrevista a Luis, 2008).

Pero, a la vez, ALL muestra un diseño empresarial con cierta impronta modernizadora en algunos aspectos que le intentan dar un perfil “democrático” y “dialógico”:
Por eso te digo son muy… confiables, hay mucho diálogo. Tenemos las trimestrales, que viene uno de los mayores accionistas y habla con todos nosotros. (…) junta a todo el personal y empieza a hablar de todo, cómo van los movimientos, la plata que se está gastando, lo que están por hacer, lo que viene a futuro (…) explican puntos de vista en una pantalla con un puntero te van señalando esto va a ser así, esto va a ser asá (Entrevista a Héctor, 2008).

Ahora bien, el otro registro en el que ha sido posible advertir los cambios operados entre la gestión estatal y la privada refiere al tipo de “racionalidad” que domina en cada una de ellas. En tal sentido, aparece en los relatos dos organizaciones del trabajo contrapuestas:
La eficiencia que hay que tener en una empresa privada no es la misma eficiencia que tenés en el Estado. En el Estado se hacían las cosas con un proceso y una metodología, si ese proceso necesitaba de diez tipos había que tener los diez tipos, en cambio acá, el hecho de necesitar hacer una misma cosa con el menor costo posible hace que muchas veces se pierda la noción de la metodología, de los procesos, o sea, nosotros como ferroviarios lo vemos como que está trastocado todos los valores que nosotros habíamos cultivado durante años en el Estado (…) Hoy en día, el hecho de que la locomotora tiene que cumplir el mínimo de tiempo posible dentro, tiene que estar más tiempo trabajando que en reparación y todas esas cosas hacen que muchas veces se resigne calidad en la reparación (…) en ese sentido, en el de los costos, ha cambiado mucho, o sea, nosotros vemos que por una cuestión de negocio, se privilegia más el negocio que la reparación bien hecha (…) Nosotros en el Estado lo cuidábamos al material, el problema es que no teníamos eficiencia, eso lo reconozco, no éramos eficientes, donde teníamos que tener 5 equipos, teníamos 10, es así, pero eso si, nosotros teníamos procesos claros, teníamos metodologías claras, nosotros cuidábamos las locomotoras, cuidábamos los vagones, cuidábamos la vía, éramos en ese sentido bastante celosos. Ahora estos no cuidan nada! Estos hacen caja y a la mierda (Entrevista a Horacio, 2008).

Y en el trabajo diario, en la forma de trabajar porque cuando mandan los números es una cosa, y cuando manda digamos el criterio es otra, cuando mandan los números hay cosas que vos dejás de hacer, ahora cuando vos trabajas con criterio técnico para realizar los trabajos… (Entrevista a Antonio hijo, 2008).

En estos relatos, la tradición ferroviaria, pone en juego una serie de concepciones sobre el trabajo y lo público que servirán tanto a una crítica de la lógica privatizadora como a un acercamiento a las posiciones de los otros colectivos, OSA y Casa Amérika. Mientras que en el proceso de trabajo correspondiente a la gestión estatal dominaba el criterio de la calidad en los resultados - una metodología encaminada a garantizar la seguridad de las reparaciones-; lo propio de la gestión privada ha sido reducir la calidad del trabajo a una cuestión meramente cuantitativa, obtener la mayor ganancia al menor “costo” posible. Esa productividad ha trastocado los valores del trabajo ferroviario, pues en la época del Estado “no éramos eficientes”, lo que equivale a decir, la metodología en el proceso de trabajo no se sometía a la relación costo/beneficio, aún cuando pudiera implicar, a veces, un uso discrecional de los recursos. La idea de que calidad del trabajo y cuidado de los materiales están asociados a la gestión pública es importante para comprender la reivindicación que hacen los ferroviarios del transporte de pasajeros como un bien público y el lugar que otorgan al Estado en relación a su gestión de los bienes comunes.
Frente a estos cambios, de parte de los trabajadores, parece haber dominado un esfuerzo por mantener la tradición ferroviaria heredada, recuperar los valores de un oficio transmitido por generaciones, así lo expresa el relato de dos ferroviarios, padre e hijo:
(…) la mano de obra ferroviaria fue bastante buena y especializada! O sea, se trabajaba a conciencia y con mucho conocimiento (Entrevista a Antonio padre, 2008).

A lo que apuntamos es a eso, a no perder lo que se hacía en los viejos tiempos, porque esto no es algo nuevo, en los viejos tiempos, las máquinas, o sea los trabajos que se hacían, que salían de acá, eran garantizados (Entrevista a Antonio hijo, 2008).