SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

Mariano Salomone (CV)

Experiencias singulares bajo condiciones no elegidas. Trayectorias de trabajadores ferroviarios

Los ferroviarios aparecen ante la opinión pública como el sujeto legítimo en el conflicto por los terrenos del FC, incluso entre los colectivos involucrados en él. Este protagonismo, se inscribe en una trama histórica que hunde sus raíces en acontecimientos político-sociales de la historia nacional. Es en la relación entre pasado y presente que el colectivo adquiere un importante peso político-cultural, ideológico y simbólico. Para comprender esa importancia es preciso tener presente la problemática (expuesta en el capítulo IV de esta tesis) acerca de las significaciones atribuidas al FC en los relatos sobre la historia nacional, la huella que ha dejado en la memoria política de los sujetos, la condensación de sentidos que guarda la Estación como lugar de la memoria, etc.
Ahora estamos luchando con el tema de estos tipos que quieren este… borrar la traza fundamental de todo carril, esa traza que tiene el ferrocarril en la calle Belgrano, o sea, la Estación, se hizo en el año 1884 (…) Y quieren, ahora quieren, barrerlo, limpiarlo (…) Y para nosotros, tiene una cuestión histórica el ferrocarril, o sea los ferroviarios y para muchos mendocinos también (…) (Entrevista a Antonio padre, 2008).

A su vez, su protagonismo se apoya también en una coyuntura nacional particular, la promulgación de una política de reactivación del sistema ferroviario, lanzada desde el gobierno nacional y sus repercusiones en diferentes sectores de la sociedad1 .
La preocupación del grupo de ferroviarios, sus motivaciones y necesidades, configuran entonces un conflicto que es histórico, se remonta a la memoria de generaciones anteriores como tradición de un oficio, a largas experiencias políticas (como la nacionalización de los FFCC, los gobiernos peronistas y las perspectivas de un crecimiento y progreso nacional), a la marca que dejó la experiencia de la privatización y la desaparición de gran parte del sector. Esos deseos, que quedaron pendientes son los que sostienen y animan, en la actualidad, la recreación de su proyecto colectivo, los que alientan sus expectativas en una coyuntura en la cual vuelven a discutirse los proyectos sobre el transporte en ferrocarril. Su recuperación como sujeto político apela a un conjunto selectivo y contradictorio de recuerdos y expectativas que, por una parte, ponen en evidencia la violencia ejercida en el pasado y su continuidad en los proyectos de modernización del presente, y por la otra, los movilizan a la participación política.

1 Los anuncios que hiciera el gobierno nacional hacia fines de 2007 y principios de 2008, fueron registrado por los medios masivos de comunicación como el proyecto del “Tren Bala” o “tren de alta velocidad”. Estos anuncios en su momento provocaron una gran polémica, ya que desde algunos sectores se sostuvieron varios argumentos en su contra. Entre ellos, el elevado costo que ese tipo de servicio tendría, una tarifa que sería similar a los valores del transporte aéreo y que se podía sospechar a partir de lo que cuesta en todos los países donde actualmente funciona. Pero, principalmente, se argumentó que la crisis del transporte de larga distancia en el país, es del transporte de carga, no el de pasajeros. Las rutas están saturadas por el crecimiento del tránsito de camiones y porque prácticamente desapareció el ferrocarril (Los Andes, 04/02/2008). A nivel local, además, aparecieron opiniones en contra a partir de que se conoció que había adjudicado la construcción del tren bala para el tramo Capital Federal – Rosario. Para los ex ferroviarios, “la noticia impactó como bofetada”, pues señalaron que había sido una “decisión centralista”, que privilegiaba a la Capital y su satélite en perjuicio del interior del país. los ferroviarios destacaron que no hubo la misma voluntad política, ni la misma inyección de recursos para impulsar, por ejemplo, el avance del proyecto “Trasandino": “A mí, como mendocino, me interesa más que primero reconstruyan todo lo que destruyeron, y que el ferrocarril vuelva a ser nacional, y no de empresas de afuera, que se van a llevar los beneficios a sus países", opina con autoridad mi viejo Héctor, de 80 años y 43 años como ferroviario” (Los Andes, 17/01/2008).