SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

Mariano Salomone (CV)

OSA en la recuperación de la Estación: “No al uso privado de tierra pública”

OSA comienza a implicarse en el conflicto de la Estación a mediados del año 2007, a partir de que tomaron nuevo impulso los rumores sobre posibles convenios con Puerto Madero para realizar inversiones inmobiliarias en el terreno en cuestión. Ante ello, deciden incorporar ese conflicto a su agenda grupal y realizar una amplia convocatoria, apostando a lograr una mayor participación en la discusión y defensa de lo público. Dicha convocatoria, cuyo título fue “Frente al avance de emprendimientos privados sobre los espacios públicos”, transparenta una continuidad con la trayectoria que venían recorriendo colectivamente, en especial, la necesidad de superar la fragmentación de la lucha y la defensa de los espacios públicos frente a los procesos de privatización 1. Su función como convocantes y sus preocupaciones por la articulación de los colectivos involucrados en el conflicto por la Estación, les dio un lugar importante. Tal como señalé en el capítulo III de esta tesis (ver texto de la convocatoria), desde OSA se citaba “a todos los interesados a una reunión sobre el tema, con la finalidad de realizar un pre-debate sobre proyectos alternativos para el uso de esos terrenos, que contemplen las necesidades de la provincia en su conjunto” (Rodolfo, correo electrónico, 1/07/07).
Esta convocatoria, según veíamos en apartado anterior, motivada por la recuperación de los espacios públicos y la defensa del patrimonio frente al avance de las privatizaciones, se encontraba en continuidad con la propuesta que venían haciendo desde sus inicios.
Ahora bien, existía también una continuidad en la manera que adoptaban para trabajar colectivamente, esto es, la creación de un espacio de encuentro (reunión semanal) para promover el debate y la participación horizontal entre sectores sociales, organizaciones de la sociedad civil y personas independientes. A partir del intercambio sería posible definir en conjunto una política en relación al conflicto. Esa modalidad tenía fundamento en la convicción compartida acerca de la necesidad de lograr una visión de conjunto que supere la fragmentación.
Digamos que a lo que se apuntó fue, fundamentalmente, al hecho de la movilización de las distintas organizaciones en relación al tema, entonces, no fue fijar una postura de qué es lo que se debía hacer para ese espacio sino que cada una de las organizaciones que accionara desde su espacio se movilizara para darle vida a la Estación, y que no se privatizara. Entonces se respeta la gestión de cada una de las organizaciones y de lo que se quiera hacer y se acompaña en la medida en que sea coincidente con lo que se estaba planteando en este espacio (Entrevista a Fabiana, 2008).

Las reuniones se mantuvieron principalmente durante el segundo semestre de 2007, desde julio a noviembre y diciembre aproximadamente. A principios del año 2008 las reuniones continuaban, aunque la participación había disminuido notablemente y el grupo de OSA había comenzado a dar prioridad al tratamiento de otros conflictos2 . Gran parte del trabajo llevado a cabo en estas reuniones tuvo que ver con la tarea de acordar, en forma colectiva, cuál era el conflicto en torno de los terrenos de la Estación (sus causas y dinámica), cómo se había configurado, un mapeo de los diferentes actores involucrados, tanto de los posibles aliados como de los adversarios y qué estrategia seguir para su recuperación como espacio público.
La posición de OSA fue desde un principio clara y enmarcada, como decía, en la trayectoria de su práctica política: esa preocupación por la recuperación del espacio público por parte de las organizaciones de la sociedad civil y la búsqueda de una respuesta política a los conflictos sociales, esto es, una que supere la diversidad de intereses y las articule en una propuesta de conjunto. Veamos cómo lo plantean los sujetos en las entrevistas.
Que la gente pueda decidir en que usarlo (…) porque al principio todos venían con proyectos o propuestas para hacer cosas ahí (en la Estación), entre ellos el ferrocarril… “y volvamos a traer el ferrocarril acá” y otros decían “no hagamos una universidad”… otros “hagamos un espacio recreativo”, o sea todos caían con proyectos. Nosotros desde autoconvocadas dijimos que era mucho mas abarcador defender el espacio como espacio público, o sea oponiéndonos al negocio inmobiliario privado (Entrevista a Astor, 2008).

(…) Ahí estaban los que querían con todo derecho defender la vuelta del tren, que es muy meritorio y necesario para el país, y para Mendoza -habría que discutir el lugar, si conviene o no, pero que la necesidad del tren es imperiosa e innegable. Otros pretendían espacios verdes para la ciudad de Mendoza, que es uno de los últimos lugares con posibilidades de tener un pulmón verde y bueno y así distintas variantes que nosotros no fomentamos discutir eso sino, en un primer momento, poner la muralla al negocio inmobiliario y después, en forma popular, definir qué queríamos para ese sector (Entrevista a Rodolfo, 2008).

(…) hay que juntar masa crítica, los ferroviarios, los vecinos, más las organizaciones que están interesadas no sé, pero me parece que hay que hacer una estrategia de conjunto… Mañana, cuando se declare que definitivamente Puerto Madero abandonó, que el Estado provincial te dice “muchachos esto va a ser público”, ahí veremos. Y ahí haremos otra disputa en el campo popular de ideas que tengan que ver con esto también de convencer y persuadir (…) Sí, me parece, que hay que ligarlo a una pelea política y la pelea política es de conjunto, aunque vos labures en algo concreto (Entrevista a Pancho, 2008).

En estos relatos aparecen claramente los fundamentos de la propuesta hecha desde OSA: la lucha es política y por eso precisa una respuesta de conjunto, una que abarque la totalidad de las ideas particulares. Y en ese sentido, para OSA, la disputa debía darse en defensa de lo público y contra cualquier emprendimiento privado. En efecto, la propuesta que “milita” OSA durante ese periodo de debate con otros sectores y organizaciones sociales, se sintetizará en tres grandes consignas: 1) No al uso privado de la tierra pública; 2) Planeamiento y gestión participativos sobre los destinos de estos terrenos; 3) Recuperación del patrimonio histórico cultural del ferrocarril en Mendoza3 . Estas tres grandes consignas aparecían como el producto de las discusiones en las distintas reuniones, por lo cual, se podría decir que la visión de OSA fue hegemonizando el debate con el resto de los colectivos, los ferroviarios y Casa Amérika.
Sin embargo, tal como describe Fabiana aquel ciclo de reuniones, ese trabajo de articulación al que apostaba OSA, de creación de una voluntad colectiva, no era tarea sencilla: las reuniones se volvían lentas y había que repetir cada una de las veces lo mismo porque siempre se iba enterando algún actor nuevo que se acercaba y cada uno traía su problemática, su idea, su concepto. Además, recordemos parte de su relato, en general el tema de la Estación estaba empapado de las emociones y sentimientos que ese espacio les trae…
(…) En cierta forma fue como que se trató de respetar un poco el querer expresarse de cada una de las partes y tratar de ordenarlo (…) pero no hubo continuidad tampoco, es como que fueron, llevaron el tema y desaparecieron, no es que se hayan quedado en el espacio (Entrevista a Fabiana, 2008).

Como señala la entrevistada, en este ciclo de reuniones ampliadas, cada uno/a participaba desde su vivencia particular de la Estación, con su propia historia y memoria colectiva, que iba configurando una mirada singular del espacio. Concurrían con sus propios proyectos e intereses particulares. Desde OSA, se había apostado a elaborar una propuesta que resultara “abarcadora” de esa diversidad, y pese a que, a lo largo de las reuniones lograban interpelar a la mayoría de los participantes, cada jueves aparecía el mismo tipo de cuestionamiento: irrumpían en medio de la reunión las “problemáticas” particulares, se exponía colectivamente lo que pensaba cada una de las organizaciones, se discutía y se acordaba nuevamente, con gran esfuerzo, la consigna general de “no al uso privado de tierra pública”. A la semana siguiente, se repetía la misma escena. ¿Por qué, si todos estaban de acuerdo en torno de la consigna “no al uso privado de tierra pública”, todas las semanas surgían cuestionamientos? ¿Por qué, si se sentían convocados en torno a dicha consigna, “no hubo continuidad? Sin lugar a dudas, entre objetivos expresos y condiciones efectivas de la práctica política, OSA se hallaba ante un atolladero, esto es, una situación sin salida previsible en relación a la propuesta de lograr una articulación entre la diversidad de motivaciones y expectativas particulares que confluían en la Estación.
Desde un comienzo, la visión de OSA, asume como límite del campo popular la alta fragmentación que lo ha caracterizado en las últimas décadas. En función de ello, su propuesta estuvo ligada a la búsqueda de la superación de ese parcelamiento.
(…) lo que nosotros planteamos fue desde un punto de vista político, con una consigna muy clara, es ideológico todo esto, es un espacio público. Y en esa estrategia tenés que pensar en sumar (…) acumular fuerzas. (…) Por eso es que nosotros no queríamos meternos en el tema técnico específico de que hacer ahí, sino que la consigna fuera “no queremos negociado”, ya hubo mucho, ya está. Si después iba a ser del ferrocarril, que fuera del ferrocarril!! (…) Por eso es que nosotros siempre dijimos que era un planteo político (Entrevista a Astor, 2008).

El tema era no discutir “qué” porque si no ibas ahí a quedar entrampado en una cosa técnica y de… aglutinar a la mayor cantidad de gente posible con esta consigna “no al negocio inmobiliario, no al saqueo” (Entrevista a Oscar, 2008).

La lucha por la recuperación de la Estación como espacio público se da en un terreno no elegido, marcado por la lucha de clases, es decir, por los efectos de relaciones de fuerza desiguales. Los proyectos de modernización con eje en emprendimientos inmobiliarios privados cuentan con la prepotencia del capital y la complicidad de funcionarios en el Estado, cuestiones que sostienen su carácter hegemónico dentro del campo social. Por el contrario, los proyectos que promueven su recuperación como espacio público no cuentan con más recursos que las fuerzas alcanzadas por la propia experiencia política y las capacidades para su articulación. De ahí que, la posibilidad de acumular fuerzas, constituía una necesidad. He señalado la heterogeneidad en experiencias, prácticas y tradiciones políticas que coexistían al interior de OSA. La dispersión de experiencias los separaba entre sí y respecto de los integrantes de los otros dos colectivos, los ferroviarios y Casa Amérika.
La propuesta de OSA fue la de superar esa diversidad en torno de la consigna “no al uso privado de tierra pública”. Ahora bien, ello supuso un no-dicho dentro del espacio público, un punto ciego en el trabajo de articulación que se pretendía realizar entre los diferentes colectivos. La propuesta de OSA, desplazar toda la discusión entre proyectos particulares para acumular fuerzas contra Puerto Madero, presuponía la existencia de una contradicción principal a la que debían subordinarse el resto de las motivaciones y expectativas posibles. El atolladero al que se enfrentaba dicho trabajo, era pretender realizar la articulación en un total desconocimiento de los intereses en juego. Negación de las expectativas y motivaciones particulares, incluso, si paradójicamente se presentaba como aceptación a priori de cualquiera de ellas: no discutamos los proyectos, hagamos un listado de todos ellos y luego, una vez ganada la pelea...
Al mismo tiempo que OSA realiza esa propuesta de articulación lo hacen desde sus propias y múltiples tradiciones políticas. Esas experiencias fragmentarias y discontinuas, esas diversas tradiciones y esas condiciones histórico-sociales no elegidas condujeron a puntos sin salida, donde en realidad no había posibilidad de construir acuerdos, porque ni siquiera podían llegar al nivel de la enunciación discursiva los conflictos de fondo. En el debate político lo que está en juego son las palabras –a través de las cuales acordaron “no al uso privado de tierra pública”-, pero también las prácticas, los intereses y los sentimientos que contribuyen a configurar el conjunto de motivaciones y expectativas que sostienen la búsqueda de alternativas políticas; y sobre las cuales no había un convencimiento. En efecto, esos puntos ciegos refieren a las consecuencias subjetivas que tiene bloquear un aspecto de la articulación política en procura de evitar el malestar que produciría: considerar la diversidad de intereses y expectativas en juego pondría en peligro el consenso hasta el momento logrado, ya que implicaría avanzar hacia una jerarquización de las problemáticas junto a la discriminación de sus causas; a considerar la legitimidad de los diferentes proyectos junto a la viabilidad de los mismos, etc. Compatibilidad que se daba por supuesta aún al margen de la diversidad de intereses en juego: “si el predio es tan grande…”.
El problema que esto presenta, quizás se advierta en las escasas acciones comunes que lograron realizar; como así también, en las dificultades originadas durante el proceso de su organización. En verdad, se trataron en su mayoría de actividades propuestas y organizadas en forma particular por alguno de los colectivos, a la cual los demás asistían, “acompañando”, en tanto gesto de compartir la “misma” causa. No obstante, aún esos tímidos encuentros, fueron momentos propicios para reconocerse. Cito una de las ocasiones a modo de ilustración. El 10 de marzo de 2008 los ferroviarios (la Unión Ferroviaria junto a La Fraternidad) organizaron una actividad en conmemoración a los 15 años del último tren de pasajeros 4. Al mismo concurrieron miembros de OSA y de Casa Amérika. Fue notable el malestar que suscitó, por ejemplo, en los integrantes de Casa Amérika vinculados a cierta tradición del anarquismo5 , que uno de los espectáculos artísticos del día fuera la Banda de la Policía Provincial de Mendoza –con quienes habían tenido varias situaciones conflictivas concretas-. Otro tanto se puede decir de la desconfianza que generaron en OSA algunos de los “invitados de honor” en dicha conmemoración (entre ellos el intendente de la ciudad de Mendoza). De la misma manera, puede advertirse el malestar por parte de ferroviarios: luego de varias reuniones en las que se había (supuestamente) acordado los tres puntos principales que enmarcaban la lucha por la recuperación de la Estación, hacia el final de la reunión, uno de los ferroviarios interrumpe y expresa que está de acuerdo con todo lo dicho, pero que antes de continuar necesita saber si, finalmente, “¿están o no de acuerdo con el ferrocarril?!!”6 . Ante semejante cuestionamiento, la respuesta de los miembros de OSA, estuvo marcada por la difícil tarea de explicar, sin decirlo, que sí estaban de acuerdo con la “vuelta del tren”, y de manera inversa, explicar que ese no era el eje principal de la lucha, sin dar a entender que por eso se opusieran a la vuelta del tren. Al poco tiempo, el ferroviario dejó de participar de las reuniones7 .
En este apartado he buscado presentar cuál fue la visión de OSA en torno del conflicto de la Estación, cómo definió colectivamente su práctica política, que continuado en la dirección planteada por el grupo en relación a otras problemáticas sociales (niñez, emprendimientos productivos, seguridad, bibliotecas populares, etc.). Desde su experiencia organizativa, su propuesta estuvo encaminada a superar la fragmentación que ha caracterizado a las luchas populares en las últimas décadas, apostando a una respuesta “política”, de conjunto a las problemáticas particulares, esto es, una que permita la transformación de la sociedad toda. Para ello, proponen tanto una amplia participación popular y la creación de un espacio de articulación horizontal.
Ahora bien, el examen de su intervención en una situación concreta, ha permitido analizar el conjunto de esa práctica política advirtiendo sus determinaciones históricas, esto es, tanto las ventajas que los posicionaron en un importante lugar dentro de la lucha por la recuperación de la Estación, como las tensiones que encontró su experiencia organizativa, en término de las dificultades que el colectivo halló en la articulación de la lucha y en precisar la significación asignada a lo público. Estos atolladeros resultan de las relaciones entre las condiciones materiales de existencia no elegidas: la tendencia a la privatización materializada en el proyecto de Puerto Madero, que incluye una redefinición del lugar del Estado –pues Puerto Madero es una sociedad anónima compuesta por organismos estatales- y las dificultades para sostener un espacio de articulación y definir con claridad las significaciones asignadas a lo público.
 La prioridad otorgada al conflicto público/privado, en condiciones históricas donde la lucha de clases no permitía una resolución a su favor, planteó a la larga un desgastante debate y pujas entre los colectivos sobre qué hacer con esos terrenos y la imposibilidad de llevar a la práctica los acuerdos terminó agotando la experiencia de articulación hacia mediados de 2008.

1 Cabe destacar que OSA había estado trabajando durante gran parte del año 2006 en torno a la cuestión del ordenamiento territorial y el debate por la Ley de “uso del suelo” expuesto en el capítulo III de la segunda parte de esta tesis. Además, por entonces, lograba un lugar importante en la opinión pública y mediática la lucha por el agua pura y contra la minería contaminante, que llevara a cabo la AMPAP y la lucha de la UNCu contra la apropiación de sus terrenos por parte de Dalvian SA (Grupo Vila), ambos conflictos tuvieron un lugar en las preocupaciones de OSA y constituyeron experiencias de lucha y organización con las que mantuvieron contacto e intercambio.

2 Cabe recordar que, en estas reuniones, además de las organizaciones que asistían regularmente como parte de autoconvocados, comenzaron a participar otras nuevas: el colectivo Casa Amérika, los ferroviarios (a través de sus distintos sindicatos y grupos de pertenencias), la rectora de la UNCu, Victoria Gómez de Erice (convocada por la lucha que llevaba adelante la UNCu contra la usurpación de sus terrenos), el colegio de arquitectos, el observatorio social de arquitectura y algunas personas que sin estar organizadas, se sentían interesadas (ver capítulo III de la segunda parte).

3 Panfleto elaborado por OSA para ser repartido en una actividad.

4 Observación participante.

5 Caracterizado por Adriana Petra (2001) como anarquismo de “estilo de vida”, ver el próximo capítulo.

6 Observación de las reuniones en OSA con los integrantes de los otros colectivos desde julio a diciembre de 2007.

7 Dicha persona envió el siguiente correo electrónico: “Amigos: Por razones de horarios no pudimos seguir participando en las reuniones, pero deseamos lo mejor para nuestra querida ciudad y que todos los proyectos puedan integrarse para el bien de nuestra sociedad” (mail del día 26/12/07). Cabe destacar que un par de meses antes, hacia el comienzo del ciclo de reuniones, el mismo ferroviario había enviado otro mail que ponía de manifiesto sus preocupaciones: “Amigos. El proyecto de un Tren Local no desplaza otra propuesta cultural, social, etc, teniendo presente que las instalaciones ferroviarias en toda su extensión son muy grandes y da cabida a la integración de proyectos por el bien de nuestra sociedad” (mail del día 28/08/07).