SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

Mariano Salomone (CV)

El capitalismo mundializado: mercantilización y resistencias

Bajo la actual configuración de la relación entre economía y política es decisivo comprender de qué manera, el proceso de mundialización del capitalismo y su tendencia a la mercantilización de la totalidad de la vida social, puede haber modificado su especificidad en tanto totalidad histórico-social, transformando la relación entre economía y política, pero también las formas de resistencias a la expansión de la lógica del capital. Si el capitalismo puede ser entendido a la manera de Ellen Meiksins Wood como el resultado de un largo proceso de privatización de lo político a partir del cual cada vez una mayor cantidad de asuntos de interés público han sido transferidos a una esfera separada, independiente y privada, la “economía” (Wood, 2000); su mundialización en las últimas décadas, en manos del neoliberalismo ha intentado producir, y lo ha logrado, una profunda transformación social en tal sentido. El capitalismo contemporáneo pretende hacer de la totalidad de las relaciones sociales un ámbito sometido a los requerimientos de la valoración del capital1 .
Estos rasgos propios del capitalismo tardío, del capital financiero como la forma más volátil y más intangible de capital, producen una serie de dificultades en el proceso de análisis teórico y en la conceptualización de las relaciones entre economía y política. En términos descriptivos, las formas de luchas políticas tienden a presentarse como luchas (únicamente) identitarias y culturales; esto ha producido una serie de interpretaciones que tienden a desconectar la relación entre economía y política, entre economía y cultura. Meiksins Wood dice que las luchas identitarias, son de alguna manera el efecto de la lógica de la fragmentación capitalista; y en ese sentido, son luchas incapaces de enfrentar la tendencia a la unificación y a la globalización de la explotación capitalista. Otras miradas, como la de Antonio Negri, parten de la idea de que la lógica del capitalismo contemporáneo ha hecho de todo el espacio social el espacio de valoración del capital, por lo cual todo el amplio terreno de lo social es el espacio de producción de sujetos (los “nuevos bárbaros” como les llama el autor) capaces de resisitir a través del nomadismo, esto es, la deserción y el éxodo como la permanente evacuación de los lugares del poder. Por su parte, por ejemplo, Melucci en un intento por enfatizar las dimensiones específicamente culturales de la acción colectiva, piensa que el lugar donde se juega el conflicto no es en la “distribución”, sino en la disputa por el sentido. Los conflictos surgen en áreas del sistema directamente afectadas por flujos intensos de información y símbolos, ésa es la esfera de conflictos propia de las sociedades capitalistas “postindustriales”, complejas y avanzadas. Éstos no se expresan por medio de la acción efectiva sino mediante el desarreglo de los códigos culturales. En efecto, la acción colectiva es un “mensaje” a la sociedad, ejerce un efecto sobre las instituciones al modernizar su cultura y organización. De esa manera, lo que se pone en juego en los conflictos es la reapropiación individual y colectiva del significado de la acción (es lo que haría necesario espacios públicos abiertos donde puedan concurrir múltiples sentidos).
Algunas de esas dificultades que se imponen para la comprensión del conflicto, en las condiciones histórico-sociales actuales, es la dificultad para aprehender el carácter político de la conflictividad social en el capitalismo tardío. Ello se debe, desde mi punto de vista, a que no se tiene en cuenta la categoría de lucha de clases2 . Por un lado, la categoría de lucha de clases ha sufrido un borramiento a partir de la proliferación de luchas identitarias. Por el otro, tal fragmentación produce explicaciones en términos especulares. Es decir, a la manera como lo diría Marx, si el mundo se ve invertido es porque lo está. Los hombres y mujeres ven el mundo de manera fragmentaria. La fenomenología que el conflicto presenta impulsa una interpretación que tiende a repetir, en términos teóricos, la lógica fetichizada del mundo realmente existente, percibido como atravesado por múltiples conflictos culturales que se presentan como desgajados de las condiciones materiales de existencia, carentes, en sentido estricto, de valor propiamente político.

1 Es importante advertir que existe una gran cantidad de teóricos/as que coinciden, en sus observaciones, acerca de la gran transformación operada en el capitalismo a partir de principios de la década del ’70. Autores/as con miradas muy distintas dentro de la tradición marxista coinciden en destacar que una de las características propias del capitalismo tardío, es esa profunda penetración del capital en la de las relaciones sociales y la mercantilización de los diferentes ámbitos y actividades de la vida social. Me refiero, por ejemplo, a autores/as como la propia E. Meiksins Wood, Antonio Negri, John Holloway, David Harvey, Frederic Jameson, Houtart, etc.

2 La cuestión de la lucha de clases, como problemática teórica y política, será trabajada en los capítulos siguientes.