SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

Mariano Salomone (CV)

Estado y sociedad civil. Gestión de lo social y políticas públicas

Otro aspecto que hace al perfil de este colectivo es el doble nivel en el cual desarrollan su práctica política, su militancia:
La trabajamos siempre en dos niveles: una en las distintas comunidades, en los distintos espacios en los que trabajamos, y también proponiéndolas en… a nivel superestructural, en el gobierno provincial y en la legislatura (Entrevista a Rodolfo, 2008).

Gran parte de la práctica política de OSA se vincula a su participación en ese otro nivel, “superestructural”, que tiene como objetivo general lograr cierta intervención en la definición de la política pública. En ese punto, cobra importancia la interacción que tiene el grupo con las diferentes instancias del Estado y las estrategias que en ese sentido han ido definiendo. Los diferentes testimonios indican que desde el principio gran parte del interés grupal apostó a acceder a alguna forma de intervención en el diseño de la política pública.
Algunas de las decisiones tomadas en función de ello se han canalizado en diversas instancias de diálogo con el gobierno (participaron en reuniones con ministros, con el gobernador, con legisladores, etc.) y en la propuesta de conformar algunos “consejos consultivos” 1. Pancho explica cómo se fue configurando este tipo de práctica luego de la experiencia que tuvieron a partir del primer ciclo de reuniones entre organizaciones sociales y el gobierno en el año 2003 a propósito de la cuestión de inseguridad: “(…) cómo las organizaciones podíamos estar en cada uno de los espacios (…) insertándose en esto de la co-gestión, la gestión asociada, o de proponer políticas públicas al gobierno” (Entrevista a Pancho, 2008). Un entrevistado dice que el planteo de OSA siempre ha sido “lo político”, el poder incidir en políticas públicas:
Y se refiere básicamente a poder, desde la organización, incidir en políticas públicas, incidir significa no solamente protestar o reclamar, sino también poder sentarse a la mesa a discutir el diseño de la política, la lógica de la política y el recurso correspondiente, que son tres cosas distintas. Muchas veces vas a reclamar y pasás por la ventanilla te dan un recurso y vos ejecutas un programa, un plan. Nosotros hacemos eso y muchas organizaciones, muchas veces, lo hacen. La idea es que esto sea un paso o una etapa de un segundo momento en el que vos puedas sentarte a diseñar la política, eso lo charlamos siempre hay un montonazo de programas y proyectos nacionales con mucho dinero pero son “enlatados” o sea vienen con una estructura, una lógica de arriba hacia abajo. El ministerio lo diseña y vos te tenés que acomodar a ese diseño con… los proyectos para vos mismo, vos participás del proyecto, te inscribís, concursás en todo caso –como pasa ahora con el municipio- y siempre tenés que ajustar a la oferta cuando en realidad el proceso político es al revés: la demanda es la que tiene que imponer sus condiciones (Entrevista a Astor, 2008).

Uno de los grandes puntos de coincidencia que dan lugar a OSA es la preocupación por que la sociedad civil tenga una mayor participación en la transformación y gestión de lo social, ser “actores para el cambio”. Para ello coinciden en la necesidad de lograr alguna incidencia en el diseño de la política pública, encontrando en la propuesta de los consejos consultivos una alternativa. Sin embargo, la manera como imaginan esa propuesta, el lugar desde el cual lo encaran, no es el mismo para cada uno de los miembros de OSA, y es en el balance que hacen de dicha experiencia donde asoman algunas de esas trayectorias diferenciales. Es decir, la experiencia alrededor de los consejos consultivos se constituye en un espacio donde afloran prácticas diferenciales, porque se trata de sujetos con tradiciones políticas distintas y por ello infieren distintas “lecciones”. Veamos cuáles es el “balance” que hacen algunos de los sujetos sobre estos espacios de participación.
Rodolfo explica que, en términos de la participación real en el diseño de la política pública, la experiencia no ha sido positiva: los consejos no consiguieron el rango institucional que esperaban. La propuesta desde OSA era que los consejos fueran vinculantes y no únicamente consultivos, que paulatinamente se fueran conformando en entes autárquicos con presupuesto estatal, pero esto no se logró (por ejemplo, el caso de la mesa de economía social). En general, su valor ha sido más bien como parte de una “experiencia” política, esto es, un recurso para el diálogo entre distintos sectores sociales, políticos y culturales que permitía ir identificando problemáticas comunes y confluyendo en un mismo camino.
Intentamos ser una especie de presión, dialogando pero presionando con las propuestas (…) La respuesta en general no ha sido buena. Muchos la preveíamos, pero había que hacer la experiencia… (…) creo que lo valioso de la experiencia es ir, no digo sintetizando porque no es el objetivo, pero si ir encaminando un montón de distintas experiencias en un mismo camino proveniente de distintos sectores sociales, políticos, culturales (Entrevista a Rodolfo, 2008).

Por su parte, Fabiana, realiza otro balance de los consejos consultivos, pues para ella ha sido “muy positivo” ensayar otros modelos de gestión, profundizando mecanismos de “gestión participativa” que tiendan a “involucrar a los distintos actores en este tipo de espacios”.
Me pareció como muy positivo intentarlo y en el hecho de decir, bueno! Son en definitiva modelos de desarrollo que uno busca, modelos de gestión que uno busca, entonces lo positivo es que en cierta forma se involucró al gobierno en eso (…) Invitándolo específicamente a la reunión (…) y bueno, es el hecho de seguir profundizando en lo que es el tema de gestión participativa, ver de qué manera se pueden involucrar también a los distintos actores en este tipo de espacios y tratando de traer también experiencia y conocimientos de otros lugares (Entrevista a Fabiana, 2008).

Es importante señalar la distancia entre ambos balances. Mientras el primero de ellos hace una evaluación negativa de la experiencia de los consejos, el segundo la evalúa muy positiva. Ello refiere a las distintas tradiciones políticas de las que proviene cada uno de los sujetos, trayectorias que sostienen distintas prácticas y concepciones sobre la política, cuestión que se pone de manifiesto en la manera como definen la relación con el Estado. Mientras que Rodolfo piensa la “co-gestión” a partir de las presiones que la comunidad pueda ejercer sobre el Estado para obtener mayores espacios de participación popular, Fabiana la define como un modelo de desarrollo que invita al Estado a involucrar a otros actores sociales en el diseño de la política pública2 .
El balance de Pancho sobre la participación en estos “consejos consultivos” pone de manifiesto una cuestión crucial en la experiencia de OSA: las tensiones que se originan en las relaciones con el Estado, que remiten a las que se pueden advertir en el interior del colectivo, acerca de las diferentes concepciones en torno a la lucha por la recuperación de lo público y por el lugar del Estado en dicho proceso (entre ideal normativo y el realmente existente), etc.
Y mirá, nosotros siempre decimos en “Tierra de Niños” que nosotros contamos fracasos, fracasos con éxito, que siempre fracasamos pero crecemos. (…) Casi todos los jueves por ahí redefinimos si seguimos yendo a estos espacios o no. Porque muchas veces con la participación nuestra, somos funcionales, funcionales entre comillas (…) y cuando querés acordar en este juego democrático… demoliberal son ocho votos contra dos… ¿no se si me entendés?… entonces es engañoso esto y siempre nos cuestionamos si estar o no estar… (Entrevista a Pancho, 2008).

El testimonio anterior señala, en este caso, el carácter ambivalente del balance de la práctica política, al menos, el que refiere al trabajo en la “superestructura”, a la apuesta a dialogar-presionar al Estado a través de ciertas formas de “co-gestión”, que se abren como producto de la lucha política en relación al diseño de las políticas públicas, pero también bajo la sospecha de que se termina siendo funcional al “juego demoliberal”.
Néstor, miembro de la Mesa de Economía Social, ilustra las contradicciones a las que se exponen los emprendimientos productivos:
(…) una vez me invitan a una reunión donde había una comercializadora de este tipo de emprendimiento socio-productivo (…) Yo les decía que en realidad esperaba que no tuvieran éxito, porque si ellos tenían éxito en realidad en una sociedad y en un mercado como el actual… era medio contradictorio. Cuesta explicarlo, es decir, espero que no tengan éxito, espero que logren desarrollarse en un plano que no tenga que ver con la competencia en el mercado (Entrevista a Néstor, 2008).

La práctica política que realizan las organizaciones sociales en OSA, como pueden ser esos emprendimientos productivos, en tanto “experimentos de futuro”, se realizan en condiciones históricas no elegidas, reales y desiguales, y bajo relaciones de fuerza que hacen que cada experiencia esté sujeta constantemente a tensiones y contradicciones. Una paradoja inherente a la dialéctica constitutiva de lo popular, a la condición subalterna es que esa identidad se constituye a partir de un proceso de subjetivación que tiene como punto de partida el reconocimiento de la propia heteronomía. En la dialéctica de la lucha, el éxito en el camino hacia la solución del conflicto desemboca, paradójicamente, en la disolución identitaria.         
 (…) lo que uno trabaja no debería pasar, no se si me entendés. Yo trabajo en el tema de niñez, bueno, la organización… no deberíamos existir nosotros, no tendríamos (que existir) porque (lo que hacemos es) estar bregando o luchando que los chicos no sean internados por situación de pobreza. Si hubiera una sociedad justa, donde hubiera distribución de la riqueza, no tendríamos por qué estar en eso. Nosotros siempre ironizamos, en la organización, que la mejor intervención es la no-intervención… y hay que apostar a quedarse sin trabajo (Entrevista a Pancho, 2008).
 
En el apartado anterior, cerraba la presentación del recorrido grupal de OSA haciendo una mención a las expectativas que tenían, como colectivo en ese momento (fines de 2008). En su relato, Rodolfo habla de la “Constituyente Social”, un proyecto en el cual es posible identificar cierta continuidad en el tipo de apuesta política que vienen realizando desde el momento de su constitución grupal: la búsqueda de refundación de lo social a partir de otro criterio de organización y reproducción social, basado en el conjunto de necesidades que expresan las comunidades como resultado de una “amplia participación”.
Estamos ahora participando de alguna forma en la Constituyente Social que la imaginamos no con una declaración, un algo preestablecido y escrito, sino ir elaborándola desde cada sector social y desde cada comunidad: ¿cuáles son las necesidades? Y desde allí ir confluyendo a una constitución de todas las necesidades. Recordemos que acá tenemos una constitución que fue importada con modelos preestablecidos y es necesario que las distintas comunidades se expresen en esa constitución. Hoy no hay reglas comunes: cada sector tira para su lado, todos fragmentados y hace falta ese proceso que nos amalgame nuevamente (…) no modificarla sino refundarla. Y para eso es fundamental la amplia participación, una amplia participación (Entrevista a Rodolfo, 2008).

            El “espacio” que conforma OSA se abre en torno a un núcleo de preocupaciones comunes a diferentes organizaciones sociales, el deseo de lograr algún tipo de articulación de las prácticas que realiza cada organización particular –a fin de construir una visión integral de los problemas y de lograr una transformación de conjunto de la sociedad. La apuesta a intervenir en las políticas que lleva a cabo el Estado los lleva a elaborar la propuesta de los consejos consultivos. Sin embargo la tensión se halla en ese punto: las propuestas comunes son leídas en claves distintas, pues quienes integran OSA tienen formaciones distintas, trayectorias e intereses diferenciales.
OSA es más bien de dispersión de experiencias y de trayectorias desiguales. La tensión entre la búsqueda de un punto en común y la propensión a la dispersión es uno de los rasgos de este espacio que se quiere de articulación entre proyectos procedentes de intereses, trayectorias, tradiciones políticas heterogéneas y a menudo escasamente conciliables entre sí.

1 Los consejos consultivos son espacios de diálogo abiertos entre el Estado y la sociedad civil que tienen por objetivo establecer mecanismos de participación ciudadana, esto es, promover su participación en el debate sobre la orientación de las políticas públicas. En ellos participan asociaciones civiles, ONGs, fundaciones, organizaciones de trabajadores/as y empresariales, entidades confesionales y autoridades gubernamentales. Las formalidades de su conformación y función son variadas y dependen de cada lugar (por ejemplo, el porcentaje mínimo garantizado a la participación de organismos no gubernamentales). Desde el punto de vista de los/as entrevistados/as, la mayor debilidad de estos consejos ha sido que se los ha mantenido, únicamente, en su carácter consultivo, es decir, no resolutivos.

2 Tal como señalamos con anterioridad, los rasgos de las políticas sociales nacidas de las transformaciones neoliberales del Estado, en los 90, portan tensiones, por una parte, desligan al estado de sus obligaciones, reduciendo sus funciones a la represión y la evaluación y control de las políticas sociales, por la otra, se presentan al menos aparentemente, como una instancia de participación de la sociedad civil.