SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

Mariano Salomone (CV)

“Tenemos que decir qué y cómo lo queremos”

Hay que pensar el proceso de constitución de OSA, como un proceso en el cual ellos van delineando su propia historia como grupo, construyendo articulaciones con algunas organizaciones sociales, imaginando futuros posibles, produciendo fracturas y separaciones en su interior. Esa dinámica de la constitución de los colectivos sociales permite entender por qué la clase no puede ser definida como un estrato o grupo separado y cerrado, localizado en alguna posición estructural. Debemos más bien “localizar” la clase en las relaciones de explotación, conflicto y lucha que sirven de impulso al proceso de formación. Y la “clase como relación”, al decir de Meiksins Wood, implica de hecho dos relaciones: la que hay entre las clases (nosotros/ellos) y la que hay entre los miembros de la misma clase (Wood, 2000: 110), lo cual lleva a pensarla como una relación interna, una relación entre miembros de la clase. Si la primera relación se expresa en OSA en la oposición entre lo público y lo privado, la segunda, las relaciones internas, refiere a la heterogeneidad de prácticas y concepciones que sostienen, a las tradiciones políticas y a las trayectorias individuales de sus integrantes, así como a las relaciones con los otros colectivos involucrados en el conflicto (los ferroviarios y Casa Amérika).
Las tensiones en torno a lo organizativo en OSA tienen que ver con su composición heterogénea, pues incluye miembros que provienen de diferentes tradiciones y experiencias políticas. Así podemos encontrar una gran mayoría vinculada a experiencias partidarias en la década del ’70, sujetos vinculados a partidos de izquierda marxistas, como el PRT, o peronistas, como Montoneros; otras personas con experiencias ligadas a organizaciones barriales de base dentro del contexto del retorno a la democracia, hacia comienzos de los 80 (cooperativas de vivienda) e integrantes que carecen de una tradición política definida y cuya posición en la organización se vincula más bien a la experiencia de los 90, a la reforma del Estado y al surgimiento del llamado “tercer sector”, desde el cual comparten la creencia de que es posible contribuir, a partir del “conocimiento técnico”, a la construcción de soluciones políticas para los usos del espacio público1 .
“Tenemos que decir qué y cómo lo queremos”. Si bien éstos son los interrogantes que aparecen expresados en el presente (en el momento de las entrevistas), es claro que son producto de los años transcurridos y sobre los cuales es posible reconocer el ensayo de ciertas respuestas. A la vez, como adelantaba más arriba, la identidad colectiva que van dibujando y que es dable reconocer en el transcurso de su experiencia, se relaciona con ciertas preocupaciones comunes más que con la coincidencia en conjunto de las posibles respuestas. En todo caso, en la definición de su identidad, poseen la misma importancia la forma como el contenido, el qué queremos tanto como el cómo lo queremos.

1 En el conflicto por los terrenos de la Estación, muchos/as especialistas en urbanismo y ecologismo se interesaron en aportar ideas, perspectivas, proyectos.