SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

SUJETOS SUBALTERNOS, POLÍTICA Y MEMORIA

Mariano Salomone (CV)

La construcción de un nosotros: “reconocernos como actores sociales”

Para conocer la experiencia de OSA he apelado, al igual que en el caso de Casa Amérika, a una reconstrucción de la historia grupal a partir de los relatos que los propios sujetos hacen sobre su recorrido colectivo. Me interesa, principalmente, reconocer cuáles han sido las preocupaciones a partir de los cuales organizaron su experiencia, intentando advertir, a partir del relato sobre sus orígenes y los objetivos que se propusieron, el tipo de respuestas que han asumido como colectivo y que los define como sujeto político.
El puntapié que da origen a la experiencia de OSA se remonta al año 2003 y remite al debate público sobre la inseguridad que planteó el caso Blumberg. No obstante, el testimonio de Rodolfo, que participa en OSA desde el comienzo, da cuenta de algunos antecedentes organizativos previos a ese momento; vinculados a la crisis de 2001 y a los procesos sociales que emergieron en torno a ella: las organizaciones de desocupados, la lucha por el plan social y la alternativa, como fuente de trabajo, de los emprendimientos productivos.
(…) originariamente yo venía por el CPD (centro de desocupados) después formamos una asociación Huellas, que era de trabajo productivo, social y cultural. Como parte de esa asociación integramos acá este espacio. (…) Originariamente esto venía rondando desde hace mucho, desde el 2001, 2002… entre distintas organizaciones veníamos proponiendo una respuesta diferente al plan social (…) que era la respuesta de los emprendimientos socioproductivos. (…) y así fuimos tomando relación con otras asociaciones “urbanas” que también estaban en esa movida. Y coincidentemente se dio el tema de Blumberg, el tema de la seguridad, desde una perspectiva represiva para asegurar el sistema de exclusión. Y desde estas organizaciones propusimos encontrarnos para dar respuesta desde la mirada de las organizaciones sociales. 2003 tiene que haber sido, y eso fue justamente el puntapié que dio origen a las organizaciones autoconvocadas para discutir y proponer una respuesta a la temática de la seguridad (Entrevista a Rodolfo, 2008).

(…) cuando matan a Axel Blumberg, que fue una conmoción en todo el país (…) Entonces Blumberg viene a Mendoza (…) y como no se sabía qué era “Blumberg” (…) pero sí convocaba (…) entonces se juntaron todas las organizaciones… con el planteo de seguridad o de inseguridad de la provincia. Era tan amplio el espectro de organizaciones (…) porque eran muy temáticos (…) no había una voz de las organizaciones como bloque de la sociedad civil (…) (Entrevista a Pancho, 2008).

Nace con un tema de seguridad (…) y ante algunos primeros planteos, de bueno, de más policías, represión y que se yo, un grupo de organizaciones se pone a tratar ese tema y tratar de dar una respuesta distinta a las respuestas represivas (…) (Entrevista a Néstor, 2008).

Como podemos observar en estos testimonios, la experiencia de OSA se apoya en una coyuntura particular, la conmoción que provocara en la opinión pública el asesinato de Axel Blumberg. Lo que los movilizó por entonces fue la búsqueda de una respuesta alternativa a la que se proponía desde ese punto de vista, hegemonizado por un determinado sentido común: “más policías, más represión”. La propuesta fue plantear una serie de reuniones entre algunas organizaciones sociales y el gobierno con el fin de “tratar el tema” y dar una respuesta distinta a la salida “represiva”.
En este momento constituyente es posible identificar el modo de funcionamiento que, en adelante, tendrá OSA. En primer lugar, una práctica política que toma, como punto de partida, determinados acontecimientos sociales que impone la agenda pública y mediática y frente a los cuales es preciso tomar una posición (“hechos políticos”, según uno de los entrevistados). En segundo lugar, dicha posición se asume como proceso de búsqueda y construcción de una respuesta diferente a la hegemónica, esto es, como parte de una lucha ideológico-política (que podemos visualizar primero, en la apuesta que se hace a los emprendimientos productivos como alternativa al plan social; y luego, en la opción por una respuesta al problema de la inseguridad distinta de la represiva). En tercer lugar, aparece ya el punto de vista desde el cual se piensan esas respuestas alternativas, desde las organizaciones sociales de la sociedad civil. Esa mirada y esa voz ponen de manifiesto la problemática alrededor de la cual se organiza la experiencia de OSA, esto es, las tensiones entre sociedad civil y Estado y a las propias de la sociedad civil.
Por último, también desde el comienzo, podemos advertir lo que va a constituir la preocupación permanente del grupo y su gran apuesta: la necesidad de contar con una visión de conjunto de las problemáticas sociales que logre superar la parcialidad a la que están sometidas las miradas que, desde su quehacer específico, tienen las distintas organizaciones sociales:
Bueno la propuesta que se discutió y se propuso cuando vino Blumberg fue alrededor de la temática de que la seguridad era un subproducto del sistema de exclusión y que para poder abarcarla y darle una respuesta integral había que abarcar todos los aspectos, el económico; el político; el social; el cultural; el laboral, y desde esas respuestas caminar en el sentido de la seguridad social que es una sociedad integrada, con niveles de equidad como para poder tener la seguridad individual pero derivada de la seguridad social (Entrevista a Rodolfo, 2008).

Ahora bien, si bien estos testimonios contribuyen a poner de manifiesto algunos de los aspectos de la experiencia de OSA, tales como el momento “fundacional” y la problemática en la que emergen, el relato de Néstor apunta a señalar lo que estaba en juego, como telón de fondo, en cada uno de ellos: el tiempo de constitución del sujeto.
En el año 2005 ya había un periodo en donde medio estaba como desapareciendo (…) habían llegado a un punto que prácticamente ya no tenían mucho sentido Autoconvocadas. En ese momento ya quedaban poca gente y pocas actividades. Surgió la posibilidad de hacer un encuentro y en ese encuentro yo les planteé tomar un tema y un eje distinto, ampliando el panorama de las organizaciones sociales. Planteé que las organizaciones sociales éramos un actor social importante, digamos, un actor social nuevo que debíamos reconocernos como actores. Y se propuso un encuentro (…) A raíz de ese encuentro y de esa actividad se, revitalizó Autoconvocadas (…) es como que adquiere un nuevo sentido (…) sobre todo en esta idea de ser actores… y ser actores que tienen que ver con una lógica de transformación social, es decir, somos actores sociales para un cambio, para una transformación (Entrevista a Néstor, 2008).

Respecto de ese Encuentro Provincial De Organizaciones Sociales, transcribo el “Comunicado de prensa” que enviara Rodolfo el día 3 de agosto de 2005 a través del correo electrónico, en el que realiza una síntesis del mismo:
Se realizó el sábado 30 de julio en las instalaciones de la Escuela Hogar "Eva Perón" el encuentro Provincial de Organizaciones Sociales. Participaron del mismo alrededor de 150 entidades de todos los rincones de la provincia, totalizando un número de participantes superior a los 300 militantes y dirigentes sociales. Asistieron la subsecretaria de Desarrollo Social de la Nación, María Inés Abrile de Vollmer, y la Subsecretaria de Desarrollo de la Provincia, Paula Eisenchlas quienes, tras explicar los programas y políticas de sus respectivas áreas, escucharon las exposiciones del Plenario de trabajo en comisiones y las conclusiones y propuestas de los talleres temáticos. En comisiones se trabajó con el tema "Las organizaciones sociales y la transformación social" y (en la tarde) los talleres se dividieron por áreas: economía social y desarrollo local, familia, factores de poder y Estado, educación popular, cultura, género, salud y comunicación social, generando una rica discusión. Cabe destacar entre las conclusiones el reclamo generalizado al poder político de la participación de las organizaciones de la sociedad civil en la discusión, decisión e implementación de las políticas públicas para dejar de ser meros espectadores o asistencialistas de la actual crisis. Finalmente, se acordó en la necesidad de seguir en el camino de la integración y el debate entre las OSC, a través de futuros encuentros o jornadas, para llegar a generar propuestas y proyectos de real incidencia en lo social. Una vez sintetizadas las conclusiones generales y de los talleres por áreas temáticas, serán difundidas y devueltas a las organizaciones participantes, a las instituciones sociales y políticas de la provincia y a los medios de difusión (Correo electrónico de Rodolfo, 03/0872005).

El encuentro de organizaciones sociales da un nuevo impulso al “espacio” que se venía conformando desde el 2003 aproximadamente, no solo porque reúne a una gran cantidad de organizaciones, poniendo como eje la posibilidad de reconocerse actores de transformación social, sino porque incluye en la convocatoria a funcionarias del Estado nacional y provincial, marcando claramente el propósito de constituir un terreno de articulación para la implementación de las políticas sociales de nuevo cuño1 . Ahora bien, varios testimonios llaman la atención sobre una de las primeras dificultades que fueron encontrando en ese camino: la heterogeneidad entre las organizaciones sociales, pues encontraron que “hay grandes diferencias también en esto que se llaman las organizaciones sociales” (Entrevista a Néstor, 2008).
Y lo que pasa es que al principio al ser tan numerosos, muchas organizaciones y tener cierta cuota de poder, entre comillas, digamos… que te recibe el gobernador y todo el Consejo de ministros… incluso van los exitosos, ¿cuáles son los exitosos? Esos que aparecen en el diario, en la revista Unos, que son organizaciones que tienen un discurso pero… discurso progre pero son… son burgueses (…) Y! lo que pasa es que también se ha ido, para mi positivamente, ideologizando, entre comillas (Entrevista a Pancho, 2008).

La “heterogeneidad” o “diversidad” que señalan los relatos, no remite únicamente a los “estilos” propios de las respectivas estructuras organizativas, o a la tarea específica en torno a la cual cada una trabaja; sino que, fundamentalmente, pone en cuestión el tipo de práctica política que realizan y las posiciones que las sustentan. Al respecto, uno de los entrevistados expuso en su relato un análisis sobre el tipo de diferencias que existe entre las organizaciones sociales en el cual dejó planteado el siguiente esquema:
(…) yo tengo una clasificación que me ha resultado bastante práctica y que tiene que ver con… experiencias que he visto que se han repetido en distintos tipos de movimientos y actividades. Yo digo, hay organizaciones sociales que son “paraestatales”, son organizaciones sociales que se plantean, que como el estado ha dejado de cumplir con algunos roles (…) estas organizaciones vienen a suplantar a ese Estado (…). Después tenemos organizaciones sociales “paraempresarias”, organizaciones sociales que en realidad lo que hacen es moverse en la sociedad como las empresas, desde una lógica empresarial (…). Y yo digo, están las organizaciones sociales “paraestatales” o “paraempresarias” y las otras, las “organizaciones sociales comunitarias”, que no ven para nada que tengamos que reemplazar a ningún Estado, ni sustituir ningún Estado, que no somos empresas y que no tenemos nada que ver con las lógicas empresarias, y que promovemos una sociedad distinta a partir de… el desarrollo de las comunidades (…) las Autoconvocadas deberíamos estar en organizaciones sociales comunitarias (…) en el 2005 habían de todo tipo de organizaciones y estaba bien que así fuera (Entrevista a Néstor, 2008).

En su clasificación, Néstor, parte de “reconocer a las organizaciones sociales como actores” (agentes productoras y reproductoras de lo social) y a la vez, señala las tensiones que se pueden registrar dentro de ese “amplio espectro” de la sociedad civil, como diferentes opciones (alternativas) en tanto prácticas políticas. De esa manera, su clasificación contribuye a delimitar aquella “lógica propia” a la que OSA, como organización, apuesta y a la que define en términos de “comunitaria 2.
Resulta crucial en ese sentido advertir que dicha “lógica” se define en tensión con las lógicas correspondientes al mercado y al Estado. Sin embargo, esas lógicas lejos de reducirse a esas instituciones, se reintroducen en el campo social, a través de lo que Néstor llama organizaciones “paraestatales” y “paraempresarias” como propuesta que contribuyen a sostener el orden establecido.
Lo que pone de manifiesto el relato de Néstor es ese proceso de “ideologización” señalado por otro de los entrevistados que, luego de 3 o 4 años de trabajo grupal, ha ido teniendo lugar como parte de la constitución de una cierta identidad como colectivo; que sin eliminar la presencia de ciertas heterogeneidades, da cuenta del camino que han ido abriendo colectivamente y permite, al volver la mirada hacia atrás, reconocer cuáles son las expectativas que tienen como OSA en la actualidad:
(…) se planteó la necesidad de hacer un nuevo encuentro con las mismas características del 2005, en el sentido de dar algún salto en cuanto a la organización, a la vida de Autoconvocadas (…) y la idea de este encuentro es… ya no es reconocernos como actores, sino plantearnos qué camino o cómo hacemos para plantearnos estos cambios, estas transformaciones, es decir, no se si esta claro, o sea ya no es reconocernos como actores, sino qué vamos a hacer ahora. (…) entonces de alguna manera lo que yo creo que ahora debiera ser, o debiera surgir de este encuentro nuevo, es una… claramente qué tipo de cosa somos y cuál es el camino que estamos tratando llevar adelante en esto de las transformaciones sociales (…) digamos, definir cosas, ya no es el tema de reconocernos como actores, somos actores, bueno, ahora tenemos que decir qué queremos y cómo lo queremos (Entrevista a Néstor, 2008).

El testimonio de Néstor, da cuenta de un camino recorrido, la identificación de un nosotros como producto del proceso de “ideologización” descripto más arriba, aquel que tuvo lugar en torno al autoreconocimiento como sujetos -“actores sociales para un cambio”. Ello supuso la identificación de ciertas cuestiones comunes, grandes preocupaciones y puntos de coincidencia, tales como la necesidad de construir un “espacio” para la articulación de las prácticas y miradas particulares de cada organización que posibilite, a la vez, una visión integral de la realidad, para la transformación de conjunto de la sociedad; una búsqueda de mayor participación de la sociedad civil en la gestión de lo social manifestada luego en la apuesta por los “consejos consultivos”); la necesidad de recuperación de lo público como freno al proceso de privatización (que tendrá expresión en el conflicto por la Estación a través de la consigna “no al uso privado de tierra pública”). Sin embargo, el mismo relato que hace Néstor delinea el camino por recorrer, la necesidad de “plantearnos qué camino o cómo hacemos para plantearnos estos cambios”; cuestiones que pondrán en juego a las grandes concepciones diferenciales que cada uno tiene sobre dichos problemas, heterogeneidad que refiere a tradiciones políticas de las que cada uno/a procede y las prácticas y concepciones que, desde allí, sostiene.

1 Entiendo por política pública como el medio por el cual, el Estado, distribuye recursos económicos y simbólicos, el conjunto de intervenciones por el cual se determina la forma en que serán asignados los recursos en vista a satisfacer las demandas (necesidades e intereses) de la población. A través de la política pública el Estado no solo determina el uso de ciertos bienes y servicios, sino también establece cuál es el punto de vista válido para decidir quién tiene derecho a qué y quién no, esto es, construye los esquemas simbólicos a partir de los cuales se lleva a cabo la intervención, por ejemplo, las identidades sociales (madres, jefes/as de hogar, homosexuales, desempleados, etc.). Esas prácticas fuertemente naturalizadas a través de los años, difícilmente son vistas como modificables. Durante el período del denominado Estado de Bienestar (época de oro del capitalismo), la política pública se determinó como contribución a la reproducción ampliada del capital (garantías a la seguridad de los sujetos y de sus familias: subvenciones para la vejez, servicios públicos de salud, educación, vivienda y salarios familiares). Con el cambio en la forma y función del Estado, a partir de la crisis de 1974 y la intervención ideológica-política sobre el aparato del Estado, su transformación, se convierte a las políticas públicas más amplias en políticas sociales contra la pobreza, es decir, políticas focalizadas y fragmentarias y, generalmente, políticas “enaltadas”. Esa nueva definición de la política pública es producto de la escisión entre política económica y política social. Al dejar de ser universales, las políticas públicas han contribuido a generar el sistema del clientelismo político.

2 Cabe destacar que esta revalorización de “lo comunitario” presente en OSA aparece también, como parte de sus preocupaciones, en la experiencia de okupación de Casa Amérika, ver al respecto el próximo capítulo.