PSICOLOGÍA ECONÓMICA: INFLUENCIA DE LA PERSONALIDAD EN EL NIVEL DE POBREZA EN LA COMUNIDAD DE GUARARI DE HEREDIA Y LA CARPIO EN LA URUCA, COSTA RICA

PSICOLOGÍA ECONÓMICA: INFLUENCIA DE LA PERSONALIDAD EN EL NIVEL DE POBREZA EN LA COMUNIDAD DE GUARARI DE HEREDIA Y LA CARPIO EN LA URUCA, COSTA RICA

Carlos Alberto Guido Masis
Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología

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2.9. Características sociodemográficas de la población en estudio

La estadística descriptiva de los factores sociodemográficos de la población en estudio nos traza un círculo vicioso de unas 5.600 familias que se encuentran inevitablemente asociadas con la pobreza y la exclusión social. En los precarios -objeto de observación, la pobreza tiene números superiores al promedio que en el resto del país, con tasas de desempleo mayores que el desempleo urbano. Es una población joven con bajos niveles de alfabetización, numerosos factores de riesgo social, que practican una actividad económica que no es necesariamente laboral y tiene carácter informal, igual de informal es la relación familiar reinante, otro elemento a considerar es la importante cantidad de mujeres solas como jefes de hogar, jóvenes con poco acceso a la educación, dificultades en la atención médica, se aprecia también la existencia de pandillas y bandas juveniles que estimulan el crecimiento de la inseguridad ciudadana dentro del precario mismo.
    
2.9.1. Las necesidades básicas insatisfechas

Las necesidades básicas insatisfechas (NBI) como metodología de medición de la pobreza nos refiere a necesidades de vivienda digna, vida saludable (higiene y salud), acceso al conocimiento (educación) y acceso a bienes y servicios (consumo). El déficit habitacional aumentó en el 2007 a 174.556 viviendas y fueron entregados 11.442 bonos de vivienda pero solo 182 para la erradicación de tugurios, apenas un 5.5% del total del presupuesto disponible para tal fin. (FUPROVI, 2006). Ciertamente no hubo cambios significativos en la tarea de erradicación de tugurios durante el año 2007.

Las NBI de higiene se relacionan con la infraestructura sanitaria (agua y excretas) donde apuntan un promedio de 34%, 7 veces más alto que el promedio en la GAM. Sobresale el precario Guararí con un promedio de 91% de NBI insatisfechas en higiene. Las NBI de conocimiento plantean un promedio de 26% contra un 12% de la GAM; y finalmente, las NBI de consumo acumulan un 18% mientras en el GAM apenas un 7%. Si sumamos las NBI tenemos un promedio por cada cien viviendas de un 82.2% de insatisfacción general, y solo las NBI de higiene y albergue agrupan un promedio de 8 y 16 veces más que la GAM, y donde solo Guararí presenta un 94.9% en comparación con el 33.5% de la GAM. (FUPROVI, 2005, p. 23). Esta es la realidad de los precarios en la GAM.

Tanto La Carpio como Guararí son precarios nacidos en los albores de los años 90´s del siglo pasado en terrenos baldíos propiedad de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) respectivamente. Ambos son precarios con una distribución urbanística por completo informal sin regulación alguna, donde no se cuentan con servicios de infraestructura básicos adecuados. En Guararí la mayoría de las familias tienen electricidad informal al igual que la paja de agua potable, no existen vías de tratamiento de aguas negras y menos pluviales. Los desechos sólidos son sacados en bolsas hasta la calle principal y las excretas, donde no hay letrinas, son lanzadas al río entre envoltorios de papel periódico y bolsas plásticas. Ya antes mencionamos como en La Cuenca Norte de Guararí caen las aguas negras de la ciudad, y donde prácticamente, sus moradores viven en una constante lluvia de excrementos, malos olores y contaminación. Tampoco encontramos en Guararí calles, aceras, salvo en la entrada al lugar y el alumbrado eléctrico público solo bordea las calles y entradas principales. 

En La Carpio por tratarse de un asentamiento más grande y populoso, aunque sin patrones urbanísticos definidos si encontramos el servicio de electricidad formal en la mayoría de viviendas, también existe población con servicio informal y electricidad colectiva. Igual existe el servicio de agua potable con pajas formales e informales, en algunos lugares hay servicio de alcantarillado de aguas pluviales y aguas negras aunque conforme se acerca a las márgenes de los ríos, cuesta abajo, estos servicios desaparecen y vemos como estas aguas corren entre latas y tugurios. La calle principal y entrada al precario está en buen estado de pavimentación y cada parada de bus señala una dirección donde se afincan los dominios de cada pandilla, siendo la última parada la que indica la llegada a la temida “Cueva del Sapo”. Al final de dicha calle y hacia el margen oeste se encuentra el maloliente relleno sanitario de la Municipalidad de San José.

     2.9.2. Jefes de hogar y género

Siguiendo la línea de la descripción estadística hemos considerado algunos factores sociodemográficos que nos llevan a concluir que la población femenina tiene un predominio aplastante sobre el sexo masculino en su calidad de jefes de hogar.  Un 92.5% de la población estudiada en Guararí y un 62.8% en La Carpio corresponden a mujeres jefes de hogar. Esta tendencia coincide con lo expuesto por FUPROVI (2005, p. 19) “…el 25% de los jefes de hogar en los precarios son mujeres. El grado de escolaridad de este grupo es bajo siguiendo patrones muy similares a los del promedio de los habitantes de los precarios. Esto se refleja en los tipos de ocupación más comunes encontrados. Casi la mitad de los jefes de hogar laboran en actividades de servicios no clasificados, implicando poca calificación de mano de obra y trabajo predominantemente temporal…”

Por otra parte, el autor Carrasco Dávila en su ponencia en el Segundo encuentro internacional sobre pobreza, organizado por la Universidad de Málaga, España (2006, p. 14) nos expresa la dolorosa realidad que sufren las mujeres en el ajetreo diario de la pobreza, escribiendo “….todas estas dificultades afectan más a las mujeres que a los hombres, lo que agravarán más el problema de la situación respectiva de unas y otros. A pesar de la protección jurídica e institucional, esta desigualdad persiste y se extiende. El rostro de la pobreza en el mundo es cada día más femenino”.
    
     2.9.3. La ocupación de los jefes de familia

La ocupación de los jefes de familia resulta ser otro elemento de interés para el análisis por cuanto reflejan en esencia la economía informal no solo de los precarios sino también de las familias que allí habitan. La investigadora mexicana Larissa Lonnitz (1975) ha señalado a “la inseguridad económica” como una de las características distintivas de la población marginal. La irregularidad en los ingresos, producto de ocupaciones temporales de bajo perfil intelectual y exigua remuneración, no les permite enfrentar la vida con una visión más allá del día a día. Un día trabajan como jardineros, otro día como albañiles, otro día como “guachimanes”, choferes piratas, peones o vendedores de cualquier cosa; y cuando el “día a día” no genera lo suficiente entonces su mujer sale a vender1 , lavar y planchar, cuidar niños ajenos, etc. Mientras los niños y niñas salen a la calle a mendigar expuestos al riesgo y consecuentemente van abandonando de manera paulatina la escuela.

     La falta de ingresos regulares y la informalidad de la posesión de la vivienda impiden a estos pobladores el acceso al mercado financiero en busca de un crédito bancario, por tanto no solo deben construir su vivienda al ritmo de sus ingresos sino también difícilmente pueden afrontar períodos de carestía o emergencias sean estas personales o naturales. Obviamente no son sujetos de crédito.

Pero como no va a existir la irregularidad en los ingresos cuando el desempleo en los precarios duplica la tasa de desempleo del GAM (7.4 % contra 3.6%), y solo Guararí presenta un 17% de desempleo. (FUPROVI, 2005, p. 19). Y además, según datos del 14° Informe del Estado de la Nación (2008) en el 2007 aumentó la desigualdad en el ingreso mostrando un coeficiente de Gini de 0.426, el segundo más alto en los últimos veinte años.

De acuerdo a las Cifras básicas sobre pobreza e ingresos de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (2008, p.7) encontramos que la población más pobre del país, ubicada en primer quintil, tienen más miembros en el hogar (4.24 contra 2.96 del último quintil), pero tienen menos miembros ocupados a razón de 1.02 contra 1.75 del quinto quintil y mayor desempleo comparativo de 13.2% a 1.7% del último quintil. Más aún, exhiben mayor relación de dependencia económica2 que el quinto quintil (2.61 contra 0.66), y poseen el 5.5% de los ingresos en tanto que el último quintil concentra el 49.5% de los ingresos de los hogares.

Según lo refiere el INEC (2007) en la zona urbana es necesario que los hogares pobres (15.7%) 3 incrementen su ingreso per cápita en promedio en un 6.54% para dejar de ser pobres.

2.9.4. La edad de los jefes de hogar

La edad de la población en Guararí de Heredia está concentrada entre los 18 a los 24 (24.5%) y de 25 a 39 años (55.4%), al momento que en La Carpio las edades oscilan desde los 18 a los 24 (27.7%), de los 25 a los 39 (42.3%) y de 40 a los 59 años en un 21.9%. Aparte de los adolescentes jefes de hogar que habitan en dichos precarios.

Como puede observarse se trata de una población joven en plenitud de facultades laborales que viven en condiciones precarias; y vemos una tasa de desempleo abierto en la población marginal del 14.5%, compuesta por un 12.1% para pobres y un 25.7% para pobres extremos, en tanto la población nacional no pobre enfrenta una tasa de desempleo de apenas el 3.5% (INEC, 2008, p. 6). Nos queda claro la exclusión y marginación social que padecen estos hogares jóvenes.

Si la expectativa de vida en el país es de 79 años (76.6 para hombres y 81.6 para las mujeres) según el 14° Informe del Estado de la Nación (2008) y desde jóvenes estos hogares, en su mayoría informales, ya se encuentran en condiciones de rezago social, qué pueden esperar cuando la mayor parte de sus vidas está en el futuro, cuántos años les toca vivir en dichas condiciones, qué ocurrirá cuando lleguen a edades avanzadas. Y que ocurrirá con los hijos que procrean a razón de 4.24 por hogar (INEC, 2008, p.7). No representa esta situación un desperdicio de los recursos humanos del país?

     2.9.5. El nivel de escolaridad de los jefes de hogar

El bajo nivel de escolaridad siempre está asociado a la pobreza. Aquí no es la excepción, puesto que entre primaria completa (seis años), primaria incompleta (menos de seis años) y el colegio incompleto (más de seis pero menos de once años escolares) se mueve el nivel de educación formal en los precarios bajo estudio.

Cuando hablamos de este nivel de escolaridad nos estamos refiriendo al concepto de pobreza educativa expuesto por el autor Carrasco Dávila (2006). Los pobres educativos son aquellos con una edad mayor o igual a quince años sin instrucción formal tanto a nivel pedagógico como ocupacional. Así encontramos a pobres extremos educativos que solo poseen la primaria incompleta y también a los pobres moderados educativos con primaria completa pero secundaria incompleta.

El pobre nivel de escolaridad encontrado en la población bajo estudio nos conduce hacia el análisis del analfabetismo como la carencia o insuficiencia de instrucción formal y que tiene repercusiones en la actividad global de las personas que la padecen; a saber, los analfabetos funcionales poseen la habilidad de la lectura pero no la comprensión de lo que leen; los analfabetos no funcionales no leen, no escriben y tampoco firman; y por último, los analfabetos tecnológicos que no poseen instrucción sobre el dominio de la tecnología cotidiana. Todos estos tipos de analfabetismo se encuentran presentes por relato del focus group. Muchas de estas personas se autodefinen como pobres pero nunca como analfabetos, dando por sentado que la condición de pobreza es la culpable de su condición de iletrados.

La escolaridad y el analfabetismo están muy relacionados con la situación educativa del país en general. Veamos, del lustro de 1997 al 2007 solo el 85-90% terminaron la primaria y de ellos el 50-58% sin repetir años. Pero más crítica es la situación en la educación secundaria donde solo el 25% de los que ingresaron al sétimo año lograron graduarse en el bachillerato. El Ministerio de Educación Pública estima que de cada 1000 estudiantes de la cohorte del 2007 solo se llegarán a graduar alrededor de 381 estudiantes. (14° Informe del Estado de la Nación, 2008). Al respecto el investigador Warren Crowther 4 también nos aporta más información crítica diciendo que el 25% de las adolescentes del país no están ni estudiando ni trabajando, que el 90% de los estudiantes de colegios públicos en San José opinan que su educación es poco relevante para su futuro vocacional o profesional. El valor de la educación apunta está en que la probabilidad de ser pobre es la mitad si termina el colegio y es 5% si tiene 3 años de universidad.

1 Es muy común encontrar en los precarios a mujeres y niños vendiendo comidas, golosinas,  rifas y “tiempos”.

2 La relación de dependencia económica se refiere a la relación entre las personas inactivas laboralmente hablando menores y mayores de doce años con respecto a las personas que componen la fuerza de trabajo.

3 En la última encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples del INEC al 2008 se registra ya un aumento en la incidencia de la pobreza urbana llegando entonces a 16.9%.

4 Warren Crowther (2006). Programa de Gestión Local .Programa PRIDENA (UCR/UNICEF) UNED. Presentación. 31 marzo 2006.