IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

Alfonso Muñoz Güemes (CV)

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10.   Historia de vida de la Virgen de Montesclaros.

      Dentro del proceso de análisis del relato legendario de la Virgen de Montesclaros, se ha seleccionado una secuencia de la estructura narrativa para iniciar esta sección de la tesis. La elección de este fragmento deriva de que en ella se señalan una serie de datos relacionados con la talla/objeto sagrado, y la vida social. Es decir, que se ha contextualizado dentro de la historia non sacra a un personaje central de la vida litúrgica comarcal1 . Dado que el Monasterio ha pasado por una serie de avatares, igual que los otros centros devocionales de la Comarca de Campoo, se considera que esta secuencia narrativa aporta datos para entender al colectivo al cual se inscribe. A pesar de que en las siguientes páginas sólo se analiza la narración de origen de la Virgen de Montesclaros, la estructura narrativa y el contenido semántico es similar en los casos recogidos de otras narraciones de origen de Vírgenes de la Comarca.
      En concreto, nos referimos al hecho de que a partir de la Guerra Civil Española, la confrontación ideológica que permanece latente en esta y otras muchas comarcas de España, es propicia para la generación de estereotipos culturales, a partir de los cuales se refrenda, o bien se desacredita, a una de las partes enfrentadas, según desde donde se genere el discurso. Así pues, tanto en la narración de origen de la Virgen de Montesclaros, como en dos de las tres versiones recogidas de la narración de origen de la Virgen de Labra, se hace mención al hecho de que un grupo de milicianos republicanos fusilara a la Virgen. En todo caso, lo que se fusiló, de haber sido así, sería a la talla de madera que representa la Theotokos, pero dado el análisis presentado en el epígrafe anterior, el resultado de tal acto habría equivalido a haber fusilado a un personaje humano (o divino), realmente.
      Las narraciones de los fusilamientos incorporadas a las leyendas de origen marianas de la Comarca, corresponden a un período histórico contemporáneo muy posterior a las narraciones legendarias que en el Siglo XVII sustentaron las hierofanías y kratofanías, mediante las cuales se construyó la hagiografía de las imágenes. De esta forma, se aprecia después del estudio de estas secuencias narrativas de las narraciones de origen de las Vírgenes, que existió una ubicación de la talla/objeto sagrado, dentro de la dinámica histórica, política e ideológica que se vivía en los años de la Guerra Civil. En todo caso, del estudio de las estructuras simbólicas de los mitemas que conforman las narraciones de origen que nos ocupan, se desprende que al igual que en el caso de las señales místicas de música y luces que acompañan a las apariciones, el hecho de los fusilamientos se inscribe no en el plano de lo histórico, como testimonio fehaciente de hechos demostrables, sino dentro de la construcción de leyendas o de mitos, en los que no importa la veracidad de los hechos, sino el proceso de construcción de una simbología, de un status, y sobre todo, de una legitimación del carácter divino y sobrenatural, de las tallas en cuestión. En este sentido, no importa que los fusilamientos no sean demostrables; lo que importa es el hecho de que en esas narraciones se sustenta la legitimación social de los grupos que detentan el poder local, a la vez que se utilizan estas “leyendas negras”, como propaganda política usada por los grupos en el poder.
      La movilización de la conciencia colectiva, a partir de la utilización de la lealtad religiosa es posible por el uso retórico de frases que intentan activar la moralidad y los valores que esa misma imagen, que se presenta como agredida, ha representado para el colectivo.
      La Orden de los Hermanos Dominicos, en un libro editado por ellos sobre el Santuario de la Virgen de Montesclaros,2 narran que durante la Guerra Civil Española un grupo de milicianos republicanos fusilaron a la Virgen de Montesclaros. Es decir, que se elabora una construcción ideológica sobre un hecho histórico concreto en el que una de las partes se valió del anticlericalismo, como bandera de lucha en contra de una situación social concreta.
      El anticlericalismo republicano ha sido sancionado por la Iglesia Católica de forma tal que los republicanos son connotados con una serie de valoraciones, que pasarán al imaginario colectivo a formar parte de aquello que es oprobioso y pecaminoso. Se deriva de este relato una forma de construcción ideologizada de la historia local comarcal, en la que el personaje es la Virgen. Esta misma historia será usada posteriormente para sancionar y construir el discurso histórico legitimador del grupo beligerante ganador. Los discursos históricos, mediatizados por la retórica moralizante de las narraciones legendarias son utilizados por parte del grupo político que venció en la Guerra Civil, pasando a través del imaginario colectivo, a formar parte de la ideología nacional católica que sustentó a la dictadura franquista. Esta afirmación se deriva de las narraciones de los informantes con quienes se trabajó que vivieron en parte, o el final de la Guerra, y que han reelaborado su visión de los hechos, desde una posición de ganadores o vencedores, según el caso; pero en las que finalmente, siempre se hace alusión tanto a la fe y las prácticas litúrgicas en su sentido de utilización para la dominación, o bien para remarcar la integración del sujeto particular al culto y a la moralidad católica del régimen3 .
      La narración que hacen los dominicos de este hecho, forma parte de la vida de la Virgen entre su comunidad de devotos, en el sentido humanizador de su figura, ya que según nos narran se vio envuelta en un conflicto terrenal. Se le confiere un status cuasi humano, ya que se dice que fue fusilada, como si con ese acto, los hombres borraran o mataran todo rastro de humanidad en un ser divino. O mas bien, como si a través de ese acto, se matara a lo que la talla representaba para los republicanos.
      Así, la talla es puesta dentro de un sistema de reciprocidad entre humanos en el que es metonimizada, se le personifica, al contrario del proceso descrito en el epígrafe anterior, en el que se ve desprovista de la humanidad que su recipiente le confiere. De esta forma, la talla se inserta a través de la literatura oral y del sentido común local, dentro de la vida humana, se le da el status de ciudadanía y de “ser social”. Se termina de justificar así su presencia entre el grupo. Se le lleva al terreno de la vida humana y de los sucesos más próximos y que más le atañen a sus devotos.
      Dado que la Guerra Civil sigue siendo un tabú cultural en Reinosa y la Comarca, por el hecho de haber tenido un gran impacto social y humano, nos interesamos en la narración sobre la Virgen y su fusilamiento, en el entendido de que esta narración es parte constitutiva de las sanciones culturales actuales. Es decir, ha pasado a ser una historia con moraleja. El conflicto social, al no ser resuelto dentro de los cauces políticos que permitieran la convivencia armónica, es llevado al extremo crítico de matar o fusilar a la advocación  protectora. Los dominicos han querido decir con ello que los hombres no saben comportarse; prueba de ello es el agravio hecho a la madre protectora, por lo que deben reconducir sus pasos hacia otra senda, que no sea la del enfrentamiento ya que les deriva a acciones nocivas.
      Otra lectura de la narración enmarca los supuestos hechos realizados por los republicanos, dentro de un esquema de sanción moral, en la que no sólo se les culpabiliza de cometer actos atentatorios contra el orden social, sino de atentar y mancillar a las imágenes sagradas. En este sentido, la sanción moral va encaminada hacia la condenación de las almas, más que al castigo jurídico. Es decir, que como se señalaba líneas atrás, la historia local se confunde con las narraciones legendarias, creando versiones de la historia local, que entrecruzan no sólo hechos como el de fusilar a una imagen sagrada, sino el de condenar moralmente un crimen de guerra, en vez de enjuiciarlo legalmente. En este caso, la moraleja tiende más a crear un estereotipo (negativo en este caso), que se aplica a los miembros del grupo político en litigio, que sirve de ejemplo en el proceso de crear una consciencia social y sobre los valores que deben regir.
      Esta es una forma vigente de sancionar la conducta y las normas sociales del agregado social de la Comarca, ya que las posiciones ideológicas aún se contraponen creando tensiones sociales entre individuos y colectivos de Campoo. A través de esta narración, nos encontramos entonces dentro del universo de los modelos referenciales que sancionan la vida social en la Comarca.
      La construcción de una biografía de la Virgen, hecha por los frailes sirve de sistema referencial para normar las conductas sociales. Se crean, además, desde ese mismo sistema referencial, sanciones ideológicas sobre “los buenos y los malos”, “los rojos y los nacionales”, y se lleva al ámbito de la mediación divina un conflicto que no ha tenido solución, que ha permanecido latente. Como en el caso de la mediación divina en la construcción de las fronteras simbólicas de grupo, en este caso, la mediación divina si bien no resuelve el conflicto político, si permite, por lo menos, la convivencia no violenta entre los grupos de interés.
      A continuación se reproduce toda la narración que hacen los Dominicos sobre este hecho, ya que permite muchos ámbitos de reflexión.4
<<Andando el tiempo, nos llegamos a la nueva y más dura persecución religiosa del año 1936, en que, como casi toda España, Montesclaros hubo de sufrir la prueba más dolorosa de su historia.
Había en el convento nueve religiosos: cinco padres y cuatro hermanos. Como de costumbre, los enemigos de Dios, de la Virgen y de sus seguidores, se apoderaron de cinco de ellos, tres padres y dos hermanos. A todos ellos los asesinaron por eso: por ser sacerdotes y religiosos y por amar y por servir a la Reina de los cielos en su augusto Santuario de Montesclaros.
Según el testimonio de D. Antonio López Lanza, natural de Camargo (Santander) testigo ocular de los acontecimientos, el día 19 de marzo de 1937, la 14 Brigada de choque, denominada “Los Diablos Rojos”, al mando del comandante Pacheco, se dirigió  desde Reinosa al santuario de Montesclaros, con el diabólico intento de destruir la sagrada imagen que ellos llamaban la “Virgen de los Milagros”, por medio de fusilamiento masivo.
Al mismo tiempo que efectuaban recorrido y pasaban por los pueblos del trayecto, obligaban a todos los hombres de los mismos a incorporarse a su expedición con las armas que tuvieran a su alcance, escopetas, pistolas, etc., para que les ayudasen en su malvado intento de destruir la imagen de la Virgen de Montesclaros. Los que podían se escapaban y escabullían tan Satánico compromiso; pero muchos, cogidos por el de improviso, les seguían atenazados por el miedo y las amenazas. De forma que, cuando el grupo llegó al Santuario, estaría compuesto por unos 800 hombres.
El cabecilla ordenó colocar unas cuantas piedras que levantaron como un metro del suelo. Mandó llevar la imagen de la Virgen , que estaba en el Trono y colocarla sobre el dicho montón de piedras.
Los padres del convento, previniendo todo lo que a la imagen pudiera suceder, la escondieron en una colmena de doble fondo, entre las varias del convento y pusieron en su lugar otra imagen sencilla que tenían de la Virgen.
Como los que venían desconocían por completo la verdadera imagen de nuestra Señora de Montesclaros, tomaron la que encontraron en el trono de la iglesia sin reparar en nada y, creyendo fuera la verdadera y la que buscaban, la colocaron donde los jefes les ordenaron.
Distribuidos en varias hileras todos los que había de fusilarla, ordenó el cabecilla el disparo simultáneo de todas las armas sobre la encantadora imagen de su Madre Celestial.
Como que todos estaban ya cansados del viaje y se oscurecía por momentos, una vez realizada la imponente descarga, creyeron que la imagen había quedado reducida a polvo y, entre la humareda que los envolvía y asfixiaba, se fueron dirigiendo a sus camiones y medios de locomoción con que habían venido, para regresar pronto a su origen, dando por descontado la total destrucción de la sagrada efigie.
Entre los que dispararon  en este doloroso fusilamiento, estaba el hijo de uno de los pueblos del trayecto que, atenazado por las amenazas de los sin Dios se sumó a la comitiva y también disparó contra la Sagrada imagen, según él mismo lo ha referido. Este, con todos los demás, regresó a su pueblo y, a la hora acostumbrada, se fue a descansar. Pero pasaban las horas y no podía conciliar el sueño, pensando que también él  había disparado contra la Virgen. ¿por qué lo has hecho?, ¿no es tu madre?, se decía y repetía. ¿No te ha bendecido tantas veces a ti y a toda tu familia?, ¿Así le has pagado a Madre tan buena?.
Y, al fin se levantó de la cama y, en medio de la noche, con una linterna en la mano, por medio del monte, se llegó al Santuario, a ver el estado en que había quedado la imagen luego del diabólico fusilamiento. Llegado al lugar, encontró la imagen encima de las piedras, donde la habían colocado para su impía destrucción, y después de dirigir hacia ella la luz de su linterna, pudo comprobar con inmensa alegría de su corazón que ni una sola bala, ni solo perdigón habían dejado la menor huella en la imagen de la Virgen o en sus vestidos.
Allí está la Virgen más poderosa que todos sus enemigos, puestos en “orden de batalla” y también más Madre que todas las madres, dispuesta a perdonar y a olvidar todas las equivocaciones de sus pobres hijos.>> 5

1 Otras formas de expresar la relación de proximidad entre los colectivos sociales y las imágenes a las que veneran, es el que brevemente se refiere a continuación, y que demuestra cómo, en algunos casos, las tallas/objeto sagrado, se convierten en personajes de la historia local, para dejar de ser momentáneamente representantes y habitantes del mundo divino. El santo (talla), de la iglesia de un pueblo de Campoo de Yuso, fue castigado por no haber mediado entre su grupo de devotos y las fuerzas de la naturaleza. <<Castigaron al santo, porque después de haberlo sacado en procesión para que lloviera bien ese año, no llovió ni una gota. Así pues, los del pueblo, enojados con su patrón, lo sacaron de la iglesia y lo tiraron al río... como ves, nunca llueve a gusto de todos>>. El informante que refirió este dato, es uno de los curas que atiende a las parroquias de Campoo. Siendo esta relación entre tallas y hombres, parte importante de la construcción emic de la identidad.

2 La Virgen de Montesclaros. Editado por los Hermanos Dominicos del Santuario de Nuestra Señora de Montesclaros. S/f.

3 Una informante mujer, de 45 años, sindicalista, casada con uno de los fundadores de Comisiones Obreras en Cantabria, comentó en una entrevista que, cuando eran jóvenes ella y su marido, iban al Cine Botella de Reinosa, para leer la Biblia con el párroco de la Ciudad. Lo que esta mujer refiere, es que a éste cura, le llamaban en Reinosa el “Cura Rojo”, y lo que hacía, era enseñarles <<los evangelios de la mano del marxismo>>. En la actualidad este cura está expulsado de la diócesis y ha formado una comunidad de base en el barrio pesquero Santanderino.
Dado que éste es un tema muy amplio lo dejaremos, ya que solamente se quería evidenciar la complejidad de las prácticas devocionales y su maleabilidad en torno a los colectivos que se las apropian.

4 Honorio Velasco le dedica algunas líneas a este tipo de construcciones sancionadoras que se literalizan con el fin de construir los modelos referenciales.

5 La Virgen de Montesclaros. Op. Cit. pp. 22-26.