IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

Alfonso Muñoz Güemes (CV)

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15.   Relación sujeto-imagen y relación comunidad-imagen. 

      Una vez hecho el análisis precedente, se expondrá en éste epígrafe lo relacionado con las prácticas devocionales y la identidad social mediada a través de la identidad sujeto-imagen y comunidad-imagen, que como es evidente, operan no sólo en todos los cultos y ritos marianos de la comarca, sino en general.
      Los santuarios son centros condensadores del “catolicismo popular”, a diferencia de otros centros de culto, en los que media la intervención de la jerarquía eclesial en la vinculación con Dios. Es decir, que mientras que en los santuarios se realizan peticiones y ruegos de manera personalizada, en las iglesias se vehicula el ruego y la petición, a través de un sacerdote que dirige la ceremonia y extiende las plegarias en nombre de los fieles presentes.1
      En las narraciones legendarias marianas de Campoo, se hace una peregrinación para llevar a la advocación desde el sitio de su aparición, hacia su nueva morada. De esta forma, ya la misma narración, contiene el elemento que estructura la práctica en torno a la peregrinación, la romería y la petición colectiva. Petición colectiva que una vez que la imagen accede a quedarse entre el grupo, se traslada hacia la mediación de la virgen con las fuerzas naturales o divinas. En donde las peticiones van encaminadas a que los ciclos agrícolas y ganaderos sean abundantes, y queden protegidos de pestes e inclemencias que los puedan afectar.
      Una práctica observada demuestra que el proceso de vinculación entre individuo e imagen, se operativiza mediante la participación cíclica del sujeto dentro de las prácticas devocionales conjuntas, que abarcan a las familias (su familia y él mismo), de su núcleo de población rural o al conjunto de los núcleos de un valle, con el fin de hacer la rogativas. Uno de los frailes dominicos, narró al respecto de las prácticas colectivas lo siguiente:
<<Hace muchos años, cayó una gota fría como nunca se había visto, las piedras (granizos), eran así de grandes...(hace un gesto con la mano para indicar el tamaño), no se había visto cosa igual en muchos años; así es que viendo lo sucedido, mandaron juntar a todos los vecinos de Orzales, que decidieron encomendares a Nuestra Señora de Montesclaros, sabiendo que es muy milagrosa. Así es que estando todo el pueblo reunido en la Casa Concejo, rezaron y pidieron a la Virgen que protegiera sus casas, terrenos y cultivos. Cual fue el asombro y sorpresa, que en todo Campoo de Yuso llovió y cayó pedrisco a dar y tomar, pero cuando salieron a ver lo que había pasado, oh! sorpresa, en sus casas y terrenos nada!. Ni una gota, ni un pedrisco, todo se había quedado salvo. Así es que en agradecimiento, desde entonces, cada año viene en procesión el pueblo de Orzales a darle las gracias a la virgen.>> 2
      Así, no solo se crea la frontera simbólica del grupo social que se adscribe a la práctica devocional concreta, sino que ritualiza el ciclo agrícola y ganadero, mediando la advocación con su poder, entre los hombres y Dios. De esta forma se pasa del control social sobre los territorios y sobre todo, se pasa de la dominación tecnológica que hacen los colectivos de su entorno ecológico para volverlo productivo, hacia la mediación divina, en la cual hay poderes exteriores y sobrenaturales, que controlan más y mejor a la naturaleza. El reconocimiento de que la advocación tenga poderes para modificar las condiciones atmosféricas y controlar las plagas y enfermedades que afectan a cultivos y ganadería, hacen que el hombre traslade su percepción de dominio sobre la naturaleza, hacia la necesidad de ser protegido por una imagen que les proteja y medie por ellos, como Madre Protectora.
      Una de las formas de ritualizar o sacralizar los ciclos agropecuarios, es por ajustar el santoral con las fechas de los calendarios agrícolas basados en ciclos lunares, de forma tal que las fechas de subida del ganado a los puertos de altura de verano, así como la bajada de los mismos, o bien el inicio de las labores para segar el pasto que servirá para alimentar al ganado en invierno, coincidan con las fechas de ciertas vírgenes y santos. De donde se llega a confundir con el paso del tiempo qué es lo que se celebra o conmemora en realidad en cada fecha: si bien se conmemora al santo/virgen, o si bien se está celebrando el paso de un ciclo natural agrícola-ganadero a otro. De donde se evidencia que los grupos locales comarcales, han construido su universo simbólico y su visión del mundo a partir de la ganadería y la agricultura.
      Siguiendo con nuestro análisis de las prácticas devocionales en Campoo, pasaremos ahora a examinar el tránsito que va desde la ritualización de los ciclos productivos naturales agrícolas y ganaderos, hasta la ritualización o normatividad de las relaciones sociales, mediante las prácticas devocionales compartidas, en las que median los sistemas referenciales que son inherentes a las narraciones de origen de las advocaciones veneradas. Este proceso se evidencia porque la organización de los calendarios de peregrinaciones de los núcleos rurales de la comarca por parte de la orden dominica, implican que se regulen las prácticas devocionales populares. Se verá a continuación, como se pasa de las prácticas que aparecen en las narraciones legendarias, a administrar y normar las relaciones sociales entre núcleos de población, mediante las prácticas litúrgicas.
      En los santuarios marianos comarcales se confunde la historia de su fundación con leyendas más antiguas que justifican la fundación de los mismos santuarios, contenedores de las prácticas rituales sancionadoras. En los relatos legendarios propiamente dichos, se llega al acto fundacional con una fiesta que indica el consenso necesario para erigir en el sitio elegido, el inmueble contenedor de la imagen, y futuro centro de peregrinación. Esto constituye la base de la repetición cíclica anual, que conmemora en la fecha indicada, el acto fundacional.
      La procesiones se originan en actos divinos de protección, mediación y de otorgamiento del don o favor. En estos casos, las familias que son también unidades de producción domésticas, se reúnen junto a las demás familias del núcleo rural y salen en procesión desde la parroquia local llevando un estandarte. Al llegar al santuario (en este caso se examina el caso de Montesclaros), salen a su encuentro los frailes dominicos que al haberles asignado la fecha para la procesión, les aguardan en la explanada del Monasterio para hacer las reverencias y salutaciones que marca el caso.
      Con el encuentro de las dos comitivas, la de peregrinos y la de frailes se inicia un proceso de ritualización de las relaciones entre ambos colectivos, que está definido por los gestos y protocolos que mediatizan el encuentro. Cuando se unen ambas comitivas en el sitio previsto, es un beso o abrazo fraternal el que sella la unión entre ambas partes. Este signo de respeto es el reconocimiento que hacen los grupos de romeros de la Virgen. El signo se hace mediante el encuentro cara a cara de los dos portaestandartes que inclinan ambos, el uno hacia el otro, las insignias, hasta que estas se tocan simbolizando así el abrazo fraternal entre devotos y “Madre Protectora”.
      De eta forma, se ritualiza un reconocimiento social, mediante el cual el grupo local reconoce no sólo a la Virgen, sino que le otorga los poderes de administrar el culto y el santuario a la Orden Dominica. Este reconocimiento es una forma de institucionalizar la adhesión del grupo a las prácticas marianas.
      Otro tipo de adhesión observado en el caso de Montesclaros, que sirve para ejemplificar el proceso de creación de identidades mediante las prácticas y creencias marianas, es el caso de un informante hombre, 28 años, obrero en SIDENOR, nacido en Bolmir (Campoo de Enmedio), quién señaló en entrevista:
<<El año pasado fui a Montesclaros, porque claro, es a quien yo le tengo fe (a La Virgen), llevamos mi coche nuevo, pa´ que me lo bendiga el Hermano. Fuimos con mi familia, y llevé a mi novia, nos casaremos y queríamos la bendición para el coche, ¿sabes?.
Los de Bolmir creemos más en la Virgen de Montesclaros, es como más nuestra... La de Las Nieves (La Virgen de Campoo de Suso), es más de allá, de Campoo...>>3
      Ahora bien, durante la conmemoración de la Virgen de Labra este mismo actor y su prometida pasaron el día en la Ermita de San Miguel, ya que este joven participa en el Coro Campurriano Ecos del Ebro, que cantó durante los actos litúrgicos. Interrogado durante la fiesta de la Virgen de Labra, de si había ido ese mismo año a la Romería en Montesclaros hecha por los habitantes de Bolmir, contestó que no lo había hecho. Es decir, que en el imaginario colectivo existen estereotipos sobre lo que significa ser de un lugar, o pertenecer a un grupo, mientras que en la práctica cotidiana, esos ideales culturales o se borran, o son transgredidos, sin que ello ocasione conflictos personales, familiares o sociales.
      En todo caso, este informante ha puesto en evidencia la existencia de un reconocimiento cultural de la imagen de Monteslcaros como benefactora y detentadora de la capacidad de mediación y de protección, o como representante de una identidad local o subcomarcal, la de ser de un núcleo de población particular. Sin que esa identidad sea generalizable a toda la comarca, ya que existen a nivel de discurso y de prácticas, distintas devociones y por lo tanto, quienes practican ciertas devociones se distinguen del resto.
      Continuando con el análisis de las percepciones emic sobre la adscripción al culto por el reconocimiento de una imagen como detentadora de poder mediador, se presentan algunos datos recogidos durante la Conmemoración de la Virgen de Montesclaros.
      Durante el Día Grande de esta advocación, se entrevistó a dos familias, que llegaron a hospedarse en el Monasterio. Una de ellas procedía del País Vasco, pero reconocieron que sus abuelos habían salido de Campoo para ir a trabajar en la industria de Bilbao;  comentaron que desde hace muchos años asisten regularmente para hacer sus rogativas en dicho santuario.
      La otra familia, procedente de Palencia manifestó que ese era su primer año de visita al santuario. Sin embargo, manifestó la mujer de 45 años que formó dicha familia de procreación, que asistían para <<dar fe de nuestra devoción, y pedir por todos nosotros>>.
      Estos datos muestran el grado de prestigio que la imagen ha adquirido como benefactora o protectora fuera de la Comarca. Lo que es relevante, es que algunos de los asistentes extracomarcales son naturales de las provincias con las que históricamente mantuvo más proximidad el área sociocultural meridional de Campoo.
      Mientras que los actores sociales de Campoo, si bien a nivel discursivo reconocen el prestigio simbólico de la Virgen de Montesclaros, a nivel de prácticas sociales diluyen esa vinculación. Por su parte, los dos grupos familiares entrevistados en Montesclaros, manifestaron que sin ser nacidos ni residentes en la Comarca, reconocen el poder mediático de la advocación local.
      En este caso, en una familia media la vinculación afectiva y biográfica de sus miembros con la Comarca, lo que explica una forma de sanción o reconocimiento del pasado del grupo doméstico, que vuelve a reencontrarse cíclicamente con sus orígenes, reconstituyendo su identidad sociocultural, devolviéndoles a sus raíces aunque sea de forma simbólica. Por su parte, la familia de Palencia reconoció haber escuchado <<de toda la vida>> que esta imagen es muy milagrosa, y que goza de mucho prestigio entre los palentinos de Aguilar.
      Lo que subyace en el caso de esta familia, es que la vinculación histórica entre el Norte de Castilla y la Merindad de Campoo, ha pasado a mantenerse latente en la forma de practica de la fe y los ritos peticionales en Montesclaros, como remanentes o derivados de las antiguas prácticas devocionales de los colectivos trashumantes que unieron a estas dos regiones.
      De los aspectos que quedan en evidencia en los ejemplos que se vienen exponiendo, pasaremos a examinar ahora, la forma de efectuar las peticiones, ya sea individual, familiar o grupalmente.
      Si se va en solitario, afirman los entrevistados, se asiste para pedir fortuna en el amor, en los negocios o en la salud. Se establece una comunicación directa y sin mediación familiar o grupal entre el devoto y lo sagrado. Cuando se vuelve para agradecer los favores recibidos, lo que opera no es solamente el reconocimiento de la eficacia del ruego hecho, se reconoce la existencia de una vinculación entre el emisor y el receptor, ya que el referente transmitido: la rogativa, ha sido escuchada y el favor ha sido concedido.
      Se reconoce también el poder de lo sagrado sobre la esfera de lo humano, en donde la imagen es vista en cuanto a receptáculo del poder divino, con lo cual el actor se ha comunicado con Dios vía plegaria, posibilitando la adscripción del sujeto al grupo devocional.
      Cuando se asiste familiarmente, se establecen estas mediaciones recién descritas, y además se vinculan empáticamente los miembros del núcleo familiar uniendo sus ruegos o agradecimientos. Normalmente, este tipo de rito familiar es para marcar o celebrar el tránsito de un estado a otro, de alguno de sus miembros: bodas, primeras comuniones, confirmaciones, misas y rosarios, todos ellos ritos de paso realizados en el espacio sagrado del santuario, pidiendo la mediación divina de La Virgen, a la vez que se hace la liturgia de esos tránsitos.
      Las romerías y procesiones hechas de forma comunitaria en las que participan las familias nucleares encabezadas por sus representantes (cabezas de familia), conforman la población o colectivo social comprendido dentro del área de influencia o patronazgo de la imagen venerada. Tal es el caso de las procesiones que se siguen realizando hasta la fecha, por Los Carabeos, Valderredible, Valdeprado del Río y Campoo de Yuso.
      Los ritos de petición colectiva no sólo aseguran la empatía dentro de los núcleos domésticos familiares, sino que enlazan las rogativas del núcleo de adscripción social de los sujetos su: <<pueblo de origen>>. En donde el <<pueblo de origen>> es la forma de aprehender el grupo de referencia social. El núcleo de población rural no es sólo un espacio arquitectónico habitacional, sino que también es el espacio social en donde se crean y reproducen las relaciones simbólico-sociales en las que los sujetos se forman y con las cuales se identifican.
      De esta forma, se explica el papel tan importante en la formación rural agroganadera de Campoo de los santuarios de la Comarca, ya que estos son instancias que operan en todos los niveles y esferas sociales, públicos y de la vida privada de los habitantes de Campoo. Las imágenes marianas de Campoo median entre los individuos, familias, grupos de vecinos, gremios y las fuerzas de la naturaleza, o bien, entre todos aquellos y Dios. Es pues el poder de mediación de las advocaciones, una forma de sinécdoque del poder de Dios. La relación establecida: actor/familia/grupo -> Virgen, en cualquiera de estas formas, son representaciones mediante las cuales se le da a la parte (La Virgen), el poder Divino.
      Se puede afirmar en este sentido, que las distintas hierofanías de la Virgen, las manifestaciones de lo sagrado substanciadas en la talla, no sólo fundan el espacio sagrado y su inherente área geográfica y humana, sino que también es el centro del microcosmos simbólico y ritual del grupo social comarcal.
      A través de la vinculación ritual individual, familiar o colectiva, se establece contacto con lo sagrado y lo divino, se contacta con el acto fundacional mismo y sobre todo, con su poder sobrenatural que provee la seguridad y protección que sólo la Virgen y Dios pueden darles.
      Los procesos descritos y explicados, son los que condensan el ethos religioso de la sociedad comarcal, que se reproduce cíclicamente con el fin de asegurar tanto la permanencia del grupo en el tiempo, como la estructura simbólico-social misma. Los favores recibidos, la buena cosecha, la vida y productividad del ganado, son las forma de mantener históricamente al grupo, mientras que las prácticas sociales necesarias para efectuar los ritos y la liturgia, son la forma de reproducción de las estructuras y de las instituciones sociales.
      Del examen anterior, deducimos que la identidad o proceso adscripción/cohesión en la Comarca de Campoo, se produce progresivamente según se va participando en distintas agencias y según se van estableciendo las relaciones simbólicas inherentes a las instituciones sociales locales, prácticas de culto colectivo ya sean familiares o de los núcleos rurales. En donde el eje articulador de la identidad, se verifica en la socialización primaria de los sujetos en los grupos familiares, y en los colectivos de vecinos, a partir de los cuales articula su participación en los ritos litúrgicos, vehiculando a través de ello la adscripción.
      Se ha detectado en el proceso investigador, que si bien Reinosa es el centro administrativo y no religioso de la Comarca, ha ido ganando en influencia a la hora de realizar las celebraciones. Es decir, que conforme se ha consolidado el proceso de industrialización de la capital comarcal, las organizaciones laicas han substituido a las antiguas cofradías y hermandades vinculadas a la práctica litúrgica, con lo que las fiestas han adquirido el carácter de reunión festiva, más que el de rito peticional propio de la sociedad rural agroganadera.
      De esta forma, se evidencia en el proceso histórico de la Comarca de Campoo, el proceso mediante el cual la Gemeinschaft 4, se conforma en unidad territorial definida, que sanciona significativamente las prácticas devocionales marianas asociadas a la Welltanschaung (cosmovisión del grupo), que en su transcurso histórico, deviene finalmente en la conciencia grupal de sí mismos: la Volkgeist.5
      Lo que se ha venido exponiendo a lo largo de éste capítulo, es el proceso mediante el cual la visión del mundo, cosmovisión o welltanschaung del grupo agroganadero de la Comarca de Campoo, se conforma en estructuras simbólicas que permanecen latentes en su imaginario colectivo normativizando sancionando y reglando las actividades y acciones socioculturales.

      A su vez, esta visión del mundo se recrea en sistemas simbólico-culturales, pasando a configurar los ejes paradigmáticos de la lírica, la música, las literaturas oral y escrita, por una parte; y por otra, se llena de contenidos ético-morales las relaciones sociales al ser fuente de la que emanan los ideales culturales sobre la conducta social de los individuos.

1 Una descripción de esta misma distinción se encuentra en Muñoz Güemes, Alfonso: Etnicidad y música. Estudio de caso de una comunidad zapoteca de emigrantes en la ciudad de México. Tesis de Licenciatura. ENAH, México, 1994. pág. 118 y ss.

2 Esta narración fue referida por uno de los frailes Dominicos (hombre, 53 años); por el estilo narrativo, probablemente refirió el texto memorizado de alguna de las publicaciones sobre el Santuario de Montesclaros que la misma Orden ha publicado.

3 Es interesante aclarar aquí que, debido a la confusión ya señalada sobre los nombres de las advocaciones, el informante se refería a la Virgen de Labra a quien se la llama de Las Nieves, sin que esto sea correcto.

4 Entendemos por Gemeinschaft aquí, a la comunidad de sujetos que viven agrupados bajo ciertas reglas sociales que se han ido conformando históricamente.

5 Se utiliza el concepto de Volkgeist en referencia a la conciencia de grupo sobre sí misma, en clara diferencia con el de etnicidad. Este último lo referimos a condiciones histórico sociales distintas a las analizadas aquí. Así, la Volkgeist comarcal, deviene en percepción social de identidad genérica del agregado social comarcal (los/las campurrianos/as), aludiendo al proceso histórico y a la ordenación territorial de la Comarca de Campoo, derivada del acto fundacional del centro telúrico en el que se condensa la práctica ritual, significativamente sancionada por ese segmento sociocultural. Se aclara que, no se utiliza Volkgeist, en su referente nacionalista de finales del siglo XIX, cuando surgen esos movimientos en el Norte y Este de Europa, sino como referencia a la construcción de la identidad o conciencia histórica del grupo.
Sobre la utilización política del concepto de Volkgeist se puede consultar: Berlín, Isaiah: The Crooked Timber of Humanity. John Murray Ed., London, 1990.