IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

Alfonso Muñoz Güemes (CV)

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4.    Análisis del discurso en la construcción de la identidad social de los sujetos.

      Los modelos culturales son abstracciones conceptuales hechas por los antropólogos en su afán de sistematizar los procesos sociales que tienen un soporte lingüístico en las interacciones de los sujetos. Es decir, que a través de la comunicación verbal, se expresan conjuntos de nociones culturales sobre ciertos aspectos de la vida de los actores sociales.
      La comunicación verbal tiene dos niveles de información básicos: un primer nivel en el que se expresan ideas y conceptos concretos que tienen significados específicos dentro de un contexto particular. Es decir, el nivel en el que se transmite la información básica de la comunicación particular: se dice aquello que es relevante al encuentro de los interlocutores. El segundo nivel de comunicación subyace al mensaje oral, quedando asentado de manera implícita, de tal suerte que son aquellos actores sociales familiarizados con los sentidos culturales latentes, los que pueden interpretar su contenido.
      De esta forma, cuando se reúnen en los bares los obreros a tomar una copa y socializar, o cuando los ganaderos se reúnen en los mercados regionales, establecen comunicaciones particulares de cada universo socioproductivo. En donde, además de la comunicación sobre el estado de salud de cada uno de ellos, sobre el estado del tiempo, o sobre la calidad y precio del ganado, se establece un vínculo de transmisión de información relativo a cada universo social; siendo este sistema de información cultural, el que le permite a los sujetos reconocerse en él: son lo valores sociales, éticos y morales que conforman el universo simbólico de cada grupos social.
      Los campos semánticos que utilizan los sujetos en sus interacciones, implican la aprehensión de <<su sentido>> dentro de la cultura del grupo. En donde cada campo semántico, contiene partes de ese gran universo de valores. Los campos semánticos, connotan ideas secundarias referentes a símbolos y valoraciones que hacen los sujetos sobre aquello de lo que se habla en las interacciones; por ello, la comunicación entre los sujetos no es solamente el proceso de intercambio de información sobre aspectos inmediatos que les vinculan, sino la puesta en práctica de códigos de símbolos de los cuales ellos son portadores, ya que han sido socializados en ese universo de valores.
      A partir de las entrevistas más significativas en cuanto a la percepción de la identidad de género en Campoo, se presentan cuatro ejemplos del proceso de elaboración cultural de ésta. Con el fin de centrar la problematización, se citan solamente aquellos fragmentos que son significativos para comprender la lógica cultural que les es inherente.

      Caso No. 1:
      Informante Mujer, treinta años, soltera, vive con su madre, trabaja en una dependencia del Ayuntamiento de Reinosa. Esta mujer hizo mención a una serie de apellidos que hay en Reinosa que son de origen Castellano. Ella considera que  hay más gente de Palencia en Reinosa que del resto de Cantabria. Comentó que su abuelo paterno era de Palencia, y que su apellido la identificaba entre sus amigos por eso. Comentó que en Las Rozas quedan muchos apellidos vascos de la gente que fue a trabajar en las ferrerías y en las explotaciones mineras que después desaparecieron con el Embalse del Ebro.
      A partir de estos datos se fue indagando con ella y con otros sujetos en las percepciones del origen geográfico de la personas, como un elemento diferenciador de la identidad, dentro del núcleo urbano de Reinosa. Ahora bien, lo que es indicativo de la diferencia de origen es el apellido.
      Este dato concuerda en la lógica cultural con otro que aportó un informante hombre, casado, obrero de ABB, nacido en Fresno del Río, que vive en Nestares. Este hombre comentaba al respecto de la vida social en su pueblo que, cuando era niño, todos los que vivían en Fresno eran familia. Esta percepción se hizo aún más patente cuando comentó: <<…es que en el pueblo, yo jugaba con mis primos, primos carnales, primos segundos. Unos los veía más que a otros, venían a casa y hablaban con mis padres. Nos ayudábamos en todo. Es que los pueblos eran como clanes. Todos llevaban el mismo apellido...>>
      En otro capítulo se habla de la adscripción primaria de los sujetos en Campoo, en las que se sitúa el núcleo de orientación familiar como el centro de referencia en la interacción social. Y posteriormente, el núcleo de población rural, el espacio social y físico llamado “pueblo”, es el referente de lo que es “la sociedad”. Por eso, cuando algunos informantes comentaban que su llegada a Reinosa les había significado un shock, lo que hacen es enunciar un proceso de anomia transitoria mientras resocializaban en el nuevo espacio social.
      Ahora bien, el referente simbólico para saber quién es uno, es el apellido. El apellido en las zonas rurales de la comarca dejaba ver información básica de su detentor: el Valle o comarca de origen; el pueblo de procedencia y algunas veces, y la ocupación de su familia de procedencia. Estas inferencias se hacían, según comentaron tres informantes distintos, cuando circunstancialmente se referían a alguien por el apellido y constataban: <<Si, “fulano” el de Mazandrero, ese es carretero...>>.
      La lógica del razonamiento cultural se explica desde la racionalidad social, en la que los padres legaban a los hijos los oficios de los gremios. Esta herencia, era no solamente la de dar en don una actividad productiva, sino que el don estaba en el estatus alcanzado y en el prestigio social reconocido a ese apellido dentro del gremio en cuestión. De ahí que, durante muchos siglos, los padres y los hijos heredaran actividades económicas y prestigio social.  Eso se evidencia en los nombres de los productos o de los comercios, en los que si bien, en un principio figuraba el apellido, después en la segunda generación figuraba en la marquesina el apellido del fundador y a continuación se leía: “e hijos”.
      Volviendo a la narración de la primer informante, se estableció como una línea de investigación el hecho de que no se perciban todos los comarcanos como iguales entre sí. Por lo menos en cuanto a la diferencia que señalan por el dato significativo del lugar de nacimiento de cada sujeto. Se abundó en esta línea de pesquisas y en otra entrevista la misma mujer comentó lo siguiente, en referencia a la percepción de la continuidad histórica y social entre las distintas áreas de la comarca. En concreto, se refiere a cómo se percibe en Reinosa a los habitantes de Valderredible:
<<...claro, es que aquello ya es otra cosa, sabes?. Es como más castellano, ya no son cántabros, como nosotros. Eso, sí lo ves, ya no se parece a esto, y la gente, no es como el talante de aquí. Se parecen más a los de Burgos, o mismo los de Palencia, los palentinos...>>
      Lo que interesa de esta descripción, es que a pesar de ser muy vaga y poco elaborada en su objetivación de las diferencias: aspectos geográficos, económicos, culturales, históricos; sí se funda en cambio, en un ámbito esencialista. Es decir, se presenta una vaga percepción de “el talante”, “ser castellano”, “ser cántabro”, “parecerse más a...”, esta vaguedad en la percepción de la propia identidad se proyecta como en un espejo (no se define a sí misma, sino al otro, para contrastar con lo propio que no se enuncia), y por el reflejo de la percepción del otro, se marca la diferencia.
      En realidad, como dice F. Barth1 , los límites de los grupos sociales se construyen a partir del contraste social, histórico y cultural, que marcan y establecen los miembros de un grupo social, en su interacción con otros. Lo que opera en la caracterización enunciada por la informante sobre la identidad del otro, a partir de describirlo, es lo que denominamos esencialismo, que es subjetivo y se basa en enumerar los rasgos culturales externos, y en algunos casos, en adjetivarlos a través de la sinestesia.
      La identidad social de los grupos o formaciones histórico-sociales vecinos al de los sujetos que se sitúan como EGO, se aborda desde los prejuicios y valores propios. Es decir, que se construye la “imagen” o identidad del otro desde los propios prejuicios y subjetivaciones; se crea un personalidad cultural de lo que se considera como rasgos esenciales o definitorios del ”otro”.
      La enumeración de los rasgos esenciales de los otros grupos o colectivos, es un proceso mediante el cual el sujeto se describe a sí mismo, a través de adjudicarle a los “otros”, todo aquello que uno no cree que es. La selección de los rasgos que se enumeran responden a percepciones contrastadas sobre sí mismo, o sobre el grupo de pertenencia, en donde las características y los atributos son buscados dentro del repertorio cultural propio.
      Se dice lo que se cree que es el otro, para dejar el par opuesto del contraste, para uno mismo. Este es un proceso que opera como condensador de la subjetividad cargada de valoraciones y sentidos significativos, en ese segmento cultural, y a partir de ahí se crea el discurso social sobre la identidad.
      En la percepción de la identidad que se registró a lo largo y ancho de la comarca, se encontraron siempre discursos subjetivos/esencialistas que tienen la estructura de pares de opuestos, en los que el informante valora subjetivamente los atributos o características del otro. Así, se llega a entender la utilización de motes despectivos usados en un Municipio para designar a los habitantes de otro Municipio dentro de la misma comarca.
      En la estructura semántica de los pares de opuestos se omiten los adjetivos que califican al EGO que habla, se habla de lo otro: yo soy distinto/a a ellos/as en la medida en que les describo discriminando todos los rasgos que quiero resaltar de ellos/as, que no creo poseer.

            Esquema # 2

Elaboración Propia. Fuente: Datos de campo propios.

b.- DESCOMPOSICIÓN ANALÍTICA DEL DISCURSO:

  •     /...aquello ya es otra cosa.../
  •    /...es como más castellano.../
  •   /ya no son cántabros.../
  •    /...como nosotros.../
  •     /...Eso, si lo ves.../
  •    /..ya no se parece a esto.../
  •   /...y la gente, no es como el talante de aquí.../
  • /... se parece más a los de Burgos, o mismo a los de     Palencia, los palentinos.../

c.- TEXTO Y SUBTEXTO:

  •     /...aquello ya es otra cosa.../

            Texto:

  • La región geográfica Meridional de la comarca de Campoo es distinta a la región geográfica septentrional comarcal.
  • La cultura, organización social, económica y la mentalidad de los habitantes es distinta.

            Subtexto:

  • El medio físico-geográfico /aquel/ no es igual al mío/nuestro.
  • Al utilizar el adverbio /ya/ está marcando una frontera o distancia entre la percepción “de aquí” (lo mío/ lo nuestro), en relación con /aquello/. En donde /aquello/ es algo no definido (sea persona o cosa), pero que se reconoce como distinto.

      II.   /...es como más castellano.../
            Texto:

  • Se asigna un contenido (no enunciado), a “lo castellano”, que se entiende como su esencia.

            Subtexto:

  • Hay una o varias características propias de Castilla que se aplican a la zona Meridional de Campoo. Sin embargo, el par de opuestos está incompleto, ya que se enuncia lo que otros sí son: /castellanos/, faltando la segunda parte: “nosotros somos así: ...”.

      III.  /ya no son cántabros.../
            Texto:

  • Vuelve a utilizar el adverbio /ya/ que marca una frontera entre unos y otros: el ser cántabro o castellano, es ser dos cosas distintas.
  • Marca una distinción entre “ser castellano” y “ser otra cosa”. Aunque no nos dice qué es esa otra cosa.
  • “Aquello”, no es Cántabro.

            Subtexto:

  • Elaboración simbólica que sanciona liminalmente: la diferencia en las formas de “ser”. Ser cántabro no es ser castellano. Completa el ciclo hasta la cuarta fase.

      IV.   /...como nosotros.../
            Texto:

  • “Ego”. Se ubica dentro de un grupo al utilizar la segunda persona de plural: “nosotros”.
  • “Como nosotros”. Implica que el grupo social, la región geográfica y el género tienen una forma de “ser”, pensar y actuar, que aún no es explícita.

            Subtexto:

  • “Ego”: pertenezco a un grupo social, con el cual estoy identificada y me adscribo a él. Formo parte de ellos.
  • “Nosotros” es un pronombre masculino; por lo tanto, construye el discurso sobre sí misma y su adscripción obviando su género, y asumiéndose desde otro espacio: la identidad social tiene género. Al ser el género femenino socialmente puesto en relación de alteridad en la sociedad masculinizada y construida, (como veremos más adelante en el discurso del segundo caso), la informante construye su identidad sociocultural desde una noción sancionada significativamente por su segmento cultural: la sociedad de Campoo basa su identidad social en el género masculino y su relación con la ganadería.
  • “Nosotros” al que se adscribe, la sitúa en un espacio social indefinido.
  • “Nosotros” la sitúa en un espacio geográfico utilizado por el grupo.
  • “Nosotros” implica empatía, la cual es la atracción que ejerce el grupo sobre el individuo: empatía que se expresa por el grado de aceptación y participación de la informante de la welltanschaung, del grupo.

      Se cierra por fin el ciclo. La informante ha significado:
<<reconozco que hay un grupo social en el área geográfica Meridional de la comarca de Campoo. Por su cercanía geográfica a Castilla, guarda una proximidad histórica y cultural más cercana a esa región, que al grupo social al cual pertenezco, que habita en Cantabria>>
Finaliza la primera parte del discurso sobre lo que la informante cree que es la diferencia entre el “ser” (percepción cultural), de los Valles Meridionales de Campoo, y el “ser” de Reinosa.
      V.    /...Eso, si lo ves.../
            Texto:

  • “Eso”, es algo que ha objetivado como la esencia distintiva entre lo castellano y “nosotros” cántabro.
  • “Eso, si lo ves”, es aprehender el significado de la esencia o comprender que se adjetiva la cultura para sancionarla desde otra cultura. Con esta operación, la informante objetiva las sanciones simbólicas significativas que su segmento cultural hace de otro segmento cultural. Se hace consciente del límite o la frontera social.

            Subtexto:

  • La objetivación no implica reflexión “erudita”, como tampoco implica la construcción del discurso desde la retórica política; significa en este caso concreto, que la actora social ha oralizado el repertorio cultural que ha aprehendido y en el cual se ha socializado, latente en su preconsciente, y lo ha hecho consciente al reflexionar sobre su posición.
  • Se reconstituyó a sí misma en una posición social, grupal y geográfica a partir de sancionar desde los significados culturales de su grupo, a otro grupo. 2

      VI.   /...ya no se parece a esto.../
            Texto:

  • Vuelve a reiterar la frontera /ya/, que indica que “esto” y “eso” no son ni gramaticalmente equivalentes, ni simbólicamente se refieren a lo mismo.
  • /Parecido/ indica igualdad, o diferencia entre dos cosas. “Parecer” es difícil de definir. Pero, está más cercano a “ser”. En su sentido sustantivo de llenar de sustancia al hueco. De objetivar o más bien, asignar significados y símbolos. se adjetiva.

            Subtexto:

  • Nos indica la informante que ella ve algo que no se parece a “esto”. En donde hay un reconocimiento de distancia social, y sobre todo, objetivación pronominal de su segmento cultural.
  • Reconoce en ella características propias (indirectamente) del grupo, que vagamente define como “esto”; o sea, “lo nuestro”, “lo de toda la vida” (utilizando frases hechas de sentido común que se utilizan en Campoo).

      VII.  /...y la gente, no es como el talante de aquí.../
            Texto:

  • Como resultante de la contrastación nosotros/cántabros, frente a aquello/castellano, resulta una personificación/humanización de lo indefinido: “la gente”. Que no es ni categoría social, ni concepto; es una forma coloquial de referirse a un colectivo social percibido vagamente. Es como decir: “el pueblo”, “el vulgo”, “las masas”.
  • Le confiere a su discurso una personificación que es vaga en su concreción y laxa en su interpretación: “nosotros”, “castellanos”, “cántabros”.
  • “No es como” indica una nueva objetivación sancionada que esencializa a “la gente”: “se es de tal o cual forma”, “se es tal cosa”, son ambas frases hechas de sentido común.
  • “El talante de aquí”, finalmente accede a la concreción de lo que marca la diferencia: “el talante”, “el ser”, “el carácter”, la forma de pensar y actuar.3
  • El talante o ser, se convierte entonces en el fondo de la cuestión: se asigna una personalidad a la cultura.

            Subtexto:

  • Nosotros somos gente con un talante o personalidad definida, particular. Mientras que la “gente castellana” tiene otro talante, otra personalidad, otra forma de ser.

      VIII. /... se parece más a los de Burgos, o mismo a los de                   Palencia, los palentinos.../
            Texto:

  • Se sigue sancionando a los habitantes de los Valles Meridionales a partir de asignarles una identidad una personalidad o un “parecido”, que es lejano con respecto al grupo de ego.
  • El parecido se refiere a la imagen de un objeto o persona, no a sí mismo. Comparamos iguales grupos sociales a los que les damos identidad por analogía, “los de Valderredible son como los de Palencia”. No se define el tipo de parecido. Solamente nos ha dicho que “no son” como su grupo. Pero no ha dicho, cómo es su grupo.
  • Así, llega a percibir de nuevo la lejanía: los de Valderredible se parecen más a los de Burgos, nos indica que no son percibidos como parte del propio grupo.

            Subtexto:

  • Aquellos, los de Valderredible, son Castellanos, o de Burgos, o de Palencia. No son de aquí, de Cantabria.

      Las personas de Reinosa no son iguales a las de Burgos, las de Palencia, ni las de Valderredible.
      La identidad y la elaboración del discurso acerca de la pertenencia a un grupo social como hemos mostrado en el análisis precedente, son relativas ya que son construidas desde una posición social determinada. Por ello, cada sujeto, dependiendo de su lugar de origen y residencia, de las sanciones significativas de su cultura, de su actividad laboral, de su status socioeconómico, de su acceso al control del poder político y social, entre otras, construirá un yo/grupo, aquí/allá, nosotros/ellos particular.

 

       TERRITORIO E IDENTIDAD EN EL DISCURSO DE LA INFORMANTE No.1

       Esquema  # 3

 

EGO
èè

 

Objetiva-
ción/defi-
nición de la otredad
èèèèè
ê
ê

 

Sanción simbólica significa -
tiva
èèèèèè

í   ê    î

Objetiva -
ción por contraste/ resultado de lo que “se Es”
èèèèèè

ê

 

Sanción simbólica significativa
èèèèèèè
objetivación del grupo
í     ê    î

 

Campoo
cántabro
Reinosa
aquí
èèèè

 

 

EGO´
ê
ê
ê
ê

 

Allá/lo otro.
Aquello
no es como aquí.
No son como nosotros.
No se parece a esto, es
otra cosa.

ê
ê
lo castellano,
lo palentino,
lo burgalés,
lo
de Valde-
rredible

“como nosotros” /
“no se parece a esto” /
“no es como el talante de aquí” /
“se parece más a:” /

No hay una objetivación de grupo de mujeres. Todo se construye desde la actividad masculina.

 

ê
objetiva
ción de sí misma por contraste.
Identidad
construida desde la alteridad
de género

Elaboración Propia. Fuente: Datos de campo Propios.

      CASO No.2:  Mujer: casada, dos hijos, ama de casa, 45 años,  exconcejala en el Ayuntamiento de Enmedio.
      Esta informante, en una entrevista en la que se abordó el tema de la identidad, se refirió a lo que considera la forma de ser de los habitantes de los valles centrales de Campoo de la siguiente forma:
“El campurriano es una raza brava. Somos bravos. Fuertes, fríos; es sincero...”
      La informante utiliza una sinestesia para, a través de ella, enunciar lo que considera como característico e inherente de los habitantes de Campoo: a.- raza brava; b.- somos bravos; c.- <<somos fuertes, d.- <<somos>> fríos; e.- <<somos>> sinceros.
      Las sinestesias operan como traslaciones de significados de un dominio a otro: funcionan como analogías comparativas; es decir, que se compara el “carácter”4 de un grupo social, con la bravura o “temple” propio del ganado: el toro bravo.
      Después, ésta misma informante se incluye dentro del grupo al que se refiere, y aplica otro conjunto de características: fuertes, fríos, sinceros. En éste caso, la analogía se refiere a características propias del mismo animal: fuerte. Así como a elementos de la naturaleza, como el climatológico: frío. <<El carácter frío del campurriano>>, haría referencia a una “forma de ser” en la que prima una marcada distancia social entre individuos, es decir, relaciones en las que no prima el contenido afectivo, sino el utilitario, en las relaciones cotidianas.
      Esta percepción de la informante sobre las relaciones sociales cotidianas se superpone con otro segmento del propio discurso social identitario de la comarca, en el sentido de que muchos de los informantes aluden al carácter más “familiar” de las relaciones vecinales (por ello más afectivo), en sus núcleos de población rural, en abierta contraposición al carácter individualista (distancia social) en el ámbito urbano. Estas percepciones no hacen sino reforzar el proceso de transformación social por la migración rural-urbana ocurrido en la comarca de Campoo.
      En efecto, el informante EGO de la Familia que constituye el caso #4, originario de Fresno del Río, que trabaja en ABB, como obrero cualificado, remite constantemente en su narración de vida a un tipo de relaciones familiares y vecinales que existían en los poblados de la comarca cuando era niño. Es decir que, al ser parientes todos los vecinos de un mismo pueblo, existían relaciones más estrechas por la “solidaridad familiar” o proximidad afectiva que brinda e impone el parentesco. Como él mismo comentó:
“En el pueblo todos éramos parientes, primos, primos carnales, primos segundos, en fin, era como si todos fuéramos parte de una familia. Los pueblos eran como clanes, encontrabas siempre gente de un mismo apellido. Todos se conocían y tenían que ver unos con otros...”
      En este contexto social, la proximidad es más marcada. Los grupos domésticos del ámbito rural comarcal se caracterizan porque la familia es cerrada, nucleada en viviendas unifamiliares, formando explotaciones económicas, que requieren de la colaboración de todos sus miembros, y en casos concretos, y no pocos, se recurre a la colaboración vecinal en faenas agrícolas, así como en el trabajo ganadero: las vecerías y la mano vuelta.
      Entonces, lejos de parecer contradictorias estas percepciones sobre las relaciones sociales: en donde las relaciones urbanas aparecen como fías y distantes, contrapuestas a las rurales, basadas en la solidaridad de apoyo parental, aparecen a la luz del examen antropológico, como expresiones hechas desde un ámbito, el rural, para referirse a otro ámbito, el urbano. Es decir, que lo que subyace en estas percepciones es el prejuicio cultural que se ha construido en los núcleos de población rural sobre la forma de vida en la ciudad. Si examinamos los testimonios de los emigrantes que viajaron de las zonas rurales de la comarca hacia Reinosa, nos encontramos que una vez establecidos en su lugar de destino han vuelto a crear redes de amigos y de parientes, que implican fuertes lazos de solidaridad y reciprocidad. Esto es el caso de las relaciones que se establecen en las peñas de barrio, que operan como grupos de socialización primaria.
      Ahora bien, lo que queremos decir en última instancia, es que si bien las relaciones de solidaridad, fraternidad y reciprocidad se restablecen, lo que cambia es la institución en las que estas relaciones estructurales se producen. Por eso, cambian las formas de expresión de los vínculos y lazos que permiten la empatía social, pero el contenido permanece latente. Esto nos ha llevado a plantear el hecho de que la formación social agroganadera de Campoo haya servido como matriz sociocultural, a partir de la cual se reconstituye la identidad sociocultural urbana en Reinosa.
      Este cambio en las relaciones estructurales, a partir de los  contenidos y los significados simbólicos sancionados por el segmento cultural significativo concreto, se ha percibido por los sujetos que efectuaron la migración rural-urbana como el paso de: lo familiar comunitario hacia los privado-individual. Que tiene como forma de expresión, la elaboración de percepciones de identidad social diferenciales o distintas para cada ámbito.
      Se pasa de un estilo cultural o de un “ser social” a otro, en el que la identidad se construye asociando sinestésicamente la realidad circundante a la personalidad del grupo. En esas sinestesias y metáforas nos encontramos con las valoraciones positivas y negativas: las sanciones significativas que en cada segmento cultural definen el contenido simbólico implícito a cada una de las categorías o características que se adjudican a la identidad. Desde cada segmento sociocultural significativo, se sanciona, y en éste caso se elabora la percepción de la identidad, la welltanschaung o visión del mundo determina, y está determinada, por la identidad que el grupo elabora.
      Se adjudica una característica ética, con carga valorativa positiva: sinceros. Es decir, que asocia a ese “ser” o “esencia” de lo campurriano una cualidad ética muy estimada. Ahora bien, como acabamos de decir, esta caracterización de la identidad del grupo social que habita en los valles centrales de la comarca de Campoo, pasa por el dominio de la esencia, de las cualidades y/o valoraciones culturales que se formulan desde un sistema de valores particular: la welltanschaung de cada segmento sociocultural concreto rural o urbano.
      No es casual que en una sociedad caracterizada por el constante tránsito humano, cultural y simbólico, entre el espacio social rural y el urbano, precisamente un sujeto que vive en el ámbito urbano, recurra a las metáforas que utilizan aspectos de la naturaleza y el ganado (netamente rurales), para caracterizar a su grupo de pertenencia, que en el caso de esta informante es netamente urbano. Lo importante aquí, es la apropiación de los elementos inherentes a la cultura agroganadera masculinizada, en la construcción de la identidad de la mujer. Es un discurso construido en referencia a otro:5 el hombre, el ganadero, el ganado. Es decir, en todo proceso de definición de la identidad, media una noción de autopertenencia y autoadscripción: <<yo pertenezco/nosotros somos>>, frente a un <<ellos>> al que no se pertenece y que es distinto.     
      En el subtexto prima una noción del “ser campurriano”, asociada a un ámbito de vida (rural, ganadero, masculino), que ha sido revalorizado y refuncionalizado por actores sociales ajenos a él (obreros urbanos), asumiéndolo como característico de su “propio ser social”, o la esencia de su ser.
      La identidad de género femenino, es hecha desde la alteridad, como reflejo y consonancia de su desigualdad estructural dentro de una sociedad eminentemente patriarcal.6 La desigualdad estructural es la referida al trabajo doméstico no asalariado de la mujer, que es asumido como “propio” de la condición femenina. Es el proceso de subjetivación de sí misma, evidenciado en la construcción de su “yo” social a través del discurso masculino de la ganadería.7

1 Barth, Fredrik (Comp.): Los grupos étnicos y sus fronteras. Fondo de Cultura Económica, México, 1976.

2 Se ha utilizado el discurso de esta persona sobre la identidad, ya que reporta los elementos para diferenciarlo tanto del discurso académico, como de la retórica política “regionalista”. En este sentido, sus percepciones de “ser”, de “otra cosa” o “aquello”, implican que respondió desde una lógica cultural en la que no medió ninguna distorsión “experta”.

3 En el otro caso que se discute, el discurso de género sobre identidad social se evidencia más, dado que se construye desde lo que se es.

4 Se pone en evidencia la afirmación hecha en el sentido de que se asocia a la “identidad” social de los grupos humanos, características que la definen como si de una personalidad psíquica se tratara. Se traslada una categoría de la psicología, al dominio de la cultura humana, para tipificar la personalidad del grupo social.

5 López Pardina, Mª Teresa: El feminismo de Simone de Beauvoir, en Historia de la teoría feminista. Amorós, Celia (Coord.). Comunidad de Madrid, Dirección General de la Mujer e Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, 1994.

6 Osborne, R: La construcción sexual de la realidad. Un debate en la sociología contemporánea de la mujer. Madrid, Cátedra, 1993.

7 Coria, C.: El sexo oculto del dinero. Formas de la dependencia femenina. Barcelona, Paidós, 1991.