IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

Alfonso Muñoz Güemes (CV)

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3.    Género, identidad y posición social.

      Culturalmente se ha objetivado la identidad social masculina en las sociedades urbanas que han transitado mediante el proceso de la modernización de la planta productiva desde el predominio del sector primario, hacia el predominio del sector terciario, en la percepción en la que el hombre es el cabeza de familia, que tiene acceso al mercado laboral, y  por ello, es quien aporta los ingresos económicos al hogar1 . Por otra parte, como hemos visto para el caso de la familia tradicional2 en el espacio rural, el hombre es el representante de la familia que asiste a los concejos vecinales, el que forma las vecerías, participa de las mayordomías, oficia el culto, detenta el poder simbólico sobre lo sagrado, es el que transforma la naturaleza con su trabajo y es quien cuida al ganado vacuno: es el ganadero. El productor del sustento de “su” familia”.
      Las concepciones3 presentes en el pensamiento que legitima y justifica la familia tradicional patriarcal4 , han generado un pensamiento social asignándole roles no igualitarios a los sexos, es decir, confiriéndoles funciones distintas en la sociedad: el hombre es el encargado de salir a trabajar y aportar la renta familiar, mientras que la mujer debe permanecer en el hogar a cargo del cuidado de los hijos y de la casa 5.
      Esta visión de la sociedad propugnó la separación de las actividades económicas y sociales de los miembros de los núcleos familiares, confiriéndole al hombre el status de “cabeza de familia”, y principal y a veces único aportador de renta familiar; renta familiar generada en el ámbito rural pecuario, como dueño de la explotación y como obrero u obrero mixto, por su venta de fuerza de trabajo asalariada. Mientras que a la mujer se la confinó por su capacidad biológica reproductiva, al papel de “madre”, y de crianza de los hijos, con todo lo que ello implica de trabajo no asalariado doméstico dentro de la explotación pecuaria, quedando excluida de la vida pública. Por lo tanto, se le relega de la posibilidad de acceder a estudios y a trabajo remunerado profesional, a la vez que se le limitó el acceso a puestos de administración pública y de representatividad política: o sea, se la excluye del ejercicio del poder.
      En el espacio rural de Campoo, hasta antes de la industrialización y transformación social que hemos venido examinando, la mujer ha trabajado en las explotaciones pecuarias y agrícolas, cuando ha sido hija, ayudando en ciertas tareas como ordeña del ganado, limpieza de la cuadra, segar el “verde” en el verano, cuidar el huerto, además de colaborar en las tareas de cuidado de los hermanos menores, sin que por ello haya percibido salario alguno, además de que se le limitó el acceso a los estudios, ya que los hijos varones eran los que acudían a las escuelas de formación profesional de Reinosa, para prepararse e ingresar como obreros especializados en las industrias locales.
      Cuando la mujer rural casaba (aún hoy se mantiene en una mínima proporción este sistema por la desertificación del campo),  pasaba a formar una residencia nueva, en la que las dotes que se le daban a ambos (marido y mujer), le ayudaban a este nuevo matrimonio, a formar el patrimonio que constituiría su explotación: las parcelas de tierra heredadas y la dotación de ganado son la base a partir de la cual, en la nueva unidad doméstico productiva, la mujer pasaba a ser la principal orientadora de la progenie y a la vez trabajaría en la explotación cuya pertenencia poseía el marido. De esta manera, el ingreso económico, era asignado en propiedad y en derecho de usufructo al marido.
      Estos datos se revelan en las cifras aportadas relativas a la tenencia de la propiedad de las explotaciones agrícolas, las cuales son casi exclusivamente masculinas; en donde la mujer, a pesar de trabajar en ellas, no figura administrativamente como propietaria. Por lo tanto, los ingresos no son suyos. Otro dato aportado que sirve para corroborar la dependencia estructural de la mujer en el espacio social comarcal, es que un porcentaje elevado de mujeres son beneficiarias, mientras que los hombres son los titulares. Esto opera en que la mujer recibe pensiones de viudedad, mientras que el marido las percibe por jubilación.
      Cuando la mujer ha pasado del ámbito rural hacia el ámbito urbano (como en los Casos #4 al #9 estudiados, que se detallan en la sección en la que se  habla de las familias con las que se hizo el trabajo de campo), ha sido en función del cambio en la actividad laboral del marido o padre. Es decir, al ser éstos considerados como “cabeza de familia”, son los que han ejercido tradicionalmente, y hasta antes de la coyuntura actual, en la que este proceso se ha transformado radicalmente, el rol de aportadores de la renta familiar vendiendo su fuerza de trabajo en el espacio urbano, ya sea como obreros o en los servicios. La emigración rural-urbana, sustento material de la transformación social de la comarca, produjo en el caso del colectivo femenino un fenómeno de mayor aislamiento de la mujer, ya que si antes su trabajo era parte importante de la explotación doméstica, ahora ya no lo es.
      La organización del espacio urbano y la dotación de infraestructura en el Municipio de Reinosa, han hecho que los pequeños huertos familiares que existían en los solares del casco urbano hasta antes de la industrialización de los años 70 de este siglo, se hayan ido perdiendo conforme se fue acelerado el crecimiento industrial y la emigración rural-urbana. De esta forma, los espacios de socialización femenina se han reducido, pero sobre todo el trabajo en el huerto urbano, que le permitía trabajar y hacer vida pública con su grupo de iguales fuera de casa al encontrarse con vecinas en las áreas de los huertos, y crear grupos de iguales, ya fueran vecinas o familiares. En esos huertos, las mujeres de Reinosa cultivaban hortalizas, algunos frutos y verduras, que les eran necesarias en la dieta familiar.
      En el esquema #1, se explica de manera gráfica, el proceso seguido en la producción social de la identidad de género femenino en la formación social ganadera de Campoo. Se pasa de la valoración cultural subjetiva masculina de las características biológicas de la mujer, hasta la total descentración en la construcción de su propio discurso identitario. Descentramiento o alteridad, que se expresa en la percepción de si mismas describiéndose desde el texto masculino (o universo simbólico masculino), de la identidad. Pasa de ser mujer, a ser procreadora, a ser símbolo de fertilidad, a ser Virgen/Madre a tener un discurso de sí descentrado y construido desde la masculinidad.

LA MUJER EN LA SOCIEDAD GANADERA DE CAMPOO. LA CONSTRUCCIÓN
DE LA IDENTIDAD DE GÉNERO.

       Esquema # 1


                MUJER: colectivo social en relación de alteridad. è

________________________
La mujer construye su identidad desde el sitio al que es relegada en función del mundo masculinizado.
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èMediación de la proyección subjetiva del colectivo ganadero masculino: asignación de características y categorías                         è

 

MADRE:
reproductora de la especie

 

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Proceso cultural de idealización de la mujer. Desplazamiento hacia lo simbólico asociándola con la naturaleza y lo divino.
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VIRGEN: MEDIADORA CON LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA
fundadora y simbolizadora del centro y espacio social  territorial que confiere identidad de grupo.
(sublimación y condensación de las cualidades y características de lo humano, lo natural, lo subjetivo, lo simbólico, el poder sobre la naturaleza, lo humano y lo animal)
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Proceso de desplazamiento de la mujer hacia las funciones reproductivas. descentramiento o alteridad asignada
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TIERRA:
(madre tierra) dadora de vida, proveedora de la riqueza y del sustento
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Espacio de poder del hombre: fecundador, transformador de la naturaleza, cuida al ganado, cultiva, transforma a la naturaleza, crea sentidos culturales

VACA TUDANCA: (humanizada, base del sustento, centro del cuidado y actividad masculina)
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Elaboración Propia. Fuente: datos de campo propios.

      Las Vírgenes de Labra y de Montesclaros representan un espacio simbólico y cultural en el que el hombre/ganadero, no puede entrar ni competir. De la misma forma que la reproducción es una capacidad biológica femenina, que excluye al hombre descentrándolo de su papel hegemónico. Se entiende el proceso de construcción social de la identidad de género de la mujer en el ámbito rural ganadero por la alteridad a que es reglada por el hombre. En consecuencia, los campos semánticos, los valores y el proceso en sí, ponen en juego los recursos simbólicos y valorativos más complejos e intrincados dentro del texto cultural de la cosmovisión ganadera de Campoo.

1 Cachón Rodríguez, Lorenzo: Movilidad Social o Trayectorias de Clase?.  CIS, Siglo XXI, Madrid, 1989.

2 Del Campo, Salustiano:   Óp. Cit.

3 Cachón Rodríguez, Lorenzo: Óp. Cit.

4 Del Campo, Salustiano:   Óp. Cit.

5 Gardiner, Jean: El papel del trabajo doméstico. Ed. Anagrama, Barcelona, 1975, pp. 101-123.