FILOSOFÍA DE LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIVIENDA TRADICIONAL: TRANSFORMANDO COMUNIDADES HACIA EL DESARROLLO LOCAL

FILOSOFÍA DE LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIVIENDA TRADICIONAL: TRANSFORMANDO COMUNIDADES HACIA EL DESARROLLO LOCAL

Rigoberto Larraga Lara y Ramón Rivera Espinosa. Coordinadores
Universidad Autonoma de San Luis Potosí
Universidad Autónoma Chapingo
Universidad de Antioquia

Volver al índice

VIVIENDA TRADICIONAL Y PAISAJE CULTURAL EN TAMPICO.
Exposición para la difusión del estudio y puesta en valor del patrimonio arquitectónico.

Dra. Reina Isabel Loredo Cansino 1,
Dr. Carlos Eric Berumen Rodríguez2 ,
Mtro. Gildardo Herrera Sánchez3 .

Resumen
El concepto de patrimonio que hoy conocemos es mucho más amplio del que estaba vigente cuando surgieron los primeros instrumentos de protección y promoción de los bienes arquitectónicos, artísticos y/o culturales, por lo tanto no podemos permanecer impasibles ante los problemas de gestión, salvaguarda y sensibilización que sufre la arquitectura tradicional. Este documento se centrará en las estrategias, surgidas de un proyecto de investigación en proceso, para la promoción, difusión y puesta en valor de un conjunto viviendas tradicionales emplazadas en el entorno de la Laguna del Carpintero, en Tampico, Tamaulipas. El objetivo principal será entonces presentar a la exposición como un espacio de investigación, donde se puede trabajar y reflexionar sobre el patrimonio arquitectónico tradicional, sobre su percepción, conocimiento y difusión. Al mismo tiempo, desde el punto de vista de la docencia, se plantea además la intención de analizar este espacio como recurso didáctico. Así, la complejidad de este proceso se ejemplificará en la conceptualización y diseño de las unidades expositivas que darán cuenta de la tipología, la expresión técnica y la relación con el paisaje urbano de las viviendas tradicionales del sector.

Introducción
Es innegable, al tratar de aclarar el concepto de patrimonio, afiliarnos a las múltiples facetas que comprende este término (culturales, históricas, políticas, sociológicas, tradicionales, identitarias, artísticas, etc.) Si remontamos en el tiempo, el origen de patrimonio se instaura en la época romana, en la cual las clases nobles o patricias heredaban sus propiedades de generación en generación.  De ahí su etimología: del latín patri/padre y monium/recibido, lo recibido por línea paterna.

Así vemos que el patrimonio es la herencia particular que se perpetuaba a través del tiempo por sus descendientes. Sin embargo este concepto ha quedado estrecho al observar cómo ha ido transformándose y abriéndose a nuevos horizontes que involucran ya no sólo esta herencia individual, sino que hablamos ahora de patrimonios extensivos a una región geográfica, que tiene una identidad, que ha desarrollado sus propias costumbres, tradiciones, relaciones sociales, etc. Estos elementos de carácter intangible se ven materializados en los grandes monumentos, construcciones, edificaciones, etc. pertenecientes a un espacio propio, a una superficie territorial tanto urbana como natural. Encontramos entonces otra definición de patrimonio que nace con la modernidad:                               “El conjunto de bienes culturales y naturales, tangibles e intangibles, generados localmente, y que una generación hereda/transmite a la siguiente con el propósito de preservar, continuar y acrecentar dicha herencia.” (DeCarli, 2007).
El factor determinante es su carácter simbólico, su capacidad para representar simbólicamente una identidad. De lo anterior debemos entender que hablar de patrimonio es, en términos de su origen más esencial, hablar de herencia. Y esta herencia no tuviese un significado si no es por la memoria de su pasado que adquiere un valor de identidad para sus beneficiarios directos.  El patrimonio como tal constituye siempre una plusvalía para quienes lo poseen y también se adquiere una responsabilidad de preservarlo a través de sucesivas generaciones.  Es en realidad lo único que puede trascender, lo más valioso que podemos ejercer como legado que se convierte en bienestar y prestigio. Si lo analizamos desde varios puntos de vista encontraremos que la puesta en valor de todo lo que nos identifica y nos vuelve significativos tanto cultural, artística o socialmente se torna en un conjunto de valores que trascienden al tiempo, por lo cual se tramiten de generación en generación a través del patrimonio. Es por ello que el patrimonio adquiere este carácter hereditario y multidimensional capaz de ser valorado, reconocido y conservado.
Por otro lado, el concepto de paisaje cultural se relaciona con un delicado equilibrio de factores naturales y culturales, tangibles e intangibles, tal y como señalan las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO:
“Los paisajes culturales representan las ‘obras conjuntas del hombre y la naturaleza’ mencionadas en el Artículo 1 de la Convención. Ilustran la evolución de la sociedad y de los asentamientos humanos a lo largo de los años, bajo la influencia de las limitaciones y/o de las ventajas que presenta el entorno natural y de fuerzas sociales, económicas y culturales sucesivas, internas y externas…Deberían ser elegidos sobre la base de su valor universal excepcional, su representatividad en términos de región geocultural claramente definida y su capacidad de ilustrar los elementos culturales esenciales y distintivos de dichas regiones” (2008:95)
Al respecto, se han definido tres categorías de paisajes culturales: 1. los paisajes claramente definidos, diseñados y creados intencionalmente por el hombre (parques y jardines); 2. los paisajes evolutivos, resultado de la asociación entre condicionantes sociales, económicas, etc. y el medio ambiente natural y 3. los paisajes culturales asociativos a aspectos religiosos, artísticos o culturales relacionados con el medio ambiente.
Este documento se centrará en las estrategias, surgidas de un proyecto de investigación en proceso, que busca la promoción, difusión y puesta en valor del entorno de la Laguna del Carpintero en Tampico, Tamaulipas, como un paisaje cultural evolutivo que durante el desarrollo continuo de la ciudad, mantiene un papel social activo y salvaguarda formas tradicionales de vida. Así, se mostrará la vivienda tradicional como una base de sustento para los paisajes culturales, en tanto que lo construyen y le dan sentido, de ahí la trascendencia de su valoración como patrimonio vivo. Finalmente se presentará a la exposición como una herramienta de difusión, así como un espacio de investigación, donde se puede trabajar y reflexionar sobre el patrimonio arquitectónico tradicional, sobre su percepción y conocimiento.

La vivienda tradicional en el entorno de la Laguna del Carpintero
La Laguna del Carpintero forma parte de los humedales de la desembocadura del río Pánuco, específicamente de la Cuenca Baja4 , tiene una extensión aproximada de 77 has de cuerpo de agua, se comunica por medio del Canal de la Cortadura al Río Pánuco, que desemboca con el Golfo de México ubicado a 8 kilómetros de distancia. Se ubica próxima al centro urbano de Tampico, como espacio natural, es el espacio lagunario más importante de la zona urbana, posee un clima subtropical sub-húmedo, especies vegetales de alto valor (como el mangar blanco y rojo) y especies animales endémicas. Es un espacio natural urbano con gran valor paisajístico y medio ambiental. Ahora bien, la importancia que tiene la Laguna del Carpintero no sólo se debe a la existencia de un microclima urbano, sino por la oportunidad que representa para lograr un modelo de desarrollo sustentable, por la riqueza natural y cultural que conserva.

Y es que, el entorno de la Laguna del Carpintero es hoy el resultado de una evolución compleja, que desde antiguo se viene configurando por los sedimentos culturales que se han desarrollado en su marco geográfico y el devenir histórico (fig. 1), elementos éstos que nos han permitido conocer cuáles son los modelos y las tipologías de vivienda tradicional locales.
La investigación que se está realizando busca poner en evidencia los aspectos que tienen que ver con las diversas formas que, a lo largo de la historia, ha tomado la vivienda en el sector: distribución espacial, tipologías, sistemas constructivos, etc., así como la apropiación del medio físico por parte de los habitantes. La metodología del trabajo tiene dos estrategias complementarias: primero, la revisión documental y bibliográfica, segundo los trabajos de campo. Esta segunda estrategia cuenta con dos partes bien diferenciadas: el inventario con la localización de los inmuebles, que implica el levantamiento fotográfico (del interior y del exterior) y la realización de croquis para la valoración del espacio interior, su organización y distribución; lo que a su vez conlleva a una entrevista específica sobre el inmueble y la actividad en él desarrollada.
Así, el inventario de localización de viviendas en casi 400 hs. alrededor de la Laguna del Carpintero nos llevó a la localización, al día de hoy, de 8,516 viviendas. De las cuales destacaremos una tipología de vivienda en madera, casi en extinción, ubicada en el sector sur del perímetro de estudio, en contacto directo con el centro histórico de la ciudad, (fig. 2). Lo anterior, porque entendemos que los factores que determinan la configuración de la vivienda tradicional vienen dados por las características geográficas del lugar, el tipo de actividad económica desarrollada en la zona, así como la herencia cultural e histórica de cada pueblo, estableciéndose una armonía entre el hombre y el medio natural que le rodea. En este sentido, y después de afirmar que no existe una sola tipología de vivienda tradicional en Tampico, nos proponemos caracterizar los rasgos más significativos de estas viviendas.
Una de las primeras descripciones de la vivienda en Tampico data de la Estadística de 1825 que señala que en la Villa de Tampico había 164 casas, de las cuales sólo once eran de cal y canto, el resto eran jacales y casas de chamacuero con azotea5 . Por su parte el capitán Jean Louis Berlandier, a su llegada a Tampico en 1826, describe así las viviendas: “…la mayoría de los habitantes de Tampico vivían en chozas de adobe o de bambú, algunas de éstas eran como jaulas, sin muros cerrados” (Lawson, 2012:36). Para 1835, el Padrón señala que de 463 casas registradas solamente 67 de ellas, el 14.5%, estaban construidas de piedra, ladrillo o material, mientras que el resto 396, el 85.5 %, eran casas construidas de palo/guano, madera, tejamanil, empale/guano, chamacuero/tejamanil, techo y paja o como jacales6 . Sin duda, se sabe que las viviendas primitivas en muchas partes de México, fueron hechas con madera y paja, entramados vegetales o con la técnica del bajareque. Sin embargo, la particularidad del clima en la ciudad hacía más que eficiente y confortable este sistema constructivo, que seguía siendo muy popular hasta inicios del siglo XX.

Con la llegada, en 1910, de las compañías extranjeras explotadoras de petroleo y sus tipologías de vivienda importada el panorama urbano-constructivo de la ciudad cambió:

“…edificaciones con techos a dos aguas recubiertos de tejamanil, amplias galerías exteriores protegidas con mosquiteros, pórticos sobreelevados del terreno por un basamento, áticos y sótanos en las viviendas; construcciones que utilizaban madera, si no exclusivamente, si en una proporción notablemente diferente a la de las arquitecturas locales y -algo que en mi juicio es sumamente importante- la inclusión de elementos de hierro, industrializados y estandarizados para la construcción en columnas, farolas, balcones, etc., de los edificios públicos y de las residencias para solteros y recién casados”. (Narváez Tijerina, 2006:45)

Desde luego, esta tipología fue utilizada exclusivamente por los altos mandos de la industria petrolera (en su mayoría personal extranjero). Las viviendas de los obreros, sin embargo, se siguieron construyendo bajo los esquemas locales, aunque con el tiempo, empezaron a hibridarse ambas tipologías y el resultado de éstas es el que aquí nos ocupa.(fig. 3 y 4)

Estas viviendas del tipo casa-bloque, concentrado en un espacio mono-funcional, están formadas por planta rectangular o cuadrada, simétrica a partir de un corredor o pasillo. A ambos lados del pasillo, si es casa entera, o a uno solo en el caso de “media casa” se distribuyen las habitaciones. Una planta cubre todo el programa de la vivienda, contando con dos o tres espacios al interior. El estar/comedor puede contener hoy la cocina, que en principio no estaba al interior de la vivienda. El baño también es un elemento que se ha incorporado recientemente al “interior” de la casa, por lo que ha requerido el sacrificio de una habitación o parte de ella o, en algunos casos, se construye como una entidad adyacente que completa el módulo (figs. 5 y 6). La necesidad absoluta de ventilación cruzada obliga a la apertura de vanos, puertas y ventanas, en las cuatro fachadas de la vivienda. La ornamentación en el exterior de la casa radica en la disposición de los elementos constructivos o estructurales y utilizando colores vivos.

Constructivamente las edificaciones se resuelven sobre un basamento de material (piedra o concreto), la estructura es de madera, muros y techumbres, a dos aguas, son cubiertos con tablas de madera. Originalmente no existían elementos en metal, aunque hoy en día se utiliza algunos tipos de láminas metálicas en los techos.

Cada casa constituye un módulo completo de entidad total, bien definida morfológica y espacialmente, independiente de las demás –aunque existen elementos comunes como pozos, medianeras, etc.- e integrada con otros módulos formando agrupaciones o manzanas mediante parcelas alargadas. En el espacio abierto entre las viviendas aparecían edificaciones complementarias (cocinas y baños) sin integrar con la zona de habitación. Si bien, como comentamos antes, éstas se están adosando a las casas en las últimas décadas.
Así, esta vivienda de tipología híbrida, que históricamente ha pertenecido a las clases populares, es para nosotros un testigo, en tiempo presente, del patrimonio;  su valor es histórico, pero también es  contemporáneo, en tanto que responde a necesidades actuales.  Por otra parte, es de considerar, que a pesar de la importación de tipologías, han sido estas viviendas las que han sostenido los testimonios de la cultura local. Se trata de preservar algo que es parte del tiempo presente y no solo un recuerdo de un tiempo que ya pasó. 
Ahora bien, lo realizado hasta el momento debe considerarse tan sólo un avance y ensayo que implica en su continuidad responder a una problemática social inmediata: la protección de patrimonio arquitectónico tradicional de Tampico; por lo tanto, se plantea como objetivo inmediato la difusión de esta información para el conocimiento de la población con el fin de ayudar a la valoración y  supervivencia de esta arquitectura, y con ello evitar la pérdida de un aspecto imprescindible de la comunidad como son los elementos que conforman su identidad, como una muestra más de la diversidad cultural universal.
La difusión del patrimonio una responsabilidad de la universidad
Difundir, según el diccionario de la RAE, es “propagar, extender, divulgar”, pero puede ser también definido más específicamente como “...poner al alcance de todo el mundo un tema complejo, cultural, científico o técnico” (De la Mota, 1988:245). Esta última acepción refleja algunos de los problemas a los que se enfrenta la difusión del valor del patrimonio: por un lado, la existencia de unos conocimientos complejos o especializados, y por otra, y como consecuencia, la diferencia existente entre la mayoría de la población, que no comprende esos temas, y la minoría que sí posee esos conocimientos.

Antes planteamos la idea de que el patrimonio adquiere todo su valor mediante la contemplación y comprensión por parte de los integrantes de la sociedad, lo que implica que esa minoría, que ya es consciente del valor patrimonial, es responsable de la difusión de este valor.

Philip H. Coombs7 señaló la existencia, a partir de 1945, de una serie de desfases entre los sistemas educativos y sus entornos, lo que denominó crisis mundial de la educación, planteando que esa crisis tenía componentes educativos, sociales y económicos, por lo que su solución implicaba la mutua adaptación entre la educación y la sociedad, así como la necesidad de desarrollar medios educativos diferentes de los sistemas escolares tradicionales. A estos nuevos medios los denomina educación no formal, añadiendo: “ese desconcertante surtido de educación no formal y actividades de formación que constituyen —o deberían constituir— un importante complemento de la enseñanza formal en el esfuerzo total de la enseñanza de cualquier país”. (1971:201)

La universidad custodia conocimientos, además, según la capacidad y objetivos de cada institución, puede ser capaz de explorar otros recursos didácticos y actividades culturales que involucren a las mayorías. Así, cuando ocasionalmente, otros grupos de la sociedad hacen uso de los recursos didácticos que la universidad ha preparado para ellos con el fin de darles a conocer los valores e información de determinados conocimientos, la universidad se está integrando en la educación no formal. Esta capacidad de la universidad para participar activamente tanto en la educación formal, como en la educación no formal, en definitiva, le convierte en un elemento fundamental de la educación. La difusión del conocimiento, como una función de la Universidad, debe ayudar a hacer éste más inteligible para un público cada vez más amplio. La difusión debe actuar mediante todos los medios a su alcance, empezando por los ya conocidos productos científicos, pero la exploración de otros medios también puede resultar sustantiva.

Si se busca interpretar, la vivienda tradicional en Tampico como un producto cultural que manifiesta valores, valores que permiten tomar conciencia de los diferentes espíritus de la sociedad que se han sucedido a lo largo de la historia, hasta llegar a la actualidad. Si, además, se pretende que esta toma de conciencia contribuya a explicar cómo vivimos hoy y por qué, a incitar a la reflexión sobre nuestras relaciones con entorno natural y a fomentar la mejora de las condiciones de vida del hombre actual a través de una relación equilibrada con el entorno. Para conseguir estos fines, estimamos necesario que, al trabajo del investigador, se sume la mayoría, toda ella: los que conocen y crean, los que producen, los que usan las cosas, los que viven, piensan y sienten en un entorno cotidiano actual. Así, se propone a la exposición como instrumento principal para la consecución de este objetivo.

La exposición, como instrumento de comunicación tendrá dos objetivos específicos, en el caso de la vivienda tradicional en Tampico: el primero se refiere al concepto de vivienda tradicional, cuyo significado y valores se trata de hacer comprensibles para los diversos tipos de público, con el rigor científico necesario, para analizarlos de forma crítica y, en consecuencia, propiciar la reflexión personal; el segundo, que va más allá de la mera presentación de una masa de conocimientos, propone involucrar a los usuarios de la vivienda, a su público real y potencial, en la construcción del valor patrimonial. Ahí es donde estriba nuestra mayor y mejor aportación, convertir a la Universidad en creador de alianzas, es decir, pactos de colaboración con organismos, grupos de interés o individuos afines a la conservación del patrimonio.

El punto de partida no es recuperar, para el reconocimiento público la arquitectura histórica, aunque el aspecto historiográfico es esencial, sino preguntarnos qué debe nuestra cultura, ayer y hoy, a la vivienda tradicional; el resultado es un proyecto, que, sobre un esquema cronológico, se desarrolla en cinco enfoques que examinan la vivienda tradicional y el paisaje cultural en el entorno de la Laguna del Carpintero. Estos enfoques parten de la propuesta de Chico Ponce de León (2011) para la apreciación del patrimonio cultural:

  1. Enfoque práctico y utilitario: función y espacio. ¿Cómo han funcionado, a lo largo de la historia, las viviendas en todos sus niveles (vivienda de interés social, residencia, multifamiliar, jacal, etc.) y de qué realidades son expresión; qué ideas y concepciones propias tiene cada uno de nosotros a cerca de estos espacios. Contribuir a mejorar la percepción de la vivienda y promover una mirada cercana a los otras viviendas, a las que nos son diferentes, permite dar un salto cualitativo en la interpretación del patrimonio.
  2. Enfoque sustentable: vivienda y entorno natural. Establecer la sustentabilidad como un nexo entre ambos conceptos parece, a priori, fácil, pero las relaciones establecidas entre ambos términos –y lo que significan- en el imaginario colectivo no se intuyen ni fluidas ni fáciles: vivienda sugiere lo artificial; entorno natural lo contrario.
  3. Enfoque de la identidad cultural: individuo y comunidad. Una manera de revelar en forma de mosaico, a través del abordaje histórico/crítico, el fenómeno de la vivienda, destacando los significados que transmiten los propios objetos arquitectónicos, más que la belleza o al estilo de éstos. Así se busca trascender los planteamientos formalistas y estimular a los visitantes para que elaboren sus propias respuestas sobre lo que les pertenece o les es bello.
  4. Enfoque constructivo: expresión técnica y materiales. ¿Cuáles son las relaciones y las fronteras actuales entre la tecnología y la artesanía? Los avances en los sistemas constructivos son sinónimo de modernidad y de métodos de mejora del nivel de vida en general, los materiales responden a funciones y valores simbólicos diversos, así se busca estimular a los visitantes para que construyan sus propios conocimientos a través de la experiencia.
  5. Enfoque historiográfico: tradición y modernidad. Indagar no sólo el cuándo y el dónde sino el porqué y el para qué de las formas de las viviendas. Sólo así se abre la vía para que el pasado contribuya a interpretar el presente. No se trata sólo de mostrar viviendas actuales o pasadas, sino de hacerlo en sus contextos históricos, sociales e ideológicos.

Discusión
Ni la sola intervención de campo, ni la estricta recopilación de documentos históricos referidos al patrimonio construido son el punto final de una investigación historiográfica. En primer lugar, hace falta interrelacionar los datos conseguidos en uno y otro campo, luego poner en la mesa de debate los avances conseguidos, para después publicarlos y difundirlos. ¿Pero cómo llegan esos conocimientos a impactar la realidad? De poco sirve el conocimiento si es siempre una realidad muerta, además de aportar conocimiento los estudios histórico-arquitectónicos han de servir para aumentar nuestro patrimonio, lo que implica experimentar con nuevos instrumentos de comunicación que amplíen el radio de acción de los investigadores.

Bibliografía
Chico Ponce de León, P. (2011). La historia: estrategias, medios y fines para la conservación patrimonial y el desarrollo urbano. En B. Paredes Guerrero, La participación de las escuelas de arquitectura en la construcción de la historiografía moderna (págs. 133-138). Mérida: Universidad Autónoma de Yucatán/Universidad Nacional Autónoma de México.
Coombs, P. H. (1971). La crisis mundial de la educación. Barcelona: Ediciones 62.
De la Mota, I. (1988). Diccionario de la comunicación. Madrid: Ediciones Paraninfo.
Lawson, R. M. (2012). Frontier Naturalist: Jean Louis Berlandier and the Exploration of Northern Mexico and Texas. Alburquerque: University New Mexico Press.
Narváez Tijerina, B. A. (2006). Ciudades difíciles: el futuro de la vida urbana frente a la globalización. México: UANL/PyV.
UNESCO. (2008). las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial . París: UNESCO.

1 Doctor en Proyectos Arquitectónicos, Universidad Politécnica de Cataluña. Profesor de Tiempo Completo Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Email: rloredoc@uat.edu.mx

2 Doctor en Conservación del patrimonio histórico-artístico, Universidad Politécnica de Valencia. Profesor de Tiempo Completo Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Email: cberumen@uat.edu.mx

3 Maestro en Diseño con énfasis en Diseño arquitectónico, Universidad Autónoma de Tamaulipas. Profesor de Tiempo Completo Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Email: gildardo@uat.edu.mx

4 La Cuenca Baja de la desembocadura del río Pánuco se ubica en la región conocida como la huasteca veracruzana y tamaulipeca, se caracteriza por ser una gran llanura costera localizada entre otros dos importantes afluentes:  Pánuco y Guayalejo-Tamesí. Este territorio fue ocupado por los huastecos, que se asentaron a lo largo de las márgenes de las lagunas y ríos.

5 Archivo Histórico de Tampico. Ramos: Presidencia, Tesorería, Justicia. Legajos correspondientes a los años de 1823 a 1850

6 idem

7 Primer director del Instituto Internacional de Planeación Educativa de la UNESCO