FILOSOFÍA DE LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIVIENDA TRADICIONAL: TRANSFORMANDO COMUNIDADES HACIA EL DESARROLLO LOCAL

FILOSOFÍA DE LA SUSTENTABILIDAD DE LA VIVIENDA TRADICIONAL: TRANSFORMANDO COMUNIDADES HACIA EL DESARROLLO LOCAL

Rigoberto Larraga Lara y Ramón Rivera Espinosa. Coordinadores
Universidad Autonoma de San Luis Potosí
Universidad Autónoma Chapingo
Universidad de Antioquia

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PRESENTACIÓN DE MEMORIAS DEL
1ER Congreso Internacional de Filosofía de la Sustentabilidad de Vivienda Tradicional:
 “transformando comunidades hacia el desarrollo local”
Rigoberto Lárraga Lara

Este documento trata el tema de la vivienda rural, su capacidad de ser autónoma, independiente, autosuficiente, asequible y culturalmente diversa, características que le han permitido adecuase en las distintas épocas conservando técnicas, formas y funciones de origen ancestral, a pesar de las distintas intervenciones exógenas. Sin rayar en la construcción idílica o prístina de una vivienda utópica encontramos algunos componentes de la sostenibilidad de la vivienda tradicional que nos revelan datos importantes en la búsqueda de una vivienda rural sustentable.
En el marco del 1ER Congreso Internacional de Filosofía de la Sustentabilidad de Vivienda Tradicional: “Transformando Comunidades Hacia el Desarrollo Local” se presentan los trabajos de investigación de las principales Universidades de México, Colombia y Guatemala referentes al tema de la vivienda tradicional.
En estas Memorias se plantea los argumentos que explican los componentes de la vivienda tradicional que permiten su continuidad, resolviendo las necesidades de habitabilidad de los pueblos de manera equitativa, permitiendo que existan los recursos –naturales, políticos, económicos, culturales y sociales- para que las siguientes generaciones tengan acceso a las mismas oportunidades.
No obstante el optimismo al abordar el tema de una “vivienda rural sustentable”, somos conscientes que la presión sobre los recursos naturales, la sustitución de costumbres y los programas mal instrumentados de erradicación de la pobreza en la región de estudio, han deteriorado varios de estos componentes, poniendo en riesgo la sostenibilidad de dicha práctica.
Por ello es necesario hacer una evaluación que diagnostique la sostenibilidad de la vivienda tradicional, identificando sus componentes, organizando la información en dimensiones, categorías de análisis y criterios, señalando geográficamente donde se requieren acciones que fortalezcan la sostenibilidad de la vivienda tradicional en la región de estudio, para ello se convocaron a integrar seis mesas de trabajo que durante tres días intercambiaran hallazgos y reflexiones que nos permitirán avanzar en la construcción de una argumentación científica sobre la sustentabilidad de la vivienda tradicional. Se pretende abrir camino para conectar los trabajos académicos experimentarles a la búsqueda de nuevos elementos en la innovación de la arquitectura tradicional, vinculando trabajos de investigación científica para el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos.
El contexto
En la última década del siglo pasado culmino un largo proceso de casi 4 décadas desde Rudovsky hasta la consolidación de ICOMOS a través del comité internacional de arquitectura vernácula CIAV, donde fueron firmados varios acuerdos internacionales que dieron definición a la arquitectura vernácula y le otorgaron la categoría de patrimonio; a la par en la línea del tiempo se fue construyendo el concepto de sostenibilidad, desde la Declaración de Estocolmo en 1972 como detonante del ambientalismo moderno hasta 1998 año en que se aplica el concepto de sostenibilidad a la arquitectura, pasando por los precedentes de Hábitat I y II donde se fijan metas para los asentamientos humanos y se pronuncian por una vivienda adecuada para todos; actualmente el reto en nuestra disciplina es encontrar los componentes que hacen a la arquitectura tradicional una actividad sostenible. Para ello debemos medirla, plantear acciones para su fortalecimiento y de esta forma facilitar la conservación del patrimonio cultural.
En este contexto el Seminario Permanente Interinstitucional de Filosofía de la Ciencia y la sustentabilidad convocó a profesores, investigadores, estudiantes, directivos, vinculadores de proyectos y a toda persona interesada en el impulso y perspectivas del Desarrollo Comunitario, a participar en el: 1ER Congreso Internacional de Filosofía de la Sustentabilidad de Vivienda Tradicional: “Transformando Comunidades Hacia el Desarrollo Local”, realizándose los días 2, 3, 4 de Diciembre del 2015, en la ciudad de San Luis Potosí, SLP, México.
Teniendo como objetivo general el construir un espacio en el cual los profesores, investigadores, estudiantes, vinculadores de proyectos y personas interesadas a nivel nacional e internacional, se reúnan para intercambiar experiencias, promover y difundir los retos y alcances del manejo conceptual de la sustentabilidad de la vivienda tradicional, con énfasis en los componentes que la hacen, autónoma, autosuficiente e independiente, y su papel en el desarrollo comunitario. Lo anterior, a través de resultados de investigaciones y metodologías innovadoras que aplican en el diseño participativo, la aplicación de eco tecnologías, la conservación del conocimiento empírico ancestral y buenas prácticas en proyectos de desarrollo endógeno vinculando las necesidades de la comunidad e incidiendo en la sustentabilidad con una visión global.
Además de los objetivos específicos siguientes:

  • Promover la generación de proyectos de intervención comunitaria con perspectiva revalorada de la vivienda tradicional
  • Promover el trabajo colegiado en la investigación y creación de proyectos que vinculen al sector de la investigación académica en las necesidades de la comunidad para su desarrollo.
  • Intercambiar ideas y experiencias relacionadas con la vivienda tradicional y la educación ambiental, desde una perspectiva intelectual e institucional, en el ámbito nacional e internacional.
  • Difundir la investigación e innovación educativa mediante el uso de metodologías y estrategias de aprendizaje que promuevan el desarrollo local/regional.
  • Apoyar la formación de investigadores, diseñadores y desarrolladores de proyectos de impacto comunitario, cuyas metodologías fortalezcan el conocimiento empírico ancestral de la vivienda tradicional.
  • Promover una visión que considere la variable de ordenamiento territorial como un importante factor de desarrollo socioeconómico en las comunidades, garantizando una correcta administración de los recursos naturales que hacen posible la vivienda tradicional para las futuras generaciones
  • Impulsar la innovación científica y tecnológica, así como la difusión de la producción de eco tecnologías a partir del conocimiento endógeno de la vivienda tradicional
  • Propiciar el rescate de las técnicas de construcción tradicionales y conservación de usos y costumbres

El 1ER Congreso Internacional de Filosofía de la Sustentabilidad de Vivienda Tradicional “Transformando comunidades hacia el desarrollo local” se organizó en torno a seis líneas de trabajo, en las cuales se presentaron resultados de investigaciones o proyectos desarrollados o en proceso, relacionadas con la generación del conocimiento, definiciones, aplicaciones y experiencias en torno a la vivienda tradicional, el desarrollo comunitario y sus áreas de oportunidad.
MESAS DE TRABAJO ÁREAS TEMÁTICAS Y SUBTEMAS

1.- Vivienda tradicional y los recursos naturales que la hacen posible
- Ciclo de vida de los materiales tradicionales
- Materiales y técnicas ancestrales
- Arquitectura bioclimática: ahorro energético
- Nuevas eco tecnologías de base al conocimiento empírico tradicional
- Sustentabilidad ambiental de la vivienda rural

2.- Vivienda tradicional y la diversidad cultural
- Transmisión del conocimiento en el seno de la comunidad
- Continuidad y cambio en el conocimiento empírico de la vivienda tradicional
- Vivienda tradicional, vivienda hibrida y vivienda sustituida preindustrial
- Perdida del conocimiento ancestral
- Sustentabilidad cultural de la vivienda rural

3.- Vivienda tradicional y la asequibilidad
- Subsidios paternalistas, paquetes de materiales
- Programas de erradicación de la pobreza
- Créditos, dependencia, insuficiencia
- Déficit de vivienda en el ámbito rural
- Sustentabilidad económica de la vivienda rural

4. Vivienda tradicional y la autonomía, autosuficiencia e independencia
- Políticas federales de erradicación de la pobreza
- Prototipos de vivienda popular y las consecuencias de su estandarización
- La toma de decisiones en el crecimiento de vivienda rural
- Sustentabilidad institucional de la vivienda rural

5. Vivienda tradicional, la equidad y las redes solidarias de “mano vuelta”
- El tequio, la vuelta de mano, la faena, la mano vuelta en la vivienda tradicional
- Participación comunitaria
- Investigación acción en la vivienda tradicional
- Sociedades rurales para el desarrollo comunitario
- La participación de la familia en la construcción de la vivienda tradicional
- Intercambio solidario de fuerza de trabajo en la construcción de la vivienda tradicional

6. Vivienda tradicional en la transformación de las comunidades hacia el desarrollo local
- Técnicas y materiales tradicionales en proyectos de diseño y buenas practicas del desarrollo comunitario
- Experiencias exitosas en proyectos de ecoturismo donde se utilizaron los componentes de sustentabilidad de la vivienda tradicional
- Técnicas y métodos para la innovación de eco-tecnologías y la participación comunitaria de la vivienda y el desarrollo comunitario en el ámbito rural
- Fundaciones que apoyan proyectos comunitarios
- Proyectos de diseño comunitario, diagnosis y resultados

La arquitectura tradicional es heredera del conocimiento empírico producto de la experimentación ancestral de los pueblos indígenas en sus construcciones. Este cúmulo de experiencias sintetiza la búsqueda constante de los pueblos por satisfacer las necesidades básicas de adaptación al medio natural y nos muestra su forma de ver e interpretar el mundo; esta búsqueda hace de este conocimiento un conocimiento dinámico, ya que éste es constantemente readaptado, renovado y expandido.

Aunque el vocablo sostenibilidad es ajeno al léxico indígena, sus referentes empíricos no lo son porque están presentes en la práctica arquitectónica tradicional, que, a nuestro juicio, contiene los elementos de sostenibilidad siguientes: i) continuidad en el uso ancestral de conocimientos constructivos; ii) continuidad en la conservación del conocimiento arquitectónico ancestral –parte del patrimonio cultural indígena de México-; iii) continuidad en el uso de diversos materiales locales extraídos del escenario mega-diverso de flora y fauna donde se inserta; iv) poca o nula dependencia externa de materiales y conocimientos constructivos, con lo cual se robustece la autosuficiencia y relativa independencia de las comunidades rurales; v) costos de construcción acordes con el contexto económico local caracterizado por baja liquidez y abundancia de fuerza de trabajo; vi) existencia de mecanismos de reciprocidad –como la “vuelta de mano”- que no sólo reducen los costos de construcción también contribuyen a la continuidad de prácticas solidarias tradicionales; vii) conservación del conocimiento in situ porque se trasmite de manera práctica de una generación a otra, de padres y abuelos a hijos y nietos; viii) participación de la mayor parte de los integrantes adultos, hombres y mujeres, de cada familia en los proyectos de construcción; ix) la diversidad de soluciones arquitectónicas que satisface la mayor parte de sus necesidades de vivienda.

La vivienda tradicional. Conceptos principales
Al hablar de vivienda tradicional inevitablemente necesitamos referirnos a sus creadores, su cosmovisión, la continuidad y el dinamismo del conocimiento empírico, la forma de trasmisión de este conocimiento, así como la manera en que usan sus recursos naturales, y refuerzan su sistema de solidaridad e intercambio de fuerza de trabajo en sus construcciones.

La arquitectura tradicional o vernácula soluciona las necesidades de habitabilidad de los pueblos en la adecuación continua a su medio ambiente (Maldonado, 2009). La cual comienza a ser estudiada desde mediados del siglo XX, como respuesta a la homogeneidad de las respuestas arquitectónicas que la arquitectura “moderna” proponía para cualquier parte del mundo.

Maldonado (2009) refiere los orígenes del concepto de la arquitectura tradicional y sus principales exponentes entre los que están: Moholy-Naguy, (1954), Rudofsky (1977), Goldfinger (1970), Rapoport (1969) y Oliver (1978). Estos autores definen algunas características de las construcciones vernáculas como: el trabajo en comunidad, la importancia que tiene el contexto natural y físico, cualidades de durabilidad y versatilidad, así como conceptos de valores trasmitidos de generación en generación.

Estos primeros trabajos están rodeados de polémicas exposiciones fotográficas y descripciones de técnicas y materiales que no se habían estudiado antes y que para la mayoría no tenía importancia su estudio por considerarse sin relevancia científica.

Por ejemplo, Rapoport (1969) distingue entre la arquitectura vernácula y la tradicional, incluyendo la segunda en la primera y definiendo la arquitectura tradicional como aquella relacionada a grupos indígenas con características de identidad cultural ancestrales.

En México se publicaron algunos estudios de la vivienda vernácula en el mismo tenor descriptivo. Entre otros textos, está La vivienda indígena en México y el mundo de Moya Rubio (1982); en él se hace un estudio detallado de las construcciones vernáculas en 5 zonas de México. Su conclusión está dirigida a que toda cultura desarrolla las condiciones propicias para su habitabilidad (vivienda primitiva) a través de la observación de cómo otros animales hacen sus refugios utilizando materiales vegetales e inertes de su entorno.

Su metodología es principalmente descriptiva, y parte de la observación y comparación con otros elementos en otras zonas e incluso otros países.

Cabe notar que Moya Rubio menciona una clasificación a la que llama vivienda indígena evolucionada, la cual no define pero describe en casos excepcionales. Asimismo, este autor utiliza la clasificación de los antropólogos Miguel O. de Mendizábal y W. Jiménez Moreno hecha por grupo lingüístico. Utilizar esta clasificación en una región más pequeña, como la Región
La tesis de Echeverría (2008), documenta la conservación y destrucción del patrimonio arquitectónico como una representación y reproducción del paisaje cultural. La autora considera la lectura hermenéutica como instrumento para analizar el “objeto arquitectónico” como síntesis socio-física y expresión de un determinado orden que regula las relaciones de intercambio entre personas, elementos físicos y el entorno.

Echeverría menciona que los pueblos aplican valores y normas que crean paisajes culturales tan próximos a lo ideal como sea posible, lo cual crea la identidad de los paisajes culturales y por ello la importancia de conservar dichas prácticas. Echeverría intenta definir el objeto arquitectónico como patrimonio cultural, por cuanto representa y reproduce un paisaje cultural. Sus conceptos enfatizan la continuidad cultural, pero hace a un lado algunos elementos de igual importancia necesarios para determinar la continuidad de las expresiones arquitectónicas tradicionales, como son los económicos, sociales, ambientales y políticos.

Anteceden también trabajos en torno al rescate del conocimiento vernáculo en la arquitectura como el Atlas de la vivienda rural en Morelos (2000), o las memorias publicadas del “Seminario Iberoamericano de vivienda rural” (volúmenes I, II, III y IV) del 1999-2002, donde se conjuntan las últimas investigaciones del tema realizadas por investigadores de varios países invitados. En estas publicaciones, el estudio sobre la vivienda tradicional en el ámbito rural está cargado de propuestas relacionadas con la sostenibilidad, calidad de vida, la participación social y la conservación del patrimonio cultural, discursos que reproducen la reflexión y conciencia ambiental-social de las últimas décadas al integrarse dichos conceptos a la disciplina de la arquitectura, en especial en la vivienda tradicional en el ámbito rural.

La UNESCO (2009) identifica las siguientes siete características del conocimiento indígena: El conocimiento indígena tiene sólidas raíces para un desarrollo sostenible; el conocimiento masculino y femenino tienen formas complementarias del saber; el conocimiento indígena desafía los supuestos de la ciencia occidental; la continuidad y el cambio son principios del dinamismo del conocimiento 'tradicional'; existen sinergias entre el conocimiento indígena y el científico; se debe proteger el conocimiento indígena; por último, se debe reactivar la transmisión del conocimiento en el seno de las comunidades indígenas.

La observancia de estos principios normativos permite caracterizar el conocimiento indígena sin poner en riesgo su sostenibilidad cultural. La UNESCO reconoce que cuando idealizamos o subestimamos el conocimiento indígena corremos el riesgo de plantear acciones que paralicen su desarrollo o bien que deterioren su identidad cultural, por lo que esta organización ha propuesto normas que permitan entender el dinamismo y la autonomía del conocimiento indígena.

Utilizando la definición y clasificación de la vivienda tradicional de Rapoport (1969), Rudofsky (1977), Rubio (1982) y los principios de UNESCO (2009) se proponen las siguientes definiciones:
La arquitectura tradicional es el corpus de conocimiento empírico de los pueblos originarios acerca de técnicas y materiales de construcción, principalmente de uso habitacional, con las siguientes características: es didáctica y homogénea; mantiene una estrecha relación entre sociedad y el objeto arquitectónico; en su ejecución interviene el trabajo colectivo; utiliza los materiales disponibles en su medio natural y no intervienen especialistas para su construcción; la arquitectura tradicional respeta el contexto cultural y el medio ambiente; sus cualidades son de durabilidad y versatilidad y se reproduce a través de conceptos y valores trasmitidos de generación a generación. Además, la arquitectura tradicional es dinámica y flexible porque incorpora innovaciones que devienen nuevas tradiciones o componentes de ellas. Asimismo, mantiene viva o actualiza la tradición constructiva prehispánica.

No obstante su sencillez, en lo fundamental, la arquitectura tradicional debe su existencia a que satisface –sin prejuzgar su eficiencia, eficacia o nivel de confort- las necesidades de habitabilidad de sus practicantes. De igual modo, destaca el carácter “independiente” o “autárquico” de este tipo de arquitectura porque no depende –o su dependencia es mínima- de la llamada “arquitectura moderna”, que está representada por sus practicantes, su respectivo “know-how” y sus materiales “modernos”.

A partir de la arquitectura tradicional se construyen tres tipos de viviendas: la vivienda tradicional primaria; la vivienda tradicional preindustrial o híbrida; y la vivienda vernácula “moderna”, o sustituida. A continuación presentaremos nuestra definición de cada una de estos tipos de viviendas.

La vivienda tradicional primaria (mencionada por Rapoport (1969) como “primitiva”), incluye a aquellas construcciones hechas principalmente por las sociedades indias, que utilizan modelos con pocas variaciones; la practican las comunidades originarias, en donde todos son capaces de construir su propia vivienda, y en el conjunto se logra la uniformidad en el paisaje cultural.

La vivienda tradicional preindustrial o híbrida -Moya (1982) la llama “evolucionada”- es un modelo más flexible que los utilizados en las construcciones primarias, pero conserva una gran parte de sus técnicas, funcionalidad y materiales vegetales y geológicos. A su vez, conserva el sistema de participación solidaria en su construcción, su topología, multifuncionalidad, escala y forma. Utiliza algunos materiales preindustriales pero los ha incorporado eficientemente a su habitabilidad cultural.

La vivienda vernácula “moderna”, o sustituida, está ejemplificada por las viviendas construidas en el ámbito rural con un empobrecido conocimiento tradicional de sus rasgos primarios, donde se utilizan materiales y técnicas exógenas, por voluntad propia o bien, por el uso de los subsidios gubernamentales, en forma de paquetes de materiales industriales.
Estas definiciones nos ayudarán a distinguir los rasgos más sobresalientes de la vivienda tradicional, sus relaciones, dimensiones, categorías de análisis y criterios. Los cuales nos servirán

Dimensiones y criterios de la sostenibilidad en la vivienda tradicional

Utilizando las dimensiones propuestas por la Agenda 21 local (Ambiental, Social y Económica), la metodología revisada por Segnestam (2002), las dimensiones cultural (Hernández, 2003; Toledo, 1999) y la institucional/política (Toledo, 1999), se propuso para este 1er Congreso Internacional 5 dimensiones con el fin de ordenar de manera más apropiada los datos generados por mesas de trabajo, añadiendo una sexta mesa como buenas prácticas en el desarrollo de comunidades.

Los criterios seleccionados que nos permitirán relacionar las reflexiones con el “deber ser” de la sostenibilidad son: para la dimensión económica el criterio es la equidad; para la dimensión social son la calidad de vida y la participación comunitaria; para la dimensión ambiental los criterios son la conservación y el manejo sustentable de los recursos naturales; para la dimensión institucional, el criterio es la gobernanza; en la dimisión cultural los criterios son la continuidad y el cambio del conocimiento tradicional (UNESCO: 2009).

A medida que se acerquen los pueblos a los estándares de sostenibilidad tendrán mayor control: ambiental, social, económica, institucional y cultural (Toledo: 2000).

De esta manera, distintas fuentes proponen como “el deber” ser para la vivienda tradicional las siguientes metas ordenadas en las 5 dimensiones de la sostenibilidad.

Dimensión ambiental: el desafío de la conservación y el manejo sustentable de los recursos.

  • Proteger el sistema biofísico que permite la obtención de insumos a la vivienda.
  • Usar de manera sustentable los ecosistemas y la naturaleza.
  • Utilizar preferentemente recursos locales, naturales, abundantes renovables, bioasimilables, aceptables por la población local.
  • Aplicar el principio de reciclaje y re-uso en todos los procesos materiales posibles reduciendo desechos.
  • Desarrollar procesos de producción, construcción y explotación no contaminantes ni agresivos para el medio.
  • Priorizar el uso de recursos (materiales, agua, energía) del entorno natural en la

 edificación, considerando la capacidad de carga de este y estableciendo compensaciones si esta es superada.

  • Reducir en general el consumo de materiales en la edificación, instrumentar el uso de materiales renovables y/o con menor consumo energético en su fabricación y puesta en obra y/o reciclados o reutilizados.
  • Analizar el ciclo de vida de los materiales y evaluar el costo total en términos energéticos incluyendo sus externalidades derivadas del transporte.
  • Reducir la producción de residuos en las fases de construcción y demolición y reciclar y revalorizar los residuos resultantes.
  • Incrementar la eficiencia energética de la edificación tanto en la fabricación de materiales, como en la fase de construcción y puesta en obra, así como en el ciclo de vida completo de la vivienda.
  • Implementar el manejo integrado de los desechos sólidos domésticos, incluyendo el tratamiento y la deposición final adecuada

Dimensión Social: El desafío de la calidad de vida en la vivienda tradicional

  • Permitir el desarrollo del capital social para su reproducción en el presente y futuro.
  • Superar el déficit de vivienda y servicios de saneamiento.
  • Satisfacer las necesidades humanas de de la vivienda (Hernández: 2003)
  • Satisfacer las necesidades de vivienda en el presente y en el futuro.
  • Garantizar la equidad en la oportunidad de acceso a la vivienda (m2 y calidad).
  • Fomentar la diversidad de soluciones arquitectónicas que satisface la mayor parte de sus necesidades de vivienda.
  • Lograr la confiablidad en la estructura y materiales empleados y acabados por parte de los ocupantes.
  • Facilitar la construcción, rescate y bienestar de la cultura bioclimática y su aceptación de sus ocupantes en relación al bienestar social.

Dimensión Política/Institucional: el desafío de la gobernanza y la participación comunitaria

  • Facilitar la participación comunitaria y la gobernabilidad democrática en los comités de desarrollo y mejoramiento de vivienda.
  • Promover instrumentos y regulaciones legales para asegurar la sostenibilidad ambiental de la vivienda tradicional.
  • Facilitar la participación comunitaria en los consejos consultivos en los temas relacionados con la vivienda.
  • Descentralizar territorios y toma de decisiones.
  • Ejercitar el derecho y la participación de pueblos indígenas.

Dimensión económica: el desafío de la equidad

  • Alcanzar la autonomía e independencia de los organismos crediticios para la
  • construcción de vivienda.
  • Fortalecer la autonomía en la gestión, tiempos y costos de la vivienda tradicional.
  • Permitir poca o nula dependencia externa de materiales y conocimientos constructivos,
  • con lo cual se robustece la autosuficiencia y relativa independencia de las comunidades rurales.
  • Garantizar la vivienda accesible al 100% de la población costos de construcción acordes con el contexto económico local caracterizado por baja liquidez y abundancia de fuerza de trabajo.
  • Fortalecer la equidad en la oportunidad de acceso a una unidad de vivienda de iguales dimensiones y calidad.
  • Buscar el bajo costo de sustitución de vivienda en caso de contingencia ambiental
  • (inundaciones).
  • Fortalecer las relaciones de solidaridad e intercambio de fuerza de trabajo que permite un precio accesible aún 100% de la población.

Dimensión Cultural: el desafío de la continuidad y el cambio del conocimiento tradicional en la vivienda (UNESCO: 2009)

  • Promover el uso y desarrollo de tecnología tradicional para la vivienda en un proceso de adaptación continua de los ecosistemas locales.
  • Incorporar eficientemente innovaciones sustentables a las necesidades contemporáneas de los usuarios de la vivienda tradicional.
  • Facilitar la trasmisión del conocimiento racional de generación a generación.
  • Fortalecer los lazos de identidad cultural a través de la unidad del paisaje arquitectónico y su relación estrecha al entorno natural.
  • Permite la diversidad de soluciones arquitectónicas que satisfacen a la mayoría las necesidades de sus usuarios y enriquece la diversidad cultural.
  • Permitir la continuidad en la conservación del conocimiento arquitectónico ancestral – parte del patrimonio cultural de México-.
  • Proteger el conocimiento indígena y la trasmisión del conocimiento en el seno de las comunidades.
  • Alcanzar la participación de la mayor parte de los integrantes adultos, hombres y mujeres, de cada familia en los proyectos de construcción.

Estas metas fueron extraídas de diferentes fuentes (ver Figura 1) y fueron construidas por categorías de análisis de acuerdo a los criterios de sostenibilidad seleccionados y construyen el “deber ser” de la sostenibilidad de la vivienda tradicional.

Podemos resumir el “deber ser” en los siguientes ideas: continuidad del conocimiento de técnicas y manejo de materiales locales; conservación de una identidad cultural, uniformidad del paisaje arquitectónico tradicional; autosuficiencia en la obtención de materiales, de preferencia renovables y de bajo o consumo energético; autonomía de los usuarios para tomar decisiones de gestión y diseño de las construcciones; continuidad del sistema de participación solidaria en la transmisión de conocimiento e intercambio de fuerza de trabajo; independencia de organismos e instituciones para la construcción y mejoramiento de su vivienda; continuidad en el desarrollo local de tecnología tradicional en su proceso de adaptación continua a su medio ambiente; continuidad en la diversidad de espacios y funciones necesarias para satisfacer la mayoría de sus necesidades de habitabilidad de las familias contemporáneas.

La interdisciplinariedad en la comprensión de los componentes de la sostenibilidad de la vivienda tradicional

Al estudiar los antecedentes de la vivienda tradicional nos encontramos que sus hallazgos quedan definidos y encerrados en disciplinas tradicionales como la arquitectura o bien la antropología, las cuáles describen a través de técnicas y métodos sus componentes, pero encuentran dificultades para explicar sus tendencias y problemáticas, así como, la determinación económica, cultural e institucional de sus contextos.

Debido a lo anterior es necesario explorar el concepto de la sostenibilidad bajo una perspectiva interdisciplinar, la cual requiere metodológicamente de la colaboración de diversas y diferentes disciplinas y, en general, la colaboración de especialistas procedentes de diversas áreas tradicionales.

Lo anterior permite primero, entender el concepto complejo de la sostenibilidad, segundo permite ubicar los componentes que potencian la autosuficiencia, autonomía y autodependencia de las técnicas ancestrales con que resuelven su necesidad de vivienda, tercero nos permite entender porque se ha ido deteriorando el conocimiento y uso de los materiales y técnicas en la construcción de la vivienda tradicional.

“La disciplina es una categoría organizacional en el seno del conocimiento científico; ella instituye allí la división y la especialización del trabajo y ella responde a la diversidad de los dominios que recubren las ciencias. Si bien está englobada a través de un conjunto científico más vasto, una disciplina tiende naturalmente a la autonomía, por la delimitación de sus fronteras, la lengua que ella se constituye, las técnicas que ella está conducida a elaborar o a utilizar, y eventualmente por las teorías que le son propias” (Morin:2013:1).

Una de las virtudes del enfoque disciplinar es el dominio del lenguaje sobre los temas que ha ido apropiando, No obstante, este enfoque encuentra dificultades al retomar conceptos complejos que implican relaciones multidimensionales en su abordaje como es el caso de la sostenibilidad, cometiéndose errores de interpretación o bien quedándose en aportaciones superficiales y no precisas.

La institución disciplinaria entraña a la vez un riesgo de hiperespecialización del investigador y un riesgo de cosificación del objeto de estudio donde se corre el riesgo de olvidar que este es extraído o construido. El objeto de la disciplina será entonces percibido como una cosa en sí; las relaciones y solidaridades de este objeto con otros, tratados por otras disciplinas, serán dejadas de lado, así como también las ligazones y solidaridades con el universo del cual el objeto es parte. La frontera disciplinaria, su lenguaje, tenemos como ejemplo las investigaciones sobre ciclo de vida de los materiales de construcción, donde utilizan herramientas y técnicas para cuantificar el impacto de los materiales desde la “cuna hasta la tumba” especializándose a tal grado sus herramientas no pueden relacionar las dimensiones económicas, sociales, culturales e institucionales alrededor de los materiales para la construcción y el medio ambiente natural, teniendo un gran sesgo por su hiperespecialización.

La apertura es por lo tanto necesaria. Ocurre que aún una mirada naif de un amateur, ajeno a la disciplina, aún más a toda disciplina, resuelve un problema cuya solución era invisible en el seno de la disciplina. La mirada naif que no conoce evidentemente los obstáculos que la teoría existente impone a la elaboración de una nueva visión, puede, frecuentemente, pero a veces con razón, permitirse esta visión.

Marcel Proust decía: "un verdadero viaje de descubrimiento no es el de buscar nuevas tierras sino tener un ojo nuevo". Jaques Labyrie nos ha sugerido el teorema siguiente, que sometemos a verificación: "Cuando uno no encuentra la solución en una disciplina, la solución viene desde afuera de la disciplina". (Morin:2013:3).

Esto lo vemos en las propuestas de ecovillas y ecoaldeas donde los “no arquitectos” experimentan con técnicas y materiales sustentables, locales, integradores, con ciclos de vida de bajo impacto antrópico, con énfasis en la gobernanza, diversidad cultural, equidad, asequibilidad, uso eficiente de energías renovables, calidad de vida, desarrollo endógeno entre otros.

La ciencia ecológica se ha constituido sobre un objeto y un proyecto poli e interdisciplinario a partir del momento donde no solamente el concepto de nicho ecológico, sino el de ecosistema (unión de un biotipo y de una biocenosis) ha sido creado (Tansley 1935), es decir, a partir del momento donde un concepto organizador de carácter sistémico ha permitido articular los conocimientos más diversos (geográficos, geológicos, bacteriológicos, zoológicos y botánicos). La ciencia ecológica ha podido no solamente utilizar los servicios de diferentes disciplinas, sino también crear científicos policompetentes teniendo además la competencia de los problemas fundamentales de este tipo de organización.

Pierce llamaba la abducción. La conjunción de nuevas hipótesis y del nuevo esquema cognitivo permiten articulaciones, organizativas o estructurales, entre disciplinas separadas y permiten concebir la unidad de lo que estaba hasta entonces separado. (Morin:2013:6).

Hoy, hace falta tomar conciencia de este aspecto que es el menos esclarecido en la historia oficial de las ciencias y que es un poco como la cara oscura de la luna. Las disciplinas están plenamente justificadas intelectualmente a condición de que ellas guarden un campo de visión que reconozca y conciba la existencia de las relaciones y solidaridades. Más aún, ellas no están plenamente justificadas a menos que ellas no oculten las realidades globales.
Otra consciencia, aquella a la cual Piaget llamaba el círculo de las ciencias que establece la interdependencia de facto de las diversas ciencias, es igualmente necesaria.

La arquitectura trata de diseño de espacios, materiales y técnicas de construcción, pero esta no es solamente techos y paredes sino también respondes a un entorno tanto económico, institucional, social, cultural y evidentemente ambiental geográfico las ciencias humanas están de cierta manera enraizadas en las ciencias biológicas, las cuales están enraizadas en las ciencias físicas, ninguna de ellas, evidentemente, reductibles la una a la otra. Sin embargo, las ciencias físicas no son el pedestal último y primitivo sobre el que se edifican todas las otras; estas ciencias físicas, por fundamentales que sean, son también ciencias humanas en el sentido que aparecen dentro de una historia humana y de una sociedad humana. La elaboración del concepto de energía es inseparable de la tecnificación e industrialización de las sociedades occidentales en el siglo XIX. Por lo cual, en un sentido, todo es físico, pero al mismo tiempo, todo es humano. El gran problema es, entonces, encontrar la difícil vía de la entre articulación entre las ciencias que tienen cada una, no sólo su propio lenguaje, sino conceptos fundamentales que no pueden pasar de una lengua a la otra.
En fin, no es sólo la idea de ínter y de transdisciplinariedad lo que es importante. Debemos "ecologizar" las disciplinas, es decir, tomar en cuenta todo lo que es contextual comprendiendo las condiciones culturales y sociales, es decir, ver en qué medio ellas nacen, plantean el problema, se esclerosan, se metamorfosean. Es necesario también lo metadisciplinario, el término "meta" significando superar y conservar. No se puede quebrar aquello que ha sido creado por las disciplinas; no se pude quebrar todo encierro, hay en ello el problema de la disciplina, el problema de la ciencia como el problema de la vida: es necesario que una disciplina sea a la vez abierta y cerrada.

“Hace falta pensar también que aquello que está más allá de la disciplina es necesario para la disciplina, para que ella no sea automatizada y finalmente esterilizada, lo que nos reenvía a un imperativo cognitivo formulado ya hace tres siglos por Blas Pascal,  justificando las disciplinas mientras tenía un punto de vista metadisciplinario: "siendo todas las cosas causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y todas entreteniéndose por un lazo natural e insensible que liga las más lejanas y las más diferentes, yo considero imposible conocer las partes sin conocer el todo, tanto como conocer el todo sin conocer particularmente las partes". (Morin:2013)

En conclusión, para qué servirían todos los saberes parcelarios sino para ser confrontados para formar una configuración respondiendo a nuestras demandas, a nuestras necesidades y a nuestros interrogantes cognitivos.

Por ultimo reconocemos que:
La vivienda tradicional es vigente en el campo mexicano. A pesar de sus condiciones precarias y de la falta de políticas gubernamentales que la apoyen. La vivienda tradicional es auto-construida y rescata los saberes ancestrales y la relación con su medio ambiente. Producen habitabilidad de los sectores más desprotegidos de la economía de nuestro país. Resguarda los recursos naturales, culturales y permite la autosuficiencia, independencia, autonomía, asequibilidad y equidad.
La vivienda tradicional mantiene vivo el legado de las y los antiguos pobladores. Esta diversidad cultural es parte del patrimonio cultural de México, que subsiste gracias a las pequeñas comunidades que siguen perpetuándola, es amenazada por las políticas de desarrollo mal aplicadas y el empeño por uniformar y urbanizar el campo mexicano.
La vivienda tradicional ha permanecido vigente por centenares de años, por su alto componente de sustentabilidad, el cual, es un saber que nos permite construir conocimiento nuevo e innovar en él.
La diversidad cultural de la vivienda tradicional es indispensable para el fomento de la sustentabilidad cultural, su principal virtud, hace de ésta, única en su contexto, apropiando a sus usuarios con los productos arquitectónicos.
La producción campesina de la vivienda tradicional es la base del reconocimiento al paisaje arquitectónico como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Fue reconocida por la UNESCO en 1999 a través de ICOMOS por ser “El Patrimonio Tradicional o Vernáculo construido la expresión fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones con el territorio y al mismo tiempo, la expresión de la diversidad cultural del mundo”.
Estos datos demuestran que la vivienda tradicional es un sujeto indispensable para el desarrollo del campo y para garantizar la habitabilidad, la autonomía, autosuficiencia e independencia del hábitat de las comunidades.
Sin embargo, la vivienda tradicional ha sido despreciada en las décadas recientes. A partir de 1982, cuando se abandonó al pequeño productor, la economía rural se ha estancado y no crece más del 2% anual, no hay empleos, se dispara la pobreza y la migración. México se transforma en un país que abandona a su campo y pone en riesgo la seguridad alimentaria.
A los campesinos se les ha creado una imagen injusta como “expresión del pasado”, “ancla para el desarrollo” o “pobres”, “improductivos e ineficientes, que depredan los recursos naturales, con procedimientos ineficientes, para generar productos de baja calidad”. Lo anterior se refleja en la vivienda tradicional, expresión que produce en las nuevas generaciones un símbolo de atraso y pobreza.
Por todo lo anterior, es vital para nuestro país valorar y apoyar a las comunidades, sus medios y modos de vida, producción y cultura, incluyendo en ello a la vivienda tradicional. Para ello, es necesario mantener la propiedad social de la tierra y el agua como base de la producción campesina de alimentos, y como bienes básicos para la reproducción social y la plena realización de los derechos a la vivienda digna, alimentación, al agua y a la vida.
Hoy es indispensable revalorar y fomentar el potencial de la vivienda tradicional, sus técnicas y materiales constructivos, así como hacer plenamente justos, progresivos y eficientes los programas dirigidos a este sector, al igual que los apoyos técnicos y económicos, ya que mejorar sus condiciones productivas redunda en beneficios para toda la sociedad.
La arquitectura y el diseño del paisaje debe concebirse como una proyección en todas las escalas del territorio, en la “búsqueda del paisaje perdido”: El paisaje como memoria social, resguardo de la identidad y la diversidad. Ese paisaje, en cada caso, es el lugar definido como cuna de visiones en un lenguaje de códigos abiertos, donde “el lugar inspira la técnica”. Desde el paisaje valoramos la naturaleza y la cultura de lo local, en una modernidad apropiada, nuevo futuro de la modernidad.