LA SOBERANÍA ALIMENTARIA DE SINALOA, MÉXICO Y LA APUESTA POR JATROPHA CURCAS

LA SOBERANÍA ALIMENTARIA DE SINALOA, MÉXICO Y LA APUESTA POR JATROPHA CURCAS

Rocío Esthela Urías Urías
Juan Manuel Mendoza Guerrero
Eduardo Meza Ramos
(CV)
Universidad Autónoma de Nayarit

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CAPÍTULO III.- LOS AGROCOMBUSTIBLES: CAMBIOS GLOBALES, DISCUSIONES TEÓRICAS Y POLÍTICAS NACIONALES

Actualmente la promoción y desarrollo de los agrocombustibles es de los principales factores que intervienen en la actual crisis alimentaria, por lo que para el caso específico de este estudio es prioritario profundizar en la evolución de la dinámica bioenergética y sus implicaciones sobre la soberanía alimentaria y por ende sobre el bienestar de la población.

3.1 De la biomasa a la biomasa: reflexiones en torno a la evolución del mix energético

De manera natural el ser humano siempre ha requerido de energía para la satisfacción de sus necesidades diarias. Hasta el siglo XIX, la biomasa1 conformaba la principal fuente energética para el suministro humano. Actualmente en zonas rurales de distintas partes del mundo continúa haciendo uso de estas fuentes de energía, pero claro, en menor medida porque ya existen otras fuentes energéticas de origen fósil. El uso de la biomasa inició su declive a lo largo del siglo XVIII y XIX con la introducción de combustibles de origen fósil.  El uso de las energías fósiles inició con gran auge y justificándose con la Revolución Industrial que jugó un papel fundamental para el giro de la matriz energética mundial (Medina, 2012).   
Las fuentes de energía fósil, particularmente el petróleo, dominó el escenario mundial pese al surgimiento de otras fuentes energéticas. Sin embargo, en medio de una alta dependencia energética, la crisis del petróleo de la década del 70 llevó a la redefinición del modelo energético imperante (conocido como mix energético)2 . Los incrementos del precio del petróleo vinieron a la alza en poco tiempo, tan solo de 1973 a 1982 el precio pasó de 10 a 35 dólares respectivamente.  No obstante, en las últimas tres décadas las reservas mundiales del petróleo han venido en declive.
Según Harvey (2004) la estimación de las reservas globales del petróleo es siempre conjetural debido a que las compañías petrolíferas suelen ser muy reacias en reconocer públicamente lo que ya saben, y suelen mentir deliberadamente. La realidad en sí, es que los mayores campos petrolíferos han dejado su mejor momento de extracción y el petróleo se hace cada vez más escaso3 . Esta situación es la que ha llevado a Estados Unidos a procurar un control militar y estratégico más firme para el apoderamiento del petróleo en el mundo. Es por ello que no son extraños los últimos conflictos bélicos derivados de la disputa por el “oro negro”. Tal como dice Harvey (2004) “todo tiene que ver con el petróleo”, pues el dominio hegemónico mundial dependerá de quien mantenga el control energético en el orbe.
La escasez en las reservas mundiales de petróleo aceleró la investigación hacia fuentes de energía alternativas. Es entonces que a partir de la crisis del petróleo de 1973, se retoma la biomasa para su uso en motores de combustión interna.  Ésta tendencia habría de regresar, tal como lo declaró en 1912 Rudolph Diesel, enfatizando que con el paso de los años el uso de aceites vegetales resultaría tan importante como lo son ahora los derivados del petróleo. Brasil y Estados Unidos son casos muy ejemplares. En este periodo Brasil pone en marcha el programa Pro- Alcohol en vías de reducir su dependencia al petróleo importado, y Estados Unidos  entra en materia con la producción de etanol de maíz (Duffey, 2011).
Aunado al incierto panorama en las reservas y precios del petróleo, el calentamiento global se adhirió a impulso de los biocombustibles.  Este último fue producto de la alta emisión de Gases Efecto Invernadero (GEI)4 , especialmente el Dióxido de carbono5 (CO2) (Hare, 2009; Larios, 2009). Si bien desde el siglo XIX ya se tenían advertencias de los problemas futuros que se advendrían con la concentración progresiva de CO2, nunca se puso la debida atención hacia un cambio sobre el patrón de consumo energético. La dinámica en el mundo siguió su curso. Tanto gobiernos, industrias y la población en su conjunto hicieron caso omiso. Según Larios (2009) esta tendencia llevó de 1970 al 2004 a un incremento del 70% de la emisión de GEI, causando con  ello que en los últimos años se hayan registrado las olas de calor más intensas hasta el momento 6.  
Además, la elevación de la temperatura está originando el deshielo de grandes montañas de glaciares, amenazando así con las restricciones en el suministro de agua dulce para millones de personas, aunado al incremento del nivel del mar que conlleva el derretimiento de los casquetes polares7 (Larios, 2009; Bravo, 2006; Hare, 2009). Por otro lado, los patrones de lluvia están siendo constantemente modificados, lo que provoca graves inundaciones, sequías y la erosión de suelos que deja fuertes impactos en la agricultura de muchas regiones del mundo. También, el cambio climático ha dado lugar a la extinción masiva de especies, así como la emergencia de enfermedades como la malaria, dengue, entre otras (Larios, 2009; Bravo, 2006).

Para 1997 gobiernos y organismos internacionales prestan atención a dicha problemática a partir de la adopción del Protocolo de Kyoto firmado dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, mismo que entró en vigor hasta el 2005. En sus objetivos plantea la reducción hacia el consumo de combustibles fósiles. El convenio fue adoptado por 187 naciones, especialmente las pertenecientes a la OCDE, quienes consumen el 56% de la energía del planeta (Altieri y Bravo, 2007). El convenio establece que los países industrializados deben reducir en un 5.2% las emisiones de GEI.  Para ello, se establecieron mecanismos como: el comercio de emisiones, la implementación conjunta y los mecanismos de desarrollo limpio (Bravo, 2006).

El protocolo cumplió el primer periodo de evaluación (2008-2012), sin embargo los resultados no fueron del todo eficientes debido a la falta de cumplimiento por algunos países industrializados.  El segundo periodo se ratificó hasta el 2020, pero ahora sin la participación de Japón, Rusia, Canadá y Estados Unidos, siendo este último quien ya se mantenía al margen desde el inicio del convenio 8. Si bien los resultados de la aplicación del Protocolo hasta ahora son pobres, aún existe interés por distintos gobiernos por encontrar las mejores alternativas que lleven a la mejora y preservación del ambiente. Una de las posibles soluciones que se mantiene desde el inicio del convenio es la producción de biocombustibles (biodiesel9 y bioetanol 10), pues según estos reducen sustancialmente las emisiones de CO2 debido a que con su uso se quema el carbono que ya estaba en la atmósfera y que fue absorbido por las plantas a través de la fotosíntesis (Bravo, 2006).

1 La biomasa es toda materia orgánica que proviene de las plantas, árboles y desechos de animales que estos a su vez pueden ser convertidos en energía.

2 Fueron un conjunto de causas las que encaminaron a un cambio en la matriz energética mundial, unas económicas como la devaluación del dólar o el abandono del patrón oro y otras de índole política por el apoyo de algunos países occidentales a Israel durante la guerra del Yom Kippur. 

3 Especialmente la producción de Estados Unidos, la del mar del Norte, la canadiense, la rusa y lo peor aún, la china.  Los únicos que cuentan con reservas para 50 años o más son Irán, Irak, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, sin embargo estos mantienen sumamente resguardado el recurso fósil por cuestiones de dominio geopolítico.

4 Gas que permite que la radiación solar a alta temperatura penetre sin obstáculos en la atmósfera terrestre, pero que bloquea las salidas de las radiaciones de calor a más baja temperatura provocando el calentamiento de la superficie de la tierra.  Los principales GEI que más contribuyen al calentamiento global son: Dióxido de carbono(CO2), Metano (CH4), Óxido de Nitrógeno (N2O) y Gases fluorados, de los cuales el CO2 es el que emite el 64% de las emisiones contaminantes. 

5 El exceso de dióxido de carbono en la atmósfera produce una capa traslúcida parecida a un invernadero (de aquí la denominación al efecto invernadero), la cual permite que la radiación solar entre al planeta y la guarde bajo temperaturas adecuadas para la supervivencia (14,5 ºC).

6 Citando como ejemplo la ola de calor sufrida en Europa en 2003 que alcanzó los 47.3 °C o la de Australia en el 2009 que superó los 46°C provocando graves daños en los ecosistemas, en la población y en las infraestructuras.   

7 Diversos informes pronostican una elevación del nivel del mar entre los 80 centímetros y los dos metros, lo que conllevará a que millones de personas situadas en zonas costeras pierdan sus hogares.  Algunos estudios no descartan que para el 2100 se puedan alcanzar los 5 metros de elevación.

8 Nota periodística. <<Segundo período de compromiso del Protocolo de Kioto>> en: www.cambioclimatico-regatta.org/.../negociaciones-cmnucc?...pdf

9 El biodiesel es un biocombustible líquido que se obtiene a partir de lípidos naturales obtenidos mediante una reacción química entre aceites vegetales o grasas animales con alcohol metílico (metanol) o alcohol etílico (etanol) y un catalizador. Para su obtención las materias primas más comunes son el girasol, la soja, palma africana, Jatropha curcas, entre otros.

10 El bioetanol es un alcohol producido a partir de la fermentación y destilación de vegetales ricos en azúcares o almidones tales como los cereales, caña de azúcar, remolacha, entre otros.