NATURALEZA, CULTURA Y DESARROLLO ENDÓGENO: UN NUEVO PARADIGMA DEL TURISMO SUSTENTABLE.

NATURALEZA, CULTURA Y DESARROLLO ENDÓGENO: UN NUEVO PARADIGMA DEL TURISMO SUSTENTABLE.

Salvador Luna Vargas (CV)

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MARCO CONCEPTUAL

A continuación se presentan algunas ideas y conceptos desarrollados por diversas disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades que abordan tanto el estudio de los grupos étnicos, como del medio ambiente en su dimensión social, así como del turismo como actividad económica.

Cultura

<<Originariamente, cultura es un término que apunta a la acción de cultivar; significa la acción mediante la cual el hombre se ocupa de sí mismo, no quedando en puro estado natural. De ahí la contraposición naturaleza-cultura. (…) Hombre culto es aquel que se ha cultivado>>. El término cultivar denota atención, cuidado. La primera dimensión de la cultura es la <<interiorización y enriquecimiento de cada sujeto>> mediante el aprendizaje, <<el amueblado y decorado de su mente y de su psique>>. Cultura significa por tanto tener conocimientos, riqueza interior, mundo íntimo. El origen de toda cultura es el núcleo creativo y afectivo de la persona, una sabiduría que crece hacia dentro, porque se cultiva, para después salir fuera (Yepes y Aranguren, 2006:243). Es decir que la cultura no es concebida como un fin sino como un medio para la formación de su universo.
En este sentido, se ha conjuntado una serie de condiciones que han convertido en una comunidad al conjunto de individuos, que harán comprender, reproducir y transformar la realidad del colectivo.
Con el desarrollo de la conciencia de ser seres en sí y para sí, los primeros humanos toman distancia de su ser natural, se ven y se piensan a sí mismos  y a las condiciones del medio en el que nacen, viven y mueren, sueñan y se sueñan. Nombran todas las cosas y se nombran a sí mismos. Recrean material  y espiritualmente la realidad total –social, natural y natural-social-, transformándola, significándola y  significándose en y con ella. La cultura Humana es, el mundo de lo humano y de lo natural humanizado1
A diferencia de las conceptualizaciones anteriores, Michel Cuen (2010) difiere de la reflexividad en cuanto a la cultura, es decir que, para el autor la cultura se concibe sin la intervención de la conciencia y es adquirida como medio natural del ser humano. Para él la cultura “es la experiencia que obtienen los seres humanos y que además se adquiere sin el consentimiento ni la reflexividad de los sujetos que conforman un grupo social: “La palabra “cultura” hace emerger esa experiencia de relaciones con las inercias y posibilidades de la comunidad social que, como gran conjunto articulado, nos conduce a identificarnos e identificar a los miembros activos en una dinámica vertiginosa que va y viene, de extremo a extremo, entre el destino de acción  que diseñamos con la reflexión  y los riesgos de futuro. Igualmente, transcurrimos con esta intención ante la dinámica social en la que se nos impone un transcurso inercial durante experiencias repetitivas y ciegas, con o sin los consensos para nuestras vidas; inercias impuestas o adoptadas en nuestra intimidad comunitaria o individual, sin nuestro consentimiento intencional ni reflexionado”.2
Recaséns Siches, afirma sobre la cultura que “Tanto lo que el individuo crea, concibe, manifiesta, como todo lo que recibe de la sociedad para incorporarlo a su patrimonio personal es considerado como su cultura. Cuando lo logrado por el hombre se pone a disposición de los otros, se convierte en un patrimonio cultural del grupo social, constituye un modo colectivo de vida de los hombres de ese grupo, siempre que su integrante lo repiense, lo reviva, reactualice. Es esa relaboración muchas veces se añaden, se suprimen, se rectifican y aportan innovaciones por lo que la herencia recibida adquiere vida, cambia, evoluciona. De esa manera la cultura, el arte, la técnica, las costumbres, el derecho, etc., constituyen los modos reales de la vida social. Los factores sociales que actúan e influyen en la producción de la cultura son múltiples y de muy variada índole, como los sentimientos, las ideas, formas de vida, pautas de conducta, que el sujeto ha aprendido de los demás, tanto de los vivos como de los muertos, que han pertenecido a una serie de colectividades (nación, círculo de cultura, etc.) y obraron como estímulo para revisar, completar o reformar el propio patrimonio cultural” (cit. en: Chávez, 2008:16). Para Recaséns la cultura es principalmente el conjunto de manifestaciones ya concebidas en un miembro, agregadas a lo transferido por la sociedad con la que se desarrolla, formando así la cultura del individuo, que a su vez transmite a los demás miembros del círculo social.
C. Levi-Strauss destaca en la cultura de cada grupo humano unas funciones primarias, que corresponden a las necesidades actuales del organismo social, y otras funciones secundarias, que se mantienen en pie sólo en razón de la resistencia al cambio por parte del grupo o de las fuerzas dominantes en él. No existe, pues, una cultura universal y genérica, sino culturas particulares y concretas, tampoco existe una jerarquía normativa única que justifique la discriminación de culturas “superiores” y culturas “inferiores”, sino un pluralismo de formas diversas (Chávez, 2008:16). La definición del antropólogo Levi-Strauss hace mención que no existe cultura universal totalizadora y que cada cultura es diferente una de otra, con sus particularidades, pero en la actualidad el fenómeno de la globalización ha ido desvaneciendo esas particularidades o diferencias que hacían una cultura distinta a la otra, excluyendo a las sociedades que no se incorpore a las filas de la globalización. A pesar de eso no cabría una monocultura en todos los confines de la tierra, no podría ser absoluta, de esa misma manera lo asevera De la Mora (2010):
Pese a la globalización como mito o como realidad de un poder que se pretende mundial y absoluto y que intenta a toda costa subsumir en una sola expresión la diversidad que se opone a sus intereses. Poder que por cualquier medio trata de uniformar, explotar y controlar a todos los pueblos del mundo. A pesar de ello, no podemos olvidar que una situación así es irracional. No es viable por siempre, ni en todas partes, ni con todos. No puede ser absoluta ni sostenible (De la Mora, 2010:73).

1 De la Mora Montes Luis Carlos y De la Mora Covarrubias Carlos (2010) “ Planeación para la gestión del desarrollo de la culturas” Consejo Nacional para la Cultura y las Artes: Instituto Mexiquense de Cultura p.97-98

2 Michel Cuen Gabriel (2010) “Cultura: Tiempo y complejidad. La experiencia reflexiva” México: Coedición: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Instituto Mexiquense de Cultura.  P.240.