ELEMENTOS DE LA HISTORIOGRAFÍA DE  LA UNIVERSIDAD Y LA DEPARTAMENTALIZACIÓN EN LA  SANTIAGO DE CALI EN ESTOS LOS  TIEMPOS DEL PARADIGMA DE LA ECONOMÍA GLOBAL

ELEMENTOS DE LA HISTORIOGRAFÍA DE LA UNIVERSIDAD Y LA DEPARTAMENTALIZACIÓN EN LA SANTIAGO DE CALI EN ESTOS LOS TIEMPOS DEL PARADIGMA DE LA ECONOMÍA GLOBAL

Germán López Noreña (CV)
Guillermo Peñuela Fernandez (CV)

Universidad Santiago de Cali

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CAPÍTULO IV

RESEÑA HISTÓRICA DE LA IMPLEMENTACIÓN DE LA DEPARTAMENTALIZACIÓN EN LA ORGANIZACIÓN UNIVERSITARIA

4.1 LA REFORMA DE CÓRDOBA

Nuestro régimen universitario –aun el más reciente- es anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La Federación Universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto de autoridad que corresponde y acompaña a un director o un maestro en un hogar de estudiantes universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando.

Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden. Fundar la garantía de una paz fecunda en el artículo conminatorio de un reglamento o de un estatuto es, en todo caso, amparar un régimen cuartelario, pero no una labor de ciencia. Mantener la actual relación de gobernantes a gobernados es agitar el fermento de futuros trastornos. Las almas de los jóvenes deben ser movidas por fuerzas espirituales. Los gastados resortes de la autoridad que emana de la fuerza no se avienen con lo que reclaman el sentimiento y el concepto moderno de las universidades. El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la del que experimenta para crearla o comprobarla.

Normalmente, cuando se piensa en las reformas universitarias en la América Latina, casi siempre, uno de los primeros referentes en cuanto a los antecedentes a esta cuestión y en aras de establecer su historiografía lo constituye el movimiento universitario de la ciudad argentina de Córdoba y más precisamente por la Universidad Nacional de dicha ciudad acaecido en 1918, y el que tuvo repercusiones para el campo universitario en América e incluso en algunos países europeos. Evento estudiantil que ha sido considerado como el germen del movimiento estudiantil latinoamericano (Solano, 1998) y la participación del estudiantado en el gobierno de la universidad –mejor conocido como cogobierno.
Movimiento cuyos principios se fundamentó en la tan anhelada autonomía universitaria, el cogobierno, la extensión universitaria hoy denominada proyección social, la periodicidad de las cátedras, y los concursos de oposición. A su vez, los objetivos centrales del movimiento fueron: la modernización científica, la gratuidad, el cogobierno y la autonomía universitaria.
Sin duda, el movimiento de Córdoba en 1918 fue la iniciativa a la apertura de la universidad latinoamericana al proceso de modernización de las caducas estrudturas organizacionales y académicas de las universidades colonialistas e independentistas, establecidas desde los siglos XVI y XVII las primeras, y las segundas, producto de las gestas de independencia en los nacientes Estados Latinoamericanos1 .
La reforma de Córdoba, hasta nuestros días, se ha constituido en la experiencia propiciadora y orientadora de muchas de las reformas de la Universidad Latinoamericana hacia el logro -por cierto no alcanzado en su totalidad- de un proyecto de Universidad con una impronta propia de esta parte del continente y, nacido de su idiosincrasia y su bagaje cultural, es decir, de las entrañas mismas del hombre Americano (Tünnermann 2008; Huneeus Madge 1973: 43: Lambert, 1973:378)2 . Carlos Rama en uno de sus estudios de la Universidad Latinoamericana sobre la primera reforma en la que aborda la autonomía y el cogobierno, escribe al respecto:

América Latina inició durante el Siglo XX, al calor de las banderas de la Reforma de Córdoba de 1918, un modelo específico de Universidad caracterizado por la autonomía de sus instituciones públicas, un marco de gestión basado en la modalidad de co- gobierno, la presencia destacada de la educación monopólica pública, la gratuidad en su acceso, una estructura corporativista de gestión a su interior, y un rol del estado mayoritariamente orientado al suministro de los recursos financieros. Este modelo agregaba entre otros elementos distintivos una excesiva rigidez de los marcos jurídicos; la ausencia de mecanismos institucionalizados de evaluación, una estructura institucional basada en facultades y un sistema de gestión donde lo legislativo, lo ejecutivo y lo judicial se integraba en los Consejos Universitarios.
La Antigua Academia De Platón Ha sido Concebida –Erróneamente- Por Algunos Estudiosos De La Historia De La Universidad Como La Primera Universidad. El predecesor más antiguo de una universidad que continúa abierto hoy es la Universidad de Nanking (China), creada en el año 258 de nuestra era. Probablemente la universidad moderna más antigua que sigue con sus puertas abiertas hasta la actualidad sea la de Al-Karaouine, en Fez (Marruecos), fundada como mezquita en el año 859 por la hija de un mercader, Fátima Al-Fihri.

Este modelo permitió el pasaje de las Universidad desde las instituciones de elites del siglo XIX, para dar cabida a las nuevas clases medias y burguesas urbanas gestadas al calor de las migraciones, la modernización, el cambio en el rol del Estado como redistribuidor y creador de un mercado interno y la industrialización sustitutiva.

Cita, en la que se observa claramente como el tipo organizacional de la Universidad Latinoamericana después del movimiento reformista –e incluso antes- del ocasionado por el evento de Córdoba lo fue el de la Facultad , y en el que no hace presencia aún la Departamentalización en el seno de la Alma Mater de esta parte del continente Americano. Por lo tanto, si queremos develar la emergencia de la Departamentalización en la Universidad y para nuestro caso en la Latinoamericana debemos de manera recurrente realizar el estudio del desarrollo organizacional de la misma, fundamentados, en algunos estudiosos de este fenómeno.

En este sentido, para comprender el proceso de la emergencia de la Departamentalización en la Universidad de manera general, se hace necesario mirar con detenimiento el nacimiento de la misma, específicamente en el continente europeo en la época Medieval, y especialmente el modelo alemán y su implementación en Inglaterra como cuna de la Revolución Industrial; como también, su incidencia en la gestación de la Universidad norteamericana.

1 La investigadora Molina H María Mercedes (2008; págs. 131-132) escribe en torno a las primeras universidades en Latinoamérica, lo siguiente: “Estas primeras instituciones en la época colonial, eran copias de las universidades el pensamiento aristotélico-tomista en la enseñanza. Su multiplicación, en los siglos XVII y XVIII se debió a la comunidad jesuita.

La educación bajo la dominación ibérica, trataba de formar una élite, bien fuera religiosa o laica, su objetivo era el sometimiento a los valores de la clase dominante y correspondía a una sociedad fundamentalmente conservadora.

En la época de la Independencia latinoamericana había 31 universidades; la ideología revolucionaria de la Ilustración Francesa abría, ampliamente, las puertas experimentar muchos cambios: bajo la dirección de Napoleón y de conformidad con los ideales educativos... que éste propició. La universidad quedó sometida a la tutela y guía del Estado, a cuyo servicio debía consagrar sus esfuerzos mediante la preparación de los profesionales requeridos por la administración pública y la atención de las necesidades sociales prioritarias. La llegada de la República no implicó la modificación de las estructuras sociales la Colonia, las cuales permanecieron prácticamente iguales, salvo la sustitución de las autoridades peninsulares por las criollas.

En términos generales, la universidad tradicional abarca dos épocas: la colonial de corte señorial y clasista, con una estructura académica unitaria y la independentista de preparar los funcionarios para el nuevo gobierno; con un conjunto de escuelas profesionales aisladas: medicina, jurisprudencia, teología, letras, ciencias naturales,

Como características de esta universidad tenemos, entre otras: 1. Carácter elitista, profesionalizan te; 2. Estructura académica constituida por facultades o escuelas semiautónomas, autárquicas; 3. Predominio de la cátedra magistral; 4. Carrera docente incipiente o inexistente; 5. Autonomía limitada (según el país); 6. Burocratización de las universidades; 7. Enseñanza casi exclusiva en el aula; 8. Escasez de recursos; 9. Duplicación innecesaria de personal docente, laboratorios, bibliotecas, etc. En cada Escuela y en cada cátedra; 10. Jerarquía magisterial regida por el profesor catedrático; 11. Incongruencia en la concesión de títulos y grados de una Escuela a otra.”.

2 En torno a los logros y lo no alcanzado en lo propuesto por la reforma y su posterior incidencia en los movimientos de reformas de la Universidad Latinoamericana, véase a: Recca y Vasconi, 1971: 31; Orlando Albornoz, 1972: 97; Rama, 1973: 17; Salazar Bondy, 1968: 42; De Venanzi, 1968: 11; Sánchez, 1949; García Laguardia, 1973: 182-183; Bascuñán Valdés, 1963: 43; Ribeiro, 1973, 1871; Sánchez, 1969: 68; Jiménez de Asúa, 1959; Graciarena, 1970; Steger, 1971: 34; Medina Echavaría, 1967: 166; Chiappo, 1970: 192; Silva Michelena y Sonntag, 1971: 30-31; Jiménez Grullón, 1970: 6-11; Peñalver, 1970: 19; Frondizi, 1971: 23; Allard Neumann, 1973: 3. Bibliografía citada en Tünnermann (2008).