LA DESFOCALIZACIÓN DEL CENTRO DEÍCTICO A TRAVÉS DE LA SEGUNDA PERSONA DEL SINGULAR

LA DESFOCALIZACIÓN DEL CENTRO DEÍCTICO A TRAVÉS DE LA SEGUNDA PERSONA DEL SINGULAR

Hyagna Cabello Peña (CV)
Hermes Infante Miguel
(CV)
Universidad de Oriente

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1.1.2  Actos de habla.

Este es uno de los aspectos de interés de la pragmática. El concepto fue propuesto por uno de los fundadores de la disciplina, John Langshaw Austin en 1962 y desarrollado posteriormente por John R. Searle en 1969. El “acto de habla” es considerado como la unidad mínima de comunicación lingüística y definido como la clase especifica de acción que realizamos cuando producimos una emisión (Cfr. M. V. Escandell, 1993: 62; T. Van Dijk, 1983: 90). Aunque estos actos pueden verse como las unidades básicas de la comunicación – y en este sentido no difieren de los enunciados - , en su denominación se enfatiza una propiedad esencial del proceso comunicativo: comunicarse es una forma de actividad y, por lo tanto, cada enunciado realiza un tipo particular de acción (Escandell, 1999: 18).
L. Austin distingue dos tipos de actos de habla:
- Asertivos o constantivos: Describen un hecho por medio de un enunciado asertivo (que puede ser afirmativo o negativo) (Ejemplo: Está amaneciendo o No hace calor).
- Performativos: Ocurren cuando el emisor asume un rol dentro del acto del lenguaje. Existen subtipos: actos institucionalizados, en los cuales el emisor adquiere un poder social del que hace uso (Ejemplo: Yo le bautizo en nombre del Padre…); actos de afirmación, en los que se realza un hecho (Ejemplo: Insisto en que es un mentiroso); promesas, expresión de deseos, prohibiciones, peticiones e invitaciones).
                                                                                       (Apud. Frías, 2001: 11)
Según el mismo lingüista, estos actos llevan asociados dos conceptos: el significado (lo que dicen las palabras) y la fuerza (lo que hacen: jurar, pedir, etc.) Como fuerzas señala:
- Locutoria: Las reglas gramaticales se presentan normalmente.
- Ilocutoria: Aquí entran la declaración, la promesa, la prohibición, etc.
- Perlocutoria: Produce una respuesta en el receptor a partir del enunciado.
                                                                                                          (Ibid: 12)
Lo que Austin denominó fuerzas, fue considerado por Van Dijk como los actos de habla propiamente dichos1 , que se convirtieron en unidades básicas de la pragmática:
- Actos locutivos: Surgen en el momento en que se emite un enunciado.
- Actos ilocutivos: Se realizan cuando se dice algo con una cierta intención o fuerza por parte del hablante. Ejemplo: advertir, comprometerse.
- Actos perlocutivos: Aparecen como consecuencia del acto ilocutivo y logran un efecto o reacción en le oyente. Ejemplo: convencer, disuadir.
                                                                                               (Apud. Iranzo, 2003: 22)
La consideración integral de los aspectos locutivo, ilocutivo y perlocutivo facilita la comprensión de la dialéctica del proceso comunicativo. El aspecto perlocutivo demuestra el éxito de la intención comunicativa del emisor y del acto de habla, ya que se ocupa directamente del efecto comunicativo logrado por el mensaje, centrándose no en la forma o el contenido que asume el mismo, sino en la dimensión pragmática de la interacción comunicativa (Trujillo, 2001. Apud. Ibid: 23).
La clasificación más aceptada de los actos de habla es la ofrecida por Searle (Apud. Idem), quien propone cinco tipos:
- Asertivos o representativos: El emisor pretende reflejar el estado de cosas del mundo. Comprende actos como afirmar, referir, explicar, sugerir, presumir, quejarse…Estos  actos se evalúan en términos de verdadero / falso.
- Directivos: El emisor pretende que el destinatario lleve a cabo una determinad acción. Son actos directivos ordenar, pedir, rogar, aconsejar, recomendar.
- Compromisivos: El emisor manifiesta su compromiso de realizar una determinada acción: prometer, asegurar, garantizar
- Expresivos: El emisor manifiesta su estado anímico con respecto a algo: felicitar, agradecer, complacerse, perdonar, insultar
- Declarativos: El emisor produce cambios en el mundo en virtud de la autoridad que le ha sido otorgada. El acto de habla debe hacerse según unas fórmulas ritualizadas: bautizar, casar, inaugurar, dictar sentencia, contratar
                                                                                            (Escandell, 1999: 19)
A pesar de lo generalizada que se encuentra la clasificación de Van Dijk, consideramos más completa esta última por hacer un desglosamiento más acabado de los actos de habla, así como por explicitar mejor su naturaleza. No obstante, estimamos que los actos directivos no son suficientes para presentar o sustituir los perlocutivos, pues el efecto o la acción que  se pretende  realice el destinatario no siempre se logra de forma directa (ordenando, pidiendo, etc.); a veces se obtiene a partir de un acto que podríamos llamar indirecto, y de la inferencia 2 que del mismo hace el receptor.
Por otra parte, podemos asegurar que desde una perspectiva teórica los actos de habla constituyen uno de los ámbitos específicos y privilegiados de las dos relaciones básicas mencionadas en el epígrafe anterior [la intención (relación entre el emisor y la situación) y la distancia social (relación entre los interlocutores)], pues catalogan las intenciones y analizan los medios lingüísticos que se usan para expresarlas (Escandell, 1999: 18).
Según Van Dijk, poseemos un plan más o menos consciente para la ejecución de los actos de habla. Obtenemos una acción de orden superior, que ejecutamos mediante la realización de un acto de significación o acción semántica. A través de nuestra enunciación lingüística expresamos un determinado significado, con lo cual hacemos referencia a un objeto concreto, le atribuimos determinada propiedad y de esta manera creamos una conexión entre el enunciado y una serie de hechos. Por regla general, tal acción semántica es consciente: sabemos lo que decimos y lo controlamos precisamente a través de la forma del enunciado (Van Dijk, 1989: 90).
Cuando manifestamos algo, evidentemente tenemos, en la mayoría de los casos, la intención de que aquellos que nos oyen o leen, interpreten este ‘hacer‘ como un acto de habla según las mismas reglas convencionales. En el fondo, pretendemos que el oyente dé al enunciado el mismo significado y la misma referencia que intentábamos expresar. Queremos ser comprendidos (Ibid: 91).
Con este criterio caemos de nuevo en la intención del hablante, que ha resultado de vital importancia para la explicación del uso estudiado, el cual analizamos a partir de su aparición en actos de tipo asertivo o representativo 3.

1 En la clasificación de Van Dijk se aprecia un salto cualitativo, pues éste fusiona los actos de habla y las fuerzas propuestos por Austin.

2 Las inferencias son procesos mentales de razonamiento espontáneos, automáticos e inconscientes que se realizan a partir de la relación entre lo dicho y el contexto (Portolés, 2006: 3).

3 El uso en cuestión aparece en el marco de explicaciones, ejemplificaciones, quejas (Vid infra Capítulo 2, acápite 2.3) y afirmaciones.