VALORES ARQUITECTÓNICOS DE LA UPN AJUSCO. SU APROPIACIÓN POR LA COMUNIDAD ACADÉMICA

VALORES ARQUITECTÓNICOS DE LA UPN AJUSCO. SU APROPIACIÓN POR LA COMUNIDAD ACADÉMICA

Victorina María Reyes Salas (CV)

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Ajusco: Alta montaña

La Universidad Pedagógica Nacional se encuentra situada en las faldas de una alta montaña: el Ajusco,  integrado a una serranía y vinculado con el volcán Xitle en su propio territorio, afuera de él se relaciona  con el volcán Popocatépetl, con la Iztaccíhuatl 1 , y con otros cerros circundantes y que propiciaron la aparición de la Cuenca de México, junto con ellos, sus habitantes originales desde la época prehispánica postvolcánica, comparten una riqueza arqueológica, mitos, leyendas y  rituales. Le corresponde a la UPN por tener una condición geográfica  montañosa, compartir y adscribirse a una cultura de alta montaña; aprender de una sabiduría originaria de tiempos prehispánicos y  conservada en forma parcial en la actualidad, por lo cual el relato fundante es un relato histórico y vigente, al cual metodológicamente ya está justificada su inserción por la simple adscripción física o geocultural y solo requiere la inducción a su contenido, su valoración, saber qué representan culturalmente las montañas, en particular sobre la arqueología del Ajusco y la mitología asociada,  finalmente observar si hay alguna correlación arquitectónica.
Además de los volcanes de la Cuenca de México, donde está inserto el Ajusco, están los del eje neovolcánico, más los volcanes a lo largo del país ubicados por las sierras madres oriental y occidental, es decir en todo el país existen montañas y volcanes, México posee una orografía de particular interés, por la gran cantidad de sus montañas, lo cual repercute culturalmente.  “Pocas regiones en el mundo exhiben una variedad tan prodigiosa de formas volcánicas como el Eje volcánico transversal de México (EVTM), un ejemplo son los sistemas binarios Popocatépetl–Iztaccíhuatl, Volcán de Fuego–Nevado de Colima, Ajusco–Xitle, y Sierra Negra–Pico de Orizaba” (Montero A. , 2004, pág. 19)
Representación de las montañas
Las montañas en todo el mundo  y a lo largo de la historia han tenido una significación social y cultural peculiar. Las cumbres, sobre todo las níveas, han representado un acercamiento a la espiritualidad, su dimensión induce a su majestuosidad, por su altura e inaccesibilidad favorecen la asignación de atributos mágicos.  Por su cercanía al cielo las culturas les han asignado un vínculo con lo sagrado y están asociadas a una extensa cosmología.2 En México destacan como montañas sagradas el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.
La socióloga Elvira Sánz (2009) ha estudiado el imaginario social de las montañas y menciona cómo el desconocimiento generalizado ha influido en la mitología divina y en la superstición, también las ha asociado a seres mitológicos, proveedores de bienes o  a potencias maléficas, generadores de miedo; en el Romanticismo la montaña representaba lo desconocido, peligroso, hostil y frío, en la literatura castellana se introduce una visión ilustrada como lugar de interiorización,  búsqueda de sí mismo. En el recorrido por el imaginario rural y urbano de la montaña no podía faltar  ser un paisaje dominado por extensos bosques, cascadas, barrancos y aire puro. Espacio de ocio, de contemplación, fuente de inspiración de pintores. Lugar donde se localizan balnearios, campamentos y lugares de recreación. Con amplia oferta para el deporte: montañismo, senderismo, escalada, esquí y similares.
En tiempos actuales la sacralización de la naturaleza y de la montaña ha confluido en sentidos y representaciones que han entrado en conflicto3 , en la montaña empiezan a confluir alpinistas, montañeros, fieles; en contraste con el pasado la montaña ahora es un espacio  masificado y  empieza a ser un lugar de pugna. (Sanz, 2009)
Entre las funciones históricas de la montaña ha sido el fungir como límite fronterizo, ha servido de refugio, es un “espacio tardíamente dominado y no siempre ocupado, es el último reducto en caer”. La montaña también ha representado una trinchera étnica, incluyendo los valores de lenguaje, folklore, artesanías;  ha sido un resguardo ecológico para especies animales  protegidas y para la riqueza floral. También ha sido un amparo para el aislamiento de los monjes en sus monasterios. La montaña ha sido un recurso comunal de tipo forestal y  también es un campo de conocimiento, para la investigación científica por diversas ciencias, siendo objeto de tesis, artículos de investigación y difusión. (Sanz, 2009)
La montaña es objeto de muchos valores afectivos renovados con el paso del tiempo, ha quedado atrás la representación social de la montaña como un espacio remoto, lejano e inaccesible por una imagen de montaña como lugar de ocio y de deseo. Este cambio trascendental se puede explicar en dos ejes: la puesta en valor de la montaña como calidad de vida y como referente de identidad. (Sanz, 2009)
 Arqueología de alta montaña en México
Las montañas por su imponente vista generan un respeto y una atracción natural, que fácilmente se puede ligar  a un sentido profundo y simbólico. Para comprender el fenómeno cultural de las montañas, es pertinente buscar en la literatura e historia y en prácticas recientes derivadas de otras antiguas. La montaña en la época prehispánica fue objeto de representaciones culturales y leyendas.
Por su toponimia y por su propia condición física,  el Ajusco ha estado  asociado durante siglos a un valor acuífero sagrado, aún en la actualidad se relaciona con los “graniceros” y peticiones de agua, con residentes considerados maestros en el manejo del temporal y con fines terapéuticos. Se le identifica como una montaña sagrada.
La arqueología de alta montaña en México  consiste en la investigación de vestigios prehispánicos  en altas cotas de nivel altitudinal. Debido a los extremos ambientales lo más probable es que los asentamientos habitacionales y productivos fueran inexistentes. En México la alta montaña se sitúa por arriba de 3 900 metros sobre el nivel del mar. (Montero, 2007)
 La historia de la arqueología de montaña en México se inicia desde el siglo XIX, pero no son muy abundantes las contribuciones. En 1930 las altas montañas son declaradas parque nacional. En 1957 José Luis Lorenzo publica Las zonas arqueológicas de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl;  y en 1984 el doctor Iwaniszewski y un equipo incluyendo al doctor Montero inició el estudio sistemático de los sitios arqueológicos de alta montaña en México, auspiciado por la UNAM con colaboración de la ENAH. Además de generar bases académicas  científicas para el desarrollo de esta subespecialidad de arqueología, también se ha estudiado la historia,  los ritos y las creencias en torno a los volcanes. (Montero A. , 2004)
En  los sitios arqueológicos situados en las montañas “se celebraron ceremonias propiciatorias vinculadas con el ciclo agrícola, en particular prácticas semejantes a los rituales de petición de lluvias y de agradecimiento, las cuales aún se realizan” (Iwanizewski, 2007, pág. 9)
Ajusco significa “En el agua que brota” (Robles, 1995, pág. 163), la nomenclatura es náhuatl y  proviene del vocablo náhuatl compuesto por atl agua y xochtli, brotar, derivó en axochco, y con la castellanización se transformó en Ajusco. La razón de este nombre se debe a la sabiduría indígena, los pobladores observaron que las aguas de la serranía del Ajusco se infiltraban en el subsuelo y aparecían en su pie de monte y en los manantiales de agua dulce en Xochimilco (Montero A. , 2004)  Ahora con información científica se ha comprobado que su bosque a una altitud de 3930 metros sobre el nivel del mar, es una zona de captación y filtración  de agua para la Cuenca de México, pero ya no es el Ajusco de antes, a la medida de su urbanización la pérdida de sus cualidades acuíferas.
El Ajusco y Xitle por su majestuosidad, fueron las elevaciones más relevantes para la cultura de Cuicuilco. En el imaginario social, el Ajusco y el Xitle se asocian a lo femenino, ligados a lo divino, a lo materno, a la tierra y a la fertilidad. En la etnohistoria de la región hay una leyenda según la cual Xitle después de una primer erupción se convirtió en un lugar sagrado donde habitaba una deidad femenina, la princesa Xitle, diosa del bien, moraba en la cima, en el cráter sus guardianes adoptaban la forma de víboras, un día un cacique la desafió para cambiar de lado el lago al pie del volcán y al considerarlo una ofensa, la diosa provocó otra erupción. (Robles, 1995)
La leyenda sobre el Xitle daría cuenta de las figuras geométricas de la cámara circular de la pirámide de Cuicuilco y de algunos elementos de actividades rituales. El ritual del Dios Huehuetéotl es una representación de los sucesos asociados al volcán en erupción. Con el ritual se conmemora dicho acontecimiento y se da origen al mitológico Dios viejo del fuego, venerado en Teotihuacán. (Medina, 2011) Ver ilustración
El vínculo de lo sagrado con la serranía del Ajusco ha sido referido desde el siglo XVIII (Presbítero Cayetano Cabrera (1740) y Fray Antonio de la Rosa (1776), mediante sus relatos se describen ceremonias realizadas en las cuevas situados en lo alto, entre el Xitle y el Ajusco, Robles (1995) reporta el rito vigente de los graniceros.  (Montero, 2004)4 .
En la serranía del Ajusco se han encontrado importantes ofrendas prehispánicas, consistentes en cerámica, material lítico y esculturas de basalto, la evidencia arqueológica se ha obtenido en sus diversas cimas,   por ahora se tienen ubicados cinco sitios: Cuahutépetl, Collado del Águila, Ehecalco, Collado de Ehecatl y Santo Tomás Ajusco, sin embargo hay un gran potencial de sitios arqueológicos. (Montero, 2004)
Cuahutépetl es un sitio justo en el Pico del Águila, es la cima que mejor se distingue desde la ciudad de México y a su vez desde arriba se obtiene una impresionante vista de la Cuenca de México.
En Cuahutépetl hallaron  cerámica  del periodo Aztecas II y en el Collado del águila destaca un ídolo de Tláloc  registrado por Altamira en 1972, mide medio metro de altura y pesa 16 kilos y medio, compuesto de basalto. En Ehecalco hay restos de una antigua estructura o ayauhcalli. A este sitio ubicado en la cima sur mejor conocida como Cruz del Marqués, además de material prehispánico perteneciente al Posclásico, pertenecen “La troje” una piedra en forma de granero y “El cuartillo” una escultura labrada en piedra con representaciones  de mazorcas de maíz con sus jilotes.  (Montero, 2004)
Para Arturo Montero (2002), en el Ajusco subsisten prácticas ceremoniales, que tienden a ser absorbidas por el catolicismo y son reducidas a misas. En el sitio Ehecacalco los habitantes de la zona subían a la cumbre en periodos precedentes a la temporada de lluvia, una ceremonia se dedicaba a la diosa del maíz con la esperanza de obtener buenas cosechas. Montero comenta que los feligreses, provenientes del Ajusco, del Estado de Morelos y de Xochimilco, subían en procesión y ante las esculturas de la “Troje” y en el “Altillo” depositaban sus ofrendas de comida, llevaban una choza en miniatura, la asentaban arriba del cuartillo y le abrían la puerta. A este sitios con el tiempo se llevó una gran cruz, y el “Cuartillo” fue llevado al atrio de la iglesia de Santo Tomás Ajusco, con lo cual a mediados del siglo XX la ceremonia se redujo a una misa. Ver ilustraciones tomadas del sitio de divulgación  de Montero 5
Aunque parecieran lejanas las leyendas y creencias del Ajusco en relación a la comunidad universitaria, hay nexos que las hacen revivir, hay estudiantes universitarios nativos del Ajusco o los que se acercan a vivir rentando en el Ajusco, para evitar las horas de transporte urbano o porque provienen del interior del país. El espectáculo de nieve o lluvias granizadas es muy atractivo y ocasional y ha sido motivo de incursiones al Ajusco. Existe una profesora cuyo nombre omito pero su caso fue muy conocido en la UPN, hace unos ocho años, ya que fue alcanzada por un rayo en las instalaciones de la universidad, y se hospitalizó; a través de las visitas al hospital por maestros y estudiantes, ella se entera de la posibilidad de ser granicera, y es la primera vez que tuvimos noticias de esta creencia, que se difundió y  se integró  a la vida universitaria.
Retomar para la UPN al Ajusco en su carácter de alta montaña, como relato fundante de lugar, en tiempos contemporáneos está plenamente justificado por su ubicación orográfica y por los nexos cotidianos. Sin embargo para una universidad con una formación profesional, científica, no puede significar una inducción a la superstición o creencias sin fundamentos, es importante ahondar y comprender el estado actual en el conocimiento científico arqueológico de la alta montaña, como el que ya realiza el INAH, apoyarnos como comunidades académicas e investigativas, estudiar la perspectiva etnohistórica de la geografía sagrada (Broda, 1991a, 1991b),de la cosmovisión y la arqueoastronomía, apoyar la divulgación de su acervo, compartir los intereses culturales. Entender y apoyar la protección ecológica, incentivar el montañismo, en particular el conocimiento del Ajusco, de sus bosques, sus pueblos, fomentar la cultura del deporte de alta montaña, el ciclismo de montaña, aprovechar la ciclovía, es decir, otorgar  a los jóvenes universitarios una cultura complementaria que ayude a su formación profesional integral  y a su identidad, en relación al sitio al que acuden diariamente y la riqueza e interés de la zona aledaña.

1 Iztaccíhuatl, iztac, cosa blanca; y cihuatl, mujer: Mujer blanca

2 Casi todas las religiones poseen una o varias montañas sagradas, algunos de las montañas más conocidas asociadas  a mitologías o significaciones sagradas son : Parnaso (Grecia), Meru (India) Yggdrasil (Noruega),Zigurat (Mesopotamia). Fuji Yama (Japón). Machu Puchu (Perú), Kilimanjaro (Masai), Sinaí (hebreos, cristianos y mulsumanes) Sión ( rastafaris) .

3 Por ejemplo el monte Kailas fue utilizado por el alpinista Martínez Novás de forma política para reivindicar la paz y denunciar el deterioro ambiental.

4 Un granicero puede ser una persona que habiendo recibido un rayo pudo sobrevivir y adquiere por ello una sensibilidad especial para identificar el clima asociado a lluvias, granizo y tormentas. Requiere de ritos de iniciación para desarrollar su habilidad predictiva. Un rayo es una fuerza natural muy fuerte que llega a calcinar a quien lo recibe.

5 Descripción de los sitios arqueológicos elaborada por Arturo Montero (2004)
AJ-1 Cuauhtepetl la cima mayor, asociado a cueva. Sitio de culto comunal prehispánico y contemporáneo.
AJ-2 Collado del Águila. Sitio de culto comunal prehispánico y contemporáneo.
AJ-3 Ehecacalco, sitio donde se encontró la escultura “el altillo” y ofrendas a tlacahuilli.
AJ-4 Collado de Ehecatl. Sitio de culto comunal prehispánico y contemporáneo.
AJ-5 Santo Tomás. Sitio de culto comunal prehispánico y contemporáneo.