APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

APROXIMACIÓN AL CAPITALISMO RENTÍSTICO VENEZOLANO

Alejandro Landaeta Salvatierra (CV)
PDVSA Servicios Petroleros, S. A.

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III.3. La ecuación de valorización petrolera en la estructura global del capital

Una visualización más amplia y clara de la fuente de la renta diferencial puede lograrse tomando el conjunto de la estructura de valorización de los capitales en el contexto global. Por tal contexto entenderemos el conjunto de capitales ajenos al ámbito nacional, con excepción del capital petrolero, que constituye el puente o vaso comunicante entre la estructura de valorización global (resto del mundo) con la estructura interna (nacional). El esquema simplificado mostrará la localización de la renta en la estructura, su fuente originaria y los relacionamientos relevantes. Antes debe decirse que toda estructura de valorización parte de un nivel objetivo expresado en valores, que contempla las proporciones o coeficientes reales derivados de cada proceso de producción particular en combinación sincrónica con el proceso de distribución, recayendo en el capital variable la condición de eje de transformación de valores en precios de producción una vez que se nivelan las tasas de ganancia para todos los capitales. La estructura que expresa los valores representa el nivel estructural u objetivo, mientras la estructura que expresa los precios de producción representa el nivel distributivo, cuyas desviaciones son reales, siendo el substrato del último nivel expresado en los precios de mercado, cuyas desviaciones respecto de la estructura de valorización son aparentes.

La renta petrolera se define nominalmente en el esquema de precios de mercado, que no tiene carácter estructural, pero que, una vez definidas las desviaciones relativas de todas y cada una de las mercancías que se realizan en el ciclo de distribución, adquiere magnitud real expresada en la estructura distributiva de los precios de producción. Basta partir de esta estructura para hacerse de la noción tanto de la fuente como de la ubicación de la renta diferencial en tanto componente de la ecuación de valorización. A modo de ilustración se empleará un esquema numérico bastante sencillo, formulando valores ficticios con magnitudes adecuadas para destacar la renta. La tabla 1 expresa lo que sería una composición de capitales en tres grandes ramas complementarias cuyas tasas de ganancia están niveladas. Por convención, estas ramas distribuyen los valores en medios de producción (rama I), medios de consumo demandados por los trabajadores (rama II) y medios de consumo demandados por las clases poseedoras de los medios de producción (rama III). Las columnas corresponden al capital constante Ci, al capital variable Vi, la ganancia Gi y el precio de producción Wi. La ganancia total (SG) es igual a la plusvalía total, SG = SP. La tasa de ganancia (g) alcanza 66 %. La tasa de plusvalía (P/G) es 307 / 171 = 180 %, expresando el grado de explotación del trabajo.

En esta estructura no existe ganancia extraordinaria para ningún capital, la ganancia total de 307 se distribuye entre las tres ramas de producción conforme la tasa de ganancia uniforme. Es lo mismo que decir que la plusvalía total queda así distribuida una vez que se nivela la tasa de ganancia. Las magnitudes correspondientes al capital variable constituyen los valores efectivamente demandados por los asalariados, con lo cual esta categoría confiere a los dos niveles estructurales (valor y precio) una configuración axial.

Ahora vamos a modificar este esquema de valorización introduciendo la renta diferencial, cosa que haremos, por conveniencia visual, en la rama I, dado que representa los medios de producción, rama general a la cual se adscribe el ámbito petrolero. Quedará sin alterar la suma de los valores, es decir, que el valor de la producción será de 774,5. Las cifras de la tabla 1 resultan modificadas como aparecen en la tabla 2, expresando el escenario alterno en el cual la rama I o alguna industria de la rama I percibe renta diferencial. Ésta se hará manifiesta a través de la ganancia extraordinaria, que alcanza 74, haciendo que la ganancia total sea de 148 y la tasa de ganancia de 100 %. Es claro que esta tasa se halla por encima de la tasa que se igualó en 50 % para las restantes ramas, con lo cual parece no cumplirse la ley de nivelación. Sin embargo, no hay ninguna transgresión a dicha ley, pues sucede que la ganancia extraordinaria se produce inevitablemente como resultado de costos objetivos diferenciales que continúan manifestándose una vez que se forman los precios de producción, dada una magnitud de demanda solvente. La presión de la competencia de capitales realmente nivela la ganancia media en 50 % para todos ellos, sólo que en el caso de la rama I la condición objetiva diferencial (independiente del determinante de la tasa media de ganancia), permite absorber un plus cuya magnitud no es “visible” para el conjunto, menos en el caso de que la renta se pague a un arrendador.

Las cifras de la tabla 2 se pueden reexpresar según las expuestas en la tabla 3. Esta reexpresión sitúa a la renta como un costo, como si fuera un factor adicional, que corresponde al canon y demás conceptos patrimoniales del arrendador cuando éste es dueño del suelo, del recurso o de la fuente natural. Visto así resulta bastante transparente el resultado de la nivelación de la tasa de ganancia, igual para todos los capitales, siendo “natural” que el arrendatario de la rama I pague las rentas debidas por el uso o el acceso al recurso. La ganancia capitalista se limita a 233,5, pero la tasa de plusvalía se calcula ahora como (233,5 + 74,0) / 171,0 = 180 %. Por supuesto, que el capitalista deba pagar estos conceptos cuando pudiera apropiárselos no debe tomarse por un hecho automático. La frontera o divisoria entre la renta diferencial y la ganancia media es difusa, no es un lindero que propietario y arrendatario puedan definir claramente todo el tiempo. Pero así como la competencia de capitales tiende a nivelar los precios y las respectivas tasas de ganancia, la relación entre propietario y arrendatario tiende a limitar al capitalista a la tasa media, toda vez que la presión por lograr la concesión o los privilegios de explotación le brinda al arrendador poder de negociación para imponer las condiciones de equilibrio. Esta tendencia hará que la renta absoluta se aproxime como tendencia a la renta diferencial.

De alguna forma la relación histórica entre el Estado venezolano y los trusts petroleros ilustra esa tendencia, que va desde el poder minúsculo del Estado rural ante el monopolio tecnológico de los extranjeros, hasta la plena consciencia en torno al derecho soberano sobre la totalidad de la renta diferencial, adquirida progresivamente mediante un prolongado aprendizaje. En los tiempos tempranos de explotación la renta absoluta fue compartida entre el Estado y un puñado de terratenientes parásitos, evolucionando luego hacia el derecho fiscal pleno sobre ésta. El primer resultado de este proceso evolutivo fue la Ley de Hidrocarburos de 1943. La reflexión teórica, aunada a la intervención de personajes con principios nacionalistas, que observaron cómo los trusts petroleros lograban ganancias extraordinarias muy ventajosas entre el conjunto de capitales, hizo que el Estado lograra cada vez una mayor participación sobre la renta diferencial. Otro paso en esa dirección fue la adecuación de la Ley de Impuesto Sobre la Renta. Intelectuales como Alberto Adriani, Salvador de la Plaza, Manuel Egaña o Juan Pablo Pérez Alfonso, entre otros, contribuyeron en la construcción de una percepción lúcida de los derechos fiscales hidrocarburíferos.

Esa evolución puede verse como una transición entre el extremo mostrado en la tabla 2, en la cual no existe arrendador, lo que equivale a decir que el capitalista funge como dueño del recurso natural, y la tabla 3, que muestra una relación definida y equilibrada entre el propietario y el arrendatario capitalista. La tabla 2 es capaz de representar a su vez dos posibles situaciones: a) que el capitalista privado se apropie la renta diferencial; o b) que sea el capitalista estatal quien asume la explotación del recurso. La tabla 3 es así una relación a medio camino, en que el Estado aun no realiza la actividad petrolera. Para no dejar las cosas así, maduró la estrategia de la reversión de las actividades y subsecuente nacionalización, lo que sucedió en 1976. El alcance de esta acción del Estado, indispensable para el ejercicio soberano completo, ha tenido desde entonces altos y bajos, retrocediendo en los años 90 a favor del capital extranjero, y recobrando impulso después de 1999 mediante la política nacionalista liderada por Hugo Chávez. No obstante, la industria petrolera nacional aun no cuenta con una base tecno-industrial autóctona bien formada para depender menos de las compañías extranjeras. Es un reto, por lo tanto, avanzar en la formación de la industria proveedora y hacia el pleno dominio tecnológico que otorgue el control total sobre el recurso, estableciendo condiciones equilibradas de relacionamiento con el capital extranjero.

Pero la renta diferencial, siendo como es plusvalía internacional captada por el Estado, expresará el viejo antagonismo entre el capital y el propietario del recurso mientras persista el sistema metabólico capitalista, y mientras el capital privado trasnacional participe de su explotación. Este antagonismo es ineluctable, por el hecho de que el capital procurará siempre la maximización de la ganancia, lo que significa la succión de toda la plusvalía posible generada en un ciclo dado de reproducción. En el sistema metabólico social interno, la plusvalía internacional captada como renta, que se ha denominado y generalizado como renta petrolera internacional (RPI), ejerce un efecto directo en la formación de valor agregado a través de la demanda rentística, incidiendo en la dinámica del capitalismo a través de su fluctuación y según el peso proporcional que guarde respecto del valor agregado no rentístico. Pero igualmente se encuentra estrechamente relacionado con el antagonismo interno de clases propio del sistema del capital que, combinado con la tensa relación entre el capital y el Estado por el control de las divisas, desencadena reacciones que se expresan en las deformaciones circulatorias recurrentes desde el gran brote rentístico de principios de los 70. Veremos, según ya se comentó atrás, cómo la dependencia rentística obliga al capital a confrontar el salario real y cómo se produce presión por la apropiación de renta a través del control de la oferta interna, mecanismo que comprende la revaluación monetaria como efecto expresado en la órbita circulatoria. Trataremos de comprender así dos aspectos fundamentales: a) el grado de “anclaje” del metabolismo del capital en el multiplicador rentístico, capaz de refrenar las fuerzas productivas focalizadas en estímulos no rentísticos; y b) las relaciones de clase y la dinámica de formación de plusvalía endógena, comprendiendo la articulación entre la masa y la tasa de ganancia, los salarios, y la renta.