SAN BLAS, NAYARIT; MÉXICO. 
LA HISTORIA ECONÓMICA DEL PUERTO MERCANTE Y AGRICULTOR QUE SE CONVIRTIÓ EN DESTINO TURÍSTICO (1768-2010)

SAN BLAS, NAYARIT; MÉXICO. LA HISTORIA ECONÓMICA DEL PUERTO MERCANTE Y AGRICULTOR QUE SE CONVIRTIÓ EN DESTINO TURÍSTICO (1768-2010)

Leonardo García Mondragón (CV)
José Octavio Camelo Avedoy
(CV)
Universidad Autónoma de Nayarit

Volver al índice

7. Un análisis sub regional del municipio

Este capítulo surge a partir del análisis general del estudio, es decir, del análisis municipal de las formas de acumulación, durante el proceso de análisis y la categorización de la información, se detectaron diferencias en el comportamiento de las formas de acumulación en las diferentes microrregiones, estas diferencias están ligadas a los procesos de conversión de la vocación productiva, que está presente en las cuatro microrregiones del municipio.
También se ligan al comportamiento del Estado respecto de las actividades productivas del campo, primero porque los apoyos otorgados dependen del producto que se siembre o cultive y de la extensión de tierra propiedad de los ejidatarios, esta diferencias en el comportamiento de los agentes económicos crean a su vez diferencias en las formas de acumulación.
Aunque de manera general el patrón de acumulación presenta un comportamiento específico, al igual que las formas de acumulación, que no denotan en ningún sentido los resultados a nivel municipal del presente trabajo, resulta interesante exponer las diferencias microrregionales del comportamiento de los agentes económicos y en general los cambios que significan en las formas de acumulación y en la estructura económica a estos niveles microrregionales, es importante señalar, que estas diferencias son notorias en la actividad agrícola y no tanto en la turística, por una característica específica, a saber:
Los agentes económicos del ámbito turístico, específicamente los de la hotelería que se estudiaron (aunque aplica también para el caso de los demás servicios turísticos) lo que hacen es apropiarse del territorio al implantarse en un espacio específico, el espacio que se conforma como turístico, en dicho espacio es donde inciden estos agentes económicos, modificando la dinámica económica y social, reconfigurando dicho espacio para hacerlo propicio para la actividad turística, consecuencia de este proceso es el decremento de otras actividades económicas, como la agricultura, la pesca, la ganadería, etc., ya que estos espacios se modifican por influencia de la actividad turística.
En el caso específico de San Blas, el turismo se ha establecido principalmente en la microrregión occidente, y de manera más intensa, en la cabecera municipal, una pequeña proporción de la actividad turística del municipio, específicamente de la hotelería se encuentra en la microrregión sur, donde menos del 10% de los hoteles con categoría turística están establecidos, características que se explicarán más ampliamente en el presente capítulo.
Finalmente es de destacar el hecho de que en el análisis de este trabajo, el periodo contemplado (1990- 2010) no expone resultados evidentes respecto de los cambios originados por el turismo en las microrregiones occidente y sur, ya que la actividad turística tiene presente más de cincuenta años, sin embargo se explicarán para cada microrregión algunos aspectos generales en los procesos de cambio originados por el turismo.
De esta breve explicación es que el análisis microrregional se concentre primordialmente en la actividad agrícola, sin dejar de analizarse el aspecto turístico de manera general.

7.1.- Microrregión oriente.

La microrregión oriente del municipio de San Blas comprende la localidad urbana de Mecatán y veintitrés localidades rurales, presenta altitudes que van desde los diez hasta los 540 metros sobre el nivel del mar, la región representa una población al 2010 de 8,376 habitantes, de los cuales se conoce que 4,420 son hombres y 3,905 mujeres (tabla 10).
En esta región el uso de suelo y vegetación es predominantemente el uso agrícola, se compone de vegetación de selva mediana subcaducifolia, pastizales y bosque de encino, en una pequeña proporción cuenta con vegetación halófila.
Las 24 localidades (rurales y urbanas) de la región oriente tienen como actividad principal la agricultura y en menor proporción la cría y explotación de animales (XXIX Ayuntamiento de San Blas, 2011), es importante en esta región la producción de mango y aguacate, sin embargo hasta antes de 1990 era la producción de granos básicos, sobre todo el maíz y el frijol los productos principales de la región pero también se producía plátano.
El ejido de estudio en esta región oriente es el ejido de Huaristemba (figura 8), fundado en el año 1938, la extensión del ejido es de 1,658 hectáreas, de las cuales, 39 están destinadas para asentamiento humano, 1,515 hectáreas están parceladas, con un total de 428 parcelas1 , de acuerdo con el marco teórico la muestra en este ejido se compone de 62 ejidatarios.
La actividad principal del ejido es la agricultura y su vocación productiva es la fruticultura, específicamente con la producción de mango,  hasta antes de la década de 1990 la vocación productiva del ejido era el frijol y en menor medida el maíz, sin embargo a partir de la década de 1980 los ejidatarios comenzaron la plantación de mango y en la década de 1990 comienza un proceso de cambio respecto de su vocación productiva, hasta convertirse el mango en el producto principal del ejido.
Para la década de 1990 el 37.1% de los ejidatarios encuestados se dedicaban a la producción de mango, mientras un 24.2% se dedicaban a la producción de frijol, el 8.06% sembraban maíz y un 3.22% otros productos que se refiere a papaya y jitomate, sin embargo para la década del año 2000 un 77.4% de los ejidatarios se dedican a la producción de mango, todavía hay un 17.74% que se dedica a la siembra de frijol y 3.22% siembran otros productos que se refiere a maíz forrajero y ajonjolí, ninguno de los ejidatarios sigue con la producción de maíz, y la producción de frijol disminuye; finalmente para el año 2010 el 100% de los ejidatarios encuestados se dedican a la producción de mango; se da en un periodo de poco más de veinte años un cambio en las formas de acumulación respecto de la acumulación de capital, las características del terreno del ejido permite que la producción de mango sea viable, al ser el precio de venta mejor que el del frijol y el maíz, las nuevas formas de succión del excedente se da en el cambio de la vocavión productiva.
El origen del capital en esta microrregión se compone principalmente por el financiamiento, ya que el 50% de las inversiones iniciales se componen por este rubro, es decir, la dependencia del sector agrícola en esta microrregión es muy alta, la principal fuente de financiamiento fue el Estado, que a través de sus instituciones realizaba estas tranbsferencias de capital para la producción agrícola, después del financiamiento, un 40.32% del origen de las inversiones provienen de los mismos ejidatarios y un 9.68% corresponde a inversión mixta, expresado en el gráfico 35.
En cuanto a la fuerza de trabajo humana necesaria en la producción de mango, ésta tiene una relación constante con el comportamiento de la producción, la maquinaria pues, no ha significado un cambio significativo en el uso de la fuerza de trabajo humana, en la década de 1990 eran 23 ejidatarios productores de mango que requerían de 93 trabajadores, para el año 2000 fueron 48 productores con 151 trabajadores y para el año 2010 un total de 62 productores ocupaban de 202 trabajadores, como se puede apreciar en el gráfico 36.
La producción de mango en el ejido se incrementó de manera considerable, la razón principal es que el árbol de mango produce más al llegar a los cinco años de edad aproximadamente; de acuerdo a los datos obtenidos, el cambio en el perfil productivo comenzó en la década de 1980 lo que permitió que para 1990 ya hubiera producción de mango, sin embargo la mayoría de los ejidatarios realizarán su cambio de vocación productiva entre 1990 y el 2005 aproximadamente, de tal suerte que el volumen de producción presenta el comportamiento expresado en el gráfico 37.
La producción en 1990 fue de 1303 toneladas en una superficie aproximada de 397 hectáreas, mientras que para el año 2000 se produjeron 2,917.5 toneladas en una superficie aproximada de 509.35 hectáreas y para 2010 fueron 4,977.5 toneladas en una superficie aproximada de 521.25 hectáreas, el mayor incremento se presentó en el año 2000, esto debido a que durante la década de 1990 la mayoría de los ejidatarios cambiaron su actividad productiva de la producción de frijol o maíz al mango, mientras que los ejidatarios que comenzaron actividades productivas entre el año 2000 y 2010 orientaron se actividad a la producción de mango desde su inicio.
La mayoría de los encuestados (46.77%) manifestó que debe invertir entre el 25 y el 50% de los ingresos que genera en un año para mantener las actividades productivas de sus parcelas, un 35.48% de los encuestados reinvierte entre el 50 y el 70% de los ingresos generados, mientras que el 11.29% reinvierte menos del 25% y sólo un 6.45% debe reinvertir más del 70% de los ingresos que genera su actividad (gráfico 38). La reinversión de capital se concentra entre el 25 y el 75% de del capital generado en un año, las variaciones se deben principalmente a los temporales, la producción de mango de un año a otros es variable y no controlable, otro factor es un aparente cambio en los ciclos estacionales, sobre todo variaciones en la temporada de lluvias, que origina la necesidad de regar, lo que incrementa considerablemente el costo de producción, otra de las situaciones es la variabilidad del precio, ya que éste no es constante y cada año se establecen nuevos precios, además al inicio del temporal de cosecha, el precio es siempre más alto, pero conforme avanza el tiempo de cosecha se va reduciendo, pudiendo llegar incluso a la mitad del precio inicial, lo que origina disminuciones en la generación de plusvalía.
De acuerdo con la información obtenida, los costos más altos de la producción tienen que ver con la poda de los árboles de mango, la fertilización y la roza contra plagas, los insumos que requieren estas actividades también son los más costosos, aunque requiere de poca fuerza de trabajo humana, para estas actividades a lo largo del año se contrata “mozos” que tienen puestos de trabajo fijos durante el año, cada mozo puede cubrir hasta dos hectáreas para trabajarlas adecuadamente, en los meses de corte de mango, es cuando se contratan cuadrillas, por hectárea se contrata una cuadrilla regularmente, cada cuadrilla se compone de 10 a 12 trabajadores; quienes en ocasiones son pagados por los productores y en otras por los compradores que incluso llevan a sus propios trabajadores.
La rentabilidad de la actividad agrícola presenta una dinámica interesante, a partir del proceso de cambio de la vocación productiva en el ejido la rentabilidad de la actividad aumenta, genera mayores rendimientos en comparación con la producción de frijol o de maíz, para el año 2000 el 40% de los ejidatarios manifiestan que su actividad productiva es más rentable en comparación con el año 1990, sin embargo para esa década el 37.1% de los ejidatarios se dedicaban a la producción de mango, para el 42.2% la actividad agrícola fue igual de rentable hacia el año 2000 y un 17.78% manifestó que se generaba una menor renta a partir de la producción agrícola de sus tierras (gráfico 39).
Durante la década de 2000 a 2010 es cuando el 100% de los ejidatarios realizan el cambio de su vocación productiva hacia el mango, lo que en términos generales les es más conveniente, sin embargo, al crecer el número de productores en el marcado, el precio del producto comienza a bajar, lo que es una expresión de la actividad productiva en la región, ya que son varios ejidos y comunidades las que realizan este cambio en la vocación productiva, de acuerdo con los ejidatarios encuestados, para el 40.32% la actividad agrícola en el año 2010 con respecto al año 2000 es más rentable, para el 27.42% les resulta igual de rentable y un creciente 32.26% consideran que les ha resultado menos rentable (gráfico 39).
Sin embargo, no es la creciente oferta de mango la única razón por la cual la actividad agrícola ha disminuido su rentabilidad, de acuerdo con la información proporcionada, en cuanto a los factores que potencian la actividad económica de los ejidatarios (gráfico 40), para el 66.13% de los encuestados consideran que a partir de la producción de mango ha sido más sencilla la venta del producto, puesto que se reconoce la región como productora de mango y los compradores vienen buscando el producto; el segundo factor lo componen las mejoras en las técnicas de producción, que han venido a simplificar el trabajo de las tierras, sobre todo con los líquidos, ya no es necesario cortar la maleza de la tierra pues éstos líquidos la matan, lo que genera pagar menos horas de trabajo, el 43.55% de los ejidatarios, además, han incrementado la superficie trabajada de sus tierras, lo que ha generado que incrementen su producción, para el 37.1% los beneficios fueron palpables a partir del cambio de producto, ya que el mango tiene un mejor precio del que tenía el frijol o el maíz, y durante los primeros años se fue incrementando, sobre todo al escoger ciertas variedades de mango que se producen para la exportación; sólo para un 16.13% se percibe un incremento en cuanto a los apoyos del Estado, que les ha permitido incrementar la rentabilidad de su actividad productiva y finalmente el 1.61% considera que ha habido una disminución en los costos de los insumos y ello le ha permitido una mayor rentabilidad.
Por otro lado, en cuanto a los factores que limitan su actividad económica (gráfico 41) el 95.16% de los ejidatarios encuestados manifiesta que el mayor costo de los insumos se relaciona con la disminución de la rentabilidad de la actividad productiva, ya que estos cada año elevan su costo, mientras que los precios del producto se mantienen o inclusive bajan, lo que disminuye las ganancias posibles; otra de las principales características que presenta la actividad agrícola es la reducción en apoyos por parte del Estado (expresado por un 62.9%), lo que para los ejidatarios ha significado una desprotección al campo, y una limitación para incrementar la productividad y rentabilidad de su actividad económica; el 29.03% señala la disminución del precio del producto como causa del decremento en la rentabilidad, pues éste se ha visto reducido en comparación a los primeros años en que produjeron mango; un 14.54% lo atañe a que es más difícil vender el producto en la actualidad debido a la cantidad de competidores en el mercado y un 11.29% a que hay una disminución en la cantidad de tierras que trabajan; solo un 6.45% señala que es debido a que las técnicas de producción son peores a incluso ocasionan que las tierras, cada vez, sean menos productivas.
En cuanto a la participación del Estado en la actividad productiva, ésta presenta  una dinámica cambiante, pues ha aumentado considerablemente en cuanto a cobertura, pero no así en cuanto al tipo y monto de apoyo, de acuerdo con los ejidatarios encuestados, durante la década de 1990- 2000 un poco más de un tercio de los ejidatarios recibían algún tipo de apoyo, mientras que para la década de los años 2000- 2010 incrementó la cobertura a un 60.61% como se aprecia en las gráficas 42 y 43.
En cuanto a la cobertura del apoyo, el Estado ha llegado a más campesinos, sobre todo debido a la implementación del programa procampo a partir de 1993, pero que amplió su cobertura a partir del año 2000, sin embargo a decir por los encuestados, este programa fue más de tipo compensatorio al tratado de libre comercio que vino a generar inestabilidad en el campo y limitó la posibilidad de competir a los productores al participar en el libre mercado, en la actualidad este programa tiene una cobertura más amplia,  sin embargo el apoyo es menor del que solían tener, o es menos frecuente; procampo, por ejemplo, llega una vez al año y no precisamente en las fechas necesarias de acuerdo al ciclo productivo, la frecuencia con la que reciben el apoyo ha pasado de ser en su mayoría de 4 a 6 ocasiones en la década de 1990- 2000, a ser de 1 a 3 en la década de 2000- 2010, como se aprecia en el gráfico 44.
Aunque entre los años 2000 y 2010 la cobertura alcanzó un 62.9%, la frecuencia con la que se dieron estos apoyos en su mayoría (33.87%) fue menor, concentrándose entre una y tres ocasiones durante la década, el 11.29% que manifestó recibir el apoyo en diez o más ocasiones se debe principalmente a que poseen los registros más antiguos en el programa procampo, que les otorga un apoyo anual por hectárea cultivada,
En cuanto a los tipos de apoyo, en su mayoría se otorgan en especie, principalmente en insumos para la producción como fertilizantes, fumigantes y abonos, sin embargo también ha habido apoyos de maquinaria ligera, manifestado por el 64.29% de los encuestados (gráfico 45), un 30.36%  ha recibido apoyos económicos, los principales son por la partida del programa federal procampo, aunque en algunas ocasiones los apoyos son por indemnización por pérdida de las cosechas debido a fenómenos naturales o a la compensación del precio que en el marcado es demasiado bajo que no permite generar ganancias. Solo un 5.36% de los encuestados han recibido apoyos a través de subsidios, los principales apoyos de este tipo son la compra de maquinaria ligera y pesada al 50% de su precio, y a la compra de equipo y herramientas para el riego.
Muy diferente es el comportamiento de las empresas externas que participan en la producción, para esta microrregión, se identifica una alta dependencia externa, las principales empresas externas que participan en la dinámica productiva del ejido son financieras rurales y cajas solidarias, quienes facilitan créditos para la producción de las tierras, un 88.71% de los encuestados han recibido apoyo de estas empresas externas (figura 46), de esta cantidad un 94.64% ha recibido financiamiento como tipo de apoyo correspondiente a créditos en efectivo, mientras solo un 5.36% ha recibido otro tipo de apoyos referente a préstamos en efectivo sin réditos de empacadoras de mango del estado de Sinaloa y seguros para la producción que adquieren con las mismas cajas solidarias.
En cuanto a la organización interna de los ejidatarios, el 48.39% manifestó participar en algún tipo de organización, mientras el 51.61% no participa en alguna organización, en términos absolutos, del total de ejidatarios, como se aprecia en el gráfico 47, el 43.55% participa en sociedades de producción rural, 3.23% en grupos no constituidos legalmente y un 1.61% a integradoras, que básicamente funcionan para empacar, vender y entregar el producto, en este sentido, se puede visualizar una débil organización ejidal, en general cada productor busca colocar su producto donde mejor le convenga, de manera individual, sin embargo se recurre a las sociedades o grupos de productores cuando se desea vender rápido el producto, aunque el precio sea menor, como problemáticas principales de la actividad agrícola se percibe el fraude como la principal, a decir por los encuestados muchos de los intermediarios pagan al contado los primeros viajes de producto, sin embargo, al final se llevan cargas que terminan por no pagar, afectando directamente a los productores, que se ven en la necesidad de vender lo antes posible para no perder el producto, pero que se arriesgan al entregarlo por adelantado a no recibir el pago del mismo.

En este ejido no se cuenta con ninguna infraestructura turística, por lo que no hay actividades económicas ligadas a ella, en los tiempos en que se forman los arroyos los pobladores locales y de localidades aledañas visitan estos arroyos como actividad de esparcimiento, sin embargo, no se han generado actividades económicas específicas como producto de esta dinámica, algunas de las localidades están al margen de la carretera federal 15 que comunica Tepic con San Blas, en las cuales hay una dinámica de consumo por parte de los turistas que ocupan esta carretera para comunicarse con la cabecera municipal, sin embargo, esta dinámica económica no genera que haya turistas en esta subregión, ya que no hay infraestructura hotelera que permita realizar pernoctación ni sitios de interés específico que motive el desplazamiento de visitantes.

7.2. Microrregión occidente.

La microrregión occidente del municipio de San Blas comprende la localidad urbana de San Blas, que es la cabecera municipal y doce localidades rurales, presenta altitudes que van de los 5 a los 188 metros sobre el nivel del mar; la población que habita en esta región asciende a 13,683 habitantes, de los cuales se conoce que 6,910 son hombres y 6752 mujeres, representado en la tabla 11.
El uso de suelo en esta microrregión es predominantemente agrícola y una pequeña proporción de sistema de producción acuícola, presenta vegetación de selva mediana subcaducifolia, pastizal y vegetación indefinida de popal.
Las actividades económicas principales son: el turismo, las actividades comerciales y la agricultura (XXIX Ayuntamiento de San Blas, 2011), al estar ubicada en esta región la cabecera municipal, es donde se concentran la mayoría de las actividades comerciales y de servicios, así como las funciones de la administración pública.
En esta microrregión occidente se concentran la gran mayoría de los establecimientos de hospedaje temporal con categoría turística correspondiente al 90.32%, lo que significa que también la mayoría de las actividades turísticas en el municipio se localizan en esta región.
Las formas de acumulación en esta región están principalmente determinadas por la actividad turística, en el ámbito de la agricultura, esta región tradicionalmente es productora de plátano principalmente, aunque en la actualidad también es importante la producción de mango.
El ejido que formó parte de la muestra para esta región es el ejido de San Blas (figura 9), que fue fundado el 26 de febrero de 1934, agrupa a un total de 75 ejidatarios, las actividades económicas que realizan son agrícolas, solían tener actividades turísticas, pero se desintegró el grupo que operaba éstas, este ejido se compone de 1878 hectáreas, 25 de las cuales son para asentamiento humano, 775 de uso común, destinadas a la conservación, al cuidado y corte de árboles y en algún momento a actividades turísticas, el ejido se compone aproximadamente de 475 parcelas 2; de acuerdo con el marco teórico, se encuestaron a 30 ejidatarios.
El origen del capital con que los ejidatarios comenzaron sus actividades productivas es en su mayoría inversión propia (70%), aunque es importante también el financiamiento del Estado que en su momento apoyó al 13.33% de los ejidatarios para comenzar a producir, y otro 16.67% corresponden a inversiones mixtas, en su mayoría compuestas por financiamiento del Estado e inversión propia, expresados en el gráfico 48.
En esta región, de las 224.5 hectáreas que posee la muestra analizada en el ejido de San Blas, se utiliza el 67.34% para la producción agrícola, equivalente a 151 hectáreas, en este ejido la vocación productiva es la fruticultura, tradicionalmente toda la región occidente del municipio era productora de plátano, sin embargo, para el ejido de San Blas, la vocación productiva se ha estado modificando, siendo en la actualidad el mango el producto principal en el ejido, expresado en el gráfico 49.
Durante el periodo de análisis, el ejido de San Blas ha estado en un proceso de conversión de su vocación productiva, el plátano ha dejado de ser de interés para la gran mayoría de los ejidatarios, la razón de esto se encuentra en el precio del producto, a decir por los ejidatarios, el plátano en los últimos años ha bajado su precio considerablemente, pagándose el kilo entre ochenta centavos y dos pesos comúnmente, llegando en algunas ocasiones a un precio máximo de tres pesos; mientras el mango tiene un precio mínimo de sesenta pesos por caja y normalmente fluctúa entre los setenta y noventa pesos por caja, considerando que cada caja representa un promedio de 25 kilos de mango. Por otra parte, el plátano requiere de mayor trabajo y mayor cuidado que el mango, ya que se necesita de la contratación de fuerza de trabajo durante todo el año, mayor cantidad de riegos y cuidados más constantes.
En el gráfico 50 se aprecia el comportamiento histórico del volumen de la producción del plátano y del mango, exponiendo claramente el proceso de conversión de la vocación productiva, al igual que con la cantidad de ejidatarios dedicados a la producción de mango y plátano, el volumen de la producción muestra un proceso de incremento de la producción del mango y decremento de la producción de plátano.
Esta misma relación de incremento y decremento se observa con la fuerza de trabajo, la cual ha transitado a lo largo del periodo de la producción de plátano hacia el mango, la fuerza de trabajo para la producción de mango se incrementó de 8 trabajadores en 1990 a 53 al 2010, mientras en el plátano disminuyó de 54 trabajadores en 1990 a 16 en 2010.
Respecto de la perspectiva que tienen los ejidatarios sobre los factores que potencian su actividad productiva, el principal factor es sobre la venta del producto, a partir de la producción de mango, la venta es relativamente más sencilla (expresado por el 60% de los encuestados), ya que los intermediarios llegan a la región comprando todo el mango que se produce en San Blas, sobre todo es sencillo vender las variedades de mango de exportación, ya que son las más cotizadas por los intermediarios; el segundo factor de importancia es el incremento de las tierras trabajadas, ya que el 33.33% de los ejidatarios han podido incrementar la extensión de tierra donde producen, ya sea por renta, compra o por poder utilizar extensiones que ya eran de su propiedad pero que no podían producir por falta de capital, un tercer factor es el aumento del precio del producto(26.67%), el mango cotiza a mejores precios que el plátano, valores expuestos en el gráfico 51.
En contraparte, respecto de los factores que limitan la actividad económica de los agricultores (gráfico 52), se identifica como el incremento del costo de los insumos como el primer factor determinante, expuesto por el 93.33% de los ejidatarios, el 56.67% exponen como segundo factor limitante el menor apoyo del Estado al sector agrícola, ya que a los productores de mango se les restringen los apoyos y no se les garantiza un precio de venta estable y conveniente.
La reinversión de capital que deben realizar los ejidatarios para sus actividades productivas es muy alta, la mayoría de los ejidatarios, correspondiente al 53.33% reinvierten entre el 50 y el 70% del capital que generan, un 26.67% reinvierten entre el 25 y el 50%, y aún un alto porcentaje (13.33%) reinvierten más del 70% del capital, solo una pequeña fracción (3.33%) reinvierten menos del 25% del capital generado.
Al respecto, al analizar sobre la percepción de la rentabilidad de su actividad económica, analizada en dos periodos de tiempo, se puede deducir que de 1990 al año 2000 los ejidatarios perciben estabilidad respecto de su actividad económica, el 60% exponen que es igual de rentable durante este periodo, ya para el periodo 2000 a 2010, se percibe más dinamismo e inestabilidad, solo el 30% perciben su actividad económica igual de rentable, mientras aumenta la perspectiva de que les va mejor, expuesto por un 43.33%, pero también aumenta la perspectiva de los ejidatarios a quienes les resulta menos rentable, expresado por el 23.33%; con los procesos de cambio en la vocación productiva, se vuelve dinámica esta perspectiva, resultando en incrementos tangibles para algunos, pero también en pérdidas para otros, datos expuestos en el gráfico 53.
La participación del Estado en las actividades productivas se incrementó en el periodo de 2000 a 2010, pasando de una cobertura del 31.03% durante el periodo 1990- 2000 a una cobertura del 50% en el periodo 2000- 2010; a pesar de ello, la percepción de los ejidatarios es que el Estado apoya menos al campo, el Estado a tratado de ampliar la cobertura de apoyo, pero ha disminuido los tipos de apoyo que brinda al campo, una opinión general es que desprotege a los productores al no regular precios de garantía de los diferentes productos. La cobertura de apoyo y la frecuencia de éste se exponen en los gráficos 54, 55, 56 y 57.
La frecuencia de los apoyos durante el periodo 2000- 2010 también se incrementó, ya que un 26.67% de los beneficiados recibieron el apoyo del Estado en diez ocasiones o más, con el programa procampo, se accede a un beneficio anual de un pago económico por hectárea, siempre y cuando, una vez otorgado el apoyo, se tramite el papeleo cada año en tiempo y forma, este apoyo de procampo es el que en términos generales aumenta la frecuencia de apoyo del Estado aunque los montos del apoyo sean menores.
Los tipos de apoyos que otorga el Estado (gráfico 58) son en su mayoría apoyos económicos, ya que el 57.69% de los apoyos que otorgó en este ejido a los encuestados beneficiados fue de este tipo, un 26.92% los adquiere en forma de subsidios, ya que puede acceder a la compra de equipo o maquinaria por un costo del 50% del precio real y un 15.38%  se otorga a través de la entrega directa de insumos, principalmente semilla, líquidos o diésel.
En cuanto a la participación de agentes externos en la dinámica económica de la agricultura en esta microrregión, para el ejido de San Blas, la dependencia de agentes externos es relativamente baja, sólo un 33.33% de los ejidatarios reciben algún tipo de apoyo de agentes externos, aunque de este segmento, el 100% recibe apoyo a través del financiamiento, es decir, los apoyos a los que acceden son a préstamos realizados por las cajas y financieras rurales para invertir en la producción.
Finalmente, en este ejido la organización social para la producción y/ o comercialización de sus productos es, de acuerdo con la muestra, nula, ninguno de los ejidatarios encuestados participa en algún grupo para la producción o venta, lo cual revela que la organización social del ejido es poca, así como la colaboración y el apoyo mutuo, al incursionar de manera individual en el mercado, el ejidatario tiene una tarea más difícil para la venta del producto, algunos de los ejidatarios llevan su producción a las integradoras y sociedades de producción rural de otros ejidos o incluso hasta Jalcocotán o Navarrete para poder vender su producto más fácil e incluso poder acceder a un mejor precio.

7.3. Microrregión Norte

Esta microrregión se compone por la localidad urbana de Guadalupe Victoria y 27 localidades rurales, presenta altitudes que van de uno a cien metros sobre el nivel del mar, en esta microrregión viven 10,107 habitantes, de los cuales se conoce que 5,072 son hombres y 5,001 mujeres (Tabla 12).
El uso de suelo en esta microrregión es predominantemente agrícola, se utiliza también en sistemas de producción acuícola, principalmente presenta vegetación de manglar, vegetación halófila, vegetación de selva mediana subcaducifolia y pastizal.
Las actividades económicas principales de esta región son la agricultura, acuicultura y pesca (XXIX Ayuntamiento de San Blas, 2011), en esta región se produce principalmente el frijol, aunque en los últimos años se ha incrementado la extensión de tierra dedicada a la producción de arroz.
El ejido analizado en esta microrregión fue el ejido de Aután, fundado el 26 de febrero de 1934, en él hay un total de 205 ejidatarios en lista, la extensión territorial del ejido es de 1,050 hectáreas, de las cuales 100 están destinadas para asentamiento humano, ninguna es de uso común y 950 hectáreas están parceladas, de las cuales, alrededor de 600 hectáreas tienen la posibilidad de riego, en esta ejido se desarrollan actividades de agricultura y ganadería3 .
De acuerdo con el marco metodológico se encuestaron a 67 ejidatarios, el origen del capital para la producción agrícola se compone principalmente de inversión pública que en total representa el 47.77%, estas inversiones se realizaron en su momento por dos vías principales, la inversión directa del Estado a través de la empresa Tabamex (14.93%) y por vía del financiamiento a través de las instituciones del Estado, el banco ejidal en un primer momento y banrural en un segundo momento, después de las inversiones del Estado, el origen del capital se compone de las inversiones privadas realizadas por los mismos ejidatarios, un 8.96% del origen del capital corresponde a financiamiento nacional, proveniente de las financieras rurales y las cajas solidarias de la iniciativa privada y finalmente un 2.99% proviene de inversiones mixtas, datos representados en el gráfico 59.
Los ejidatarios encuestados tienen una superficie total de 332.75 hectáreas, de las cuales aprovechan para la producción agrícola 311.75 hectáreas que corresponden al 93.69% de la extensión total, al igual que en las microrregiones oriente y occidente, la región norte pasó por un proceso de conversión de la vocación productiva, solo que, los resultados de este proceso se han vuelto palpables más rápido debido a las características particulares de la nueva vocación productiva.
En Aután, al igual que en prácticamente toda la microrregión norte, el cultivo principal era el tabaco, que se producía en prácticamente toda la llanura costera del estado, sin embargo, a partir de que el Estado comienza a aplicar las políticas de apertura comercial y desregulación económica en el país, y en específica a las actividades del campo, la zona tabacalera en Nayarit comienza a tener retrocesos y entra en una etapa de decrecimiento, que se prolongará hasta el año de 1990, cuando termina de ser desmantelada la empresa Tabamex S.A.
Desde la década de 1980 algunos de los ejidatarios comienza a cambiar sus actividades productivas hacia otros cultivos, principalmente hacia el frijol, de tal suerte que ya para el año 1990, solo el 31.34% de los ejidatarios en Aután se dedican a la producción de tabaco, ya inclusive para este año, el 47.76% de los ejidatarios siembran frijol, por lo que el proceso de conversión de la vocación productiva es notoriamente más acelerado durante el periodo de análisis contemplado en este estudio, como se expone en el gráfico 60.
De la misma manera, el comportamiento del volumen de la producción presenta una relación de incremento del frijol y decremento del tabaco (gráfico 61), sin embargo, hacia el año 2010 se percibe un claro decremento en la producción de frijol.
La perspectiva de los ejidatarios sobre los factores que limitan su actividad productiva es muy clara, se enfrentan con dos factores primordiales, un mayor costo de los insumos que les dificulta llevar a cabo sus actividades productivas y eleva sus costos de producción considerablemente, expresado por el 92.54% de los ejidatarios encuestados, y un menor apoyo del Estado, específicamente al dejar de implementar los precios garantía para los granos básicos y al desarticular la Conasupo que les compraba los granos, mencionado en un 76.12% de  los casos, de ello que el 32.84% considere que ahora la venta del producto es más difícil, de acuerdo con el gráfico 62.
En contraparte, respecto de los factores que potencian su actividad económica, la perspectiva de los ejidatarios atañe a la aplicación de mejores técnicas de producción, que, aunque más costosas, les permite elevar la productividad de su tierra y obtener mejores cosechas, expresado por el 23.88% de los ejidatarios, mientras un 10.45% manifiesta que es más sencillo vender ya que los intermediarios vienen a comprarlo directamente, expuesto en el gráfico 63.
La reinversión de capital que deben hacer los ejidatarios de Aután para mantener sus actividades productivas es muy alta, el 41.79% reinvierte más del 70% del capital que genera con su actividad productiva, y otro 34.33% reinvierte entre el 50 y el 70% del capital, es decir, más de la mitad del capital generado es utilizado solo para poder repetir el ciclo del capital, quedando el resto para satisfacer sus necesidades humanas, menos de la cuarta parte de los ejidatarios puede reinvertir entre el 25 y el 50% del capital que genera, lo que le permite mantener una cuota de plusvalía un tanto más alta (gráfico 64).
En efecto, los costos de producción del frijol son muy elevados en comparación con el volumen de producción que genera, en promedio, una hectárea sembrada con frijol produce una tonelada, puede llegar hasta tonelada y media y en algunos casos alcanzar las dos toneladas, pero también las variaciones hacia abajo son grandes, ya que puede generar solo entre 400 y 500 kilos por hectárea, lo que lo hace un cultivo muy volátil, y por lo tanto, muy riesgoso en comparación con otros productos.
La situación para los agricultores dedicados a la producción de frijol no ha sido nada sencilla, en general, se perciben más aspectos negativos respecto de la agricultura como actividad económica, otro aspecto relevante en este sentido es la percepción respecto de la rentabilidad de la agricultura para los ejidatarios de Aután, la cual a lo largo del periodo 1990 a 2010 ha sido cada vez peor, de acuerdo con el gráfico 65, hacia el año 2000, en comparación con 1990, el 80% de los ejidatarios manifiestan haber tenido menor rentabilidad, un 16.36% perciben una rentabilidad igual, y solo el 3.64% de los ejidatario manifestaron percibir una mayor rentabilidad de su actividad productiva, esta tendencia se mantiene e incluso se intensifica hacia el año 2010, el 87.69% de los ejidatarios manifiesta que su actividad económica es menos rentable.
Ante esta perspectiva de crisis del campo para los ejidatarios, y de la desprotección manifiesta por parte del Estado a los agricultores, paradójicamente, el Estado tienen una mayor cobertura en cuanto a los apoyos destinados a los agricultores, por lo menos para el ejido de Aután, de una cobertura del 53.45% de los agricultores encuestados durante el periodo 1990 – 2000, pasó a una cobertura del 80.60% durante el periodo 2000- 2010, expuesto en los gráficos 66 y 67.          
Así mismo la frecuencia de apoyo a los ejidatarios beneficiados aumentó, la mayoría de los ejidatarios beneficiados en la primera década del periodo analizado recibieron el apoyo de una a tres ocasiones, mientras que en la segunda década del periodo, la mayoría de los beneficiados recibieron apoyo del estado entre cuatro y seis ocasiones, datos expresados en los gráficos 68 y 69.
Para esta microrregión norte, la mayoría de los apoyos otorgados por el Estado durante el periodo analizado fueron de tipo económico (72.22%), mientras que un 25% recibió materiales, maquinaria o insumos para la producción y solo un 2.78% de los apoyos fue a través de subsidios (gráfico 70).
El Estado apoya a mayor cantidad de ejidatarios que hace veinte años, sin embargo la percepción es que cada vez hay un menor apoyo del Estado para los agricultores, y en general para las actividades del campo, esto se explica porque la desregulación ha sido desde la década de 1980 la estrategia del Estado mexicano para abrir las fronteras nacionales al libre mercado, dejando de intervenir en las actividades económicas, específicamente las actividades primarias y la industria; como agente económico, el Estado se desligó de la agricultura a pesar de ser un sector estratégico debido a que es el pilar de la alimentación para el país, los apoyos que otorga el Estado a los agricultores son paliativos que permiten que no desaparezcan, pero las transferencias de capital que realiza el Estado finalmente no son en beneficio del ejidatario, sino que en realidad esas transferencias de capital favorecen a los intermediarios que controlan, como se explicó en el capítulo 3, los canales de comercialización y distribución de los productos del campo.
Además de la alta dependencia que presenta esta microrregión respecto de los apoyos del Estado, también hay una alta dependencia de los capitales financieros, el 65.67% de los ejidatarios dependen de los préstamos que las cajas solidarias y las financieras rurales les otorgan para poder iniciar el ciclo del capital (gráfico 71), sin estos apoyos el ejidatario no podría comenzar sus actividades productivas, sin embargo la situación del crédito para los agricultores no es muy favorable, el panorama es desalentador, es fácil caer en la cartera vencida, debido a la alta volatilidad del frijol en dos aspectos, la productividad que puede ser muy fluctuante y depende de muchos factores externos, principalmente las condiciones climatológicas extraordinarias que afectan fácilmente la siembra, y por otro lado el precio, que también puede ser muy fluctuante, si bien, el kilo de frijol puede llegar a un precio de hasta catorce pesos por kilo, que les ha dejado muy buena cuota de plusvalía al ejidatario, también es cierto que la mayor parte del tiempo el precio del frijol es muy bajo, llegando a costar hasta cuatro o cinco pesos por kilo en los últimos años, un precio que para muchos ejidatarios, está incluso por debajo de sus costos de producción.
Finalmente, de los ejidatarios encuestados, el 20.9% participa en algún tipo de organización social para la producción y/o venta del producto, de esta fracción que se agrupa para realizar sus actividades económicas, el 85.71% lo hace en sociedades de producción rural, y el 14.29% en grupos no constituidos legalmente.
En esta microrregión no hay actividad turística, a pesar de los recursos naturales con los que cuenta y los paisajes que posee, no hay un atractivo turístico aparente que conlleve la existencia de actividad turística, quizá la única localidad donde de manera intermitente llegan turistas es en Chacalilla, visitada por algunos turistas dedicados a la observación de aves, sin embargo en esta región no se encuentran hoteles ni servicios turísticos complementarios, por lo que son las actividades económicas del sector primario la base de la dinámica económica de esta microrregión.

7.4.- Microrregión Sur

La microrregión sur se compone de la localidad urbana de Jalcoctán y 16 localidades rurales, presenta altitudes que van de los cuatro a los 440 metros sobre el nivel del mar, viven en este espacio 8,144 habitantes, de los cuales se conoce que 4,205 son hombres y 3,916 mujeres, información presentada en la tabla 13.
El uso del suelo se destina para la actividad agrícola, en esta microrregión la vegetación principal presente es de selva mediana subcaducifolia, bosque de encino y pastizal. La principal actividad económica en esta microrregión es la agricultura, pero también hay actividades comerciales y turísticas (XXIX Ayuntamiento de San Blas, 2011).
El Llano es el ejido donde se realizó el trabajo de campo para esta microrregión (figura 11), fundado en el año 1936, participan 132 ejidatarios y tiene una extensión de 2,200 hectáreas, de las cuales 60 son de uso común, solo 250 hectáreas tienen acondicionamiento para el riego y alrededor de 4 hectáreas componen el asentamiento humano 4.
En El Llano se encuestaron a 45 ejidatarios, en este ejido el origen del capital se dio por dos vías principalmente, una a partir de las inversiones privadas realizadas por los mismos ejidatarios (57.78%) y por transferencias de  capital a través de financiamiento hecho por el Estado que se da en un 24.44% de los casos, como se aprecia en el gráfico 72.
La superficie aprovechada para las actividades productivas del campo es limitada en comparación con el total de superficie disponible que tienen en total los ejidatarios encuestados, ya que se utiliza solo un 66.19% de la superficie disponible, la principal razón es porque gran parte de la extensión territorial del ejido ha sido declarada reserva natural, lo que les impide realizar actividades humanas en estos espacios.
Durante el periodo analizado, el ejido El Llano vivió un proceso de cambio en su vocación productiva, al igual que los ejidos de las demás microrregiones del municipio, la microrregión sur es tradicionalmente, una zona productora de plátano, aunque también se produce limón y mango, durante la década de 1980 inició un proceso de conversión debido al interés de los ejidatarios por cultivar otros productos, en esta región y en este ejido en particular, la yaca es el producto que sustituyó al plátano, a decir por los ejidatarios, comienza la producción de yaca debido a que un turista estadounidense que se queda a residir en El Llano introduce la planta en el ejido y convence a algunos ejidatarios de producirla, cuando se dan cuenta que da muy buenos resultados es cuando la mayoría se comienza a interesar por cultivar este producto, el producto principal producido por los ejidatarios entonces comienza a reflejar una relación de incremento de la yaca y decremento del plátano, comportamiento expuesto en el gráfico 73.
De la misma manera, el volumen de la producción de la yaca se incrementa y alcanza niveles de producción por encima de los logrados con la producción de plátano, de acuerdo con la información expuesta en el gráfico 74.
Al igual que el plátano, la yaca da fruto durante todo el año, siendo un periodo de cinco meses en lo que se produce de manera más intensa, las diferencias con el plátano que hace más conveniente la producción de yaca son dos: el precio y el volumen de producción, en cuanto al primero, la yaca tiene un precio entre 6 y 8.5 pesos por kilo, mientras el plátano se paga entre 80 centavos y tres pesos, y en cuanto al volumen de producción, una hectárea de yaca puede dar en promedio de 15 a 20 toneladas de fruto, mientras el plátano por lo regular da entre 7 y 14 toneladas por hectárea.
Es una generalidad el percibir la actividad económica de los ejidatarios en El Llano cada vez más rentable, durante el periodo 1990- 2000 el 62.79% de los ejidatarios consideraron más rentable su actividad económica, y durante el periodo 2000- 2010, el 77.78% de nuevo catalogó como más rentable su actividad económico (gráfico 75); y es que, al ser un producto de exportación, igual que el mango, la yaca les ha significado mejores resultados por el precio al que ésta se cotiza, y a diferencia del mango, la Yaca todavía puede producir un poco más de volumen que el mango, y su precio es mejor, ya que además se paga por kilo y no por caja, como es en el caso del mango.
Entre los factores que los ejidatarios consideran que potencian su actividad económica, expuesto en el gráfico 76, destaca la mención de una mayor facilidad para vender el producto, expresado por el 84.44% de los ejidatarios, y es que explican que los intermediarios les compran a buen precio, vienen por el producto al ejido y estos intermediarios se encargan de exportar el producto, además, el ejido se organizó y puso su propia empacadora, donde la mayoría de los ejidatarios se asociaron y conjuntan su producción y de allí sale, por lo que venden en grandes volúmenes y eso les permite realizar mejores tratos comerciales con los intermediarios, el segundo factor de importancia es el aumento del precio del producto, que se da por el cambio de vocación productiva y el aumento del volumen de producción logrado por el ejido, al producir grandes volúmenes es más atractivo para los intermediarios.
Por el contrario, respecto de los factores que limitan su actividad económica, la coincidencia general es la falta de apoyo del Estado para los ejidatarios (gráfico 77), la percepción general es que el Estado aplica políticas que les afecta lejos de aquellas que les puedan beneficiar, no tienen fuente de financiamiento por parte del Estado, un apoyo que consideran de los más importantes que solía ofrecerles.
En cuanto a la dependencia externa, la única vía por la que se da es a través del financiamiento precisamente, los agentes externos que participan de este proceso son las cajas y financieras rurales de la iniciativa privada, la cual tiene incidencia para el 37.78% de los ejidatarios; el porcentaje es alto, aunque no tan alarmante como en las regiones oriente y norte del municipio.
En el gráfico 78 se pueden ver el porcentaje de reinversión de capital para las actividades productivas, la cual parece ser también más estable, el 84.44% de los ejidatarios reinvierte entre el 25 y el 50% del capital que genera con su actividad económica.
El hecho de que las reinversiones de capital que realiza la mayoría de los ejidatarios sea de entre el 25 y el 50% del capital generado, y aun así el 37.78% recurra al financiamiento se explica precisamente por la finalidad última del ejidatario como agente económico, que no es la acumulación de capital, sino la reproducción material de su vida, responden la modelo de reproducción simple del capital, y al utilizar la plusvalía generada para satisfacer sus necesidades humanas, al final muchos tienen que recurrir al financiamiento para poder repetir el ciclo de capital, ya que la plusvalía generada no les es suficiente para reproducir su vida material y repetir el ciclo del capital.
En El Llano, como en las demás microrregiones, la perspectiva respecto del apoyo del Estado es que éste se ha deslindado de sector agrícola, sin embargo, aquí también la cobertura de apoyo es mayor, mientras que durante el periodo 1990- 2000 solo un 20.45% de los ejidatarios recibieron algún tipo de apoyo por parte del Estado, para el periodo 2000- 2010 se incrementó, lográndose una cobertura de apoyo del 47.73%, respeto del tipo de apoyos que se reciben, en el gráfico 79 se puede apreciar que la mayoría son de tipo económico, provenientes del programa procampo.
La organización social para la producción o venta en el ejido El Llano es la más alta que hay en todas las regiones, la modalidad de asociación es a partir de las sociedades de producción rural, además de estas sociedades, la empacadora de yaca aglutina a gran parte de los ejidatarios, y recibe el producto de todos los que quieran vender a través de ella, aunque existen otros grupos que producen y venden por diferentes canales; en este ejido el 91.11% de los ejidatarios están organizados en algún grupo, lo que también abona al hecho de no depender tanto de agentes económicos externos, principalmente aquellos que inciden en la parte del financiamiento para la producción.
En cuanto a la parte turística, en esta región sur se ubica solo el 9.67% de los hoteles con categoría turística en el municipio, esta región es visitada primordialmente por turistas nacionales, el turismo que se realiza en esta región es de tipo convencional, las actividades ecoturísticas son muy escasas.
El Llano es un ejido que está de paso entre el centro turístico que representa San Blas y los centros turísticos del sur del estado de Nayarit si uno se desplaza por la carretera costera federal número 200, esto ha propiciado que en El Llano se realizan actividades comerciales, se ofrecen productos a los turistas y viajeros en general que se desplazan por esta carretera y atraviesan este punto, no es que sea una actividad turística propiamente ya que los turistas no suelen desplazarse a este lugar específicamente para realizar compras, y no hay infraestructura hotelera que permita la pernoctación en este sitio, sin embargo la venta de productos locales como la yaca, el plátano y derivados de éstos (pan, mermeladas, dulces, bebidas, etc.) es una actividad importante en la localidad, que de manera indirecta pues, se relaciona con la actividad turística.

1 La información fue proporcionada por el comisariado ejidal de Huaristemba.

2 La información fue proporcionada por el comisariado ejidal de San Blas.

3 Información proporcionada por el comisariado ejidal de Aután.

4 Información proporcionada por el comisariado ejidal del ejido El Llano.