LOS CÓDIGOS DE BUEN GOBIERNO EN ESPAÑA Y EN EL MUNDO

LOS CÓDIGOS DE BUEN GOBIERNO EN ESPAÑA Y EN EL MUNDO

Miguel Díaz Llanes (CV)
Universidad Pablo de Olavide

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PAPEL DE LOS DISTINTOS PARTICIPANTES EN EL MERCADO

En el mercado de valores actúan y se superponen autoridades políticas, emisores, intermediarios, asesores e inversores. Sus intereses y funciones son distintas y a veces pueden colisionar1 . Quizás los puntos de fricción se notan más entre los emisores y operadores y gestores del mercado por un lado; entre los intermediarios e inversores finales por otro; también entre los gestores de mercado y los inversores; y por último entre los emisores y los inversores. Y por encima de todos ellos deben y tienen que estar las administraciones públicas y sus organismos de supervisión.
En el ámbito de la Comisión Europea se aprecia una voluntad de definir y perseguir los delitos relacionados con las cuestiones financieras, pero la limitación en la imposición de sanciones penales, que se reserva a los Estados miembros, reduce la eficacia y la eficiencia de tan nobles deseos.
A nivel nacional el seguimiento y control de las actividades de insider trading se encuentra en manos de la CNMV que al no tener capacidad sancionadora penal dificulta la aplicación de una normativa que se ha vuelto lenta, leve, laxa y por ello ineficiente. El modelo de la SEC norteamericana sería más efectivo. Ante esta realidad se ha optado en España por la autorregulación y los Códigos de Buen Gobierno.
Por su parte los Intermediarios Bursátiles están sometidos a una operativa que busca la transparencia y el seguimiento de las operaciones pero que no impide operaciones extrañas como las que se producen en los lotes que se negocian fuera de mercado. Aquí la solución también pasa por la autorregulación y los códigos internos.
Los Analistas Financieros, que muchas veces coinciden y/o pertenecen al mismo grupo que otros participantes en el mercado deberían abstenerse de recomendar operaciones con empresas de sus grupos o de otros afines o vinculados por actividades de distintos tipos. Son una pieza fundamental en todo este entramado por la confianza y objetividad que deben presidir sus actuaciones. Al final ocurre en demasiadas ocasiones que no es así y sus recomendaciones suelen llevar el mismo signo. Mantienen posturas que a veces no se entienden. No es raro ver recomendaciones muy diferentes -comprar, vender, sobreponderar, infraponderar, mantener- para un mismo valor cuando teóricamente la información de la que disponen todos es la misma y a todos se le supone la pericia profesional suficiente. Muchas veces sus recomendaciones no permiten al inversor conseguir la rentabilidad media de títulos del Ibex-35. Aquí todo se deja a las regulaciones internas.
Los Emisores son considerados por algunos la pieza fundamental en todo este entramado y engranaje de intereses. Y todos estarán de acuerdo en el hecho de que las relaciones entre los emisores (empresas cotizadas) y los inversores son fundamentales. Tengamos en cuenta que las decisiones de los inversores se sustentan en la formación de unas perspectivas de precio para los títulos que quieren comprar y vender. En ese proceso se inscribe la información que emana de las propias empresas y que influirán en la acción de comprar-mantener-vender 2. La estrategia de comunicación de información relevante hacia los inversores y al mercado en general deberá tener presente los siguientes principios:
            A) Actualización sistemática del equity story.
            B) Consistencia y unicidad del mensaje.
            C) Determinación del sujeto, objeto, tiempo, lugar y forma idóneos de la comunicación.
            D) Frecuencia, segmentación y anticipación de la comunicación.
En la medida en que funcionen estas relaciones entre emisores e inversores a través del departamento correspondiente, la compañía está creando valor que será tomado en clave positiva por el potencial inversor. Dicho con otras palabras la transparencia y la ética crean valor.
Pueden surgir problemas en estas relaciones institucionales emisor-inversor. La consecuencia es el diferencial entre la percepción del mercado y la percepción interna del valor de la compañía. Y se manifiesta cuando la información es insuficiente, llega tarde, no reacciona rápida y correctamente ante determinados problemas de la compañía, del sector o del mercado; cuando se percibe falta de credibilidad en el mensaje y/o en la información; cuando los métodos de valoración son superficiales o poco consistentes; cuando la compañía enfoca mal el destinatario y/o la información.
Pero hay otro problema relacionado con la información emisor-inversor cuando las cuentas de la compañía difieren de su cotización. Aquí hay que ser muy cauteloso, muy preciso y muy ético para explicar lo que pasa en la empresa. Si no se hace estaríamos ante un valor especulativo con graves consecuencias para las empresas y para los propios inversores.
Esto no se puede improvisar. Tiene que haber una cultura interna que entienda que este tipo de comunicación es necesario. Tiene que haber una implicación de toda la compañía a todos los niveles. Al frente del departamento de relaciones con los inversores deben estar personas capacitadas y con feeling. El mismo debe tener el apoyo y los medios suficientes. Se debe planificar sus actuaciones. Se debe fomentar el diálogo. Se debe acceder al inversor a través de diferentes medios. Las relaciones con los analistas, periodistas económicos, intermediarios, etcétera deben ser periódicas, honestas y con feed-back. Se debe estar abierto a cualquier cambio o contingencia y actuar con flexibilidad. No se deben usar los medios de comunicación vía patrocinios y/o publicidad como altavoz de intereses que colisionen con los de los inversores.
Por último hablar de Internet como una herramienta importantísima. No debe ser sólo el lugar donde se cuelguen fotocopias o copias de información suministrada a otros colectivos. Debe ser realmente interactivo debe incluir estudios y análisis variados, debe informar de la empresa, pero sin caer en la autocomplacencia, … y debe ser el lugar donde la empresa reconozca sus errores y donde conocer sus alternativas.
Las empresas e instituciones suelen contar con medios para luchar contra los fraudes tradicionales en el interior de las mismas3 al ser reconocido como tales. No obstante existen otros comportamientos indebidos que, generalmente, no se suelen considerar a pesar de los daños que causan. Tal es el caso de trabajar con un rendimiento inferior al normal; aprovecharse de la confianza de jefes y/o compañeros para lucrarse; pluriempleo; aceptar sobornos para conseguir permisos, concesiones, etc.; usar información privilegiada; …
Aunque no se tenga conciencia de ello, las empresas deben tener en cuenta que estas actuaciones son un fraude en mayor o menor grado, y como tal se deberían erradicar. Y en ese cometido tiene un papel importante la existencia de controles internos, y que los trabajadores lo sepan. Pero el sistema falla, lo que impide erradicar las prácticas lesivas para las empresas realizadas por sus propios operarios incluidos, sus ejecutivos.
Otro papel es el que pueden desarrollar las auditorías externas, aunque dicho sea, su grado de efectividad es bajo, y ello porque:

  1. Revisa la contabilidad de forma parcial (no exhaustiva a la totalidad de las cuentas).
  2. Es de carácter anual, aunque algunas auditoras prestan otros servicios profesionales a las sociedades.
  3. Su objetivo es cumplir con lo que marca la ley y no con lo que beneficia a la empresa. Aquí, con el último código español, se introduce la necesidad de que el auditor informe al consejo de administración de los riesgos para la empresa que han detectado en sus trabajos. No están obligados los auditores a denunciar las irregularidades que detecten directamente ante la Administración Pública.
  4. Son caras, con lo que algunas empresas puedan optar por minimizar sus costes.

Por ello hay quienes defienden el papel de la Auditoria Interna, al poder encargarse de más asuntos además de los contables; ser continua; ser independiente de los requisitos legales; poder aportar ideas para la mejora de los controles internos; y el coste ya está incluido en la cuenta de resultados. Su gran problema está en que los ejecutivos de la compañía no le den plenos poderes, o poderes suficientes a los auditores internos, y no se les permita abarcar todas las facetas de la empresa y actuar independientemente. No obstante el último código español sienta las bases para un mayor protagonismo de la auditoría interna.
Luchar contra la corrupción, a menos en España, es luchar contra una forma de actuar que no está mal vista por la sociedad, sino incluso bien. También hay que decir que el objetivo tiene que ser eliminar la corrupción, no reducirla. Dicho en otros términos, las empresas deben hacer una apuesta clara, decidida y total contra estas prácticas.
Y cruzando el Atlántico la Comisión Treadway, sobre información privilegiada en Estados Unidos, ponía de manifiesto que “el entorno corporativo tiene una importancia capital en la prevención del Fraude Contable”. Y se sustenta en el hecho de que si se trata el problema de forma laxa, en un ambiente relajado y poco ético en la sociedad y en la alta dirección de la propia empresa, será difícil que impregne a toda la organización4 .
A los miembros del consejo de administración hay que exigirles actuaciones que no vayan encaminadas a su brillo y enriquecimiento personales, sino a la mejora de la empresa. Expresiones como audaz, mago de las finanzas; tiburón de los negocios, empresario del año; equipo homogéneo; rey Midas; visión en momentos turbulentos;  … pueden encubrir simple y llanamente fraude a sus propias empresas.
Se suele manifestar en la elección de consejeros amigos camuflados de independientes, negocios con empresas amigas cuando no familiares, inversiones y operaciones de compras de dudosa utilidad y rentabilidad, escindir una empresa entre otras varias, unir varias empresas filiales en un holding, etc. Y lo último, guardar en un cajón informes de auditoría y control interno que dejan al descubierto determinadas actuaciones.
Quizás los códigos de buen gobierno pueden ser un buen camino. Pero su voluntariedad y su cumplimiento parcial, descafeinado, encubierto e interesado reducen de forma importante su utilidad.
Semejantes consideraciones podrían hacerse de los códigos externos, sectoriales y profesionales. Porque el problema es que si las personas que ordenan la redacción de los códigos y su aplicación no tienen intención, ni interés real para acabar con el problema, la situación no se reconducirá. Los códigos no profundizarán todo lo posible, y se desconoce cómo se aplicarían.
¿Qué hacer?
Llevar comportamientos deshonestos a la ley es muy complejo no porque no entendamos que sean deshonestos sino porque es difícil definirlos. Hay un dicho de que en España hay “mucho fraude y poca cárcel”.
Todos los esfuerzos son pocos para combatir este fraude en las empresas. Por ello se debería:

  • Reforzar los controles internos, con una comisión de auditoria interna fuerte.
  • Tener una política de personal adecuada y continuada en el tiempo.
  • Erradicar la corrupción a todos los niveles.
  • Perseguir la gestión no diligente.
  • Implantar códigos de conducta específicos y obligatorios.
  • Aplicar las normas de forma ejemplar.
  • Y, aunque no se diga, transparencia e información suficiente, útil y permanente.

Y todo ello porque “la ética no se puede positivizar”.

1 De Mora Gil-Gallardo, José Luís y Ibáñez Jiménez, Javier Wenceslao. (2002). Conductas profesionales y conflictos de intereses en el mercado de capitales. Capítulo del libro Ética y Mercado de Valores. Marcial Pons. Páginas 119-130. Madrid.

2 Blanco Bermúdez, Francisco e Ibáñez Jiménez, Javier Wenceslao. (2002). La ética en el ámbito de las relaciones entre emisores e inversores. Capítulo del libro Ética y Mercado de Valores. Marcial Pons. Páginas 155-178. Madrid.

3 Fernández-Sanguino Fernández, Julio. (2001). “La ética y los controles en las empresas”. Papeles de Ética, Economía y Dirección. Número 6. Madrid.

4 Monterrey Mayoral, J. (1988). “El informe de la Comisión Treadway sobre la información financiera fraudulenta en Estados Unidos. Técnica Contable. Noviembre 1988. Página 511. Madrid.