POL�TICA INDUSTRIAL, CLÚSTERES Y PARQUES TECNOLÓGICOS: LA EXPERIENCIA RECIENTE DE MÉXICO

3.2.- Parques Tecnológicos

El movimiento de parques tecnológicos comenzó fomentarse en el empalme del año 1947 y 1948 en los Estados Unidos, mientras que similar período comenzaron a tener creciente difusión las concepciones relativas a la importancia de las economías de aglomeración y las propuestas de polos de desarrollo regional de la autoría F. Perroux. Es decir, que las propuestas originales de creación de los parques tecnológicos, surgieron muy vinculadas al desarrollo del tema de los clústeres.
Los pioneros en el desarrollo del concepto de Parque Tecnológico o Científico,1 lo constituyó la Universidad de Stanford en California en 1949. Fruto de la creación del parque tecnológico se formalizó posteriormente el desarrollo del Silicon Valley, que continúa representando en la actualidad uno de los principales emporios de empresas de alta tecnología a escala mundial, al agrupar más de 400 empresas de estas características.2 Esta elevada concentración de empresas de estas particularidades marca la pauta del desarrollo científico y tecnológico en los Estados Unidos de América.
Los resultados alcanzados en la experiencia de Silicon Valley, sirvieron de referente obligado a escala internacional y en consecuencia adquiriera cierta fuerza el proceso de creación de los parques tecnológicos, al ser identificados los mismos como un mecanismo que facilita la difusión, la transferencia de tecnología e incentiva la innovación y representar también un instrumento de desarrollo regional.
Los resultados aportados por la experiencia de Silicon Valley condujeron a que fines de los años setenta del pasado siglo, en Europa se produjera la rápida proliferación de los parques científicos y tecnológicos. No obstante, resulta oportuno indicar que con anterioridad ya se habían desarrollado las experiencias de las ciudades innovadoras, cuya característica principal fueron: la concentración de funciones políticas, productivas y tecnológicas. En esta caracterización se insertan los experimentos realizados bajos la denominación de París Ciudad Científica, el área de Múnich en Alemania y con similar definición en Londres. Con posterioridad se sumaron con sus especificidades a este tipo de proyectos: la ciudad de Toulouse como ciudad especializadas en la industria aeronáutica, devenida con posterioridad en un polo regional de elevación de la competitividad, iniciativa de aglomeración de  empresa que puede entenderse como la versión actualizada de los polos de desarrollo regional de F. Perroux. 3
El proceso de creación de los parques tecnológico en Europa se sustentó también en la concepción de no concebirlos, sólo como un simple mecanismo que estimula innovación y/o la aglomeración empresas de alta tecnología, sino también como un factor que incentiva el desarrollo científico y tecnológico, en paralelo, el desarrollo económico del país.
En América Latina, respectando sus especificidades en términos desarrollo y el diferente grado de prioridad que se le concede a las políticas de ciencia y tecnología, comenzó la introducción de los parques tecnológicos desde mediados de los años ochenta; aunque este proceso adquirió su mayor profusión a principios de los noventa. Una de las experiencias pionera lo constituyó la fundación en 1986 del Parque Tecnológico da Universidad de Brasilia, a partir de esta experiencia se extiende la creación de los parques Argentina, Chile y más recientemente en México.
El resto de las naciones de América Latina y el Caribe se han formalizado otras variantes para incentivar el desarrollo tecnológico; en la que se han explorado atendiendo a sus particularidades la formalización de parques tecnológicos y científicos, 4 e incluso en casos específicos se ha tratado de institucionalizar espacio geográficos con similares características de las ciudades científicas europeas. Sin embargos, estos esfuerzos no han derivado en que la región se caracterice por la presencia de regiones con elevadas concentraciones de empresas de alta tecnología como ha ocurrido en las economías de mayor desarrollo relativo.
La creciente profusión de los parques tecnológicos a escala internacional nos permite identificar un grupo de características que pueden concebirse como comunes, con independencia de los aportes realizados en cada país.

En sentido general, los Parques Tecnológicos (PT) se caracterizan también por promover el desarrollo y creación de PyMEs locales innovadoras y de alta tecnología; aunque, debe existir previamente un mínimo de capacidades empresariales y tecnológicas en el tejido productivo de la región, es decir, empresas e instituciones que cooperen entre sí, el aprovechamiento de las capacidades académicas y la existencia de una cierta cultura empresarial innovadora.
La Asociación Internacional de Parques Tecnológicos concibe a éstos, como una organización gestionada por profesionales especializados, cuyo objetivo fundamental es incrementar la riqueza de su comunidad, promoviendo la cultura de la innovación y la competitividad de las empresas e instituciones generadoras de saber, instaladas en el parque o asociadas a él. A tal fin, un Parque Científico estimula y gestiona el flujo de conocimiento y tecnología entre universidades, instituciones de investigación, empresas y mercados; impulsa la creación y el crecimiento de empresas innovadoras mediante mecanismos de incubación y de spin-off, proporciona otros servicios de valor añadido y representa un espacio con instalaciones de gran calidad.5
La creciente relevancia adquirida por los Parques Tecnológicos a escala internacional, ha permitido corroborar en la práctica, su capacidad para promover la innovación, la transferencia de conocimientos y la generación de nuevas tecnologías, convirtiéndolos en un instrumento de desarrollo en que las universidades tienen un protagonismo preeminente como se puede apreciar en la siguiente Figura 10.
En el modelo que se describe en la figura anterior se ilustra cómo las capacidades de cada uno de los actores principales (gobierno, universidad y empresas) tienen un rol específico en el desarrollo regional, el cual responde a sus funciones específicas; sin embargo, para abarcar las múltiples aristas que comprende el desarrollo en las diferentes escalas y niveles resulta imprescindible generar sinergias de complementariedad entre sí. 
En este contexto, constituye un aspecto de creciente relevancia que las acciones de complementariedad puedan generarse por intermedio del fomento de un fuerte liderazgo de una de las instituciones indicadas, el cual debe contribuir a la creación de un clima de confianza mutua, que a la postre debe facilitar la formalización de esquemas de cooperación interinstitucional, sobre todo dirigidos a facilitar la incubación de nuevas empresas, a incentivar el emprendedurismo, la generación de tecnologías, conocimiento e innovación. Uno de las modalidades de asociatividad que puede facilitar la concreción de estos propósitos lo constituyen los Parques Tecnológicos (PT). 
La experiencia acumulada a escala internacional ha posibilitado corroborar que los PT constituyen una de las opciones con mayor capacidad, para promover el desarrollo económico regional apoyándose en el fomento de la construcción de clústeres, de hecho este aspecto constituye el sustento de la propuesta metodológica que se presenta en el capítulo IV de este libro, la cual está dirigida a perfeccionar rol de los PT y, en paralelo lograr su transformación en caso de México en un instrumento que facilite la formación efectiva de clústeres y en consecuencia pueda emplearse como un instrumento que contribuya a un mejor aprovechamiento de las potencialidades regionales.
El rol de los PT como instrumento del desarrollo regional y también facilitador de la creación de clústeres, se destaca por presentar los rasgos que a continuación se detallan: