RESPONSABILIDAD E IMPACTO AMBIENTAL EN UN TERRITORIO DEL ALTIPLANO MEXICANO. Análisis ambiental, sociodemográfico y económico

RESPONSABILIDAD E IMPACTO AMBIENTAL EN UN TERRITORIO DEL ALTIPLANO MEXICANO. Análisis ambiental, sociodemográfico y económico

José Isabel Juan Pérez, María del Carmen Magallanes Méndez, Raúl Juárez Toledo, Alfredo Ángel Ramírez Carbajal, Jesús Gastón Gutiérrez Cedillo, José Gonzalo Pozas Cárdenas, Irma Eugenia García López, José Emilio Baró Suárez, Adolfo López Suárez Arturo Vilchis Onofre, José Luis Olvera García
Universidad Autónoma del Estado de México

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EN BÚSQUEDA DEL DESARROLLO URBANO SUSTENTABLE

En términos económicos, el Premio Nobel John Hicks conceptualizó la sustentabilidad en 1946 al definirla como el capital natural o financiero que puede permaecer durante un período y aún ser un bien al final de dicho período (citado por Nasrin 2011). En 1991, Solow (citado por Nasrin, 2011), define a la sustentabilidad como “una obligación o norma de conducta hacia nosotros mismos para dejar al futuro las opciones y capacidades de tener bienestar como nosotros, y no satisfacer nuestras necesidades empobreciendo a nuestros sucesores”. Pearce (citado por Wheeler, 2004), afirma que la sustentabilidad requiere como mínimo mantener un monto constante del capital natural, mientras que Goodland (1995) define al desarrollo sustentable como “mantener el capital y los recursos naturales”.

El desarrollo sustentable permite el máximo consumo presente manteniendo el capital constate para su consumo futuro. Así, la siguiente generación debe recibir un capital agregado similar o superior al presente. Ésta es la regla denominada “del capital constante” o de sustentabilidad débil. Uno de los supuestos cruciales para la sustentabilidad débil es que la naturaleza es simplemente otra forma de capital, según los supuestos de la economía clásica.

Al relacionar el desarrollo sustentable con el desarrollo urbano sustentable, se entiende que éste, es la posibilidad de una población determinada para satisfacer las necesidades básicas de alimentación, salud, educación, trabajo, vivienda y cultura. Es crear un hábitat en un ambiente armónico, en el que se respete los derechos humanos de las personas, en donde no exista violencia, delincuencia ni contaminación, es decir un lugar racional y equilibrado en el que se respete la dignidad del ser humano, el ambiente, seguridad y el bienestar social. Con base en esta reflexión, no interesan los grandes edificios, las amplias y modernas carreteras, sino el desarrollo humano en un ambiente equilibrado y la preservación del entorno. Esto es posible a través de una planificación estratégica (desarrollo urbano sustentable) con instrumentación y ejecución de planes urbanos con sustento ecológico y aplicando los principios de equidad, fomento de servicios públicos, generación de fuentes de trabajo y concertación social con los promotores del desarrollo.

Por otra parte, la regla de sustentabilidad fuerte permite sustituir ciertas formas de capital por otros tipos, aunque de forma limitada. La sustentabilidad fuerte afirma que el capital natural crítico (capital natural no sustituible) no puede disminuir, y el resto del capital se tiene que mantener constante o aumentar (regla de sustentabilidad débil). Tanto en la sustentabilidad débil como en la fuerte se pretende que una generación deje la misma cantidad de capital a la próxima generación de lo que recibió de la generación previa, aunque hay un desacuerdo considerable sobre si la producción humana y el capital semi-natural pueden y deben ser sustituidos por el capital natural; ya que mientras el factor económico no posee un límite de eficiencia, el factor natural tiene un límite físico, aunque indeterminado. Además, la sustitución está limitada por el principio de los rendimientos decrecientes, y en el caso de los bienes finales es prácticamente imposible sustituir a los recursos.

En la actualidad el concepto de sustentabilidad se presenta como interdisciplinario, con un enfoque hacia la economía, la naturaleza, y la sociedad, debido a las características complejas e interdependientes de los sistemas sociales y naturales. Según Nasrin (2011), las tres bases de la sustentabilidad establecen lo siguiente:

1) Sustentabilidad económica: se enfoca en la porción de los recursos naturales que proveen los recursos físicos, renovables y no renovables. En términos económicos se describe como el “mantenimiento del capital”, donde este último debe ser entendido como el generado por el hombre.

2) Sustentabilidad ecológica: enfatiza los recursos físicos del proceso de producción, por ejemplo, la atmósfera, agua, suelo, como soporte ambiental para la vida. La capacidad de servicio del ambiente debe ser mantenida para apoyar la sustentabilidad económica y social, por lo tanto el daño del ambiente por actividades humanas irreversibles es incompatible con la sustentabilidad ecológica.

3) Sustentabilidad social: exalta el desarrollo humano como objetivo primario del desarrollo sustentable. La sustentabilidad ecológica, o el mantenimiento del sistema natural de soporte vital, es el pre-requisito predominante de la sustentabilidad social.

Independientemente, de la diversidad de conceptos de sustentabilidad, lo común entre todas, consiste en que se enfocan en la protección del ambiente, el bienestar económico y social. En este sentido, cualquier actividad que no sea social, ecológica, o económicamente viable, no será sustentable. El tiempo es un factor importante en la sustentabilidad, ya que generalmente se hace énfasis en el largo plazo.

Ostrom (2005), establece que un paisaje es ecológicamente sustentable si: 1) la estructura del paisaje soporta los procesos ecológicos requeridos para las generaciones presentes y futuras, 2) el paisaje puede cambiar sin perder sus procesos y recursos clave, y 3) los agentes locales están involucrados en los procesos de decisión sobre las funciones y mosaicos del paisaje.

La operacionalización del desarrollo sustentable se logra con el aprovechamiento sustentable, que se define en el Artículo 3°, inciso III, de la LGEEPA (Última Reforma DOF 14-01-2014) como: “La utilización de los recursos naturales de manera que se respete la integridad funcional y las capacidades de carga de los ecosistemas de los que forman parte esos recursos, por periodos indefinidos”.

La eficiencia de la sustentabilidad del desarrollo urbano de ciudades, según Camagni (2004), alude a la sustentabilidad local en el sentido de ser valorada por sus efectos sobre las colectividades locales, respetando una restricción de no generación de contaminación insustentable sobre regiones cercanas y sabiendo que una ciudad encaminada en una dirección “localmente” sustentable es una ciudad que participa activamente en la reducción de los efectos globales negativos. En este sentido, la variable principal es el bienestar de la población local a largo plazo, vinculada con la prosperidad de la misma ciudad. Dicho bienestar debe estar en función del bienestar económico, físico y ambiental, incluyendo la preservación (actual y futura) de los recursos naturales existentes en una localidad, de los cuales la población, que habita en ella, se beneficiará de las externalidades positivas, generando por tanto, una mejora en su calidad de vida.

Un instrumento que puede coadyuvar al desarrollo urbano sustentable es La Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 7 de Junio del año 2013, en donde se expone la responsabilidad que debe tener el ser humano y la sociedad hacia los distintos componentes del ambiente.