LA MUJER EN LA OBRA PERIODÍSTICA DE EVA CANEL EN EL DIARIO DE LA MARINA (1918 – 1922)

LA MUJER EN LA OBRA PERIODÍSTICA DE EVA CANEL EN EL DIARIO DE LA MARINA (1918 – 1922)

José Antonio Ramírez Jiménez (CV)
Sergio Salazar San Martín

Universidad de Cienfuegos

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1.2 Contexto histórico a la llegada de Eva Canel a Cuba

Cuba se convirtió a partir del siglo XIX en uno de los países de mayor recepción de inmigrantes españoles. Existían en la Isla condiciones atractivas: mejores salarios, infraestructuras técnicas y de servicios más modernas, vivien­das con comodidades mínimas, posibilidad de educación para los hijos y, sobre todo, mayores potencialidades de movilidad social. Esta cuestión opera so­bre un sector de la población, generalmente el más afectado, y lo incita a emigrar. Entre los factores que incidie­ron en el incremento de la emi­gración, desempeñaron un papel esencial el crecimiento vegeta­tivo de la población por encima del promedio español, fenómenos de desindustrialización, excesi­va fragmentación de la propie­dad sobre la tierra, bajos jornales, crisis agraria,
Una característica fundamental de este modelo de emigración favorecida consistió en que, tan­to en el polo emisor como en el receptor, se eliminaron las tra­bas jurídicas y se instituyó una política destinada a favorecer los viajes. Paralelamente, los países destinatarios establecieron me­canismos de publicidad y recep­ción, y se potenciaron como factor de atracción las redes fa­miliares, parenterales o comar­cales, caracterizadas por estar relacionadas con núcleos de emigrantes "exitosamente" esta­blecidos. Resulta evidente que la región emisora tuvo muy en cuenta, para establecer una legislación favorable a la emigración, que éstos individuos o familias- man­tendrían lazos con sus familiares y amigos, lo que en términos eco­nómicos implicaba la recepción de remesas e incluso un eventual retorno al país, no sólo con las ri­quezas acumuladas lo cual sig­nificaba un importante trasvase de capitales, sino con la experiencia adquirida, que implicaba un desarrollo cultural, social y económico cualitativamente su­perior.
A todos los factores antes mencionados se suma por su importancia, el éxito logrado en la producción y exportación de azúcar, entre otros productos. Esta situación tendrá efectos prolongados hasta principios del siglo XX, siendo de gran influencia a la hora de analizar los escritos y definir las tendencias de la obra periodística Eva Canel en Cuba.
La etapa que sucede a la segunda ocupación, se caracteriza por la consolidación del dominio norteamericano en la economía y en la política de Cuba y por la agudización de muchos males que afectarán a una república de carácter burgués-latifundista hasta su desaparición. En esa etapa se produce un rápido crecimiento de las inversiones norteamericanas 1, que hacia 1915 dan alcance y sobrepasan a los capitales ingleses e inician un vertiginoso ascenso, sobre todo en la industria azucarera, que alcanza su mejor etapa entre 1925 y 1926. Si las inversiones yanquis en 1906 se calculaban en unos 160 millones de pesos, en 1914 llegan a 215 millones (1,3 veces más) y en 1925 ascienden a 1360 millones (6,3 veces más que en 1914).2
Entre 1914 y 1927 Cuba recibe 118 millones de pesos por concepto de seis empréstitos con casas bancarias norteamericanas, estando obligada a pagarles $170 800 000. Los bancos yanquis ganan en esas operaciones la suma de $59 800 000 a costa del tesoro nacional cubano. Con la expansión de la industria azucarera, los monopolios norteamericanos y la burguesía cubana, ligada a esa industria, necesitan mano de obra abundante y barata 3, sobre todo para las labores de corte y alza de la caña en los meses de zafra. 4
En la etapa de 1900 a 1925 se consagró la práctica de la corrupción política y administrativa. La primera se había manifestado ya con mucha fuerza en las primeras elecciones generales bajo la ocupación yanqui, con el fin de imponer a Estrada Palma como presidente; y éste la practicó después en 1905 para reelegirse. Esta lacra se expresaba en dos formas principales: tratando de ganar por el soborno o la presión el favor de los electores antes de los comicios, o burlando la voluntad popular después de expresada en las urnas5 .
Comenzando Menocal su período de gobierno, estalló la primera guerra mundial, que tuvo una gran repercusión económica y política en el país, «Vacas Gordas» y «Vacas Flacas». 6A causa de la guerra se liquidan prácticamente las cosechas de remolacha en Europa, por lo que crece considerablemente la demanda de azúcar cubana, y sus precios se elevan como nunca antes. Si en el año de preguerra, 1913, Cuba había producido 2 428 000 toneladas de azúcar y había aportado el 14,3% de la producción mundial, ya en 1916 subió a 3 000 000 de toneladas, el 18,48% del total mundial, y en 1919 llegaba a 4 000 000 de toneladas para cubrir el 26,6% del azúcar del mundo. Los precios del dulce, que en 1913 habían sido de 1,15 cts la libra, llegaron a 18,5 cts., en mayo de 1920. También aumentó considerablemente la explotación minera del país, sobre todo la de hierro y manganeso. La balanza comercial fue favorable para Cuba en esos años, ya que las exportaciones superaron sustancialmente a las importaciones. Los ingresos del Presupuesto de la República, que en 1913 fueron de $43 077 394, se elevaron en 1920 a $114 675 438.
Algunos reformadores sociales crean una llamada Asociación Cubana para la Protección Legal del Trabajo, se reúnen en torno a Menocal en los inicios de su mandato, y lo convencen de que auspicie un congreso obrero nacional con el fin de ganarse la simpatía de las masas laboriosas. El evento, financiado por el gobierno, tiene lugar en agosto de 1914, con la asistencia de 1 400 delegados de todo el país. Pero el hecho de que los gremios obreros pudieran elegir libremente a sus delegados, dio al congreso un carácter muy distinto al que pretendían sus auspiciadores.
Allí se abogó enérgicamente por una serie de demandas muy sentidas de los propios obreros, pero también de los campesinos, de los colonos cañeros, de las mujeres, del pueblo humilde en general. Entre las demandas se hallaban: jornada máxima de ocho horas de trabajo y derecho de huelga; leyes de accidentes de trabajo, de seguridad social, de protección a la niñez y a la mujer; medidas contra la importación de trabajadores, contra el desempleo y el alto costo de la vida, y en favor de la superación cultural de los trabajadores. Se reclamó una política de defensa de la economía nacional, prohibición de venta de tierras e inmuebles a extranjeros, anulación o modificación beneficiosa a Cuba del Tratado de Reciprocidad.
Pese al impresionante auge económico que vivió Cuba hasta 1920 y a los cuantiosos empréstitos, la obra de gobierno de Menocal fue mediocre. Se suspendieron numerosas obras iniciadas por José Miguel Gómez y se continuó la construcción de algunas carreteras, caminos, hospitales y escuelas. Corresponde a esta etapa la fundación en Cuba de los llamados «centros regionales», sociedades españolas de salud y recreación.
A inicios de la década de 1920 se gesta el movimiento feminista y se realiza en 1923 el primer Congreso Nacional de Mujeres, con representación de 31 organizaciones de femeninas del país. Reclaman el derecho al sufragio, la igualdad de derechos con el hombre, protección material y moral a la mujer en el trabajo, leyes de defensa de la infancia, y otras demandas que no eran tan radicales como las de obreros y estudiantes, pero que constituían un paso de avance en el camino de luchas de la mujer cubana.

1 Durante la gran expansión azucarera de 1915 a 1925, el capital norteamericano toma el control de varios sectores estratégicos de la economía cubana: además del azúcar, lo hace en la minería, los servicios públicos, la banca, la deuda externa, las tierras. Son los dueños casi absolutos de las empresas de electricidad, teléfonos, industrias energéticas varias (carbón, petróleo, alcohol); así como de la mayor parte de los ferrocarriles y fábricas de cemento, tabaco, conservas, etc.

2 López Civeira, Francisca. Cuba entre 1899 y 1959. Seis décadas de historia. pp 25

3 En 1913, el gobierno firma la primera autorización oficial para importar braceros antillanos, principalmente de Jamaica y Haití, los que son contratados y ubicados en las colonias cañeras en condiciones de semi-esclavitud: se les hacina en barracones insalubres, con salarios que no alcanzan ni para comer y en total desamparo. Esta inmigración se incrementa notablemente después de 1915, con el auge azucarero impulsado por la primera guerra mundial. Se calcula que de 1913 a 1925 entraron de esa forma al país más de 250 000 braceros haitianos y jamaicanos. Sacado de López Civeira, Francisca. Cuba entre 1899 y 1959. Seis décadas de historia. pp 33

4 López Civeira, Francisca. Cuba entre 1899 y 1959. Seis décadas de historia. pp 27

5 Muchos caciques políticos compraban los votos de la gente más necesitada, bien a cambio de dinero, o bien ofreciéndoles algún servicio indispensable: el ingreso en un hospital o en un plantel, la consulta de un médico o la adquisición de medicinas, una factura de víveres en un establecimiento y hasta los recursos para enterrar un familiar muerto.

6 Esta etapa de florecimiento económico es conocida como «la danza de los millones» o «las vacas gordas». Pero esa bonanza benefició principalmente a los monopolios y a los magnates azucareros, a los grandes comerciantes y a la banca, sobre todo a la norteamericana, no así a los sectores populares. Porque la guerra provocó también una drástica escasez de artículos de consumo y los comerciantes especulaban escandalosamente con los abastecimientos escasos. El costo de la vida aumentó en un 100%, mientras los salarios sólo subieron un 30%. Sacado de López Civeira, Francisca. Cuba entre 1899 y 1959. Seis décadas de historia. pp 34.